JW Broadcasting: Junio de 2017

¡Bienvenidos de nuevo a JW Broadcasting!

¿Alguna vez han perdido el ánimo por situaciones que estaban fuera de su control?

Hoy hablaremos de cómo ser felices a pesar de nuestras limitaciones.

Y veremos ejemplos tanto de tiempos bíblicos como de nuestro día que nos motivarán a seguir dándole lo mejor a Jehová.

Jonás tenía varias razones para sentirse desanimado y rendirse.

¿Cómo le ayudó Jehová a no perder la fe ni el ánimo?

¿Y qué valiosas lecciones aprendemos de él, las cuales pueden ayudarnos ante los problemas?

¿Podemos cambiar nuestra forma de ser?

Con la ayuda de Jehová y con mucho esfuerzo, sí podemos.

Este hermano nos dirá cuánto lo habían alejado de Jehová su estilo de vida y su personalidad.

Y nos explicará cómo volvió a tener una conciencia limpia y franqueza de expresión.

Jehová puede hacer que las tragedias causadas por el hombre se conviertan en oportunidades para que sus leales Testigos prediquen.

En este informe que nos llega de Grecia veremos cómo nuestros hermanos dan consuelo a los refugiados.

¡Este es el programa de junio de 2017 de nuestro canal, JW Broadcasting!

En la organización de Jehová están sucediendo cosas muy emocionantes.

Mes tras mes leemos artículos, vemos videos o escuchamos historias de hermanos que buscan nuevas maneras de trabajar para Jehová.

Ellos se mudan a lugares con más necesidad o se ponen la meta de asistir a la Escuela para Evangelizadores del Reino.

Otros apoyan obras de construcción, renovación o mantenimiento de Salones del Reino y otros lugares.

Sin duda, muchos de los que están viendo este programa ya están deseosos de empezar a servir en alguna de estas facetas.

¡Los animamos a hacerlo!

Estén seguros de que se sentirán satisfechos y recibirán muchas bendiciones de Jehová.

Por otro lado, puede ser que entre ustedes haya algunos que se sientan tristes porque piensan que sus circunstancias les impiden hacer tanto como quisieran.

¿Qué clase de circunstancias?

Quizás la edad avanzada, la mala salud, los problemas económicos o las limitaciones físicas.

Y es probable que los antecedentes familiares o los errores cometidos en el pasado nos hagan sentir que no podemos ser muy útiles para Jehová.

Todos sabemos que concentrarnos en nuestras limitaciones puede robarnos la felicidad y desanimarnos.

¿Cómo podemos evitarlo?

La Biblia contiene ejemplos de personas cuyas circunstancias estaban fuera de su control, por lo que pudieran haber parecido un obstáculo en su servicio a Jehová.

También habla de aquellos a quienes sus padres les pusieron un mal ejemplo y de otros que sentían culpa por sus errores del pasado.

¿Permitieron ellos que sus circunstancias o su pasado

les impidieran hacer todo lo que podían por Jehová?

¿Cómo los veía él?

¿Y cómo nos ve a nosotros?

Hoy responderemos esas preguntas.

Este discurso se titula: “¿Deja usted que sus circunstancias le impidan darle a Jehová lo mejor?”.

Hablemos de algunos siervos de Jehová que afrontaron circunstancias difíciles.

El primer relato que analizaremos es el de José, el cual está en el libro de Génesis.

José padeció injusticias de la peor clase.

Su situación era especialmente dolorosa porque, al principio, fueron sus parientes —precisamente quienes debían cuidarlo más— los que le hicieron más daño.

En Egipto, José fue esclavo y, más tarde, prisionero, así que realmente estaba limitado.

¿Pero cómo reaccionaría?

Era fácil que José se preocupara tanto por lo que no podía hacer que perdiera de vista lo que sí estaba a su alcance.

¿Se dejó dominar José por las circunstancias?

¡No! Más bien, decidió hacer todo lo que podía en su situación.

A propósito, veamos cómo actuó mientras fue esclavo de Potifar.

Leamos juntos Génesis 39:4. Dice:

Las circunstancias no impidieron que José trabajara con empeño.

Y tuvo la misma actitud mientras permaneció en prisión: se concentró en lo que sí podía hacer, a pesar del sufrimiento que las injusticias le provocaban.

El segundo ejemplo es el de Ezequías.

Era muy fácil que él se sintiera condenado por sus antecedentes familiares.

Tan solo veamos el terrible ejemplo que le puso su padre, Acaz.

El relato se encuentra en el capítulo 16 de 2 Reyes.

Segundo de los Reyes capítulo 16, versículo 3, dice sobre Acaz: El padre de Ezequías hizo cosas detestables para ofender a Jehová.

Pero Ezequías demostró que no era una irremediable víctima del mal ejemplo de su padre.

¿Cómo actuó?

Abran conmigo su Biblia en 2 Reyes capítulo 18, y notemos lo que dice el versículo 3 sobre Ezequías: El versículo 5 agrega: “No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá”.

Él de verdad se esforzó por adorar a Jehová.

Los versículos 6 y 7 dicen que “él siguió adhiriéndose a Jehová” y que Dios “resultó estar con él”.

¡El ejemplo de Ezequías nos anima mucho!

Podemos elegir ser leales a Jehová y mantenernos muy ocupados en su servicio, aunque nuestra familia no nos haya puesto el mejor ejemplo al respecto.

No tenemos que ser esclavos de una mala crianza.

La historia de Ezequías deja claro que nuestro pasado no decide nuestro futuro.

El tercer ejemplo es el del apóstol Pablo.

Tiempo atrás, Pablo había demostrado prejuicios religiosos y había sido violento, pero no permitió que dichos errores lo detuvieran de servir de lleno a Jehová.

¿Cómo se sentía Pablo por su pasado?

Leamos juntos 1 Corintios 15:9: “Soy el más pequeño de los apóstoles”.

Más tarde le escribió a los efesios lo que se registra en Efesios 3:8, donde él se describe como “menos que el más pequeño de todos los santos”.

Por último, en 1 Timoteo 1:15, Pablo se llama a sí mismo “el más notable” de todos los pecadores.

Sí, lo que Pablo le había hecho a la congregación lo hacía sentir muy mal.

¿Podría haber pensado Pablo que no le sería muy útil a Jehová?

¿Podría haber creído que su pasado limitaba lo que podía hacer por Dios?

Sí, podría haberlo hecho, pero no fue así.

Pablo se gastó al máximo por la congregación.

¡Incluso tuvo la oportunidad de escribir más libros de las Escrituras Griegas Cristianas que nadie!

Su entusiasmo por el ministerio fue sobresaliente.

Pablo no permitió que sus errores del pasado pusieran límites a lo que podía hacer por Jehová.

Y hay muchos otros ejemplos.

¿Estamos atravesando dificultades económicas?

El relato del capítulo 8 de 2 Corintios nos habla sobre los macedonios.

Pablo dijo que ellos vivían en pobreza extrema.

Aun así, suplicaron que se les permitiera ayudar económicamente a sus hermanos.

¿Es usted mayor de edad?

Piense en Ana.

El relato de Lucas 2:36-38 dice que ella tenía 84 años de edad y que su esposo había muerto tras solo 7 años de matrimonio.

Aun así, Ana nunca faltaba al templo y rendía “servicio sagrado noche y día”.

¿Qué nos enseñan estos relatos?

Que nuestros queridos hermanos de tiempos bíblicos eran iguales a nosotros.

Muchos de ellos se encontraban en circunstancias que no habían elegido.

Pero no permitieron que ni sus circunstancias ni su pasado los frenaran.

Hicieron con alegría todo lo que humanamente podían.

Y estos son tan solo unos ejemplos.

La Biblia contiene muchos otros.

¿Por qué no decidimos, en nuestras sesiones de estudio, ahondar en ejemplos de siervos fieles que tenían circunstancias como las nuestras y ver cómo las aprovecharon?

Sin duda, saldremos muy fortalecidos.

De hecho, veamos cómo hacerlo mirando de cerca el ejemplo de un personaje bíblico conocido.

En la siguiente escenificación, un hermano y dos hermanas aprovechan una sesión de estudio para aprender más sobre Jonás.

Seguramente recuerdan que él perdió el ánimo por situaciones que escapaban a su control.

Y también se sintió decepcionado por sus propios errores.

¿En qué se parece la situación de Jonás a la de estos hermanos?

¿Y cómo les ayudó su ejemplo a seguir adelante pese a las circunstancias?

Pero, Juan, todavía puedes hacer muchas cosas en la congregación.

—¿Por qué no intentas...

—Eso suena muy bonito...

pero ahora ya no soy siervo ministerial.

¿En qué momento perdí las ganas de salir a predicar?

¡Ya me imagino lo que deben pensar de mí los hermanos!

¡Hola!

Buenos días.

Me llamo Jael. ¿Cómo está?

Bien, gracias.

Ya sé que tal vez este tema no le interesa, pero quisiera dejarle este impreso que...

“¿Este tema no le interesa?”.

¿Por qué dije eso?

Creo que no fue mi mejor presentación...

Bueno, de todos modos se veía que no le interesaba hablar con nosotras.

Pero ¿y eso qué quiere decir?

Por el momento se puede controlar, pero debido a sus otros padecimientos, —necesitamos hacer más estudios...

—“¿Se puede controlar?”.

“¿Más estudios?”.

¡Ay, Jehová!

¿Qué voy a hacer yo sola?

No olvides que eres muy valioso para Jehová.

Piensa en algún personaje de la Biblia que quizá se haya sentido como tú...

por ejemplo, Jonás.

¿Jonás?

¿Se sintió él como yo?

“¿Qué imagen tiene usted de Jonás?

¿La de un profeta desobediente?”.

“Reacio a obedecer el mandato de Jehová, Jonás subió a un barco que lo alejó más y más de su asignación”.

“¿Descalificaron al profeta aquellas acciones de modo que jamás pudiera servir de nuevo a Dios con un nombramiento oficial?”.

De seguro Jonás pensó que ya no podría servir igual a Dios.

Así me siento yo.

“La respuesta es no.

Jehová, en su gran misericordia y amor, le volvió a dar la comisión”.

Y si Jehová no vio a Jonás como un caso perdido, ¿qué pensará de mí?

Primero de Samuel 16:7 dice: “Porque no de la manera como el hombre ve es como Dios ve”.

“Jehová veía a Nínive de manera muy distinta a como la veía Jonás”.

Con las cosas tan malas que hacían, ¿cómo podía Jehová tenerles misericordia?

Bueno, la Biblia dice que “Nínive misma era una ciudad grande ante Dios”.

“Y aunque sus habitantes se destacaban por su maldad, Jehová se preocupaba por ellos.

¿Por qué?

Porque valora la vida de todos y cada uno de los seres humanos, y por eso desea que se arrepientan y dejen el mal camino”.

Mmm... eso es cierto.

Pero ¿por qué no los vio Jonás así?

Y yo, ¿veo a las personas como las ve Jehová?

¿Doy por hecho que no van a escuchar y entonces dejo de esforzarme?

¡Yo no puedo saber cómo van a responder todas las personas!

Jonás aprendió a ser misericordioso.

¿Qué hay de mí?

Mateo 5:7 dice: “Felices son los misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia”.

“Entonces Jonás oró a Jehová su Dios desde las entrañas del pez y dijo: ‘Desde mi angustia clamé a Jehová, y él procedió a responderme.

Desde el vientre del Seol grité por ayuda.

Oíste mi voz’”.

Dios escuchó a Jonás y lo salvó.

Pero yo no puedo esperar que Jehová me salve milagrosamente.

“Entonces mi oración llegó a ti, en tu santo templo”.

“Mi oración”.

“Mi oración llegó a ti”.

Jonás no podía saber si Jehová lo salvaría, pero estaba completamente seguro de que lo escucharía.

“Pero en cuanto a mí, con la voz de acción de gracias ciertamente te haré sacrificio.

Lo que he prometido en voto, ciertamente pagaré.

La salvación pertenece a Jehová”.

Mientras yo tenga fuerzas, ¡voy a darle a Jehová todo lo que pueda!

¡Él es el único que puede salvarnos!

¿Llega a sentirse como Jonás y como estos hermanos?

¿Puede extraer la lección y percibir mejor la misericordia que Jehová le demuestra?

Nuestro hermano se sentía realmente mal por haber fallado.

Pero, como Jonás, comprendió que Dios aún lo valoraba.

La hermana joven reavivó su entusiasmo por el ministerio tras reflexionar en la misericordia que Jehová les mostró a los ninivitas.

Y nuestra otra hermana se resolvió a imitar la fe de Jonás y a confiar en que Dios sí oye nuestras súplicas cuando enfrentamos situaciones que no podemos controlar.

Sin embargo, a veces los supuestos obstáculos para darle más a Jehová son un producto de nuestra imaginación.

Por ejemplo, a algunos tal vez les inquiete pensar en cómo les irá económicamente si aceptan cierta asignación especial.

En los Países Bajos, muchos hermanos colaboraron en la construcción del Salón de Asambleas de Swifterbant.

Hubo quienes tuvieron que hacer ajustes para participar en este proyecto.

Pero ellos hablan de primera mano sobre las bendiciones que han recibido y las metas que tienen ahora que esa obra ha concluido.

En los Países Bajos se necesitaba un nuevo Salón de Asambleas que pudiera servir a la mayoría de las 300 congregaciones de los testigos de Jehová.

Se adquirió un terreno junto al salón que ya se tenía para construir uno completamente nuevo.

Más de 200 voluntarios participaron en la construcción.

¿Qué retos enfrentaron?

¿Y qué bendiciones recibieron?

Tuvimos que vender la casa y cerrar nuestro negocio.

Es como entrar en un mundo desconocido.

Tuve que dejar mi empleo.

Fue emocionante intentar algo nuevo y depender totalmente de Jehová.

El trabajo marcha sobre ruedas porque todo está bien estructurado y organizado.

A mí me cuesta trabajo ser así.

Nos invitaron a venir para trabajar en la cocina.

En casa me encanta cocinar; realmente lo disfruto.

¿Pero cuál fue mi asignación?

¡Lavar los platos!

Mejorar tus cualidades cristianas y aprender a colaborar con tus hermanos son lecciones de valor eterno.

Fue la capacitación perfecta para el futuro, para cuando trabajemos juntos en el Paraíso.

Te das cuenta de que todos sacrificaron algo, pero ahora son más felices...

y no se arrepienten de su decisión.

Percibes que Jehová toma en cuenta tu forma de ser y es muy paciente.

He aprendido a trabajar con mis hermanos en una asignación de la organización y a la vez divertirme.

Todo el día tienes la oportunidad de refinar tu personalidad.

Aprendí a estudiar más y a leer la Biblia más a menudo.

Trabajas muy de cerca con tus compañeros, así que llegas a conocerlos muy bien, a apreciarlos y a quererlos de verdad.

Realmente nos dimos cuenta de que cada uno de nuestros hermanos tiene una hermosa personalidad.

Los visitantes y contratistas siempre se sorprendían de que hubiera tantas mujeres trabajando en las obras.

¡Es genial trabajar con las hermanas!

Ya he trabajado en construcción, y la comunicación con los hombres suele ser muy franca.

Pero no funciona así con las hermanas.

Con ellas tienes que ser muy tranquilo, hablar y escuchar.

Tenía que trabajar en una plataforma elevadora, y eso era un pequeño problema, ya que les temo a las alturas.

Pero los hermanos fueron muy considerados y hasta cubrieron los lados de la plataforma para que yo no pudiera mirar abajo.

Fue divertido trabajar en la plataforma.

La llamábamos nuestro miniapartamento.

El ambiente era increíble, y la pasamos muy bien.

Ahora trabajamos en la cocina de las instalaciones para escuelas teocráticas en Swifterbant.

¡Es una bella asignación!

Nos capacitaron para cocinar durante la construcción, pero también puedo lavar los platos.

Nunca más trabajaré 5 días a la semana.

Ahora solo trabajo 3 y, desde el 1 de julio, soy precursor.

¡Es fantástico!

Mi esposo tuvo la oportunidad de escoger entre 2 empleos.

Ahora trabaja 3 días por semana, lo que antes parecía imposible.

Finalmente, estuvimos solo un mes en Swifterbant.

Después fuimos a Mozambique por 3 meses.

Luego, otros 5 meses en Swifterbant.

Y 3 más en Sudáfrica.

La sucursal nos asignó a la República Democrática del Congo.

Todos los voluntarios que contribuyeron al éxito de este proyecto tuvieron que renunciar a muchas cosas.

Como resultado, disfrutamos de este hermoso salón.

Es increíble estar aquí.

Nos estimula y da las fuerzas para seguir activos en la predicación.

Haciendo cuentas, cada día se bautizan unos 700 nuevos hermanos y hermanas.

Esto significa que cada 3 días podríamos llenar un salón como este tan solo con los nuevos.

Necesitamos este tipo de salones por todo el mundo para seguir impartiéndoles educación espiritual a todos ellos.

Mi fe se fortalece mucho por estar aquí.

¡Es algo que no puedo expresar con palabras!

Me transmite una cálida sensación de unidad y paz.

Es maravilloso poder servir juntos a Jehová.

¿Notaron en qué coincidieron todos ellos?

En que si había dudas sobre cómo cubrirían sus necesidades materiales, estas se disiparon.

Decidieron ofrecer su ayuda, y Jehová, a su vez, los ayudó a ellos.

De hecho, la construcción del Salón de Asambleas tuvo un costo menor de lo previsto y concluyó un año antes.

¿Se dieron cuenta de que, al terminarse las obras, algunos que creían que jamás serían precursores decidieron dedicar menos días al trabajo y ahora están haciendo lo que parecía imposible?

Nos alegra ver a tantos hermanos hacer ajustes

para apoyar más a la organización y, además, vivir experiencias inolvidables.

Ya hemos hablado de personas que no permitieron que sus circunstancias les impidieran darle a Jehová lo mejor de sí.

Ahora bien, ¿cómo ve Jehová a sus siervos, a pesar de sus limitaciones?

A menudo recuerdo el ejemplo de Juan el Bautista.

Como sabemos, él fue arrestado poco después de que Jesús empezara su ministerio.

Juan podía haber sentido que ya no le era útil a Jehová, que ya no podía apoyar su obra.

Con todo, en Mateo 11:11, Jesús dijo sobre Juan: “Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado

uno mayor que Juan el Bautista”.

Lo que Jehová y Jesús veían en Juan no era que estuviera en prisión.

Más bien, veían lo que había en su interior, así como la relación que tenía con Jehová.

Dios no se concentró en sus limitaciones.

A sus ojos, Juan era una excelente persona: seguía sirviéndole con fidelidad, dando todo lo que podía.

Y eso era lo único que realmente importaba.

Otro ejemplo que tal vez venga a su mente es el del rey David.

Como sabemos, David cometió pecados muy graves.

Sin embargo, se arrepintió, y el relato no dice que los haya vuelto a cometer.

¿Cómo veía Jehová a David?

¿Acaso pensó que era un caso perdido o que su servicio siempre se vería limitado?

Veamos lo que Jehová le dijo al rey Jeroboán en 1 Reyes 14:8: Para Jehová, David era especial.

Él dijo que había guardado sus mandamientos y hecho lo que era recto a sus ojos.

Eso era lo que Jehová recordaba.

¡Cuánto nos anima saberlo!

Si nos hemos arrepentido de nuestros errores y hemos hecho todo lo posible por enmendar la situación, podemos estar seguros de que Jehová aún nos ama, y mucho.

Él valora todo lo que hacemos por él.

¿Cuál es la lección?

Que ni nuestro pasado ni nuestras circunstancias determinan cuánto valemos a los ojos de nuestro Padre.

Él nos ama por lo que somos y aprecia nuestros esfuerzos por dar lo mejor de nosotros.

¿Por qué deberíamos esforzarnos por vernos como nos ve Jehová?

Porque si nos concentramos en lo poco que nos permiten hacer nuestras circunstancias, nos desanimaremos, perderemos las fuerzas y veremos muchos obstáculos.

Hay que esforzarnos por no hacer eso.

¿Qué ve Jehová cuando se fija en sus siervos fieles de la actualidad?

Busquen, por favor, 1 Samuel 16:7.

Los versículos anteriores cuentan que Samuel iba a ungir al que sería el siguiente rey de Israel.

Así que llegó a la casa de Jesé, quien colocó a todos sus hijos uno al lado de otro...

a todos menos a David, quien estaba en el campo.

Cuando Samuel entró, vio a Eliab.

Lo que Samuel vio lo hizo pensar que de seguro aquel joven sería el nuevo rey.

Pero noten lo que Jehová vio.

Leamos 1 Samuel 16:7: Eso es lo que ve Jehová: no nuestra apariencia física ni nuestras habilidades, sino nuestro corazón.

Jehová puede ver todo lo que haríamos si nuestras limitaciones desaparecieran.

El simple hecho de que sigamos adelante, de que demos un paso más, hace que Jehová nos tenga más cariño.

Todos estamos de acuerdo en que así es como Jehová ve a su pueblo.

Pero pudiera ser que nos cueste trabajo convencernos de que es así en nuestro propio caso.

Alguna vez se ha preguntado: “¿De verdad sabe Jehová que existo?

¿Verá él lo que hay en mi corazón, mi deseo de darle más?”.

La respuesta es sí.

Es más, Jehová ya ha visto lo que hay en su corazón.

Piense en esto:

¿por qué está viendo este programa?

¿Por qué le interesan los asuntos espirituales?

¿Por qué es usted, tal vez, el único de su familia que se ha dedicado a Jehová y se ha bautizado?

¿Por qué es, quizás, el único de su vecindario o de su lugar de trabajo que sirve a Jehová?

¿Acaso es más estudioso o inteligente que los demás?

¡No!

Ageo 2:7 dice que Jehová mecería a las naciones y, entonces, las cosas deseables de todas las naciones tendrían que aparecer.

Y Juan 6:44 dice que nadie puede acercarse a Jesús a menos que el Padre lo atraiga.

Sí, en Jeremías 31:3 Jehová dice: “Con un amor hasta tiempo indefinido te he amado.

Por eso te he atraído”.

Le pregunto de nuevo, ¿por qué le sirve usted a Jehová?

Porque él lo ama.

Él lo atrajo.

Jehová estaba sacudiendo las naciones cuando vio su corazón y encontró en él algo de mucho valor y, entonces, lo atrajo.

Jehová pensó: “Quiero guiar a esta persona hacia mi hijo.

Quiero atraerla a mí.

Yo amo a esta persona”.

Jehová no lo llamó porque tuviera usted las circunstancias ideales, sino por lo que hay en su corazón...

y porque lo ama.

Él valora mucho que sus siervos le den lo mejor que tienen.

Pero...

¿Cómo sabemos que Jehová sí se fija en cada uno de nosotros, sin importar dónde nos encontremos?

Pensemos en esto: miles de personas que sufrieron penalidades en sus países de origen han buscado refugio en Europa.

Veamos cómo Jehová los ha hecho sentir amados —no desamparados— y ha calmado su sed espiritual.

¡Bienvenidos a Grecia!

Realmente creemos que la oportunidad de predicar las buenas nuevas a los miles de refugiados que están llegando al país es una hermosa bendición de Jehová.

Los hermanos nos informaron inmediatamente sobre la situación, así que les pedimos a los ancianos que centraran los esfuerzos en predicar en los puertos, particularmente en la isla de Quíos.

Los hermanos se ofrecieron para predicar por turnos las 24 horas del día.

Los campos de refugiados que hay en nuestra área solo albergan a familias con niños y están ubicados cerca de un aeropuerto militar.

Por eso, cuando los aviones militares sobrevuelan el campo, muchos niños corren a buscar dónde esconderse, pues sienten miedo.

Quienes llegan aquí vienen huyendo de las trágicas condiciones que vivieron en la guerra.

De verdad necesitan el consuelo que da la Biblia, y por eso les predicamos sin demora.

Por esta razón, el Departamento de Servicio organizó 4 clases de idiomas para varios hermanos.

Estamos tratando de hablar con las personas en una lengua muy distinta a la nuestra.

A veces nos preguntamos: “¿Nos entenderán?

¿Podremos lograr que las verdades básicas lleguen a su corazón?”.

Algo que me ayudó para que la barrera del idioma no me hiciera sentir inseguro al acercarme a los refugiados fue lo que dijeron los instructores en las clases: “Vayan, hablen con ellos y usen la Biblia para conversar.

Aunque no digan todo perfectamente, ellos les entenderán”.

Después de recibir autorización de la sucursal imprimimos miles de tratados, pues no había suficientes.

Todo aquel esfuerzo generó mucho entusiasmo.

Me impresiona el gran cariño e interés que Jehová demuestra por los refugiados.

Ellos jamás habían tenido la oportunidad de escuchar el mensaje del Reino; y ahora ya tienen un futuro y una esperanza.

Se emocionaron cuando les dijimos que teníamos un video en su idioma, el cual hablaba sobre la Biblia.

Les explicamos que los problemas, las desgracias y la terrible guerra que habían sufrido no son un castigo de Dios, sino el resultado de la influencia que Satanás ejerce sobre este mundo.

Eso respondió muchas de sus preguntas.

Hablé con una refugiada joven y, cuando volví dos días después, dijo algo que me conmovió: “Ahora sé por qué tenemos que pasar por todo esto.

Es muy difícil, pero ya entendí que Dios no tiene la culpa”.

En otra ocasión, Gardinia, otra refugiada, dijo: “Desde que hablé con ustedes, tengo un propósito en la vida, una razón para seguir.

Antes, solo esperaba morirme”.

Otro refugiado se acercó al carrito de publicaciones en árabe.

Le leímos Revelación 21:4, y nos dijo: “Por favor, ¿podrían leerlo de nuevo?”.

Así que lo leímos por segunda vez.

Luego preguntó: “¿Tendrán una Biblia para mí?”.

Le dimos una, y entonces dijo: “¿Podrían mostrarme en mi Biblia lo que acaban de leer?”.

Así que pusimos una marca en esa página.

De vuelta a casa, como a las 11 de la noche, vimos a aquel hombre sentado en la calle, en un lugar con mucha luz, leyendo su nueva Biblia.

Hace dos años y medio conocí a Moustafa.

Él asistía a las reuniones y pronto se hizo Testigo.

Se bautizó poco antes de que empezaran a llegar refugiados que hablan su lengua.

No creemos que sea una casualidad.

Él solía decir: “Quiero hablar de Jehová, pero yo no hablo bien el griego”.

Como yo mismo soy refugiado, hablar con ellos en mi propio idioma es algo que valoro mucho.

Y cuando veo que nos escuchan y empiezan a amar lo que Jehová enseña, me emociono tanto que mi corazón empieza a latir más rápido.

Ahora que he ampliado mi ministerio, siento que predico de una manera que podría compararse con la obra misional, pues hablo con personas que escuchan de Jehová por primera vez.

Estoy viviendo algo que solo había leído en nuestras publicaciones.

Muchos se están dando cuenta —como nunca antes— de que tienen habilidades que no conocían.

Eso demuestra que, con su espíritu, Jehová puede ayudarnos a desarrollar cualidades como ni siquiera lo hubiéramos imaginado.

Nos sentimos muy felices de que Jehová nos diera la oportunidad de calmar la sed espiritual de los refugiados.

Es algo que nos llena de alegría y que le agradecemos todos los días.

Para cuando se terminó de preparar este informe, se habían comenzado más de 100 cursos bíblicos.

Un refugiado dijo a nuestros hermanos: “Ustedes son lo mejor que me ha pasado desde que llegué a Grecia.

Le doy gracias a Jehová por haberlos conocido”.

Y otro dijo: “No necesitamos cosas materiales.

Necesitamos una esperanza, y ustedes nos la están dando con la Biblia”.

Hoy hemos hablado de lo mucho que Jehová valora a cada uno de nosotros, sin importar nuestras circunstancias en la vida.

En algunas partes del mundo, nuestros hermanos viven sumidos en la pobreza y ni siquiera tienen cubiertas sus necesidades básicas.

Pero esto no ha apagado el amor que Jehová siente por ellos.

Él los ama muchísimo.

En el siguiente informe, veremos lo que se ha hecho para cuidar de nuestros hermanos en la República Democrática del Congo.

Me llamo Maska Mahamba.

Me encanta predicar, pero sufro de varias enfermedades que no me permiten hacer todo lo que quisiera por Jehová.

Cuando murió mi primera esposa, me quedé solo, con 6 hijos.

Luego me casé con Beatrice, quien tiene otros 5 hijos.

Estamos en los últimos días, y la vida no es nada fácil.

Me gusta el ejemplo de Jesús, porque él anunciaba su mensaje con entusiasmo, y a la vez, se compadecía por el sufrimiento de las personas que lo rodeaban.

Él apartaba tiempo para mostrarles bondad, animarlos y sanarlos.

La sucursal analiza dónde se necesita ayuda y luego coordina los equipos de voluntarios.

Yo sé que puedo utilizar mis conocimientos médicos para ayudar a mis hermanos.

El verdadero amor se demuestra no solo con palabras, sino con hechos.

Ayudar a hermanos que nos necesitan en estos lugares tan remotos nos llena de alegría.

Lo hacemos con gusto.

Los 2 oídos están iguales; ambos tímpanos están completamente perforados.

Llegamos al pueblo de Walikale, en el corazón de la selva.

La calle principal —de hecho, la única calle del pueblo— también es nuestra pista de aterrizaje.

Me destroza ver a otros sufrir; por eso hago todo lo que puedo para ayudar.

Lo que me motiva a ayudar a los hermanos es lo que dijo Jesús: “Hay más felicidad en dar que en recibir”.

Hoy fue un día muy largo y agotador, pero tuvimos una experiencia muy animadora.

Conocimos al hermano Munyakaragwe.

Tiene 68 años, ha sido precursor regular por 10 años y da 15 cursos de la Biblia.

Este hermano vino en motocicleta por un camino lleno de baches.

El viaje le tomó 2 horas y media —casi el doble de lo normal— porque sufre de parálisis en una pierna.

Con algunos medicamentos, pudo regresar a su territorio.

Ver su sonrisa cuando se iba en la motocicleta me levantó el ánimo.

Estos son mosquiteros.

Aquí se necesitan muchísimo.

Así que le entregamos a cada familia el suyo.

En el caso de los bebés, es muy importante que duerman protegidos por un mosquitero.

Jehová es muy bueno y los usa a ustedes para cuidar de nosotros.

Les damos las gracias a todos los hermanos que se han ofrecido para venir a ayudarnos.

Le agradezco a Jehová.

Es solo gracias a él que tenemos esta unidad que nos distingue.

Ustedes me han ayudado.

Ya tenía dos años sin poder oír, y ahora me siento feliz porque de nuevo podré escuchar las reuniones.

¡Muchas gracias!

Los hermanos saben que es a Jehová a quien deben dar las gracias, y nosotros somos conscientes de que todo esto solo es posible gracias al espíritu de Jehová y a su organización.

¡Qué conmovedor!

A nuestros queridos hermanos no los dominan sus circunstancias.

A pesar de los desafíos, sirven a Jehová de toda alma y están resueltos a aprovechar la ayuda que reciben, con la intención de seguir adelante.

Ya hemos hablado del rey David y del apóstol Pablo,

así como de los errores que cometieron.

Nosotros pudiéramos sentir que los errores del pasado nos impiden avanzar.

Jim Loyd se sentía así.

Aunque conoció a Jehová desde niño, no llegó a bautizarse.

Durante la adolescencia se metió en problemas.

Como él mismo lo dice, había alejado a Jehová de su corazón.

Las pandillas y la violencia lo llevaron adonde nunca esperó estar.

Pero es muy animador saber dónde está ahora.

No puedes cambiar lo que has vivido, pero sí puedes cambiar tu personalidad.

Todos podemos cambiar con la ayuda de Jehová.

Para cuando tenía 25 años, mis amigos eran criminales con muy mala fama.

La verdad, yo también lo era.

Tomé el mal camino y seguí en él.

Acabé siendo un fugitivo de la ley.

Finalmente fui sentenciado a varios años de prisión.

Cuando eres joven, se siente como cadena perpetua.

Estar encerrado y aislado te confina a la soledad.

A veces pensaba: “¿Cómo llegué hasta aquí?”.

Recordaba días más felices de mi vida, cuando iba con mamá a las reuniones y participaba en la Escuela del Ministerio Teocrático.

Los hermanos eran tan amables.

Mi mamá me enviaba a prisión las revistas La Atalaya y ¡Despertad!

Tenía una caja debajo de mi cama, donde las arrojaba sin siquiera abrirlas.

Debí de acumular las de un año entero, pero nunca le dije que dejara de enviármelas, que no las leía.

Cuando mi madre me dijo que mi padre había muerto, sentí que le había roto el corazón a él.

Saqué la caja que tenía bajo la cama y justo allí estaba el libro La verdad que lleva a vida eterna.

En ese momento supe que Jehová no me había abandonado.

Recordaba haber visto ese libro cuando era un niño.

¡Alguna vez lo había ofrecido en la predicación!

Así que lo abrí y, sí, allí estaba el texto de Revelación 21:3, 4: “La tienda de Dios está con la humanidad”.

Esa noche lo leí de principio a fin.

Y claro, fue más que obvio: no podía negar que esa era la verdad.

Y ¿qué haría al respecto?

Poco después fui transferido, y llamé a mi madre para decírselo.

Es curioso, pero me preguntó: “¿Crees que los testigos de Jehová vayan a predicar hasta allá?”.

Le dije: “No lo creo.

Hay que subir montañas.

Supongo que no llegan hasta esta pequeña cárcel”.

Para entonces aún no tenía inclinación espiritual.

Volví a colocar las revistas y los libros en la caja, bajo mi cama.

No había estado allí más de 5 minutos para cuando un guardia entró y me preguntó: “¿Eres testigo de Jehová?”.

¡No podía creerlo!

Le contesté: “Estuve estudiando con los Testigos”.

Y me dijo: “Muy bien. Sígueme”.

Y lo hice.

Entonces me presentó a un hermano que iba con regularidad a enseñar de la Biblia a algunos reclusos.

En ese momento pude ver, una vez más, que Jehová no se había olvidado de mí.

El hermano me visitó puntualmente cada viernes por la noche durante los siguientes dos años.

Él creía que sería buena idea tener la Escuela del Ministerio Teocrático, lo cual se aprobó.

Él daba el discurso 1, otro hermano presentaba los puntos sobresalientes de la Biblia y después 3 de los reclusos nos encargábamos de los discursos estudiantiles.

Así que yo daba 1 discurso cada semana.

El hermano me grababa en casete las reuniones de la congregación, y yo las escuchaba una y otra vez durante la semana.

Sabía que si deseaba regresar a Jehová, tendría que hacer cambios.

Jehová me dio las fuerzas para apoyarme más en él, para confiar en lo que puede hacer.

Fue entonces que sentí que sí podría lograrlo.

Mi barba fue desapareciendo hasta convertirse en solo un bigote.

No más drogas ni alcohol ni cigarrillos.

No más lenguaje obsceno.

Tras salir de prisión, conseguí un trabajo como electricista, un lugar donde vivir, y empecé a asistir a las reuniones.

En el Estudio de La Atalaya participaban diferentes hermanos.

“¡Ah, esa es su esposa!”.

La esposa de uno de los hermanos que iba a visitarme.

Seguía poniendo atención y finalmente podía ponerles cara a las voces que antes escuchaba en los casetes.

Dejé que Jehová me convirtiera en una persona de bien.

Desde que me dediqué a Jehová, he recibido muchas bendiciones.

Llevo diez años sirviendo de anciano.

Uno de mis hijos aceptó la verdad.

Pude conocer a mi esposa, que es maravillosa y que me ha ayudado a ser más espiritual, a amar aún más a Jehová.

Durante mucho tiempo le pedí a Jehová que me ayudara a perdonarme a mí mismo, a tener una buena conciencia, y franqueza de expresión.

Él también ha hecho eso por mí.

Jim ha experimentado la misma alegría que muchos otros que han vuelto a Jehová.

El sentir de quienes regresan a Dios se refleja en el siguiente video musical.

Se titula Me levantaré.

Será especialmente conmovedor para quienes han tropezado y necesitan ánimo para ponerse otra vez del lado de Jehová.

♪♪ Mi corazón suplica que regrese a ti.

No puedo soportar la soledad.

Lágrimas revelan lo que hay en mi interior: anhelo por mi hogar y su calor.

(Estribillo) Aún guardo tus palabras en mi corazón.

Tesoros son que nunca olvidé.

Y aunque he caído una y otra vez, me levantaré.

Sé exactamente adónde ir, a quiénes acudir.

Ellos nunca me rechazarán.

Deseo dar los pasos que me llevan hacia ti.

La vida eterna quiero elegir.

¡Ya no puedo más!

Quiero regresar, volver a oír tu voz, ¡volver a mi hogar!

(Estribillo) Esta noche, oh, Jehová, oye mi oración y muéstrame tu tierna compasión.

Confírmame que tú me aceptarás y podré volver.

Y poco a poco me darás las fuerzas para regresar.

Has visto algo en mí que es valioso para ti.

¡Contigo yo seré feliz!

(Estribillo) Al salón hoy mismo voy a ir y allí podré sentir el amor que tanto extrañé.

Y aunque he caído una y otra vez, me levantaré.

¡Me levantaré! ♪♪ ¡Qué animador es saber que si caemos, podemos levantarnos!

Tras analizar varios ejemplos en este programa, podemos decir esto con total convicción: las circunstancias no nos impiden darle a Jehová lo mejor.

¿Está de acuerdo?

Recordemos que Jehová se rige por su propio criterio, no por el de los humanos: él ve lo que hay en nuestro corazón.

Así que tratemos de vernos como él nos ve y de no rendirnos jamás.

Nunca olvidemos que lo que determina quiénes somos es el honor de portar el nombre de Jehová, de ser sus amigos, y el hecho de que lo amamos.

Él estará feliz si le damos lo que está en nuestra mano.

Entonces: no nos desanimemos por nuestras circunstancias.

Más bien, siempre busquemos nuevas formas de darle a Jehová lo mejor.

Queridos hermanos mayores, y también los que tienen graves problemas de salud, ustedes pueden hacer mucho por la obra que se está efectuando hoy.

¿Quieren saber qué?

Pueden orar por sus hermanos y hermanas.

Necesitamos que oren por nosotros.

Oren por el Cuerpo Gobernante, por los que llevan la delantera, por los ancianos de su congregación.

Oren por los que están atravesando dificultades.

¿De verdad logran algo sus oraciones?

¡Claro que sí!

Santiago 5:16 dice que el ruego de una persona justa tiene mucho vigor.

Por eso, no importa quiénes seamos ni cuál sea nuestra situación en la vida.

Estemos siempre felices por darle a Jehová todo lo que podamos.

Que cada uno sienta la alegría de colaborar

en todo lo que Jehová está logrando en estos últimos días.

Claro, ese honor está al alcance de todos los que formamos parte de la hermandad mundial, y nos fascina conocer un poquito más de ella cada mes.

Para concluir este programa, visitemos a nuestros hermanos de Togo.

Ubicado en África occidental, Togo goza de un clima muy agradable todo el año.

En la costa del sur hay extensas lagunas con playas arenosas, y al norte, hay colinas cubiertas de árboles y doradas llanuras.

Togo es uno de los países más pequeños de África.

Pero desde allí se está dando un gran grito de alabanza a Jehová.

En la localidad de Kpalimé hay 577 hermanos y hermanas, 56 de los cuales son precursores.

Esta localidad se ubica en una pintoresca meseta cubierta de árboles.

Sus laderas escarpadas pueden dificultar la predicación, pero esto no desanima a nuestros fieles hermanos.

No solo superan este obstáculo, sino que efectúan su ministerio con entusiasmo.

Van a buscar a la gente sin importar dónde esté.

Muchas personas sinceras están escuchando las buenas noticias del Reino.

La primera congregación del lugar se formó en 1961.

¡En la actualidad hay 7 congregaciones en esta pequeña población!

Los hermanos cuidan bien de sus Salones del Reino.

Este que observamos aquí es el más reciente.

Se dedicó en diciembre de 2016.

Y aquí tienen su Salón de Asambleas, que se construyó en 2008.

Los 577 hermanos de Kpalimé les envían su amor y saludos.

También les enviamos nuestro amor y le pedimos a Jehová que les dé fuerzas y bendiciones a todos ellos.

Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.



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