¡Les damos una muy cordial bienvenida! Hoy tendremos un programa muy interesante. Conoceremos al hermano Cecil Goff, que es anciano y precursor regular, y lleva más de ochenta años sirviendo a Jehová. Su historia nos enseña lecciones muy útiles para nuestra vida y nuestro ministerio.
Seamos jóvenes o mayores, ¿cómo podemos elegir sabiamente la forma en que nos divertimos? Presentaremos un video en el que un joven, llamado Danny, se da cuenta de la importancia de llenar la mente de cosas provechosas. ¿Alguna vez ha enfrentado una situación que parecía no tener salida? El video musical de este mes nos recordará que, en los peores momentos, podemos contar con el apoyo y el cariño de Jehová. Todo esto y más en el programa de septiembre de 2018.
Para comenzar, veremos la historia de Cecil Goff. Él tiene 99 años de edad y ha servido a Jehová por más de ochenta, la gran mayoría de tiempo completo. El hermano fue betelita en Brooklyn, superintendente de circuito, misionero graduado de Galaad y estuvo a cargo de la sucursal de Cuba. Durante la entrevista, traten de ver por qué está convencido de que nada de lo que este mundo ofrece se compara con la satisfacción de servir a Jehová toda la vida.
Me llamo Cecil Joseph Goff. Empecé a perder la vista en los años setenta. No puedo leer y casi no veo, pues solo tengo visión lateral. Desde muy joven tocaba en una banda de música “country”. Tocaba el banyo tenor, la guitarra tenor y la mandolina. Me encantaba. Pero entonces empecé a leer y estudiar la Biblia y, como quería seguir, dejé la banda.
Me hice precursor, y me asignaron a Texarkana, en Texas. Otro hermano y yo estábamos con un gramófono predicando a una mujer en su puerta. Cuando me di cuenta, estaba rodeado por unos 15 o 20 hombres. Les pregunté: “¿Les gustó?”.
Uno me dijo: “Esa no es la cuestión. Mi pregunta es: ‘¿Ustedes saludan la bandera?’”. Yo contesté: “Déjeme que le explique”. Y él dijo: “No quiero ninguna explicación. Conteste sí o no. ¿La saludan?”.
Le dije: “No”. Entonces me lanzó por los aires. Cuando caí de espaldas en la calle, tres de ellos se me echaron encima. Y el hombre decía: “O saludas la bandera, o te la comes. Tráiganme esa bandera de allá”. Yo le pedía a Jehová que se acordara de mí en la resurrección. Pero, en ese momento, varias mujeres vinieron corriendo de sus casas y dijeron a los hombres: “Déjenlos tranquilos; ellos no les han hecho nada. No los molesten. Dejen que se vayan”. Así que me dejaron y salieron corriendo como gatos asustados.
Me invitaron a formar parte de la familia Betel de Brooklyn. Cuando el hermano Knorr me preguntó si sabía escribir a máquina, contesté: “Sí, sí sé”. Entonces me dijo: “Pues te voy a poner a trabajar con una máquina que se llama linotipia. Tiene tres teclados. Te va a tomar unos dos años aprender a usarla. ¿Estás dispuesto a hacerlo?”. Yo le dije: “Sí, claro”. Así que empecé a trabajar con la linotipia.
Me casé a finales de 1945 y dejé Betel. En 1949 nos invitaron a la obra de circuito. Estuvimos en la clase 21 de Galaad; disfrutamos muchísimo la escuela. Me asignaron a Cuba como superintendente de sucursal. En el 63, la policía se presentó en la sucursal como a las diez de la noche. Me dijeron que tomara mi documentación, y nos llevaron a la comisaría. Al rato, vino un policía y dijo lo que yo ya me imaginaba: “Tienen que abandonar Cuba porque ustedes no apoyan al gobierno cubano”. Alguien le preguntó a un policía que estaba cerca: “¿Quién es esta gente que va a ser expulsada?”. Y refiriéndose a mí, le contestaron: “Mira, ¿ves a ese gánster de ahí? Ese es el cabecilla”. Así que nos metieron en un avión y nos mandaron de vuelta. Me puse en contacto con el Betel de Brooklyn y hablé con el hermano Knorr. Él me dijo: “Ven a Betel lo antes posible, mañana o pasado. Has venido justo a tiempo para volver a la linotipia, tenemos que producir un nuevo libro en español”. Así que volví a trabajar con la linotipia.
Entonces, el hermano Knorr habló conmigo. Me dijo: “En 1964 vamos a tener un curso de Galaad de diez meses especialmente preparado para ayudar a los que sirven en las sucursales”. Oh, fue muy muy bueno. Estudiamos mucho, no solo la Biblia, discursos y todo eso, sino también muchas cosas de la sucursal.
Lo más importante es que nuestro amor a Jehová siga creciendo. Él conoce nuestros pensamientos y nuestro corazón. Sabe mucho más que nosotros y puede hacer cualquier cosa. He aprendido a aceptar que sus decisiones siempre son las mejores, sean las que sean. También he aprendido que, si obedecemos lo que dice la organización y la Biblia, estamos haciendo la voluntad de Jehová; ese es mi mayor deseo, y no me arrepiento de nada en absoluto. Quizás podría haber hecho más a veces, pero estoy contento de haber aprovechado las oportunidades que he tenido hasta ahora para servir a Jehová.
Ha sido una vida muy feliz. He visto la mano de Jehová una y otra vez.
El hermano Goff ha disfrutado de una vida plena y feliz en el servicio a Dios. Quizás se pregunten: “¿Cómo logró cumplir con tantas asignaciones diferentes durante todo ese tiempo?”. Él comprendió la importancia de dejar que Jehová y su organización moldearan su manera de pensar. Cuando era joven, tuvo que elegir en manos de quién se iba a poner, y esa es una decisión que todos debemos tomar. Precisamente de eso hablaremos a continuación.
El título del discurso de este mes es “No permitamos que el mundo nos moldee”.
Job dijo que la sabiduría divina es sumamente valiosa.
En Job 28:17, leemos: “Oro y vidrio no se pueden comparar con ella”.
En los días de Job, el hombre ya trabajaba el vidrio, pero lo que revolucionó la producción de vidrio fue la introducción de la técnica del soplado.
El artesano sopla a través de un tubo y, en unos cuantos segundos, le da a la burbuja de vidrio fundido la forma que desea.
El mundo de Satanás moldea con verdadera maestría las mentes de las personas y las convierte en frágiles vasijas que sirven de poco.
Romanos 9:22 se refiere a esas personas como “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.
Ahora leamos Romanos 12:2.
¿Cómo va tomando forma la manera de pensar de la gente?
Fíjense en lo que dice Romanos 12:2: Noten que, para resistir la influencia de este mundo, tenemos que rehacer nuestra mente.
Sí, el sistema de Satanás intenta manipular nuestra mente, nuestra forma de pensar.
Ahora bien, al igual que el artesano, ¿qué sopla Satanás para moldear a la gente?
La respuesta está en Efesios 2:2, 3.
Refiriéndose a los malos caminos que muchos seguíamos, el versículo 2 dice: Este versículo muestra que alguien controla este “sistema de cosas”.
El “gobernante de la autoridad del aire” es Satanás, y el aire es el espíritu del mundo.
¿Qué tipo de conducta se promueve en este ambiente controlado por el Diablo?
El versículo 3 dice: Quienes se comportan así se convierten en “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.
Los artesanos del vidrio suelen trabajar juntos en talleres.
Un aprendiz sumerge el tubo en el vidrio fundido, lo hace girar y extrae una pequeña cantidad de pasta de vidrio. Entonces le da forma rodándola sobre una plancha de metal lisa.
A continuación, le entrega el tubo al maestro artesano, quien sopla a través de él, forma una burbuja y la moldea.
Si está haciendo una copa, por ejemplo, el maestro entrega el tubo al encargado de hacer el tallo de la copa, quien adhiere otra pequeña cantidad de pasta y le da forma con unas grandes pinzas de metal.
Más adelante, se pone otro poco de pasta en el tallo, se rueda sobre la superficie lisa y se forma la base de la copa.
Hablemos de cuatro recursos de los que se vale este mundo para tratar de moldearnos sutilmente según los deseos de Satanás.
El primero es la presión de grupo.
Digamos que en el taller del Diablo hay quien se encarga de ejercer presión en nosotros.
Esto puede suceder en la escuela o en el trabajo. ¿No creen que Satanás hará todo lo posible por aprovecharse de quienes nos rodean para tratar de moldearnos?
¡Claro que sí!
La presión de grupo puede influir en nuestra forma de pensar.
Quizás algunos se burlen de nuestros principios, de nuestra forma de hablar o de nuestra forma de vestir.
Y eso nos afecta.
Puede que nos inviten a hacer cosas que no llevan a nada bueno. Como el aprendiz del taller, intentan moldearnos con halagos y tentaciones, o con burlas.
Nos dicen las cosas una y otra vez para influir en nuestra mente.
Acompáñenme a leer 2 Pedro 2:18, 19.
Y, mientras leemos, traten de identificar en dónde habla Pedro de la presión de grupo.
Leamos 2 Pedro 2:18, 19: El versículo dice que quien se deja cautivar, o cede a la presión de grupo, se convierte en un esclavo. ¡Qué peligroso! Eso sería terrible. La presión de grupo es una amenaza real.
¿De qué otra manera puede el espíritu del mundo moldear nuestra forma de pensar? ¿Recuerdan que el aprendiz del taller le pasa el tubo al maestro para que él infle la burbuja de vidrio y le dé forma?
¿Qué otro recurso puede usar Satanás para influir en nuestra mente?
La publicidad. Los anuncios comerciales suelen transmitir un mensaje vacío, lleno de aire, como la burbuja de vidrio. Piensen, por ejemplo, en la última vez que compraron algo.
Tal vez fue una prenda de vestir, o algo tan simple como una caja de cereal, pero de cierta marca. ¿Qué los motivó a comprar ese producto?
¿Fue una compra bien pensada, o, sin darse cuenta, se dejaron llevar por la publicidad?
No estamos diciendo que todos los anuncios comerciales sean malos. Pero, mientras más dejemos que influyan en nuestra mente, mayor será el riesgo de que adoptemos un estilo de vida materialista.
Porque esto va más allá de escoger un cereal.
Por ejemplo, ¿pudiera la publicidad convencernos de comprar un flamante auto de lujo? Vayamos a 1 Juan 2:15-17.
Este mundo no hace más que llenarnos la cabeza de “cosas”.
Primera de Juan 2:15, 16 dice: ¿Y por qué tenemos que resistirnos a la influencia de los anuncios que promueven el espíritu del mundo?
Versículo 17: ¡Acuérdense de Eva! Satanás le presentó un comercial de la fruta prohibida.
La Biblia dice que luego a Eva le pareció que aquella fruta era “algo que anhelar”, algo “deseable”. Eva se dejó llevar por la publicidad, y el resultado fue desastroso. Satanás también trató de distorsionar el punto de vista de Jesucristo.
El capítulo 4 de Mateo nos dice que Satanás “le mostró todos los reinos del mundo y su gloria” y se los ofreció a cambio de un solo acto de adoración.
Pero Jesús ni siquiera quiso mirar. Hermanos, no dejemos que la publicidad nos controle.
¿De qué otro recurso puede valerse el mundo para influir en nuestra mente?
De las malas compañías. Tal vez recuerden que, después de hacer el cáliz de la copa, el maestro le entrega el tubo a alguien más, quien pega otra pequeña cantidad de vidrio fundido y la estira para formar el tallo de la copa.
Ya hablamos de la presión de grupo, que puede venir de personas que no son tan allegadas a nosotros. Ahora hablemos de la clase de personas con las que decidimos pasar gran parte del tiempo.
Quienes no aman a Jehová pueden manipularnos para que estiremos, o relajemos, nuestros valores, y así el mundo tendrá por dónde agarrarnos.
Recordemos el consejo de 1 Corintios 15:33.
A veces oímos decir que hay chicos en la escuela que son más agradables que los jóvenes de la congregación.
Y sí puede que sean más agradables o divertidos, pero no necesariamente una buena influencia.
Examinemos 1 Corintios 15:33 en su contexto.
¿A quiénes se refería Pablo cuando habló de “las malas compañías”?
Primera a los Corintios 15:33 dice: ¿Y qué las convirtió en malas compañías?
Veamos el contexto. Leamos el versículo 12: ¿Cuál era el problema? Que aquellas personas tenían otras creencias.
¿Y por qué las hacía eso malas compañías?
Porque lo que creen las compañías que elegimos termina influyendo en nuestra forma de pensar, y nuestra forma de pensar influye en nuestra conducta.
Vean cómo lo expresa Pablo en el versículo 32.
¿Tendría sentido sacrificarse por servir a Dios si no tuviéramos la esperanza de la resurrección, de vivir para siempre? Versículo 32: Sin duda, todos debemos evitar las malas compañías, ya sea en persona, en la televisión o en Internet.
¿Y cuál es el cuarto recurso que podría utilizar Satanás para tratar de moldear nuestra forma de pensar?
La educación superior. Tal vez recuerden el discurso del hermano Morris, del Cuerpo Gobernante, titulado “¿Cuál es la mejor educación?”. Este discurso, disponible en JW Broadcasting, enfatizó el valor de la educación divina.
Pero también subrayó los peligros de la educación superior. La educación es para aprender, y el aprendizaje influye en nuestra visión de las cosas.
Y, aunque nuestra intención solo sea establecer una buena base para entrar al mundo laboral, podríamos exponer la mente a ideas y prácticas que van en contra de lo que enseña la Biblia.
Volvamos al taller. ¿Recuerdan que al tallo se le añade otro poco de vidrio fundido?
El artesano luego va moldeando el vidrio hasta formar la base de la copa. No vamos a hablar mucho más del tema de la educación, pues el hermano Morris ya habló de él.
Tal vez quieran ver ese programa de nuevo.
Pero sí me gustaría que leyeran conmigo 1 Timoteo 6:20, 21: Es triste decirlo, pero tratando de establecer una buena base en sentido económico, muchos “se han desviado de la fe”.
En las imágenes que hemos visto del taller, se puede apreciar la habilidad de los artesanos, que fabrican piezas bellísimas y muy útiles.
Pues los artesanos del taller de Satanás también pueden moldear con gran habilidad la mente de las personas. ¿Con qué resultado? Quienes se dejan moldear por Satanás se pierden la oportunidad de ser vasos útiles para Jehová y, en cambio, llegan a ser uno más de los numerosos vasos que se producen en el taller del Diablo.
¿Y para qué sirven esos vasos?
Para nada en absoluto. Hace unos minutos, citamos Romanos 9:22.
Allí decía que quienes forman parte del mundo de Satanás son “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.
Jehová ha pagado un alto precio por nosotros, uno que no se puede comparar con el oro ni el vidrio.
Dejemos que la sabiduría divina siga moldeándonos.
Seamos vasos útiles y demos gloria a Jehová.
Quisiera concluir con las palabras de 1 Corintios 6:20: Ahora bien, ¿de qué otras maneras trata de moldearnos el mundo? Una es mediante el tipo de entretenimiento que produce. ¿Cómo podemos elegir entretenimiento que renueve nuestras fuerzas, pero que no contamine nuestra adoración a Jehová? En el siguiente video, fíjense en la ayuda que recibe un joven para tomar mejores decisiones.
Le prometí a Akil que predicaría con él después de clase.
—Ey, Danny, ¿qué tal?
Estamos esperándote en el auto.
Salí a predicar con él, pero mi cabeza estaba en otro lugar.
Akil se dio cuenta y quiso saber si me pasaba algo.
Siendo sincero, en ese momento hubiera preferido estar jugando con mis videojuegos.
Pero no se lo podía decir.
Es que Akil es precursor y siervo ministerial.
No lo entendería.
Unos días después, Akil me invitó a salir en bici con unos amigos.
Y la verdad es que fue muy divertido.
Y Lucas saltó por encima...
—Aquí tienes.
—Perfecto, gracias.
—Si necesitan algo más, me lo dicen, por favor.
—De acuerdo, gracias.
Oye, Danny, eres muy bueno con la bici...
¿Qué otras cosas te gusta hacer?
—Pues... tengo este juego que se llama...
—Y, en un segundo, ya le estaba enseñando mis juegos.
Para mi sorpresa, a él también le gustaban los videojuegos.
Pero me dijo que había decidido ser selectivo.
Y me empezó a hablar de los gladiadores de la antigua Roma.
Gente de todas partes viajaba para verlos luchar a muerte.
Y, aunque los espectadores no corrían peligro físico, el verdadero peligro venía después.
Ver tanta sangre y tantos asesinatos los iba haciendo insensibles, y cada vez querían más.
Esto fue una gran prueba para los cristianos que vivieron en ese tiempo.
Akil me ayudó a razonar sobre lo que dice Romanos 12:9: Danny, los juegos han ido cambiando con el paso del tiempo, pero la violencia es la misma.
Me gustan los videojuegos, pero evito los que fomentan lo que Jehová odia.
Los Testigos nos podemos divertir.
¡Y claro que podemos jugar con videojuegos!
Pero yo quiero elegir bien.
Quiero demostrarle a Jehová que odio lo malo, y quiero alegrar su corazón.
Este video forma parte de una serie de 17 episodios, que estarán disponibles dentro de una nueva categoría titulada “Principios para la vida diaria”. La podrán encontrar tanto en la sección “Familia” como en la sección “Nuestras reuniones y ministerio”. Como vimos en este episodio, el tipo de entretenimiento que escogemos puede afectar nuestra adoración. Podríamos estar poniendo nuestra mente en manos de Satanás. ¿Qué principios bíblicos nos pueden ayudar si nos atraen diversiones que desagradan a Jehová? En el capítulo 6 del libro “Amor de Dios”, hay un recuadro titulado “¿Qué clase de diversiones debería elegir?”. Valdría la pena meditar en esa información durante nuestra adoración en familia. Hacerlo nos ayudará a adherirnos a lo que es bueno. Por cierto, a veces necesitamos corrección para adherirnos a lo que es bueno.
Y la disciplina puede ser dolorosa.
¿Cómo podemos concentrarnos en los beneficios de la disciplina en vez de en el dolor que nos causa? En una adoración matutina de Betel el hermano Anthony Morris, miembro del Cuerpo Gobernante, explicó que la clave está en tener un punto de vista adecuado sobre la corrección.
Esta mañana vamos a ver que tener la actitud correcta hacia la disciplina nos mantiene cerca de Jehová.
Metiéndonos un poco en contexto, el versículo de hoy menciona una ocasión en la que Jehová corrigió a su pueblo hasta el grado debido.
Les estaba hablando de cuando regresaran a su tierra.
Y les aseguró que no los iba a exterminar ni abandonar, lo que nos muestra que él quería que siguieran teniendo su amistad.
Hoy en día recibimos disciplina de varias maneras.
Puede ser a través de nuestro estudio personal de la Biblia.
Me alegré mucho esta mañana (bueno, no sé cuándo empezó, creo que anoche) cuando vi que en JW Library ya se pueden añadir notas, yo ya he puesto algunas.
Esas notas, o ideas que apuntemos, van a ser como una disciplina de Jehová que queda entre él y nosotros.
Es bueno y sabio dejar que Jehová nos discipline de esa manera, evita que nos alejemos de él.
Puede ser algo que leamos en alguna publicación, algo que escuchemos en una reunión, una asamblea, algo que veamos en nuestro canal por Internet...
Jehová puede usar varios medios, muchísimas formas, de disciplinarnos.
Y tenemos que recordar que lo hace para que sigamos cerca de él.
El problema es que no es fácil aceptar la disciplina, requiere humildad.
La actitud correcta hacia la disciplina se explica en Proverbios, capítulo 3.
Ahí hallamos la base bíblica que describe la actitud que debemos tener para seguir cerca de Jehová.
Vayamos a los versículos 11 y 12 del capítulo 3 de Proverbios: “La disciplina de Jehová, oh hijo mío, no rechaces; y no aborrezcas su censura, porque Jehová censura al que ama, aun como lo hace un padre a un hijo en quien se complace”.
¿Cómo podría uno rechazar la disciplina de Jehová?
Bueno, imagínate que te tienen que dar un consejo, y los superintendentes o los ancianos se sientan contigo.
Cuando llega ese momento, hay quien enseguida se enoja, empieza a justificarse o piensa que tienen algo en contra suya.
Pero Jehová le dice a esa persona: “No lo rechaces”.
Si los hermanos usan la Biblia y las publicaciones al darte un consejo, considéralo como si viniera de Jehová, porque él desea que sigas a su lado.
Por otro lado, a veces uno puede leer algo que lo acerque a Jehová, especialmente si se ha desviado sin darse cuenta.
Voy a mencionarles unos ejemplos de hace años, de ovejas de Jehová que leyeron algo en “La Atalaya” que les sirvió de disciplina y los acercó a él.
Remontémonos al año 1983, cuando se publicó en español un artículo sobre los seriales de televisión o telenovelas.
Tal vez algunos estén pensando: “Bueno, de eso hace mucho tiempo”.
Pero la verdad es que la cosa no ha cambiado.
Algunas de esas telenovelas las siguen poniendo en televisión y tienen el mismo nombre que tenían entonces.
Sí, todavía las ponen.
Pues muchos lectores se beneficiaron de aquel consejo, que sigue siendo práctico hoy en día.
Me parece muy bonito y digno de mención que muchos, después de leer aquel artículo, reconocieran que necesitaban esa disciplina.
Tuvo un gran efecto en su relación con Jehová y decidieron acercase a él.
La portada de aquella “Atalaya” decía: “Los seriales de la TV...
¿pueden corromper el corazón?”.
El primer artículo comentó lo siguiente: “Millones de mujeres y hombres de entre todas las edades, razas y antecedentes rara vez se pierden un episodio”.
Y ahora hasta se pueden grabar, y uno los puede ver las veces que quiera.
Sigue siendo un problema para los cristianos, para los que adoramos a Jehová.
Por eso, queremos asegurarnos de que las telenovelas o seriales de ese tipo no nos corrompan.
Después de que salieran esos artículos en inglés, algunos lectores escribieron explicando el buen efecto que había tenido en ellos la información, y unos meses después se publicaron sus cartas en la edición en inglés de la revista “La Atalaya”.
La verdad es que tuvo mucho mérito que fueran tan humildes y aceptaran el consejo y la disciplina con la actitud correcta.
Uno de los peligros que mencionaba el artículo era que el espectador podría desarrollar un vínculo emocional con los personajes.
Esto fue lo que dijo una lectora: “Llevaba viendo esa telenovela desde pequeña, y Julie era como una amiga para mí.
Un día, Julie tuvo un accidente que le dejó desfigurada su bonita cara.
Y yo no me perdía ni un episodio para ver si se iba a recuperar.
Una noche, al hacer la oración, sin darme cuenta de lo que estaba diciendo, le pedí a Jehová: ‘Por favor, ayuda a Julie’”.
La hermana admitió: “Me quedé en ‘shock’.
[¡Y con razón!].
Aquello me había salido del corazón”.
Reconoció que se había vuelto adicta, y dejó de ver esos programas.
Escribió: “Si todos los lectores se tomaran a pecho el consejo del artículo sobre los seriales de televisión, se sentirían liberados, pues ya tenemos bastante con nuestros propios problemas”.
Como vemos, la hermana tenía la actitud correcta hacia la disciplina, lo que la ayudó a seguir cerca de Jehová.
Otra lectora, después de dar las gracias por el artículo, escribió: “Me di cuenta de que tenía adicción a las telenovelas y tenía que hacer algo al respecto.
Temía que afectara mi amistad con Jehová.
¿Cómo podía ser amiga de aquellos personajes y, al mismo tiempo, amiga de Jehová?
Tomé medidas drásticas de inmediato, era la única manera, pero no fue nada fácil”.
¿Qué hizo para dejar la adicción?
Tuvo que desenchufar el televisor.
Salía a trabajar al jardín, llamaba a alguien..., lo que fuera con tal de ocupar su mente en otra cosa y no sentarse a ver aquellas telenovelas.
Estudiaba la Biblia —eso te acerca a Jehová—, se preparaba para las reuniones y realizaba otras actividades espirituales.
Al final reconoció: “¡Me siento mucho mejor!
Ya hace dos años [bueno, eso en el momento en que ella escribió] desde que vi por última vez a aquellos ‘amigos’.
La verdad es que a veces quisiera saber cómo les va, pero lucho contra eso.
Quizás otras personas que todavía no han vencido esa adicción ahora puedan hacerlo”.
Y añadió: “Gracias a Jehová y a los hermanos por habernos hecho ver que las telenovelas no sirven para nada”.
Por último, otra lectora dijo: “Me puse a llorar al leer los artículos, porque me di cuenta de que mi corazón ya no era completo para con Jehová.
Le prometí a Dios que dejaría de ser esclava de las telenovelas y le pedí que me ayudara a salir de casa el día que pusieran la que yo veía.
Dos días después, me invitaron a ir a un curso bíblico que era el mismo día y a la misma hora que daban la telenovela.
Acepté encantada.
[Y fíjense en esto:] Ahora me siento más cerca de Jehová, mi amistad con él es más estrecha.
Jehová es muy bueno al disciplinarnos a través de su Palabra”.
Está claro que esta hermana tenía la actitud correcta.
Para concluir, vayamos a Hebreos, capítulo 12.
Valoramos los comentarios tan sinceros de aquellas hermanas y el consejo, que todavía nos beneficia.
Los verdaderos cristianos tenemos que evitar cualquier entretenimiento que nos corrompa en sentido espiritual.
En Hebreos, capítulo 12 y versículo 11, dice: “Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia”.
Como vemos, la disciplina duele, pero el fruto que produce hace que valga la pena tener la actitud correcta y aceptarla con humildad.
Así permaneceremos cerca de nuestro querido Padre, Jehová.
Sin duda, la disciplina nos acerca a nuestro Creador porque corrige nuestra forma de pensar y actuar. La corrección puede venir de la Palabra de Dios, de las publicaciones del “esclavo fiel y discreto”, de nuestros padres o de algún cristiano maduro. Sin importar de dónde venga, debemos recordar lo que dice Proverbios 3:12: “Jehová censura al que ama, aun como lo hace un padre a un hijo en quien se complace”.
Pero ¿qué hay si, por las circunstancias de la vida, el mundo nos ha contagiado su manera de pensar? De ser así, nos animará conocer a la hermana Guzel Gainanshina. Ella no fue criada como testigo de Jehová. De joven, su objetivo en la vida era triunfar en los deportes, y consiguió cierto grado de éxito. No obstante, ¿qué la ayudó a darle verdadero sentido a su vida?
Crecí en una zona de Rusia, entre preciosos árboles y bajo un espectacular cielo estrellado.
Me parecía el lugar más hermoso del mundo.
Mi madre siempre me animaba a fijarme en lo bella que es la creación y me decía: “Hija, es muy importante que seas una buena persona”.
Pero yo siempre me preguntaba: “¿Por qué estamos aquí?
¿Por qué hay tanto dolor, sufrimiento e injusticia?”.
Cuando tenía 18 años, empecé a practicar una modalidad de karate llamada “kyokushinkai”.
Imagínense a un grupo de personas en kimono, en filas, sin miedo a nada y concentradas en perfeccionar sus golpes y su técnica.
Pensé: “¡Sí, esto es justo lo que estaba buscando!”.
Me propuse participar en el siguiente campeonato mundial y llegar lejos en la competencia.
Pensaba que así me haría inmortal, que me recordarían las futuras generaciones.
En el mundo del deporte son comunes los lemas o frases inspiradoras, pero me di cuenta de que no todo es color de rosa.
En una ocasión, mientras estaba sentada, empecé a experimentar un sentimiento de insatisfacción que no me dejaba en paz.
Y, por primera vez en mi vida, le oré a Dios.
Le dije: “Señor, no te entiendo.
¿Cómo puede haber tanta belleza y, al mismo tiempo, tanto sufrimiento?
¿Es esto lo que tú querías?
¿De verdad es así como quieres que vivamos?”.
Me parece que ese día oré unas cuatro horas.
Los sentimientos más fuertes de insatisfacción y soledad surgen cuando estás lejos de tu Creador.
Y yo me sentía muy sola en ese momento.
Poco después, alguien tocó a mi puerta.
Eran los testigos de Jehová.
Empecé a estudiar la Biblia.
¡Fue maravilloso!
En una ocasión, la hermana con la que estudiaba se quedó mirándome y, cuando vio todos mis moretones y mis manos golpeadas, respiró profundamente y movió la cabeza.
Entonces le pregunté: “¿Pasa algo?”.
Y me dijo: “Estoy muy triste”.
“¿Por qué?”, le pregunté.
Y ella contestó: “Veo tus manos, tus brazos, todos los golpes que tienes...
¿no te duele?”.
Yo respondí que sí.
A lo que ella dijo: “¿Sabes?
Me duele verte sufrir”.
Entonces empecé a darme cuenta de que Jehová es el Dios verdadero y que había encontrado la verdad.
Claro, tuve muchísima presión de parientes y amigos.
Pero, siendo sincera, lo más difícil fue luchar contra mi amor por el karate.
Faltaba un año para el campeonato mundial, y llevaba cinco años preparándome para participar en él.
El sabor es dulce cuando estás del lado ganador, cuando es tu oponente quien está abajo.
Así que asistí al campeonato mundial.
Cuando estaba entre los cuatro primeros y tenía que salir a pelear por el tercer puesto, pensé en decirle a mi entrenador que no quería seguir.
Y es que ya no sentía ni una sola parte del cuerpo; estaba toda lastimada.
Pero entonces él me dijo: “Sabes que te queremos.
¡Sal a pelear!”.
En ese momento, pude ver qué diferentes son el amor del mundo y el amor de los siervos de Jehová.
El mundo me decía: “Te amamos, pero sal a pelear, aunque mueras en el intento”.
En cambio, el amor genuino había motivado a aquella Testigo a decirme: “Me duele verte sufrir”.
Me di cuenta de que el mundo no puede darte lo que no tiene.
El mundo no sabe dar amor.
A pesar de todo, salí a pelear...
y gané la medalla de bronce.
Allí estaba yo, en el podio, recibiendo el reconocimiento de gente a la que yo no le importaba, sintiéndome tan vacía como antes.
Cuando alguien dedica su vida a buscar la gloria personal, siempre termina sintiéndose vacío y decepcionado.
Al final, tomé la decisión de abandonar el karate.
Comencé a predicar y, en el año 2005, me bauticé en una asamblea en la ciudad de Kurgan.
Luego empecé el servicio de tiempo completo.
Y aprendí el tártaro para predicar a las personas que hablan ese idioma.
Ahora, cuando miro las estrellas, ya no siento el vacío de antes.
No, ahora me invade la alegría de saber que detrás de todo esto se encuentra nuestro amoroso Creador, Jehová.
A pesar de que este sistema había moldeado a Guzel, ella logró transformar su manera de pensar. Las heridas que sufrió en el deporte sanaron con el tiempo, pero ella encontró alivio de una fuente superior, la que se menciona en el Salmo 147:3. Allí se explica que Jehová sana el corazón y venda las heridas emocionales de quienes han sufrido en manos de este mundo. El ejemplo de Guzel demuestra que nuestras circunstancias o antecedentes no pueden impedir que la verdad bíblica transforme nuestra vida.
Hace falta mucha fe para abandonar metas profesionales por servir a Jehová. Algunos hermanos han dado ese paso después de haber invertido mucho tiempo y dinero en su educación y en su carrera. Si este es su caso, recuerde que muchos más también lo han hecho. En el siguiente video, conoceremos a varios jóvenes que no se dejaron llevar por la opinión que tiene el mundo sobre el éxito.
Ahora estoy sirviendo en la sucursal de Centroamérica y tengo la oportunidad de trabajar con hermanos y hermanas extraordinarios, tanto aquí como de otras partes del mundo.
Mi nombre es Rogelio.
Pertenezco al Departamento de Arte y soy ilustrador digital.
La música lo es todo para mí.
Me llamo Joyce.
Soy precursora y contralto en el coro de Betel.
Me llamo Lou-Len y soy precursora regular en una congregación que necesita ayuda.
Me encanta lo que hago, no lo cambiaría por nada.
Ver cómo se les ilumina el rostro a las personas cuando les enseñas el nombre de Dios, cuando les platicas de las promesas que Jehová nos tiene preparadas, es algo que me llena mucho de gozo.
Mi nombre es Josué Martell, y sirvo como precursor regular y anciano de la congregación.
Desde pequeño, siempre me ha encantado jugar fútbol.
Y ese era mi gran sueño.
Era mi meta llegar a ser un futbolista profesional.
La verdad es que siempre fue complicado para mí esto de ponerme metas, porque siempre tuve dos pasiones.
O era un siervo de Jehová, o era un artista.
Quería ser la mejor gimnasta del mundo.
En ese momento, la gimnasia era lo más importante de mi vida.
Actuaba en conciertos muy grandes.
La gente allí de pie, aplaudiendo...
¡Era increíble!
La gente que me rodeaba no era Testigo.
Consumían drogas, fumaban y decían palabrotas.
Mi entrenador me había diseñado un plan muy completo para prepararme para las olimpiadas.
Me sentía atrapada.
Pensé: “¿Qué quiero hacer con mi vida?”.
Y, sobre todo: “¿Qué quiere Jehová que haga?”.
Cuando estaba estudiando diseño, ya era precursor regular, pero no fue fácil para mí llegar a comprender que quien importa es Jehová.
Cuando tenía 16 años, empezaron a llegar equipos de diferentes lugares, y me hacían ofertas con contratos de fuertes cantidades; y, pues sí, era una presión, sí, era una tentación, porque constantemente estaban hablando, estaban yendo a mi casa...
Miraba a los jugadores cuando estaban practicando el deporte, y eran felices.
Pero, después de allí, ya no.
Mirar a mi madre, en el servicio de tiempo completo, mirar la felicidad que tenía, eso a mí me impulsaba, porque yo quería disfrutar de esa felicidad duradera.
Y me hacía sentir un poco culpable el pensar que le estaba dando mucho al diseño, al arte, a todo esto.
Y entonces fue cuando me decidí.
Me decidí a dejar la universidad y enfocarme en el servicio.
Me di cuenta de que, por mucho tiempo, no había progresado nada en la verdad.
Le hice una oración a Jehová con todo el corazón.
Le pregunté: “¿Te conozco de verdad?
¿Estoy haciendo las cosas como tú quieres?”.
Después de eso, dejé de cantar con los que no eran Testigos.
Oré a Jehová.
Más tarde, en la asamblea de distrito, se presentó la película Los jóvenes preguntan...
¿Qué haré con mi vida?
Y esa fue la respuesta de Jehová.
La Biblia dice que la verdad nos hace libres.
Y yo no había sentido antes esa libertad.
Me encanta salir a predicar con las hermanas y ver que les gusta tanto como a mí hacer revisitas y dar cursos bíblicos.
¡Es genial!
Despertarme y saber que cada día voy a hacer algo nuevo para Jehová es extraordinario, es una bendición increíble, es como vivir un sueño.
Siento que pertenezco a una organización global y que todos estamos yendo en la misma dirección.
Es algo maravilloso para mí.
Cantar a Jehová es el mayor honor que podría haber tenido en la vida.
Una de las mayores bendiciones que he recibido es que tengo una amistad de verdad con Jehová y con los hermanos, sean jóvenes o mayores, no importa.
Me hace muy feliz pensar que Jehová está contento conmigo cuando ve lo que hago.
Me hace sentir bien.
Mi confianza en Jehová se ha hecho cada vez más fuerte.
La comunicación que tengo con él cada vez se hace más fuerte.
Además de que me encanta mi asignación de precursor regular, ser anciano, poder ayudar a los demás hermanos...
Seguir dentro del pueblo de Jehová: esa es la felicidad que buscaba y que encontré.
El mundo trata de hacernos creer que el éxito en la vida equivale a alcanzar fama y reconocimiento. Pero no nos dejemos engañar. Los ejemplos que acabamos de ver prueban que la verdadera felicidad se obtiene cuando le damos a Jehová lo mejor. ¡No hay mayor causa de satisfacción que sentir que Jehová nos sonríe desde el cielo! Claro, Satanás trata día y noche de desgastarnos física y emocionalmente. ¿De dónde podemos sacar fuerzas para aguantar las presiones de este mundo? El video musical de este mes, titulado “Todo irá bien”, resalta la importancia del apoyo que nos dan nuestros hermanos.
♪♪ Es tan difícil pensar con claridad.
Cuesta tanto seguir, no ves el final.
Si las cosas se ponen mal, no dejes de pelear, sigue, lucha.
(ESTRIBILLO) No bajes los brazos, no temas.
Lucha por derrotar a este mundo cruel.
Tu Padre te sostendrá.
Él nunca abandona a su siervo fiel.
Hazle una oración, ten fe, y todo irá bien.
Él te regala una hermandad que se preocupa por ti y no te dejará.
Y la Biblia te puede dar el ánimo para aguantar sin dejar de luchar.
(ESTRIBILLO) No bajes los brazos, no temas.
Lucha por derrotar a este mundo cruel.
Tu Padre te sostendrá.
Él nunca abandona a su siervo fiel.
Hazle una oración, ten fe.
Y, si las nubes cubren el Sol, todo irá bien, tú confía en él.
(ESTRIBILLO) No bajes los brazos, no temas.
Lucha por derrotar a este mundo cruel.
Tu Padre te sostendrá.
Él nunca abandona a su siervo fiel.
Hazle una oración, ten fe, y todo irá bien. ♪♪ El mensaje de esta canción nos recuerda las animadoras palabras de Isaías 41:10: “No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia”. Nunca lo dudemos: con la ayuda de nuestro Padre celestial y de nuestros queridos hermanos evitaremos que este mundo nos moldee.
Para finalizar, viajemos hasta Maraã, una población del estado de Amazonas a orillas del río Japurá en el norte de Brasil. En esta zona, muy adentrada en la selva amazónica, no hay caminos. Solo se puede llegar a Maraã por el río. El viaje desde la capital del estado toma tres días. En el transcurso del viaje duermen en hamacas. Cerca de 18.000 personas viven en el área, pero, como se trata de una zona apartada, muchos de los lugareños nunca han escuchado las buenas nuevas.
Por esa razón, se organizó una campaña especial para predicar en Maraã y en otras poblaciones del estado de Amazonas. El objetivo era llevar el mensaje de la Biblia a las miles de personas que viven en áreas muy aisladas de la Amazonia. Gracias a la campaña, muchos hermanos decidieron mudarse a la zona. Como Maraã está completamente rodeada por ríos, los publicadores usan lanchas para visitar a las personas dispuestas a escuchar. Los precursores especiales se han valido con éxito de este método para cultivar el interés de muchos.
Una de las 23 congregaciones que se formaron como resultado de la campaña especial está en Maraã. Actualmente, los más de 20 publicadores de esa congregación dirigen en conjunto unos 100 cursos bíblicos. Y nos alegra informarles que en el 2017 se bautizó la primera familia de ese lugar. Nuestros queridos hermanos están trabajando muy duro para ayudar a las personas de la Amazonia a conocer a Jehová, y todos ellos desean enviar su cariño y saludos a sus hermanos de todo el mundo.
¡Muchas gracias por acompañarnos! Y así, desde la sede mundial de los testigos de Jehová, terminamos otro programa de JW Broadcasting.