Para alimentar a los miembros de la familia Bethel de todo el mundo, a diario se preparan miles de comidas. Claro, esto conlleva un gran esfuerzo, pero este no es el único alimento que se prepara en Bethel. También se elabora un banquete de platos exquisitos y vino fino, al que conocemos como alimento espiritual.
Jehová nos da ese alimento, cuyo ingrediente principal es Su Palabra inspirada. ¿Cómo podemos demostrar que lo apreciamos? Veamos. Abra su Biblia en Proverbios, capítulo 2, para leer los versículos 1 al 4. Proverbios 2, 1 al 4, dice... ...y das tu voz por el discernimiento mismo.
Si sigues buscando esto como a la plata y como a tesoros escondidos, sigues en busca de ello. Jehová no nos obliga a consumir el alimento espiritual. Apela a nuestra libertad de elección.
Si demostramos anhelo por sus enseñanzas, si nos esforzamos, si seguimos buscando, habrá recompensa. Una llave para poder descubrir tesoros escondidos y encontrar el conocimiento de Dios. Claro, para encontrarlo, crecer y madurar en sentido espiritual, debemos aprender a estudiar.
Por eso, en este programa veremos cinco puntos para sacar el máximo beneficio de nuestro estudio de la Biblia. El primer punto aparece en el versículo 1. Proverbios 2, versículo 1. Hijo mío, si recibes mis dichos. La mayoría de nuestra audiencia considera, al igual que nosotros, que la Biblia no es un libro cualquiera.
Lo aceptamos como lo que es la palabra de Dios. Ahora, tal vez digamos que aceptamos las enseñanzas de la Biblia, pero ¿lo demostramos en la vida? ¿Dejamos que la Biblia nos moldee? Mucho depende de nuestra actitud, de si aceptamos y aplicamos la palabra de Dios, que es como una llave de paso que puede cerrar o abrir el flujo del Espíritu Santo. Cuando estudie, abra bien la llave.
Deje que la Biblia sea parte de su vida. Así logrará que la palabra de Dios llegue hasta lo más hondo de su ser. Verá cambios que solo se pueden producir con el poder de la verdad bíblica.
Medite en cómo las enseñanzas de Jehová lo están librando del mal camino. ¿Cómo dice Proverbios 2:11, 12? Veamos cómo lograr esto cuando leemos la Biblia. Busque Deuteronomio, capítulo 17, versículo 16.
Usaremos este versículo para ilustrar estas cinco formas de beneficiarnos al estudiar. Mientras leemos el texto, trate de imaginar que usted es el rey de Israel y que está rodeado de naciones poderosas. Ahora, leamos.
Deuteronomio 17: 16. Solo que él, en este caso, usted, no debe aumentar para sí caballos, ni hacer volver al pueblo a Egipto a fin de aumentar caballos. Si el rey tenía pocos caballos, no podría llevar caballería a la batalla.
Como estrategia, no tenía sentido. Pues los caballos eran armas poderosas. Pero aquí es donde entra la capacidad de pensar.
¿Cómo protegería este mandato a la nación de actuar mal? ¿Lo tomaría usted como procedente de Dios? Lo veríamos así si aplicamos el segundo punto, que encontramos en Proverbios 2, 1b. Allí dice, en la parte b. Y atesoras contigo mis propios mandamientos. Millones de personas creen que la Biblia es la palabra de Dios, pero no la valoran.
¿Por qué nosotros sí? Porque creemos que todo lo que Jehová dice es valioso, y hemos visto los beneficios de aplicar lo que aprendemos. Proverbios 2, 10 dice que la sabiduría entra en el corazón. Y el conocimiento se hace agradable al alma.
La sabiduría entra en su corazón y lo motiva a actuar cuando usted atesora los valiosos dichos de Dios y experimenta los beneficios en su vida. Entonces, usted se convence aún más de que la mejor forma de hacer las cosas es la de Jehová, y que sus dichos son un verdadero tesoro. ¿Qué valiosa lección hallamos en Deuteronomio 17: 16? Cuando los israelitas obedecieron ese mandato, no tenían carros de guerra ni caballería, como les fue en la guerra.
Obtuvieron una victoria tras otra, derrotaron a 31 naciones más numerosas que ellos, y conquistaron la tierra prometida. Vieron cumplirse la promesa de Dios y sin usar carros de guerra. ¿Percibe el valor de la lección? Encontramos el tercer punto en Proverbios 2:2, de modo que con tu oído prestes atención a la sabiduría.
Queremos que nuestro oído preste atención a la sabiduría. ¿Cómo? Después de leer la palabra de Dios, preste atención, es decir, busque principios que pueda aplicar en su vida. La fe implica más que solo leer palabras, debe impulsarnos a actuar.
Así que cuando medite en la palabra de Dios, trate de sacar lecciones específicas y pregúntese, ¿Cómo puedo yo aplicar esto? Volvamos al ejemplo de Deuteronomio 17, 16. Salomón leyó ese mandato, ¿pero prestó atención? No, acumuló miles de caballos, y hasta construyó ciudades para guardar sus carros de guerra. ¿Qué hay de nosotros? ¿Leemos o realmente prestamos atención? Podemos preguntarnos, ¿Qué hechos le demostrarán a Jehová que sí confío en Él? ¿Estoy prestando atención? Salomón fue uno de los hombres más sabios.
Él escribió estas palabras del capítulo 2 de Proverbios. ¿Por qué no las aplicó? ¿Por qué su oído no prestó atención al mandato de Jehová que leímos en Deuteronomio? ¿Por qué acumuló caballos? Porque pasó por alto el punto 4. Recuerde, Proverbios 2:2b dice, Salomón no tenía problemas para leer. Era un hombre preparado.
El problema era su corazón. Él creía que su forma de hacer las cosas era la mejor. Pero cuando inclinamos el oído, vemos la necesidad de cambiar.
Así que estudiar con la meta de obedecer nos pone a prueba en lo más profundo de nuestro ser. Si descubrimos que no estamos haciendo algo a la manera de Jehová, nos impulsará el corazón a percibir qué desea Dios que hagamos. Antes de comenzar a estudiar, pidámosle a Jehová que incline nuestro corazón para entender lo que Él quiere y que nos dé fuerzas para hacer las cosas a su modo.
Por ejemplo, pregúntese, si yo hubiera sido Salomón, ¿habría obedecido lo que dice Deuteronomio 17:16? Si no se hubiese sentido inclinado a obedecer, ¿lo habría movido su corazón o sus sentimientos a descubrir las razones de Jehová para dar esa instrucción? Examine su corazón ahora. ¿Cree que Jehová pediría algo que pusiera en riesgo a su pueblo? ¿Inclinará su corazón para ver lo bueno que hay en lo que Dios le pide hacer? Sigamos analizando las palabras de Deuteronomio 17:16. Ahora piensa en David, el padre de Salomón. Cuando enfrentó un ejército de sirios y amonitas que tenían treinta y dos mil carros de guerra, ¿no cree que para él era lógico contar con su propia caballería? Ahora piense que usted es un soldado de a pie en el ejército israelita.
Sólo lleva una espada y un escudo. ¿Cuestionaría la decisión del rey o estaría convencido de que esto es lo mejor para la nación? Estaría convencido, pues presta atención e inclina su corazón a la palabra de Dios y obedece. Por eso está allí.
Ahora, a medida que avanza en formación contra aquel formidable enemigo, miles de caballos y treinta y dos mil carros se aproximan. Siente el polvo. Escucha el grito de guerreros poderosos.
¿Cómo se siente? ¿Nervioso? Primero de las Crónicas, capítulo 19, narra que contra todos los pronósticos, los enemigos dan media vuelta y huyen. ¿Qué aprendemos? Que a pesar de la tendencia humana a dudar o buscar explicaciones, obedecer a Jehová siempre será lo mejor, lo más seguro y lo más conveniente. Cuando vemos la mano de Jehová en nuestra vida y su deseo de ayudarnos, nos sentimos atraídos a Él.
Entonces queremos sentir su guía y cuidado siempre. Sí, cuando percibimos el valor de las enseñanzas bíblicas, ansiosos, deseamos seguir estudiando. Queremos seguir buscando tesoros.
Leamos el versículo 4 para destacar el quinto punto. Si sigues buscando esto como a la plata y como a tesoros escondidos, sigues en busca de ello. Cuando buscamos más detalles, podemos descubrir tesoros escondidos.
Regresemos a Deuteronomio 17-16. ¿Había otras razones para que los israelitas no llevaran caballos a la batalla? Usemos nuestras herramientas. Abra el mapa del folleto Veamos la buena tierra.
Casi todo el territorio de Israel es montañoso, y la caballería de un ejército combate mejor en tierras llanas y abiertas. ¿Podría esto haber llevado a algunos a sacar conclusiones equivocadas sobre la capacidad de Jehová de salvar a su pueblo? Otras de nuestras publicaciones nos sirven para encontrar todavía más detalles. La obra Perspicacia, volumen 1, bajo el tema Carro, dice que los enemigos de Jehová trataron de llevar la batalla a tierras llanas.
Como indica I de los Reyes, capítulo 20, ellos creían que Jehová era un dios de montañas. ¿Realmente podía Jehová combatir sólo en las montañas? La gran derrota que sufrieron aquellos enemigos demostró que Jehová es también un dios de llanuras bajas. ¿Cuál fue el factor decisivo en la victoria? ¿Los caballos y la caballería? ¿El terreno? ¿Jehová? La respuesta es obvia.
Gracias a esta investigación, usted ha encontrado un tesoro que casi nadie conoce. Ahora entiende lo que Proverbios 2:5 llama el temor de Jehová. Cuando concluya una sesión de estudio, agradezca a Jehová por darle su valiosa palabra.
Como un niño emocionado que cuenta todos los detalles a sus padres, dígale a Jehová lo que aprendió en su estudio de la Biblia y pídale que lo ayude a aplicar sus enseñanzas. Use los cinco puntos de Proverbios 2 para adquirir el gusto por el banquete de platos exquisitos y vino fino que ofrece nuestro amoroso Padre. Hagamos un repaso.
1. Ante todo, debemos aceptar la palabra de Dios y ajustar nuestra actitud para permitir que los pensamientos de Jehová moldeen nuestra vida. 2. Atesoremos los dichos de Jehová. Eso significa reconocer cómo nos beneficia personalmente lo que Él nos enseña.
3. Es muy importante que prestemos atención con nuestro oído. Logramos eso cuando identificamos lecciones específicas y las aplicamos en nuestra vida. 4. Necesitamos inclinar nuestro corazón al discernimiento.
Para ello, roguemos a Jehová que nos dé la fuerza para actuar a su modo y vivir de tal manera que regocijemos su corazón. 5. Debemos seguir buscando a detalle con la ayuda de nuestras herramientas de investigación a fin de encontrar más. Si aplicamos estos cinco puntos, apreciaremos más el alimento espiritual.
Ahora es el tiempo de hacer que crezcan nuestro conocimiento y fe. Como mandó Jesús, trabajemos por el alimento, el alimento espiritual, que permanece para vida eterna.