JW Broadcasting: Mayo de 2019

Bienvenidos a JW Broadcasting.

En este programa hablaremos de cómo hacerle frente a las preocupaciones y a la ansiedad.

Veamos qué nos espera.

Desde que era niño, a este hermano le producía mucha ansiedad ir a la escuela o a las reuniones y salir de su casa.

Luego se le hizo difícil conservar un empleo.

Pero veremos cómo aprendió a hacerle frente a la ansiedad un día a la vez, y qué puede ayudarnos a nosotros a hacer lo mismo.

Estas dos hermanas han trabajado hombro a hombro en el servicio de tiempo completo por más de sesenta años.

¿Qué han hecho para impedir que los problemas cotidianos y las pruebas les roben la alegría?

¿Qué ha motivado a tantos hermanos y hermanas a ofrecerse para servir a Jehová a tiempo completo en Betel?

Escucharemos a algunos hermanos que sirven allí.

También veremos cómo prepararnos si tenemos esa meta y qué requisitos hay que cumplir.

Esperamos que disfruten de la edición de mayo de 2019 de JW Broadcasting.

¿Siente que los problemas a veces le causan una ansiedad insoportable?

Solo tratar de cubrir las necesidades de la familia puede angustiarnos.

Y puede que esté luchando contra una enfermedad crónica o muy grave, cuidando a un familiar enfermo o de edad avanzada, o tal vez haya perdido a un ser querido.

Quizás se sienta solo o haya sido víctima de un desastre natural.

Y hasta puede que esté sufriendo por el trauma causado por algún tipo de maltrato o abuso.

Seguro que tiene plena confianza en que el Reino de Dios solucionará estos problemas, en el futuro, claro.

¿Y mientras tanto?

Como dijo David en Salmo 13:2, quizás usted sienta que tiene que poner resistencia día tras día a la angustia que hay en su corazón.

Una hermana que ha sufrido de ansiedad durante años escribió esta carta: “La ansiedad no me deja dormir; afecta mi salud y mi manera de tratar a los demás y hace que piense en rendirme”.

Y añadió: “Es como un monstruo que vive dentro de mí, que me revuelve el estómago, que me agita el corazón.

¡Cuánto deseo que Jehová acabe con ese monstruo en el nuevo mundo!

Pero, mientras tanto, el monstruo seguirá furioso, desgarrándome por dentro y tratando de controlarme la vida”.

¿Se ha sentido usted igual que nuestra hermana?

Para evitar la ansiedad, hay quien dice: “Trato de ir un día a la vez”.

Pero cierto hermano mencionó: “Yo trato de ir un día a la vez, pero a veces se me junta lo de todo el mes”.

¡Somos tantos los que tenemos que luchar todos los días contra la ansiedad!

Si ese es su caso, por favor recuerde que no tiene que luchar solo.

No se rinda.

Jehová y Jesús están al tanto de la ansiedad que ataca su mente y le oprime el corazón.

El Cuerpo Gobernante sabe que la vida en estos últimos días es más difícil que nunca.

Por eso, este mes el título del programa es: “Cómo hacerle frente a la ansiedad un día a la vez”.

El verbo “inquietarse”, sinónimo de sentir ansiedad o angustia, aparece dieciséis veces en las Escrituras Griegas.

Lo encontramos por primera vez en el relato del Sermón del Monte.

Jesús sabía que la gente se preocupa por conseguir el sustento.

Por ello, en Mateo, capítulo 6, versículo 25, nos dio este sabio consejo: La nota de la Biblia de estudio en inglés dice que el verbo griego para “inquietarse” “puede referirse a un temor ansioso que distrae o divide el pensamiento y roba la alegría de vivir”.

En Lucas 12, versículo 29, Jesús dijo: “Dejen de estar en ansiedad y suspenso”, es decir, “dejen de preocuparse”.

La nota de la Biblia de estudio dice que la palabra griega para “estar en ansiedad y suspenso” se usaba para referirse a cuando un barco es sacudido o aventado por las olas.

Y Jesús la usó para referirse a lo que sienten quienes son sacudidos por la ansiedad y las dudas.

Al decir “dejen de inquietarse”, Jesús reconoció que los seres humanos a menudo nos inquietamos.

Él sabe que somos imperfectos.

A veces nos preocupamos por lo que ya quedó en el pasado, y decimos: “¡Si hubiera hecho esto...

si hubiera hecho lo otro...!”.

O nos preocupamos por cosas que quizás nunca ocurran, por problemas imaginarios.

Pregúntese: “¿Cuántas veces he perdido el sueño pensando que iba a pasar algo terrible, pero, al final, no fue para tanto?”.

Además, Jesús sabía que la ansiedad puede tener consecuencias muy graves.

A veces nos impide progresar espiritualmente.

Y es que darles vueltas y vueltas a nuestros problemas puede paralizarnos.

Entonces, ¿cómo podemos dejar de inquietarnos?

¿Cuál es el antídoto?

Analicemos cuatro oportunas sugerencias.

Primero, sigamos esperando en Jehová y tratemos de ir un día a la vez.

Eso es justo lo que nos recetó Jesús en Mateo 6:33, 34.

Allí dice: La nota de la Biblia de estudio en el versículo 34 dice que inquietarnos excesivamente por lo que podría pasar puede dañar nuestra relación con Jehová y llevarnos a confiar más en nuestras propias ideas que en la sabiduría divina.

¿Qué aprendemos?

Que, en vez de confiar en nosotros mismos, debemos confiar en Jehová e ir un día a la vez.

La referencia marginal en Mateo 6:34 nos lleva a Éxodo 16:4.

Allí se relata que, mientras vivieron en el desierto, Jehová les dio a los israelitas suficiente maná para cada día. ¿Podría Jehová haberles dado maná para toda una semana...

para todo un mes...

para todo un año?

Por supuesto.

Entonces, ¿por qué les daba solo lo de cada día?

Pensemos un poco.

Cuando los israelitas salían de sus tiendas de campaña cada mañana, no tenían ninguna duda de que habría maná.

Y sabían perfectamente quién se lo había dado.

Jehová nunca dejó de darles lo que necesitaban, no les falló ni un solo día.

Ellos sabían que, en el pasado, Jehová siempre les había dado lo necesario a sus siervos leales.

Nosotros también conocemos la historia de esos siervos leales y podemos estar seguros de que Jehová sabe exactamente lo que necesitamos hoy y lo que necesitaremos mañana...

y así será siempre.

Pero si estamos tan seguros de eso, ¿por qué aún sentimos ansiedad de vez en cuando?

Porque, a pesar de que hacemos nuestro mejor esfuerzo por servirle a Jehová, somos imperfectos y vivimos en un mundo malvado.

Las dificultades pueden hacer que nos olvidemos de esperar en Jehová y de ir un día a la vez.

Por eso, analicemos la segunda sugerencia para hacerle frente a la ansiedad: abrirle nuestro corazón a Jehová y desahogarnos con él.

Lean conmigo las tranquilizadoras palabras de Filipenses 4, versículos 6 y 7: Notemos que Pablo no solo dijo que no nos inquietáramos; también nos dijo cómo lograrlo.

Dijo que hiciéramos ruegos, es decir, oraciones específicas cargadas de sentimiento.

¿Y cuál será el resultado?

La paz de Dios guardará nuestros corazones.

La palabra “guardará” se traduce de una expresión militar que se refería a la labor de los centinelas de una ciudad.

Sus habitantes dormían tranquilos porque sabían que la ciudad estaba protegida.

De forma similar, cuando tenemos “la paz de Dios”, nuestra mente y nuestro corazón están tranquilos.

Esa paz nos protege para que la inquietud y el temor no nos venzan.

Leamos las animadoras palabras del Salmo 4, versículo 8: Cuando usted se sienta atrapado, cuando no vea la salida a sus preocupaciones, la paz de Dios le hará sentir la confianza de que las cosas pueden mejorar.

Ahora bien, ¿qué le toca hacer a usted?

Desahogarse con Jehová, contarle todas sus preocupaciones.

De hecho, en 1 Pedro 5:7, Jehová lo invita a echar sobre él toda su inquietud —y a dejársela— porque él se interesa por usted.

Jehová es el único que de verdad comprende cómo se siente.

Conoce todo lo que le ha pasado en la vida, así que entiende sus reacciones y sentimientos.

Él ve sus imperfecciones, su ansiedad, sus preocupaciones, su dolor...

pero lo tiene en alta estima, lo ama.

Y Jehová no solo tiene el poder de ayudarlo, sino que de verdad desea hacerlo.

Saber esto debería motivarlo a orar de manera específica, a expresar sus emociones más profundas y a suplicarle que le permita sentir paz.

Cuanto más le abra su corazón a Jehová, más claro verá el cumplimiento de 1 Pedro 5:10: él lo hará firme, él lo hará fuerte, él lo sostendrá. Nunca subestime el poder de la oración.

Jehová quiere ayudarlo a perseverar...

un día a la vez.

La tercera sugerencia para hacerle frente a la ansiedad es leer la Biblia y meditar en ella: dejar que Jehová nos hable.

Llenemos la mente de las ideas positivas que contiene la Palabra de Dios.

Veamos cómo expresó el salmista su propia angustia en Salmo 94:19: En otra versión, el escritor habla de los “muchos dolores que atormentaron” su corazón.

Es reconfortante saber que hasta escritores de la Biblia se sintieron abrumados por la ansiedad.

Leímos que Jehová consoló el corazón angustiado del salmista, lo acarició, por decirlo así.

Lo mismo puede hacer Dios por nosotros.

Recordemos que él nos habla mediante su Palabra inspirada, la Biblia.

En vez de dejar que nuestros pensamientos negativos nos dominen, llenemos la mente de cosas constructivas, como las que mencionó el apóstol Pablo aquí, en Filipenses 4:8: En la edición revisada en inglés, la nota del versículo 8 explica que “considerando” significa pensar o meditar.

Así que tenemos que meditar en las ideas positivas de la Biblia, en vez de dejar que los pensamientos negativos echen raíces en nuestra mente y nos generen ansiedad.

Pídale a Jehová ayuda para encontrar pasajes bíblicos que consuelen su corazón.

Pregúnteles a otros hermanos qué textos les hacen sentir alivio en momentos de angustia.

Puede hacer su propia lista de textos bíblicos y sacar tiempo para leerlos y meditar en ellos.

La meditación permite que estos pasajes penetren en su corazón y que los pensamientos de Jehová tengan un efecto profundo en usted.

Imagine que Jehová le está hablando directamente, porque en realidad es así. Nunca subestime el poder de la Palabra de Dios, de dejar que Jehová le hable directamente.

La cuarta sugerencia para hacerle frente a la ansiedad es contarle a un buen amigo cómo nos sentimos.

Proverbios 12:25 dice: Esa “buena palabra” puede venir de algún hermano a quien Dios haya motivado con su espíritu santo y guiado con su Palabra.

Cuando el apóstol Pablo estaba bajo arresto y solo, le pidió fuerzas a Jehová, y él le proporcionó justo lo que necesitaba.

Lleno de gratitud, Pablo escribió lo que leemos en Colosenses 4:11: “Mis colaboradores [...] han venido a ser para mí un socorro fortalecedor”, o un gran consuelo.

¿Qué puede hacer usted si siente que la ansiedad lo tiene cautivo?

Como Pablo, acuda a Jehová.

Pídale ayuda para encontrar a alguien maduro con quien pueda hablar de sus sentimientos.

Quizás Jehová responda su oración por medio de un anciano o de otro hermano o hermana.

Pero ¿qué puede hacer si le cuesta abrirse, si le resulta difícil hablar de cómo se siente?

Ponga en práctica el consejo publicado en “La Atalaya” del 1 de marzo de 1997.

El artículo “¿Tenemos miedo de confiar en otros?” decía lo siguiente: Aunque puede que a usted le cueste hablar con otros, nunca subestime el poder de nuestra hermandad.

Jehová puede valerse de un hermano para calmar su angustiado corazón.

Incluso cuando no tenga a nadie con quien hablar, puede recibir ánimo de las experiencias, las canciones y los discursos de JW Broadcasting®.

Véalos como el abrazo cariñoso de un amigo.

Sí, cuando ponemos de nuestra parte, le damos a Jehová algo que bendecir.

Él puede ayudarnos a superar problemas que parecen imposibles de superar.

Puede que la ansiedad no desaparezca, pero podemos aprender a controlarla.

¿Cómo?

Recordemos las cuatro sugerencias: primero, seguir esperando en Jehová y tratar de ir un día a la vez.

Segundo, abrir nuestro corazón a Jehová y desahogarnos con él.

Tercero, leer la Biblia y meditar en lo que leemos, dejar que Jehová nos hable.

Y cuarto, contarle a un buen amigo cómo nos sentimos.

Con la ayuda de Jehová, podemos hacerle frente a la ansiedad un día a la vez.

Como recordarán, les conté de alguien que comparó con un terrible monstruo la ansiedad que siente.

Les alegrará saber que la hermana que nos escribió la carta antes mencionada está aquí hoy con nosotros para hablarnos de su situación.

Les presento a Jordan Williams y a su esposo, Robert.

Gracias por estar dispuesta a hablarnos de la lucha que libras contra la ansiedad.

Cuéntanos más, por favor.

La verdad es que me da vergüenza sentirme así.

Me siento culpable, como si estuviera haciendo algo malo, como si, por mi ansiedad, le estuviera fallando a Jehová, e incluso desobedeciendo a Jesús, quien nos mandó: “Dejen de inquietarse”.

Pero es que no puedo.

Gracias por tu sinceridad.

Robert, ¿cómo ayudas tú a Jordan a combatir la ansiedad?

Es verdad que este problema es como un monstruo que está siempre al acecho y del que no logramos escapar.

Entender que ella no tiene la culpa me ayuda a ser más paciente y atento, y a escucharla con empatía cuando trata de explicarme sus preocupaciones, aunque yo no lo entienda del todo.

Jordan, ¿qué otras cosas has visto que te ayudan?

Lo que más me ayuda es andar con Dios, pero literalmente, o sea, salir a caminar con él.

Cuando me levanto y estoy tan ansiosa que siento que no puedo ni respirar y tengo el pecho apretado, leo el capítulo de la Biblia en el que se basa el texto del día y salgo a dar un paseo de una hora para hablar con Jehová.

Trato de usar la oración modelo para ordenar mis ideas.

Primero, le pido que su nombre sea santificado y le digo lo privilegiada que me siento de llevar su nombre.

Luego, le hablo de su Reino, que acabará con todos los problemas, hasta con la ansiedad.

Y, finalmente, le hablo de su voluntad, de que deseo hacer lo que él espera de mí ese día.

Casi siempre, estas tres cosas abarcan todo lo que me preocupa.

Pero, si queda algo más, le hablo específicamente sobre eso.

¡Qué linda esa idea de “caminar” con Jehová!

¿Qué más haces para hacerle frente a la ansiedad?

Estudiar a fondo temas bíblicos me ayuda muchísimo, sobre todo si no tienen nada que ver con la ansiedad.

Por ejemplo, si analizo el tema de la armadura espiritual o el rescate, distraigo al “monstruo de la ansiedad”, y me siento más tranquila.

Mientras estudio, voy descubriendo perlas de sabiduría divina.

Y algunas de ellas son justo lo que necesito para combatir la ansiedad.

¿Algo que te haya sido particularmente útil?

Sí.

Tengo una colección de notas con la etiqueta “Ansiedad” en la sección “Estudio personal” de JW Library®.

Allí incluyo textos bíblicos y comentarios que me han ayudado a hacerle frente a la ansiedad.

Tengo anotados algunos puntos de un discurso que escuché en la asamblea regional del 2014.

Estaba basado en el capítulo 6 de Mateo, y el discursante mencionó seis pasos que pueden ayudarnos a superar la ansiedad.

¿Cuáles son esos pasos?

Son: hacer cosas por los necesitados, orar mucho, saber perdonar, no ser hipócrita, acumular tesoros en el cielo y centrarse en asuntos espirituales.

Al regresar de la asamblea, escribió esos seis puntos en unos imanes y los puso en la puerta del refrigerador.

Trato de hacer cada una de esas cosas todos los días.

Cuando he cumplido con una, le doy vuelta al imán.

Así sé lo que me falta.

Si veo que ha girado los imanes, sé cómo está ella.

Pero si no ha podido hacerlo, sé que no se siente bien.

No es un buen día.

—Hay que hacer algo más.

—¡Bien! Es un buen medidor.

Y ¿qué crees que los demás podemos hacer para ayudar a quienes sufren de ansiedad?

Me gusta cuando los hermanos son comprensivos, tratan de no juzgarme y me dan mi espacio (eso es muy bueno).

También agradezco mucho que no me pongan una etiqueta y digan: “Es que ella siempre es así, es muy ansiosa, no va a cambiar”.

Incluso, a veces se me olvida que Jehová me valora.

Así que es de gran ayuda que me lo recuerden, que me digan que a él le complace lo que estoy haciendo y que me recuerden todas las cosas buenas que he hecho por Jehová en el pasado.

Oye, cuéntale a Ron del platito roto.

Ah, sí.

Sí, háblanos de eso.

Pues, hace poco, leí sobre un arte japonés llamado “kintsukuroi”.

Consiste en recomponer una pieza rota de cerámica rellenando las grietas con un esmalte que contiene oro o plata.

La idea es que la pieza viene a ser más preciosa porque ha sufrido daño.

Y eso para mí tiene mucho sentido, porque yo siento que la ansiedad me ha hecho pedazos.

Pero Jehová me rescató mediante Jesús, y ese rescate vale oro.

Él tomó todos mis pedacitos destrozados por la ansiedad y los pegó.

Quizás ahora yo sea más útil para Jehová por haber sufrido daño.

¡Qué valiosa reflexión!

Gracias.

¿Algo más que suelas hacer para combatir la ansiedad?

A veces la ansiedad no me deja pensar con claridad, así que le digo a Robert: “¿Me ayudas a pensar sobre esto?”.

Compramos una pizarra y la pusimos en mi oficina para cuando eso sucede.

Allí anotamos todo lo que le preocupa en ese momento.

Y, al escribir todas sus inquietudes, nos damos cuenta de que algunas son de ayer y ya se solucionaron, así que las borramos.

También vemos que algunas son para mañana, y de eso no hay que preocuparse todavía.

Otras tienen todas una misma raíz.

Y, una vez que identificamos el problema, podemos atacar eso solamente.

Mi lucha contra la ansiedad es constante.

Siempre me ataca de distintas formas y tengo que adaptarme.

Pero Jehová jamás me deja luchar sola contra la ansiedad.

No entiendo por qué me quiere tanto, pero la verdad es que no tengo por qué entenderlo.

Solo debo creerle.

Él no me va a mentir.

Es cuestión de que yo acepte y agradezca su amor.

Apreciamos mucho que nos hayas contado cómo te sientes.

Estamos seguros de que Jehová y Jesús se sienten orgullosos de ti.

Y sabemos que quienes nos escuchan se beneficiarán muchísimo de lo que nos has contado.

Muchas gracias por venir.

La ansiedad puede atacarnos en cualquier momento de nuestras vidas, incluso en la niñez.

Crecer en este sistema ya es duro.

¡Imagínese si encima tuviera que luchar contra un trastorno que elevara su ansiedad a un nivel insoportable!

Veremos la animadora historia del hermano Steing Dott, quien aun así siguió esforzándose por servir a Jehová.

¿Qué le permite hacer frente a su problema un día a la vez?

Me llamo Steing Dott.

Nací en 1988 en Darwin, una ciudad del norte de Australia.

Cuando tenía 8 años, me di cuenta de que mi vida era cada vez más difícil.

Me diagnosticaron TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo y síndrome de Tourette.

Por si fuera poco, me dijeron que sufría un trastorno de ansiedad grave.

Mi madre cuenta que aquello afectaba a toda la familia.

Yo gritaba constantemente “¡buenas noches!” a cada miembro de mi familia.

Además, andaba todo el tiempo por casa revisando si las puertas y las ventanas estaban cerradas.

Ir a la escuela fue la peor experiencia de mi vida.

Mi escuela estaba aproximadamente a 500 metros o 540 yardas de mi casa, pero me tomaba al menos dos horas llegar hasta allí por culpa de una de mis obsesiones: si pisaba una de las grietas del suelo al caminar, tenía que volver a mi casa y empezar de nuevo.

Mi vida era una lucha constante y, al ir creciendo, la situación no hizo más que empeorar.

Cuando tenía diez años, llegué al punto de querer acabar con mi vida; pensaba que así le haría la vida más fácil a mi familia.

Pero entonces empecé a tomar medicinas, y aquello mejoró las cosas un poquito.

Aun así, mi vida todavía seguía siendo insoportable.

Tenía una lucha constante en mi mente.

Me lavaba las manos centenares de veces al día.

No salía de casa.

No podía conseguir la licencia de conducir.

Y no podía trabajar.

Lo que me ayudó a cambiar mi vida fue la fe inquebrantable de mi madre.

Ella planchaba mi ropa para la reunión y la colgaba en la puerta; lo hizo incluso durante la época en que yo no estaba bien para ir.

Lo que ella no sabía es que, cuando se marchaba con mi hermana a la reunión, yo intentaba leer la Biblia.

También comencé a orarle a Jehová.

Entonces, un día pensé: “Voy a intentar ir”.

Así que me vestí, me alisté y me fui a la reunión.

Cuando llegué al Salón del Reino, estaba completamente aterrorizado.

Estaba muy nervioso.

Pero al entrar vi a un anciano que me visitaba a menudo, y él me hizo sentir muy tranquilo.

La impresionante bienvenida que me dieron los hermanos hizo que volviera a sentirme parte de la organización de Jehová.

El texto que me ayudó mucho fue 1 Pedro 5:7, que dice: Me hacía sentir que tenía un amigo muy poderoso; que Jehová deseaba que echara sobre él todas mis inquietudes porque me amaba.

El 4 de septiembre de 2010 fue el día más importante de mi vida.

Aquel día me bauticé como testigo de Jehová en un estadio de la ciudad de Adelaida.

Ahora soy siervo ministerial.

También doy discursos públicos, y eso es algo que nunca pensé que llegaría a hacer.

Además, pude asistir a toda la escuela de precursores.

Lo hice después de dos intentos, porque aquel entorno me recordaba mucho a los años que pasé en la escuela y me produjo ansiedad otra vez.

Así que la tercera fue la vencida.

Y jamás hubiera conseguido todo esto sin la ayuda de Jehová.

El 6 de agosto de 2016, me casé con mi preciosa esposa, Laura.

Ella me ayuda a servir a Jehová, y los dos le servimos juntos cada día.

Igual que el apóstol Pablo, todavía siento que a veces tengo una lucha interior.

Pero tengo muy claro que Jehová nunca me ha abandonado.

No dejemos de servir a Jehová, porque él jamás nos dejará a nosotros.

¿Notaron qué fue lo que le cambió la vida a Steing?

La fe inquebrantable de su madre, el cariño de la congregación y, sobre todo, el apoyo de Jehová.

Dijo que Jehová es “un amigo muy poderoso”.

¡Y claro que lo es!

Steing superó enormes obstáculos, pero ¿pudo librarse de la ansiedad?

Pues no.

Explicó que, al igual que el apóstol Pablo, de vez en cuando tiene una lucha interna.

¿Se siente usted así también?

El siguiente video musical nos recuerda que, a pesar de las preocupaciones cotidianas, podemos sentir paz y ser felices.

Se titula “Cada día traerá su inquietud”.

♪♪ Yo sé que pronto Dios traerá un mundo mejor, un Paraíso de amor, sin penas ni dolor.

Pero, en este mundo de maldad, el miedo a lo que pasará es como un fuego, una obsesión, que me quema el corazón.

Y me cuesta ser feliz.

(ESTRIBILLO) Pero voy a orar a Jehová, pues sé que no me fallará, él me hará sentir en paz.

Y volveré a sonreír, librarme de temores y del miedo al porvenir.

Cada día traerá su inquietud.

Tengo que aprender a vivir día a día, pasito a paso.

Siempre con Jehová.

Adiós, ansiedad.

Por eso, amigo, escucha bien lo que te contaré: no te debes angustiar por mañana o por ayer.

Piensa en lo que Dios te da: su espíritu y tu hermandad.

A su Hijo amado entregó y así te demostró su amor.

Si quieres ser feliz (ESTRIBILLO) tienes que orar a Jehová, pues él jamás te fallará, él te hará sentir en paz.

Y volverás a sonreír, librarte de temores y del miedo al porvenir.

Cada día traerá su inquietud.

Tienes que aprender a vivir día a día, pasito a paso.

Siempre con Jehová.

Adiós, ansiedad.

(ESTRIBILLO) Voy a orar a Jehová, pues sé que no me fallará, él me hará sentir en paz.

Y volveré a sonreír, librarme de temores y del miedo al porvenir.

Cada día traerá su inquietud.

Voy a aprender a vivir día a día, pasito a paso.

Siempre con Jehová.

Adiós, ansiedad.

Adiós, ansiedad. ♪♪ “Piensa en lo que Dios te da: su espíritu y tu hermandad”.

Sí, él siempre está con nosotros, nunca nos fallará.

¡Qué animador ha sido recordar eso!

El apoyo de nuestra hermandad, de amigos que también aman a Jehová, no tiene precio.

Esta historia, que nos viene de Japón, nos lo demuestra.

Las hermanas Takako Sato y Hisako Wakui han sido compañeras de precursorado desde 1957.

Veamos cómo su amistad les ha ayudado a servir a Jehová con alegría.

Somos compañeras de precursorado.

Llevamos más de sesenta años predicando juntas.

En 1956, yo era la única testigo de Jehová en la prefectura japonesa de Nagano.

Aunque estaba sola, solicité servir como precursora regular.

Para mi sorpresa, me nombraron precursora especial.

Me puse tan contenta que me eché al suelo y empecé a rodar de un lado a otro sobre el tatami con la carta de nombramiento en la mano.

¡Me sentía muy feliz y agradecida!

Al nombrarme precursora especial, me enviaron a Nagano, y allí es donde conocí a Hisako.

Takako y yo nos concentramos en nuestro ministerio.

Cuando se estableció un grupito en un lugar aislado, tuve que dirigir las reuniones y cubrirme la cabeza, ya que no había ningún hermano.

A veces, la información para las reuniones estaba en inglés, y no entendíamos nada.

Pero quienes asistían se iban a casa contentos con tan solo escuchar los textos bíblicos.

Aquello me hizo ver el gran poder que tiene la Palabra de Dios.

Después nos enviaron a la ciudad, y aunque no encontrábamos a casi nadie en casa estábamos decididas a buscar a las personas.

Así que cambiamos nuestro horario de predicación y hablábamos en la calle con quienes iban a trabajar.

Aprovechábamos cualquier oportunidad.

Cuando encontrábamos a alguien en casa, siempre intentábamos dejar una pregunta pendiente para la siguiente visita.

En poco tiempo, ya dirigía 10 cursos bíblicos.

Takako siempre parece contenta, pero ha tenido que luchar con varias enfermedades.

A veces, estaba tan mal que no podía ni salir a predicar.

Tenía una grave enfermedad de la piel.

No soportaba ver la imagen de Job en la revista, así que la tapaba con un papel.

Pero Jehová usó el ejemplo de Job para ayudarme.

Aprendí que cuando aguantamos las pruebas damos alabanza a Dios.

He estado enferma en muchas ocasiones.

En una de ellas, recibí una carta de la sucursal que decía: “Puede que en estos momentos su servicio se vea limitado.

Sin embargo, piense en todo lo que ha hecho hasta ahora para alabar a Jehová y en todas las personas a las que ha ayudado a conocer la verdad.

Puede sentirse muy feliz de saber que Jehová la ha usado de tantas maneras”.

No podía dejar de llorar al sentir tan de cerca el cuidado de Jehová y su organización.

Además, Hisako me cuidó muy bien y oraba conmigo.

Es cierto que nuestra personalidad y forma de pensar son diferentes, pero nos esforzamos por entendernos la una a la otra.

Nuestro mayor deseo siempre ha sido servir a Jehová a tiempo completo.

Durante sesenta años hemos tenido una vida maravillosa sirviendo a Jehová.

Jehová nos ha ayudado en los momentos difíciles mediante su Palabra, su organización y los hermanos.

He experimentado lo que dice la Biblia: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso”.

Me siento identificada con el salmista que dijo que, cuando sus pies se movían con inseguridad, la bondad amorosa de Jehová lo sostenía.

Aunque no tenemos ni fuerzas ni habilidades, hemos podido ser precursoras todo este tiempo.

Me siento muy feliz.

Todo gracias a Jehová.

Como el apóstol Pablo, estas hermanas han aprovechado muy bien su soltería.

Y llevan más de sesenta años en el servicio de tiempo completo.

Se enfrentan a dificultades a diario y tienen que sobrellevar los achaques de la vejez, pero su intenso deseo de servir a Jehová sin reservas las llena de alegría y satisfacción.

Hoy cerca de 20.000 hermanos y hermanas sirven a Jehová sin reservas en Betel.

¿Qué los motivó a ofrecerse para este servicio especial de tiempo completo?

¿Cómo los ha bendecido Jehová?

¿Qué es lo mejor que puedes hacer si tienes esa meta?

¿Cuáles son los requisitos?

Mi amigo, Patrick LaFranca, nos ayudará a contestar estas preguntas y algunas más.

Bienvenido, Pat.

Gracias, Ron.

Ver que tantos millones de personas han decidido servir a Jehová nos llena de felicidad.

Y miles más se nos unen cada semana.

No hay duda de que Jehová está acelerando la obra.

¡Qué emocionante!

Pero para seguir predicando, haciendo discípulos y alimentando espiritualmente al pueblo de Dios alguien tiene que dedicarse a la producción de biblias, publicaciones, grabaciones y videos.

Betel es un lugar maravilloso.

Allí, cristianos maduros sirven a Jehová en estrecha colaboración con los hermanos de Cristo con el fin de satisfacer las necesidades de la hermandad mundial y apoyar la predicación.

Todos son siervos de Jehová dedicados y bautizados que trabajan en unidad y componen una verdadera familia.

Ellos han visto cumplidas de forma muy especial las palabras de Salmo 133:1: Nos da mucho gusto tener en Betel a tantos hermanos que han decidido hacer más por Jehová y esforzarse por alcanzar este privilegio de servicio.

¿Has pensado en ponerte esa meta?

Ofrecerse para servir en Betel es como llamar a una puerta que lleva a muchos privilegios en el servicio a Jehová.

Claro, para servir en Betel hay que ser sacrificado y estar dispuesto a trabajar donde sea necesario.

El profeta Isaías mostró esa actitud, como leemos en Isaías 6:8: Cuando a Isaías se le presentó la oportunidad de hacer más en el servicio a Jehová, la aceptó encantado, y eso que no sabía exactamente qué trabajo tendría que realizar.

Pero para él fue suficiente saber que Jehová lo estaba invitando a llevar a cabo una labor especial, y quiso ofrecerse.

Esa es la misma actitud que tienen los hermanos de todo el mundo que sirven en Betel.

¿Cuál es el motivo principal por el que tantos hermanos deciden servir en Betel?

El amor a Jehová.

Ese amor nos motiva a poner los intereses del Reino por encima de los personales.

Como dice el libro Proclamadores en la página 295, este “no es un trabajo que les dé prominencia ni bienes materiales.

Su deseo es honrar a Jehová, y están contentos con las provisiones que reciben”, como el alimento, la vivienda y una pequeña ayuda económica para sus gastos personales.

¿Cuáles son algunas de las recompensas de realizar este servicio tan especial?

Los que se han ofrecido para servir en Betel han recibido muchas bendiciones.

El amor y la unidad que sentimos aquí no tiene punto de comparación.

No es como estar en una empresa en el mundo.

Aquí trabajas con tus amigos todos los días.

Cuando las personas piensan de la misma manera, tienen las mismas metas y se ayudan.

Así es Betel.

Puede que te encarguen una tarea que no has hecho nunca, pero hay muchos hermanos con experiencia que se interesarán por ti y que te ayudarán a realizarla.

Tanto en el análisis del texto diario como en el Estudio de La Atalaya de la familia Betel, escuchamos a los hermanos dar comentarios muy prácticos y valiosos que nos animan mucho.

Te das cuenta de que aman mucho a Jehová, y sus palabras te ayudan a hacer lo mismo.

Aquí en Betel tienes el mejor jefe que existe, Jehová.

Nadie valora tanto tu trabajo ni es tan considerado contigo como él.

Eso hace que lo ames mucho y que te sientas feliz de darle lo mejor de ti.

Cuando me pongo a pensar en todo lo que se hace en Betel —la producción y envío de publicaciones, los videos que vemos en las asambleas regionales y la traducción a tantos idiomas—, se me pone la piel de gallina.

Sea cual sea el trabajo que tenga que hacer aquí, estoy apoyando a los hermanos de Cristo, y eso me hace sentir muy muy bien.

Entonces, ¿qué tienes que hacer para servir en Betel?

Mis padres me ayudaron desde pequeño a que mi relación con Jehová fuera lo más importante, así que pasábamos el mayor tiempo posible en el ministerio, incluso en mis vacaciones.

Esto nos permitió estar centrados en las cosas espirituales, y a mí me ayudó a saber qué quería hacer con mi vida y a no distraerme con otras cosas.

A mí me encanta leer.

Entonces, un día, mi papá me preguntó: “¿Por qué no lees la Biblia?”.

Sé que es algo básico, pero la verdad es que nunca la había leído desde Génesis a Apocalipsis.

Para cuando acabé de leer la Biblia, mi forma de pensar había cambiado.

Y me convencí de que tenemos la verdad.

Además, la lectura me ayudó a seguir centrado en mi relación con Jehová.

Fue el primer paso para alcanzar las metas que me había propuesto.

En la congregación ayudaba a entregar las revistas.

También colaboraba con el sonido y la plataforma.

Esas tareas me enseñaron a ser trabajador, y me dieron la oportunidad de hacer más para Jehová.

Yo tenía la meta de ir a Betel, y los ancianos predicaban mucho conmigo.

Así que, cuando me sentí desanimado y pensé cosas como: “Es imposible”, “No voy a conseguirlo” o “Es demasiado para mí”, un anciano me mostró un texto de la Biblia en el que Jehová anima a Josué a ser valiente.

Eso me impresionó y me dio valor a mí también para alcanzar mi meta de servir en Betel.

Cuando visité Betel, me di cuenta de que los betelitas eran personas normales y de que tenían muchísimas cualidades que yo quería imitar.

Por ejemplo, eran muy hospitalarios y cariñosos.

Quería ser como ellos, y eso me dio más ánimo para lograr mi meta.

Para servir en Betel hay que cumplir ciertos requisitos.

Debes amar profundamente a Jehová y a su organización, y demostrarlo obedeciendo lo que dice la Biblia.

Debe ser evidente para los demás que eres una persona espiritual.

Debes respetar las normas morales de Jehová rechazando la impureza moral y la inmoralidad sexual.

Tu conciencia tiene que estar limpia ante Jehová.

Así te sentirás en paz contigo mismo y con la organización de Jehová.

Tu forma de vestirte y arreglarte debe ser ejemplar, la que se espera de un ministro cristiano, incluso en tu tiempo libre.

En Betel no se aceptan las modas estrafalarias, extremas o las que nos identifican con elementos indeseables del mundo.

Quien solicita servir en Betel no debe leer, escuchar o ver nada inapropiado para un cristiano.

Por supuesto, eso incluye pornografía, música degradante o cualquier tipo de entretenimiento que contenga inmoralidad sexual, ocultismo o violencia.

Los solicitantes deben tener entre 19 y 35 años.

A veces se acepta a alguien con más de 35 años porque tiene ciertas habilidades que se necesitan en Betel, como algún tipo de experiencia médica o técnica, habilidades para la traducción o habilidades para la construcción como la plomería o fontanería, la electricidad, el manejo de maquinaria pesada o la carpintería.

Invitamos a los que tienen habilidades y experiencia en estos campos a llenar la solicitud.

En vista de las características únicas del servicio de tiempo completo en Betel, debes tener buena salud mental, emocional y física, y ser capaz de trabajar jornadas largas.

Debes poder leer, escribir y hablar el idioma principal del territorio de la sucursal.

Esto te permitirá comunicarte bien con los demás que sirven en Betel, recibir la capacitación que necesites y trabajar con seguridad.

Los solicitantes se comprometen a servir por lo menos un año en Betel, tiempo en el que recibirán preparación para poder continuar su servicio allí.

No aconsejamos a los hermanos que vayan a la universidad o traten de obtener preparación especial con el objetivo de tener más posibilidades de que los llamen para servir en Betel.

La mejor manera de prepararse para trabajar en Betel es servir como precursor regular.

Betel necesita principalmente varones solteros.

Pero animamos a todos los que cumplan con los requisitos, incluidas las hermanas, a que soliciten servir como voluntarios temporales.

Ser voluntario temporal en Betel puede abrirte las puertas a otras facetas del servicio a Jehová.

Si estás interesado en servir en Betel, debes comunicárselo al comité de servicio de tu congregación, y ellos te darán acceso a las solicitudes en línea de Pero ¿qué solicitud debes llenar?

Como hay dos tipos, primero ora a Jehová y piensa detenidamente en tus circunstancias.

Una posibilidad es llenar la Solicitud para el programa de voluntarios (A-19), que es para los que desean servir temporalmente durante un periodo que puede ser desde una semana hasta muchos meses seguidos.

O puede que decidas llenar la Solicitud de ingreso en la Orden Mundial de Siervos Especiales de Tiempo Completo de los Testigos de Jehová (A-8).

Esta solicitud es para los que desean servir de forma prolongada, por un año o más tiempo.

Si el Comité de Sucursal opina que se necesitan tus servicios, ellos decidirán en qué lugar será más útil tu trabajo, si en Betel o quizás en un proyecto de construcción.

Entregar la solicitud puede darte la oportunidad de servir a Jehová y de ayudar a su organización de muchas maneras.

Aunque tengamos ese mismo espíritu de sacrificio, puede que, debido a nuestras circunstancias, no podamos servir en Betel.

Pero sí podemos animar a otros a que lo hagan.

Padres, imiten a siervos fieles del pasado como Ana y Elcaná, quienes estuvieron dispuestos a dejar que su hijo disfrutara de un privilegio especial.

Cultiven en el corazón de sus hijos el deseo de servir en Betel.

Fomenten su entusiasmo por el servicio de tiempo completo dándoles un buen ejemplo y expresándose de forma positiva sobre ese tipo de meta.

Si pueden, llévenlos a visitar la central mundial, en Nueva York (Estados Unidos), o la sucursal que atiende las necesidades del territorio en el que viven.

De ese modo, sus hijos podrán ver con sus propios ojos todo lo que se hace en Betel para fomentar los intereses del Reino.

Queremos que quienes sirven de ancianos también ayuden a los jóvenes que pueden hacer más por Jehová a llenar los requisitos para este servicio.

Jehová sigue extendiendo a todos la invitación de servirle más plenamente.

Tal como hizo en el tiempo de Isaías, hoy él pregunta: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”.

¿Contestarás como el profeta, que dijo: “¡Aquí estoy yo! ¡Envíame a mí!”?

Esfuérzate por alcanzar la madurez espiritual y sírvele a Jehová con empeño.

Al debido tiempo, tal vez puedas servir en Betel o en alguna otra emocionante faceta del servicio a Jehová, en la que aproveches al máximo la salud y las fuerzas con las que él te ha bendecido para darle la gloria que merece.

Sabemos que seguirás esforzándote por alcanzar tus metas, y ten la seguridad de que cuentas con todo nuestro cariño.

Gracias, Pat.

Esperamos que la información que el hermano LaFranca ha presentado motive a muchos más a imitar la buena disposición del profeta Isaías.

Jehová nos da tantas cosas para mantenernos ocupados con asuntos espirituales.

Por ejemplo, estamos deseosos de asistir a la asamblea regional de este año, cuyo título es: “El amor nunca falla”.

¿Les gustaría tener un adelanto del programa?

Aquí lo tienen.

El amor: ¿Se ha perdido?

¿Todavía existe?

¿Es un privilegio de los ricos?

¿De los poderosos?

¿Es posible encontrarlo?

En las asambleas regionales de los testigos de Jehová del 2019, se abordará el tema del amor: qué es el verdadero amor, dónde se puede encontrar y cómo podemos darlo y recibirlo.

Para Dios usted es muy importante.

Él quiere que sepa que, aun en este mundo lleno de odio, es posible hallar amor.

No se ha perdido.

Y el amor nunca falla.

Como hemos dicho, jamás debemos subestimar el poder que tiene la hermandad, en especial para apoyarnos en momentos de angustia.

Las asambleas reúnen a cientos, miles o decenas de miles de hermanos y son una excelente oportunidad para animarnos unos a otros.

¡Y este año tendremos 24 asambleas internacionales por todo el mundo!

Haga todo lo posible por conocer a más hermanos en la asamblea regional o internacional a la que asista.

Para finalizar el programa, visitemos a nuestros hermanos de Turquía.

En este país, en el que tuvieron lugar tantos sucesos de la Biblia, viven más de 80 millones de personas.

La nación tiene una ubicación ventajosa, pues sirve de puente entre Europa y Asia.

Fue aquí, cerca del monte Ararat —el pico más alto de Turquía—, donde se posó el arca de Noé.

Aquí estuvieron también las congregaciones de Colosas y Galacia, así como las siete congregaciones mencionadas en el libro de Revelación (o Apocalipsis).

Su territorio es amplio y el paisaje es muy variado.

Hay un publicador por cada 26.000 habitantes.

En Ankara, la capital, una sola congregación se esfuerza por predicar a casi cinco millones y medio de habitantes.

Muchas congregaciones en Turquía se centran en la predicación pública y tienen muy buenos resultados.

Conozcamos a la congregación de Hatay, que se reúne cerca de la ciudad de Antioquía de Siria.

Fue desde allí desde donde Pablo hizo sus viajes misionales.

Y también fue allí donde se llamó “cristianos” por primera vez a los discípulos.

Hoy esta región es conocida por su comida: sus muchas especias y frutas y sus deliciosos postres.

En años recientes, la zona se vio afectada por la guerra y la violencia.

Algunos de nuestros hermanos vivían tan cerca del conflicto que escuchaban las explosiones y los tiroteos.

Pese a la inquietud que les causaba esa amenaza, los 56 publicadores —incluidos 11 precursores regulares y 2 especiales— asistieron fielmente a las reuniones y nunca dejaron de predicar.

Nuestros hermanos de Turquía desean transmitir su cariño y enviar sus saludos a toda la hermandad.

Deseamos que estos hermanos tan fieles y entusiastas sepan que los queremos mucho.

Nos despedimos desde nuestra sede mundial.

Esto es JW Broadcasting.



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