JW Broadcasting: Noviembre de 2016

¡Gracias por acompañarnos!

¡Bienvenidos a nuestro programa!

Será un placer estar con ustedes durante la siguiente hora, queridos hermanos.

Viajemos juntos hasta Etiopía.

Allí conoceremos al hermano Stephanos Demsas.

Disfrutaremos de escuchar al hermano Demsas y a su esposa, quienes sirvieron fielmente por muchos años mientras la predicación estuvo prohibida.

¿Ha participado en alguna campaña especial de predicación?

Nuestro equipo estuvo en Armenia durante una de ellas.

Como veremos, estas campañas fortalecen y animan a todos los participantes.

¿Cómo se sentiría si alguien a quien usted ama decide dejar la verdad?

Es una experiencia muy dolorosa.

¿Qué principios bíblicos pueden ayudarnos a aguantar tal dificultad?

Veremos una escenificación que nos dará la respuesta.

¡Este es el programa de noviembre de JW Broadcasting!

El título que he escogido para este discurso es “¡Defienda la verdad como un campeón!”.

Es probable que la palabra campeón lo haga recordar las competencias deportivas.

Pero ¿qué es un campeón?

Esta palabra puede significar muchas cosas.

Viene del latín campus y, en algunos idiomas, como el español, se relaciona con las expresiones “campo” o “campo de batalla”.

De hecho, en la Biblia se habla de un campeón.

Primero de Samuel 17:4 dice: Goliat defendía una causa que no era correcta, pues luchaba para derrotar a los israelitas.

Hablando de lo que es un campeón, un diccionario define esta palabra como “persona que defiende esforzadamente una causa o doctrina”.

En este sentido, los cristianos ponemos todo nuestro empeño en defender la verdad.

La Atalaya del 15 de enero de 2012, en la página 8, señaló: “En siglos posteriores surgieron otros defensores de la Biblia”.

Y varios años antes, también dijo: “¡Esta revista jamás se encogerá de temor de modo que deje de defender la verdad!”.

Y añadió: “La Atalaya ha defendido ‘la causa de la verdad del Reino’”.

Entonces, ¿es usted un campeón, o defensor, de la verdad?

En las competencias deportivas suele haber un solo campeón.

Pero eso no sucede con los cristianos verdaderos, pues cada uno de nosotros puede y debe defender la verdad como un campeón.

Hoy día necesitamos defender la verdad debido a que muchos la atacan y la distorsionan.

El mundo que nos rodea está inundado de mentiras y engaños.

¿Cómo llegó a ser así?

Todo empezó en el jardín de Edén cuando Satanás le mintió a Eva.

Al recurrir al engaño, Satanás se convirtió en “el padre de la mentira”.

Todas las calamidades que hay en el mundo —nuestros problemas personales, los desastres, las guerras, las epidemias, los delitos, la tristeza, el sufrimiento y la muerte— comenzaron en el jardín de Edén.

Satanás es “el padre de la mentira”, y hoy existen muchos “hijos” de la mentira.

Todos padecemos las consecuencias de que haya tantas mentiras.

Mentir es dar información incorrecta deliberadamente con el fin de engañar.

La mentira es lo contrario de la verdad.

Mentir también significa decir algo falso a alguien que tiene derecho a saber la verdad sobre un asunto.

Pero también existen las verdades a medias.

La Biblia insta a los cristianos a hablar con la verdad.

El apóstol Pablo escribió en Efesios 4:25: “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes”.

Las mentiras y las verdades a medias arruinan la confianza.

Según un proverbio alemán, a alguien que miente una vez, aunque luego diga la verdad, no se le vuelve a creer.

Así que es importante ser francos y honestos al hablar, y no omitir detalles con la intención de confundir a los demás o hacerles creer algo que no es.

Existen diferentes clases de mentiras.

Por ejemplo, hay políticos que mienten sobre lo que quieren mantener en secreto.

Algunas empresas mienten a la hora de promocionar sus productos.

¿Y qué se puede decir de los noticieros?

Muchos tratan de decir la verdad.

Pero no debemos creer ciegamente todo lo que se dice en los periódicos, la radio o la televisión.

También existen las mentiras religiosas.

Si Satanás es “el padre de la mentira”, entonces Babilonia la Grande —el imperio mundial de la religión falsa— es la madre de la mentira.

Y cada una de las religiones que la conforman es una hija de la mentira.

Algunos mienten al decir que los pecadores serán atormentados en un infierno por la eternidad; otros, al decir que una vez salvos, siempre salvos.

Mienten también quienes afirman que la Tierra será destruida en el día del juicio y que todos los buenos irán al cielo.

Y otros más adoran ídolos.

Pablo escribió en Romanos 1:25: Por otro lado, muchos acostumbran decir mentiras todos los días.

Por ejemplo, un hombre de negocios quizás le pida a su secretaria que conteste el teléfono y diga que él no está.

Pudiera decirse que esa es una mentira pequeña.

Hay mentiras pequeñas, grandes y, también, maliciosas.

Es posible que un niño rompa algo y luego, por temor a que lo castiguen, diga que no lo hizo.

Eso no convierte al niño en alguien que miente con malicia.

En cambio, ¿qué pasa si un empresario le pide a su contador que falsifique los registros para evadir impuestos?

Mentir sobre los impuestos que debemos pagar sería grave.

Se trataría de un intento deliberado de engañar a alguien que tiene derecho a saber la verdad, e implicaría robar al gobierno algo que legalmente le pertenece.

Así que no todas las mentiras son iguales: las hay pequeñas, grandes y maliciosas.

Satanás engaña con malicia y promueve la mentira.

Jehová odia a los mentirosos, y por eso debemos evitar todas las mentiras, no solo las grandes o las maliciosas.

Pero ¿es posible conocer la verdad?

Algunos piensan que la verdad es relativa; dicen: “Lo que es verdad para uno puede no serlo para otro”.

Esta declaración no tiene sentido cuando hablamos de religión.

Dios es parte de una Trinidad o no.

El alma es mortal o no.

En el futuro habrá un paraíso o no lo habrá.

Dios aprueba la homosexualidad o no la aprueba.

Participar en las guerras es correcto o no lo es.

Estas verdades son absolutas, no relativas, porque Jehová les ha comunicado a sus siervos lo que piensa al respecto.

Salmo 43:3 dice: “Envía tu luz y tu verdad”.

Y Jehová es aquel que revela la verdad.

Uno de los muchos motivos por los que Jesús vino a la Tierra fue para dar testimonio de la verdad.

Por eso expresó lo que encontramos en Juan 18:37: Por lo tanto, si leemos en la Biblia lo que Jesús enseñó, podemos aprender la verdad.

Jesús fue la personificación de la verdad.

Él dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida”.

Encontraremos la verdad si estudiamos la Biblia cuidadosamente.

La verdad es todo aquello que se puede dar por hecho.

Para los cristianos verdaderos, todas las Escrituras —tanto las Hebreas como las Griegas Cristianas— constituyen la verdad.

Salmo 119:160 dice: “La sustancia de tu palabra es verdad”.

Por ello es importante leer la Biblia a diario, meditar en ella y celebrar nuestra adoración en familia cada semana.

En Mateo 24:45-47 se dice que, en el tiempo del fin, Jesús nombraría a un “esclavo fiel y discreto”, o Cuerpo Gobernante, que explicaría las enseñanzas bíblicas a los discípulos de Cristo para que aumentara su comprensión de la verdad.

Lo que enseñó Jesús y lo que está escrito en la Biblia fue inspirado por Dios; lo que dice “el esclavo fiel y discreto” no lo es.

Sin embargo, este esclavo fiel sí defiende la verdad suministrando alimento espiritual.

En el siglo primero recibieron conocimiento de formas milagrosas los apóstoles y los escritores de la Biblia.

En el tiempo del fin, Jehová ya no otorga esa clase de dones, como lo aclara 1 Corintios 13:8.

Aunque el esclavo fiel hoy no está bajo inspiración divina, Jesús lo utiliza para dirigir a su pueblo.

De modo que Jesús confía en que este esclavo imperfecto pero fiel hará su mejor esfuerzo por suministrar alimento espiritual.

¿Confía usted, al igual que Jesús, en este esclavo?

La verdad de la Palabra de Dios nunca cambia, pero como todavía no somos perfectos, nuestra comprensión de ella sí.

Entendemos más cosas nosotros hoy que los cristianos del siglo primero.

¿Estamos al día con las nuevas explicaciones de la verdad?

A Daniel se le dijo que muchos discurrirían y que el verdadero conocimiento se haría abundante.

Este ha sido un proceso gradual, y todavía seguimos aprendiendo.

Durante los mil años, Jehová revelará más verdades a la humanidad.

Revelación 20:12 dice que se abrirán nuevos rollos.

El apóstol Juan dijo que los muertos serían “juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos”.

Está claro que estos rollos contendrán más información que la humanidad necesitará durante ese tiempo.

Es razonable pensar que, después de los mil años, habrá más verdades nuevas que aprender.

De hecho, Eclesiastés 3:11 dice: ¿Y cómo sabemos que tenemos la verdad?

En el Pentecostés del año 33 de nuestra era, tan solo había unos 3.000 cristianos verdaderos.

Actualmente somos millones.

En promedio, cada semana se bautizan más de 5.000 personas.

Pero eso en sí no da prueba de que tengamos la verdad, pues esta no se puede medir en cantidades.

Entonces, ¿cómo sabemos que tenemos la verdad?

Primero, porque nos apegamos a las enseñanzas de Jesús (Juan 8:31).

Segundo, sabemos que tenemos la verdad porque nos une un fuerte lazo de amor (Juan 13:35).

Tercero, porque nuestra conducta se apega a las elevadas normas morales de la Biblia (Juan 15:10).

Cuarto, porque nos mantenemos neutrales en los conflictos del mundo, tal como mandó Jesús en Juan 17:14.

Quinto, porque se nos identifica por usar el nombre de Jehová, y Hechos 15:14 habla de un pueblo para el nombre de Dios.

Jesús dijo: “La verdad los libertará”.

En efecto, la verdad nos libera de temores.

Por ejemplo: el temor a la muerte, al futuro o al hombre.

También nos libera de las enseñanzas religiosas falsas, del espiritismo y de la astrología y la magia.

Además, nos libra de la inmoralidad y sus consecuencias.

No hay otro pueblo en toda la Tierra que disfrute de esta libertad espiritual.

¿Realmente la valoramos?

La verdad conduce a la libertad, pues 2 Corintios 3:17 dice: “Donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”.

La verdad se abre paso en las escuelas. ¿Cómo?

A través de nuestros niños y jóvenes, quienes predican a sus compañeros y maestros.

¿Vas a la escuela?

¿Defiendes allí la verdad?

¿Cómo puedes hacerlo?

Defenderás la verdad si, además de predicar, cuidas tu conducta, tu forma de vestir y arreglarte, y eres fiel a Jehová cuando los demás te presionan para participar en cosas que no debes.

Otra forma de defender la verdad es ser honrado y no copiar en tus exámenes escolares.

Jehová te amará por ser así.

La verdad también ha llegado a las prisiones.

Hemos recibido informes de muchos países sobre la excelente labor de muchos hermanos que visitan a los reclusos de varias prisiones y que han ayudado a algunos de ellos a rehacer su vida.

En varias de estas instituciones se celebran reuniones semanales.

Además, muchos reclusos han llegado a dedicarse y bautizarse.

La verdad también ha atravesado los muros de monasterios.

En México, en 2009, se bautizó como testigo de Jehová una monja que abandonó su monasterio por causa de la verdad, a pesar de que ella era la madre superiora.

El mundo está sumergido en confusión.

¡Qué dicha es conocer la verdad!

¡Y cuánta alegría nos da!

Tenemos la verdad en los labios y ceñida a las caderas.

Como dice Efesios, capítulo 6, tenemos “los lomos ceñidos con la verdad”, es decir, siempre estamos listos para enseñarla a otros.

Hablamos de la verdad, andamos en la verdad y podremos seguir andando en ella por toda la eternidad.

Ayude a sus estudiantes a amar la verdad, a vivirla y, si es necesario, a estar dispuestos a morir por la verdad y por Jehová.

La verdad es invencible y triunfará sobre este malvado mundo.

En algunos países tenemos enemigos que desean silenciarnos.

Pero el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios, capítulo 13, versículo 8: Y nuestros enemigos tampoco pueden hacer nada para ocultarla.

¿Valoramos el hecho de que tenemos la única verdad?

¿Es arrogante esa afirmación?

¡Al contrario!

Sería un pecado no decirlo.

Jesús no fue arrogante al decir que él era la verdad.

Conocer la verdad no es suficiente.

Debemos defenderla.

Todavía tenemos que buscar a muchos que aman la verdad.

¿Quién nos ayudará a encontrarlos?

En Juan 4:23, Jesús dijo que Jehová está buscando a aquellos que desean adorarlo con la verdad.

Sin embargo, la mayoría de la gente hace oídos sordos porque ama la oscuridad más bien que la luz.

Puede ser que la verdad ponga al descubierto su mala conducta y que no tengan la humildad necesaria para arrepentirse y cambiar.

Aun así, debemos predicarles y advertirles.

Jehová le dijo a Ezequiel: “Tienes que advertirles de mi parte”.

Y esas palabras también nos aplican a nosotros.

Pablo asemejó la Palabra de Dios a una espada.

¡Úsela hábilmente para defender la verdad!

Y también enseñe a sus estudiantes a ser buenos defensores de ella.

Llegará el momento, en el Paraíso, después de la prueba final, en el que ya no será necesario defender la verdad porque nadie volverá a atacarla.

Pero hoy —seamos adultos, jóvenes o niños— imitemos a Jesús: el mayor defensor de la verdad.

Para lograr ese objetivo, debemos seguir estudiando y proclamando la verdad.

Sigamos amándola y amando a Jehová, el Dios de la verdad.

Aferrémonos a la verdad porque nuestra vida depende de ello.

Si usted se mantiene fiel, sea que sobreviva al Armagedón o resucite en el Paraíso, ¡se convertirá en un victorioso defensor de la verdad!

Ahora veamos algunos ejemplos de hermanos de todo el mundo que son fieles defensores de la verdad.

―¿Chris?

―Gracias, hermano Lösch.

Cuando un buen amigo o quizás un familiar deja a Jehová, experimentamos mucha angustia.

Una situación así realmente pone a prueba nuestra fe.

En el siguiente video, veremos como una madre logró defender la verdad y permanecer leal a Jehová.

Me llamo Gabriela.

A Ben y a mí siempre nos ha gustado ir a las reuniones.

Pero últimamente no ha sido fácil; nos falta algo...

nuestro hijo.

Era como estar viendo una película...

como si no fuera real.

No podía creer lo que nos estaba pasando.

Leví, nuestro hijo, ya no era testigo de Jehová.

Los ancianos y los demás hermanos fueron muy comprensivos y nos apoyaron mucho.

Ellos lo vieron crecer, dar su primer discurso y bautizarse.

Estaba destrozada.

Leví me decepcionó cuando dejó a Jehová, pero estaba más decepcionada de mí misma.

Sentía que le habíamos fallado de algún modo.

A veces pensaba: “¿Cómo estará?

¿Le irá bien?”.

Ya eran días muy difíciles, pero luego la situación empeoró.

Yo sabía lo que la Biblia dice sobre dejar de mezclarse en la compañía de cualquiera que no cumpla con las normas cristianas...

pero no me imaginaba lo duro que sería obedecer ese mandato.

Aquella noche, un hermano habló sobre el ejemplo de los hijos de Coré.

Jehová confirmó que el líder de su pueblo era Moisés, no Coré.

Cuando se dio la orden de apartarse de las tiendas de los rebeldes, ¿qué harían los hijos de Coré?

¿Serían más leales a su familia que a Jehová?

La Biblia dice que permanecieron leales a Jehová y recibieron bendiciones por ello.

Después de la reunión le dije a Ben que Leví me había enviado un mensaje.

Le conté todo.

Le confesé que lo extrañaba muchísimo.

Pero también le dije que quería ser leal a Jehová, como los hijos de Coré.

Ben me dijo que él mismo luchaba con sentimientos parecidos.

Pero luego dijo algo que yo no había pensado: que si nos interponíamos entre Leví y la disciplina que necesitaba, iríamos en contra de la intención de Jehová de mostrarle su amor.

En realidad, nuestra lealtad podría salvarle la vida.

Nos decidimos a seguir confiando en Jehová y a mantenernos leales a él.

Ya han pasado 5 años.

Leví aún no ha regresado a Jehová, pero no pierdo la esperanza de que un día lo haga.

Y mientras llega ese día, me mantengo ocupada sirviendo de precursora regular y uso todas mis energías para hablarles a otros de Jehová.

He sentido en carne propia cómo se cumple Salmo 97:10: Jehová realmente guarda a “Los que le son leales”.

¿Qué le ayudó a Gabriella a sobrellevar esta difícil situación?

Observamos que cuando recibió un mensaje de texto de su hijo, recordó los principios bíblicos y los aplicó.

El buen ejemplo de los hijos de Coré la motivó aún más a no permitir que el amor por su hijo la hiciera dudar.

Más bien, se mantuvo leal a Jehová.

Además, un artículo que su esposo, Ben, había encontrado los ayudó a entender que era importante no interferir en la disciplina que Jehová le estaba dando a su hijo, Leví, pues esta es una muestra del amor de Jehová.

Cuando enfrentamos pruebas, necesitamos pedir constantemente a Jehová su guía y prestar atención a los consejos que él nos da en nuestras publicaciones y en las reuniones.

En su vida, el apóstol Pablo se enfrentó a muchos desafíos.

En 2 Corintios 11, a partir del versículo 23, menciona más de 20 pruebas que experimentó durante su ministerio.

¿Cómo pudo Pablo mantener una actitud positiva a pesar de todo lo que sufrió?

En el siguiente análisis de la adoración matutina de Betel, el hermano John Ekrann nos explica qué ayudó a Pablo a seguir adelante.

El apóstol Pablo hizo

una interesante reflexión sobre el rescate.

Él escribió: “La vida que ahora vivo en carne la vivo por la fe que es para con el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí”.

Con esas palabras nos damos cuenta de que Pablo sabía que el rescate se había pagado por él.

Y, como se expresó en los comentarios, nosotros también debemos ver el rescate como un regalo personal.

En Hebreos 6:5, el apóstol Pablo deja ver que la Biblia y el rescate son dádivas muy personales.

Noten la expresión que usó en Hebreos 6:5: “Y que han gustado la excelente palabra de Dios y los poderes del sistema de cosas venidero”.

La expresión “que han gustado” es muy significativa, pues para gustar los alimentos, nosotros mismos debemos probarlos, nadie más.

Debemos ponerlos en nuestra boca para saborearlos.

Lo mismo sucede con el rescate.

¿En qué situaciones podemos “gustar” o comprobar que el rescate es para cada uno de nosotros?

Veamos un par de ellas.

Primero hablemos de nuestros temores.

“¿De veras me quiere Dios?

¿Soy digno de que me ame?”.

Puede que también nos preguntemos: “¿Qué será de mí?

¿Y si...?”.

Al encarar pruebas o dificultades, quizás razonemos: “Tal vez Jehová no me quiere”.

Por otro lado, estamos convencidos de que la ley de causa y efecto tiene una base sólida.

Vemos que las cosas pasan por algo.

El problema es que lleguemos a la conclusión de que las cosas son como son porque Jehová no nos ama.

Aun si somos personas buenas, es posible que atravesemos dificultades y digamos: “Otros de mi edad tienen buena salud”.

O tal vez sepamos de alguien que ha recibido un cambio de asignación y que en unas cuantas semanas ya tiene todos sus asuntos resueltos, y pensemos: “En cambio, yo sigo buscando un empleo”.

Pero no concluyamos que si las cosas no salen a la perfección, es porque Jehová no nos quiere.

Eso es mentira.

Aun si estamos actuando bien, pudiéramos pasar por pruebas.

Para ilustrarlo: imagine que va conduciendo su automóvil como Dios manda y se detiene cuando el semáforo se pone en rojo.

Luego cambia a verde y usted avanza, pero entonces lo alcanza un conductor imprudente que no se ha detenido en la luz roja.

La culpa no es de usted.

¿Acaso diría: “¡No vuelvo a obedecer las leyes de tránsito!

¡No vale la pena!”?

¡No!

El culpable fue quien se pasó el semáforo en rojo.

A veces nos pueden pasar cosas malas, pero eso no quiere decir que sea nuestra culpa o que no contemos con el amor de Jehová.

Así que, cuando sintamos algún temor, ¿cómo nos fortalecerá reflexionar en el rescate?

Para empezar, pensemos en por qué se pagó el rescate.

Porque a mucha gente buena —todos los descendientes de Adán y Eva— nos estaba yendo mal.

Adán y Eva pecaron, pero nosotros pagamos las consecuencias.

A los que valoran el rescate, Jehová se lo ofrece como la solución.

Es su manera de decir: “Yo sé que te pasan cosas malas, pero pronto todo estará bien”.

Sí, cuando entendemos por qué Jehová estuvo dispuesto a pagar el rescate por cada uno de nosotros, nos damos cuenta de que él comprende el sufrimiento que causan el cáncer, la vejez, los errores humanos y hasta nuestra propia imperfección.

“Degustar” el rescate en estas circunstancias significa evitar creer que Jehová no nos ama cuando nos sobrevenga alguna prueba.

Al contrario, el rescate es la mayor expresión del amor de Jehová y Jesús, y de que desean que pronto dejemos de sufrir.

Otra situación en la que podemos comprobar que el rescate es para nosotros es cuando muere alguien allegado.

Cualquiera que haya sentido el dolor de perder a alguien cercano puede entender la impotencia que se siente al saber que ya no hay nada que hacer por ahora.

Pero en ese momento, la esperanza y la fe en la resurrección —solo posible gracias al rescate— se vuelven más reales que nunca.

En Hechos 17:31 se recoge un conmovedor discurso en el que el apóstol Pablo explicó que el rescate está garantizado gracias a la muerte y resurrección de Jesús.

En Hechos 17:31, Pablo dijo: “Porque ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos”.

Si comprendemos que el rescate se dio por cada uno de los seres humanos, entenderemos que la resurrección no solo es posible, sino que Jehová y Jesús desean que nuestros padres o amados cónyuges vuelvan a vivir.

Ellos se interesan en cada persona, sea que esté viva o muerta.

Conocen cada detalle de su vida, por lo que podrán devolvérnoslos con su misma personalidad, con todos sus recuerdos, tal y como los conocimos.

¿Existe una mayor prueba de que el rescate es un regalo personal?

Traer de vuelta a la vida a nuestros seres queridos es la mayor muestra del interés personal de Jehová en todos y cada uno de los seres humanos.

No nos considera un daño colateral en la guerra contra Satanás.

El rescate es el medio que Jehová usará para reparar todo el daño que Satanás ha ocasionado desde la muerte de Adán y Eva.

De hecho, cuando los muertos sean resucitados, quedará claro que todo lo que afirmaba Satanás era mentira.

Hoy, el Diablo difunde toda clase de ideas sobre lo que pasa después de la muerte: que las personas se van al más allá, que tendrán otra vida, que estarán en el cielo, que reencarnarán como animales...

Pero en el nuevo mundo, cuando la mayoría de los que han muerto vuelvan a vivir, ya jamás se engañará a nadie con esas mentiras.

Cada uno de los resucitados podrá contar lo que le sucedió al morir: ¡nada!

¡No hay vida después de la muerte!

Ya nadie se creerá ni esparcirá aquella mentira.

Jehová sabía que la muerte de un ser querido nos causaría muchísimo dolor.

Por eso, al darnos el rescate, es como si nos dijera: “Sé que te duele, pero créeme, por favor, ya tengo la solución perfecta para que te deje de doler”.

Hoy hemos analizado dos situaciones en las que podemos reflexionar en el rescate, como lo hizo el apóstol Pablo, y entender que es un regalo individual.

Hablamos de nuestros propios temores y de la resurrección de nuestros seres queridos.

¡Imagine de cuántas otras maneras nos beneficiamos si meditamos en que el rescate es para cada uno de nosotros!

Como ministros de Jehová predicamos las buenas nuevas, y parte del mensaje que llevamos tiene que ver con el maravilloso regalo del rescate, del que ha hablado el hermano Ekrann.

¿Ha participado en alguna campaña especial de predicación?

Seguramente habrá disfrutado de invitar a sus vecinos a la Conmemoración o a la asamblea regional.

A veces, el Comité de Servicio del Cuerpo Gobernante aprueba otras campañas cuando hay alguna necesidad específica en cierta área o grupo lingüístico.

Observen este informe de una campaña especial realizada en Armenia.

Armenia es un país antiguo con una historia fascinante, situado en las tierras del monte Ararat.

En la región del Cáucaso, el lago Sevan es considerado una joya muy valiosa.

La diversidad de su flora y fauna embellece sus singulares y hermosos campos.

La capital, Ereván, es una ciudad cosmopolita.

Muchos opinan que sus alrededores pintorescos evocan a París por sus árboles, cafés y bellas fuentes.

Recientemente se realizó una campaña especial de predicación de tres semanas.

Grupos de testigos de Jehová de habla armenia procedentes de seis países respondieron con entusiasmo a la invitación.

El propósito principal de la campaña fue llevar el mensaje del Reino a 512 territorios no asignados.

Esto hizo posible un intercambio de estímulo entre los hermanos locales y los participantes de la campaña.

Los hermanos locales les dieron una calurosa bienvenida en el aeropuerto.

Se dio buen uso a los dispositivos electrónicos para mostrar videos de nuestro sitio oficial, jw.org.

En Armenia hay unos 11.000 refugiados procedentes de la región occidental.

Se hizo un esfuerzo especial para darles el mensaje de esperanza y paz de la Biblia en su propia lengua, el armenio occidental.

La predicación pública resultó ser un medio muy eficaz.

Era la primera vez en mi vida que participaba en la predicación pública, y fue muy animador.

Cuando las personas se acercaban y mostraban interés, les explicaba las verdades bíblicas en su propio idioma.

¡Fue increíble!

Lo hemos disfrutado mucho.

Las personas han respondido muy bien.

Necesitaban consuelo y buenas noticias, especialmente aquellos por los que vinimos, los armenios occidentales.

Casi todos nos invitaron a entrar a sus casas.

Fueron muy hospitalarios y receptivos.

Después de escuchar el anuncio sobre la campaña en armenio occidental, dijimos: “¡No podemos perdernos esto!

Tenemos que estar en Armenia y participar en esta gozosa campaña de predicación”.

Durante las tres semanas de la campaña, se entregaron más de 15.000 publicaciones bíblicas a quienes mostraron interés y se iniciaron más de 200 cursos bíblicos.

Estábamos muy felices de ver cuántos hermanos de otros países del mundo se habían hecho disponibles para esta campaña en Armenia.

Su gran disposición demostró que Jehová está bendiciendo nuestros esfuerzos.

Aquellos que vinieron desde muy lejos valoraron mucho haber participado en esta labor especial.

Todos estaban tan felices de vernos.

Cuando les entregábamos una Biblia, se emocionaban por tener dónde encontrar respuestas.

Estar aquí es una gran bendición.

Estas vacaciones han sido las mejores que hemos tenido como familia.

La primera vez que vine a Armenia fue en 1982.

Busqué a los testigos de Jehová y con dificultad pude encontrar unos pocos.

¡Pero ahora me encuentro con que hay 11.000 Testigos!

Me siento tan feliz.

¡De veras quiero volver!

Deseamos que Jehová continúe ayudando a toda clase de personas a salvarse y a llegar a un conocimiento exacto de la verdad.

En muchos países disfrutamos de relativa libertad, aunque a veces se imponen prohibiciones o restricciones a la predicación.

El hermano Stephanos Demsas es precursor especial en Adís Abeba (Etiopía) junto con su esposa, Leteberhan.

Su fe fue sometida a prueba durante muchos años.

¿Qué les ayudó a defender la verdad?

Su historia comienza en lo que hoy es Eritrea.

Vengo de una familia de 9 hijos.

Me alisté en la Marina en 1956.

Para entonces, Eritrea era parte de Etiopía.

Mi hermano Gebrehiwot me pidió que lo visitara en Asmara.

Él estaba estudiando la Biblia con los testigos de Jehová.

Lo que me dijo me impresionó tanto que, durante el resto de mis vacaciones, estudiar la Biblia se volvió mi prioridad.

Cuando salí de la Marina, comencé a trabajar en Adís Abeba, lo que me permitió seguir aprendiendo de la Biblia y bautizarme.

Leti hacía lo mismo.

En 1960 estudiaba en una escuela de enfermería.

Ahí, una enfermera me habló de varios temas bíblicos muy interesantes.

Otros 10 estudiantes también mostraron interés.

Pero se nos amenazó con darnos de baja debido a que la obra de los testigos de Jehová estaba prohibida.

Cuando se nos mostró con la Biblia por qué se persigue a los cristianos verdaderos, nos resolvimos aún más a ser leales a Jehová.

Con el tiempo, 5 de nosotros nos bautizamos.

Después conocí a Stephanos, y nos casamos en 1964.

Debido a la proscripción, los hermanos se reunían en grupos pequeños.

A pesar de eso, nosotros confiábamos en Jehová y le orábamos para que nos ayudara a seguir predicando.

¡Sabíamos que lo haría!

Vimos prueba de esto cuando se siguió produciendo clandestinamente la revista La Atalaya.

Nuestros hermanos eran pobres, pero usaron sus recursos para comprar una copiadora manual o mimeógrafo que se usaba en nuestra casa.

Después de volver del trabajo, Leti y yo hacíamos copias de La Atalaya.

Poníamos música para evitar que nuestros vecinos escucharan el sonido de la máquina.

En 1974, el emperador Haile Selassie fue destituido de su cargo.

El gobierno comunista lanzó una campaña llamada “Terror Rojo” contra cualquier supuesto enemigo político.

El simple hecho de tener una máquina de escribir o un mimeógrafo podía costarnos la libertad o incluso la vida.

Hasta recoger un papel con algo escrito contra el gobierno podía poner nuestra vida en peligro.

Muchas personas desaparecieron.

Lamentablemente, mi hermano menor, Eyob, fue una de las víctimas.

Desapareció camino a casa, y nunca más supimos de él.

Ante el peligro, nos preocupaba muchísimo la crianza de nuestra hija, Janet.

Pero confiábamos plenamente en Jehová y pudimos sentir su protección amorosa.

De vez en cuando, algunos sectores de la ciudad eran bloqueados sin previo aviso.

Una mañana, un traductor se dirigía a nuestro hogar para entregar unos materiales para imprimir.

De pronto nos llamó para decirnos que estaban registrando cada casa.

¡Nuestra casa estaba llena de publicaciones, además de un mimeógrafo

y varias máquinas de escribir!

Inmediatamente después de la llamada, tres soldados llegaron para registrar nuestro domicilio.

En ese momento, oré a Jehová en silencio para que los cegara.

Al entrar a la habitación donde estaban las publicaciones recién impresas y el mimeógrafo, un soldado preguntó: “¿Qué es todo esto?”.

“Ah, esta es una máquina para imprimir publicaciones bíblicas como estas”.

El soldado registró la casa y se marchó.

Entonces el comandante le preguntó: “¿Qué hallaste?”.

Para nuestro asombro, después de haberlo visto todo, él respondió: “¡Nada!...

Aquí no encontraremos nada”.

A finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, hubo otra ola de espantosa persecución.

Varios hermanos fieles fueron encarcelados, torturados y asesinados.

En mi caso, debido a mi neutralidad, vinieron a buscarme al trabajo y me encarcelaron.

Cuando pienso en todo lo que he vivido, recuerdo el texto de Isaías 54:17, donde Jehová prometió: Finalmente, en 1991, un gobierno liberal tomó el poder y nos otorgó reconocimiento legal y libertad religiosa.

Después de todos estos años tan difíciles y peligrosos, nos asignaron a la obra de circuito en Eritrea y Etiopía.

En aquel tiempo, Eritrea se convertía en un país independiente, lo cual trajo nuevos retos para los hermanos.

Algunos jóvenes fueron encarcelados por su neutralidad cristiana.

Pablo escribió en Hebreos 13:3: “Recuerden a los que están en cadenas de prisión, como si estuvieran encadenados con ellos”.

Tras 15 años en la obra de circuito, nos invitaron a servir de betelitas externos a tiempo completo.

Sin duda, los buenos hábitos de estudio nos sostuvieron durante la proscripción y nos prepararon para afrontar tantos cambios.

Estamos totalmente de acuerdo con lo que dice Jeremías 17:7: Nos da mucha alegría saber que nuestra hija, Janet, ha estado sirviendo de precursora regular ya por 20 años.

Cada asignación ha tenido sus retos, pero también muchos beneficios y bendiciones.

Ya no soy tan joven: tengo 77 años.

¡Y yo, 74!

Ahora servimos de precursores especiales.

Cuando pensamos en todos los cambios que hemos vivido, nos damos cuenta de que las palabras de Isaías 6:8: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí” no son solo para los jóvenes, sino para todos.

Es muy animador ver lo determinados que estaban Stephanos y Leteberhan a permanecer fieles a Jehová, pasara lo que pasara.

Sabemos que Jehová recuerda con cariño sus muchos años de servicio.

Algunos de nuestros hermanos en Canadá sufrieron una persecución parecida.

¿Cómo los ayudó Jehová?

Miren con atención cuántas veces demostraron su valentía estos defensores de la verdad.

La predicación en la provincia de Quebec se convirtió en un verdadero reto.

La Iglesia Católica se involucraba en todos los ámbitos de la vida pública.

A principios de la década de 1940, la persecución se intensificó y las autoridades arrestaron a muchos Testigos.

Se valían de cualquier excusa para detenerlos.

El pretexto favorito era acusarlos de vender en las calles sin permiso.

De modo que encarcelaban a los Testigos cada vez que los veían con publicaciones religiosas.

La situación empeoró a tal grado en Quebec que se decidió elaborar una petición y distribuirla por todo Canadá.

En ella se solicitaba al gobierno de Quebec poner fin a la persecución.

Cabe destacar que unas 600.000 personas firmaron el documento.

Los Testigos distribuyeron un tratado con un mensaje muy contundente, el cual hablaba de aquel ardiente odio en Quebec.

En efecto, denunciaba lo que estaba sucediendo: los actos de la policía, los arrestos ilegales y los ataques de turbas.

En un lapso de 4 meses se iniciaron 800 procesos judiciales.

Aunque solo había 400 testigos de Jehová en Quebec, existían 1.600 casos.

Y luego se presentaron cargos más graves contra los hermanos, pues se les empezó a acusar de sedición.

Si los declaraban culpables, podrían pasar más de 10 años —hasta 12 o 15— en prisión.

El hermano Aimé Boucher fue arrestado y acusado de sedición.

El hermano era muy pobre y vivía en una zona rural de Quebec.

De hecho, llegó al tribunal con su buey y su carreta.

De camino al tribunal, se puso a predicar, así que lo arrestaron de nuevo.

Se celebró la audiencia judicial y lo condenaron.

Fue declarado culpable de sedición.

Su caso se llevó ante el Tribunal de Apelación de Quebec que, para ese entonces, era muy hostil.

El hermano Boucher perdió la apelación, de modo que su caso pasó al Tribunal Supremo de Canadá.

En aquel momento, ya había varios hermanos y hermanas acusados de sedición, por lo que, si el hermano Boucher perdía el caso, a otros Testigos también les impondrían largas condenas de prisión.

Cuando el caso del hermano Boucher se presentó ante el Tribunal Supremo, perdió por un solo voto.

Todos los jueces católicos fallaron en su contra.

Además, determinaron que el tratado antes mencionado promovía la sedición.

Los abogados examinaron la situación, oraron al respecto y pensaron: “Algo tenemos que hacer; no podemos perder esta batalla”.

Entonces recordaron que en Canadá existía un recurso poco utilizado que permitía solicitar al Tribunal Supremo la revisión de un caso.

Durante dicha audiencia, uno de los jueces católicos estuvo dispuesto a examinar más a fondo los cargos de sedición.

Para ser declarado culpable de sedición, el acusado debía haber incitado a la violencia.

Así que nuestro abogado les dijo: “Por favor, revisen el expediente.

Muéstrenle al tribunal en dónde dice que los testigos de Jehová incitaron a la violencia”.

Finalmente, el tribunal admitió que se había cometido un error, anuló la sentencia inicial y ganamos el caso del hermano Boucher.

Esta decisión del Tribunal Supremo echó por tierra todas las acusaciones de sedición y puso fin a la feroz oposición, pues el gobierno esperaba usar este antecedente para demostrar que tenía la razón.

Hubo otro caso muy relevante en Quebec.

Un sacerdote llamó a la policía federal para que interrumpieran una reunión de los testigos de Jehová y expulsaran al orador de la provincia de Quebec.

La policía obedeció al sacerdote.

Tres agentes fueron a la reunión, sacaron al hermano y se lo llevaron a la provincia de Ontario.

Por cierto, interrumpir una reunión religiosa era un delito.

De modo que, por primera vez, el Tribunal Supremo determinó que los tres policías debían indemnizar a los hermanos por el daño moral ocasionado al haber interrumpido la reunión.

Aquella fue una decisión sin precedente.

Cuando el Tribunal Supremo atendió el caso, falló por unanimidad en contra de la provincia de Quebec.

Hoy, gran parte de la información disponible sobre libertad religiosa se basa en estos casos judiciales.

Todos los abogados de Canadá —sean de Quebec o de las zonas de habla inglesa— examinan estos casos como parte de su plan de estudios, pues son el fundamento el concepto actual de la libertad religiosa.

Asimismo, son casos que abarcan diferentes ámbitos —la intervención de la policía y el gobierno, así como los procedimientos penales—, lo que constituye una base sólida para nuestra libertad religiosa hoy.

Nuestro objetivo es predicar las buenas nuevas y dirigir la atención de las personas a la Biblia.

Nuestros casos judiciales han ayudado a gobiernos, tribunales, jueces y funcionarios a adoptar un punto de vista correcto sobre la libertad religiosa.

El aguante y esfuerzo de los hermanos en Quebec resultó en que se diera testimonio a las naciones.

Aunque la posibilidad de obtener un resultado positivo puede motivarnos, no siempre debemos esperar que las autoridades nos apoyen.

En nuestro caso, cuando enfrentemos pruebas en los diferentes ámbitos de la vida —por ejemplo, si hemos perdido a un ser querido en la muerte—, algo que nos ayudará a aguantar es recordar que el nuevo mundo ya está muy cerca.

Y precisamente así se llama el video musical de este mes: Muy cerca.

♪♪ Con el canto de las aves y la brisa matinal te preparas con anhelo.

Tus amados van a regresar.

El día ha llegado.

La emoción te hace vibrar.

Este paraíso ya estaba muy, muy cerca.

Cada día es tan hermoso.

Te deleita escuchar como el agua cristalina los molinos mueve sin parar.

Los campos muy dorados; la cosecha viene ya.

Este mundo tan feliz estaba muy, muy cerca.

Ahora estás viviendo ya la vida que esperaste ayer.

No hay llanto ni oscuridad.

Hoy eres joven otra vez.

Todo el mundo canta alegre.

Perfumado el aire está.

Tu gran sueño hoy se cumple.

Y ya nada, nada faltará.

Damos gracias a Jehová Dios por su tierno amor leal.

Este mundo sin final estaba muy, muy cerca.

Por tanto tiempo te extrañé.

Es casi un sueño verte hoy.

Te tengo aquí, ya junto a mí.

Rebosa, sí, mi corazón.

Cerca, sí, muy cerca este paraíso está, pues Jehová lo ha prometido.

Su promesa nunca fallará.

Nada va a desanimarme, pues yo sé lo que vendrá.

Y lo espero sin dudar.

Viene pronto, sí muy pronto. ♪♪ ¡Qué hermosa canción!

En mi caso, perdí a mi padre cuando yo tenía 2 años.

Él murió en combate durante la Segunda Guerra Mundial, y no tuve la oportunidad de conocerlo.

Cuando era niño, siempre eché de menos tener un padre porque todos los demás lo tenían.

Así que anhelo ver desde el cielo la resurrección que habrá en la Tierra y, así, conocer a mi padre biológico.

Espero que él y mi madre quieran adorar a Jehová en el Paraíso.

¡Gracias por expresar su sentir, hermano Lösch!

Cuando mi padre resucite, yo anhelo recibirlo con los brazos abiertos.

Él era un ávido estudiante de historia y de la Biblia; de seguro querrá enterarse de lo que sucedió durante el tiempo del fin.

Mi familia y yo estaremos encantados de contárselo todo.

El video musical que acabamos de ver y algunos videos de las asambleas regionales más recientes nos han ayudado a hacernos una clara imagen de lo que disfrutaremos dentro de muy poco.

Si defendemos la verdad con todas nuestras fuerzas, pronto esa esperanza será toda una realidad.

Es cierto.

Y hablando de defender la verdad, nos gustaría concluir este programa recibiendo los saludos de nuestros hermanos de Rumania, un país situado en el sureste de Europa.

Algunos quizás sepan que en Rumania hay un instrumento tradicional llamado nai, un tipo de flauta.

Está hecho de madera y tiene unos 20 tubos colocados en curva.

Los tonos de la flauta se ajustan al introducir cera de abeja en los tubos.

Los hermanos de la Congregación Norte de Certeze, en el norte de Rumania, nos envían su amor.

Estos hermanos viven cerca de la frontera con Ucrania, un área conocida por sus coloridos trajes típicos.

La congregación está compuesta por familias que han servido a Jehová durante generaciones, así que han defendido la verdad por mucho tiempo.

El mensaje de la Biblia llegó a esta región hace unos 80 años, y ahora hay 126 publicadores en la congregación.

Ellos imparten unos 90 cursos bíblicos, y muchas de las personas que estudian la Biblia ya asisten a las reuniones.

Como hay muchos Testigos en la zona, el territorio de la congregación abarca —de una punta a la otra— tan solo 5 kilómetros, un poco más de 3 millas.

Solo hay unas 5 casas en cada tarjeta de territorio.

Por eso, la congregación suele predicar en zonas con más necesidad, que están ubicadas a unos 200 kilómetros (124 millas) de distancia.

Los hermanos de la Congregación Norte de Certeze les envían a ustedes, defensores de la verdad, su amor y saludos; y nosotros en la central mundial también.

¡Esto ha sido JW Broadcasting desde Brooklyn, Nueva York!



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