Todos nosotros, seamos jóvenes o mayores, debemos analizar seriamente cómo desarrollar nuestra capacidad de pensar.
Todos pensamos.
Podemos pensar en un sinnúmero de cosas.
Podrían ser buenas o malas.
Y, en ocasiones, la mente de un ser humano puede distraerse y divagar sin rumbo.
Además, solemos pasar largo rato pensando en cosas que no son muy importantes.
Es algo que sucede a menudo.
Pero mucho cuidado: esto puede tener un efecto negativo en su vida y en su futuro.
Aunque fue escrito para ayudar a un joven, el libro bíblico de Proverbios contiene excelentes consejos para todos nosotros.
En Proverbios 1:4 se presenta su propósito: Hay que saber usar esa capacidad.
Aquí el término hebreo traducido “capacidad de pensar” se usa en un contexto positivo.
Pero puede pasar lo contrario.
Es posible dirigir nuestros pensamientos hacia cosas buenas, hacia hacer el bien, o hacia hacer el mal.
Así que, si queremos proteger nuestra capacidad de pensar para que siempre esté enfocada en el bien y mantenerla alejada de un camino equivocado, hay que orientarla hacia el propósito y la voluntad de Jehová.
¿Por qué es tan importante que nos aseguremos de hacer esto?
Veamos la razón en Proverbios 3:21, 22: Y esto es algo que podemos hacer todos; no hay que ser una persona muy estudiosa.
A lo largo de nuestra vida, recibimos información mediante lo que leemos, lo que observamos, lo que escuchamos y lo que experimentamos.
Lo que va a determinar nuestra forma de actuar y lo que somos en realidad será cómo aprovechamos esa información y la ponemos en práctica.
Hay quienes usan su capacidad de pensar tan solo para los asuntos del diario vivir.
Pero el éxito en la vida y desde el punto de vista de Jehová depende de que vayamos aprendiendo a entrenar, desarrollar y proteger nuestra capacidad de pensar.
Veamos cómo haber entrenado nuestra capacidad de pensar puede protegernos por ejemplo con el uso del internet.
El internet es una excelente herramienta para obtener información.
Pero, si queremos protegernos de los peligros que este presenta, tenemos que usar como es debido nuestra capacidad de pensar.
Por ejemplo, algunas redes sociales muy populares ofrecen videos cortos diseñados para entretener y hacer sentir bien al usuario.
Pero, si el usuario no consigue esa sensación que busca de forma inmediata, puede verse tentado a seguir buscando hasta que por fin encuentre uno que lo haga sentir satisfecho.
El problema es que esto reduce su capacidad de concentración y hace que se le haga mucho más difícil aprender, almacenar y recordar la información.
No queremos eso.
Nadie quiere que algo así le pase, ¿verdad?
Otro problema que está relacionado con pasar demasiado tiempo con los dispositivos electrónicos es el efecto que pudiera tener en nuestra salud mental, pues según ciertos estudios pudiera causar estrés, ansiedad y depresión.
Sin embargo, la capacidad de pensar nos ayuda a encontrar maneras de limitar y controlar el uso que hacemos de esa tecnología.
Un ejemplo: si hemos entrenado nuestra capacidad de pensar para ver las cosas como las ve Dios, podremos distinguir lo falso de lo verdadero.
Qué ciertas son las palabras registradas en Proverbios 2:11, 12: ¿Por qué son importantes estas cosas?
Bueno, la capacidad de pensar y el discernimiento nos ayudan a razonar.
Y saber razonar tiene mucho que ver con cómo usamos nuestra conciencia.
Todo lo que hemos aprendido al meditar en la Palabra de Dios va a ir moldeando nuestra conciencia, y la conciencia nos advierte para que evitemos las malas acciones o tendencias.
Así, nuestra capacidad de razonar vela por nosotros.
Notemos cómo se desarrolla esta idea en Hebreos 5:14: A todos, tanto a jóvenes como a mayores, nos conviene usar bien nuestra capacidad de pensar en estas áreas.
Primero: conocer mejor a Jehová.
Proverbios 9:10 dice en parte: Llegar a conocer a Jehová no es solo una bendición, también nos protege.
Jehová nos puede ayudar a ver más allá de lo obvio al estudiar.
Así que asegurémonos de leer la Biblia con frecuencia.
Queremos estar empapados de la verdad.
Cuando le oremos a Jehová, hablémosle como si fuera nuestro mejor amigo.
Para esto tenemos que usar nuestra capacidad de pensar, para convencernos de que los consejos de Jehová siempre son los mejores.
Conocer mejor a Jehová y estar convencidos de eso nos protegerá cuando nos enfrentemos a tentaciones, pruebas o situaciones en las que sabemos que tenemos que decir que no.
Nunca nos olvidemos de lo que somos, de lo que nos hemos convencido y de que le hemos dedicado nuestra vida a Jehová.
Segundo punto: vestirse de la personalidad cristiana.
Esto es muy importante.
¿Pero por qué?
Bueno, por un lado nos ganaremos el respeto y el cariño de los que aman a Jehová.
¿Y notaron qué personalidad nos queremos poner?
Todos queremos vestirnos de la personalidad cristiana. Cristiana significa “de Cristo”.
Y es que nunca nos irá mal si nos esforzamos al máximo por imitarlo.
Recordemos lo que dice 1 Pedro 2:21: Es el deber de todo cristiano imitar el modelo que nos dejó Jesús, reflejar su personalidad, su forma de tratar a los demás, su estilo de vida, sus valores…, así como su actitud.
¿Verdad que elegimos con cuidado lo que nos pondremos para una ocasión especial?
Por lo general prestamos atención hasta al más mínimo detalle.
Colosenses 3:10 nos habla de un tipo especial de vestimenta.
Leámoslo juntos: Ahora noten lo que añade Romanos 13:14: Como somos imperfectos, no es fácil vestirnos de Jesucristo.
Por eso, tenemos que usar nuestra capacidad de pensar para meditar constantemente en los distintos aspectos de su personalidad.
Y recordemos que no nos queremos poner la personalidad de Cristo solo para una ocasión especial.
Queremos que sea nuestra vestimenta diaria.
Aun siendo imperfectos, de continuo nos esforzamos por imitar lo mejor que podamos la personalidad de Jesucristo.
Tercer aspecto: dar prioridad a lo más importante.
¿Por qué hay que hacer esto?
Porque para conseguir nuestros objetivos necesitamos un horario, una rutina y un orden de prioridades.
Por ejemplo, en Betel se logran muchas cosas gracias a que hay una rutina y gracias a que se da prioridad a los asuntos espirituales.
El apóstol Pablo en Filipenses 1:10 nos anima a que nos aseguremos “de qué cosas son las más importantes”.
Si nuestra capacidad de pensar está bien entrenada, veremos el valor de organizarnos cada día para darle prioridad a las cosas más importantes.
Cuarto aspecto: ser modestos respecto a nuestro conocimiento y experiencia.
Primero, hace falta capacidad de pensar para filtrar lo que entra en nuestra mente.
A continuación, después de haber entrenado bien nuestra capacidad de pensar, nos toca aplicar ese conocimiento.
Sin embargo, hay que tener cuidado.
Requiere modestia hacer preguntas, verificar los hechos, asesorarse…, así como estudiar, leer la Biblia y examinar sus principios.
Y, una vez que hemos adquirido esa capacidad de pensar y ese conocimiento, tenemos que ser modestos al compartir lo que aprendemos.
El apóstol Pablo nos recuerda en Romanos 12:3: Sí, hermanos, debemos tener un punto de vista modesto respecto a nuestra capacidad de pensar.
¿Notaron que Pablo enfatizó la importancia del “buen juicio”?
Al evaluarnos a nosotros mismos, no debemos pensar más de lo debido.
Tenemos que ser modestos.
Otra excelente manera de usar nuestra capacidad de pensar es evitar las deudas.
¿Por qué hemos incluido este punto al final?
Porque las cosas que podemos comprar no son lo más importante.
Aun así, tratando de conseguirlas, muchos viven para el trabajo.
Pero ¿no nos ha dado Jehová una labor mucho más importante?
Y ese trabajo nos da vida.
Entonces, vivamos para el trabajo que nos da la vida eterna.
Y es cierto, tenemos que trabajar para conseguir el dinero necesario para vivir.
Pero, sea que hayamos empezado a trabajar hace poco o que llevemos décadas recibiendo un salario por nuestro trabajo, hay que saber administrar y presupuestar el dinero.
Y para esto hace falta la capacidad de pensar: para distinguir entre necesidades y lujos.
Lo último que quisiéramos es acumular demasiadas deudas.
No olviden, según Proverbios 22:7, “el que pide prestado es esclavo del que presta”.
Estos son solo algunos cuantos aspectos de la vida para los que necesitamos desarrollar la capacidad de pensar y el discernimiento.
Así podremos analizar situaciones, tomar decisiones y prepararnos bien para el futuro.
Recordemos siempre las palabras de Proverbios 3:21, 22: Y sabemos qué tipo de vida: ¡vida eterna en el justo nuevo mundo de Dios!