JW Broadcasting: Noviembre de 2019

Bienvenidos a JW Broadcasting®.

Está con nosotros mi amigo Izak Marais.

Izak, ¿qué nos espera en el programa de este mes?

Gracias, hermano Lösch.

Este mes, veremos que Jehová está con nosotros, y que nos lo demuestra de muchas maneras.

El video musical nos mostrará que desde que empezamos a progresar para dedicarnos a Jehová y bautizarnos él está a nuestro lado.

Jehová también está con nosotros cuando predicamos.

En este informe, veremos cómo bendijo una campaña especial de predicación que se hizo en Europa.

Y Jehová también está con nosotros cuando nos enfrentamos a los problemas de la vida, como sucedió en el caso de nuestra hermana Reeta y sus hijos.

¡Qué interesante!

Vamos a empezar.

Este es el programa de noviembre de 2019 de JW Broadcasting.

Millones de personas ya se han beneficiado de la serie de dibujos “Hazte amigo de Jehová” y de muchos otros videos basados en la Biblia.

¿Les gustó conocer a Caleb y a Sofía?

Al ver un video, quizá se hayan preguntado: “¿Cómo pueden saber los hermanos del Cuerpo Gobernante que el video será como ellos desean?

¿Cómo pueden verlo y escucharlo antes de que se haya terminado?”.

Vayamos detrás de las cámaras para averiguarlo.

Desde hace varios años, los videos de dibujos animados, como los de la serie “Hazte amigo de Jehová”, han ayudado a muchos niños a acercarse a nuestro amoroso Padre.

Mamá, mira cómo me regocijo.

¡Yupi!

Pero ¿sabía que lo que en la pantalla solo dura unos pocos minutos le toma varias semanas de trabajo a todo un equipo de voluntarios?

Como se invierte mucho tiempo y dinero en un video de animación, hay que planificar todo muy bien para usar los recursos de la mejor manera y para que el trabajo se termine a tiempo.

Echemos un vistazo a las herramientas de preproducción que los hermanos y hermanas usan para que una idea inicial se convierta en un video terminado.

El Comité de Enseñanza del Cuerpo Gobernante da instrucciones para el proyecto mucho antes de que los artistas comiencen a trabajar.

Estas instrucciones incluyen el tema que se tratará en el video.

El equipo de animación trabaja en conjunto para decidir cómo serán la historia y los personajes.

Después, trabajan con los escritores y artistas para convertir estas ideas en un guion.

Cuando el guion está listo, todo el equipo se reúne para hacer una lectura preliminar en voz alta.

Esta es la primera vez que el equipo oye la lectura del guion completo.

Hacemos esta lectura porque quienes vean el video no leerán el diálogo, sino que lo oirán.

Así corregimos cosas que no notamos en el guion escrito para lograr una historia lo más clara posible.

Un equipo de investigación se asegura de que el guion sea exacto.

Luego se revisa, se mejora cualquier detalle y se entrega al Comité de Enseñanza para que lo apruebe.

Cuando ha sido aprobado, el director comienza a trabajar con un dibujante para convertir las palabras en imágenes, y se hace un guion gráfico con dibujos muy sencillos que permiten visualizar lo que ocurrirá en cada escena.

En el mundo de la animación, todo lo que se ve en pantalla debe ser diseñado: los personajes, los muebles, los objetos, el entorno...

todo lo que hay en el video lo crea un diseñador.

El guion gráfico nos ayuda a saber exactamente lo que necesitamos incluir.

Así no diseñamos cosas de más ni de menos.

Cuando el director da el visto bueno al guion gráfico, se le añaden más detalles a los dibujos.

También se añaden grabaciones preliminares de los diálogos, la música y los efectos de sonido.

En este punto, el director y el compositor pueden crear el “animatic”.

Un “animatic” es una versión inicial del video.

El “animatic” es muy útil.

Este permite que el director y, más importante aún, el Comité de Enseñanza, vean el video completo antes de hacer la versión definitiva.

Así pueden revisarlo y decirnos si es necesario hacer algún cambio.

El “animatic” terminado se entrega al Comité de Enseñanza para su revisión.

Siguiendo la guía del comité, el equipo de animación se asegura de que los puntos principales se enseñen de forma clara y que la versión final del video cumpla con lo esperado.

Finalmente, se usa el “animatic” aprobado para hacer el video final.

La verdad es que toma mucho tiempo hacer un video de este tipo.

A un técnico en animación que trabaja a tiempo completo en Betel puede llevarle una semana completa producir de cuatro a seis segundos de animación.

Y esto no incluye muchas otras cosas importantes, como el modelado, la articulación, la iluminación o la composición.

Como pueden ver en estos ejemplos, la versión final del video “¡Haz feliz a Jehová!” se parece mucho al “animatic”.

Las herramientas de preproducción, como los guiones gráficos y los “animatics”, le ahorran a la organización tiempo y dinero.

Estas permiten al Comité de Enseñanza supervisar cuidadosamente cada proyecto durante todo el proceso, desde la idea inicial hasta el producto final, para así seguir publicando videos que nos ayuden a todos a dar honra a nuestro gran amigo, Jehová.

¿Verdad que es impresionante todo el trabajo que hay tras nuestros videos?

Jehová les da a sus siervos lo que necesitan justo en el momento adecuado.

Está claro que está con su pueblo.

Hermano Lösch, sé que tienes algo que decir sobre esto.

Hablemos de unas palabras que aparecen con cierta frecuencia en la Biblia: “Yo estoy contigo”.

Jehová las dirige a sus siervos en múltiples ocasiones.

Y el señor Jesucristo también las usó para animar a sus discípulos.

Claro, la misma idea aparece en la Biblia muchas veces más, aunque con distintas palabras.

Hay pocas cosas en la vida que producen tanta alegría como la llegada de un hijo.

Pero, a medida que los hijos crecen, afrontan situaciones que pueden causarles cierto nerviosismo o incluso temor.

Puede que, en ocasiones, el padre o la madre tengan que tranquilizar a su hijo diciéndole: “No tengas miedo.

Yo estoy contigo”.

Pues bien, Jehová ama a sus siervos como si fueran sus hijos.

Y Juan 13:1 expresa muy bien lo que Jesús siente por sus discípulos cuando dice: “Por eso, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el final”.

Así que, cuando pasamos por pruebas o situaciones que nos generan miedo o ansiedad, podemos imaginarnos tanto a nuestro Padre celestial como su Hijo, Jesús, tranquilizándonos con las palabras: “Yo estoy contigo”.

Recordemos el caso de Noé, un hombre justo.

Génesis 6:9 dice que “él andaba con el Dios verdadero”, así que no hay duda de que Jehová estaba con Noé.

De hecho, los protegió a él y a su familia durante el Diluvio.

Y luego volvió a demostrarle que estaba con él.

En el capítulo 9 de Génesis leemos lo siguiente: “Este es el pacto que establezco con ustedes: nunca más traeré un diluvio para destruir a todos los seres vivos”.

Jehová podría haberse prometido a sí mismo no volver a traer un diluvio.

Pero no se limitó a hacer eso.

Más bien, al celebrar el pacto del arcoíris, les confirmó a Noé y sus descendientes que estaba con ellos.

Jehová también les dio a Abrahán, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué y Gedeón la seguridad de que estaba con ellos.

Todos eran personas que contaban con su favor, y por eso les dejó claro que tenían su apoyo.

Ahora bien, surge una pregunta: ¿apoya Jehová de igual forma a sus siervos como grupo?

Los invito a leer conmigo Éxodo 6:6, 7.

Durante su esclavitud en Egipto, la entera nación de Israel pasó por duras pruebas y fue maltratada.

Pero veamos lo que les aseguró Jehová a todos ellos mediante Moisés.

Éxodo 6:6, 7 dice: Como vemos, si aquel enorme y variado grupo seguía su guía, Jehová los recibiría a todos como su pueblo y sería su Dios.

En realidad, les estaba dando esta garantía: “Yo estaré con ustedes”.

Y así fue.

Los sostuvo durante cuarenta años en el desierto: les dio comida y agua, impidió que su ropa y su calzado se gastaran, los protegió de serpientes venenosas, y mucho más.

Y, una vez que tomaron posesión de la Tierra Prometida, les dio la victoria sobre sus enemigos.

Jehová también les hizo saber a los reyes de Israel que estaría con ellos siempre y cuando tomaran en cuenta sus mandatos e instrucciones.

Al rey Salomón se le dijo: “Jehová Dios [...] no te dejará ni te abandonará.

Estará contigo”.

Al rey Asá se le informó: “Jehová estará con ustedes mientras ustedes sigan estando con él”.

Y, en medio de una guerra contra enemigos que parecían invencibles, el rey Jehosafat recibió esta orden: “Mañana salgan y enfréntense a ellos, que Jehová estará con ustedes”.

De manera similar, Jehová les demostró a sus profetas fieles que estaba con ellos.

Uno de ellos fue Jeremías.

Pongámonos en sus zapatos por un momento e imaginemos que Jehová nos pide anunciar de manera directa su condena contra reyes malvados, sacerdotes corruptos y profetas falsos.

¿Cómo se sentiría usted?

¿Incapaz?

¿Poco preparado?

¿Como un niñito frente a hombres agresivos y peligrosos?

Veamos cómo se sentía el profeta Jeremías.

Los invito a leer Jeremías 1:6: Pero ¿cómo lo tranquilizó Jehová?

Le dijo, según los versículos 8 y 9: Si Jehová le pusiera a usted en la boca las palabras exactas que tuviera que decir, ¿seguiría sintiéndose como un niñito?

Jeremías no era un superhombre.

Era un simple ser humano, como nosotros.

Y, aunque él vivió en otra época, se enfrentó a pruebas muy parecidas a las nuestras.

A diario tenemos que interactuar con todo tipo de personas en el trabajo o en la escuela.

Y algunas pueden ser intimidantes.

Pero, como a Jeremías, Jehová nos pide a nosotros que les llevemos a esas personas su mensaje, que les hablemos de las buenas noticias del Reino.

Algunas nos escuchan bien, mientras que a otras no les interesa en lo absoluto.

Y, de vez en cuando, nos topamos con alguien que se pone agresivo y hasta nos amenaza.

En ese momento es bueno recordar al profeta Jeremías.

Aunque al principio se sintió inseguro, cobró valor para hacer frente a los opositores.

¿Qué le dio las fuerzas y la tranquilidad?

Que Jehová le había transmitido seguridad al decirle: “Yo estoy contigo” y “He puesto mis palabras en tu boca”.

¿Hace lo mismo Jehová por nosotros?

Sí.

Jehová dio su apoyo a Jeremías y a muchos otros fieles de quienes podemos leer en las Escrituras Hebreas, pero también lo ha hecho con los cristianos verdaderos a lo largo de la historia.

Busquemos el capítulo 8 de Juan.

Veamos el caso de nuestro modelo, Jesucristo.

Él era perfecto, ¿pero pensó Jehová que se las podía arreglar solo?

Leamos lo que Jesús mismo dijo en Juan 8:16: Ahora imaginemos que nos encontramos en la predicación a una persona que nos intimida y que no hay otro Testigo a nuestro lado.

¿Quiere decir eso que estamos completamente solos?

Jesús sabía que, en los momentos más angustiosos y desgastantes de su vida en la Tierra, sus discípulos lo abandonarían.

Entonces, ¿se quedaría completamente solo?

Leamos sus palabras registradas en Juan, capítulo 16, versículo 32: En efecto, en los peores momentos, Jesús jamás se encontró solo, pues Jehová estaba con él.

Así que, si piensa que está completamente solo frente a esa persona agresiva en la predicación, no lo vea así, porque Jehová está con usted.

Y su apoyo es mayor que el que podría darle la congregación entera si estuviera a su lado.

Ahora bien, ¿con qué intención expresó Jesús las palabras que acabamos de leer?

La respuesta está en el siguiente versículo, el 33.

Juan, capítulo 16, versículo 33, dice: ¡Cuánto nos fortalecen esas palabras cuando sentimos cierto temor de predicar!

Jesús fue todo un ejemplo de valor y nos dijo que, como él, podemos confiar en Jehová y sentir paz.

Él admitió que a veces sufriríamos, pero nos invitó a pensar en su ejemplo y a seguir adelante, a ser valientes como él.

¿Y por qué logró él ser valiente?

Porque, como dijo en el versículo 32, el Padre estaba con él.

Como ya hemos visto, Jehová le dijo a Jeremías: “He puesto mis palabras en tu boca”.

Y a nosotros, ¿nos ayuda Jehová a expresarnos cuando afrontamos oposición?

Las Escrituras Griegas Cristianas responden con un categórico sí.

Veamos lo que dice el capítulo 13 de Marcos.

Durante una conversación con sus discípulos, Jesús dijo algo relacionado con la labor de predicar las buenas noticias del Reino.

Antes de leerlo, suponga que un día decide tocar una puerta más antes de marcharse del territorio.

La señora de la casa se molesta y llama a la policía.

¿Qué debería hacer usted?

¿Qué les diría a los policías?

Eso no debe preocuparle demasiado.

¿Por qué?

Porque, como hizo con Jeremías, Jehová pondrá las palabras en su boca.

Ahora leamos Marcos 13:10, 11: ¿Debemos concluir que en una situación así Jehová haría un milagro?

No necesariamente.

Ahora, el versículo 11 señala que el espíritu santo hablaría.

Piénselo: todo lo que usted cree se basa en la Biblia y, además, tiene muy claro por qué debe predicar.

Y toda esa información ya está en su mente.

Entonces, ¿cómo lo ayudaría el espíritu santo en una situación como la que hemos planteado?

Bueno, como Jehová está con usted, él usaría su espíritu para desenterrar de su memoria los tesoros que hay en ella.

Le asombraría ver cuántas cosas sería capaz de recordar si alguna vez lo interrogaran las autoridades o tuviera que enfrentarse a nuestros enemigos.

Sin duda, vería que Jehová está con usted.

Y eso no es todo, cuando efectuamos la labor de hacer discípulos, también Jesús está con nosotros.

Los invito a leer las animadoras palabras que se encuentran en Mateo 28:19, 20.

Allí Jesús estaba hablando de nuestra comisión de predicar, enseñar y hacer discípulos.

Leamos las palabras finales del Evangelio de Mateo.

Es Mateo 28:19, 20: Jesús dijo que estaría con nosotros cuando hiciéramos discípulos, cuando enseñáramos a la gente la verdad de la Biblia.

Y prometió que lo haría hasta que desapareciera este mundo malvado.

Como anunció la Biblia, en estos últimos días los siervos de Jehová están siendo perseguidos en distintos lugares del mundo.

Una profecía señaló que Satanás estaría “engañando a toda la tierra habitada”.

Desde hace unos años, el pueblo de Jehová ha sido víctima de persecución en Rusia.

¿Acabará la persecución con la adoración verdadera en esa parte de la Tierra?

¡No!

¿Y por qué no?

Porque Jehová y su Hijo están con nuestros hermanos.

Ambos han dado su palabra.

Rusia no ha aprendido de la historia, y le sucederá lo mismo que a la Alemania nazi, comandada por Hitler.

Aquel hombre creyó que lograría acabar con la adoración verdadera y con el pueblo de Jehová en los territorios que controlaba.

¡Pero qué equivocado estaba!

Es cierto que asesinó a unos 2.000 de nuestros hermanos, pero, al final, su plan fracasó.

¿La razón?

Jehová estaba con nosotros, no con él.

Las palabras “Dios está con nosotros” llegaron a figurar en símbolos nacionales y uniformes de soldados de Prusia y de la Rusia zarista.

Y los soldados alemanes las llevaban grabadas en sus cinturones cuando invadieron Bélgica en 1914.

¡Pero ellos también estaban equivocados!

El Señor Soberano Jehová estaba con nosotros, no con ellos.

Y sigue con todos nosotros.

Y seguirá con nosotros en el Armagedón...

y después del Armagedón.

Y seguirá con nosotros al final del Reinado de Mil Años de Cristo.

Estará con la humanidad después de 100.000 años, después de 100 millones de años y también cuando hayan pasado millones de millones de años.

Jehová estará con la humanidad eternamente, y Jesucristo también.

¡Sí, ambos nos han prometido que así será!

Muchas gracias, hermano Lösch.

Hoy día, Jehová está con sus siervos de todo el mundo.

A continuación, vamos a ver algunos ejemplos.

Primero, escucharemos la historia de Adam y Nancy Solomon.

Cuando conocieron la verdad, sufrieron la dura oposición de sus familiares.

Pero Jehová estuvo con ellos durante esos momentos difíciles.

Veámoslo.

Mi familia es judía, de Hungría.

La mayoría fue asesinada en campos de concentración.

El Holocausto me arrebató la posibilidad de saber qué se siente al formar parte de una gran familia.

Necesitaba respuestas, saber por qué habían asesinado a mis familiares.

Aquello hizo que, desde muy joven, investigara si había alguna religión verdadera.

Ser judía, para mí, era algo cultural, no religioso.

Una amiga vino y me dijo: “Tengo que contarte una cosa.

Los testigos de Jehová me han dado este libro.

Es el libro más maravilloso que he leído jamás”.

Yo le dije: “OK, lo leeré”.

Creo que no pasó ni una semana cuando alguien llamó a mi puerta.

Dos mujeres jóvenes estaban allí y me empezaron a hablar sobre la Biblia.

Empecé a estudiar la Biblia regularmente con Carolyn, y cada vez disfrutaba más del estudio.

Un día, mi padre estaba en casa y comenzó a gritar a los Testigos.

Básicamente, los echó de la casa.

Y la situación no hizo más que empeorar.

Nunca había paz en casa, solo lágrimas.

No podía entender por qué ni siquiera me preguntaban: “¿Qué te gusta de esa religión?

¿Quién es esa gente?

Hablemos de eso...”.

No, nada.

Fue muy muy duro.

Poco después de bautizarme, mi madre habló conmigo y me dijo: “Tu padre y yo vamos a estar todo el día fuera.

Más te vale que no estés aquí cuando regresemos”.

Yo solo tenía 17 años.

No sabía adónde ir.

No sabía qué hacer.

Pero confiaba en Jehová.

Entonces agarré el teléfono y llamé a mi Carolyn.

En poco tiempo, ya había varios hermanos en la casa.

Enseguida pusieron mis cosas en una camioneta y las llevaron a la casa de Carolyn.

Y ella me dijo: “Puedes vivir conmigo”.

Antes de bautizarme, solía ir a la escuela en el auto con un amigo.

Poco a poco, le iba contando lo que estaba aprendiendo.

Y él me dijo: “¿Sabes?

Quiero conocer a esas personas.

Tengo algunas preguntas”.

Sí, quería saber por qué morimos, por qué envejecemos y cosas así.

Me contestaron a todo con la Biblia y, cuando salí de la casa, pensé: “Esta es la verdad”.

Cuando era niño, en casa teníamos la costumbre de ir a la iglesia todos los domingos.

Pero, de adolescente, la religión cada vez me importaba menos, y el baloncesto, más.

De joven, ves deportes en televisión y sabes que los deportistas ganan mucho dinero.

Mis profesores decían a mis padres: “Este chico será un buen jugador de baloncesto.

Cuídenlo. Valdrá cientos de miles de dólares cuando se gradúe”.

Gané más de ciento veinticinco becas.

Eso significaba que podía ir gratis a la universidad solo por jugar bien al baloncesto.

Así que, desde jovencito, me di cuenta de que ser jugador profesional significaría mucho para mí y para mi familia.

El tema de Dios no me interesaba mucho, aunque a veces le hacía preguntas a mi madre.

Pero me empezó a interesar de verdad cuando Nancy me puso en contacto con los Testigos.

Un día, estaba estudiando y oí a mi madre llorar en el sótano.

Le dije: “¿Qué ocurre?”.

Y me contestó: “Que te vas a convertir en uno de esos testigos de Jehová”.

Cuando decidí que no iba a ser jugador de baloncesto, sino que me haría Testigo porque eso era mucho más importante, mi vida dio un giro y tuve que hacer muchísimos cambios.

Cuando otros se enteraron de que me iba a hacer testigo de Jehová, empezaron a apartarse de mí.

La gente quiere ser tu amiga cuando piensa que puede sacar algo de ti o vas a ser alguien importante.

Pero, cuando decidí servir a Jehová, empecé a perder a todas esas personas del mundo que pensaba que eran mis amigas.

Así que empecé a estudiar la Biblia un verano con el hermano Crespo y, en seis meses, me bauticé.

Y entonces decidimos casarnos.

El texto que dice que “hasta si mi padre y mi madre me abandonaran, Jehová se haría cargo de mí” se ha cumplido de muchísimas formas.

Cuando te haces testigo de Jehová, llegas a formar parte de una familia dispuesta a hacer cualquier cosa por ti.

Es verdad que hemos tenido problemas, pero Jehová nunca dijo que todo iba a ser perfecto.

Lo que dice es que, cuando tengamos dificultades, no estaremos solos.

Y Jehová nunca nos ha decepcionado.

¿Han observado que Jehová siguió al lado de Adam y Nancy cuando sus familiares y sus amigos los abandonaron?

Su familia espiritual inmediatamente salió en su ayuda.

Me gustan estas palabras de Nancy: “Jehová nunca dijo que todo iba a ser perfecto.

Lo que dice es que, cuando tengamos dificultades, no estaremos solos”.

Adam y ella nunca se sintieron solos.

Muchas veces le pedimos a Jehová que nos ayude, tanto en sentido espiritual como en sentido material.

Pero, como veremos en la siguiente historia, Jehová sabe lo que necesitamos incluso antes de que nosotros mismos lo sepamos.

Me llamo Reeta.

Él es mi hijo, Jackson, y ella es mi hija, Sherina.

Esta es nuestra familia.

Trabajo como recolectora de té en una plantación.

Un día, estaba orando a Dios intensamente.

Le dije: “Por favor, ayúdame a saber más de la Biblia”.

Al día siguiente, los testigos de Jehová llamaron a mi puerta, y empecé a estudiar la Biblia con ellos.

No podía creérmelo, solo había pasado un día desde que le había pedido ayuda a Dios.

Las reuniones son a las cinco menos cuarto de la tarde, pero tenemos que estar listos a las doce del mediodía.

Así que preparamos nuestras cosas el miércoles por la noche.

Cargo dos bolsas grandes y camino tres kilómetros y medio (dos millas) para llegar a tiempo a la reunión.

Nos encanta estar con los hermanos, por eso siempre llegamos temprano a las reuniones.

Soy precursora desde hace un año y medio.

No hay nada que dé más felicidad que el precursorado.

La predicación es una oportunidad única.

Esa es la razón por la que decidimos que debíamos darle lo mejor de nosotros a Jehová.

Ahora me siento muy feliz de realizar esta labor.

En una ocasión, no me pagaron ni una rupia por mi trabajo, por lo que no tenía nada de dinero.

Ese día, mis hijos y yo comimos bien, pero después estábamos muy preocupados porque no sabíamos qué pasaría el día siguiente.

Esa noche, oré con mis hijos y leímos la Biblia juntos.

Jesús dijo que no nos preocupáramos por el día siguiente.

Así que confié completamente en que Jehová, de alguna manera, nos daría lo que necesitáramos.

A las diez y media de la noche, cuando yo ya estaba profundamente dormida, el teléfono sonó.

Normalmente, nadie llama tan tarde, así que me pregunté quién podría ser.

Contesté al teléfono, y era un hermano que me dijo: “Hermana, vaya a la estantería y tome el libro ‘El hombre más grande’”.

Luego me pidió que buscara una página y, cuando lo hice, me encontré 10.000 rupias (unos 55 dólares).

¡No nos lo podíamos creer!

Era justo lo que necesitábamos para los gastos del mes.

Unos días antes, él y su esposa nos habían visitado y, sin decirnos nada, habían metido el dinero en el libro.

Mis hijos y yo le oramos a Jehová para darle las gracias.

Él ya sabía exactamente lo que necesitábamos incluso antes de que nos diéramos cuenta.

Todas las noches, abro las puertas y salgo afuera para contemplar el cielo oscuro.

Cuando lo hago, veo muchas estrellas.

Todos los días medito en la sabiduría de Jehová, en su poder, en las cosas maravillosas que puede hacer...

La Tierra, el universo...

¡Cómo los cuida maravillosamente!

Se preocupa incluso de las cosas más pequeñas.

Confío plenamente en Jehová y tengo presente que puede ayudarnos con su espíritu santo.

¡Es un Padre tan amoroso!

Siempre nos agarra fuerte de la mano para que nadie nos pueda separar de él.

Si alguien lo intenta, no lo conseguirá.

Él es tan generoso con su amor..., tan cariñoso con nosotros...

Nadie puede hacer que Jehová deje de amarnos.

La experiencia de Reeta muestra que Jehová está con nosotros de muchas maneras.

Ella valora mucho las reuniones cristianas.

Le encanta estar con los hermanos.

¿Y nosotros?

¿Valoramos las reuniones y la animadora compañía que encontramos allí?

Reeta también dedica tiempo a meditar en lo maravillosa que es la creación, y eso tiene un profundo efecto en ella.

A través de la creación, percibe que Jehová la ama y se preocupa por ella.

Sabe que Jehová tiene el poder para crear cualquier cosa y que desea usar ese poder para ayudarla.

Por eso, Reeta está convencida de que siempre puede contar con su ayuda para seguir siendo precursora.

Jehová ha demostrado estar con nosotros en el ministerio, sea que prediquemos en nuestra localidad o que participemos en una campaña especial.

Vayamos a Europa y veamos lo que pasó en una de estas campañas.

Como en el caso de Reeta, Jehová demostró estar al lado de los miles de hermanos que participaron en esta campaña especial.

En el territorio que supervisa la sucursal de Europa central, se organizó una campaña especial.

La Escuela para Miembros de Comités de Sucursal y sus Esposas nos motivó a evaluar cuánto territorio de los países que supervisamos no se estaba abarcando completamente.

Así que preguntamos a los superintendentes de circuito qué parte del territorio de las congregaciones se podría considerar “territorio no asignado”.

En total había más de once mil territorios que no se abarcaban, con unos tres millones de habitantes.

Al ver la gran cantidad de territorios que había, nos surgió una idea: “¿Por qué no organizamos una campaña especial para predicarlos en un fin de semana?”.

Fue muy emocionante.

Con la aprobación del Comité de Sucursal, el Departamento de Servicio empezó a organizarla.

Para ser franco, al principio no estábamos seguros de cómo reaccionarían los publicadores, pero confiamos completamente en Jehová, y la respuesta fue excelente.

Más de veinte mil publicadores la apoyaron y predicaron en esos territorios por toda Alemania.

La campaña se llevó a cabo un fin de semana de mayo de 2017 y tuvo mucho éxito especialmente en áreas metropolitanas, como en Berlín, Hamburgo y Düsseldorf.

Un hombre que acababa de llegar a abrir su tienda de productos árabes nos dejó que le mostráramos un video en árabe.

Después nos dio su dirección y su número de teléfono.

También accedió a que lo visitaran de nuevo.

Es un privilegio participar en esta campaña y ver que, para Jehová, cada persona es valiosa, sin importar dónde viva ni de dónde proceda.

Debido a la necesidad que había y al éxito de la campaña del 2017, se decidió organizar otra para mayo de 2018.

Pero esta vez se extendió a Suiza, Austria, Luxemburgo y Liechtenstein.

Imagínense, participaron más de 32.000 publicadores, aproximadamente un 60% más que en la campaña del 2017.

Eso fue muy fortalecedor.

Y, de nuevo, se informaron muchas experiencias animadoras.

¡Es increíble!

No importa adónde vayas en Berlín, puedes ver grupitos de hermanos por todas partes.

¡Es maravilloso!

Predicando, encontramos a una mujer que nos dijo que acababa de orar pidiendo un curso bíblico.

Ahora estamos más convencidos que nunca de que Jehová dirige esta obra a través de sus ángeles.

Hoy, domingo, tuvimos una bonita experiencia.

Una mujer que se había cruzado con nosotros se dio la vuelta y nos llamó.

Más tarde, nos dijo que había sentido la necesidad de regresar.

Después de invitarnos a su casa, intercambiamos nuestros datos y llenamos el formulario de contacto de la página web.

Si hubiéramos llegado al territorio un minuto más tarde, nunca la habríamos encontrado.

Seguro que fue la guía de los ángeles.

Predicando ayer por la mañana, un joven vino corriendo a preguntarnos qué estábamos haciendo.

Después de contestarle, nos preguntó por qué hay tanta maldad en el mundo.

Por la tarde, pudimos volver a visitarlo y comenzamos un curso bíblico.

Hicimos planes para visitarlo de nuevo, y pensamos ir hoy mismo.

¡Estar con los hermanos es tan maravilloso!

Predicamos con un grupo grande y nos reunimos a menudo para cambiar de compañero y contarnos experiencias.

¡Es fantástico!

Se han mostrado miles de videos y se han empezado muchos cursos bíblicos.

Y es muy interesante ver que, después de la campaña, muchos publicadores se han sentido impulsados a hacer más en el ministerio.

Estas campañas de predicación son una prueba de que Jehová y Jesús están dirigiendo la obra de predicar.

Y los ángeles también nos ayudan a llegar a todas las personas.

Tenemos muchas razones para ser felices sirviendo a Jehová.

Jehová estuvo con todos los voluntarios que participaron en la campaña.

¿Cómo si no se podría haber predicado a tres millones de personas de esa manera tan organizada?

Les damos las gracias a los más de treinta y dos mil hermanos que participaron en esta labor especial.

Como mencionó el hermano Lösch, Jehová está con nosotros en la predicación.

No hay duda de que es él quien dirige la predicación mundial mediante Jesús y los ángeles.

¿Notaron la cantidad de personas con las que se contactó poco después de que oraran por un curso bíblico o la respuesta a una pregunta?

Interesante, ¿no?

Cuando estamos junto a un grupo grande de siervos de Jehová, en el ministerio o en las reuniones y asambleas, sentimos su bendición, ¿verdad?

Pero ¿y si nos encontramos aislados?

¿Qué pasa si afrontamos persecución?

Eso es lo que le sucedió a Alphonse Takla hace algunos años en Egipto.

Veamos cómo le demostró Jehová que estaba a su lado.

No se veía nada.

Era una noche muy oscura.

Egipto estaba en guerra contra Israel y estaban arrestando a los Testigos, pues nos acusaban de pertenecer a una organización ilegal y realizar actividades prohibidas.

Aquella noche nos estaban llevando a un campo de concentración.

No veíamos apenas nada.

“¿Dónde estamos?

¿Cómo es este lugar?

¿Qué está ocurriendo?”.

El oficial ordenó a dos soldados que nos trasladaran a la celda donde estaban los hermanos.

Sabíamos que, cuando alguien llegaba al campo de concentración, tardaba años en salir, y algunos ni siquiera salían de allí.

De joven, me gustaban los personajes bíblicos, como Abrahán, Daniel, Moisés...

Los veía como impresionantes defensores de la adoración verdadera.

A veces, incluso tenía celos de ellos.

Tenían una relación tan estrecha con Dios...

Yo también quería tener esa clase de amistad con él.

Así que leía la Biblia para acercarme más a Dios.

Sabía que Jehová me cuidaría, porque él nunca abandona a sus siervos.

Para animar a aquellos hermanos, les dijimos: “Recuerden que estamos aquí porque adoramos a Jehová”.

Nos sentamos juntos y hablamos sobre qué haríamos para permanecer leales.

Concordamos en que debíamos orar.

Cada día seleccionábamos un texto bíblico, como si fuera el texto del día, y después recitábamos textos de memoria.

Un hermano daba un discurso con ideas que recordaba, y luego conversábamos sobre temas bíblicos.

En aquel tiempo no teníamos ninguna Biblia.

Los oficiales querían que renunciáramos a nuestra fe, así que me dijeron que me tumbara en el suelo y comenzaron a golpearme.

Todos los prisioneros lo estaban viendo, y uno de ellos se desmayó.

Comencé a orarle a Jehová: “Jehová, ¡ayúdame a aguantar esto!”.

Sentía muchísimo dolor.

Pero, después de algunos golpes, noté su ayuda, porque el cuerpo dejó de dolerme, ya no sentía casi nada.

Uno de los prisioneros me dijo: “Si salgo vivo de aquí, le contaré a mis hijos que en el campo de concentración vi a cristianos que me recordaron a los cristianos del primer siglo, pues estaban dispuestos incluso a morir por no renunciar a su fe”.

Un día, uno de los oficiales, aquel tan cruel que nos golpeaba muy muy fuerte, se acercó y nos dijo: “Dos de ustedes tienen que venir y escribir un informe sobre sus creencias”.

Nosotros pensamos: “¿Será sabio hacer eso?

Quizás lo usen contra nosotros...”.

Bueno, oramos a Jehová para que nos ayudara a tomar una decisión, para que nos guiara.

Al final, llegamos a esta conclusión: “Puede que salgamos, o puede que no.

Pero, por lo menos, les podremos dar testimonio”.

Entonces, le dije al oficial: “Necesitamos una Biblia”.

Y nos preguntó: “¿Para qué?”.

Le explicamos que la necesitábamos para citar de ella en el informe.

Así que nos dijo: “De acuerdo.

¿Tienes una en el almacén?”.

Le respondí que sí, y él me dio permiso para ir a buscarla.

Tomé la Biblia que tenía con mis cosas.

Pero me la quitó de las manos, la abrió al azar y comenzó a leer.

“Números”. Él me miró.

“¿Quién escribió este libro?”.

Yo le dije: “Moisés”.

“¡Eres un mentiroso!”, me gritó de repente.

Me quedé callado, y él cerró la Biblia.

De nuevo, la abrió.

“¡Eres un mentiroso!”, volvió a gritar con todas sus fuerzas.

Yo estaba tratando de recordar dónde dice en la Biblia que fue Jehová quien le pidió a Moisés que escribiera aquellos libros.

Cerró la Biblia de nuevo y, por tercera vez, la abrió.

Y comenzó a leer en voz alta.

Entonces el oficial me miró con cara de sorpresa.

Después de escribir el informe, le pregunté si, por favor, podíamos quedarnos con la Biblia.

Y él nos dijo que sí.

Durante tres meses, casi todos los días, los oficiales venían y nos golpeaban para que rechazáramos nuestra fe.

Nunca lo hicimos.

Lo único que puedo decir es que fue gracias a la mano de Jehová.

Él nos ayudó a aguantar, a seguir haciendo su voluntad y a ser íntegros, porque le pertenecemos y confiamos en él.

Jehová nunca abandona a sus siervos.

¿Por qué acabó Alphonse en prisión?

No fue sencillamente porque se negara a saludar al presidente de la nación.

No. Decir esa frase implicaba apoyar a un partido político.

Como muchos otros testigos de Jehová, Alphonse fue perseguido por ser neutral.

¿Qué ayudó a Alphonse a ser leal?

La oración.

Le pidió a Jehová que le ayudara a tener una rutina espiritual, oraba cuando tenía que tomar decisiones y también para poder aguantar el maltrato que sufría.

Al igual que Alphonse, ¿confiamos en el poder de la oración?

Tanto Alphonse como Reeta relacionaron la amistad con Jehová con ir tomados de su mano.

Reeta dijo: “Siempre nos agarra fuerte de la mano”.

Y Alphonse comentó: “Puedo decir [...] que fue gracias a la mano de Jehová”.

¡Qué imagen tan bonita!

Así de cerca podemos estar de Jehová.

Y la canción de este mes es un recordatorio de esto.

Jehová siempre está dispuesto a tomarnos de la mano.

Se titula “Jehová jamás nos fallará”.

♪♪ Miraba a mi alrededor, tanto frío, tanto sinsabor...

Mi fe, rota por el dolor, anhelaba su calor.

Me dio lo que necesité, me ayudó a ponerme en pie, él fue mi Salvador.

Él me dio las fuerzas y la seguridad, fuerzas para no dudar, fuerzas para no mirar atrás, fuerzas y protección, fuerzas y convicción, fuerzas y determinación.

Jehová jamás me fallará.

Él sigue ahí, detrás de mí, me calma el corazón.

Me sostendrá, me defenderá, rendirme no es opción.

Mira alrededor, este mundo va a peor, no hay amor.

Él te guiará, pase lo que pase, allí estará y te levantará.

Él te da las fuerzas y la seguridad, fuerzas para no dudar, fuerzas para no mirar atrás, fuerzas y protección, fuerzas y convicción, fuerzas y determinación.

Jehová jamás te fallará, jamás, jamás.

Jehová jamás te fallará.

Él siempre sigue ahí, detrás de ti, te calma el corazón.

Jehová jamás te fallará.

Te sostendrá, te defenderá, rendirte no es opción.

Nos da las fuerzas y la seguridad, fuerzas para no dudar, fuerzas para no mirar atrás, fuerzas y protección, fuerzas y convicción, fuerzas y determinación.

Jehová jamás nos fallará, jamás, jamás.

Jehová jamás nos fallará, jamás, jamás.

Jehová jamás nos fallará. ♪♪ Una canción preciosa.

Durante muchos meses, en JW Broadcasting, hemos visto una serie de escenificaciones sobre cómo poner en práctica los principios bíblicos.

Hemos aprendido que podemos tener una vida más feliz y hacer lo que agrada a Jehová si ponemos en práctica sus principios y sus normas.

Además, aplicar los principios bíblicos pone ante nosotros una esperanza maravillosa.

Como veremos en el último video de esta serie, concentrarnos en nuestra esperanza nos ayudará a desarrollar la fe que necesitamos para aguantar las pruebas.

A ver si recuerdan estas escenas.

Bautizarme ha sido la decisión más importante que he tomado.

Pero tardé en darme cuenta de que solo era el principio de mi vida como cristiano.

A veces fue difícil ser valiente.

¿Por qué no hacen algo de una vez y ayudan a mejorar las cosas?

A mi hijo tampoco le resultó fácil.

No, gracias. Soy testigo de Jehová y no celebro los cumpleaños.

¿Qué? ¿Por qué?

¡Qué malo eres! Fírmala.

Lucas me caía muy bien, y estaba muy enfermo.

En realidad, sí quería firmar su tarjeta de cumpleaños, pero papá me ayudó a ver cómo se sentiría Jehová si lo hacía, y gracias a eso fui valiente.

He decidido no firmar la tarjeta, pero quiero hacer algo por Lucas.

Mis padres siempre me han puesto un buen ejemplo.

Pero, después de marcharme a servir a un lugar de necesidad, parecía que se estaban distanciando entre ellos.

¿Todo bien entre ustedes?

Porque noto algo raro.

¡Qué va!

Estamos de maravilla, ¿verdad?

—Sí, estamos bien.

—¡Todo bien, hijo!

Estaba muy preocupado.

Después me contaron que lo que realmente los había ayudado era su amor por Jehová.

Meditaron en el ejemplo de Abrahán y Sara, quienes se respetaban mutuamente escuchándose y preocupándose por el otro.

Su ejemplo ayudó mucho a mis padres.

Y he visto que puede ayudar en cualquier tipo de relación.

Vivo bastante lejos de casa, pero algo que me ayuda a estar feliz aquí es demostrar amor a los demás.

Cuando nuestro doctor nos dijo que la bebé seguramente nacería con problemas graves y que incluso podría morir, pensé que no lo soportaría.

Además, como mi esposo no era Testigo, necesitaba más que nunca la ayuda de Jehová para estar tranquila y poder explicar por qué no abortaría jamás.

Y, aunque pasaron varios años hasta que decidí estudiar la Biblia, y aún más años hasta que hice los cambios necesarios para poder bautizarme, la vida que tenemos ahora, sirviendo juntos a Jehová, es lo que me hace más feliz.

Bueno, lo que nos hace más felices.

La felicidad verdadera proviene de servir a Jehová, aunque para servirle con lealtad hace falta valor.

Me resultó muy difícil alejarme de esa chica de la escuela.

Y me sentí culpable al ver cuánto me había involucrado en aquella relación.

Mi tío me ayudó con la Biblia a pensar con claridad en la situación y a recordar dos cosas muy importantes: que Jehová estaba orgulloso de mí y que yo no estaba solo.

Santiago 1:2, 3 dice: Pienso mucho en este texto porque probablemente pronto vaya a prisión por negarme a hacer el servicio militar.

Ser valiente al tratar con mi compañera de clase me ayudó a fortalecer la fe y el valor que necesito ahora.

Puedo renunciar a cualquier cosa por Jehová.

Quizá acabe en una celda pequeña..., pero, en el Paraíso, viajaré adonde quiera.

A veces me siento solo, pero no pasa nada.

Yo lo he elegido para poder servir a Jehová aquí.

En el futuro, si decido casarme, espero tener un matrimonio como el de mis padres.

Deseo que Lucas resucite para poderle enseñar el Paraíso y muchas cosas más sobre Jehová.

Ya le mostré algunos dibujos, pero la realidad será mucho mejor.

Entonces volveré a tener a mi bebé entre mis brazos.

En este programa hemos visto las muchas circunstancias en las que Jehová está con nosotros.

Está a nuestro lado mientras progresamos hacia la dedicación y el bautismo.

Está con nosotros en las reuniones cristianas y cuando estamos con nuestros hermanos.

También está con nosotros cuando somos leales al afrontar problemas o persecución.

Y Jehová está a nuestro lado cuando predicamos las buenas noticias del Reino a todo el mundo.

Y, hermano Marais, estoy muy contento de que me hayas acompañado en el programa de este mes.

Gracias, hermano Lösch.

Para concluir el programa de este mes, visitaremos a los hermanos de Tenerife.

Tenerife es la mayor de las islas Canarias, un archipiélago que se encuentra cerca de la costa noroeste de África.

Estas islas se formaron como resultado de erupciones volcánicas.

El punto más alto es el Teide, un volcán de Tenerife actualmente inactivo.

En las islas Canarias, el clima es templado y soleado durante todo el año.

Las islas Canarias son famosas por sus plátanos (o bananas).

Tenerife es un destino turístico popular.

Cuenta con cerca de un millón de habitantes, pero más de 10 millones de personas la visitan cada año para disfrutar de sus playas, de la exuberancia del terreno y de la comida.

En la isla de Tenerife, hay 33 congregaciones y más de 3.000 publicadores, de los cuales 492 son precursores regulares.

Dado el gran flujo de visitantes de todo el mundo, los hermanos predican en más de 15 idiomas, entre ellos el ruso, el alemán, el francés, el hindi y el rumano.

Predican en todas partes, tanto en las ciudades como en las zonas rurales y montañosas.

Los hermanos de Tenerife los quieren mucho y les envían cariñosos saludos.

Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.



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