Gage Fleegle: Imitemos a Abrahán (Sant. 2:23)

“Para él todos ellos están vivos”.

¡Qué texto tan impresionante!

Jehová es “Dios […] de vivos”.

Para él la muerte no es un adiós, sino un “hasta pronto”.

Abrahán, Isaac y Jacob siguen vivos en la memoria de Jehová hasta que llegue el momento en el que los resucite.

Es un consuelo saber que los siervos fieles de Dios que murieron —entre quienes están nuestros seres queridos— volverán a la vida y, mientras llega ese momento, siguen vivos en la memoria infinita de Jehová.

Los resucitará en el tiempo fijado.

Cuando asistimos a un discurso de funeral, seguramente leemos Eclesiastés 7:2.

Ahí se nos recuerda que, cuando una persona muere, “los que están vivos deben reflexionar en eso”.

Dicho de otro modo, deberíamos meditar en nuestra vida, en qué estamos haciendo para tener un buen nombre ante Dios, para ser sus amigos.

Si tuvieras que dar el discurso de funeral de Abrahán, ¿qué dirías?

¿Cómo resumirías 175 años en 30 minutos, que es lo que dura un discurso de funeral, o en 10 minutos, si es un discurso como este?

Según la Biblia, Abrahán vivió desde el año 2018 hasta el 1843 antes de nuestra era.

En Isaías 41:8, Jehová llama a Abrahán “amigo”.

Así que 1.000 años después de su muerte, Abrahán seguía vivo en la memoria de Jehová.

Y también se le llama amigo en 2 Crónicas 20:7, escrito más o menos en el 460 antes de nuestra era, y en Santiago 2:23, escrito antes del 62 de nuestra era.

Para Jehová, Abrahán todavía sigue vivo.

¿Por qué?

¿Qué cualidades demostró?

¿Qué cualidades sobresalientes hicieron posible que Abrahán llegara a ser conocido como amigo de Jehová?

Vamos a descubrirlas y ver cómo imitarlas analizando tres momentos de la vida de Abrahán.

En primer lugar, Abrahán estuvo dispuesto a hacer sacrificios para servir a Jehová.

Por favor, busquemos juntos Hebreos 11 y leamos los versículos 8 a 10.

Dice: “Por la fe, Abrahán obedeció cuando fue llamado, y salió hacia un lugar que iba a recibir como herencia.

Salió aunque no sabía adónde iba.

Por la fe vivió como extranjero en la tierra de la promesa, como si estuviera en tierra extranjera.

Vivió en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, que eran herederos de la misma promesa que él.

Porque él esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, de la que Dios es diseñador y constructor”.

Como sabemos, Abrahán salió de Ur, una ciudad moderna y cómoda, y llegó a Harán, donde la gente vivía en casas de barro.

¿Será que la siguiente vez que se mudó se fue a vivir a un lugar más lujoso?

Pues la verdad es que no, a no ser que te guste dormir en el suelo mirando las estrellas.

Abrahán estuvo dispuesto a vivir en tiendas mientras esperaba que llegaran las bendiciones del Reino de Dios.

La verdad es que Abrahán no tenía casa, y eso quiere decir que Sara, su esposa, tampoco tenía casa.

Pero ninguno de los dos se amargó por hacer esos sacrificios.

El versículo 15 dice: “Con todo, si hubieran seguido pensando en el lugar del que habían salido, habrían encontrado la oportunidad de regresar”.

Para estos fieles siervos de Dios era mucho más importante su amistad con Jehová que llevar una vida cómoda.

¿Cuál es la lección?

¿Cómo podemos imitar a Abrahán?

Bueno, la vida en el servicio de tiempo completo está llena de sacrificios.

No vivimos en tiendas, pero se nos podría pedir que trabajáramos en otro departamento, en otro edificio, en otra sucursal… Hasta quizás nos pidan que hagamos horas extras alguna vez.

Jehová quiere mucho a los que, con alegría, están dispuestos a hacer sacrificios por él.

¿Cuál es la segunda cualidad de Abrahán que analizaremos?

La encontramos en Génesis 13:8, 9.

¿Qué pasó cuando Abrahán y Lot acumularon muchos bienes y sus rebaños eran tan grandes que ya no podían vivir juntos?

Veamos: “Así que Abrán le dijo a Lot: ‘Por favor, somos hermanos.

No debería haber peleas entre tú y yo, ni entre tus ganaderos y los míos.

Tienes a tu disposición cualquier parte del país, ¿no es verdad?

Separémonos, por favor.

Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha.

Pero, si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda’”.

¿Cuál es la lección?

Abrahán se esforzaba por buscar la paz.

Pensaba en los demás, y no en sí mismo.

No dijo: “Oye, Lot, escojo yo primero, que soy el mayor”.

No, le pidió a su sobrino que eligiera él primero porque Abrahán era generoso.

Lamentablemente, Lot eligió el fértil distrito del Jordán y se fue a vivir cerca de sus ciudades.

Luego puso su tienda cerca de Sodoma.

Y al final acabó viviendo en esa ciudad.

¿Qué hizo Abrahán cuando unos reyes que invadieron la zona se llevaron a Lot prisionero?

Encontramos la respuesta en el capítulo 14.

Leemos el versículo 14: “En cuanto Abrán se enteró de que su sobrino había sido capturado”…, ¿qué hizo?

¿Dijo: “Lo siento, Lot. Es tu problema.

Lo hubieras pensado antes de irte a vivir a Sodoma”?

No.

El relato sigue diciendo que “reunió a sus hombres adiestrados para pelear —318 siervos que habían nacido en su casa— y fue tras los invasores hasta llegar a Dan.

Durante la noche, Abrán dividió a sus siervos en grupos, y él y sus siervos los atacaron y los vencieron.

Él los persiguió hasta Hobá, que está al norte de Damasco.

De este modo, Abrán recuperó todos los bienes.

También recuperó a su sobrino Lot con sus bienes, así como a las mujeres y al resto de los cautivos”.

Abrahán estuvo dispuesto a hacer sacrificios para ayudar a Lot.

Desde el sur de lo que después sería la nación de Israel, Abrahán persiguió a los invasores.

Llegó a Dan, a Damasco, incluso más al norte, hasta Hobá.

¿Cuál es la lección?

¿Cómo podemos imitar a Abrahán?

¿Nos esforzamos por buscar la paz?

¿Pensamos primero en los demás?

¿O tendemos a pensar que por ser quienes somos merecemos un trato especial o asignaciones especiales?

¿Estamos dispuestos a ayudar a otros hermanos, aunque hayan tomado malas decisiones alguna vez?

No tenemos ninguna duda de que Jehová quiere muchísimo a los que demuestran las mismas cualidades que Abrahán.

Veamos la tercera idea.

Analicemos el relato en el que Abrahán demostró hospitalidad, que se encuentra en Génesis 18:1-8.

Este relato nos enseña que Abrahán siempre le dio lo mejor a Jehová.

¿Qué hizo Abrahán cuando lo visitaron tres desconocidos?

Versículos 2 y 3: “Cuando él levantó la vista, vio que a cierta distancia había tres hombres de pie.

Tan pronto como los vio, salió corriendo desde la entrada de su tienda a recibirlos, y entonces se inclinó hasta el suelo.

Luego dijo: ‘Jehová, si tengo tu favor, te ruego que no pases de largo el hogar de este siervo tuyo’”.

Cuando Abrahán vio a estos hombres —que en realidad eran ángeles materializados y estaban representando a Jehová—, salió corriendo a su encuentro.

Claro, a primera vista esto no parece muy destacable, hasta que recordamos que en este momento Abrahán tenía 99 años y hacía muchísimo calor.

¡Impresionante!

Cuando los visitantes aceptaron quedarse para que les trajeran agua y para comer “un poco de pan”, según dice el relato, ¿qué fue lo que hizo Abrahán?

Leamos los versículos 6 a 8: “Así que Abrahán fue enseguida a la tienda de campaña a buscar a Sara y le dijo: ‘¡Rápido!

Toma tres medidas de harina fina, amásala y haz unos panes’.

Luego Abrahán corrió adonde estaba el ganado, escogió un buen toro, joven, de carne tierna, y se lo dio a su sirviente, quien fue enseguida a prepararlo.

Después tomó mantequilla, leche y el toro joven ya preparado y les sirvió esta comida.

Entonces él se quedó de pie junto a ellos debajo del árbol mientras ellos comían”.

Para hacer los panes usaron “tres medidas de harina fina”.

Y, si vamos a la nota, vemos que cada una de estas medidas tenía más de siete litros.

Para los panaderos que están escuchando este discurso, eso es más de tres kilos de harina para hacer cada pan.

¡Imaginen el tamaño que tenían!

¿Qué más les ofreció Abrahán a sus invitados, a estos representantes de Jehová?

Dice el relato que “un buen toro, joven, de carne tierna”.

Quizás hemos comido alguna vez una buena porción de carne tierna con pan recién hecho untado en mantequilla… ¿Cuál es la lección?

Abrahán le dio a Jehová lo mejor que tenía.

¿Pero es esta la única vez que la Biblia dice que Abrahán le quiso dar lo mejor a Jehová?

No, el capítulo 22 nos cuenta que Abrahán estaba dispuesto a darle a Jehová a su hijo Isaac, a sacrificar a su querido hijo.

¿Qué aprendemos?

¿Le damos nosotros lo mejor a Jehová?

En nuestro servicio aquí en Betel, ¿qué le estamos ofreciendo a Dios?

¿Un buen toro joven, de carne tierna?

¿Pan recién hecho con mantequilla?

¿O algo menos sabroso?

En resumen, ¿qué vimos hoy?

Abrahán demostró con hechos su fe en Jehová.

Estuvo dispuesto a hacer sacrificios para servir a Dios.

Se esforzó por buscar la paz, puso en primer lugar los intereses de los demás y siempre le dio lo mejor a Jehová.

Si hacemos lo mismo, entonces, al igual que Abrahán, Isaac y Jacob, seremos amigos para siempre del “Dios […] de vivos”, nuestro Dios, Jehová.




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