JW Broadcasting: Junio de 2016

¡Bienvenidos a JW Broadcasting!

En el programa de este mes conoceremos a un hermano que predica en el campo de señas en la India.

¿Qué podemos aprender de su manera de afrontar las dificultades?

Jehová nunca abandona a sus ovejas.

En una dramatización veremos cómo utiliza Jehová a los pastores de la congregación para cuidar del rebaño.

¿Y alguna vez ha observado cómo cambia la vida de alguien cuando aprende el nombre de Dios?

Veremos cómo dieron fruto los esfuerzos de una persona que nunca dejó de buscar el nombre del Dios verdadero.

¡Esto y mucho más nos espera en el programa de junio de 2016 de JW Broadcasting!

Para el pueblo de Jehová, estudiar la Palabra de Dios siempre ha sido parte esencial de la vida.

En el antiguo Israel era un mandato que el rey leyera la ley todos los días de su vida, a fin de cultivar el temor de Jehová.

En el territorio maya de Yucatán, México, nuestros hermanos han enseñado a muchas personas a leer la Palabra de Dios por sí mismas.

La vida de muchos estudiantes ha cambiado gracias a que ahora pueden leer la Biblia directamente y están dispuestos a obedecer a Dios.

Una de cada 6 personas en el mundo no sabe leer ni escribir.

Los testigos de Jehová hemos organizado cursos de alfabetización en todo el mundo para ayudar a estas personas.

No me gustaba leer.

Me quedaba dormido en las reuniones.

Pues, en el territorio, la mayoría de las personas hablan el maya, pero es muy difícil que ellos sepan leer.

Yo pasaba a un discurso y cuando cito un texto de la Biblia, la mayoría lo busca, pero se me quedan observando porque no saben lo que dice ahí el texto.

Decidí aprender a leer porque quería conocer más de Jehová y estudiar su Palabra, la Biblia.

Así que una hermana me visitaba para enseñarme a leer.

Las clases de alfabetización en ocasiones se realizan de forma individual.

Después de que la persona ha recibido su curso de enseñanza bíblica, se pueden apartar unos minutos para realizar esta clase.

Pero cuando los ancianos locales ven que hay un grupo más numeroso que puede beneficiarse de estas clases de alfabetización, pueden programar una clase más grande que se realiza en el Salón del Reino.

El material didáctico que se utiliza es el folleto Aplícate a la lectura y a la escritura.

Está disponible en 30 idiomas en nuestra región.

Pueden utilizarse también otros métodos didácticos, siempre y cuando vayan en función al desarrollo de los hermanos que están matriculados en esta clase.

Y también se usa la ayuda de un pintarrón, donde se van escribiendo algunas palabras que son difíciles de pronunciar.

Y eso les ha ayudado a, las palabras complicadas, poderlas leer.

Hay algunos que pues... ellos rápido...

ellos rápido van leyendo, pero hay otros que palabra por palabra pero cuando van practicando, también su velocidad va aumentando.

Ser albañil, como yo, es fácil, pero aprender a leer no lo es.

A su edad, para que él aprenda a leer, no es fácil.

Hay que entender que cada estudiante aprende de una manera diferente.

Con algunos hay que ser más pacientes.

La primera palabra que aprendí a escribir fue “Jehová”.

“¡Es que es así!”, le digo.

Él me dice: “Es que no tienes paciencia conmigo”.

El sentido del humor ayuda mucho a seguir aprendiendo y a no centrarnos solo en los errores que cometemos.

Desde 1946, que es desde cuando se tienen registros aquí en México, más de 152.000 personas han aprendido a leer y a escribir gracias a estos esfuerzos.

La Secretaría de Educación Pública del Estado de México ha reconocido esta labor por la gran ayuda que se ha dado a los ciudadanos en estas clases de alfabetización.

Esta enseñanza les ayuda en su vida cotidiana, pero también les sirve para aprender más acerca de Jehová

y poder enseñar a otros.

Antes tenía que memorizar todo lo que iba a decir, pero ahora puedo leerles a las personas pequeños versículos directamente de la Biblia.

A medida que los estudiantes van avanzando y progresando en estos cursos, se hacen evidentes las palabras que se hayan registradas en 1 Timoteo 4:15, donde, en parte, menciona: “Que tu adelantamiento sea manifiesto a todos”.

Y se notan los beneficios en los estudiantes.

Porque él era alcohólico, era fumador, tenía unas palabras muy obscenas.

Entonces, él hizo cambios en su vida, y vemos que sí nos ha ayudado mucho.

Ahí vemos las grandes bendiciones.

Aprender a leer me ayudó a bautizarme.

Al ayudar a otras personas a mejorar en su lectura, me siento muy feliz, me siento muy contento.

Porque veo en el rostro de ellos la felicidad de estar leyendo y entendiendo lo que están leyendo.

Bueno, los beneficios han sido muchos.

Por ejemplo, ahora podemos leer la Biblia como familia.

Y eso me hace muy feliz.

Estamos más unidos como familia.

Mis hijos lo respetan más como papá que es.

Ahora soy siervo ministerial.

Cuando predico de casa en casa, algunas personas me dicen: “No sé leer”.

Así que yo les digo: “Yo tampoco sabía, pero aun así, aprendí de Jehová.

¡Y tú también puedes hacerlo!”.

Si yo aprendí a leer, ¡cualquiera puede hacerlo!

Nuestro tema de este mes es: “Considerémonos, incitémonos y animémonos unos a otros aún más”.

¿Por qué disfrutamos tanto de JW Broadcasting?

Muchos han expresado que el programa mensual los hace sentir más cerca de sus hermanos y de la organización de Jehová.

Quien no puede salir de casa o vive en un lugar aislado aprecia estos programas todavía más.

Pero aunque agradecemos que los avances

tecnológicos hagan todo esto posible, sabemos que su deseo sincero es estar presente

con sus hermanos en las reuniones.

Los siervos de Jehová de todo el mundo se sienten igual.

Al norte de Finlandia, por ejemplo, los inviernos son muy fríos, aun para los finlandeses.

¡A veces las temperaturas llegan a 50 grados Celsius bajo cero (menos 58 grados Fahrenheit)!

En esas condiciones es muy difícil conducir, y mucho más caminar largas distancias.

Aun así, los hermanos aman reunirse.

¿Cómo logran hacerlo?

En un pueblo pequeño hay un hermano que vive cerca del Salón del Reino

y tiene una cochera cálida.

En las tardes de reunión usa su coche para llevar a cada familia de su congregación al salón.

Luego se estaciona en la cochera y corre hasta el salón.

Cuando la reunión termina, lleva a los hermanos a sus hogares.

Las reuniones que menciona la Biblia eran oportunidades de estar en la compañía de otros siervos de Dios.

Reunirse con ellos implicaba viajar a un lugar designado.

Esto requería esforzarse, hacer sacrificios e incluso arriesgarse.

Note lo que dice Éxodo capítulo 34, versículo 24.

Este versículo habla del mandato de que cada varón israelita asistiera a las fiestas en Jerusalén tres veces al año.

¿Qué significaba esto en términos prácticos?

Sin ningún varón que protegiera las tierras, ¿no quedarían demasiado vulnerables?

Y si las naciones vecinas llegaban a oír que casi toda la gente se congregaba en Jerusalén tres veces al año, puntualmente, año tras año, ¿no era cuestión de tiempo para que alguien llegara a saquear alguna ciudad israelita?

En Éxodo 34:24 encontramos la increíble respuesta de Jehová: Jehová cumplió su promesa.

Es un hecho histórico que desde 1513 antes de nuestra era hasta el año 66 de nuestra era ninguna nación extranjera invadió jamás el territorio israelita durante las fiestas anuales.

Era muy importante para Jehová que su pueblo se reuniera en un mismo lugar.

En tiempos cristianos, el apóstol Pablo escribió, en 1 Corintios 14:23, sobre toda la congregación reunida en un mismo sitio.

Y aunque la tecnología y los medios de comunicación actuales no existían en aquellos días, había otras formas de comunicarse, como escribir cartas, lo que no requería que las personas estuvieran presentes en el mismo lugar.

Aun así, el apóstol Juan, a pesar de ser un excelente escritor, prefería hablar con sus hermanos cristianos cara a cara, como lo expresó en 2 Juan 12.

Consideren también lo que dice Job 1:6: Job 2:1 menciona otro de esos días.

¡Piénselo!

Jehová mismo, aunque tiene a su disposición todos los medios de comunicación habidos y por haber, fijaba días específicos para que sus ángeles se congregaran ante su presencia.

Está claro que las Escrituras nos animan a relacionarnos constantemente con otros siervos de Dios.

Aprovechar la tecnología para asistir a una reunión por medio de una transmisión de audio o video es útil; pero no sustituye el que estemos juntos.

¿Por qué?

Por lo que se logra al estar con la congregación.

Es más que solo recibir alimento espiritual nutritivo y variado.

Las reuniones nos enseñan, pero JW Broadcasting hace lo mismo.

Las reuniones nos animan, y JW Broadcasting también.

Los hermanos que ofrecen comentarios y cantan con entusiasmo nos fortalecen, y en JW Broadcasting también los escuchamos.

Pero solo cuando nos reunimos —todos en un mismo lugar—, otros pueden escucharnos a nosotros y sentirse animados por nuestras expresiones de fe, nuestra sonrisa y nuestro apretón de manos.

En las reuniones podemos mostrarles a nuestros hermanos que queremos darles de nuestro tiempo y atención, y que nos preocupamos por ellos.

Es por eso que vamos a visitar a los que no pueden salir de casa o viven lejos, para demostrarles nuestro cariño.

Más aún, en las reuniones, el espíritu santo influye en nosotros.

En Revelación 2:7, Jesús, que ya había regresado al cielo, dijo: Necesitamos dicho espíritu, que nos ayuda a resistir la tentación, nos da valor y capacidad para predicar, y sabiduría al tomar decisiones.

Pero hay otra razón para asistir a las reuniones.

Una que vale más que el ambiente y la compañía agradable, que sentirnos renovados y parte de una familia, que tener oportunidades de dar a otros, e incluso que el hecho de que el espíritu santo influya en nosotros.

La razón principal para reunirnos la expresa el Salmo 26:12: Así es, la razón principal para reunirnos es darle a Jehová lo que se merece: alabanza y gloria, es decir, adoración.

Al asistir a las reuniones, le demostramos a Jehová que deseamos estar cerca de él y su hijo.

En su gran amor, Jehová invita a muchos a servirle y seguir viviendo.

Él existirá siempre y podrá cultivar amistades eternamente.

Su enemigo no puede ofrecer vida eterna, así que promueve el egoísmo, el orgullo y otros defectos que distancian a las personas, incluso si están en el mismo lugar y haciendo las mismas cosas.

En cambio, nuestro Dios está acercando a las personas a sí mismo, a su hijo y al prójimo, a fin de que todos sean uno, como lo pidió Jesús en oración, según Juan 17:21.

Y no es el simple hecho de estar juntos en un mismo lugar lo que nos une.

Muchas personas coinciden en un mismo sitio al ir de compras, asistir a un evento deportivo o usar el transporte público.

Solamente estar con otras personas no nos acerca a ellas.

¿Qué hace diferente a la congregación cristiana verdadera?

Hebreos 10:24, 25 responde esa pregunta.

Allí figura una característica que todas nuestras reuniones deben tener: Ahora bien, ¿qué implica considerarnos unos a otros?

¿Qué es “incitarnos al amor y a las obras excelentes”?

¿Y de qué maneras podemos animarnos unos a otros?

El verbo considerar también se puede traducir “interesarse” o “prestar atención”.

De modo que para considerarnos unos a otros, debemos hacer más que solo saludar brevemente.

Si presto cuidadosa atención a mi hermano, estaré mejor preparado para poder incitarlo, es decir, motivarlo a que actúe.

¿Y cómo lograré eso?

No comparándolo ni avergonzándolo, porque eso difícilmente significaría “animarnos unos a otros”.

Más bien, tratamos de alegrar su corazón.

Si nos esforzamos al máximo por hacer esto, podemos estar seguros de que la fuerza activa de Jehová hará el resto y de que nuestros hermanos se sentirán fortalecidos.

Está claro que la adoración verdadera requiere acción, sí, una postura activa.

Y vemos que es así cuando cantamos con nuestros hermanos, pues hacerlo nos estimula a todos.

En el antiguo Israel, ocasionalmente se cantaba en coro.

De eso habla el capítulo 12 de Nehemías, y lo repasamos en una reunión de febrero.

En Israel, el canto en grupo era principalmente antifonal, es decir, se formaban dos grupos y uno animaba al otro a responder.

Por ejemplo, el Salmo 106 empieza y termina diciendo: “¡Alaben a Jah!”, o “aleluya”, para animar al pueblo a decir: “Amén”.

El Salmo 136 se compuso para que varios coros se respondieran entre sí.

Imagínese a los diferentes grupos cantando y respondiendo: ¡Y así continúa por 26 versículos!

Hoy, también, cantar es una forma de responder con el corazón a la bondad divina.

¡Qué alegría da entonar canciones junto a otros que expresan sus sentimientos más profundos por Jehová al cantar!

Y ahora podemos escuchar en el Salón del Reino los acompañamientos de orquesta en muchas canciones; sin duda, una razón más para cantar con gusto en nuestras dos reuniones semanales.

Por cierto, ¿ha disfrutado de la nueva reunión de entre semana?

Gran parte del programa ahora está dedicado a profundizar en las Escrituras.

Y nuestra preparación para predicar se centra en situaciones de la vida real.

Sí, esta agradable reunión se pasa volando.

En efecto, JW Broadcasting es toda una bendición, un medio para hablar a nuestros hermanos de todo el mundo al mismo tiempo y fortalecerlos.

Pero nada puede reemplazar la sensación de adorar a Jehová junto con nuestros hermanos en las reuniones.

Cuando termina una reunión y alzamos la cabeza después de la oración final, nos vemos rodeados de personas que aman a Jehová y apoyan su soberanía.

Estos beneficios se mencionan en el artículo de estudio de abril de 2016 titulado: “¿Por qué debemos reunirnos para adorar a Dios?”, que analizaremos este mes.

Y en octubre emprenderemos una campaña especial para invitar al público a las reuniones.

Si aún no se reúne con los testigos de Jehová o si sale de viaje, busque en jw.org una reunión a la cual asistir.

Vaya a SOBRE NOSOTROS, luego a REUNIONES y entonces a “Busque a cuál asistir”; o vaya a la parte de abajo de cualquier página de nuestro sitio y haga clic en “Asista a nuestras reuniones”.

En ellas descubrirá lo que realmente significa considerarnos, incitarnos y animarnos unos a otros y tanto más al contemplar que el día se acerca.

Ya hemos hablado de varias maneras en las que nos beneficiamos de asistir a las reuniones.

Una de las primeras cosas que las personas notan cuando van a una reunión es que utilizamos el nombre de Dios, Jehová.

En el siguiente video, Soten Yoeun relata el impacto que tuvo en su vida escuchar el nombre de Dios tras haber sobrevivido a un campo de exterminio en Camboya.

En los campos de la muerte en Camboya, solía orar a Dios, pero no sabía su nombre.

Cuando era muy pequeña, separaron a mi familia y me llevaron a los campos de arroz, donde trabajaba desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche.

Cuando ves que asesinan a otros niños, en tu interior pides ayuda desesperadamente.

Todo el tiempo crees que tú serás el siguiente.

Pero, en mi corazón, sabía que, en algún lugar, tenía que haber un Dios verdadero que me ayudara a superar esto.

Un año después, mi familia decidió escapar de Camboya.

Caminamos durante seis o siete meses hasta Tailandia.

Y, de mis 20 hermanos y hermanas, solo 4 sobrevivimos.

Tengo una tía ciega que se apoyaba en mi hombro todo el tiempo.

Pero un día nos descubrieron.

Cuando empezaron a disparar, empujé a mi tía al suelo, y tratamos de fingir que estábamos muertas.

Cuando me levanté, no sabía dónde estaban mis padres.

Pasamos muchos meses en la selva.

Como quería sobrevivir, comía lo que encontraba y también le ayudaba a mi tía.

Un día salí a buscar comida y caminé tan lejos que ya no sabía cómo regresar.

Empecé a llorar muchísimo bajo un árbol; miré hacia el cielo y le oré al Dios verdadero.

De niña me enseñaron a rezarles a los budas, pero esa noche, cuando empecé a orar, dije específicamente que no me estaba dirigiendo a Buda, sino que estaba orando al Dios verdadero.

Yo dije: “Dios verdadero, si realmente existes, ¡por favor, ayúdame porque tengo mucho miedo y hambre y frío!”.

Después de orar, me quedé dormida bajo aquel árbol.

Finalmente, pude llegar al campo de refugiados en Tailandia y me reencontré con mi familia.

Vivimos en ese campo de refugiados durante casi diez años antes de mudarnos a Estados Unidos.

Mi búsqueda del Dios verdadero no había terminado.

Probamos en diferentes iglesias, pero no entendíamos nada.

Un día, cuando regresaba de la escuela, me encontré con un señor llamado Herold.

Me preguntó si podía hablarme acerca de Dios.

Acepté porque vi que traía una Biblia y pensé que debía ser un buen hombre.

Mientras él hablaba, yo trataba de prestar mucha atención, pero no podía entender lo que me decía.

Entonces empezó a hablar más despacio.

Me preguntó: “¿Tu nombre?”.

Yo dije: “Mi nombre, Soten”.

Y él dijo: “Tu nombre, Soten; mi nombre es Herold.

El nombre de Dios, Jehová”.

¡Jamás pensé que Dios tuviera un nombre!

Desde entonces, nunca olvidé el nombre de Jehová.

Quedó grabado en mi corazón.

Herold me dio su número telefónico y dijo que le pediría a su esposa que me visitara algún día.

Pero yo tuve que mudarme a otro lugar.

Aunque no pude estudiar la Biblia con los Testigos en ese momento, siempre le oraba a Jehová.

Después de aprender el nombre de Dios, regresé a la iglesia.

Noté que el sacerdote decía “Padre celestial” para hablar de Dios, pero no mencionaba el nombre de Jehová.

Así que levanté la mano.

Le pregunté: “Disculpe, cuando dice ‘Padre celestial’, ¿por qué no dice ‘Padre celestial, Jehová’?

¿Por qué no usa el nombre de Dios?”.

Él me contestó que Dios no me obligaba a estar allí; me dijo que podía irme o quedarme, lo que yo quisiera.

Como me di cuenta de que ellos no usaban el nombre de Jehová, me fui y nunca regresé.

Después de muchos años intenté llamar a Herold, pero nadie contestaba el teléfono, así que dejé un mensaje.

Esperaba que se acordaran de mí.

Dos semanas después, Herold vino a verme.

Sin embargo, en ese tiempo yo trabajaba por las noches y dormía durante el día.

Pero Herold nunca se rindió.

Y yo seguía orando a Jehová pidiéndole que alguien tocara a mi puerta.

Finalmente, un día abrí la puerta y, cuando vi a Herold, me quedé sin palabras.

Se me llenaron los ojos de lágrimas.

¡Estaba muy contenta de volver a ver a quien me había enseñado el nombre de Jehová!

Poco después empecé a tomar un curso bíblico con una hermana que me ayudó a crecer espiritualmente.

Aprender que tienes un Padre celestial que se preocupa por ti...

¡es lo mejor que puede pasarte en la vida!

Te impulsa a conocerlo mejor y a acercarte más a él.

Yo hacía muchas preguntas: “¿A Dios le agrada esto?

¿Le agrada aquello?”.

Además, cuando iba al Salón del Reino, escuchaba el nombre de Jehová tantas veces...

Ahora sí podía decir: “¡Por fin encontré mi lugar!”.

Me bauticé en 2013.

Mi tía ciega, a la que ayudé a sobrevivir en la selva, todavía vive.

Y es una gran bendición para mí poder hablarle acerca de Jehová.

¡No me alcanzan las palabras para expresar cuánto aprecio el enorme privilegio de conocer a Jehová!

Es maravilloso saber que existe un Dios verdadero, que tiene un nombre y que su nombre es Jehová.

La hermana Yoeun todavía tiene desgarradores recuerdos de lo que su familia vivió a causa de las despiadadas guerras del hombre.

Pero ahora tiene una esperanza para el futuro, y conocer a Jehová la ha consolado mucho.

Muchos nos sentimos como ella.

Además, la hermana Yoeun es feliz porque sirve a Jehová junto con su esposo y su hija.

Al asistir a las reuniones, contribuimos a que la congregación se mantenga unida, como “un solo rebaño” tras “un solo pastor”.

En la siguiente dramatización observe cómo Jehová demuestra su cariño por una persona a través de los pastores de la congregación.

Siempre me ha encantado la música.

Conseguí mi primera guitarra a los 15 años.

Desde entonces ha sido mi mejor compañera para expresar mis sentimientos.

Cuando me preguntaron: “Dave, ¿te gustaría unirte a nuestra banda?”, no lo pensé dos veces.

Componer música era lo que más me importaba.

Pensaba que llegar a ser músico me daría la felicidad.

Así que ese fue el camino que elegí.

Solo que... no fue lo que esperaba.

Trabajo durante el día para cubrir mis gastos.

Pensé que mi vida mejoraría pero me faltaba algo.

En vez de ser feliz, simplemente me sentía sin rumbo.

¡Ey, debo concentrarme!

Ellos son muy amigables y se ven tan felices.

Él me dio un tratado y me dijo: “Muchas personas están buscando la verdadera felicidad y quizá tú seas una de ellas.

Esto podría ayudarte”.

De inmediato escribí mi dirección y pregunté si aceptarían visitarme cuando saliera del trabajo.

Había estado buscando y la realidad es que la respuesta había estado frente a mí todo el tiempo.

¿Cómo no me di cuenta antes?

Verán, yo me bauticé pero nunca tomé la verdad en serio.

Roy me visitó, como había prometido.

Le confesé que yo era Testigo bautizado.

¡Roy de verdad me escuchó!

Entonces me leyó el Salmo 100:3.

En la Biblia, a Jehová se lo compara con un pastor.

Él conoce a cada una de sus ovejas y sabe cuándo una de ellas se ha extraviado.

Una oveja perdida no es una causa perdida porque aún le pertenece.

Jehová no escatima esfuerzos cuando la busca.

Y no para hasta encontrarla.

Yo era una de esas ovejas perdidas.

Pero aún le pertenecía a Jehová y él nunca se olvidó de mí.

Roy me dijo que se mantendría en contacto y me invitó a la reunión del fin de semana.

¡Qué nervioso estaba aquella mañana!

Quería verme bien.

Roy y Matthew estaban esperándome y me dieron una calurosa bienvenida, algo que nunca olvidaré.

¡Cómo pude perderme todo esto?

Esta es realmente la congregación de Jehová.

¡Aquí pertenezco!

La verdad nunca había sido tan real para mí.

¡Cómo disfruto de estar con los hermanos!

Pero lo que más me gusta es ayudar a otros a conocer a nuestro amoroso Padre, Jehová.

Con su ayuda, nunca más volveré a estar perdido.

El programa de noviembre de 2015 enfatizó que no hay mejor lugar donde estar que los brazos de Jehová.

A todos aquellos que se han alejado se les animó y lo hacemos una vez más a volver a Jehová ahora.

Como vimos en el video, Jehová ha dado pastores que cuidan del rebaño y ayudan a todos los alejados a regresar a la organización.

Cuando la obra de predicación comenzó en países como Corea del Sur, Jehová utilizó a misioneros para fortalecer a los hermanos.

En una entrevista de nuestros archivos, el hermano Chong-il Park cuenta cómo relacionarse con ellos lo edificó en sentido espiritual y le infundió aguante ante pruebas que no tardaron en llegar.

En 1939 los hermanos perdieron todo contacto con la organización de Jehová y llegaron a pensar que esta había dejado de existir.

Pero en 1948, un hermano leyó en un periódico cierto artículo sobre la Sociedad Watch Tower.

Oír sobre la organización sorprendió a los hermanos, que de inmediato escribieron.

La organización se alegró mucho de recibir noticias de los hermanos de Corea y nos envió muchos tratados en coreano.

Aquello provocó 2 distintas reacciones: algunos estaban emocionados por participar en la predicación; otros se preguntaban si esta sería realmente la organización de Jehová.

Los primeros misioneros —el hermano y la hermana Steele— llegaron el 9 de agosto de 1949.

El hermano Steele se encargó de disipar todas las dudas, y en poco tiempo los hermanos ya estaban predicando en unidad.

Comencé a servir de precursor en enero de 1950.

Luego, en marzo de ese año, llegaron otros 6 misioneros de la Escuela de Galaad.

Solo había una congregación en Seúl.

Y los misioneros comenzaron muchos cursos bíblicos.

Había muchas personas que deseaban asistir a las reuniones.

El discurso público se presentó, por primera vez, en el auditorio de una escuela.

Y más de 360 personas asistieron, aunque solo éramos, más o menos, 60 publicadores.

Ese mismo día estalló la guerra de Corea, y los misioneros tuvieron que irse el 27 de junio a Japón.

Después de eso, fue necesario que los hermanos se refugiaran en el sur del país.

Yo me escondí, junto con otros, en el campo.

Pero, unos días después, un miembro de la policía secreta del partido comunista nos encontró.

Le explicamos que, como cristianos, no podíamos participar en la guerra y por eso nos escondíamos.

Él nos dijo: “Pues yo no sé mucho de religión, así que voy a traer a uno de mis compañeros que sí sabe de eso.

Regresaré mañana; ustedes no se muevan de aquí”.

De modo que esperamos hasta el día siguiente, y el policía volvió con un compañero.

Yo empecé a explicarles con la Biblia por qué había guerras y tantos problemas en el mundo.

Les dije que se estaba cumpliendo la profecía de Jesús de Mateo 24.

Cuando terminé, me agradecieron por haberles predicado y se despidieron.

Dos días después, el compañero del primer policía trajo a otro amigo para que también le predicáramos.

Los 3 meses que ellos permanecieron en Seúl en realidad nos estuvieron protegiendo.

El ejército surcoreano me seleccionó para brindar apoyo en el frente de batalla llevándoles armas a los soldados.

Yo no podía aceptar ese trabajo, así que me negué a hacerlo.

Debido a ello, recibí una golpiza.

En cierta ocasión, a esa compañía del ejército la transfirieron a otro lugar.

Mientras se mudaban, me escondí en el techo para que no me vieran cuando se fueran de allí.

A la mañana siguiente, cuando bajé del techo, ya no había nada.

Entonces, caminé por una calle sin cambiar de dirección y me encontré con un letrero que decía “Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia”.

Así que me quedé con los hermanos durante 6 meses.

El hermano Steele regresó de Japón para atender las necesidades de los hermanos.

En 1952, él me sugirió que asistiera a la Escuela de Galaad.

Posteriormente, recibí la invitación para la clase número 22.

Hice los trámites para obtener mi pasaporte, pero el gobierno se dio cuenta de que yo no había servido en el ejército.

Así que, en lugar del pasaporte, me dieron un aviso de reclutamiento.

Y en vez de asistir a la Escuela de Galaad, tuve que defender mi neutralidad, lo que significó estar encerrado en una prisión militar por 2 años.

Finalmente, en 1958, pude asistir a la clase número 32 de la Escuela de Galaad.

Valoro mucho la capacitación que me dieron allí.

El trabajo de traducción que realizo en la sucursal requiere de mucho conocimiento, y la capacitación que recibí en Galaad realmente me ha ayudado en esta labor.

Siento un gran cariño por la verdad, la organización de Jehová y las cualidades de los hermanos, como la humildad y la mansedumbre.

Eso me ha impulsado a seguir el buen ejemplo de otros en el servicio de tiempo completo.

¿Observaron qué fue lo que más apreció el hermano Park, incluso después de ser perseguido y encarcelado por su fe?

Fueron las cualidades cristianas de los hermanos y la capacitación que recibió por parte de la organización de Jehová —otro claro ejemplo de los beneficios de reunirnos—.

Si quiere conocer otras maneras de imitar la fe del hermano Park, lea su historia en la página 12 de la ¡Despertad! de diciembre de 2008.

Muchos jóvenes siguen el ejemplo de hermanos de experiencia y están dispuestos a aceptar asignaciones difíciles pero gratificantes.

Vayamos a la India, donde el hermano Francis Rodrigues está poniendo en práctica todo lo que aprendió en la Escuela para Evangelizadores del Reino, con la intención de enseñar la verdad en lenguaje de señas.

Cuando era más joven, asignaron a dos precursores especiales a una congregación cercana.

Pude ver lo felices que eran al servir a Jehová.

Tuve la opción de trabajar en el extranjero, pero decidí servir a Jehová de tiempo completo.

En el servicio especial de tiempo completo, Jehová cubre todas mis necesidades.

Trato de ser un instrumento útil en sus manos, y así dejo que me use donde él quiera.

Hace un año fui asignado al campo de lenguaje de señas indio.

He ido a unos 20 territorios que no se habían predicado.

Empezamos a buscar sordos desde las 7 de la mañana.

Casi todos los habitantes de los pueblos son campesinos, y regresan a casa para tomar un descanso.

Predicamos hasta las 9:00 o 9:30 de la noche.

Después viajo a otro pueblo durante toda la noche; y a las 7 de la mañana empiezo a dar cursos otra vez.

Hago esto 4 veces a la semana.

Estábamos entregando invitaciones a la Conmemoración en una escuela para sordos.

En eso, unos jóvenes corrieron a vernos y nos dijeron: “Jehová amor”.

Y pensamos: “¿Cómo saben quiénes somos?”, porque nunca los habíamos visto.

Luego reconocimos a un jovencito que había ido una sola vez a la reunión.

Al volver a la escuela, él les habló de nosotros a sus amigos.

Todos nos dijeron:

“Por favor, vengan un día a enseñarnos más de Jehová”.

A veces encontramos a sordos que nunca han ido a la escuela.

En esos casos, les pedimos a sus padres que se sienten con ellos, y así nos damos cuenta cómo se comunican entre sí, y nos adaptamos al lenguaje de señas que usan.

En otro lugar a unas 10 horas de aquí había solo dos o tres sordos que querían aprender, pero el número fue aumentando.

Comenzábamos el primer curso bíblico a las 7 de la mañana.

Uno a uno iban llegando todos.

En ocasiones eran tantos que dábamos cursos en grupos de 10 o 12 personas.

Debíamos terminar a las 8:30 de la noche, porque me esperaba un viaje de 10 horas en tren para volver a casa.

Hicimos planes para visitar la sucursal.

Al terminar la visita, dos jovencitas sordas empezaron a llorar.

Dijeron: “Gracias al amor que nos mostraron estos hermanos, sentimos que Jehová es el Dios verdadero”.

Desde entonces han hecho cambios en sus vidas, y una de ellas ahora es publicadora no bautizada.

Ver que los sordos hacen cambios en sus vidas, son felices y llegan a ser amigos de Jehová...

me hace sentir muy feliz.

Se presentan muchos desafíos en mi asignación.

En ocasiones tengo que viajar 10 horas para llegar a un pueblo, y esos viajes me agotan.

A veces, los trenes están repletos de gente.

Y con frecuencia se retrasan hasta 3 horas o se cancelan salidas, lo que nos obliga a volver a casa.

Los problemas van y vienen, pero trato de no pensar mucho en ellos.

No le pido a Jehová que elimine las dificultades, sino que me de las fuerzas para superarlas.

Las dificultades no son nada en comparación con los beneficios que veo.

Cuando me concentro en ellos, de verdad disfruto de mi asignación.

Sin importar los obstáculos que tenga que afrontar para llegar a la gente, el hermano Rodrigues busca a quienes están dispuestos a conocer la verdad.

Como notaron,

su alegría proviene de dirigir a las personas a la congregación para que sean parte de una hermandad mundial.

Casos como este se ven todos los días alrededor del mundo gracias al trabajo de publicadores y precursores.

¿Por qué no examina usted su ministerio?

Tal vez descubra que puede hacer más para ayudar a otros a conocer a Jehová.

Como hemos analizado en este programa, los ejemplos de fe se presentan de distintas formas.

En el programa de abril de 2016 vimos dos videos de la nueva serie: “Opiniones sobre el origen de la vida”.

Queremos presentarles otras dos historias de personas a las que sus conocimientos científicos las impulsaron a desarrollar una fe fuerte en el Creador.

Me llamo Rocío Picado Herrero.

Estudié químicas en la Universidad de Salamanca en España.

Yo me especialicé en el campo de la química orgánica, que es la parte de la química que se dedica al estudio del átomo de carbono y de todos los compuestos que se generan a partir de ese átomo.

Creía que la vida había surgido por evolución.

En el libro de ciencias naturales recuerdo perfectamente un cuadro con los embriones de diferentes vertebrados, y, en las primeras etapas del desarrollo, las similitudes eran enormes.

Porque al llegar a la universidad, comencé a estudiar con más detalle los procesos en los que se basaba la teoría de la evolución y, para mi sorpresa, comprobé que no eran hechos demostrados.

Como química me encanta

conocer la distribución de los átomos dentro de una molécula.

Dentro de los seres vivos, los aminoácidos, los 20 aminoácidos que son importantes para la síntesis de las proteínas básicas para la vida, curiosamente todos son levógiros o “zurdos”; lo que quiere decir que cuando llega un haz de luz polarizada, la desvían hacia el lado izquierdo.

Y lo hacen de manera inexplicable, porque lo lógico sería que si la síntesis se produce completamente al azar, la mitad de las formas fueran “diestras” o dextrógiras y la otra mitad fueran levógiras o “zurdas”.

Me pregunté: “¿Cómo es posible que el simple azar, una fuerza totalmente aleatoria, pudiera sintetizar compuestos solamente levógiros, y que además son precisamente los esenciales para la vida?”.

Y, finalmente, tuve que concluir que había una fuerza, un Diseñador, un Creador detrás de la vida

y de los elementos que componen esa vida, como los aminoácidos.

A pesar de haber recibido una educación religiosa desde la infancia, no tenía una idea muy clara acerca de Dios.

Pensaba en él como en un ser superior al que tendríamos que dar cuentas por nuestro comportamiento.

Es un libro que no es científico, no se dedica a describir el universo que nos rodea ni tampoco las leyes que lo regulan, pero sí habla de ciencia y cuando aborda cuestiones científicas, lo hace con enorme exactitud.

El mayor beneficio de estudiar la Biblia es poder tener una relación personal con el Creador del universo, un universo que me fascina conocer a través de la ciencia.

Me llamo Davey Loos.

Estudié bioquímica en la Universidad de Lovaina, en Bélgica.

Posteriormente obtuve un doctorado en el mismo campo.

Cuando era niño, creía en la Biblia.

Sin embargo, a medida que crecía, iba perdiendo el interés en ella.

Cuando vas a la universidad y estudias ciencias biológicas o bioquímica, te inculcan, desde el comienzo, ciertas ideas sobre el origen de la vida y los principios de la evolución.

Los profesores que daban estos cursos eran verdaderos científicos, con largas trayectorias en su campo.

Eran especialistas muy reconocidos, a quienes respetábamos mucho.

Entonces no cabía la posibilidad de cuestionar la evolución.

En 1999 hubo una guerra en Europa, en Kosovo, y recordé que de pequeño había leído en la Biblia sobre los acontecimientos que iban a ocurrir en el futuro, y comencé a preguntarme si la guerra en Kosovo era uno de ellos.

Eso me motivó a leer la Biblia de nuevo.

En ese momento sentí que debía reconsiderar mis creencias sobre el origen de la vida y también sobre los fundamentos de la evolución.

Basándonos en la teoría de la evolución, esperaríamos ver una abundancia de formas de transición en el registro fósil.

Pero al analizar la evidencia de los fósiles, simplemente no la encontramos.

Vemos que las especies principales llegaron a existir en momentos específicos, y que su forma y estructura siguen siendo exactamente iguales a las que tienen en la actualidad.

Darwin mismo llegó a escribir que la mayor objeción presentada en contra de la teoría de la evolución es el hecho de que el registro fósil no muestra una gran cantidad de formas de transición.

Y eso es lo que realmente se descubre al analizar el conjunto de datos: el registro fósil parece contradecir lo que afirma la evolución.

Como bioquímico, tuve la oportunidad de estudiar diversas biomoléculas.

Observé que prácticamente cada molécula de un ser vivo es en realidad muy sofisticada.

Es como un motor o máquina molecular a escala nanométrica

que realiza tareas específicas y muy complejas.

En mi opinión, la complejidad que vemos tanto en la naturaleza como en dichas moléculas indica que realmente existe un Creador.

¿Identificaron algún punto que les podría ser útil la próxima vez que hablen con un evolucionista?

Cuando la investigación química de la hermana Rocío Picado aportó pruebas en favor de un diseño, ella comenzó a recordar lo que le habían enseñado sobre Dios cuando era niña.

Tal vez encontremos a personas que creen en la evolución, pero que, debido a su crianza, tienen preguntas sobre Dios.

Si les mostramos con sencillez y claridad argumentos sobre la existencia de un Creador, quizá se interesen.

Los sucesos mundiales impulsaron al hermano Loos a analizar la Biblia y reevaluar sus creencias.

A todos, incluso a los evolucionistas, les afecta la difícil situación mundial, y eso pudiera motivarlos a escuchar.

Así que cuando alguien le diga que cree en la evolución, no se apresure a pensar que rechazará el mensaje.

En realidad, nuestro ministerio y otros aspectos de nuestra vida mejoran cuando nos detenemos un poco, nos tomamos nuestro tiempo y ponemos en práctica lo que dice el video musical de este mes: “No corras más”.

♪♪ Sé feliz, mas sin correr.

No es fácil, mas eso debe ser.

Aquí no corras al jugar.

No es el momento.

No es el lugar.

(Estribillo) No corras más.

Toma el tiempo de pensar y el momento disfrutar.

No corras más.

Mucho hoy hay que hacer, con seriedad, pues es tu deber.

No olvidarás que también al hermano hay que tratar muy bien.

(Estribillo) No corras más.

Toma el tiempo de pensar y el momento disfrutar.

No corras más.

A las puertas hay que ir.

¿Estarán aquí? y ¿podrán salir?

Al caminar verás que habrá alguien por ahí que querrá escuchar.

(Estribillo) No corras más.

Toma el tiempo de buscar y el momento disfrutar.

No corras más.

Oh, oh, no corras más. ♪♪ Claro, nunca deberíamos correr en el Salón del Reino.

Pero en cierto sentido, este consejo no es solo para los pequeños, sino también para los grandes.

Como vimos, aun cuando estamos ocupados con asuntos de la congregación, podemos dedicar tiempo a animar a los hermanos.

Y en lugar de predicar apresuradamente, hay que imitar a Jesús: buscar a las personas y llegarles al corazón.

Jehová se acerca a nosotros de muchas maneras; una de estas es cuando nos reunimos para adorarlo.

Muy probablemente algunos ya asistieron a la asamblea regional de 2016, “Seamos leales a Jehová”.

Pero la mayoría de nosotros todavía estamos esperando esos tres emocionantes días en los que disfrutaremos de 47 discursos bien preparados, 18 canciones para alabar a Jehová y otros 50 contenidos en audio o video, incluidas 2 películas.

Todo el programa ha sido preparado para ayudarnos a permanecer leales a Jehová a pesar de los desafíos.

Por ejemplo, ¿cómo podemos ser leales aun bajo presión o ante tentaciones?

¿Qué lección le dio Jehová a Job y cómo puede esta fortalecer nuestra lealtad?

¿Y por qué dice la Biblia que el amor leal de Jehová es mejor que la vida?

Si quiere ver qué más nos espera en la asamblea regional, descargue el programa desde nuestro sitio de Internet, jw.org.

¡No querrá perderse ni un minuto de la asamblea 2016: “Seamos leales a Jehová”!

Para terminar, les traemos saludos de la congregación Las Perlas ngäbere, de Panamá.

La región de Volcán es la más alta del país, por lo que tiene un clima templado, perfecto para cultivar café y verduras.

Durante la época de la cosecha, de octubre a diciembre, una gran cantidad de hablantes de ngäbere trabajan en la zona.

Esto da a nuestros hermanos la oportunidad de transmitirles las buenas noticias sobre el Reino.

Varios hermanos y hermanas de la localidad ayudan en la oficina de traducción al ngäbere.

Y otros están aprendiendo el idioma para apoyar la cosecha espiritual.

Les mandamos nuestro amor cristiano y saludos.

Y oramos para que no pierdan el buen ánimo.

¡Gracias por acompañarnos!

Esperamos que hayan disfrutado el programa.

¡Así terminamos un programa más de JW Broadcasting, desde Brooklyn, Nueva York!



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