JW Broadcasting: Septiembre de 2018

‎¡Les damos una muy cordial bienvenida! ‎Hoy tendremos un programa muy interesante. ‎Conoceremos al hermano Cecil Goff, que es anciano y precursor regular, ‎y lleva más de ochenta años sirviendo a Jehová. ‎Su historia nos enseña lecciones muy útiles para nuestra vida ‎y nuestro ministerio.

‎Seamos jóvenes o mayores, ‎¿cómo podemos elegir sabiamente la forma en que nos divertimos? ‎Presentaremos un video en el que un joven, llamado Danny, ‎se da cuenta de la importancia de llenar la mente de cosas provechosas. ‎¿Alguna vez ha enfrentado una situación ‎que parecía no tener salida? ‎El video musical de este mes ‎nos recordará que, en los peores momentos, ‎podemos contar con el apoyo y el cariño de Jehová. ‎Todo esto y más en el programa de septiembre de 2018.

‎Para comenzar, veremos la historia de Cecil Goff. ‎Él tiene 99 años de edad ‎y ha servido a Jehová por más de ochenta, ‎la gran mayoría de tiempo completo. ‎El hermano fue betelita en Brooklyn, superintendente de circuito, ‎misionero graduado de Galaad ‎y estuvo a cargo de la sucursal de Cuba. ‎Durante la entrevista, ‎traten de ver por qué está convencido ‎de que nada de lo que este mundo ofrece ‎se compara con la satisfacción de servir a Jehová toda la vida.

‎Me llamo Cecil Joseph Goff. ‎Empecé a perder la vista en los años setenta. ‎No puedo leer y casi no veo, pues solo tengo visión lateral. ‎Desde muy joven tocaba en una banda de música “country”. ‎Tocaba el banyo tenor, la guitarra tenor y la mandolina. ‎Me encantaba. ‎Pero entonces empecé a leer y estudiar la Biblia ‎y, como quería seguir, dejé la banda.

‎Me hice precursor, ‎y me asignaron a Texarkana, en Texas. ‎Otro hermano y yo estábamos con un gramófono ‎predicando a una mujer en su puerta. ‎Cuando me di cuenta, ‎estaba rodeado por unos 15 o 20 hombres. ‎Les pregunté: “¿Les gustó?”.

‎Uno me dijo: “Esa no es la cuestión. ‎Mi pregunta es: ‘¿Ustedes saludan la bandera?’”. ‎Yo contesté: “Déjeme que le explique”. ‎Y él dijo: “No quiero ninguna explicación. ‎Conteste sí o no. ¿La saludan?”.

‎Le dije: “No”. ‎Entonces me lanzó por los aires. ‎Cuando caí de espaldas en la calle, tres de ellos se me echaron encima. ‎Y el hombre decía: ‎“O saludas la bandera, o te la comes. ‎Tráiganme esa bandera de allá”. ‎Yo le pedía a Jehová que se acordara de mí ‎en la resurrección. ‎Pero, en ese momento, ‎varias mujeres vinieron corriendo de sus casas ‎y dijeron a los hombres: “Déjenlos tranquilos; ‎ellos no les han hecho nada. ‎No los molesten. Dejen que se vayan”. ‎Así que me dejaron ‎y salieron corriendo como gatos asustados.

‎Me invitaron a formar parte de la familia Betel de Brooklyn. ‎Cuando el hermano Knorr me preguntó si sabía escribir a máquina, ‎contesté: “Sí, sí sé”. ‎Entonces me dijo: “Pues te voy a poner a trabajar ‎con una máquina que se llama linotipia. ‎Tiene tres teclados. ‎Te va a tomar unos dos años aprender a usarla. ‎¿Estás dispuesto a hacerlo?”. ‎Yo le dije: “Sí, claro”. ‎Así que empecé a trabajar con la linotipia.

‎Me casé a finales de 1945 y dejé Betel. ‎En 1949 nos invitaron a la obra de circuito. ‎Estuvimos en la clase 21 de Galaad; disfrutamos muchísimo la escuela. ‎Me asignaron a Cuba como superintendente de sucursal. ‎En el 63, la policía se presentó en la sucursal ‎como a las diez de la noche. ‎Me dijeron que tomara mi documentación, ‎y nos llevaron a la comisaría. ‎Al rato, vino un policía y dijo lo que yo ya me imaginaba: ‎“Tienen que abandonar Cuba ‎porque ustedes no apoyan al gobierno cubano”. ‎Alguien le preguntó a un policía que estaba cerca: ‎“¿Quién es esta gente que va a ser expulsada?”. ‎Y refiriéndose a mí, le contestaron: ‎“Mira, ¿ves a ese gánster de ahí? ‎Ese es el cabecilla”. ‎Así que nos metieron en un avión y nos mandaron de vuelta. ‎Me puse en contacto con el Betel de Brooklyn ‎y hablé con el hermano Knorr. ‎Él me dijo: ‎“Ven a Betel lo antes posible, mañana o pasado. ‎Has venido justo a tiempo para volver a la linotipia, ‎tenemos que producir un nuevo libro en español”. ‎Así que volví a trabajar con la linotipia.

‎Entonces, el hermano Knorr habló conmigo. ‎Me dijo: “En 1964 vamos a tener un curso de Galaad de diez meses ‎especialmente preparado para ayudar a los que sirven en las sucursales”. ‎Oh, fue muy muy bueno. ‎Estudiamos mucho, no solo la Biblia, discursos y todo eso, ‎sino también muchas cosas de la sucursal.

‎Lo más importante es que nuestro amor a Jehová siga creciendo. ‎Él conoce nuestros pensamientos y nuestro corazón. ‎Sabe mucho más que nosotros y puede hacer cualquier cosa. ‎He aprendido a aceptar que sus decisiones ‎siempre son las mejores, sean las que sean. ‎También he aprendido que, si obedecemos ‎lo que dice la organización y la Biblia, ‎estamos haciendo la voluntad de Jehová; ‎ese es mi mayor deseo, ‎y no me arrepiento de nada en absoluto. ‎Quizás podría haber hecho más a veces, ‎pero estoy contento de haber aprovechado ‎las oportunidades que he tenido hasta ahora ‎para servir a Jehová.

‎Ha sido una vida muy feliz. ‎He visto la mano de Jehová una y otra vez.

‎El hermano Goff ha disfrutado de una vida plena y feliz ‎en el servicio a Dios. ‎Quizás se pregunten: ‎“¿Cómo logró cumplir con tantas asignaciones diferentes ‎durante todo ese tiempo?”. ‎Él comprendió la importancia de dejar que Jehová ‎y su organización moldearan su manera de pensar. ‎Cuando era joven, tuvo que elegir en manos de quién se iba a poner, ‎y esa es una decisión que todos debemos tomar. ‎Precisamente de eso hablaremos a continuación.

‎El título del discurso de este mes es ‎“No permitamos que el mundo nos moldee”.

‎Job dijo que la sabiduría divina es sumamente valiosa.

‎En Job 28:17, leemos: ‎“Oro y vidrio no se pueden comparar con ella”.

‎En los días de Job, el hombre ya trabajaba el vidrio, ‎pero lo que revolucionó la producción de vidrio ‎fue la introducción de la técnica del soplado.

‎El artesano sopla a través de un tubo y, en unos cuantos segundos, ‎le da a la burbuja de vidrio fundido la forma que desea.

‎El mundo de Satanás ‎moldea con verdadera maestría ‎las mentes de las personas y las convierte en frágiles vasijas ‎que sirven de poco.

‎Romanos 9:22 se refiere a esas personas ‎como “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.

‎Ahora leamos Romanos 12:2.

‎¿Cómo va tomando forma la manera de pensar de la gente?

‎Fíjense en lo que dice Romanos 12:2: ‎Noten que, para resistir la influencia de este mundo, ‎tenemos que rehacer nuestra mente.

‎Sí, el sistema de Satanás intenta manipular nuestra mente, ‎nuestra forma de pensar.

‎Ahora bien, al igual que el artesano, ‎¿qué sopla Satanás para moldear a la gente?

‎La respuesta está en Efesios 2:2, 3.

‎Refiriéndose a los malos caminos que muchos seguíamos, ‎el versículo 2 dice: ‎Este versículo muestra que alguien controla este “sistema de cosas”.

‎El “gobernante de la autoridad del aire” es Satanás, ‎y el aire es el espíritu del mundo.

‎¿Qué tipo de conducta se promueve ‎en este ambiente controlado por el Diablo?

‎El versículo 3 dice: ‎Quienes se comportan así se convierten en “vasos de ira ‎hechos a propósito para la destrucción”.

‎Los artesanos del vidrio suelen trabajar juntos en talleres.

‎Un aprendiz sumerge el tubo en el vidrio fundido, ‎lo hace girar y extrae una pequeña cantidad de pasta de vidrio. ‎Entonces le da forma rodándola sobre una plancha de metal lisa.

‎A continuación, le entrega el tubo al maestro artesano, ‎quien sopla a través de él, forma una burbuja y la moldea.

‎Si está haciendo una copa, por ejemplo, ‎el maestro entrega el tubo al encargado de hacer el tallo de la copa, ‎quien adhiere otra pequeña cantidad de pasta ‎y le da forma con unas grandes pinzas de metal.

‎Más adelante, se pone otro poco de pasta en el tallo, ‎se rueda sobre la superficie lisa y se forma la base de la copa.

‎Hablemos de cuatro recursos de los que se vale este mundo ‎para tratar de moldearnos sutilmente según los deseos de Satanás.

‎El primero es la presión de grupo.

‎Digamos que en el taller del Diablo ‎hay quien se encarga de ejercer presión en nosotros.

‎Esto puede suceder en la escuela o en el trabajo. ‎¿No creen que Satanás hará todo lo posible ‎por aprovecharse de quienes nos rodean para tratar de moldearnos?

‎¡Claro que sí!

‎La presión de grupo ‎puede influir en nuestra forma de pensar.

‎Quizás algunos se burlen de nuestros principios, ‎de nuestra forma de hablar o de nuestra forma de vestir.

‎Y eso nos afecta.

‎Puede que nos inviten a hacer cosas que no llevan a nada bueno. ‎Como el aprendiz del taller, ‎intentan moldearnos con halagos y tentaciones, o con burlas.

‎Nos dicen las cosas una y otra vez ‎para influir en nuestra mente.

‎Acompáñenme a leer 2 Pedro 2:18, 19.

‎Y, mientras leemos, traten de identificar ‎en dónde habla Pedro de la presión de grupo.

‎Leamos 2 Pedro 2:18, 19: ‎El versículo dice que quien se deja cautivar, ‎o cede a la presión de grupo, ‎se convierte en un esclavo. ‎¡Qué peligroso! ‎Eso sería terrible. ‎La presión de grupo es una amenaza real.

‎¿De qué otra manera puede el espíritu del mundo ‎moldear nuestra forma de pensar? ‎¿Recuerdan que el aprendiz del taller le pasa el tubo al maestro ‎para que él infle la burbuja de vidrio y le dé forma?

‎¿Qué otro recurso puede usar Satanás para influir en nuestra mente?

‎La publicidad. ‎Los anuncios comerciales ‎suelen transmitir un mensaje vacío, lleno de aire, ‎como la burbuja de vidrio. ‎Piensen, por ejemplo, en la última vez que compraron algo.

‎Tal vez fue una prenda de vestir, ‎o algo tan simple como una caja de cereal, ‎pero de cierta marca. ‎¿Qué los motivó a comprar ese producto?

‎¿Fue una compra bien pensada, ‎o, sin darse cuenta, se dejaron llevar por la publicidad?

‎No estamos diciendo ‎que todos los anuncios comerciales sean malos. ‎Pero, mientras más dejemos que influyan en nuestra mente, ‎mayor será el riesgo de que adoptemos un estilo de vida materialista.

‎Porque esto va más allá de escoger un cereal.

‎Por ejemplo, ¿pudiera la publicidad convencernos ‎de comprar un flamante auto de lujo? ‎Vayamos a 1 Juan 2:15-17.

‎Este mundo no hace más que llenarnos la cabeza de “cosas”.

‎Primera de Juan 2:15, 16 dice: ‎¿Y por qué tenemos que resistirnos ‎a la influencia de los anuncios que promueven el espíritu del mundo?

‎Versículo 17: ‎¡Acuérdense de Eva! ‎Satanás le presentó un comercial de la fruta prohibida.

‎La Biblia dice que luego a Eva ‎le pareció que aquella fruta era “algo que anhelar”, ‎algo “deseable”. ‎Eva se dejó llevar por la publicidad, ‎y el resultado fue desastroso. ‎Satanás también trató de distorsionar el punto de vista de Jesucristo.

‎El capítulo 4 de Mateo ‎nos dice que Satanás “le mostró todos los reinos del mundo y su gloria” ‎y se los ofreció a cambio de un solo acto de adoración.

‎Pero Jesús ni siquiera quiso mirar. ‎Hermanos, no dejemos que la publicidad nos controle.

‎¿De qué otro recurso puede valerse el mundo para influir en nuestra mente?

‎De las malas compañías. ‎Tal vez recuerden que, después de hacer el cáliz de la copa, ‎el maestro le entrega el tubo a alguien más, ‎quien pega otra pequeña cantidad de vidrio fundido ‎y la estira para formar el tallo de la copa.

‎Ya hablamos de la presión de grupo, ‎que puede venir de personas ‎que no son tan allegadas a nosotros. ‎Ahora hablemos de la clase de personas ‎con las que decidimos pasar gran parte del tiempo.

‎Quienes no aman a Jehová pueden manipularnos ‎para que estiremos, o relajemos, nuestros valores, ‎y así el mundo tendrá por dónde agarrarnos.

‎Recordemos el consejo de 1 Corintios 15:33.

‎A veces oímos decir que hay chicos en la escuela ‎que son más agradables que los jóvenes de la congregación.

‎Y sí puede que sean más agradables o divertidos, ‎pero no necesariamente una buena influencia.

‎Examinemos 1 Corintios 15:33 en su contexto.

‎¿A quiénes se refería Pablo cuando habló de “las malas compañías”?

‎Primera a los Corintios 15:33 dice: ‎¿Y qué las convirtió en malas compañías?

‎Veamos el contexto. ‎Leamos el versículo 12: ‎¿Cuál era el problema? ‎Que aquellas personas tenían otras creencias.

‎¿Y por qué las hacía eso malas compañías?

‎Porque lo que creen las compañías que elegimos ‎termina influyendo en nuestra forma de pensar, ‎y nuestra forma de pensar influye en nuestra conducta.

‎Vean cómo lo expresa Pablo en el versículo 32.

‎¿Tendría sentido sacrificarse por servir a Dios ‎si no tuviéramos la esperanza de la resurrección, ‎de vivir para siempre? ‎Versículo 32: ‎Sin duda, todos debemos evitar las malas compañías, ‎ya sea en persona, en la televisión o en Internet.

‎¿Y cuál es el cuarto recurso que podría utilizar Satanás ‎para tratar de moldear nuestra forma de pensar?

‎La educación superior. ‎Tal vez recuerden el discurso ‎del hermano Morris, del Cuerpo Gobernante, ‎titulado “¿Cuál es la mejor educación?”. ‎Este discurso, disponible en JW Broadcasting, ‎enfatizó el valor de la educación divina.

‎Pero también subrayó ‎los peligros de la educación superior. ‎La educación es para aprender, ‎y el aprendizaje influye en nuestra visión de las cosas.

‎Y, aunque nuestra intención solo sea establecer ‎una buena base para entrar al mundo laboral, ‎podríamos exponer la mente a ideas y prácticas ‎que van en contra de lo que enseña la Biblia.

‎Volvamos al taller. ‎¿Recuerdan que al tallo ‎se le añade otro poco de vidrio fundido?

‎El artesano luego va moldeando el vidrio ‎hasta formar la base de la copa. ‎No vamos a hablar mucho más del tema de la educación, ‎pues el hermano Morris ya habló de él.

‎Tal vez quieran ver ese programa de nuevo.

‎Pero sí me gustaría que leyeran conmigo 1 Timoteo 6:20, 21: ‎Es triste decirlo, ‎pero tratando de establecer una buena base en sentido económico, ‎muchos “se han desviado de la fe”.

‎En las imágenes que hemos visto del taller, ‎se puede apreciar la habilidad de los artesanos, ‎que fabrican piezas bellísimas y muy útiles.

‎Pues los artesanos del taller de Satanás ‎también pueden moldear con gran habilidad ‎la mente de las personas. ‎¿Con qué resultado? ‎Quienes se dejan moldear por Satanás ‎se pierden la oportunidad de ser vasos útiles para Jehová ‎y, en cambio, llegan a ser uno más de los numerosos vasos ‎que se producen en el taller del Diablo.

‎¿Y para qué sirven esos vasos?

‎Para nada en absoluto. ‎Hace unos minutos, citamos Romanos 9:22.

‎Allí decía que quienes forman parte del mundo de Satanás ‎son “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.

‎Jehová ha pagado un alto precio por nosotros, ‎uno que no se puede comparar con el oro ni el vidrio.

‎Dejemos que la sabiduría divina siga moldeándonos.

‎Seamos vasos útiles y demos gloria a Jehová.

‎Quisiera concluir con las palabras de 1 Corintios 6:20: ‎Ahora bien, ¿de qué otras maneras trata de moldearnos el mundo? ‎Una es mediante el tipo de entretenimiento que produce. ‎¿Cómo podemos elegir entretenimiento que renueve nuestras fuerzas, ‎pero que no contamine nuestra adoración a Jehová? ‎En el siguiente video, ‎fíjense en la ayuda que recibe un joven ‎para tomar mejores decisiones.

‎Le prometí a Akil que predicaría con él después de clase.

—Ey, Danny, ¿qué tal?

‎Estamos esperándote en el auto.

‎Salí a predicar con él, ‎pero mi cabeza estaba en otro lugar.

‎Akil se dio cuenta ‎y quiso saber si me pasaba algo.

‎Siendo sincero, ‎en ese momento hubiera preferido estar jugando con mis videojuegos.

‎Pero no se lo podía decir.

‎Es que Akil es precursor y siervo ministerial.

‎No lo entendería.

‎Unos días después, ‎Akil me invitó a salir en bici con unos amigos.

‎Y la verdad es que fue muy divertido.

‎Y Lucas saltó por encima...

‎—Aquí tienes.

—Perfecto, gracias.

‎—Si necesitan algo más, me lo dicen, por favor.

—De acuerdo, gracias.

‎Oye, Danny, eres muy bueno con la bici...

‎¿Qué otras cosas te gusta hacer?

‎—Pues... tengo este juego que se llama...

—Y, en un segundo, ‎ya le estaba enseñando mis juegos.

‎Para mi sorpresa, ‎a él también le gustaban los videojuegos.

‎Pero me dijo que había decidido ser selectivo.

‎Y me empezó a hablar de los gladiadores de la antigua Roma.

‎Gente de todas partes viajaba para verlos luchar a muerte.

‎Y, aunque los espectadores no corrían peligro físico, ‎el verdadero peligro venía después.

‎Ver tanta sangre y tantos asesinatos ‎los iba haciendo insensibles, ‎y cada vez querían más.

‎Esto fue una gran prueba ‎para los cristianos que vivieron en ese tiempo.

‎Akil me ayudó a razonar sobre lo que dice Romanos 12:9: ‎Danny, los juegos han ido cambiando con el paso del tiempo, ‎pero la violencia es la misma.

‎Me gustan los videojuegos, ‎pero evito los que fomentan lo que Jehová odia.

‎Los Testigos nos podemos divertir.

‎¡Y claro que podemos jugar con videojuegos!

‎Pero yo quiero elegir bien.

‎Quiero demostrarle a Jehová que odio lo malo, ‎y quiero alegrar su corazón.

‎Este video forma parte de una serie de 17 episodios, ‎que estarán disponibles dentro de una nueva categoría titulada ‎“Principios para la vida diaria”. ‎La podrán encontrar tanto en la sección “Familia” ‎como en la sección “Nuestras reuniones y ministerio”. ‎Como vimos en este episodio, ‎el tipo de entretenimiento que escogemos ‎puede afectar nuestra adoración. ‎Podríamos estar poniendo nuestra mente ‎en manos de Satanás. ‎¿Qué principios bíblicos nos pueden ayudar ‎si nos atraen diversiones que desagradan a Jehová? ‎En el capítulo 6 del libro “Amor de Dios”, ‎hay un recuadro titulado ‎“¿Qué clase de diversiones debería elegir?”. ‎Valdría la pena meditar en esa información ‎durante nuestra adoración en familia. ‎Hacerlo nos ayudará a adherirnos a lo que es bueno. ‎Por cierto, a veces necesitamos corrección ‎para adherirnos a lo que es bueno.

‎Y la disciplina puede ser dolorosa.

‎¿Cómo podemos concentrarnos en los beneficios de la disciplina ‎en vez de en el dolor que nos causa? ‎En una adoración matutina de Betel el hermano Anthony Morris, ‎miembro del Cuerpo Gobernante, ‎explicó que la clave está en tener ‎un punto de vista adecuado sobre la corrección.

‎Esta mañana vamos a ver ‎que tener la actitud correcta hacia la disciplina ‎nos mantiene cerca de Jehová.

‎Metiéndonos un poco en contexto, ‎el versículo de hoy menciona una ocasión ‎en la que Jehová corrigió a su pueblo hasta el grado debido.

‎Les estaba hablando de cuando regresaran a su tierra.

‎Y les aseguró que no los iba a exterminar ni abandonar, ‎lo que nos muestra que él quería que siguieran teniendo su amistad.

‎Hoy en día recibimos disciplina de varias maneras.

‎Puede ser a través de nuestro estudio personal de la Biblia.

‎Me alegré mucho esta mañana ‎(bueno, no sé cuándo empezó, creo que anoche) ‎cuando vi que en JW Library ya se pueden añadir notas, ‎yo ya he puesto algunas.

‎Esas notas, o ideas que apuntemos, ‎van a ser como una disciplina de Jehová que queda entre él y nosotros.

‎Es bueno y sabio dejar que Jehová nos discipline de esa manera, ‎evita que nos alejemos de él.

‎Puede ser algo que leamos en alguna publicación, ‎algo que escuchemos en una reunión, una asamblea, ‎algo que veamos en nuestro canal por Internet...

‎Jehová puede usar varios medios, muchísimas formas, de disciplinarnos.

‎Y tenemos que recordar que lo hace para que sigamos cerca de él.

‎El problema es que no es fácil aceptar la disciplina, ‎requiere humildad.

‎La actitud correcta hacia la disciplina se explica en Proverbios, capítulo 3.

‎Ahí hallamos la base bíblica ‎que describe la actitud que debemos tener ‎para seguir cerca de Jehová.

‎Vayamos a los versículos 11 y 12 del capítulo 3 de Proverbios: ‎“La disciplina de Jehová, oh hijo mío, no rechaces; ‎y no aborrezcas su censura, ‎porque Jehová censura al que ama, ‎aun como lo hace un padre a un hijo en quien se complace”.

‎¿Cómo podría uno rechazar la disciplina de Jehová?

‎Bueno, imagínate que te tienen que dar un consejo, ‎y los superintendentes o los ancianos se sientan contigo.

‎Cuando llega ese momento, hay quien enseguida se enoja, ‎empieza a justificarse o piensa que tienen algo en contra suya.

‎Pero Jehová le dice a esa persona: “No lo rechaces”.

‎Si los hermanos usan la Biblia y las publicaciones al darte un consejo, ‎considéralo como si viniera de Jehová, porque él desea que sigas a su lado.

‎Por otro lado, ‎a veces uno puede leer algo que lo acerque a Jehová, ‎especialmente si se ha desviado sin darse cuenta.

‎Voy a mencionarles unos ejemplos de hace años, ‎de ovejas de Jehová que leyeron algo en “La Atalaya” ‎que les sirvió de disciplina y los acercó a él.

‎Remontémonos al año 1983, ‎cuando se publicó en español un artículo ‎sobre los seriales de televisión o telenovelas.

‎Tal vez algunos estén pensando: “Bueno, de eso hace mucho tiempo”.

‎Pero la verdad es que la cosa no ha cambiado.

‎Algunas de esas telenovelas las siguen poniendo en televisión ‎y tienen el mismo nombre que tenían entonces.

‎Sí, todavía las ponen.

‎Pues muchos lectores se beneficiaron de aquel consejo, ‎que sigue siendo práctico hoy en día.

‎Me parece muy bonito y digno de mención ‎que muchos, después de leer aquel artículo, ‎reconocieran que necesitaban esa disciplina.

‎Tuvo un gran efecto en su relación con Jehová ‎y decidieron acercase a él.

‎La portada de aquella “Atalaya” decía: “Los seriales de la TV...

‎¿pueden corromper el corazón?”.

‎El primer artículo comentó lo siguiente: “Millones de mujeres y hombres ‎de entre todas las edades, razas y antecedentes ‎rara vez se pierden un episodio”.

‎Y ahora hasta se pueden grabar, ‎y uno los puede ver las veces que quiera.

‎Sigue siendo un problema para los cristianos, ‎para los que adoramos a Jehová.

‎Por eso, queremos asegurarnos de que las telenovelas ‎o seriales de ese tipo no nos corrompan.

‎Después de que salieran esos artículos en inglés, ‎algunos lectores escribieron explicando el buen efecto ‎que había tenido en ellos la información, ‎y unos meses después ‎se publicaron sus cartas ‎en la edición en inglés de la revista “La Atalaya”.

‎La verdad es que tuvo mucho mérito que fueran tan humildes ‎y aceptaran el consejo y la disciplina con la actitud correcta.

‎Uno de los peligros que mencionaba el artículo ‎era que el espectador ‎podría desarrollar un vínculo emocional con los personajes.

‎Esto fue lo que dijo una lectora: ‎“Llevaba viendo esa telenovela desde pequeña, ‎y Julie era como una amiga para mí.

‎Un día, Julie tuvo un accidente que le dejó desfigurada su bonita cara.

‎Y yo no me perdía ni un episodio para ver si se iba a recuperar.

‎Una noche, al hacer la oración, ‎sin darme cuenta de lo que estaba diciendo, ‎le pedí a Jehová: ‘Por favor, ayuda a Julie’”.

‎La hermana admitió: “Me quedé en ‘shock’.

‎[¡Y con razón!].

‎Aquello me había salido del corazón”.

‎Reconoció que se había vuelto adicta, y dejó de ver esos programas.

‎Escribió: “Si todos los lectores se tomaran a pecho ‎el consejo del artículo sobre los seriales de televisión, ‎se sentirían liberados, ‎pues ya tenemos bastante con nuestros propios problemas”.

‎Como vemos, la hermana tenía la actitud correcta hacia la disciplina, ‎lo que la ayudó a seguir cerca de Jehová.

‎Otra lectora, después de dar las gracias por el artículo, escribió: ‎“Me di cuenta de que tenía adicción a las telenovelas ‎y tenía que hacer algo al respecto.

‎Temía que afectara mi amistad con Jehová.

‎¿Cómo podía ser amiga de aquellos personajes ‎y, al mismo tiempo, amiga de Jehová?

‎Tomé medidas drásticas de inmediato, ‎era la única manera, pero no fue nada fácil”.

‎¿Qué hizo para dejar la adicción?

‎Tuvo que desenchufar el televisor.

‎Salía a trabajar al jardín, llamaba a alguien..., ‎lo que fuera con tal de ocupar su mente en otra cosa ‎y no sentarse a ver aquellas telenovelas.

‎Estudiaba la Biblia —eso te acerca a Jehová—, ‎se preparaba para las reuniones ‎y realizaba otras actividades espirituales.

‎Al final reconoció: “¡Me siento mucho mejor!

‎Ya hace dos años [bueno, eso en el momento en que ella escribió] ‎desde que vi por última vez a aquellos ‘amigos’.

‎La verdad es que a veces quisiera saber cómo les va, ‎pero lucho contra eso.

‎Quizás otras personas que todavía no han vencido esa adicción ‎ahora puedan hacerlo”.

Y añadió: ‎“Gracias a Jehová y a los hermanos por habernos hecho ver ‎que las telenovelas no sirven para nada”.

‎Por último, otra lectora dijo: “Me puse a llorar al leer los artículos, ‎porque me di cuenta de que mi corazón ya no era completo para con Jehová.

‎Le prometí a Dios ‎que dejaría de ser esclava de las telenovelas ‎y le pedí que me ayudara a salir de casa el día que pusieran la que yo veía.

‎Dos días después, me invitaron a ir a un curso bíblico ‎que era el mismo día y a la misma hora que daban la telenovela.

‎Acepté encantada.

[Y fíjense en esto:] ‎Ahora me siento más cerca de Jehová, ‎mi amistad con él es más estrecha.

‎Jehová es muy bueno al disciplinarnos a través de su Palabra”.

‎Está claro que esta hermana tenía la actitud correcta.

‎Para concluir, vayamos a Hebreos, capítulo 12.

‎Valoramos los comentarios tan sinceros de aquellas hermanas ‎y el consejo, que todavía nos beneficia.

‎Los verdaderos cristianos ‎tenemos que evitar cualquier entretenimiento ‎que nos corrompa en sentido espiritual.

‎En Hebreos, capítulo 12 y versículo 11, dice: ‎ “Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, ‎sino penosa; ‎sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, ‎da fruto pacífico, a saber, justicia”.

‎Como vemos, la disciplina duele, pero el fruto que produce ‎hace que valga la pena tener la actitud correcta ‎y aceptarla con humildad.

‎Así permaneceremos cerca de nuestro querido Padre, Jehová.

‎Sin duda, la disciplina nos acerca a nuestro Creador ‎porque corrige nuestra forma de pensar y actuar. ‎La corrección puede venir de la Palabra de Dios, ‎de las publicaciones del “esclavo fiel y discreto”, ‎de nuestros padres o de algún cristiano maduro. ‎Sin importar de dónde venga, ‎debemos recordar lo que dice Proverbios 3:12: ‎“Jehová censura al que ama, ‎aun como lo hace un padre a un hijo en quien se complace”.

‎Pero ¿qué hay si, por las circunstancias de la vida, ‎el mundo nos ha contagiado su manera de pensar? ‎De ser así, nos animará conocer a la hermana Guzel Gainanshina. ‎Ella no fue criada como testigo de Jehová. ‎De joven, su objetivo en la vida era triunfar en los deportes, ‎y consiguió cierto grado de éxito. ‎No obstante, ¿qué la ayudó a darle verdadero sentido a su vida?

‎Crecí en una zona de Rusia, entre preciosos árboles ‎y bajo un espectacular cielo estrellado.

‎Me parecía el lugar más hermoso del mundo.

‎Mi madre siempre me animaba a fijarme en lo bella que es la creación ‎y me decía: “Hija, es muy importante que seas una buena persona”.

‎Pero yo siempre me preguntaba: ‎“¿Por qué estamos aquí?

‎¿Por qué hay tanto dolor, sufrimiento e injusticia?”.

‎Cuando tenía 18 años, ‎empecé a practicar una modalidad de karate ‎llamada “kyokushinkai”.

‎Imagínense a un grupo de personas en kimono, ‎en filas, sin miedo a nada ‎y concentradas en perfeccionar sus golpes y su técnica.

‎Pensé: “¡Sí, esto es justo lo que estaba buscando!”.

‎Me propuse participar en el siguiente campeonato mundial ‎y llegar lejos en la competencia.

‎Pensaba que así me haría inmortal, ‎que me recordarían las futuras generaciones.

‎En el mundo del deporte ‎son comunes los lemas o frases inspiradoras, ‎pero me di cuenta de que no todo es color de rosa.

‎En una ocasión, mientras estaba sentada, ‎empecé a experimentar un sentimiento de insatisfacción ‎que no me dejaba en paz.

‎Y, por primera vez en mi vida, le oré a Dios.

‎Le dije: “Señor, no te entiendo.

‎¿Cómo puede haber tanta belleza y, al mismo tiempo, tanto sufrimiento?

‎¿Es esto lo que tú querías?

‎¿De verdad es así como quieres que vivamos?”.

‎Me parece que ese día oré unas cuatro horas.

‎Los sentimientos más fuertes de insatisfacción y soledad ‎surgen cuando estás lejos de tu Creador.

‎Y yo me sentía muy sola en ese momento.

‎Poco después, alguien tocó a mi puerta.

‎Eran los testigos de Jehová.

‎Empecé a estudiar la Biblia.

‎¡Fue maravilloso!

‎En una ocasión, ‎la hermana con la que estudiaba se quedó mirándome ‎y, cuando vio todos mis moretones y mis manos golpeadas, ‎respiró profundamente y movió la cabeza.

‎Entonces le pregunté: “¿Pasa algo?”.

‎Y me dijo: “Estoy muy triste”.

‎“¿Por qué?”, le pregunté.

‎Y ella contestó: “Veo tus manos, tus brazos, ‎todos los golpes que tienes...

‎¿no te duele?”.

‎Yo respondí que sí.

‎A lo que ella dijo: “¿Sabes?

Me duele verte sufrir”.

‎Entonces empecé a darme cuenta de que Jehová es el Dios verdadero ‎y que había encontrado la verdad.

‎Claro, tuve muchísima presión de parientes y amigos.

‎Pero, siendo sincera, ‎lo más difícil fue luchar contra mi amor por el karate.

‎Faltaba un año para el campeonato mundial, ‎y llevaba cinco años preparándome para participar en él.

‎El sabor es dulce cuando estás del lado ganador, ‎cuando es tu oponente quien está abajo.

‎Así que asistí al campeonato mundial.

‎Cuando estaba entre los cuatro primeros ‎y tenía que salir a pelear por el tercer puesto, ‎pensé en decirle a mi entrenador que no quería seguir.

‎Y es que ya no sentía ni una sola parte del cuerpo; ‎estaba toda lastimada.

‎Pero entonces él me dijo: “Sabes que te queremos.

‎¡Sal a pelear!”.

‎En ese momento, ‎pude ver qué diferentes son el amor del mundo ‎y el amor de los siervos de Jehová.

‎El mundo me decía: “Te amamos, ‎pero sal a pelear, aunque mueras en el intento”.

‎En cambio, el amor genuino ‎había motivado a aquella Testigo a decirme: “Me duele verte sufrir”.

‎Me di cuenta de que el mundo no puede darte lo que no tiene.

‎El mundo no sabe dar amor.

‎A pesar de todo, salí a pelear...

y gané la medalla de bronce.

‎Allí estaba yo, en el podio, ‎recibiendo el reconocimiento de gente a la que yo no le importaba, ‎sintiéndome tan vacía como antes.

‎Cuando alguien dedica su vida a buscar la gloria personal, ‎siempre termina sintiéndose vacío y decepcionado.

‎Al final, tomé la decisión de abandonar el karate.

‎Comencé a predicar y, en el año 2005, ‎me bauticé en una asamblea en la ciudad de Kurgan.

‎Luego empecé el servicio de tiempo completo.

‎Y aprendí el tártaro para predicar a las personas que hablan ese idioma.

‎Ahora, cuando miro las estrellas, ‎ya no siento el vacío de antes.

‎No, ahora me invade la alegría de saber que detrás de todo esto ‎se encuentra nuestro amoroso Creador, Jehová.

‎A pesar de que este sistema había moldeado a Guzel, ‎ella logró transformar su manera de pensar. ‎Las heridas que sufrió en el deporte sanaron con el tiempo, ‎pero ella encontró alivio de una fuente superior, ‎la que se menciona en el Salmo 147:3. ‎Allí se explica que Jehová sana el corazón ‎y venda las heridas emocionales de quienes han sufrido ‎en manos de este mundo. ‎El ejemplo de Guzel ‎demuestra que nuestras circunstancias ‎o antecedentes no pueden impedir ‎que la verdad bíblica transforme nuestra vida.

‎Hace falta mucha fe para abandonar metas profesionales ‎por servir a Jehová. ‎Algunos hermanos han dado ese paso ‎después de haber invertido mucho tiempo y dinero ‎en su educación y en su carrera. ‎Si este es su caso, ‎recuerde que muchos más también lo han hecho. ‎En el siguiente video, conoceremos a varios jóvenes ‎que no se dejaron llevar por la opinión que tiene el mundo ‎sobre el éxito.

‎Ahora estoy sirviendo en la sucursal de Centroamérica ‎y tengo la oportunidad de trabajar con hermanos y hermanas extraordinarios, ‎tanto aquí como de otras partes del mundo.

‎Mi nombre es Rogelio.

‎Pertenezco al Departamento de Arte y soy ilustrador digital.

‎La música lo es todo para mí.

‎Me llamo Joyce.

‎Soy precursora y contralto en el coro de Betel.

‎Me llamo Lou-Len ‎y soy precursora regular en una congregación que necesita ayuda.

‎Me encanta lo que hago, no lo cambiaría por nada.

‎Ver cómo se les ilumina el rostro a las personas ‎cuando les enseñas el nombre de Dios, ‎cuando les platicas de las promesas que Jehová nos tiene preparadas, ‎es algo que me llena mucho de gozo.

‎Mi nombre es Josué Martell, ‎y sirvo como precursor regular y anciano de la congregación.

‎Desde pequeño, siempre me ha encantado jugar fútbol.

‎Y ese era mi gran sueño.

‎Era mi meta llegar a ser un futbolista profesional.

‎La verdad es que siempre ‎fue complicado para mí esto de ponerme metas, ‎porque siempre tuve dos pasiones.

‎O era un siervo de Jehová, o era un artista.

‎Quería ser la mejor gimnasta del mundo.

‎En ese momento, ‎la gimnasia era lo más importante de mi vida.

‎Actuaba en conciertos muy grandes.

‎La gente allí de pie, aplaudiendo...

‎¡Era increíble!

‎La gente que me rodeaba no era Testigo.

‎Consumían drogas, fumaban y decían palabrotas.

‎Mi entrenador me había diseñado un plan muy completo ‎para prepararme para las olimpiadas.

‎Me sentía atrapada.

‎Pensé: “¿Qué quiero hacer con mi vida?”.

‎Y, sobre todo: “¿Qué quiere Jehová que haga?”.

‎Cuando estaba estudiando diseño, ya era precursor regular, ‎pero no fue fácil para mí llegar a comprender ‎que quien importa es Jehová.

‎Cuando tenía 16 años, ‎empezaron a llegar equipos de diferentes lugares, ‎y me hacían ofertas con contratos de fuertes cantidades; ‎y, pues sí, era una presión, sí, era una tentación, ‎porque constantemente estaban hablando, ‎estaban yendo a mi casa...

‎Miraba a los jugadores cuando estaban practicando el deporte, ‎y eran felices.

‎Pero, después de allí, ya no.

‎Mirar a mi madre, en el servicio de tiempo completo, ‎mirar la felicidad que tenía, eso a mí me impulsaba, ‎porque yo quería disfrutar de esa felicidad duradera.

‎Y me hacía sentir un poco culpable ‎el pensar que le estaba dando mucho al diseño, al arte, a todo esto.

‎Y entonces fue cuando me decidí.

‎Me decidí a dejar la universidad y enfocarme en el servicio.

‎Me di cuenta de que, por mucho tiempo, ‎no había progresado nada en la verdad.

‎Le hice una oración a Jehová con todo el corazón.

‎Le pregunté: “¿Te conozco de verdad?

‎¿Estoy haciendo las cosas como tú quieres?”.

‎Después de eso, ‎dejé de cantar con los que no eran Testigos.

‎Oré a Jehová.

‎Más tarde, en la asamblea de distrito, ‎se presentó la película ‎Los jóvenes preguntan...

¿Qué haré con mi vida?

‎Y esa fue la respuesta de Jehová.

‎La Biblia dice que la verdad nos hace libres.

‎Y yo no había sentido antes esa libertad.

‎Me encanta salir a predicar con las hermanas ‎y ver que les gusta tanto como a mí ‎hacer revisitas y dar cursos bíblicos.

‎¡Es genial!

‎Despertarme y saber que cada día ‎voy a hacer algo nuevo para Jehová ‎es extraordinario, es una bendición increíble, ‎es como vivir un sueño.

‎Siento que pertenezco a una organización global ‎y que todos estamos yendo en la misma dirección.

‎Es algo maravilloso para mí.

‎Cantar a Jehová es el mayor honor que podría haber tenido en la vida.

‎Una de las mayores bendiciones que he recibido ‎es que tengo una amistad de verdad con Jehová y con los hermanos, ‎sean jóvenes o mayores, no importa.

‎Me hace muy feliz pensar ‎que Jehová está contento conmigo cuando ve lo que hago.

‎Me hace sentir bien.

‎Mi confianza en Jehová se ha hecho cada vez más fuerte.

‎La comunicación que tengo con él cada vez se hace más fuerte.

‎Además de que me encanta mi asignación de precursor regular, ‎ser anciano, poder ayudar a los demás hermanos...

‎Seguir dentro del pueblo de Jehová: ‎esa es la felicidad que buscaba y que encontré.

‎El mundo trata de hacernos creer que el éxito en la vida ‎equivale a alcanzar fama y reconocimiento. ‎Pero no nos dejemos engañar. ‎Los ejemplos que acabamos de ver prueban que la verdadera felicidad ‎se obtiene cuando le damos a Jehová lo mejor. ‎¡No hay mayor causa de satisfacción ‎que sentir que Jehová nos sonríe desde el cielo! ‎Claro, Satanás trata día y noche ‎de desgastarnos física y emocionalmente. ‎¿De dónde podemos sacar fuerzas ‎para aguantar las presiones de este mundo? ‎El video musical de este mes, titulado “Todo irá bien”, ‎resalta la importancia del apoyo que nos dan nuestros hermanos.

‎♪♪ Es tan difícil ‎pensar con claridad.

‎Cuesta tanto seguir, no ves el final.

‎Si las cosas se ponen mal, ‎no dejes de pelear, ‎sigue, ‎lucha.

‎(ESTRIBILLO) No bajes los brazos, no temas.

‎Lucha por derrotar a este mundo cruel.

‎Tu Padre te sostendrá.

‎Él nunca abandona a su siervo fiel.

‎Hazle una oración, ‎ten fe, ‎y todo irá bien.

‎Él te regala una hermandad ‎que se preocupa por ti y no te dejará.

‎Y la Biblia te puede dar ‎el ánimo para aguantar ‎sin dejar ‎de luchar.

‎(ESTRIBILLO) No bajes los brazos, no temas.

‎Lucha por derrotar a este mundo cruel.

‎Tu Padre te sostendrá.

‎Él nunca abandona a su siervo fiel.

‎Hazle una oración, ‎ten fe.

‎Y, si las nubes cubren el Sol, ‎todo irá bien, ‎tú confía en él.

‎(ESTRIBILLO) No bajes los brazos, no temas.

‎Lucha por derrotar a este mundo cruel.

‎Tu Padre te sostendrá.

‎Él nunca abandona a su siervo fiel.

‎Hazle una oración, ‎ten fe, ‎y todo irá bien. ♪♪ ‎El mensaje de esta canción ‎nos recuerda las animadoras palabras de Isaías 41:10: ‎“No tengas miedo, porque estoy contigo. ‎No mires por todos lados, porque soy tu Dios. ‎Yo ciertamente te fortificaré. ‎Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. ‎Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido ‎con mi diestra de justicia”. ‎Nunca lo dudemos: con la ayuda de nuestro Padre celestial ‎y de nuestros queridos hermanos ‎evitaremos que este mundo nos moldee.

‎Para finalizar, viajemos hasta Maraã, ‎una población del estado de Amazonas ‎a orillas del río Japurá en el norte de Brasil. ‎En esta zona, muy adentrada en la selva amazónica, ‎no hay caminos. ‎Solo se puede llegar a Maraã por el río. ‎El viaje desde la capital del estado toma tres días. ‎En el transcurso del viaje duermen en hamacas. ‎Cerca de 18.000 personas viven en el área, ‎pero, como se trata de una zona apartada, ‎muchos de los lugareños nunca han escuchado ‎las buenas nuevas.

‎Por esa razón, ‎se organizó una campaña especial para predicar en Maraã ‎y en otras poblaciones del estado de Amazonas. ‎El objetivo era llevar el mensaje de la Biblia ‎a las miles de personas que viven en áreas muy aisladas ‎de la Amazonia. ‎Gracias a la campaña, muchos hermanos ‎decidieron mudarse a la zona. ‎Como Maraã está completamente rodeada por ríos, ‎los publicadores usan lanchas para visitar a las personas ‎dispuestas a escuchar. ‎Los precursores especiales ‎se han valido con éxito de este método ‎para cultivar el interés de muchos.

‎Una de las 23 congregaciones ‎que se formaron como resultado de la campaña especial está en Maraã. ‎Actualmente, ‎los más de 20 publicadores de esa congregación ‎dirigen en conjunto unos 100 cursos bíblicos. ‎Y nos alegra informarles que en el 2017 ‎se bautizó la primera familia de ese lugar. ‎Nuestros queridos hermanos están trabajando muy duro ‎para ayudar a las personas de la Amazonia ‎a conocer a Jehová, ‎y todos ellos desean enviar su cariño y saludos ‎a sus hermanos de todo el mundo.

‎¡Muchas gracias por acompañarnos! ‎Y así, desde la sede mundial de los testigos de Jehová, ‎terminamos otro programa de JW Broadcasting.

 


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