¡Bienvenidos a JW Broadcasting®!
Este mes hablaremos de cómo podemos superar el reto de dar “un testimonio completo”.
¿Es difícil acceder a su territorio?
¿Se pone nervioso cuando tiene que hablar con personas de otro idioma o cultura?
Esos son los retos a los que se enfrentaron algunos publicadores que se mudaron adonde hacía falta ayuda.
Veremos cómo los superaron.
Esta hermana conoció la verdad en una época muy violenta en Irlanda del Norte.
¿De dónde sacó el valor para predicar en su zona a todo el mundo?
Veremos de qué maneras la ayudó Jehová.
Todo esto y más en JW Broadcasting.
Imagine las caras de asombro de los apóstoles.
Jesús, ya resucitado, está delante de ellos en el monte de los Olivos.
Antes de desaparecer entre las nubes, Jesús dice las impactantes palabras que encontramos en Hechos, capítulo 1, versículo 8: ¡Vaya tarea!
Tenían que predicar las buenas noticias del Reino por toda la Tierra.
Seguro que los discípulos se sintieron abrumados y se preguntaban cómo solo un puñado de predicadores podría lograr semejante tarea.
Diez días después, recibieron el espíritu santo prometido y se pusieron a trabajar.
Es verdad que se enfrentaron a muchos desafíos, pero eso no los detuvo.
Tres años después, la obra había aumentado, y se empezó a predicar también a los gentiles.
Podemos leer el emocionante pasaje en el capítulo 10 de Hechos.
Primero, un ángel se le aparece a Cornelio, un oficial del ejército que teme a Dios.
Después, Pedro sigue la guía del espíritu santo, que lo lleva a la casa de Cornelio.
Allí, Pedro le da un testimonio completo sobre Jesús no solo a Cornelio, sino también a su familia y amigos.
Pedro termina explicando que ha recibido una comisión, la de ser evangelizador.
Leamos Hechos 10:42 y veamos los dos aspectos principales de la obra de predicar que Jesús empezó.
Primero, Jesús mandó a sus discípulos que le predicaran al pueblo.
Además tenían que dar “un testimonio completo”.
Los discípulos tenían que buscar a las personas de buen corazón.
Para ello, tenían que intentar llegar a todas las personas que pudieran.
Aunque fueron perseguidos con crueldad, los cristianos del siglo primero obedecieron el mandato de Jesús de predicar y dar un testimonio completo.
Más o menos para el año 60 de nuestra era, no habían pasado ni 30 años desde que los cristianos recibieron su comisión, Pablo pudo decirles a los de la congregación de Colosas que las buenas noticias se habían predicado en toda la creación bajo el cielo.
¡Qué gran demostración del poder del espíritu de Dios y de la fe, el entusiasmo y la determinación de aquellos primeros cristianos!
A finales del siglo diecinueve, un pequeño grupo de estudiantes de la Biblia aceptó el reto de dar un testimonio completo.
En abril de 1881, la revista “La Torre del Vigía de Sion” publicó un artículo con el impactante título “Se solicitan 1.000 predicadores”.
Actualmente, los testigos de Jehová predican en 240 países y territorios.
Pero eso tiene sus desafíos.
¿Cuáles son algunos de ellos y cómo podemos superarlos?
Muchos de nuestros hermanos tienen que enfrentarse a largas distancias, terrenos difíciles, climas extremos y otras dificultades para viajar.
En algunos lugares, tan solo encontrar a la gente ya es un reto.
Además de todo esto, Apocalipsis 14:6 nos recuerda que las buenas noticias llegarían “a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.
Para conseguirlo, algunos tienen que aprender un nuevo idioma y aprender a hablar con personas de distintos antecedentes religiosos, étnicos y culturales.
Hay lugares donde la gente no quiere escucharnos y nos trata mal, o donde las condiciones de vida son muy duras.
Jesús nos advirtió que habría opositores que tratarían de detener la predicación.
Seguro que todos nos enfrentamos a diferentes desafíos, dependiendo de nuestro territorio.
Y no podemos ponernos a dar solución a cada uno de los obstáculos a los que nos enfrentamos.
Pero nos puede venir bien ver cómo otros están superando algunos obstáculos, y eso nos puede ayudar a pensar en diferentes maneras de enfrentarnos a los nuestros.
Analicemos tres principios bíblicos que nos ayudarán a tener éxito en nuestro ministerio: ¿De qué manera nos ayuda confiar en Jehová?
Veamos un ejemplo.
En los años noventa, los Testigos de Francia fueron objeto de una avalancha de noticias negativas en los medios.
Por culpa de este ataque, algunos hermanos perdieron sus trabajos, los niños Testigos sufrieron burlas en la escuela y la predicación se puso muy difícil en algunos lugares.
¿Qué hicieron?
En enero de 1999, pasó algo importante.
El Cuerpo Gobernante aprobó que se hiciera una campaña especial para distribuir un tratado que demostraba que todas las acusaciones eran falsas.
La campaña comenzó un viernes por la mañana temprano y, en solo tres días, los Testigos distribuyeron por toda Francia 12 millones de ejemplares del tratado.
Esta campaña les dio más fuerzas y más valor para predicar.
Durante los 19 años siguientes, ha ido aumentando la cantidad de publicadores, y el número de precursores regulares ha sobrepasado los 15.000.
Si en su zona se escuchan constantemente noticias negativas sobre los Testigos, ¿significa eso que necesitan una campaña especial para defender la verdad?
No necesariamente.
Aunque la campaña los animó mucho, los hermanos de Francia dijeron que lo que realmente les dio fuerzas y valor fueron las palabras de 2 Crónicas 32:8.
Vamos a leerlo.
Nos encontramos en los días del rey Ezequías de Judá.
El pueblo estaba desanimado por las constantes amenazas y los insultos de los asirios.
¿Qué los fortaleció?
Refiriéndose al rey de Asiria, el rey Ezequías dijo: ¿Y cuál fue el resultado?
Solo escuchar el recordatorio de que Jehová los ayudaría fue suficiente para fortalecer a los judíos.
Jehová los ayudó enviando a un ángel que destruyó al ejército enemigo.
¿Usa Jehová a los ángeles para ayudarnos a nosotros hoy día?
Veamos lo que dice Apocalipsis 14:6: Intentemos percibir la guía de los ángeles y la del espíritu santo de Dios.
Si usted se siente impulsado a tocar una puerta más o a hablar con la persona que tiene al lado en el autobús, ¡hágalo! ¡No se quede callado!
Puede que un ángel lo esté dirigiendo a una persona que tiene “la actitud correcta para obtener vida eterna”.
Vamos a hablar ahora del segundo principio bíblico que nos ayudará a dar un testimonio completo: ser flexibles.
A veces, puede ser difícil hasta conseguir hablar con la gente.
Para superar este obstáculo, tenemos que ser flexibles.
Takanori y Yumi Takahashi han predicado en territorios tan diferentes como la noche y el día.
Hace poco visitaron nuestro estudio y nos contaron lo que les ayudó a superar el reto de dar un testimonio completo.
Vamos a escucharlos.
Takanori y Yumi, ¡bienvenidos a nuestro estudio!
Gracias por invitarnos.
Estamos muy contentos de tenerlos aquí.
Takanori, tú y yo nos conocemos desde hace muchos años.
Todavía recuerdo cuando llegaste al Betel de Japón en 1977, y estuvimos juntos en la misma congregación unos cuantos años.
Pero después, en 1990, tu vida dio un giro.
¿Te gustaría contarnos lo que te pasó?
Sí, mi hermano mellizo, Nobuaki, también estaba sirviendo en Betel.
Para nuestra sorpresa, nos asignaron como misioneros a Papúa Nueva Guinea.
¡Qué cambio tan grande!
Y ahí los veíamos predicando en el territorio rural de Papúa Nueva Guinea.
Según tengo entendido, durante los 25 años que estuviste ahí, serviste como misionero, como superintendente de circuito y en Betel.
Y tú, Yumi, ¿cuándo llegaste a su vida?
Takanori y yo nos casamos en septiembre de 1993, y empecé a servir como misionera junto a él.
Adaptarme a la vida en un lugar tan lejano no fue fácil.
Entonces, ¿qué desafíos tuvieron que superar para poder dar un testimonio completo?
La gente de Papúa Nueva Guinea es muy amigable.
Y además respetan mucho la Biblia.
Era fácil tener una conversación con ellos, hablarles cara a cara, leerles de la Biblia y razonar con ellos.
Pero esas cosas no parecen desafíos.
¿Se encontraron con algún obstáculo?
Cuando predicábamos en las aldeas, la reacción de las personas del lugar muchas veces dependía de la reacción del jefe de la aldea.
Si el jefe escuchaba, casi todas las personas escuchaban.
Pero, si el jefe no quería escuchar, las personas se alejaban de nosotros y se escondían en el bosque.
Así que, como muestra de respeto, siempre hablábamos primero con el jefe de la aldea.
Esto hacía que la mayoría de las veces nos recibiera de forma amable.
En las ciudades, el mayor problema era la delincuencia.
No era seguro que fuéramos solos a algunas zonas ni tampoco que visitáramos con frecuencia los hogares.
Así que les pedíamos a nuestros estudiantes de la Biblia que vinieran al Salón del Reino para que estudiáramos antes de la reunión.
Además, así los ayudábamos a asistir a las reuniones.
Bueno, se nota que disfrutaron mucho en Papúa Nueva Guinea.
Pero ahora están sirviendo como precursores especiales en la congregación Maihama, a solo veinte minutos del centro de Tokio.
Así que pasaron de un territorio donde las personas respetan mucho la Biblia a un lugar donde menos del 1 % de la población dice ser cristiana.
¿Qué otras diferencias han encontrado entre el territorio que tenían antes y el que tienen ahora en Japón?
Oh, es muy diferente.
En nuestro territorio está el parque Tokyo Disneyland, y el 70 % de los hogares están en edificios que tienen mucha seguridad. Cuando predicamos, tenemos que quedarnos en la entrada frente al portero, apretar un botón y hablarle a una cámara.
Como veníamos de Papúa Nueva Guinea, se nos hizo muy difícil predicar en este territorio.
Estábamos acostumbrados a conversar cara a cara con las personas.
Ahora lo único que vemos es una cámara.
Pero hemos aprendido que podemos ver la cámara como una amiga.
¿Como una amiga?
Yo creo que a la mayoría de nosotros se nos hace difícil hablarle a una cámara.
Entonces, ¿cómo lo logran?
Sabemos que, en cuanto apretamos el botón, nuestra cara aparece en una pantalla dentro del hogar de la persona.
Por eso, lo que hacemos es que nos ponemos como a un brazo de distancia de la cámara para que nuestra cara se vea bien.
También tratamos de hablar a un volumen apropiado para no molestar al portero o a otras personas que puedan estar escuchando.
Y, después de pulsar el botón, esperamos unos dos segundos antes de saludar; así nos aseguramos de que ya nos estén viendo en la pantalla.
Entonces sonreímos y los saludamos amablemente para que sientan que estamos hablándoles cara a cara.
Preparamos una introducción que capte el interés de las personas y les hablamos con respeto y consideración.
Los vecinos de nuestro territorio quieren que los demás piensen que tienen éxito en la vida y no que tienen problemas.
Por eso intentamos hablarles de temas positivos.
Y preparamos varios temas de conversación para que no escuchen el mismo mensaje una y otra vez.
Igual que a mucha gente, a los japoneses no les gusta que los pongan en apuros.
Así que, en vez de hacerles una pregunta y esperar a que respondan, usamos el método de enseñanza de nuestros tratados.
Les damos tres opciones de respuesta para que elijan una.
Qué bien.
¿Y han tenido buenos resultados al predicar por intercomunicador?
Desde que empezamos a usar este método, hemos podido hablar con más personas en sus hogares.
Y, a veces, nos pasa algo gracioso: hay personas que encontramos en la calle que dicen que nos conocen porque nos vieron en la pantalla de su intercomunicador.
¡Qué bueno!
Y muchas gracias, Takanori y Yumi, por contarnos lo que han tenido que hacer para superar los desafíos y dar un testimonio completo en distintos territorios.
Ahora vamos a leer 1 Corintios, capítulo 9, versículos 22 y 23: Llegar a ser de todo.
Hacer todas las cosas.
En otras palabras, ser flexibles.
Pongamos en práctica las sugerencias de la Guía de actividades. Familiaricémonos con las herramientas que tenemos en el kit de enseñanza.
Fijémonos en cómo los publicadores y los precursores experimentados usan esas herramientas.
Tratemos de entender los sentimientos y las circunstancias de las personas de nuestro territorio.
Puede que en el mismo territorio tengamos que usar diferentes métodos de predicación.
Por ejemplo, en el 40 % de los edificios de viviendas del territorio de los Takahashi no se permite la entrada a los Testigos, así que ellos predican con los carritos y de manera informal para llegar a esas personas.
Hablemos ahora del tercer principio bíblico: mantenernos centrados.
En Mateo 6:22, Jesús dijo: Mantener los ojos enfocados significa llevar una vida sencilla para poder centrarnos en las cosas espirituales.
Las distracciones no nos permiten dedicarle nuestra atención y energías a la obra de dar un testimonio completo.
Para enseñarles la verdad a los que tienen “la actitud correcta para obtener vida eterna”, primero hay que encontrarlos.
Movemos cielo y tierra para encontrar a las personas, ya sea que estén en sus casas, en las calles, en los parques, en las tiendas o en sus lugares de trabajo.
El interruptor de la predicación no puede apagarse.
Ese interruptor debe estar siempre encendido, todo el tiempo.
No solo aprovechamos todas las oportunidades que surjan para predicar, sino que también las creamos.
¿Y si los esfuerzos que hacemos para encontrar a la gente no dan resultado?
Bueno, Jesús no dijo que todas las personas fueran a hacerse discípulos antes de que viniera el fin.
Más bien dijo que el fin vendría después de que las buenas noticias del Reino se predicaran en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.
El apóstol Pablo se mantuvo centrado en su ministerio.
Imitemos la actitud positiva que él tenía y que describió en Hechos, capítulo 20, versículo 24: Muy pronto ya no tendremos la oportunidad de dar un testimonio completo.
Así que usemos bien el tiempo que nos queda y busquemos a las personas sinceras para enseñarles la verdad.
Imitemos la fe de Ezequías: confiemos en Jehová.
Aprendamos del apóstol Pablo: seamos flexibles.
Y obedezcamos a Jesús: mantengámonos centrados.
De ese modo superaremos el reto de dar “un testimonio completo”.
También es un reto dar un testimonio completo cuando hay que predicar en medio de conflictos violentos.
En los años 60, comenzó una época muy violenta en Irlanda del Norte, que duró 30 años, conocida como The Troubles, o “Los Problemas”.
Kay Harrigan aprendió la verdad durante aquella época difícil.
Escuchemos su historia.
Ella nos contará cómo Jehová la trajo a la verdad y por qué eso le cambió la vida.
Escuchábamos el ruido de las piedras, las bombas molotov, los gritos de la gente...
Esos fueron los sonidos de mi infancia.
Mi familia me crio como católica.
Vivíamos en una zona de Irlanda del Norte que llegó a ser conocida debido a sus conflictos.
En nuestra ciudad estábamos muy divididos: católicos y protestantes luchaban unos contra otros.
Un amigo muy querido murió por estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado.
Después del funeral, fui a la capilla, me arrodillé y le dije a Dios: “Han muerto demasiadas personas, y esto tiene que acabar.
Te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para ser una mejor católica, pero tú tienes que darme algunas respuestas”.
Volví a casa y me esforcé por ser una buena católica.
Entonces, los testigos de Jehová llamaron a mi puerta.
Mi esposo estudió la Biblia por algún tiempo.
Como yo había hecho un trato con Dios, me quedaba en la cocina, pero dejaba la puerta abierta.
Un día, mientras escuchaba, los hermanos usaron un nombre que no había oído nunca...
era el nombre personal de Dios.
Bueno, mi esposo decidió dejar de estudiar la Biblia.
Pero recuerdo que asomé la cabeza por la puerta y les dije: “Yo sí quiero estudiar”.
Después de tantas muertes, de perder a amigos, de ir a tantos entierros, quería tener la esperanza de que se reparara ese daño.
Me bauticé en 1985.
Y, aunque era muy bonito ser testigo de Jehová, cuando miraba a mi alrededor y veía que aquí, en mi comunidad, no vivían más hermanos, me sentía muy muy sola.
Había zonas muy peligrosas; la violencia podía estallar en cualquier momento, sin previo aviso.
Por ejemplo, había protestas violentas o incluso francotiradores.
Antes, como me crie en una familia católica, había algunos barrios a los que me daba miedo ir.
Si no hubiera sido por la verdad, nunca habría ido a esos lugares.
Los testigos de Jehová habían venido a mi casa y habían llamado a mi puerta, aunque sabían que era muy peligroso.
Eso fue lo que me motivó a hacer lo mismo por otras personas.
Un día que estábamos predicando, llamé a una puerta y salió un hombre.
Me dio la sensación de que estaba bastante nervioso.
Y pensé: “Aquí pasa algo”.
Yo estaba con mi Biblia en la mano y le ofrecí La Atalaya. Entonces vi que le cambió la cara y se relajó.
Y dijo: “Ah, sí, a mi esposa le gusta leer esas revistas.
Esperen un momento”.
Y, cuando entró, pasó al lado de una mesa y, como si nada, dejó una pistola encima.
En ese momento, me di cuenta de que Jehová no tiene prejuicios y de que quiere que todo tipo de personas lleguen a conocerlo.
Ya no me siento sola.
Estoy más cerca de la congregación.
Y ese miedo que tenía a predicar en lugares en los que nunca he estado ha desaparecido.
Con la ayuda de Jehová, ahora pienso más en las necesidades de otras personas.
Jehová te da un motivo para levantarte cada mañana, para ponerte el abrigo y salir de tu casa.
Te da la alegría de poder llevar las buenas noticias a todas las personas.
Y te sientes muy feliz cuando ves que la gente del lugar donde vives sabe que eres testigo de Jehová.
Es algo que te hace sentir orgulloso...
te hace sentir muy muy orgulloso.
Confiar en Jehová ayudó a Kay a superar sus miedos.
¿Qué bendiciones ha recibido?
Ella misma lo ha dicho, que le hace feliz predicar las buenas noticias a todo el mundo.
Desde el año 2013, la Escuela para Evangelizadores del Reino ha preparado a hermanos y hermanas para servir donde se necesite ayuda.
A pesar de la preparación que reciben, a algunos graduados les abruma su asignación.
Vamos a ver lo que les pasó a unos hermanos de Tanzania.
Quería ayudar a los sordos a que también pudieran conocer a Jehová.
Así que decidí mudarme a un nuevo territorio y me cambié al grupo de lenguaje de señas de Dar es-Salam.
Viajábamos en autobús y a veces teníamos que ir muy lejos.
A veces pasábamos dos o tres horas en un atasco.
La verdad es que era muy caro.
Aún recuerdo cuando empecé a predicar con el grupo de lenguaje de señas.
Yo no sabía muy bien el idioma y un día mi compañera de predicación me pidió si podía dirigir un curso bíblico.
Cada vez que trataba de decirle algo a la estudiante, uff, no me entendía.
Cuanto más lo intentaba, más se desesperaba la señora conmigo.
Comencé a sentirme muy desanimada.
Quería ayudar, pero no podía.
Me sentía mal y pensaba: “Aún no conozco a los sordos y ni siquiera puedo hablar bien con ellos.
¿Por qué Jehová me trajo hasta aquí si no soy capaz de ayudar a las personas sordas?”.
Me invitaron a la Escuela para Evangelizadores del Reino en el 2014, de septiembre a noviembre.
Cuando me gradué, me asignaron otra vez al lenguaje de señas.
Noté que Jehová me ayudó muchísimo.
Me dio justo el ánimo que necesitaba para seguir aprendiendo el idioma y para tener más éxito en mi asignación.
Logré dirigir mis propios cursos bíblicos, y ahora sí que me entendían.
Cuando comenzamos, solo había dos hermanos sordos, pero ahora ya hay más de diez.
He tenido la oportunidad de ayudar a tres personas sordas a progresar, a dedicarse a Jehová y a bautizarse.
Lo que aprendí en la Escuela para Evangelizadores del Reino todavía me sigue siendo útil ahora que sirvo en una Oficina Remota de Traducción junto a mi esposo.
Estamos muy contentos porque sabemos que, con este trabajo, muchas personas pueden tener las publicaciones en su idioma y esto ayudará a muchos a servir a Jehová.
Me gradué de la Escuela para Evangelizadores del Reino en el 2015.
Y fue un honor que me enviaran a ayudar al pueblo masái a conocer a Jehová en su lengua materna.
Viajar no es nada fácil.
En ocasiones viajo en un vehículo, pero otras veces hay ciertas zonas en las que no hay vehículos y no tengo más remedio que caminar.
A veces puedo viajar en motocicleta para llegar a muchas más personas.
Aun así, el transporte es complicado porque hay valles, hay montañas, hay subidas, hay bajadas...
Así que el transporte es un problema.
Cuando por fin llegué al territorio, pude encontrar a los masáis.
Estaba preocupado por cómo reaccionarían al mensaje de la Biblia, porque conozco su cultura; no saben nada de Jehová.
Así que me preguntaba qué pasaría cuando llegara a su territorio.
Durante esos momentos tan estresantes, le oraba a Jehová; leía su Palabra, la Biblia; meditaba en los relatos de hermanos y hermanas que se mencionan en la Biblia y, después de orar, Jehová me daba las fuerzas.
Tiempo después, pude volver allí, hacer revisitas y comenzar cursos bíblicos.
Así que he tenido buenos resultados.
Estoy feliz porque algunos de mis estudiantes empezaron a dar pasos y a asistir a las reuniones.
Después, siguieron progresando bien y ahora algunos son nuestros hermanos y hermanas.
Se dedicaron a Jehová y se bautizaron.
Estoy muy contento.
Jehová me ha dado las fuerzas y la capacidad para promover la predicación y ayudar a los masáis a conocer a Jehová.
Sabina dijo que se sintió muy desanimada.
Saitoti estaba estresado.
¿Se ha sentido usted así alguna vez?
¿Qué les ayudó a ellos?
Sabina no se rindió.
Aprendió bien el lenguaje de señas y tuvo la alegría de ayudar a varios sordos a conocer la verdad.
Saitoti oró a Jehová y meditó mucho.
Y él le dio las fuerzas que necesitaba para predicar a los masáis.
Y hemos visto lo bien que les fue.
Para dar un testimonio completo, es muy importante mostrar amor y preocuparse por las personas.
Ese fue el tema de una adoración matutina que hace poco dirigió el hermano William Turner.
Nos gustaría que la vieran.
El título es “Demos a conocer ‘las buenas noticias’ ”.
“¿Qué sientes al tener a tu lado al Señor, al cumplir con tu deber en esta gran labor?”.
¿Conocen esta canción?
¿No les encanta?
¿Pero se han puesto alguna vez a pensar en la letra?
¿Qué sienten?
Porque, en realidad, Jehová les ha dado a sus siervos un impresionante y tremendo privilegio: la labor de predicar el Reino y hacer discípulos.
Claro, el trabajo que hacemos aquí en Betel contribuye a la predicación de una forma muy bonita y especial.
Pero hay que reconocer que ayudar a alguien a quien le hemos predicado y ver cómo progresa hasta el punto de dedicar su vida a Dios y bautizarse es algo realmente único.
El comentario para el texto de hoy menciona la gratitud y la bondad inmerecida.
Y estas dos cualidades son muy buenas porque nos motivan, nos mueven a actuar.
Nos llegan a lo más profundo.
¿Por qué es importante que nuestros sentimientos estén envueltos cuando predicamos?
Por ejemplo, pensemos en la persona que mejor ha predicado en la Tierra, el Gran Maestro, es decir, Jesucristo.
Abramos la Biblia en Lucas, capítulo 19.
Aquí encontramos un relato en el que Jesús demostró que amaba a los demás y se preocupaba por ellos.
Lucas 19:41.
Dice: “Cuando llegó [es decir, Jesús] cerca de la ciudad y la vio [a Jerusalén], lloró por ella”.
¡Qué interesante!
Como hemos leído, Jesús se puso tan triste que lloró.
Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando pensó en la gente, en que rechazaron el mensaje y en lo que le ocurriría a la ciudad.
¿No muestra eso que amaba a la gente?
Y, por supuesto, él demostró ese amor durante todo el tiempo que estuvo en la Tierra.
Claro, tal vez no nos pongamos a llorar cada vez que vamos al territorio a predicar.
Pero, sin duda, queremos imitar a Jesús porque es muy importante que amemos a la gente y que lo demostremos.
Eso me recuerda una conversación que tuve hace tiempo con una misionera.
Ella me estaba hablando de sus circunstancias y en aquel momento sentía que, como máximo, podía atender bien 10 cursos bíblicos.
Le pregunté y me dijo que había tenido hasta 20, pero que ya había podido pasar 6 a otros hermanos.
Y dijo: “Pero hay 4 que no los puedo pasar.
Esas personas son parte de mi vida.
¡Es que no puedo dejarlas!”.
Todos quisiéramos tener ese problema, ¿verdad?
¿No demuestra eso que la hermana amaba a la gente?
Ponía su corazón en el ministerio.
Claro, es cierto que la predicación es una labor maravillosa, pero hay que reconocer que no siempre es fácil llevarla a cabo.
Quizás a veces nos sentimos como el profeta Jeremías.
Recordarán que él le dio a Jehová varias razones para que no lo eligiera como profeta.
Que era muy tímido, demasiado joven, que no sabía hablar bien...
Y luego, cuando empezó a profetizar y muchos se opusieron y se rieron de él, veamos cómo se sintió.
Por favor, vayamos a Jeremías, capítulo 20.
Jeremías 20.
Leamos desde la segunda parte del versículo 8: “Y las palabras de Jehová han hecho que la gente me insulte y se burle de mí todo el día.
Entonces dije: ‘No hablaré de él y no hablaré más en su nombre’ ”.
¿Se ha sentido alguna vez como el profeta Jeremías?
¿Alguna vez ha sentido que no tenía ganas de hablar a otras personas de Jehová?
Quizás pensamos las mismas cosas que él: que somos tímidos, que nos ponemos nerviosos, que la gente no nos escucha...
O simplemente puede que estemos cansados.
Tal vez nos sentimos sin energías en ese momento.
¿Es normal que nos sintamos así a veces?
Claro que sí.
Pero fijémonos en lo que Jeremías dijo después.
Terminemos de leer el versículo 9: “Pero sus palabras se volvieron en mi corazón como un fuego ardiente encerrado en mis huesos, y me cansé de contenerlas; no pude soportarlo más”.
¿Se fijaron?
El amor de Jeremías por Jehová, su entusiasmo por la verdad, su fuerte espiritualidad...
Todo eso fue lo que lo ayudó a tener el deseo de cumplir su comisión y también a ser capaz de superar los momentos de desánimo por los que pasó en aquel tiempo.
Ahora, veamos dos de las formas como podemos implicarnos emocionalmente en la predicación y no perder nuestro amor por la gente.
Primero, el ejemplo de Jeremías nos enseña que no hay nada que pueda reemplazar al estudio de la Palabra de Dios.
¿Se fijaron en qué era el “fuego ardiente” encerrado en sus huesos?
El versículo 8 dice que eran “las palabras de Jehová”.
No hay duda de que Jeremías valoraba mucho la Palabra de Dios.
Cuando la leyó, se dio cuenta de que necesitaba contar a otros el mensaje de Dios.
Y tiene el mismo efecto en nosotros.
Estudiar la Palabra de Dios fortalece el amor que sentimos por Jehová.
Y nos recuerda que vivimos en los últimos días, muy cerca del fin, y que tenemos que hacer todo lo posible por encontrar a los que tienen “la actitud correcta para obtener vida eterna”.
Claro, es normal que, de vez en cuando, todos nos desanimemos un poco.
Pero, si valoramos lo que estudiamos en la Biblia y le pedimos ayuda a Jehová, él nos dará el espíritu santo que necesitamos.
Él nos puede dar la ayuda necesaria para predicar con valentía y ser eficaces en el ministerio.
Y lo segundo que nos puede ayudar es poner en práctica las sugerencias que nos da el esclavo para que mejoremos nuestra predicación.
Quizás antes nos resultaba más difícil predicar porque nos exigíamos demasiado a nosotros mismos.
Puede que pensáramos que teníamos que hacer la presentación perfecta o que teníamos que dejar cierta cantidad de publicaciones.
Pero qué bueno es ver que se han hecho cambios en nuestra manera de predicar y que ahora nos centramos más en iniciar conversaciones.
Nos sentimos más tranquilos.
Se nota que Jehová y el esclavo nos quieren.
Y, con la ayuda de la oración y del espíritu santo, una simple conversación puede llevarnos a hablar de Jehová.
Pensemos por unos instantes en el ejemplo de Jesucristo.
¿Se imaginan cuántas oportunidades de predicar debió tener tan solo empezando conversaciones?
La más conocida es cuando habló con la samaritana en el pozo, que está en Juan, capítulo 4.
Como resultado, no solo ella aprendió la verdad, sino que muchas otras personas se hicieron creyentes después de aquello.
Y todo empezó por una simple conversación en la que Jesús pidió un poco de agua.
Claro, los que servimos en Betel puede que no salgamos a predicar de casa en casa tanto como nos gustaría, pero seguramente sí que se nos presentan oportunidades de empezar conversaciones cuando viajamos o vamos a otros lugares.
En la Guía de actividades de septiembre de 2018 había un artículo, “Inicie conversaciones que quizás le permitan predicar”, que daba sugerencias buenísimas, muy prácticas, que podemos utilizar.
Si probamos estas sugerencias, bueno, estaremos demostrando que agradecemos la ayuda que Jehová nos da.
Esta es la mejor forma de aprovechar nuestro tiempo.
Como hemos visto, hay muchas formas de mostrar gratitud.
Pero hay dos en particular que podemos aplicar: estudiar la Biblia y poner en práctica las sugerencias para mejorar nuestro ministerio.
Así que imitemos a Jesús, a Jeremías y a muchos otros fieles testigos de Jehová, y hagamos todo lo posible por poner el corazón en el ministerio.
Así demostraremos que amamos a Jehová y a las personas y que valoramos mucho nuestra comisión de predicar las buenas noticias.
“El amor nunca falla”.
Ese fue el título de la asamblea regional del año pasado.
Se celebraron 24 asambleas internacionales por todo el mundo.
Como veremos en el siguiente informe, estas asambleas internacionales mostraron el amor y la unidad del pueblo de Jehová, y gracias a ellas se dio un enorme testimonio.
Jesús dijo que la marca que identificaría a los cristianos verdaderos es el amor que se tendrían unos a otros.
Esto se vio claramente en las asambleas internacionales del 2019 “El amor nunca falla”.
Nunca imaginé la bienvenida que nos dieron.
Había más de 200 hermanos en el aeropuerto.
Para mí, es como estar ya en el Paraíso, por el amor que se respira aquí.
Vaya adonde vaya, veo amor por todos lados.
Cuando llegué, los hermanos me abrazaron y me recibieron de una forma que no me había imaginado.
Si me lo hubieran contado, no lo hubiera creído.
En México hay muchas culturas diferentes, pero en este estadio somos un solo pueblo unido por el amor sirviendo a Jehová.
Eso es algo único, es maravilloso, y todo gracias al amor.
Sin importar de dónde somos o qué lenguaje, el lenguaje del amor está ahí.
El amor al prójimo nos motivó a participar en una campaña mundial de predicación.
Los representantes internacionales predicaron con los hermanos locales para invitar a millones de personas en todo el mundo a que asistieran a las 24 asambleas internacionales que se celebraron.
Esto fue una oportunidad para que hermanos de diferentes partes del mundo se conocieran.
A todos los unía el mismo objetivo: dar a conocer las buenas noticias del Reino a tantas personas como pudieran.
Me tocó predicar con una hermana que dirigía un curso de la Biblia con una señora brasileña.
La hermana había estado orando para poder visitarla con una hermana de Brasil.
Cuando visitamos juntas a la señora, ella pudo ver el amor que nos tenemos y los esfuerzos que habíamos hecho para poder asistir desde tan lejos a esta asamblea en Dinamarca.
Más de un millón de personas asistieron a estas asambleas internacionales, que se celebraron en muchos idiomas.
Tanto los hermanos locales como los delegados y quienes mostraron interés vivieron en primera persona el amor que nunca falla.
“Vístanse de amor, porque es un lazo de unión perfecto”.
Primero, el amor nos identifica.
La humildad...
Eso es demostrar amor.
El amor leal es un aspecto muy bonito de la personalidad de Jehová.
Bueno, Jesús lo dijo muy claro, ¿verdad?
Dijo: “Busquen el amor.
Busquen el amor.
Y encontrarán la religión verdadera”.
El amor cristiano tiene poder.
Llega al corazón de una manera en que las palabras no pueden hacerlo.
Honestamente, ¿qué otro grupo de personas en la Tierra estaría interesado en analizar lo que es el amor que nunca falla?
Cuando alguien nos mire, debería ver a una persona que demuestra amor.
Cuando vean a cualquiera que sirve a Jehová, deberían ver amor.
Además de salir a predicar, se planearon actividades para que los delegados pudieran conocer mejor a sus hermanos.
Esto les dio la oportunidad de aprender más sobre la cultura local y la historia de los testigos de Jehová del país de la asamblea.
En algunas ciudades, visitaron exposiciones y lugares en los que en el pasado se puso a prueba nuestra fe y amor.
Por ejemplo, en Berlín, los delegados pudieron visitar el campo de concentración de Sachsenhausen, donde muchos de nuestros hermanos estuvieron encarcelados durante la Segunda Guerra Mundial.
Algo que me impresionó mucho es que, a pesar de todo lo que vivieron nuestros hermanos aquí, hasta sus enemigos tuvieron que reconocer que el amor es lo que identifica a los verdaderos cristianos.
En esta visita, se vio el fiel aguante que nuestros hermanos demostraron a pesar de la cruel persecución y cuánto amaban a Jehová.
Fueron un excelente ejemplo de que el amor nunca falla.
Adolf Hitler quería exterminar a los testigos de Jehová y habló de ellos con desprecio.
Pero los testigos de Jehová seguimos aquí, lo que prueba que el amor cristiano nunca falla.
Otro ejemplo de fe y aguante se vio en Seúl, en Corea del Sur.
En 1953, se comenzó a encarcelar a los hermanos jóvenes de este país por negarse a realizar el servicio militar.
En total, más de 19.000 hermanos que se negaron a renunciar a su fe pasaron unos 37.000 años en prisión.
Los delegados pudieron visitar una exposición sobre la neutralidad en donde aprendieron más sobre la fe y el valor inquebrantables de estos jóvenes.
El 28 de febrero de 2019, se liberó al último Testigo que quedaba preso.
Como fui declarado no culpable hace tan solo dos semanas, he podido asistir a esta asamblea internacional.
Estoy muy agradecido a Jehová.
Gracias a que mi hijo fue absuelto, ha podido estar aquí en la asamblea.
Nunca nos imaginamos que esto sería posible.
¡Qué emocionados estaban estos hermanos de poder asistir a esta histórica asamblea junto a sus familias y los miles de representantes internacionales!
¡Mi corazón está lleno de alegría al ver a mi hijo sentado aquí a mi lado en la asamblea!
A pesar de la crisis económica que vive Venezuela, muchos delegados de ese país pudieron asistir a la asamblea internacional de São Paulo, en Brasil.
Como yo vengo de Venezuela, las circunstancias son difíciles en el país para conseguir cosas, incluso para tratar de aumentar o traer dinero para acá.
Hemos tenido que vender aparatos electrónicos...
Y haciendo sacrificios con trabajo por largas jornadas, pero esos sacrificios van a valer siempre la pena.
Amamos a nuestros hermanos porque Jehová nos ama a nosotros.
Una muestra de su amor es que nos ha dado su Palabra, la Biblia.
En Copenhague, Dinamarca, los delegados de Islandia se alegraron muchísimo de recibir un regalo especial.
Nos alegra presentar la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en islandés.
Además, en varias de las asambleas internacionales del 2019, los hermanos recibieron la revisión de la Traducción del Nuevo Mundo en el idioma de su corazón.
Está claro que Jehová nos quiere mucho.
Nos ha dado este maravilloso regalo porque quiere que sepamos que lo que dice este libro viene de él.
Las asambleas también les dieron la oportunidad a miles de personas de demostrar su amor por Jehová simbolizando su dedicación a él mediante el bautismo.
Otras personas también pudieron ver claramente el amor que había entre nuestros hermanos.
La comisión de tránsito, la policía, ellos no tenían tanto trabajo como suelen tenerlo usualmente.
Así que, más bien, se dedicaron a contagiarse del ambiente, a saludar a los delegados, a los extranjeros, a los locales.
Pero ellos estaban tan alegres que decían: “Realmente el país no necesita de más policías, sino de más testigos de Jehová”.
Las asambleas internacionales del 2019 nos dieron la oportunidad para demostrar que el amor de Jehová nos motiva a amar a otros.
A medida que nos acerquemos más al fin de este sistema, vamos a tener que amarnos como nunca antes.
Por supuesto, necesitamos lealtad.
Por supuesto, necesitamos aguante.
Y, por supuesto, cantaremos la canción de la valentía.
Pero, recuerden, ¿qué más necesitamos?
El amor leal de Jehová.
Estemos resueltos a imitar a Jehová y a no permitir que nuestro amor falle nunca, jamás.
Todo para la gloria de Jehová.
En este programa hemos visto cómo superar el reto de dar un testimonio completo.
Antes de terminar, viajaremos a Bolivia para conocer a nuestros hermanos de habla aimara.
En este país de Sudamérica hay unos 28.500 publicadores y cerca de 7.000 precursores.
En Bolivia, se reconocen como idiomas oficiales, además del español, 36 lenguas indígenas, incluido el aimara.
De los 11 millones de habitantes que hay en el país, alrededor de un millón seiscientos mil hablan aimara.
Esta es la oficina remota de traducción de la ciudad de El Alto.
Aquí hay 20 traductores que colaboran en la preparación de publicaciones bíblicas en aimara.
En el 2017, se presentó la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en aimara.
La mayor parte del territorio de habla aimara rodea el impresionante lago Titicaca e incluye zonas de Bolivia y de Perú.
Para llegar a los pueblos aislados, hay que viajar y caminar durante horas.
Pero las personas escuchan muy bien el mensaje.
A los aimaras les encanta hablar de la Biblia, ya que ellos respetan mucho la Palabra de Dios.
Actualmente, hay 31 congregaciones y 14 grupos de habla aimara en Bolivia.
La congregación de habla aimara de Copacabana se encuentra a una altitud de 3.800 metros (unos 12.500 pies).
Este grupo aislado, que está a una hora y media de Copacabana, también forma parte de la congregación.
Copacabana es un lugar turístico muy popular.
Personas de todo el mundo vienen aquí para conocer la cultura andina y visitar el lago Titicaca.
Los publicadores de esta congregación predican de muchas maneras diferentes.
Su territorio también incluye una isla que está en medio del lago.
Los hermanos de la congregación de habla aimara de Copacabana les envían todo su cariño.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.