¡Bienvenidos!
Este programa nos ayudará a mostrar amor y respeto en el matrimonio.
Veamos un avance.
¿Tiene problemas en su matrimonio porque su pareja se opone a la verdad?
Veremos cómo Alexandru fomentaba la paz en su matrimonio con amor y paciencia.
Y al final logró motivar a Dorina, su esposa, a servir a Jehová.
También veremos lo que hizo Claudius Johnson para enfrentarse a los cambios de la vida.
Y, en la canción de este mes, veremos lo maravilloso que puede ser un matrimonio que pone en práctica los principios bíblicos.
Este es el programa de marzo de JW Broadcasting®.
Jehová desea que, en el matrimonio, tanto el esposo como la esposa sean muy felices.
Cuando ambos cumplen con el papel que Dios les ha asignado y se tratan con amor y respeto, disfrutan de una amistad muy especial.
Si el patrón de conducta de la pareja se basa en principios bíblicos, su relación podría compararse a esta rueda: funcionará como se espera.
Pero, si desarrollan patrones de conducta malos, su relación se parecerá más a esta rueda que tengo aquí, y, como pueden ver, su vida no va a ser fácil.
Repasemos primero lo que Jehová espera del esposo y la esposa.
Luego, veremos que el amor y el respeto son claves para un matrimonio feliz.
¿Qué papel les asignó Jehová al hombre y a la mujer?
Al esposo le dio el papel de cabeza de la familia.
En Efesios 5:23 dice que “el esposo es cabeza de su esposa”.
Así que, en la familia, la decisión final la toma el esposo.
Con sus decisiones, demuestra que ama a su esposa y a sus hijos, y que toma en cuenta sus necesidades físicas, espirituales y emocionales.
1 Corintios 11:3 deja claro cómo Jehová espera que el esposo cumpla su papel.
Mientras lo leen, imagínense a Jehová diciéndoles a los esposos: “Sí, ustedes son la cabeza, Es como un padre que le dice a su futuro yerno: “Puedes casarte con mi hija, pero más te vale que la trates bien, porque te las vas a ver conmigo”.
El mensaje está muy claro, ¿no es cierto?
El esposo es responsable ante Jehová por cómo trata a su esposa.
Es algo en lo que los esposos tenemos que pensar.
¿Y qué papel asignó Jehová a la esposa?
Uno muy valioso: ser la compañera de su esposo.
Ambos tratan juntos los asuntos importantes y suman esfuerzos para alcanzar el éxito.
Claro, Jehová quería que la esposa estuviera en sujeción, es decir, que respetara la autoridad que tiene su esposo.
En Efesios 5:22 leemos: “En sujeción”.
Eso como que no suena muy bonito.
“¡Tienen que estar en sujeción!”.
Pero ¿es algo malo el que la esposa tenga que estar en sujeción a su esposo?
No.
La sujeción de la que habla la Biblia no hace de la mujer alguien inferior.
Es algo que tiene que ver con su función.
Ambos son colaboradores, y cada uno tiene un importante papel.
Pensemos en una pareja de patinadores sobre hielo.
Mientras los vemos deslizándose con elegancia por la pista, ¿verdad que no nos preguntamos: “¿Y por qué ella no lo sostiene a él?”?
Si comparamos el cuerpo del hombre con el de la mujer, nos queda muy claro quién debe cargar con el peso.
Sin duda, el patinador respeta y valora el papel de su compañera.
De igual modo, el esposo respeta y valora el papel que cumple su esposa mientras ambos trabajan juntos para que les vaya bien.
Ahora que hemos repasado el papel del esposo y la esposa, leamos juntos en Efesios 5:33 un principio fundamental para entender cómo espera Jehová que el esposo y la esposa cumplan con su papel.
Efesios 5:33 dice así: Lo que dice este texto no es ningún misterio: el esposo debe amar a su esposa y la esposa debe respetar a su esposo.
Pero hay algo más que este versículo nos enseña sobre el hombre y sobre la mujer.
Nos dice qué necesita cada uno de ellos: el hombre necesita que lo respeten y la mujer que la amen.
Eso no quiere decir que a los hombres no haya que quererlos y que a las mujeres no haya que respetarlas.
Pero sí es cierto que los hombres suelen valorar el respeto y la posición, mientras que para las mujeres es importante que haya una buena relación, confianza, amor.
Este principio fundamental nos ayuda a comprender por qué nuestro cónyuge se siente o actúa de determinada manera. Cada uno valora distintas cosas, y eso se refleja en numerosas situaciones.
Veamos tres aspectos de la vida de una pareja en los que esto que hemos visto del amor y el respeto se ve con claridad.
Veamos el primer aspecto: la forma de comunicarse.
Como para la mujer es importante que haya amor, cuando habla con su esposo, trata de que la conversación sea de amigos y de establecer una fuerte conexión.
Como quiere sentirse cerca de él, le cuenta todo lo que le ha pasado en el día...
y espera que él haga lo mismo: que le cuente todo.
Esposo, su esposa se sentirá amada si le demuestra —por su forma de comunicarse— que de veras se preocupa por ella.
Para ella es muy importante conversar con usted y contarle su vida, y le gusta que usted le abra su corazón.
Pongamos un ejemplo: una mujer le cuenta a su esposo algo que le sucedió durante el día.
Él empieza a sentirse aturdido y la interrumpe.
Tal vez cambia el tema o le dice: “Pues haz esto y esto”.
¿Y qué pudiera pensar ella?
“¿Por qué no es capaz de escucharme?
¿Será que ya no le importo?”.
Es importante que el esposo ponga toda su atención cuando su esposa le habla.
Puede que el esposo traiga muchas cosas en la cabeza después de un largo día de trabajo, y puede que, sin mala intención, llegue a pensar que lo que le está contando su esposa no tiene tanta importancia.
Quizá le parezca que son trivialidades, que sus problemas son sobre cosas cotidianas, mientras que las cosas de las que él habla son importantes, porque le sucedieron a él.
Su esposa se va a desanimar al sentir eso todo el tiempo.
Si el esposo muestra poco interés en las cosas que le suceden a su esposa, ella sentirá que es ella la que no le importa.
Los esposos podemos beneficiarnos mucho del consejo de Proverbios 20:5. Dice: ¡Qué buen consejo!, ¿verdad?
Esposo, si de verdad quiere saber lo que hay en el corazón de su esposa, déjela hablar.
Así demostrará que la ama. Para el hombre, la conversación cumple una función distinta.
Cuando la esposa le pregunta a su esposo: “¿Cómo te fue hoy?”, él dice: “Bien, como siempre”.
Pero quizás esa misma noche, en una conversación entre amigos, cuenta algo que le sucedió en el trabajo, y quizás ella se pregunte: “¿Y por qué no me contó eso a mí cuando le pregunté?”.
Como para el hombre es importante sentirse respetado, a menudo se vale de la conversación para ganarse el respeto de los demás.
Tal vez él siente que, como su esposa ya lo respeta, no tiene que contarle nada.
Algo que la esposa puede hacer para que su esposo le cuente más cosas es interesarse por su trabajo y por lo que le gusta.
Pero, si ella le dice: “¿Para qué me lo cuentas?
Yo casi no entiendo nada de eso”, se estará perdiendo de una parte importante de su vida.
Esposa, demuéstrele a su esposo que se siente orgullosa de lo que hace en su trabajo.
Escúchelo con atención cuando le cuente qué problemas tuvo y cómo los resolvió.
Puede que no le parezca muy interesante lo que hace, pero recuerde que es algo muy importante para él.
Hablemos ahora de la forma de resolver los problemas.
Pensemos en una pareja que necesita llegar a un lugar, pero se han perdido.
La esposa dice: “¿Y por qué no le preguntamos a alguien?”.
Ella piensa: “¿Qué le cuesta que preguntemos?”.
Y él piensa: “¿Qué le cuesta esperar a que yo encuentre el camino?”. Puede que él no quiera preguntarle a un extraño para no dar la impresión de que es incapaz de llegar solo.
En esta situación tal vez le cueste pedir ayuda porque prefiere no verse en una posición inferior.
Encontrar el camino se ha convertido en un reto y quiere demostrarle a su esposa que él puede solo.
¡Pero a la mujer ni le pasa esa idea por la cabeza!
Para ella preguntar no es nada del otro mundo; solo se trata de pedirle ayuda a alguien que la puede dar.
Leamos lo que dice la Biblia en 1 Corintios 7:33: Esposa, su esposo se preocupa por ganarse su aprobación y respeto.
Claro, el esposo debe ser equilibrado para que su deseo de recibir respeto no se vaya a los extremos.
¿Qué tiene de malo preguntar o pedir ayuda?
Y también es importante que la esposa no pierda la paciencia y cuide qué dice y cómo lo dice siempre que su esposo esté tratando de resolver algún problema.
Si la esposa tiene siempre presente que la intención del esposo es hacer lo que sea mejor para su familia, se esforzará por ser comprensiva y apoyarlo hasta en las cosas más pequeñas.
El apoyo que ella le da en esas cosas pequeñas le da seguridad y lo motiva a tomar la iniciativa en asuntos importantes, porque sabe que cuenta con la aprobación de su esposa.
Finalmente, hablemos de la forma de comportarse en público.
¿Ha estado con parejas que hacen esto?
Mientras uno cuenta una historia, el otro lo interrumpe constantemente para corregirlo.
O, mientras el esposo está tratando de dar ciertas instrucciones, la esposa lo corrige o lo contradice.
O el esposo dice cosas que hacen sentir mal a su esposa o la avergüenzan.
Primero veamos cómo Efesios 5:33 puede ayudar a la esposa en estas situaciones.
Como para el esposo el respeto es algo tan importante, ¿cómo se sentirá si su esposa lo corrige en público?
Se sentirá muy dolido si ella hace eso o se comporta de forma desafiante. En Proverbios 31:12 encontramos este recordatorio para las esposas: Esposa, cuando haya otras personas presentes —incluso los hijos—, intente no llevarle la contraria o corregirlo, ni lo haga a un lado para hacer usted las cosas.
Delante de otras personas, demuestre que respeta a su esposo por lo que le dice y cómo se lo dice.
Si usted lo respeta, los demás también lo harán, incluidos los niños.
Ahora veamos cómo Efesios 5:33 puede orientar la conducta de un esposo en público.
Primero es bueno que el esposo haga lo que se describe en Proverbios 31:28.
Vamos a leerlo. Dice: En este mundo es común ver a esposos que se burlan de sus esposas o dicen cosas que las rebajan.
Como para la esposa la amistad es algo que vale tanto, le duele que su esposo la rebaje solo para hacerse el gracioso.
Se siente fatal.
Esposo, su esposa siente que usted es su mejor amigo.
Le cuenta todo.
Hacer eso es traicionar su confianza, y ella sentirá que no la quiere.
Y, cuando hay que hablar de ciertos asuntos, lo mejor es esperar y hacerlo en privado, o por lo menos encontrar un rinconcito donde otros no escuchen lo que dicen.
Al no hacerlo en público, la esposa muestra respeto por su esposo y el esposo muestra amor por su esposa.
Hoy hemos visto tres situaciones en las que el principio de Efesios 5:33 puede ayudar a los matrimonios a actuar mejor.
El amor y el respeto ayudan en la forma de comunicarse, la forma de resolver los problemas y la forma de comportarse en público.
Un buen matrimonio requiere esfuerzo.
¿Cómo va el suyo?
¿Son sus patrones de conducta buenos, o malos?
¿Cómo se tratan?
¿Cuándo fue la última vez que hablaron del amor y del respeto?
El consejo de Efesios 5:33, que es perfecto, puede hacer feliz a un matrimonio que es imperfecto.
En palabras muy sencillas, Jehová, que es el Creador del matrimonio, nos explica parte de su esencia.
Nos dice qué es importante para el hombre y qué es importante para la mujer.
Para el hombre es particularmente importante el respeto, y la mujer necesita sentirse amada.
Solo si tomamos en cuenta este principio, tendremos un matrimonio que complazca a Jehová.
Si quiere que su matrimonio vaya sobre ruedas, como Jehová desea, haga todo lo que pueda para que el principio del amor y el respeto siempre rija su conducta.
¿Por qué estamos seguros de que los principios bíblicos pueden ayudar a un matrimonio?
Porque ayudaron a otros siervos de Dios en el pasado.
En el siguiente video, fíjense en lo que las esposas y los esposos pueden aprender del ejemplo de Sara.
Servir de precursores en un lugar de mayor necesidad no estaba siendo fácil.
Después de pasar todo el día predicando, tenía que preparar un discurso.
Menos mal que Jéssica se encargó de todo y así yo tuve tiempo para estudiar.
¡Es la mejor!
Pobrecita, estaba muy cansada.
Qué bueno que nos íbamos a ir a dormir pronto.
William y yo llevábamos un tiempo sin ponernos de acuerdo en nada.
Esa cámara era demasiado cara para nosotros.
Seguramente había algo más barato, pero no me hizo caso.
A veces siento que mi esposo no toma buenas decisiones.
Ojalá tomara en cuenta lo que le digo.
Pero, la verdad, ya me cansé de darle mi opinión.
“Tal como Sara obedecía a Abrahán y lo llamaba señor”.
En Hebreos 11 y en Isaías 51, también se habla de Sara como un ejemplo excelente para las esposas cristianas.
Pero los esposos también pueden aprender mucho de ella.
¿Qué puedo aprender yo del ejemplo de Sara?
Estuvo dispuesta “a viajar a lugares desconocidos para ella y comenzar una vida plagada de peligros y dificultades”.
Sara no se centró en sí misma, sino que siempre apoyó a Abrahán.
Igual que mi Jéssica.
Hace muchos sacrificios y nunca se queja.
Es maravillosa.
Tengo que demostrarle más lo valiosa que es para mí.
Sara fue sumisa y obedeció a su esposo, pero también le dio su opinión.
Ella amaba a su hijo y sabía lo que estaba en juego: Jehová iba a cumplir su promesa por medio de Isaac.
Aunque sabía que a Abrahán no iba a gustarle lo que ella tenía que decirle, no se quedó callada.
Seguro que pensó muy bien en lo que iba a decirle antes de hablar con él.
De hecho, “lo llamaba señor”.
Jehová la bendijo por ser leal y apoyar a su esposo.
Incluso le dijo a Abrahán que la escuchara.
Yo sabía que Jehová no iba a hablar con William para decirle que me escuchara.
Pero ¿estaba yo hablándole con respeto a mi esposo como lo hacía Sara?
Necesitaba contarle cómo me sentía, pero tenía que hacerlo de la forma correcta.
Esa noche hablamos, y poco a poco las cosas empezaron a mejorar.
Imitar a Sara fue muy bueno para nuestro matrimonio.
En el siguiente video, conoceremos a Claudius Johnson.
Aunque su esposa murió hace más de veinte años, podrán ver en su entrevista que, gracias a que se centró en el Reino y a que era una persona espiritual, pudo tener un matrimonio feliz durante más de cuatro décadas.
La oración es muy importante.
Antes de hacer cualquier cosa, le hago una oración a Jehová para pedirle su guía.
Nací en Panamá el 26 de marzo de 1923.
Me bauticé en agosto de 1946 en Cleveland, Ohio.
Y me hice precursor en enero de 1947.
Hay algunos versículos de la Biblia que han sido muy importantes en mi vida.
Uno de ellos es Salmo 55:22, que dice: Una prueba muy difícil fue presentarme ante las autoridades que decidirían si tenía que hacer el servicio militar.
Me registré, porque así lo pedía la ley, y me dieron la clasificación 1-A.
Tenía que hacer el servicio militar.
Así que hablé con los hermanos del Departamento de Asuntos Legales y me dijeron que apelara la decisión porque yo era precursor regular.
Tuve que presentarme ante la junta de reclutamiento, y me bombardearon con preguntas.
Recuerdo que lo que ellos decían era que, como yo tenía un trabajo de media jornada, no podían darme la clasificación de ministro religioso de tiempo completo.
Pero, como estaba dirigiendo unos 12 cursos de la Biblia en esa época, llevé copias de mis registros y se los mostré a la junta.
Entonces el presidente de la junta me preguntó: “¿Nos está diciendo que si fuéramos a hablar con todas estas personas nos dirían que usted estudia la Biblia con ellos todas las semanas?”.
Y yo dije: “Sí, señor”.
Mientras analizaban mi caso, yo le rogaba a Jehová: “Por favor, ayúdalos a tomar la decisión correcta”.
A los pocos días, me notificaron que ahora mi clasificación era la 4-D, es decir, la clasificación de ministro religioso.
Enseguida hice una oración y dije: “Muchísimas gracias, Jehová”.
Cuando servía como superintendente de circuito en Cuba, pasé por situaciones difíciles con algunos soldados.
Es complicado describir lo tensa que era la atmósfera en aquellos días.
Los rebeldes sentían que podían dispararle a cualquier persona, incluso a la gente de Batista, el hombre que estaba al mando del país.
No lo pensaban dos veces.
Una vez, estuve visitando una congregación en una zona montañosa y, cuando acabó la visita, tomamos el autobús para volver.
En el camino, dos soldados pararon el autobús y ordenaron a todos los hombres que se bajaran.
Empezaron a mirarnos uno por uno y mandaron a todos de vuelta al autobús.
Pero me miraron a mí y me dijeron: “Tú, quédate aquí”.
Me apuntaron con un rifle y me preguntaron: “¿Quién eres tú?”.
Yo les expliqué quién era, pero seguían apuntándome con el rifle.
Uno de los soldados le dijo al conductor del autobús que se fueran sin mí.
Me puse a orar con todas mis fuerzas a Jehová y recordé el texto de Proverbios 29:25: “Temblar ante los hombres es una trampa, pero el que confía en Jehová será protegido”.
Entonces el conductor me defendió y dijo: “¡No me iré sin él!
Este hombre es superintendente de circuito y toma siempre este autobús”.
Eso me hizo sentir que Jehová me estaba ayudando con sus ángeles.
Por eso siempre digo que no puedo vivir sin la oración.
Es una de las cosas más importantes de mi vida.
Cuando regresé a Estados Unidos seguí sirviendo a tiempo completo, ahora como superintendente de circuito sustituto.
Después, unos años más tarde, tuve que dejar el tiempo completo para cuidar de mi familia.
Hacer este cambio para cumplir con la responsabilidad de ser padre no fue nada fácil porque llevaba casi toda mi vida en el tiempo completo.
Pero tenía que confiar en Jehová.
Empezamos a predicar en las cárceles más o menos en mayo de 1974.
Te da mucha satisfacción y mucha alegría ver cómo la Biblia tiene un efecto tan poderoso en las personas y ver a delincuentes darle un giro completo a su vida.
La Biblia cambia la vida de las personas.
Por eso siempre tuve el deseo de volver a ser precursor.
Así que, cuando mi esposa falleció, sentí que era un buen momento para volver al servicio de tiempo completo.
Entonces, en 1998, volví a ser precursor.
Jehová ha sido muy bueno conmigo.
Ahora tengo 96 años y le doy las gracias a Jehová todos los días por la salud que tengo y por las fuerzas que me da para seguir sirviéndole.
¿Se dieron cuenta de que fue la oración lo que ayudó al hermano Johnson y a su familia a enfrentarse a tantos cambios?
¡Y sigue siendo igual de positivo aunque tiene casi 98 años!
¿Está casado con alguien que no sirve a Jehová o que incluso se opone a la verdad?
Entonces le gustará mucho la historia de Alexandru y Dorina Văcar.
Empecé a estudiar la Biblia en el año 1993.
En aquel entonces, tenía 43 años.
Mi esposa y yo llevábamos 19 años casados y teníamos dos hijos.
Cuando comencé a estudiar la Biblia, no sabía si me haría testigo de Jehová o no, pero acepté un curso bíblico.
Como mi esposo me lo pidió, comencé a estudiar la Biblia al mismo tiempo que él.
Pero yo solo estudié más o menos un año.
Después de eso, decidí dejar de estudiar.
Además, también le pedí a él que dejara de estudiar.
Le dije: “Dejemos esto, no es para nosotros.
Nosotros no lo entendemos”.
Pero él me dijo, de forma muy diplomática y calmada, que seguiría estudiando.
Cuando me di cuenta de que no iba a dejar el estudio, pensé: “Bueno, tú sigue.
Pero espera y verás.
Si de verdad quieres seguir, encontraré la forma de que dejes el estudio sin que te des cuenta”.
En cuanto veía que se arreglaba para ir a predicar, me molestaba muchísimo y comenzaba a cargarlo con muchas tareas de la casa.
Le pedía que me ayudara más con todo lo que había que hacer.
Antes de empezar a prepararse para las reuniones, mi esposo siempre me preguntaba de forma calmada y amable si podía hacerlo.
En cierta ocasión, cuando me lo preguntó, me enojé muchísimo con él y le dije que no, que no se podía preparar en aquel momento.
Había decidido que íbamos a limpiar juntos toda la casa a fondo, de arriba abajo.
Cuando terminamos, a medianoche, él me dijo muy calmado que si me podía ayudar con algo más.
Para él no era fácil aguantar todo lo que yo hacía para obligarlo a dejar de estudiar.
Y cuando se bautizó fue peor.
Pero él nunca me pagó con la misma moneda, siempre lo aguantó con calma.
En aquella época, yo trataba de entender por qué Dorina actuaba así, pero no era fácil.
Cuando me criticaba, cuando me contestaba de mala manera, a veces pensaba: “Creo que voy a dejar de estudiar.
No tiene sentido seguir así”.
Cuando le decía al hermano que me daba clases de la Biblia que iba a dejar de estudiar, él me animaba: “No, no te rindas, Alexandru.
Continúa, sigue estudiando.
No lo dejes ahora, no dejes de aprender de Jehová.
Es posible que tu esposa quiera estudiar la Biblia más adelante”.
Claro, aquellas conversaciones con mi maestro siempre me animaban y, al terminar la clase, veía las cosas de otra manera.
Yo siempre he querido a mi esposa; quería que estuviera a mi lado.
Durante ese tiempo, él me decía con frecuencia cuánto me quería.
Me lo decía muchas, muchas veces.
Y, a veces, él también me preguntaba si yo lo quería.
Algunas, le contestaba, pero otras, no le decía nada y solo sonreía.
Y luego pensaba: “Este hombre me quiere de verdad”.
Estaba muy impresionada por lo amable que era, muy impresionada.
Muchas veces pensaba: “Es un hombre y podría golpearme.
Podría exigirme que me sentara a estudiar la Biblia”.
Pero no, él nunca lo hizo.
Nunca me levantó la voz, nunca me dijo una mala palabra.
No, nunca.
Cuando ella veía que yo no le respondía igual, que no la trataba mal, que no le contestaba de forma brusca, con el tiempo cambió de actitud y se calmó.
Tal como él era, calmado y dulce, empezó a invitarme a las reuniones.
No dejó de hacerlo.
Y, a veces, yo aceptaba.
Poco a poco, comencé a asistir a las reuniones.
Me puse muy contento.
Estaba muy feliz cuando me dijo que quería volver a estudiar la Biblia.
En agosto de 2006 comencé a estudiar la Biblia de nuevo.
Y, en marzo de 2007, me nombraron publicadora no bautizada.
Ese mismo año, en julio, decidí bautizarme.
En la asamblea, yo estaba en el Departamento de Bautismo, así que tuve el gran honor de bautizar yo mismo a mi querida esposa.
Primera a los Corintios 13:4 dice que Ser paciente implica demostrar esta cualidad durante meses, años o incluso décadas.
No hay que rendirse nunca.
Y nunca pensar que alguien es un caso perdido.
Aunque Alexandru y Dorina tuvieron problemas en su matrimonio durante muchos años, Alexandru no perdió la paciencia.
Era tranquilo y cariñoso, así mantenía la paz, y con el tiempo Dorina aceptó la verdad.
Si su pareja no es creyente, recuerde el ejemplo de Alexandru y lo que él dijo: “¡No hay que rendirse nunca!”.
Eclesiastés 4:12 habla de “una cuerda triple” que “no se rompe fácilmente”.
Eso es aplicable a los matrimonios cristianos.
Pero ¿qué es eso de una cuerda triple?
¿Y cómo puede ayudar a los matrimonios?
Veremos las respuestas en el siguiente video.
Recuerdo que era verano y, bueno, estábamos de vacaciones, y con algunos hermanos y hermanas hicimos planes para ir a la playa.
Ese día la conocí.
Ya conocía a sus hermanas, pero a ella no.
Desde que éramos pequeñas, mis abuelos y mi tía nos ayudaron mucho a mis hermanas y a mí.
Ellos conocieron la verdad en Ecuador.
Como siempre vivimos cerca de ellos, yo y mis hermanas íbamos mucho a su casa.
Y ellos ayudaron a mis padres a enseñarme la verdad.
Los tres o cuatro primeros años de casados vivíamos a una hora y media de mi familia, y eso fue muy difícil porque yo estoy muy unida a mis hermanas.
Así que fue difícil estar lejos, bueno, para mí era lejos.
Supe desde muy joven que si uno se casa es fundamental buscar a alguien que ame mucho a Jehová.
Y recuerdo que siempre lo decían, mis padres y en las reuniones: “Busca a alguien que ame más a Jehová que a ti”.
Y eso no es tan fácil.
Pero yo encontré a alguien así.
Ella ama más a Jehová de lo que me ama a mí, y lo ha demostrado siempre en nuestro matrimonio.
Jehová siempre es lo primero para ella.
Y creo que esa es la clave para un matrimonio feliz.
Creo que la época más difícil que hemos vivido juntos fue nuestro primer año en la obra de circuito.
Ya era difícil irnos a vivir a miles de kilómetros de mi familia y comenzar una nueva vida.
Entonces, dos meses después murió mi abuelo y seis meses después murió mi mamá.
Y poco después también murió mi madre.
Fue una muerte tras otra.
Fue una época muy difícil para nosotros.
Estábamos destrozados por haber perdido a nuestras madres y al abuelo.
Muchas veces sentimos que no podíamos seguir en nuestra asignación.
Era demasiado.
Solo pasaron 8 meses y 10 días entre la muerte de mi suegra y la muerte de mi mamá.
La cuerda triple significa incluir a Jehová en todo lo que hacemos: leer la Biblia juntos, salir a predicar juntos y hacer las cosas del día a día juntos.
Cuando lo haces así, Jehová forma parte de tu matrimonio.
Siempre hemos pensado que leer la Biblia es importante.
Bueno, no lo pensamos, hemos comprobado que leer la Biblia juntos es muy importante.
Escogemos un libro de la Biblia, empezamos a leerlo y sentimos que eso nos mantiene unidos.
Los dos ya servíamos como precursores antes de casarnos.
Y, cuando nos casamos, buscamos la manera de seguir siendo precursores.
Queríamos asegurarnos de seguir dándole a Jehová lo mejor.
Así que siempre tenemos que confiar en Jehová.
Él es la mejor persona en la que podemos confiar.
Pasábamos mucho tiempo juntos viajando en auto, de ciudad en ciudad y de un estado a otro.
Así que teníamos tiempo para meditar, para hablar, para acercarnos más el uno al otro.
Porque no solo teníamos que confiar en Jehová, también teníamos que apoyarnos entre nosotros.
Entonces aprovechábamos esos viajes para hablar de las visitas, de los hermanos y de nuestros sentimientos.
Y creo que, de todos los años que hemos pasado en el circuito, esa fue la época más difícil de todas, pero también fue la época en la que más alegrías tuvimos.
Como dentro de nuestro matrimonio Jehová es una parte tan importante, sea cual sea el problema, si es algo que le está pasando a Peter o algo que me está pasando a mí, sabemos que Jehová va a estar ahí ayudándonos a estar unidos y fuertes.
Y, bueno, no solo incluimos a Jehová en las cosas espirituales, eso está más que claro.
Intentamos hacer todas las cosas como Jehová quiere.
Además de ir a las reuniones y a predicar, nos encanta hacer cosas juntos.
Nos gusta salir y pasar tiempo al aire libre.
Él es mi mejor amigo y yo soy su mejor amiga.
Cuando pasamos por momentos difíciles, le oramos a Jehová juntos y le decimos específicamente: “Jehová, ayúdanos con este problema”.
Las asignaciones que hemos tenido nos han ayudado a estar siempre unidos porque trabajamos juntos para lograr un mismo objetivo.
Seguir la misma rutina espiritual nos ha ayudado mucho durante los momentos difíciles de nuestra vida.
Jehová es nuestro Creador y el Rey Supremo, y él tiene el derecho de decirnos qué hacer.
Él nos dice cómo hacer las cosas y, cuando seguimos su guía, somos felices y nos va bien en la vida.
Vivimos en un mundo imperfecto, pero seguir su guía funciona.
Es así.
Lo hemos comprobado.
Cuando Jehová forma parte de un matrimonio, este es tan fuerte como una cuerda triple.
La Biblia usa otra expresión para referirse al matrimonio: “Serán una sola carne”.
Ese fue el título de una adoración matutina que presentó el hermano Ciranko.
Génesis 2:24 dice que, cuando un hombre y una mujer se casan, son “una sola carne”.
Pero pueden surgir estas preguntas: ¿Quién dijo esas palabras?
¿Qué significan?
¿Cómo demostramos que somos una sola carne?
¿Aparece en la Biblia algún matrimonio que fuera así?
Empecemos analizando el contexto.
Por favor, abran sus Biblias en Génesis, capítulo 2, y empecemos a leer en el 18.
Génesis 2.
Dice así: “Entonces Jehová Dios dijo: ‘No es bueno que el hombre siga solo.
Voy a hacerle una ayudante que lo complemente’ ”.
Sigamos en el versículo 21: “Por lo tanto, Jehová Dios hizo que el hombre se durmiera profundamente y, mientras dormía, le sacó una costilla y luego le cerró la carne.
Y, de la costilla que le había sacado, Jehová Dios hizo una mujer y se la llevó al hombre.
Entonces el hombre dijo: [Cita:] ‘Por fin alguien que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.
Será llamada Mujer, porque del hombre fue sacada’ [fin de la cita].
Por esa razón, el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su esposa y ellos serán una sola carne”.
La primera pregunta: ¿Quién dijo esas palabras?
¿Adán?
No. Lo único que Adán dijo aquí fueron las palabras poéticas del versículo 23, y lo sabemos por las comillas que indican que se abre y se cierra la cita.
Entonces, ¿habrá sido Moisés?
Porque él escribió el libro de Génesis...
No, él no estaba presente cuando Adán y Eva se casaron.
Él empezó a escribir unos 2.500 años después, y lo que escribió fue lo que Jehová le inspiró.
Tres escritores bíblicos usaron la expresión “una sola carne”: Mateo, Marcos y Pablo, y es Mateo quien nos da la clave para saber quién dijo esas palabras.
Vayamos a Mateo, capítulo 19.
Mateo 19.
Comencemos en el versículo 4.
Lo que Mateo escribió aquí eran palabras de Jesús: “Él [Jesús] les respondió: ‘¿No leyeron que el que los creó en el principio los hizo hombre y mujer, y dijo: [Comillas:] “Por esa razón, el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su esposa y los dos serán una sola carne”? [Comillas].
Así que ya no son dos, sino una sola carne.
Por lo tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe ningún hombre’ ”.
Aquí queda claro que Jehová fue quien dijo estas palabras, y eso debería ayudarnos a entender lo sagrado que es el matrimonio.
Como Jesús dijo, Dios los hizo hombre y mujer —dos géneros que se complementan—, y los unió en matrimonio como una sola carne.
Es interesante que el libro The Bible Exposition Commentary dice sobre esto: “Dios estableció el matrimonio, así que solo Dios puede decidir cómo debería ser [...].
Es una unión entre un hombre y una mujer.
Dios no creó dos hombres y una mujer, dos mujeres y un hombre, dos hombres ni dos mujeres.
Los ‘matrimonios grupales’, ‘homosexuales’ y otras variantes van en contra de la voluntad de Dios, sin importar lo que digan algunos psicólogos o juristas”.
“Ningún tribunal puede cambiar lo que Dios ha establecido”.
Y estamos de acuerdo con esos comentarios.
Ahora, la segunda pregunta: ¿Qué significan las palabras “una sola carne”?
Bueno, por supuesto, ser “una sola carne” abarca las relaciones sexuales, pero va más allá.
También significa que la pareja está unida en pensamientos, sentimientos y creencias.
Tienen las mismas metas y quieren lo mismo en la vida.
El biblista William Barclay tradujo así Mateo 19:5: “El esposo se unirá inseparablemente a su esposa”.
Así que, en el matrimonio, un hombre y una mujer se convierten en el mejor amigo del otro.
Ser “una sola carne” significa que uno debe pensar más en el otro que en sí mismo y que debe pensar en su cónyuge en todo lo que haga.
Así que, cuando alguien se casa, debe cambiar su forma de pensar de “mío” a “nuestro”; de “yo” a “nosotros”.
Deben dejar de pensar que siguen solteros y sentir de corazón que están casados, no solo en el papel.
En tercer lugar: ¿Cómo demostramos que somos “una sola carne”?
Es triste que hoy día mucha gente no se toma en serio el matrimonio.
En cuanto surgen dificultades, no intentan arreglarlas, sino que abandonan a su cónyuge.
Pero eso no es lo que hacemos los cristianos.
El matrimonio debe ser para toda la vida.
Después, en Mateo 19:9, Jesús enseñó que la única razón bíblica para romper el matrimonio es que un cónyuge cometa adulterio y el inocente decida no perdonarlo.
Y eso es debido a que las relaciones sexuales fuera del matrimonio destruyen la unión de “una sola carne” que Jehová creó.
Leamos lo que Pablo dijo sobre esto en 1 Corintios 6.
Primera a los Corintios 6:16.
Dijo: “¿No saben que cualquiera que se une a una prostituta llega a ser un solo cuerpo con ella?
Porque él dice: ‘Los dos serán una sola carne’ ”.
Así que quien comete adulterio se separa de su cónyuge y se convierte en “una sola carne” con una tercera persona.
Por lo tanto, esa es la única base bíblica para divorciarse.
Pero el divorcio es algo muy doloroso.
Como dijo un sociólogo: “El divorcio es como una cirugía drástica”.
Así que cortar el vínculo de “una sola carne” del matrimonio es como cortarse a uno mismo por la mitad.
Pero ¿y si no se cometió adulterio?
¿Y si, por alguna razón, dos personas casadas sienten que ya no se quieren?
El divorcio no es una opción.
En vez de eso, necesitan recordar lo que les atrajo de la otra persona y esforzarse por recuperar aquellos sentimientos.
Además, tienen que acudir a Jehová para que los ayude no solo a fortalecer su matrimonio, sino también su espiritualidad.
La cuarta pregunta es: ¿Hay algún ejemplo en la Biblia de una pareja que demostrara ser “una sola carne”?
Vayamos, por favor, a Romanos 16:3.
Romanos 16:3.
Aquí, Pablo dice: “Den mis saludos a Prisca [o Priscila] y Áquila, mis colaboradores en Cristo Jesús”.
Así que queda claro que Áquila y Priscila eran un ejemplo de una pareja muy unida que puso en práctica lo que Jehová dijo sobre ser “una sola carne”.
Y Pablo, que trabajó mucho con ellos, no pensaba nunca en Áquila sin pensar en el apoyo leal que le daba su esposa.
¡Qué buen ejemplo para las parejas cristianas hoy en día!
Y, las seis veces que aparecen en las Escrituras Griegas Cristianas, siempre se les menciona trabajando juntos, colaborando sin competir ni pelear.
Y nunca se menciona a uno sin mencionar al otro.
Trabajaban todo el tiempo juntos: en su casa, en su empleo y en el ministerio.
Seguro que fue el tiempo que pasaron juntos en las actividades cristianas lo que los ayudó a ser un matrimonio muy espiritual y a trabajar hombro a hombro para el Reino.
Bueno, puede que ustedes pasen gran parte del día separados de su cónyuge debido a sus responsabilidades.
Pero ¿podrían apartar tiempo todos los días para comer juntos, hacer las tareas del hogar, salir a caminar o para contarse cómo les fue y lo que hicieron durante el día?
Áquila y Priscila demostraron que hacer juntos cosas espirituales ayuda a tener la misma forma de pensar y las mismas metas, y eso fortalece al matrimonio.
Por ejemplo, actividades como estudiar juntos, participar en las reuniones, predicar juntos y orar juntos.
Hacer todo eso contribuirá a que los intereses, hábitos y prioridades de la pareja se vayan pareciendo más hasta que, como Áquila y Priscila, piensen, sientan y actúen como “una sola carne”.
Así que ¿quién dijo aquellas palabras?
Fue Jehová.
Además, ahora entendemos lo que significan: lograr sentirnos unidos a nuestro cónyuge.
Sin duda, podemos demostrar que somos una sola carne teniendo una relación estrecha con nuestro cónyuge y cuidando nuestro matrimonio.
Y, por último, tenemos un excelente ejemplo para imitar: el de Áquila y Priscila.
“Una sola carne”, “una cuerda triple”...
Cuando se ponen en práctica los principios bíblicos, el matrimonio es duradero y es feliz.
Eso es lo que veremos en la canción de este mes.
♪♪ Eres tú, la dueña de mi amor, solo tú, mi compañera.
Es tan hermoso ver tu fe y tu candidez.
Tenerte aquí me hace tan feliz.
Tus ojos son mi luz, no hay nadie como tú.
Te doy mi corazón, mi amor sin condición.
Estar unidos los dos es un regalo de Dios.
Te quiero de verdad, cada día más, mi dulce amor.
Eres para mí mi orgullo y mi primor.
Nomás a ti daré mi eterno amor.
Contigo es un placer servir a nuestro Dios.
Por siempre te daré respeto y devoción.
Estar unidos los dos es un regalo de Dios.
Te quiero de verdad, cada día más, mi dulce amor.
Estar unidos los dos es un regalo de Dios.
Por ti le quiero dar gracias a Jehová, mi dulce amor, mi dulce amor, mi amor. ♪♪ El tema del programa de este mes fue el amor y el respeto en el matrimonio.
El ejemplo de Sara muestra cómo debe una esposa darle sugerencias a su esposo y lo que puede hacer un esposo para demostrar que valora a su esposa.
Vimos lo importante que es orar cuando afrontamos cambios.
Y también vimos que, gracias al amor y la paciencia de Alexandru, su esposa aceptó la verdad.
Al incluir a Jehová en su matrimonio, las parejas pueden superar los problemas y servirle juntos.
Veamos ahora esta videopostal.
Este mes visitaremos a los hermanos de Guyana.
Este país, que tiene una población de más de 750.000 personas, se encuentra en el noreste de Sudamérica.
Es una tierra de exuberantes selvas, plantaciones de caña de azúcar y grandes praderas.
Las temperaturas son muy altas y hay mucha humedad.
Guyana es un país muy lluvioso.
De hecho, su nombre significa “tierra del agua”.
Estos hermanos sirven en la congregación de Charity, una zona de Guyana en la que los hermanos predican mucho a lo largo del río.
Más de la mitad de la población de Guyana vive en zonas rurales, y la mayoría en aldeas a lo largo de la costa.
Esto es Baramita.
Aquí se habla una lengua caribe.
Esta comunidad es conocida por la minería de oro.
La congregación tiene 119 publicadores, y entre todos dirigen una media de 228 cursos bíblicos al mes.
En Baramita también hay una Oficina Remota de Traducción.
Mucha gente vive adentrada en la jungla.
Y para encontrarla hay que caminar horas y horas.
La temporada de lluvias es muy larga.
Dura más de la mitad del año.
Así que viajar puede ser muy complicado.
Pero eso no detiene a los hermanos.
Estas son las casas típicas de la comunidad caribe de Baramita.
Los hermanos predican a todo el mundo, desde los agricultores de yuca hasta los mineros de oro.
Los hermanos de la congregación de Baramita les envían todo su cariño.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.