JW Broadcasting: Noviembre de 2017

¡Bienvenidos!

Nos alegra mucho que nos acompañen en este nuevo programa.

Estoy muy contento porque este mes está aquí un buen amigo mío con quien también trabajo, el hermano Jim Mantz.

Ambos trabajamos en el Departamento de Redacción.

Jim ayuda mucho a este departamento, Jim y su equipo.

Ellos dan seguimiento a todos los proyectos en los que trabajamos.

¿Cuántos creen que puede haber?

Pues hemos llegado a tener hasta 241 a la vez.

Y Jim se encarga de muchas otras cosas también.

Bueno, Jim, este mes tú y yo tenemos otro proyecto en marcha, presentar el programa de este mes.

¿Por qué no les comentas a nuestros amigos en casa qué vamos a ver hoy?

Bueno, David, este mes conoceremos a una familia que educó a sus hijos para que pusieran a Jehová en primer lugar en sus vidas.

Tomemos nota de ideas que puedan ayudar a nuestras familias.

Después, en el video musical, se destacará la importancia de apartar tiempo para admirar la creación de Jehová.

Y también conoceremos a un grupo de investigadores del Departamento de Redacción, quienes se aseguran de que nuestros artículos y videos sean exactos.

Estoy seguro de que disfrutarán mucho.

Este es el programa de noviembre de 2017 de JW Broadcasting.

Este mes me gustaría hablar de los esfuerzos que hace la organización de Jehová para que nuestras publicaciones y artículos sean lo más exactos posible.

Vamos a hablar de la exactitud, la exactitud de lo que publicamos.

Para empezar, ¿qué responsabilidad tiene el redactor de un artículo?

Cuando envía un texto para ser publicado, se espera que también mande referencias de fuentes respetables que respalden lo que dice en su artículo.

Entonces los investigadores del Departamento de Redacción usarán esas referencias para comprobar que todo es exacto.

Fuentes respetadas o confiables...

¿A qué nos referimos con una fuente confiable?

Bueno, lo primero que hacemos es acudir a enciclopedias, libros, revistas y periódicos, básicamente en ese orden.

Preferimos enciclopedias a libros, libros a revistas y revistas a periódicos, pues generalmente a los editores de los periódicos les resulta más complicado comprobar los hechos porque tienen muy poco tiempo para hacerlo.

Por otra parte, las enciclopedias y los libros se van actualizando, así que consultamos la edición más reciente.

De esa forma nos aseguramos de que nuestras fuentes son confiables.

Si un redactor cita a un experto, nuestros investigadores se preguntarán: “¿Quién es este experto?

¿Qué reputación tiene?

¿Trabaja para alguna organización?

¿Qué objetivo tiene esta?

¿Promueve ciertas ideas en particular?” Si tenemos dudas de las intenciones de esa organización, no usaremos esa cita, aunque sea muy buena.

Ahora, supongamos que un redactor desea citar de un libro.

Con la documentación que entrega, pondrá una fotocopia de la página del libro donde está la cita.

Pero, muy a menudo, también nos copiará dos o tres páginas anteriores y otras dos o tres posteriores a la cita.

De esa forma, nuestros investigadores pueden examinar el contexto de la cita para comprobar que realmente estamos diciendo lo que el autor tenía en mente.

Por ejemplo, podría ser que un evolucionista afirme algo que parezca que está apoyando la creación.

O que un ateo diga algo que parezca indicar que cree en Dios.

Pero al examinar las citas en su contexto, nos damos cuenta de que eso no es lo que querían decir en realidad.

Jamás distorsionaríamos una cita a propósito; más bien, nos esforzamos al máximo para que nunca esté fuera de contexto.

Claro, es importante estar al día con las últimas investigaciones.

Puede que algo que se presentaba como un hecho hace años se haya desmentido.

Y la razón es obvia.

Alguien puede pasarse la vida entera investigando un hecho concreto de la historia, algo muy específico, y, claro, si pasa tanto tiempo investigando, descubrirá nuevas cosas.

Así que no sorprende que tengamos que modificar nuestra visión de algunos acontecimientos históricos de vez en cuando.

Tenemos que comprobar, comprobar y comprobar.

Más tarde vamos a ver algunos ejemplos de esto.

Será divertido, les va a encantar.

Pero alguien pudiera preguntar: “¿Por qué hay que ser tan detallista, tan exigente con la exactitud?”.

Bueno, para contestar a eso me gustaría contarles una experiencia que oí hace algunos años.

Un hombre que vivía en el norte de Europa aceptó estudiar la Biblia con los testigos de Jehová.

Cuando le preguntaron qué lo había motivado a estudiar, dijo: “Leí un artículo sobre árboles en su revista ¡Despertad!

Resulta que soy experto en árboles y, después de leer el artículo, me dije: ‘Qué información tan bien documentada, qué exacta.

Una organización que pone tanto cuidado al escribir sobre árboles tiene que ser igual de cuidadosa cuando me enseñe sobre la Biblia’”.

Y por eso aceptó el curso de la Biblia.

Otro aspecto en el que tenemos que tener cuidado es al usar estadísticas.

Un periódico pudiera decir que en cierto país han muerto 10.000 personas por un desastre.

Inmediatamente, nuestros investigadores se van a preguntar: “¿De dónde sacaron esa cifra?”.

Quizás llamen al periódico y pregunten de qué fuente la obtuvieron.

Pero si el periodista no puede confirmar la estadística, nuestros investigadores buscarán otra fuente más confiable para obtener la cifra correcta.

También debemos tener cuidado cuando citamos a personajes históricos.

Por ejemplo, supongamos que queremos citar algo que dijo el general francés Napoleón Bonaparte.

Como era francés, Napoleón hablaba francés.

Así que, si estamos utilizando como fuente un texto en inglés, es porque alguien lo tradujo del francés.

Pero ¿es correcta esa traducción?

Nuestros investigadores seguramente se fijarán en el idioma original e investigarán la cita, ya sea en francés o en cualquier otro idioma.

Y, muy a menudo, se descubre que la cita en inglés no transmite con exactitud lo que dijo esa persona.

Además, con el paso de los años, la memoria puede fallarnos, y nuestros investigadores lo saben.

Supongamos que un hermano mayor escribe en su biografía que se bautizó en una asamblea de circuito en una determinada fecha.

Los investigadores se fijarán en la fecha y la comprobarán.

Supongamos que el día que dijo el hermano cae en martes.

¿Cuántas posibilidades hay de que hubiera una asamblea de circuito en martes?

No es probable, pero hay que asegurarse.

¿Le estará fallando la memoria?

Si no se puede confirmar cuándo fue, los investigadores quizás le pidan a alguien que ayude al hermano a recordar correctamente la fecha.

Puede que alguien se bautizara en la misma asamblea que él y quizás tenga anotada la fecha con exactitud.

Nuestros traductores también hacen un gran esfuerzo para que la información que reciben los hermanos sea exacta.

Hace tiempo, la revista ¡Despertad!

publicó un artículo sobre una especie muy rara de mariposas.

Cuando hablamos de animales, les damos a los traductores el nombre en latín, y así los traductores tienen el nombre científico.

Pero en un país grande, no pudieron encontrar el nombre equivalente en su idioma.

¿Qué hicieron?

Llamaron a la universidad más importante del país y hablaron con el Departamento de Biología, donde un experto les dijo cómo se llamaba aquella mariposa en su idioma.

Pero entonces preguntó: “¿Por qué se toman tantas molestias para saber el nombre exacto de esta mariposa?

Si se hubieran equivocado, solo dos personas en todo el país se habrían dado cuenta”.

Claro, aquello dio pie a que le predicaran al experto.

Bueno, ¿qué tal si fueran ustedes los que tuvieran que comprobar afirmaciones que no son del todo correctas y hacerlas más exactas?

¿Les gustaría probar?

Seguro que sí, les va a gustar.

Juguemos a un juego al que llamaremos ¿Dónde está el error?

Pondremos algunas frases en la pantalla.

En cada una hay algo que no es exacto.

El juego consiste en que ustedes se den cuenta de qué está mal, por qué, y que piensen en una solución.

Será divertido.

Aquí tenemos la primera frase: “La Gran Esfinge de Egipto se construyó alrededor del 2550 antes de nuestra era”.

Bueno, el problema es la fecha, el año 2550.

El diluvio universal ocurrió unos doscientos años después.

¿Qué posibilidades hay de que el Diluvio no destruyera la esfinge?

A menos que piensen que por eso le falta la nariz.

Así que, si eres joven y todavía vas a la escuela, es bueno que tengas esto en cuenta al hacer tus proyectos.

Cuando copies cierta fecha de una enciclopedia, ten en cuenta que el Diluvio ocurrió en el 2370 antes de nuestra era.

Así, lo que escribas será lo más exacto posible.

Pasemos a la siguiente: Bien, el año 29 parece correcto.

Y sabemos que a Jesús lo bautizó Juan.

Así que el problema debe ser la expresión “pariente cercano”.

De hecho, ahí está el problema.

Los padres de Jesús eran de la tribu de Judá y sus abuelos también.

Pero ¿y los padres de Juan?

Zacarías y Elisabet eran de la tribu de Leví, así que Elisabet y María no podían ser hermanas.

¿Serían primas, quizás?

Puede ser, pero ni siquiera podemos confirmarlo.

Si lo hubieran sido, entonces Jesús y Juan eran primos segundos.

Bien, ¿es un primo segundo un pariente cercano?

Algunos dirían que sí y otros que no.

Así que es más seguro decir solamente: “En el año 29, Jesús fue bautizado por un pariente, Juan el Bautista”.

Ahí va otra.

Veamos si encuentran el error.

Fijémonos en la palabra “respetado”.

Hoy en día, los médicos reciben una educación de alta calidad y son muy respetados.

¿Podemos decir lo mismo de los médicos del siglo primero?

Una obra menciona lo siguiente sobre ellos: “Muchos doctores eran griegos que habían sido esclavos, así que su estatus social no era muy alto.

Como existían pocas posibilidades de que un enfermo se curara, muchos no creían en los médicos e incluso se burlaban de ellos”.

Fíjense en este dicho del siglo primero: “No hace mucho, Diaulus era médico, ahora es enterrador.

Lo que ahora hace como enterrador, antes lo hacía como médico”.

Eso no es precisamente un cumplido.

Por lo tanto, en este caso probablemente deberíamos usar otro ejemplo.

Otra más: El año 325 parece correcto.

Y Constantino, también.

Pero ¿y la palabra “oficial”?

¿“Religión oficial”?

Constantino nunca estableció el cristianismo como la religión oficial del Imperio romano.

En el año 313 declaró que ser cristiano era legal, pero el paganismo todavía era una de las religiones oficiales.

El cristianismo apóstata no se convirtió en la religión oficial hasta el año 391.

Esta tiene trampa.

Veamos si la resuelven.

Bueno, si miran al final de la Traducción del Nuevo Mundo, verán que cuando Pablo escribió esa carta estaba en Roma, y sabemos que estaba encarcelado.

Entonces, ¿cuál es el problema?

La expresión “celda oscura”.

¿Dónde estuvo encarcelado Pablo por primera vez?

En la casa que había alquilado.

Por eso, aunque la expresión “celda oscura” es muy impactante, no es correcta.

La siguiente es un clásico: Algunos expertos solían hacer esta afirmación hace 60 años: “Pedro nunca estuvo en Roma”.

¿De verdad podemos decir eso?

¿Podemos ser tan tajantes?

¿Podemos asegurar que Pedro nunca pasó unos días en Roma, ni siquiera de vacaciones?

No, claro que no.

Así que sería más exacto decir: “No hay registro de que Pedro haya vivido en Roma”.

Ahí va una más: “El libro más antiguo de la humanidad”.

Hace años, algunos estudiosos afirmaban que ciertos textos escritos por Adán, Noé y otros sobrevivieron al Diluvio y llegaron a formar parte de la Biblia.

Si eso fuera cierto, entonces podríamos afirmar que la Biblia es el libro más antiguo de la humanidad.

Ahora bien, nuestra enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras dice: “No se puede precisar si algunos de los relatos del libro de Génesis se escribieron antes del Diluvio”.

Por lo tanto, hoy podríamos decir que la Biblia es uno de los libros más antiguos de la humanidad o, tal como explicamos en uno de nuestros videos, es el más actual y práctico de los libros antiguos.

Y esta es la última: Hemos destacado “95”, pero en realidad hay que poner en duda toda la frase.

Algunos eruditos modernos han hecho un minucioso estudio de la vida de Martín Lutero y han llegado a la conclusión de que es imposible que sus 95 tesis estuvieran listas para el año 1517.

Otros van más allá y afirman que eso nunca ocurrió, que Lutero nunca las clavó en la puerta de la iglesia.

Pero algunos expertos siguen insistiendo en que esto sí sucedió.

Así que no se ponen de acuerdo.

Por eso, para que la frase sea más exacta, tendríamos que modificarla y decir “algunos creen” o “según se cree”, para mostrar que hay diferencias de opinión.

Bueno, ¿cómo les fue?

Es posible que, igual que yo, hayan hecho algunas de estas afirmaciones en alguna ocasión.

Estas frases estaban basadas en los datos que teníamos en ese momento.

Pero sirven para ilustrar que los tiempos cambian y la investigación avanza.

Los expertos investigan cada vez mejor los acontecimientos históricos y descubren nuevas cosas.

Así que hay que mantenerse al día.

Comprobar, comprobar y comprobar.

Y cuando una investigación confiable nos demuestra que debemos modificar o retocar alguna afirmación que hicimos en el pasado, lo hacemos sin dudar.

Nuestro objetivo es proporcionar la información más exacta posible porque sabemos que ustedes usan esa información.

La citan cuando salen a predicar o cuando dan discursos públicos.

Por eso queremos asegurarnos de que nuestros hermanos tienen a su alcance el alimento espiritual más exacto posible.

Somos imperfectos, claro, y cometemos errores.

Pero cuando eso sucede, debemos corregirlos.

Nuestra intención es hacerlo lo mejor que podamos a pesar de nuestra imperfección.

Bueno, ¿qué les pareció?

Yo, personalmente, estoy agradecido de que la organización de Jehová se tome tan en serio la exactitud.

Me inspira confianza.

Y me recuerda las palabras de otro investigador, que se encuentran en Eclesiastés 12:9, 10.

Ya saben a quién me refiero.

Eclesiastés 12:9, 10: Ahora, prestemos atención a mi buen amigo Jim.

Creo que está preparado para presentarnos a algunos hermanos que trabajan de investigadores en Betel.

Gracias, David.

La verdad es que estos hermanos dan mucha importancia a la exactitud y se toman muy en serio su labor.

Mucha de la información que presentan los medios de comunicación hoy en día suele estar teñida de sensacionalismo y de opiniones personales.

Pero los testigos de Jehová están resueltos a seguir apegándose a la Biblia para determinar cuál es la verdad.

Es tal como dijo Jesús en Juan 17:17: “Tu palabra es la verdad”.

La gran variedad de temas de nuestras publicaciones se investiga con cuidado en la Sección de Investigación del Departamento de Redacción.

Se siguen métodos similares a los que usaron escritores bíblicos de relatos históricos, como Lucas y Jeremías, pues se utilizan fuentes confiables y oficiales.

No nos basamos solo en las opiniones o creencias que una persona
tenga sobre un tema.

Por ejemplo, no podemos fiarnos de información que refleja prejuicios políticos y sociales.

Usamos información objetiva.

Tratamos temas de todo tipo; desde historia, ciencia y geografía hasta flora, fauna, el universo...

Así que, antes de que se escriba el texto, aportamos toda la información investigada, y seguimos el proyecto hasta el final para asegurarnos de que todo lo que se diga y se muestre esté basado en hechos y esté bien documentado.

Se investiga mucho más de lo que finalmente verá o leerá el lector.

Por ejemplo, en un artículo de una página sobre la nutria puede haber una docena de referencias para apoyar cada idea.

Y algo que parece tan simple como la altura del Mont Blanc...

Pues, al investigarlo, encontramos que tenía 4.807 metros.

Después, otra fuente decía que tenía 4.810 metros.

Y luego otra ponía que tenía 4.808.

¿A cuál creer?

Bueno, tuvimos que consultar al Instituto de la Información Geográfica y Forestal de Francia.

Una de nuestras principales herramientas de investigación son nuestras bibliotecas.

Disponemos de unos sesenta y cinco mil libros y otras obras de referencia.

Si estamos documentando algo relacionado con historia antigua o arqueología, consultamos enciclopedias especializadas, como alguna sobre descubrimientos arqueológicos.

Los sitios web de los museos suelen mostrar fotografías de las piezas que tienen.

Buscamos esas imágenes, se las mandamos a los equipos de producción y les decimos: “Miren, así era una lámpara en el siglo primero”.

Hay cosas que pudiéramos pensar que son verdad porque supuestamente son muy conocidas, pero quizás no sean totalmente exactas.

Las citas deben confirmarse.

Procuramos acudir a la fuente original, a la información de primera mano.

Eso por un lado.

Además, también es importante el contexto, así que nos aseguramos de utilizarlas en el contexto apropiado.

Cuando Gandhi se reunió con Lord Irwin, le dijo: “Cuando su país y el mío sigan las enseñanzas que Cristo dio en el Sermón del Monte, habremos resuelto los problemas de nuestros países y del mundo entero”.

Bueno, pues lo investigamos y no pudimos confirmar que aquellos hombres se hubieran conocido.

Es una cita genial, pero ya no podemos usarla.

De todas formas, eso no significa que Gandhi nunca hablara de Jesús o del Sermón del Monte.

El trabajo de investigación que hacemos a veces conlleva mucho tiempo y esfuerzo.

En ocasiones no encontramos lo que estamos buscando.

Pero es muy gratificante, porque colaboramos en transmitir información exacta en la que los lectores pueden confiar.

La información confiable ayuda a tomar decisiones bien fundadas.

Cualquier persona que lea nuestras revistas y vea los videos que hacemos puede estar tranquila de que todo se investigó a fondo.

Encontrará hechos; encontrará la verdad.

Por eso, cuando vea las publicaciones impresas de los testigos de Jehová o consulte el sitio jw.org, puede estar seguro de que la información se ha investigado muy bien y es exacta.

¿Por qué?

Porque los testigos de Jehová respetamos la verdad y la valoramos mucho.

Tal como menciona el Salmo 31:5, adoramos a Jehová, “el Dios de la verdad”.

Así que es lógico que nos esforcemos todo lo que podamos por imitarlo siendo exactos en todo lo que publicamos.

No cabe duda de que a él le agrada mucho esto, especialmente porque a lo largo de la historia muchas personas han intentado tergiversar sus enseñanzas.

Como vemos, la organización se esfuerza por publicar información exacta, pero hay muchas cosas que nosotros también podemos hacer.

El siguiente video muestra que nuestro punto de vista sobre algunas celebraciones puede alegrar a Jehová.

¡Hola, amor!

¿Cómo te fue?

Él es mi papá, y él es mi hermano, Dylan.

¡Ey! Vamos a jugar un rato.

¿Vienes?

No, gracias.

¿Está bien?

Siempre me cuenta todo lo que le pasa en clase, pero hoy no quiso hablar.

Hoy fue unos de los peores días que he tenido en la escuela.

Todo empezó a primera hora.

En clase estaban firmando una tarjeta de cumpleaños para Lucas.

—¿Quieres firmar la tarjeta para Lucas?

—Estuvo en el hospital porque tiene cáncer, y acaba de volver a casa.

No, gracias.

Soy testigo de Jehová y no celebro los cumpleaños.

¿Qué? ¿Por qué?

¡Qué malo eres! Fírmala.

Tranquilos, chicos, calma.

Aiden...

La maestra dijo
que puede que Lucas no vuelva a la escuela en mucho tiempo.

Estoy muy triste por él.

Aiden, Aiden, Aiden.

Piénsalo, por favor.

La verdad es que yo quería firmar la tarjeta.

Lucas es uno de los niños más buenos de la clase.

Creo que la voy firmar.

No es lo mismo que ir a un cumpleaños.

Hola, campeón.

¿Cómo estás?

Mamá me dijo
que tuviste un mal día.

Le conté a papá todo lo que me había pasado.

Sé que la Biblia enseña que no debemos celebrar los cumpleaños.

Pero, ¿de verdad está tan mal que firme la tarjeta?

Mi papá dijo que era una buena pregunta.

—Entonces me enseñó un texto.

—¿Podrías buscar un texto en tu Biblia?

—Está en Efesios.

—Efesios 5:10: Y me dijo: “Tenemos que asegurarnos siempre de hacer lo que a Jehová le gusta, porque Satanás sabe muy bien cómo engañarnos”.

Entonces me habló de lo que le pasó a Aarón.

Los israelitas le pidieron a Aarón que les hiciera un dios.

Así que Aarón
hizo un becerro de oro porque pensaba que serviría para adorar a Jehová.

Y le dijo al pueblo: “Mañana habrá una fiesta para Jehová”.

Pero estaban mezclando la religión falsa
con la verdadera.

Eso no le gustó nada a Jehová.

Y muchos fueron castigados.

Esa historia me ayudó mucho.

Sé que los cumpleaños no están bien porque la Biblia enseña que a Jehová no le gustan.

Pero no queremos hacer lo mismo que Aarón, que mezcló cosas de la religión falsa con la verdadera.

—Genial, vamos a hablar con mamá.

Quiero que Jehová esté contento.

Papá dijo que siempre es bueno preguntarse: “¿Cómo se sentirá Jehová si hago esto?”.

He decidido no firmar la tarjeta, pero quiero hacer algo por Lucas.

¿Puedo saludar a Lucas?

Claro, cariño.

Está en su habitación.

Ey, ¿cómo estás?

Un poco mejor.

Entonces me di cuenta de algo.

En vez de celebrar un solo día, podía explicarle a Lucas que él y yo podremos vivir para siempre en el Paraíso.

Nadie volverá a estar enfermo.

Todos podrán construir su casa y habrá mucha comida.

Me gustó ver cómo podemos tratar a los demás con amor e interés, aunque no tengamos las mismas creencias.

La mejor forma de hacerlo es con pequeñas muestras de bondad y hablándoles de nuestra esperanza, tal como hizo Aiden.

¿Se fijaron en que la educación que Aiden recibió de sus padres lo ayudó a tomar decisiones que agradan a Dios?

Esto me hace pensar en Abilio y Ulla Amorim, de Portugal.

Tuvieron infancias difíciles, pero no permitieron que esas malas experiencias interfirieran en la educación de sus hijos.

Desde pequeña,
siempre fui religiosa.

Mi sueño era casarme con un hombre que fuera creyente y que juntos adoráramos a Dios, y lleváramos una vida tranquila.

La vida con mis padres no era así.

Mis hermanos y yo nos llevábamos mejor
con la sirvienta que con nuestra madre.

Mi padre era un hombre muy distante.

Siempre estaba ocupado con el trabajo y sus amigos.

Ulla y yo nos casamos en 1971 en París, en Francia.

Nos bautizamos en 1974.

Me di cuenta de que no sabía cómo educar a mis hijos.

Así que empecé a poner en práctica los consejos de la Biblia.

Si quería enseñarles las cosas bien, primero tenía que entenderlas yo para poder explicárselas de la manera como a Dios le gusta.

En 1976, nos mudamos a Portugal a un lugar de más necesidad.

Para entonces, nuestro hijo mayor tenía cuatro años y medio, Maria tenía tres y medio, y Benjamin, uno y medio.

Recuerdo cuando llegamos; vivíamos en una zona rural.

Éramos pocos en la congregación, así que teníamos que participar aunque fuéramos pequeños.

Estaba claro que nuestros padres ponían los intereses espirituales en primer lugar, y no solo nos decían que teníamos que hacer lo mismo, sino que nos mostraban
cómo hacerlo.

No hablábamos de Jehová y de temas espirituales solo cuando nos sentábamos a estudiar en familia.

Recuerdo que, al volver caminando de las reuniones, nos ayudaban a encontrar constelaciones en el cielo y empezábamos
a hablar de Jehová.

Deuteronomio, en el capítulo 6, dice que aprovechemos cualquier oportunidad de hablar con nuestros hijos.

Es bueno hablarles de Dios y ayudarlos a ver que es real y que las cosas que nos rodean están relacionadas con él.

Por eso quería enseñarles mucho, para que vieran que las cosas de Dios no son aburridas, sino que nos dan alegría.

Claro, no éramos perfectos.

Yo me equivocaba muchas veces.

Pero ellos jamás me dijeron: “Tienes que hacer esto porque sí”.

Siempre trataban de explicarnos las razones, las que da la Biblia.

A mí me criaron así.

Mis padres nos imponían leyes: “Haz esto.

Tienes que hacer lo otro.

Porque yo lo digo”.

Pero llegué a entender que, incluso en la Biblia, Dios no se limita a dictar leyes, sino que las explica.

Da muchas razones; da razones para todo.

Tengo que admitir que, al enseñar a mis hijos, yo mismo aprendí mucho también.

Nunca sentimos que nos obligaban a ir a las reuniones o que teníamos que salir a predicar porque sí.

Siempre trataban de motivarnos.

Por ejemplo, recuerdo cuando él me regaló una Biblia nueva y escribió en ella: “Que este libro siempre sea la fuerza que te impulse en la vida”.

Varias veces me dijo: “Nunca nunca te rindas en tu servicio a Dios.

Jehová es tu Padre, y debes servirle toda tu vida”.

El Dios todopoderoso tiene hijos que no quieren obedecerle, como podría pasarle
a cualquier padre.

Pero él no obliga a nadie.

Respeta mucho nuestra libertad de tomar decisiones.

Nosotros también queríamos que nuestros hijos decidieran qué hacer con su vida.

Siempre pensé
que no me pertenecían, eran en realidad de Jehová, que los había puesto
en nuestras manos, a nuestro cuidado.

Y, una vez que hiciéramos
nuestra labor, debíamos dejarlos “volar”.

Mis padres siempre nos animaron a ponernos la meta de servir de tiempo completo, aunque para ello tuviéramos que mudarnos lejos de casa.

Mi esposo y yo servimos de misioneros en Kláipeda, en Lituania.

Sé que voy a estar agradecida toda la eternidad por haber usado mi juventud para servir a Jehová, por no haber malgastado esos años haciendo cosas para este mundo.

Mi esposa y yo servimos en la sucursal de Portugal.

Si Jehová está feliz, y si mis padres están felices, yo también lo estoy.

No me cabe duda de que les agrada lo que hacemos.

Están contentos por ello.

Estamos felices de que nuestros hijos estén dándole lo mejor al Creador y sean para él
un motivo de alegría.

Jehová se lo merece.

Por supuesto, extrañamos a nuestros hijos y nos gustaría que estuvieran cerca, pero nos alegra que puedan servir a Jehová de la manera como lo están haciendo.

Sin duda, las verdades que encontramos en la Biblia son muy útiles para educar a los hijos.

Y, aunque es cierto que Jehová les ha dado esa responsabilidad a los padres, otros miembros de la familia también los pueden ayudar a acercarse a Jehová.

Veamos cómo tres hermanas carnales cuidaron unas de otras mientras aprendían de Jehová.

Yo fui la que empezó a estudiar la Biblia.

Después, empecé yo.

Cuando ellas llevaban un año, me animé yo también.

Nuestros padres habían dejado de estudiar, así que íbamos solo las tres a las reuniones.

Para pagar el autobús, ahorrábamos lo que nos daban nuestros padres.

Pero si no nos alcanzaba...

Mis hermanas mayores dejaban que yo fuera en autobús y se iban caminando.

Una hora y media de ida y lo mismo de vuelta.

Las reuniones eran tan importantes que eso no era ningún problema.

Mayo de 2007.

Yo en octubre de 2006.

Y yo me bauticé en octubre de 2005.

Tres años más tarde, pasé una semana con una precursora especial que servía en un territorio rural.

Orábamos juntas cada noche, y leíamos biografías de La Atalaya.

Le dije a Jehová que quería ser como ella.

Y, aunque a mi familia no le gustaba la idea, con la ayuda de Jehová decidí hacerme precursora.

Seguí su ejemplo y también me hice precursora.

Yo trabajaba seis días a la semana para ayudar a mi familia, así que le pedí a Jehová que me diera la oportunidad de ser precursora.

Cuando mi jefe me dijo que fuera cinco días, empecé el precursorado.

Ser precursor te permite dar más de ti a Jehová.

Trabajar tan cerca de Jehová hace que me sienta parte de su familia.

Mi amistad con Jehová es más fuerte.

Cuando oro, siento que estoy hablando con mi mejor amigo.

Puedes hacer cosas nuevas.

Empecé a servir como precursora especial en junio de 2013.

Estoy en Betel desde septiembre de 2013.

En abril de 2014 me nombraron precursora especial.

Ahora siento que hago más por Jehová.

Mi amor por Jehová ha aumentado.

Mamá no nos apoyaba, pero ahora es precursora también.

El tiempo completo es...

... ¡lo mejor que hay!

Sin importar si somos padres o hermanos, poner en práctica los principios bíblicos ayudará a que nuestras familias estén más unidas.

Hacer esto también nos ayudará antes de tener hijos e incluso antes de casarnos.

El mundo trata de engañarnos con mentiras sobre lo que es importante en la vida.

Pero investigar la Biblia con cuidado nos protege y nos guía cuando estamos planificando una boda.

Julianna y yo somos amigos desde hace algunos años.

Y durante los últimos meses hemos llegado a conocernos mejor.

Estábamos cada vez más unidos.

Tengo que reconocer que, cuando Nick me invitó a ir con unos amigos al parque y vi que allí estaban también nuestras familias, empecé a sospechar.

Le dije que sí.

¡No podía creer que no se lo imaginara!

Estábamos tan emocionados...

y ¡enseguida se corrió la noticia!

Al día siguiente en la reunión, todos nos felicitaron; en especial, mi amiga Natalia, que tenía un montón de ideas.

Yo ya quería empezar a hacer planes.

Nunca me había imaginado lo que implica una boda.

Todo el mundo tenía su propia opinión sobre lo que hacía falta, ¡hasta mi padre!

Teníamos que escoger los invitados, las flores, la decoración, el traje de Nick, y por supuesto, ¡mi vestido!

¡Qué bien lo íbamos a pasar!

O eso pensaba yo.

Pronto descubrí que existe toda una industria dedicada a las bodas.

Sé que trataban de ayudarme, pero a la misma vez, esa es su forma de ganar dinero.

Parecía que no tenían nada modesto.

¡Y el precio!

No me podía permitir pagar esa fortuna por algo que solo me iba a poner una vez.

Todos estaban muy felices por mí, pero yo empecé a sentirme agobiada.

Cuando nos encontramos en casa de Julianna, me sentí confundido.

Unos días antes la había visto muy contenta, pero ahora la notaba muy estresada.

Parecía que nadie escuchaba lo que nosotros queríamos.

Pero, para ser sincero, creo que ni nosotros sabíamos lo que queríamos.

Pensé que sería buena idea dedicar tiempo a analizar cómo debería ser una boda cristiana.

Al día siguiente, nos reunimos con el hermano Grey y el hermano Sharp para ver si podríamos usar el Salón del Reino para la boda.

Nos dieron buenos recordatorios, y agradezco que lo hicieran.

Primera a los Corintios 10:31 dice: El hermano Sharp nos ayudó a entender que una boda es una ocasión espiritual y que debemos tener presentes las normas de Jehová al decidir qué incluir y qué no.

El hermano Grey nos leyó 1 Juan 2:15, 16, que dice: Nos recordó que lo que el mundo considera normal no se parece en nada a las normas cristianas y que podemos ser un buen ejemplo si nuestras decisiones agradan a Jehová.

También nos dieron algunos artículos sobre cómo organizar una boda para que los repasáramos.

Solo querían que fuera una ocasión alegre y que no tuviéramos nada que lamentar.

Le pregunté al hermano Sharp si podría ser nuestro director de banquete y coordinarlo todo.

Propuso que cenáramos juntos esa noche para hablar del tema.

De camino pasamos por un estudio fotográfico.

No podía creer lo lujosas y ostentosas que son algunas bodas.

Parecen más una excusa para divertirse que algo pensado para honrar a Dios.

Me recordó lo que dice Gálatas: No queríamos hacer nada de eso.

Ambos dedicamos tiempo a analizar bajo oración la información que nos dieron.

Vimos que los principios bíblicos pueden ayudarnos incluso a organizar una boda que sea económica, alegre y que dé honra a Jehová.

Al parecer teníamos que hacer algunos cambios.

No podíamos incluir todo lo que habíamos pensado al principio; algunas cosas eran demasiado caras.

Y queríamos estar seguros de que ninguna de nuestras decisiones reflejara el espíritu del mundo.

Así que decidimos empezar de nuevo y asegurarnos de hacer las cosas como a Jehová le gustan.

Primera a Timoteo 2:9 dice que los cristianos No fue fácil, pero pudimos encontrar algo al alcance de nuestro bolsillo, digno y precioso.

Yo pude encontrar un buen traje, que además podría usar otras veces.

Y, obviamente, las chicas vinieron para asegurarse de que todo combinara.

El tiempo pasó volando.

Llamé al hermano Sharp para que el día de la boda pudiera ayudarnos a supervisar todo.

Antes de darnos cuenta, ya estábamos enviando las invitaciones y ultimando los detalles.

Cuando entré del brazo de mi padre, ¡estaba tan emocionada...!

Julianna estaba preciosa.

La ceremonia fue perfecta.

Y por supuesto, no nos olvidamos de la parte legal.

Cuando vemos las fotos, nos vienen muy buenos recuerdos.

Me gustó mucho cómo salió todo.

Cuando vimos lo bien que nuestros amigos habían decorado el lugar del banquete, no lo podíamos creer.

Fue perfecto: sencillo, digno...

Nuestros amigos nos dijeron que había sido una de las bodas más bonitas a las que habían ido.

Todo salió tal como queríamos.

Y sin salirnos del presupuesto.

Lo más importante es que, gracias a la ayuda de Jehová, empezamos bien nuestro matrimonio.

Me alegro tanto de que nos hayamos encontrado.

Y yo, cariño.

Y sé que siempre seremos felices si ponemos a Jehová en primer lugar.

Esta pareja supo usar los principios bíblicos para razonar, y por eso tomaron las decisiones correctas.

La capacidad de razonar es esencial para los cristianos verdaderos.

Ahora bien, ¿qué implica razonar sobre un asunto?

El hermano Gary Breaux nos lo aclara en esta adoración matutina.

Vayamos a Romanos 12:1.

Como ya se ha mencionado, el apóstol Pablo habló de usar la razón.

Veámoslo aquí.

Romanos 12:1 dice: “Por consiguiente, les suplico por las compasiones de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio”.

Así que Pablo dice que tenemos la facultad, o el poder, de razonar.

Una palabra relacionada con poder es influencia Y es que, cuando pensamos bien en un asunto, nuestros razonamientos influyen en nosotros y tomamos buenas decisiones.

En el texto que analizamos hoy, Pablo añadió una idea más.

Vayamos a 2 Tesalonicenses, capítulo 2, y leamos los versículos 1 y 2: “Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos que no se dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día de Jehová esté aquí”.

Como vemos, se habla de que no seamos sacudidos prontamente de nuestra razón.

Pablo dice que no debemos ser sacudidos prontamente o que no empecemos a dudar enseguida si ya hemos razonado sobre un asunto y hemos llegado a una conclusión.

Eso es lo que le estaba diciendo a la congregación de Tesalónica aquí.

En la primera carta que les escribió, les advirtió sobre la inminente llegada del día de Jehová.

Pero hubo quienes fueron más allá y dijeron que ese día ya había llegado.

De hecho, como dice el versículo 2, parece que incluso recibieron una supuesta carta de Pablo que decía, no que el fin iba a llegar pronto, sino que ya había llegado.

Y algunos, por no pensar bien las cosas, se desviaron; según parece, su fe fue sacudida.

Si seguimos leyendo, vemos que Pablo les ayudó a razonar y comprender que tenían que suceder más cosas antes del día de Jehová.

Ahora me gustaría hablar un poco sobre este tema de ser sacudidos de repente, de ser sacudidos en la fe.

Es importante que analicemos esto porque llegar a tener una buena relación con Jehová y una fe fuerte toma años, y es preocupante pensar que, como dice Pablo, nuestra fe pueda tambalear de forma tan repentina.

Y esto nos podría pasar a cualquiera de nosotros.

Pensemos en Judas Iscariote.

Juan 6:64 dice que Jesús supo desde el principio quién era el que lo traicionaría.

Desde el principio.

¿Qué significa “desde el principio”?

La obra Perspicacia dice que se refiere “al tiempo en el que Judas comenzó a comportarse mal y a ceder a la imperfección y a las inclinaciones pecaminosas”.

Bueno, ¿en cuánto tiempo le sucedió eso?

Pues no había pasado un año desde que había sido nombrado apóstol.

Y estamos seguros de que su nombramiento no fue un error.

Así que en ese breve período de tiempo, este hombre pasó de ser un apóstol a ser un apóstata.

No hay duda de que Pablo nos dio un consejo muy bueno: no nos dejemos sacudir de nuestra razón, es decir, de las conclusiones a las que hemos llegado después de razonar con cuidado sobre un asunto.

Hay momentos en los que es más fácil que nuestra fe sufra una sacudida.

Y me gustaría hablar un poco de este asunto.

¿En qué momentos somos más vulnerables?

Bueno, podría ser cuando estamos estresados, deprimidos o preocupados.

La Atalaya del 1 de marzo de 2010 comentó lo siguiente: “La tensión emocional puede impedirle a uno pensar con claridad”.

Permítanme que ponga un ejemplo —es algo hipotético, pero nos servirá muy bien como ejemplo—.

Un hermano se siente muy unido a sus padres.

Entonces su madre muere de repente.

Esto es un golpe muy duro para él, y cae en una depresión moderada.

Debido a esto descuida su estudio personal y participa menos en actividades espirituales.

Poco tiempo después, uno de sus hermanos es expulsado.

Se queda destrozado, ni siquiera puede dormir.

Así que se levanta, se sienta delante de la computadora, la enciende y acaba viendo algo que no debe.

¿Qué le pasó?

Pues que su buena capacidad para razonar fue sacudida.

Es interesante lo que dice La Atalaya del 15 de noviembre de 1992: “Una depresión mental fuerte y prolongada pudiera haber debilitado la fortaleza emocional de la persona, dificultándole en extremo el tomar decisiones prudentes”.

Entonces, ¿qué podría haber hecho el hermano?

Tan pronto como se dio cuenta de que estaba deprimido o descuidando sus actividades espirituales, debería haber buscado a alguien que lo ayudara a identificar la causa del problema.

¿Y qué otra cosa podría hacer que nuestra fe sea sacudida de repente si no estamos atentos?

Bueno, tiene que ver con los apóstatas.

Hay algo que están diciendo últimamente y que intentan promover.

Se ha hablado de ello en los medios de comunicación, y otras personas también lo han comentado.

Me refiero a nuestra postura bíblica sobre la necesidad de que haya dos testigos de un asunto para tomar acción judicial si no ha habido una confesión.

Si abren sus biblias en Deuteronomio 19:15, verán que la conclusión a la que hemos llegado está muy bien fundamentada.

El texto de Deuteronomio 19:15 es muy muy claro.

Dice: “Ningún testigo solo debe levantarse contra un hombre respecto a cualquier error o cualquier pecado, en el caso de cualquier pecado que él cometa.

Por boca de dos testigos o por boca de tres testigos debe quedar establecido el asunto”.

Está muy claro, ¿verdad?

No se puede formar un comité judicial con un solo testigo.

Pero los apóstatas quizá digan: “Ya, pero el Antiguo Testamento también dice que hay que apedrear a las adúlteras.

Si esta ley ya no la cumplen, ¿por qué se apegan tanto a la norma de los dos testigos?”.

Lo cierto es que este razonamiento podría confundirnos si no tenemos cuidado y no analizamos bien el asunto.

¿Y cómo lo podemos hacer?

Pues yendo a Mateo 18:16 y viendo lo que dijo Jesús, porque sabemos que él estableció el procedimiento cristiano.

En Mateo 18:16 dijo: “Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto”.

Jesús estableció que debe haber dos testigos.

Esto no quiere decir que no se hará absolutamente nada si solo hay un testigo.

Dependerá de las circunstancias.

Pero la Biblia es muy clara: para poder formar un comité judicial se necesita una confesión o el testimonio de dos testigos.

Así que nunca cambiaremos nuestra postura sobre este asunto, pues está basada en la Biblia.

Jehová nos ha dado la capacidad de razonar, de pensar detenidamente.

Por eso, pongamos de nuestra parte y no permitamos que nada sacuda prontamente nuestra fe.

Entonces tendremos la confianza de la que habló Pablo en 2 Tesalonicenses 3:5, cuando dijo: “Que el Señor continúe dirigiendo sus corazones con éxito al amor de Dios y al aguante por el Cristo”.

Incluso cuando surgen circunstancias difíciles, como pueden ser asuntos judiciales, nos apegamos a lo que hemos aprendido en la Biblia.

Claro, Jehová es el Dios de la verdad.

Y nuestro deseo de tener conocimiento exacto hace que nos acerquemos más a él y que aprendamos más sobre sus perfectas cualidades.

Tan solo pensemos en lo que podemos aprender de Dios si dedicamos tiempo a estudiar la creación.

El Salmo 104:24 dice: El video musical de este mes está relacionado con esto, y se titula Jehová, te quiero cantar.

♪♪ El Sol despierta, los pájaros cantan...

Un día más, llega la luz del amanecer.

Al compás de la cálida brisa, los bosques susurran hoy su dulce canción.

Y, Jehová, mi Dios, te quiero cantar por la creación esta canción.

Me lleno de fe al meditar en tu gran poder.

(Estribillo) Jehová, te canto por la creación.

Y yo te canto con gran emoción, con emoción.

Tus obras son tan maravillosas...

Sin descansar, sin cesar, hablan de tu poder.

En las montañas, las nubes, los mares, toda tu creación canta la canción.

Y, Jehová, mi Dios, te quiero cantar por la creación esta canción.

Me lleno de fe al meditar en tu gran poder.

(Estribillo) Jehová, te canto por la creación.

Y yo te canto con el corazón, de corazón.

Piensa bien, cierra tus ojos y ve.

Mira, piensa bien, a Jehová lo puedes conocer.

Y, Jehová, mi Dios, te quiero cantar por la creación esta canción.

Me lleno de fe al meditar en tu gran poder.

(Estribillo) Jehová, te canto por la creación.

Y yo te canto, mi gran Creador.

Feliz te canto por tu gran creación.

Jehová, te canto por tu gran creación.

Y yo te canto por tu gran creación...

Tu creación. ♪♪ Si dedicamos tiempo a reflexionar en las maravillas de la creación, veremos claramente que existe un ser inteligente superior que creó todas esas cosas.

Bueno, David, es increíble que estemos a punto de terminar otro programa de JW Broadcasting.

Jim, quiero agradecerte mucho tu ayuda en el programa de este mes.

De verdad, muchas gracias.

Y ahora, antes de terminar, visitaremos la ciudad de Cuzco, en Perú.

Allí tenemos una ORT, es decir, una Oficina Remota de Traducción.

La ciudad de Cuzco es una parada obligatoria para quienes visitan Machu Picchu, un antiguo santuario del Imperio inca situado en lo alto de las montañas.

Machu Picchu es una obra maestra de la arquitectura y se diseñó a prueba de terremotos.

Hay piedras gigantescas que se cortaron con tal precisión que, en muchas partes, ni siquiera cabe una hoja de papel entre ellas.

A esa altitud pueden verse llamas, que habitan en la cordillera de los Andes.

Los incas hablaban quechua, un idioma que en la actualidad hablan millones de peruanos.

En Cuzco hay una oficina de traducción desde el 2004, pero cuando el trabajo aumentó, se necesitó más espacio para oficinas.

Así que en el 2016 se dedicó una nueva Oficina Remota de Traducción.

Los resultados de la obra de traducción se han hecho evidentes.

Por ejemplo, desde que se presentó el libro Enseña en quechua en el 2007, el número de publicadores ha aumentado de unos 700 a casi 1.700 el año pasado.

Y además de La Atalaya y la Guía de actividades, también se traducen videos como el programa mensual de JW Broadcasting o lecciones de la serie Hazte amigo de Jehová.

En Perú hay varias regiones donde se habla quechua y en todas hay pequeñas diferencias en sus dialectos y expresiones.

Por lo tanto, en cada equipo de traducción hay hermanos que provienen de esas zonas para que todos los hablantes de quechua entiendan lo que se traduce.

En la oficina de traducción trabajan unos cuarenta hermanos, y 15 de ellos lo hacen a tiempo completo.

En Cuzco y sus alrededores hay 28 congregaciones y 38 grupos, con un total de unos dos mil publicadores.

¡Cuánto queremos a nuestros hermanos de Cuzco!

Y ellos desean decirles a ustedes que también los quieren mucho.

Bueno, hasta la próxima.

Este es el canal JW Broadcasting desde la central mundial de los testigos de Jehová.



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