¡Bienvenidos a nuestro programa!
Veamos algunos avances.
¿Podría el deseo de ser famosos alejarnos de Jehová?
¿Qué piensa este hermano ahora de las decisiones que tomó cuando era joven?
¿Qué nos enseña su historia acerca de cómo usar las habilidades y los talentos que Dios nos ha dado?
En la organización, muchos jóvenes se están esforzando por servir más a Jehová.
Con su energía juvenil e inclinación espiritual están dando un impulso a la predicación.
¿Pero por qué es esencial mostrar respeto por los hermanos de más experiencia en nuestras asignaciones de la congregación?
También escucharemos a jóvenes de distintas partes del mundo.
¿Por qué es tan importante para ellos su amistad con Jehová?
¿Qué han hecho para entablarla y mantenerla?
También veremos de qué otras maneras los jóvenes cristianos están sirviendo de ejemplo a toda la hermandad.
¡Este es el programa de diciembre de 2016 de JW Broadcasting!
Durante los pasados 5 años, más de 1 millón 300 mil personas han dedicado su vida a Jehová y se han bautizado.
Esto da un promedio de 700 personas por día.
Entre los que con valor se han puesto de parte de la adoración verdadera hay miles de niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Hermanos y hermanas jóvenes: sabemos que no siempre es fácil servir a Jehová y vivir de acuerdo con sus enseñanzas.
Todos, jóvenes y mayores, necesitamos animarnos y fortalecernos unos a otros.
Por eso, el título de este discurso es “Jóvenes, sean un buen ejemplo para los fieles”.
Nuestro análisis se basará en el relato inspirado de la vida de un joven cristiano llamado Timoteo.
Antes de hablar de Timoteo, quisiera preguntarles: ¿sabían ustedes que la Biblia predijo que en nuestros días muchos jóvenes se pondrían de parte de Jehová?
Echemos un vistazo a Salmo 110:3.
Mientras leemos, vean cómo los jóvenes colaboran en el cumplimiento de esta profecía.
Como pueden ver, en la primera parte del versículo 3, David cantó: Según esta profecía, Jesús, el Rey Mesiánico, tendría un gran ejército que le serviría de buena gana.
Desde 1914, millones de personas han hecho una cuidadosa investigación y han decidido ponerse de parte de Jehová y Jesús.
Pero ¿dónde entran los jóvenes en este cuadro?
El mismo versículo sigue diciendo: Esta profecía habla de una “compañía”, o grupo, de jóvenes.
Ellos también, después de examinar las pruebas, decidirían apoyar el Reino de Dios.
¿Sabes cuántos jóvenes dijo Jehová que se pondrían de su lado?
Para darnos una idea, en el texto se los compara con las gotas de rocío.
¿Alguna vez has visto una delgada capa de agua que brilla e ilumina el suelo al amanecer?
Si has visto algo así, seguramente eran gotas de rocío.
Jehová creó nuestra atmósfera de tal manera que, bajo ciertas condiciones, cuando baja la temperatura durante la noche, se forma una capa de humedad que cubre la superficie del suelo con incontables gotitas de agua.
¿Pero qué tiene que ver el rocío con los jóvenes?
Pues bien, la Biblia asocia el rocío con las bendiciones y la abundancia.
Además, estos millones de gotitas de rocío son refrescantes y esenciales para la vida.
Salmo 110:3 habla de lo que Jehová predijo para nuestro tiempo.
¿Y qué fue eso?
La Atalaya del 15 de septiembre de 2002, en su página 8, dice: “Como frescas gotas de rocío, muchos hombres y mujeres sirven a Dios con alegría durante su juventud y ayudan a sus hermanos en la fe”.
En la congregación cristiana actual encontramos a muchos jóvenes maduros y felices que son como esas numerosas gotas de rocío que brillan con el Sol de cada mañana.
Ustedes, niños, adolescentes y adultos jóvenes que han dedicado su vida a Jehová o que están trabajando por alcanzar esa meta, son prueba viviente de que los jóvenes no han defraudado la confianza que Jehová les tiene.
Y nosotros, al igual que Jehová, los valoramos muchísimo.
Por supuesto, a todos nos motiva saber que Jehová confía en nosotros.
Pero ¿qué hacer si las dudas o los sentimientos negativos nos desaniman?
Puede ser que un joven se pregunte: “¿De veras habrá alguien, además de Jehová, que se fije en mí?
¿Importa realmente el ejemplo que doy a los demás?”.
Para contestar estas preguntas, hablemos del caso de Timoteo.
Busquen en su Biblia 1 Timoteo 4:12, que es el texto en el que se basa este discurso.
Por favor, pongan ahí un separador, porque primero queremos analizar algunos detalles del contexto de este relato.
¿Qué edad tenía Timoteo en aquel momento?
Cuando pienso en Timoteo, imagino a un adolescente o un muchacho de unos 20 años.
De hecho, tenía esa edad cuando empezó a viajar con Pablo.
Pero cuando Timoteo recibió las cartas que Pablo le escribió, ya habían pasado varios años.
Así que Timoteo tendría un poco más de treinta años al momento de recibir la primera carta.
¿Qué opinan?
¿Les parece que Timoteo todavía era joven en ese momento?
Bueno, algunos de ustedes tal vez piensen: “¡Si tenía más de 30, ya estaba viejo!”.
Pero no olviden que Pablo era mucho mayor, así que veía a Timoteo como un muchacho.
De hecho, vean las palabras que usa para dirigirse a él.
En 1 Timoteo 4:12, Pablo escribe: De modo que Pablo veía a Timoteo como un joven y le pidió que fuera digno de imitar.
Para ese tiempo, Timoteo tenía quizás un poco más de treinta años; pero había aprendido de Jehová desde que era un bebé y le había servido fielmente desde pequeño.
Incluso, cuando aún era adolescente —o si acaso, tenía unos veinte años— los ancianos estuvieron de acuerdo en que sirviera con Pablo como misionero.
Así que, en realidad, Pablo aquí estaba animando a Timoteo a seguir siendo un buen ejemplo.
¿Qué más sabemos de Timoteo?
Que no era orgulloso ni arrogante.
Nunca se vio a sí mismo como el gran ejemplo a seguir.
Estoy seguro de que nunca se imaginó que la historia de su vida llegaría a ser un dechado de fe para cristianos de todo el mundo.
Y aunque tenía muchas responsabilidades en la congregación, Timoteo era modesto.
De hecho, las palabras de Pablo indican que Timoteo tal vez era un poco tímido.
Quizás hasta dudaba de su propia capacidad, como suele sucedernos a muchos de nosotros.
Con esto en mente, ¿qué les parece si ahora usamos un poco la imaginación?
Imaginemos a Timoteo: ya todo un anciano de congregación, de unos treinta años, que llega al Salón del Reino para dar un discurso bíblico.
Veamos la escena: ahí está Timoteo; ahora volteen a ver al auditorio.
¿Qué observan?
Muchos de los asistentes tienen edad suficiente para ser los padres de Timoteo, o hasta sus abuelos.
¿Cómo creen que se siente Timoteo?
¿Súper confiado?
¿Lo ven entrando al salón con arrogancia y pensando: “¡Que me vieran mis amigos de Listra!
¡Toda esta gente vino aquí solo para escucharme!”?
¡Claro que no!
Ese no sería el Timoteo que conocemos.
Al contrario, seguramente lo veríamos haciendo lo que la mayoría de nosotros hacemos: ensayar el discurso una y otra vez, orar a Jehová varias veces y, aun así, al igual que nosotros, quizás seguir nervioso.
Además, no olviden que Timoteo no pudo asistir a ninguna escuela teocrática como las que tenemos hoy.
En resumen: ¿qué podemos decir de Timoteo?
Que, como muchos de ustedes, fue un ejemplo de fe y obediencia.
También demostró otras cualidades, como la humildad y la modestia.
Pero Timoteo era un ser humano común y corriente, con sentimientos como los nuestros.
Y aunque disfrutó de una vida plena y feliz, tuvo que enfrentar grandes desafíos en este viejo mundo de Satanás.
Con frecuencia se enfermaba, y estuvo preso algún tiempo.
Sabemos que, en varios países, algunos de ustedes han pasado por situaciones parecidas.
Pero Timoteo aguantó fielmente.
¿Acaso era un “súper cristiano”, con súper poderes?
¡No!
¡Pero vaya que nos puso un súper ejemplo!
Jóvenes, si ustedes ya han dedicado su vida a Jehová, ¿de qué les sirve oír todo esto?
Bueno, Pablo animó a Timoteo a no permitir que nadie menospreciara su juventud.
Y quizás algunos de ustedes piensen: “Sería genial que alguien les dijera a mis padres o a los ancianos que no menospreciaran mi juventud.
Ellos me siguen tratando como a un niño”.
Si te sientes así, te entendemos.
A ningún joven que tenga metas le gusta que lo traten como a un chiquillo.
Pero vuelve a leer 1 Timoteo 4:12.
¿Dirige Pablo estas palabras a la congregación, a los padres o a los ancianos?
¿Lo notaste?
Pablo dijo tu juventud.
Es decir, estas palabras fueron solo para Timoteo.
Por extensión, es como si Jehová le dijera a cada uno de ustedes, los jóvenes: “Para ganar y mantener el respeto de los hermanos de la congregación, debes esforzarte por demostrar cualidades cristianas”.
La clave está en que, en lugar de que esperes que otros te respeten, tú te ganes su respeto siendo un buen ejemplo en todo aspecto de la vida.
Así, nadie tendrá motivo alguno para menospreciar tu juventud.
¿Y no es cierto que el respeto de los demás no se exige, sino que se gana?
Estamos seguros de que nuestros jóvenes hacen todo lo posible por vivir a la altura de los principios bíblicos en la escuela y en el vecindario.
Pero ¿observaron para quiénes debería ser Timoteo un ejemplo?
El versículo 12 dice que “para los fieles”.
Por eso pregúntate: “¿Me ven como un buen ejemplo los hermanos en la congregación y en el circuito?”.
Si sirves en la construcción de salones o en Betel, ¿eres un ejemplo para tus compañeros de asignación?
¿En qué aspectos de la vida puedes ser un buen ejemplo para todos los hermanos?
Según el texto que estamos analizando, a Timoteo se le pidió, en primer lugar, ser ejemplar a la hora de hablar.
A este respecto, la revista ¡Despertad!
de enero de 2012, en la serie “Los jóvenes preguntan”, publicó la inolvidable ilustración que expresó un joven llamado Jaime: “Una vez que se saca la pasta dental del tubo no se puede volver a meter.
Lo mismo sucede con las palabras que hieren: una vez dichas, no se pueden recoger”.
¡Esa es la idea que transmite la Biblia!
Fíjense en lo que dice Efesios 4:29: Por años se ha animado a los que se bautizan a estudiar completo el libro “Manténganse en el amor de Dios”.
En el capítulo 12, titulado “Hablemos siempre de forma edificante”, hay un recuadro —en la página 140— con 5 preguntas que nos ayudan a examinar si nos expresamos de esa manera.
Por ejemplo:
“¿Cuándo fue la última vez que felicité a alguien por su labor?
¿Demuestro respeto a los demás pidiendo las cosas con cortesía y dándoles las gracias?
¿Hablo casi siempre de mí mismo, o me intereso también por las ideas y sentimientos de los demás?”.
Jóvenes, ¿qué les parece si, en los próximos días, se ponen la meta de analizar este recuadro, leer los textos bíblicos que tiene y meditar en lo que Jehová desea enseñarles?
Después, pónganlo en práctica.
Así se acercarán más a Jehová y, entonces, serán un mejor ejemplo para los fieles.
El siguiente aspecto del que habla el texto que estamos analizando es hacerse ejemplo en conducta.
De nada serviría hablar de una forma edificante si nuestra conducta fuera inapropiada.
Pensemos de nuevo en el caso de Timoteo.
No bastaba con que él comentara o presentara discursos en las reuniones y predicara de casa en casa.
Pablo le recordó, en la misma carta,
que debía tratar a los hermanos de más edad como a padres o madres y a los de menos edad como a hermanos o hermanas.
Ahora leamos juntos 2 Pedro 3:11, que, hablando de la conducta, nos da un recordatorio muy parecido.
Busquen, por favor, 2 Pedro 3:11.
Allí dice: Reflexionemos en esto: si alguien desea que su conducta sea santa, desde el punto de vista de Jehová, esa persona debe ser moralmente limpia.
La limpieza física es externa, pero la moral está en nuestro interior: tiene que ver con nuestros pensamientos y deseos.
¿Pero por qué es tan importante esto?
Para ilustrarlo: ¿aceptarías comer algo de un recipiente que estuviera limpio solo por fuera?
¡De ningún modo!
A todos nos gusta comer en platos completamente limpios.
Por eso, cuando lavamos los platos, lo hacemos por dentro y por fuera.
De manera similar, Jehová espera que sus siervos se mantengan limpios en todo ámbito de la vida.
Y como Jehová —que conoce muy bien nuestro corazón— está a punto de destruir este mundo sucio, es urgente que llevemos una vida limpia.
Por ello, debemos estar en guardia y nunca dejar que algo sucio se arraigue en nuestra mente.
Eso incluye rechazar el entretenimiento inmoral, violento y demoníaco que a muchos les parece atractivo.
En 1 Corintios 14:20, la Biblia nos anima a ser “pequeñuelos en cuanto a la maldad”.
Así que, seamos jóvenes o mayores, no necesitamos ni queremos que nos salpique ni una gota de la suciedad de este mundo.
Al contrario, tratamos de mantener limpio el interior del plato —nuestra mente y corazón— en todo momento.
Nuestra conducta ejemplar alegrará mucho a Jehová y fortalecerá a nuestros hermanos.
En realidad, esta es la única forma de respetarnos a nosotros mismos y de ganarnos el respeto de los demás.
Primera a Timoteo 4:12, nuestro texto temático, también habla de otras áreas en las que podemos mejorar para entonces ser buenos ejemplos.
Allí se mencionan el amor, la fe y la castidad.
¿Por qué no aprovechas tu estudio personal, es decir, el tiempo que apartas para conocer a Jehová, tu mejor amigo, y analizas a fondo estas cualidades?
Aprenderás cosas que te servirán para toda la vida, incluso hasta la eternidad.
Entonces, ¿qué hemos aprendido hoy?
Bueno, tal como la Biblia lo predijo, por todo el mundo, Jehová y Jesús tienen a muchos jóvenes de su lado.
Y esto los incluye a todos ustedes, que son como gotas de rocío no solo porque son un gran ejército, sino porque brillan en nuestras congregaciones y su presencia nos refresca.
Por eso, jóvenes, no menosprecien su juventud: ¡aprovéchenla para ser felices!
Sí, ¡sean un excelente ejemplo para los fieles!
En la siguiente escenificación conoceremos a un joven que se esfuerza por ser fiel.
Está haciéndose un ejemplo para los demás y trabajando duro en lo que se le asigna.
Sin embargo, le hace falta algo: una cualidad que lo haría aún más valioso para Jehová y para la congregación.
Antes de que la reunión comience, necesito tener todo listo.
Soy Ben y, como siervo ministerial, puedo hacer mucho por la congregación.
Aquella noche recibí una asignación más.
El hermano Richards me pidió ayuda para actualizar los mapas de los territorios y organizar los horarios de la predicación pública.
Los hermanos saben que puedo mejorar las cosas.
El hermano Richards me indicó que primero hablara con el hermano Bello.
Él fue superintendente de servicio por años.
¡OK!
Ya tengo claro lo que debo hacer.
Para el fin de semana, ya casi había terminado.
¡No podía creer que los registros estuvieran tan descuidados!
Esto beneficiaría mucho a la congregación.
Me preguntaba qué otras cosas se podrían mejorar.
Pensé: “Ya tengo todo listo para que el hermano Richards lo vea”.
Mis ideas le gustaron, pero me preguntó: “¿Y qué te dijo el hermano Bello?”.
¡No puede ser!
¡Se me olvidó pedirle su opinión!
Aunque, ¿era realmente necesario?
El hermano Richards sugirió que leyéramos sobre Eliseo.
Cuando la asignación de Elías estaba por terminar, Eliseo permaneció con su maestro y varias veces le dijo: Hasta el último día en que estuvo con Elías, Eliseo trató de aprender de él.
Tal como un hijo haría con un padre, Eliseo le pidió una porción doble de su espíritu para seguir con su obra.
El primer milagro de Eliseo fue exactamente igual al último de Elías: dividir el río Jordán con la prenda oficial de Elías.
Todo lo que hizo Eliseo demostró el respeto que sentía por el experimentado profeta Elías.
Por lo visto, mi nueva asignación no había terminado.
Todavía tenía mucho que aprender del hermano Bello.
Él conocía muy bien los territorios y a las personas que había en ellos.
Le gustaron mis ideas.
Pero lo que él me dijo sin duda mejoró las cosas.
Puedo hacer mucho en la congregación.
Pero le pido a Jehová que me ayude a combinar los dones que me ha dado con toda la experiencia que hay a mi alrededor.
Ben tenía buenas ideas,
pero también aprendió a tomar en cuenta la experiencia de los hermanos mayores.
Tú también podrías tener buenas ideas que aportar en la congregación, en Betel o en una obra de construcción.
Como Ben, busca los sabios consejos de hermanos y hermanas que hayan hecho ese trabajo antes que tú.
Averigua por qué lo hicieron de cierta manera.
¿A qué dificultades se enfrentaron?
¿De qué instrucciones y recursos disponían?
¿Cómo puedes beneficiarte de su experiencia?
Verás las ventajas de trabajar de una forma que a primera vista podría parecerte anticuada.
Exprésate con respeto del trabajo que han hecho otros y, así, imitarás a Jehová, quien valora su esfuerzo.
Entonces, él también bendecirá lo que tú hagas.
¿Qué más te traerá su bendición?
Él se acerca a las personas de inclinación espiritual.
Jóvenes cristianos de todo el mundo están obteniendo los beneficios de tener una buena amistad con Dios.
Cada joven siervo de Jehová afronta situaciones que le dificultan seguir siendo fiel.
Entrevistamos a jóvenes de distintos países para descubrir qué hacen para seguir madurando en sentido espiritual.
Desde jóvenes podemos ser amigos de Jehová.
A mí me ayudó ver el ejemplo de los hermanos que ponen a Jehová en primer lugar y lo felices que son al hacerlo.
Estar cerca de ellos me motivó a crecer espiritualmente y a estar siempre listo para aceptar cualquier asignación.
Cuando damos la vida a Jehová, es emocionante recibir las bendiciones que nos tiene guardadas.
Para que nuestra relación con Jehová crezca, necesitamos leer la Biblia y orar.
Cuanto más conoces a Jehová, más te atrae su personalidad.
Y a nadie le gustaría perder a un amigo como él.
Siempre supe que esta era la verdad y que quería servir a Jehová por la eternidad, pero necesitaba estar muy convencida de algunas cosas.
Mis padres y yo las investigamos a fondo con la ayuda del libro Creador y algunas lecciones del libro Enseña.
Después de eso, todo estaba muy claro: quería bautizarme y estaba lista para dar ese paso.
Para fortalecer mi relación con Jehová, oro y leo la Biblia todos los días.
Me gusta leer cuando estoy solo, sin distracciones.
En esos momentos puedo abrirle mi corazón a Jehová en oración.
No me fue fácil pensar en darle más a Jehová, pero nunca me rendí.
Tiempo después de bautizarme, fui nombrado siervo ministerial y tuve la oportunidad de servir casi dos años en Betel.
Ahora soy precursor regular en una congregación de habla karen.
Al principio no sabía hablar el idioma kayin sgaw, pero los hermanos de la localidad me enseñaron no solo a hablarlo, sino también a leerlo.
La oración es algo muy importante para fortalecer mi relación con Jehová.
Es como si platicara con un amigo.
Y siempre eso ayuda, porque platico con él.
Es alguien real para mí y tengo plena confianza de que él me escucha.
Puedo apoyar a los ancianos en asuntos mecánicos como la limpieza del salón, acomodador, micrófonos y también puedo apoyar en asuntos espirituales.
Cuando comparto con las personas la promesa que Jehová nos hace de la vida eterna, me estimula porque estoy recordando constantemente la promesa que Jehová nos hace, y me motiva a seguir predicando.
Una familia de la congregación me acogió en su casa.
Ahora son como mis padres espirituales.
Con la noche de adoración me han ayudado a crecer en sentido espiritual.
Los hermanos mayores de la congregación me han ayudado mucho.
Para empezar, porque son buenos ejemplos y también porque me recuerdan que debo mantener el ojo sencillo.
Sin importar su edad, están decididos a servir a Jehová Dios.
Eso me hace pensar en mis propias circunstancias.
Soy muy joven.
¿Qué me impide esforzarme tanto como ellos?
Antes de ser precursor, vendía pescado toda la semana.
Ahora solo lo hago durante cuatro días y, así, tengo los otros tres disponibles para predicar.
A fin de hacer más en el servicio a Jehová, trato de estar al tanto de las necesidades de la congregación.
Llevo a los hermanos mayores a las reuniones o a predicar.
Y lo hago porque deseo darle a Jehová mi juventud y mis energías.
En la escuela di cursos bíblicos a algunos de mis compañeros.
Con el tiempo, ellos también se dedicaron a Jehová.
Me llena de alegría imaginar que estaré con ellos en el Paraíso.
Tengo el honor de enseñar de la Biblia a una jovencita sorda que vive a dos horas de mi casa si vas a pie.
Ella está muy feliz con todo lo que ha aprendido, y su familia la ha apoyado muchísimo.
Saber que Jehová la ayuda y que yo pongo mi granito de arena no tiene precio.
El precursorado auxiliar fue el primer paso para llegar a ser precursora regular.
Hablar de tus creencias te brinda la gran oportunidad de colaborar de cerca con Jehová.
Como resultado, tu fe crece y te convences más que nunca de lo que crees.
Este es el camino para fortalecer tu amistad con Jehová.
El sitio jw.org y el programa mensual de JW Broadcasting me han acercado a los hermanos, pero sobre todo a Jehová.
Yo soy tímida por naturaleza.
Así que predicar de casa en casa no es lo más fácil del mundo para mí.
Pero me motiva mucho ver a otros jóvenes de diferentes partes del mundo que, con sus difíciles circunstancias y todo, le dan a Jehová lo mejor de ellos.
Así que yo también quiero seguir adelante en mi carrera espiritual, darle a Jehová lo mejor de mí.
Cuando veo todas las puertas que hay para servir a Jehová en estos tiempos, pienso en lo emocionante que debe de ser entrar por ellas: ser precursor en otro país o en otros lugares con gran necesidad o incluso servir en Betel.
El salmista dijo: “Gusten y vean que Jehová es bueno”.
Así que jamás sabremos qué nos espera en el servicio a Jehová a menos que nos hagamos disponibles, al menos una vez en la vida.
¡Anímate!
Jehová tiene la mejor vida para ti.
Así como ellos, otros también están cultivando las cualidades espirituales que Pablo vio en Timoteo.
Mira cómo describe a Timoteo en Filipenses 2:20-22: ¿Qué fue lo que vio Pablo en Timoteo?
Vio su disposición o actitud.
Se fijó en su interés genuino por sus hermanos y hermanas.
Timoteo de verdad deseaba hacer la voluntad de Dios, aunque los demás buscaran sus propios intereses.
Y Timoteo se ganó el respeto de sus hermanos cristianos predicando y colaborando con hermanos mayores y de más experiencia, como Pablo.
Cuando ustedes, jóvenes de inclinación espiritual, cultivan un espíritu dispuesto como el de Timoteo, alegran el corazón de Jehová.
Claro, no siempre es fácil poner el Reino en primer lugar y las necesidades de los demás antes que las nuestras.
Hay tentaciones fuertes que podrían alejar a un joven de Jehová.
Cuando algunos fuera de la congregación reconocen nuestras habilidades y talentos, podríamos empezar a buscar “cosas grandes” para nosotros, como la fama o el reconocimiento.
En esta entrevista, el hermano Edgardo Franco nos cuenta cómo ese deseo lo llevó a darle la espalda a Jehová.
Ahora, si el Diablo tentó a Jesús, ¿no crees que a veces nos ofrecerá cosas grandes en su mundo para poner en riesgo nuestra relación con Dios?
Este es el mejor contrato que te hemos ofrecido.
Mira, voy a hacer un plan para que vayas a tus reuniones religiosas entre semana.
¡Solo da el concierto el fin de semana!
La gente siempre me pregunta: “¿Por qué abandonaste el mundo de la música?”.
Tenía sueños de cuando era pequeño, de lograr ser un cantante famoso.
Entonces conocí la verdad, pero realmente no había despedido estos sueños de mi corazón.
Entonces me puse a escuchar esas malas compañías que tenía antes, y ellas me jalaron como un anzuelo y me trajeron a ese estudio de grabación.
La letra de la canción era una cosa que causaba conflicto con mi conciencia.
Me ofrecieron algo de...
una bebida alcohólica, para calmarme, y entonces ya me sentía un poquito más a gusto.
Empecé a cantar, y a ellos les gustaron lo que escuchaban.
Y entonces, eso se sonó en todas las radios.
Ese fue un trofeo de parte de Satanás por haber abandonado a Jehová.
Me hice adicto a los aplausos.
Se ve como bien lindo, pero cuando uno está encima, realmente en la cima de la montaña del mundo de Satanás, no hay nada lindo allí.
Yo era un actor.
Cuando se prendía la cámara, se prendía mi rostro, mi sonrisa...
se prendía todo, ¿verdad?
Pero cuando llegaba al hotel, era como un vagón grande.
No había aplauso, había un silencio que atormentaba mi conciencia.
Básicamente había que encontrar otros escapes, y uno de ellos fueron las máquinas en los casinos.
No solamente un casino viene con las máquinas, viene también con la prostitución, viene también con las bebidas alcohólicas.
Bueno, mi conciencia me preguntaba: “¿Qué haces aquí?”.
Me acuerdo cuando iba en la limusina.
Entonces ahí veía a los hermanos predicando, y eso siempre me tocaba el corazón.
Y yo decía: “¡Guau!
Jehová te ha instruido para que tú hagas eso, y ¡mira lo que estás haciendo!”.
Y eso me ayudó mucho a querer volver a la organización.
El camino para volver a la verdad fue realmente algo difícil.
Cada vez que me iba a retirar —que dije: “¡Ya! ¡Hasta aquí llegué!”—, siempre había un contrato más grande.
Tuve que tomar decisiones drásticas.
Pero en la última sí ya dije: “Bueno, no importa qué me ofrezcan.
Tengo que volver a Jehová porque tengo que cumplir con mi voto que le hice a él cuando estaba jovencito, de dedicar mi vida a él”.
Le oré a Jehová.
Abrí mi corazón.
Le dije: “Jehová, yo necesito volver a ti.
Necesito volver a tus brazos amorosos.
Satanás me ha arrancado de tus brazos.
Por favor, ayúdame”.
Y me acuerdo que cuando entré a la reunión, le dije antes a Jehová: “Dame una prueba de que me vas a recibir”.
Y ahí estaba una hermana mayor.
Y esa hermana abrió sus brazos y me dijo: “¡Hijo, bienvenido!”.
Y me agarró la mano y se sentó conmigo durante toda la reunión.
Había traicionado a Jehová, pero gracias a los hermanos —porque Jehová puso hermanos en cada rincón—, me mostraron con la Biblia cuán lejos había ido de la senda del Dios verdadero.
Y que todo lo que uno hace tiene consecuencias.
Le he pedido mucho perdón a Jehová por todo lo que he hecho.
También, a todos los hermanos, a todas las personas que ofendí.
Y todos esos trofeos que gané, todos completitos, están ahí, tomando polvo.
Pero los trofeos que Jehová me ha permitido tener dentro de su organización —ayudar a otras personas a que dediquen su vida a él—, eso es algo que nadie puede arrancarte.
Y no todos tenemos que pasar por la manera dura.
Por eso tenemos que seguir aguantando y nunca darle la espalda a Jehová.
Es el peor error que podemos hacer cualquiera.
Sabemos que Jehová es el que nos da los talentos.
Entonces queremos utilizar nuestro talento para Jehová, dárselo a él.
He encontrado la felicidad.
Y se me ve ese brillo no solamente en la cámara, sino ese brillo con todas las personas que me conocen.
El hermano Franco ahora disfruta de ser precursor regular y anciano de congregación.
Se siente honrado de poder cuidar y guiar a jóvenes que se están enfrentando a las mismas tentaciones que él experimentó.
A menudo menciona un texto que le encanta, el de Proverbios 8:35.
Refiriéndose a la sabiduría, dice: “Porque el que me halla ciertamente halla la vida, y consigue buena voluntad de Jehová”.
Hermanos, Jehová de verdad quiere que hallemos la vida y que alcancemos metas espirituales.
En esta sesión de la adoración matutina, el hermano Robert Luccioni nos dice cómo desarrollar todo el potencial que Jehová sabe que tenemos.
El texto de hoy es muy animador, ya que, mediante el ejemplo de Amós, se nos recuerda que Jehová observa nuestro potencial.
De hecho, La Atalaya de la que se toma el comentario dice en parte: “Quizás dudemos de nosotros mismos, pero Jehová puede ayudarnos a alcanzar metas que ni siquiera imaginamos que podemos alcanzar”.
Sí, Jehová sabe cuánto podemos dar.
Pero, como pueden notar, nosotros también debemos esforzarnos por desarrollar nuestro potencial.
Si no tenemos cuidado, podríamos impedir que esto suceda: que el potencial que Jehová ve en nosotros se desarrolle.
¿De qué manera?
Veamos tres ejemplos.
Primero: limitaremos nuestro potencial si no actuamos con entusiasmo a la hora de recibir una asignación.
Recordemos el caso de Jehoás, el rey de Israel.
Cuando el profeta Eliseo estaba en su lecho de muerte, Jehoás lo visitó.
En aquella ocasión, Eliseo vio todo lo que el rey podía dar; y miren en 2 Reyes 13:17 lo que le dijo a Jehoás: “Y ciertamente derribarás a Siria [...] hasta el punto de acabar”.
El profeta sabía que el rey era capaz de acabar con Siria.
Pero ¿qué pasó?
Eliseo le pidió al rey que golpeara el suelo con sus flechas y Jehoás se limitó a golpear el suelo tres veces.
Y noten el versículo 19: “Y el hombre del Dios verdadero se indignó con él; por eso dijo: ‘¡Era entendido que se golpearía cinco o seis veces!
En ese caso ciertamente derribarías a Siria hasta el punto de acabar, pero ahora sólo tres veces derribarás a Siria’”.
¿Qué sucedió?
Pues bien, Jehoás no hizo con todo su entusiasmo lo que le había pedido el profeta, y por eso, su victoria fue solo parcial.
Jehoás limitó lo que podía dar.
Segundo ejemplo: limitaremos nuestro potencial si solo nos centramos en nuestras fallas o inseguridades.
Tenemos el caso de Moisés en el capítulo 3 de Éxodo.
Sabemos que a Moisés no le faltó celo al cumplir con su asignación, pero sus inseguridades estuvieron a punto de convertirse en un obstáculo para él.
Moisés recibió una asignación de mucho peso: presentarse ante Faraón.
Y noten su reacción en Éxodo 3:11: “Sin embargo, Moisés dijo al Dios verdadero: ‘¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y para que tenga que sacar a los hijos de Israel de Egipto?’” Y esa respuesta fue normal.
Nosotros tal vez hubiéramos dicho lo mismo: “Jehová, ¿estás seguro de que yo soy la persona indicada?”.
Y Jehová te dice: “Lo estoy y te voy a ayudar”.
Vean ahora el versículo 13: “Sin embargo, Moisés dijo al Dios verdadero: ‘Supongamos que llego ahora a los hijos de Israel y de hecho les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, y ellos de hecho me dicen: “¿Cuál es su nombre?”.
¿Qué les diré?’”.
Jehová responde: “No hay problema”.
Le explica todo lo que su nombre significa y cómo este poder lo va a respaldar.
Miren el capítulo 4, versículo 1: “Sin embargo, al contestar, Moisés dijo: ‘Pero supongamos que no me crean y no escuchen mi voz, porque van a decir: “No se te apareció Jehová”’”.
Jehová le dice: “No hay problema.
¿Qué tienes en la mano?” Tenía una vara, y con ella Jehová hizo milagros con los que Moisés podría demostrar quién estaba detrás de él.
Y el versículo 10 dice: “Entonces Moisés dijo a Jehová: ‘Dispénsame, Jehová, pero no soy persona que hable con fluidez, ni desde ayer ni desde antes de eso ni desde que hablaste con tu siervo, porque soy lento de boca y lento de lengua’”.
Y Jehová le dice: “No te inquietes.
Yo hablaré por ti.
Recuerda quién creó la boca”.
Ahora, el versículo 13: “Pero él dijo: ‘Dispénsame, Jehová, pero envía, por favor, por la mano de aquel a quien vas a enviar’”.
Por lo que, según el versículo 14, “la cólera de Jehová se enardeció contra Moisés”.
“¿Sabes qué, Moisés?
Mejor envío a otro”.
Menos mal que Moisés entendió el punto, aceptó su asignación y dejó que Jehová lo usara.
Pero ¿qué había pasado?
A Moisés lo atrapó la idea de que no era capaz, de que todo le saldría mal.
Como Jehová sabía que Moisés tenía lo necesario para cumplir con esa asignación, le decía: “Tú haz lo que te digo, yo haré el resto”, pero Moisés se ponía límites.
Tercer ejemplo: podemos limitar nuestro potencial si dejamos que el temor a fallar nos paralice.
Si vamos al capítulo 13 de Números, veremos el caso de los diez espías.
Es muy interesante una frase que ellos utilizaron cuando regresaron de espiar la Tierra Prometida.
Está en Números 13:33, donde dice: “Y allí vimos a los nefilim, los hijos de Anaq, que son de los nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes, y así mismo llegamos a ser a los ojos de ellos”.
¿Notaron?
Se toparon con los hijos de Anaq, que eran de un tamaño descomunal y vivían en la región montañosa de Canaán.
Es lógico pensar que, a los ojos de estos enemigos, los israelitas fueran como insignificantes saltamontes que podían aplastar, como pan comido.
Pero si notan, los 10 espías también pensaban eso de sí mismos.
Esto resultó en que se paralizaran de miedo; lo que llevó a que la entera nación se desmoralizara.
En contraste, tenemos el caso de David, quien, a pesar de ser un jovencito, se enfrentó al gigante Goliat.
Y no olvidemos que Goliat vio a David como un chiquillo indefenso, un simple saltamontes.
Pero David no se vio a sí mismo de esa forma.
Él dijo: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Jehová”.
En efecto, David no permitió que el temor lo paralizara.
Confió en Jehová.
Así, David pudo desarrollar todo el potencial que Jehová había visto en él.
¿Cuál es la lección?
Estos relatos ilustran bien el hecho de que, a veces, nosotros mismos somos nuestro peor enemigo.
Vimos que si no mostramos suficiente empeño al cumplir alguna asignación, como en el caso de Jehoás...
que si tenemos inseguridades, como las tuvo Moisés...
o que si nos paraliza el temor a fallar, como les sucedió a los 10 espías...
entonces podemos limitar el potencial que Jehová ve en nosotros.
Dicho esto, ¿qué haremos?
Veamos unas palabras que se le dijeron a Gedeón.
Los invito a leer Jueces, capítulo 6.
Recordarán que los madianitas oprimieron a la nación de Israel por siete años.
Entonces, el ángel de Jehová se apareció a Gedeón y le anunció que, con la ayuda de Jehová, liberaría a Israel de la opresión de esa malvada nación.
¿Cómo? El relato nos deja ver que Gedeón no se sentía capaz de lograr semejante cosa, hasta le dijo a Jehová que él era el más pequeño de la casa de su padre y que su familia era la más pequeña de la tribu de Manasés.
Pero Jehová sabía que Gedeón era capaz de hacerlo, así que le dijo lo que leemos en Jueces 6:14: “Por lo cual Jehová se volvió hacia él y dijo: ‘Ve en este poder tuyo, y ciertamente salvarás a Israel de la palma de la mano de Madián.
¿No te envío yo?’”.
¡Qué interesante expresión!
“Ve en este poder tuyo”.
Es como si Jehová le dijera: “Sé que no podrías hacerlo tú solo.
Pero haz lo que te pido, sigue adelante, haz todo lo que puedas; y yo, Jehová, me encargo del resto”.
Y ni más ni menos; tal y como dijo Jehová, fue como sucedió.
Hoy podemos resolvernos a hacer lo mismo.
Sabemos que no hay quien pueda llevar a cabo la obra de Jehová por sus propias fuerzas, sabiduría o habilidades.
Pero cuando recibimos una asignación, necesitamos actuar, no dejar que nuestras limitaciones o el temor a fallar nos paralicen.
Debemos seguir adelante.
Trabajar con entusiasmo en lo que se nos pide.
Hacer todo cuanto podamos.
Confiar en que Jehová se encargará del resto.
Así, dejaremos que Jehová explote todo el potencial que ha visto en nosotros.
¡Qué buen consejo para todos, especialmente para los jóvenes que tienen toda una vida por delante en el servicio a Jehová!
¡Y puede ser eterna!
De eso estamos convencidos.
Mientras tanto, ¿te mantendrás leal, rechazarás lo que el mundo te ofrece y desarrollarás todo tu potencial?
Imagina tu vida dentro de 100 años.
¿Te arrepentirás de las décadas que le dedicaste a Jehová?
¿Permitirás que algo del sistema de Satanás te detenga de alcanzar el premio de la vida?
Algunos de nuestros hermanos
pueden contestar esas preguntas al mirar atrás.
La familia de la hermana Alma Miller aprendió la verdad cuando ella tenía 10 años.
La hermana Miller se bautizó en 1937 y ya tiene 107 años.
Para ella, todos los demás somos jóvenes.
Miren cómo su ejemplo de amor y fidelidad anima a los jóvenes de su congregación.
A menudo, la gente me dice: “Nunca había hablado con una persona de 107 años”.
Y yo les contesto: “¿Sabes qué? Yo tampoco”.
Yo describiría a Alma como la viejita más activa de más de 100 años que haya conocido.
Tiene casi toda la historia teocrática en su cabeza.
Le puedes preguntar cualquier cosa acerca de la organización, y seguramente sabe la respuesta, ya que hasta conoció a muchos de los personajes.
Nosotros leemos la historia, pero Alma la vivió.
A sus 107 años, ella es increíble, igual que su memoria.
Mi historia es muy larga.
Cuando tenía 10 años, vimos el “Foto-Drama de la Creación”.
Había mucha gente en el lugar, algunos incluso de pie.
Estábamos muy emocionados.
Fue inolvidable, y fue entonces que nos dimos cuenta de que habíamos encontrado la verdad.
Mi padre dejó la iglesia y se hizo testigo de Jehová, o Estudiante de la Biblia, como nos llamaban entonces.
En ese tiempo, íbamos a asambleas especiales.
En algunos lugares había un campo grande para poner los automóviles y tiendas de campaña.
Hasta trazaban calles y les ponían nombre.
Era como una pequeña ciudad.
Yo me emocionaba al oír al hermano Rutherford hablar en las asambleas.
Me casé con Harold Miller en 1931, en medio de la Gran Depresión.
Eran tiempos muy difíciles.
Todo escaseaba, no había trabajo y la comida se racionaba.
La gente pasaba hambre y, con tal de sobrevivir, se mudaba a cualquier casucha.
Nosotros no teníamos casi nada.
Como no podíamos usar el automóvil, conseguimos una yegüita llamada Lou.
Predicábamos en un carro tirado por la yegua.
Gracias a Lou, viajamos largas distancias, a muchos lugares.
Se subían al carro y viajaban unos 40 o 50 kilómetros en una dirección y otro tanto en la dirección opuesta.
Todo ese duro trabajo resultó en nuevas congregaciones en la zona.
Cuando predicábamos, cargábamos la bolsa de revistas por un buen rato.
A veces, la colgábamos en el cuello de la yegua, así que ella también participaba en la predicación.
La gente sabía quiénes éramos cuando veían entrar una yegüita blanca a su jardín.
A veces hacía tanto frío que tenía que usar dos abrigos.
Sí, terminábamos agotados, pero éramos jóvenes.
Salían a predicar lloviera, tronara o relampagueara, y no tenían automóvil.
Para mí, eso es impresionante, porque ahora estamos tan acostumbrados a las comodidades: parar a tomar un café, viajar en automóvil y demás.
Pero pienso: “Si Alma pudo hacerlo, entonces yo también”.
¡Una vez, Harold le predicó a un hombre con quien había conversado 50 años antes!
El hombre dijo: “Recuerdo a aquel joven que, hace 50 años, pasó por aquí en su yegua.
Le decía a la gente que el Armagidon —creo que así dijo— vendría pronto”.
El hombre recordaba a Harold a lomos de una yegua décadas antes...
y ahí estaba de vuelta, en el mismo lugar.
Y esto pasó un par de veces más.
Toda una vida dando el mensaje del Reino.
Alma es una entusiasta predicadora.
No le gusta que la gente no esté en casa, pues quiere hablar con ellos.
Sí, disfruto mucho de predicar.
Y trato de hacerlo tanto como puedo a mi edad.
Queremos ayudar a la gente a encontrar la verdad.
No hay felicidad más grande.
Trato de leer todas las publicaciones con mi máquina de lectura.
El texto aparece en la pantalla, y así puedo estudiar.
Me sirve mucho.
Sin ella no estaría al día con la verdad.
¿Qué es la dedicación?
Hermana Miller, por favor.
Dedicarse a Dios significa...
Algunos jóvenes se preocupan por lo que harán con su vida y por las decisiones que deberán tomar.
Bueno, aquí hay un ejemplo de alguien que ha servido a Jehová por más de 100 años.
Ella es muy feliz y no se arrepiente de lo que ha hecho con su vida.
Es una persona que todos queremos imitar.
Pues...
entregarle mi vida a Jehová es lo mejor que pude haber hecho.
Si tuviera que dar un consejo a los jóvenes, les diría: “Nunca se alejen de Jehová”.
Tienen todo un universo de oportunidades para servir a Jehová, uno que no se agotará jamás.
¿No les encantó?
Ahora que nos valemos tanto de los videos, es interesante que lo primero que la hermana Miller vio fue el “Foto-Drama de la Creación”.
Este era una proyección a color que combinaba películas con diapositivas y sonido, la cual se empezó a presentar en 1914.
Para saber más de aquella producción histórica, ¿por qué no investiga al respecto cuando estudie por su cuenta?
En sus 107 años, la hermana Miller ha pasado por mucho: ha aguantado tiempos de crisis económica, problemas de salud y la pérdida de seres queridos, incluyendo a su esposo.
Pero como vimos, Jehová la ha bendecido con una familia espiritual.
Los hermanos que fueron entrevistados junto con la hermana Miller también disfrutan de tener una linda amistad con alguien mayor.
Aun los muy jóvenes están encontrando amigos entre los hermanos mayores.
David, de 9 años, le escribió al Cuerpo Gobernante:
“Me encanta escuchar a los mayores.
Antes solo tenía un grupito de amigos, pero ahora me gusta mucho acercarme
a las personas mayores y hablar con ellas”.
No es de extrañar que, en el nuevo video de la serie Hazte amigo de Jehová, Sofía se da cuenta de que nunca eres demasiado joven o demasiado viejo para ser amigo de alguien.
Elsa, ¿usted pintó estos cuadros?
Sí, los pinté yo.
¡Son geniales!
¿Desde cuándo pinta?
Desde que me acuerdo.
Es mi forma de contar a los demás las historias de mi vida.
¿Me cuenta alguna?
¡Sí, claro!
Te voy a contar una de cuando era joven y vivía en Alemania oriental.
Ser testigo de Jehová estaba prohibido y no nos dejaban hacer nuestra obra.
Yo ayudaba a copiar a mano las revistas La Atalaya y las escondía en paquetes de comida.
― ¿De verdad?
― ¡Sííí!
Y luego les enviábamos la comida a los hermanos que estaban en la cárcel.
También me pidieron que ayudara a repartir las publicaciones a las congregaciones...
― como un “agente secreto”.
― ¡Guau!
Con el tiempo, las cosas empezaron a mejorar en Berlín.
Poco después, vine a vivir a Nueva York y conocí a mi querido esposo.
― ¡Qué buena historia!
― ¡Gracias!
Pero seguro que tú también tienes buenas historias.
¿Te gusta dibujarlas?
Pues, sí; mira, tengo este dibujo de cuando Caleb y yo fuimos al parque y conocimos a una niña...
¡Qué bueno que me esforcé por conversar ese día!
Los mejores amigos pueden ser de cualquier edad si aman a Jehová.
Elsa y Sofía ya tienen mucho en común y de seguro llegarán a ser muy buenas amigas.
Nos alegra anunciar que esta nueva lección de Hazte amigo de Jehová está disponible en la pestaña VIDEOS, bajo la sección NIÑOS.
Los padres y cabezas de familia están haciendo todo lo que pueden por enseñar a sus hijos desde pequeños a amar a Jehová y llegar a ser sus amigos.
Conforme van creciendo, también les enseñan a estudiar y orar por sí mismos.
Y es que ellos necesitan acostumbrarse a hacer eso.
Joven, recuerda que cuando tú estás estudiando solo, le puedes pedir a Jehová que te ayude con lo que te preocupa.
Estudiar también aporta otros beneficios, como verás en el video musical Fuerte tú serás.
♪♪ De pequeñitos, con ingenio y amor, cosas profundas mis papás nos enseñaron.
Siempre leíamos al ir a dormir: bella costumbre que en mi mente ellos grabaron.
Y hoy, tal como ayer, mi Biblia yo voy a leer.
Es un hábito que quiero conservar porque me ayuda a ser fiel.
(Estribillo) Porque al estudiar...
plantado junto a las corrientes estarás.
Fuerte tú serás...
tal como un árbol nunca te marchitarás.
Porque al estudiar...
muy cerca de Jehová tú te sentirás.
Fuerte tú serás...
ante cualquier tormenta en pie te mantendrás.
¿Qué voy a hacer si hay una oportunidad para explicar por qué yo soy tan diferente?
Con valentía la podré aprovechar, porque estudiar se ha vuelto parte de mi vida.
Y hoy, tal como ayer, mi Biblia yo voy a leer.
Es un hábito que quiero conservar porque me ayuda a ser fiel.
(Estribillo) Porque al estudiar...
plantado junto a las corrientes estarás.
Fuerte tú serás...
tal como un árbol nunca te marchitarás.
Porque al estudiar...
muy cerca de Jehová tú te sentirás.
Fuerte tú serás...
ante cualquier tormenta en pie te mantendrás.
¡Qué tesoro tengo aquí!
Yo lo quiero compartir con alguien como yo que necesite ayuda y amor.
(Estribillo) Cada día más fuerte tú serás.
¡Te sorprenderá cuánto lograrás!
Porque al estudiar...
plantado junto a las corrientes estarás.
Fuerte tú serás...
tal como un árbol nunca te marchitarás.
Porque al estudiar...
muy cerca de Jehová tú te sentirás.
Fuerte tú serás...
ante cualquier tormenta en pie te mantendrás. ♪♪ ¡Sí, estudiar nos hace fuertes!
Como acabamos de ver, el hábito de leer la Biblia y estudiar que la joven empezó con su familia perduró y llegó a ser suyo.
Si se presentaba una situación difícil o una oportunidad para predicar, ella ya sabía cómo buscar la información bíblica que necesitaba.
Le pedimos a Jehová que ustedes, hermanos y hermanas jóvenes, también sigan madurando espiritualmente y lleguen a ser un verdadero ejemplo para los fieles de todo el mundo.
Ha llegado el momento de ver la videopostal que solemos recibir de nuestros hermanos.
Este mes visitamos la espectacular Austria, en Europa central.
El hermano Charles Russell visitó Austria por primera vez en 1891.
Regresó en 1911 para sembrar más semillas de la verdad del Reino en la capital, Viena.
Hoy, en este país de 8 millones de habitantes, hay más de 21.000 publicadores.
La congregación de habla alemana de Uderns se cuenta entre las 301 congregaciones del país.
Predican en los Alpes, entre montañas y valles.
¡Algunas granjas se encuentran a 1.700 metros (más de 5.500 pies) de altura!
El terreno difícil no detiene el mensaje del Reino.
Los 48 publicadores nos han dicho que dirigen 51 cursos bíblicos.
Les damos las gracias a estos queridos hermanos por mostrarnos otro ejemplo del gran amor que une al pueblo de Dios.
Ellos nos envían un saludo y su amor cristiano, ¡y nosotros a ellos!
Le pedimos a Jehová que siga bendiciéndolos.
Gracias por estar aquí.
Ya estamos saboreando el programa que disfrutaremos el próximo mes.
¡Desde Brooklyn (Nueva York), esto es JW Broadcasting!