JW Broadcasting: Julio de 2016

¡Bienvenidos a JW Broadcasting!

En este programa conoceremos la historia de un hermano que trabajaba en el equipo de seguridad que protegía a un presidente.

Pero ver el amor que existe en el pueblo de Jehová lo impulsó a cambiar su vida y a hablar a otros sobre el Rey del universo.

Todos valoramos a nuestra hermandad internacional.

Los hermanos que vivían en la ex Unión Soviética arriesgaron su vida durante la Guerra Fría a fin de animar a otros Testigos que estaban al otro lado del mundo.

¿Nos motiva nuestro amor a Jehová a no llevar una doble vida?

Una dramatización nos recordará principios básicos para proteger nuestro corazón cuando el mundo de Satanás comienza a arrastrarnos.

Este es el programa de julio de 2016 de JW Broadcasting.

La definición que da la obra Perspicacia para comprender las Escrituras de la palabra cristiano deja muy claro que para ser un cristiano verdadero, se requiere más que sencillamente decir que creemos en Dios, pues no se puede ser cristiano solo de nombre.

Por ejemplo, la Biblia enseña que la fe se demuestra con hechos, no solo con palabras.

Y como todos somos pecadores desde que nacemos, para llegar a ser cristianos, debemos arrepentirnos, abandonar la mala conducta, dedicar nuestra vida a adorar y servir a Jehová y, solo entonces, bautizarnos en agua.

Además, el cristiano debe mantenerse libre de la inmoralidad sexual y la idolatría, y abstenerse de la sangre.

Debe desnudarse de la vieja personalidad y evitar los ataques de ira, el habla obscena, las mentiras, el robo, la borrachera y, como dice el capítulo 5 de Gálatas, “cosas semejantes a estas”.

Así es, los cristianos tienen que ajustar su vida a los principios bíblicos.

Por eso deben ser amables, considerados, apacibles, así como demostrar gran paciencia y autodominio.

Deben proveer para los suyos y cuidar de ellos, y también amar al prójimo como a sí mismos.

¿Verdad que ser cristianos implica mucho más que solo decir que lo somos?

Ahora bien, aunque todas estas características son esenciales, ¿cuál dijo Jesús que sería la cualidad principal que distinguiría a un cristiano verdadero?

Quizás ya sepan la respuesta, pero vamos a recordarla leyendo Juan 13:34, 35.

Allí dice: Mi discurso de este mes se basa en estos versículos.

Se titula: “El amor es lo que distingue a un discípulo de Jesús”.

¿Observaron que, en el versículo 34, Jesús dijo que les daba un “nuevo mandamiento”?

Pero, más bien, parece un mandamiento muy antiguo, ¿no creen?

Recuerden que más de 1.500 años antes de que Jesús pronunciara esas palabras, la Ley mosaica ya decía en Levítico 19:18: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”.

Entonces, ¿qué tenía de nuevo el mandamiento de Jesús registrado en el capítulo 13 de Juan?

Bueno, Jesús indicó que los cristianos verdaderos tenían que amarse unos a otros como él los había amado.

¡Ahí estaba la diferencia!

Ahora, no solo debían amar al prójimo como a sí mismos, sino tal como Jesús los había amado.

¿Qué clase de amor era ese?

Se trataba de un amor abnegado.

Y cuando hablamos de esto, solemos pensar en el sacrificio de Jesús y en cómo entregó su vida para que tuviéramos la esperanza de vivir para siempre.

De modo que el amor abnegado de Jesús quedó demostrado porque estuvo dispuesto a morir por nosotros.

Y lo cierto es que algunos quizás tengamos que morir por nuestros hermanos algún día, aunque esperamos que esa situación nunca se presente.

Por eso, en vez de hablar sobre estar dispuestos a morir, veamos cómo podemos manifestar este amor abnegado hacia los demás en nuestra vida.

Recordemos que también durante su vida en la Tierra —en su ministerio de tres años y medio— Jesús demostró su amor por las personas.

Además de hacer el bien cuando la situación lo exige, un verdadero seguidor de Jesús busca la forma de ayudar a la gente en sentido espiritual y de otras maneras; procura hacer cosas buenas por los demás.

Predicar y enseñar las buenas nuevas —aunque algunos reaccionen con hostilidad— es una de las mejores expresiones de amor, pues quienes escuchan pueden llegar a vivir para siempre.

Aun así, las palabras de Pablo en 1 Tesalonicenses 2:8 indican que el cristiano verdadero debe impartir no solo las buenas nuevas de Dios, sino también su propia alma cuando ayuda a quienes desean aprender.

Esa es la clase de amor que distingue a los discípulos de Jesús.

Y él no se refería a que todos tendrían que morir por otros; más bien, les enseñó que todos deberían vivir mostrándose amor abnegado unos a otros a lo largo de toda su vida.

Los 4 evangelios contienen valiosos ejemplos del amor abnegado de Jesús, pero no describen absolutamente todo lo que hizo durante su vida en la Tierra.

Su ministerio de tres años y medio equivale a casi 1.300 días de dar de su vida y su amor.

¡El registro escrito de la vida de Jesús, aunque breve, es maravilloso!

Pero observar a Jesús en vivo todos los días debió ser aún más extraordinario.

Los relatos que tenemos de la vida de Jesús pueden compararse a un álbum fotográfico con unas cuantas imágenes.

En cambio, lo que sus apóstoles vivieron con él día tras día fue como observar una película basada en su ejemplo de amor.

Con razón, en Juan 21:25, el apóstol dijo: Como hemos leído, hubo muchas otras cosas que Jesús hizo; no que Jesús dijo, sino que hizo.

Así que Juan se refiere a hechos que demostraron su abnegación y su amor por los demás.

Ya dijimos que la predicación es una manera de demostrar amor.

Pero ¿de qué otras formas manifestamos el amor que identifica a los cristianos verdaderos, es decir, un amor como el de Jesús?

Hablemos primero de los ancianos de congregación.

En Filipenses 2:17, Pablo dijo que él se había derramado como libación por la congregación.

¿Qué quiso decir con eso?

Que estuvo dispuesto a agotar sus energías físicas y emocionales para ayudar a sus hermanos filipenses.

Muchos de los ancianos hacen lo mismo en nuestras congregaciones a favor de aquellos que están bajo su cuidado.

Dedican tiempo a animar y orientar a quienes lo necesitan; dirigen la predicación; están allí cuando hay graves problemas de salud o de otra índole.

Se entregan por completo a sus hermanos y así demuestran que son discípulos de Cristo.

Pero no necesitamos ser ancianos para ayudar a otros, ¿verdad?

Si nos fijamos en los demás, y no solo en nosotros mismos, identificaremos a quienes necesitan ánimo porque están pasando por pruebas o circunstancias difíciles.

Esta es una forma de probar que tenemos un amor como el de Jesús.

Pero quizás usted sea una hermana mayor y piense que decirle algo animador a un hermano es muy difícil.

Bueno, tal vez no tenga que decir nada: con solo estar allí en las reuniones o en la predicación, usted puede hacer que los demás se sientan animados.

Por favor, lean conmigo lo que dice Hechos 28:15.

Dice: Pablo “cobró ánimo” con solo ver a los hermanos que salieron a recibirlo.

Así que usted también puede animar a los hermanos con su sola presencia.

Ahora leamos lo que dice Filipenses 2:1-4.

Allí Pablo describe el “estímulo en Cristo”.

Dice: ¿Notaron el espíritu de abnegación que caracteriza al amor, así como el estímulo del que se habla aquí?

Sí, Pablo dijo que tuviéramos amor, pero también que vigiláramos con interés personal no solo nuestros asuntos, sino también los de los demás.

Esa es la clase de amor que distingue a los cristianos verdaderos.

Por ejemplo, ¿acostumbramos visitar a los que están enfermos o no pueden salir de casa?

Sería fácil recordar solo a los que vemos en el Salón del Reino y olvidar a los queridos hermanos a quienes no vemos porque su situación les impide salir.

¿Recuerdan algunos de los ejemplos más sobresalientes del amor de Jesús?

Hay numerosos relatos en los que Jesús y sus apóstoles curaron a los enfermos.

Claro, nosotros no podemos curar enfermos, pero lo que sí podemos hacer es visitarlos.

¡Y cuánto alivio puede traer una visita!

Los enfermos valoran mucho que oremos por ellos en las reuniones, pero también que respaldemos nuestras palabras con hechos, como cuando los visitamos.

¡Así es el amor de Cristo en acción!

¿Por qué no repasa la lista de los hermanos en su grupo de predicación con la idea de identificar a quienes hayan faltado a las reuniones?

¿Necesitan ayuda para preparar alimentos o para realizar alguna tarea del hogar?

¿Necesitan que alguien los lleve al doctor?

¿Nos impulsará el amor a satisfacer esas necesidades?

Donar para la obra del Reino también es una prueba de nuestro amor, pues con dichos fondos se atienden las necesidades de los hermanos en el mundo.

Al contribuir demostramos que somos verdaderos discípulos de Cristo.

Además, muchos han invertido sus recursos en viajar a lugares lejanos para ayudar a reparar los daños causados por desastres naturales.

¡Esta es una conmovedora evidencia de su abnegación y su amor por los hermanos!

Deseamos que este repaso de las palabras de Jesús, de Juan 13:34, 35, nos ayude no solo este mes, sino durante toda la vida.

¿Sabían que casi un tercio de la población mundial afirma ser cristiana?

Pero ¿cuántos de ellos manifiestan amor abnegado por quienes no son parte de su familia?

La mayoría son como jugadores uniformados de un equipo de fútbol.

Creen que, para ser parte del equipo, solo necesitan portar con letras grandes la palabra cristiano en la camiseta.

Sin embargo, la mayoría de ellos se conforman con sentarse en la banca —o el banco de la iglesia— y solo miran el juego desde afuera.

No llevan la vida de un cristiano.

Pero Jesús dejó muy claro que, para ser un verdadero discípulo suyo, no solo debemos “ponernos la camiseta” y decir que somos sus seguidores.

Más bien, tenemos que demostrar nuestro amor con hechos —es decir “jugar para el equipo”— y así imitar a los dos mejores ejemplos de amor de todos los tiempos: Jehová Dios y su hijo, Jesucristo.

Como dijo Pablo en 2 Corintios 8:8, debemos poner a prueba lo genuino de nuestro amor.

Así es, necesitamos demostrar todos los días que somos auténticos discípulos de Jesús.

Ahora el hermano Reinmueller nos hablará sobre algunos ejemplos de cómo los principios bíblicos han ayudado a personas de todo el mundo.

Alex.

Gracias, hermano Herd, por sus animadoras palabras.

Nos sentimos muy motivados a demostrar más que nunca nuestro amor a Jehová y a los demás.

Hace poco, conocimos a Mamuka Tektumanashvili, originario de Georgia.

Él trabajó por años como oficial de alto rango en las fuerzas especiales.

¿Cómo se dio cuenta de que defender a su país no era el mayor honor que podía tener?

Conozcamos su historia.

Durante 18 años serví en una unidad especial encargada de proteger al presidente.

Esta misión exigia abnegación total.

En la escolta presidencial, el primer vehículo y el último pertenecían a esta unidad.

De modo que si ocurría un atentado, nosotros seríamos los primeros en recibir el ataque.

En los últimos 10 años de servicio, trabajé capacitando al nuevo personal que se encargaría de esta tarea.

En este campo solo deben trabajar expertos que no conozcan el miedo.

Eso es lo que les transmitía a las nuevas generaciones.

Me encantaba mi trabajo y era un ferviente patriota.

Sentía un cariño especial por la bandera de mi país.

En una mochila, siempre llevaba mis armas y la bandera.

Mi patriotismo estaba tan arraigado que era capaz de golpear a cualquier persona solo por ser extranjera.

Siempre creí que Dios no permitiría que alguien como yo se acercara a él.

Un día, los testigos de Jehová vinieron a visitarnos.

Nos gustó mucho lo que nos explicaron, y mi esposa quiso tomar un curso de la Biblia.

Como se oían varios rumores sobre los Testigos, antes de dejar que mi esposa se relacionara con ellos, decidí asegurarme de que todo lo que hacían en sus reuniones era aceptable.

Después de asistir a una sola reunión, quedé encantado.

Eran personas muy educadas, amigables y sonrientes.

Me di cuenta de que mi esposa no corría ningún peligro con ellos.

Al contrario, su compañía sería una buena influencia para ella.

Poco después, mi esposa y nuestra hija mayor se bautizaron.

Yo disfrutaba mucho de la compañía de los testigos de Jehová.

Y, más tarde, también acepté un curso bíblico.

Sabía que necesitaba hacer cambios drásticos en mi vida, pero mi empleo me lo impedía.

Además, creía que predicar de casa en casa era mucho más difícil que entrar en combate.

Respetaba mucho a los Testigos por su valor y fortaleza.

Poco a poco, hice ajustes que me ayudaron a ser mejor persona.

Quería dejar mi empleo y hablar con mis compañeros sobre mis creencias religiosas.

Así que escribí todos los textos de la Biblia que me había aprendido y los pegué en una pared de mi oficina.

Me puse a pensar en cómo me ganaría la vida cuando renunciara a mi empleo, y decidí aprender un oficio.

Compré herramientas y todo lo necesario para sostener a mi familia.

Había llegado el momento de tomar una decisión.

El día que dejé mi empleo ha sido uno de los más felices de mi vida.

Desde entonces, he podido dedicar cada minuto a servir a Jehová con la conciencia limpia.

Pocos meses después, me bauticé.

Al principio, no ganaba lo suficiente.

Pero eso me enseó a confiar más en Jehová.

Hice todo lo posible por mantener el servicio a Dios en primer lugar.

Agradezco de corazón el apoyo que me han dado los hermanos, y valoro mucho su amistad.

Antes obedecía órdenes de hombres y, algunas veces, las cumplía a regañadientes.

Hoy me siento feliz porque cumplo una misión que Jehová me ha dado.

Con el mismo entusiasmo del profeta Isaías, digo: “¡Aquí estoy yo!

Envíame a mí”.

Como familia, decidimos mudarnos para predicar en donde hubiera más necesidad, y esto nos ha unido aún más.

En esta mochila, antes llevaba armas; ahora llevo una Biblia y publicaciones basadas en ella.

Antes creía que yo nunca podría predicar de casa en casa; ahora puedo decir con toda seguridad que estas palabras de Jesús se han cumplido en mi caso: “Todas las cosas son posibles para Dios”.

El hermano Tektumanashvili sirve como anciano de congregación y es precursor regular desde el 2014.

Como hemos visto, el hermano Tektumanashvili trabajó para el gobierno.

Pero hay otros que viven fuera de la ley.

¿Cómo se benefician ellos del amor sin prejuicios que Jehová extiende?

Viajemos hasta la República Democrática del Congo, en África.

Ahí, nuestros hermanos realizan grandes esfuerzos a fin de predicar a personas que no encontraríamos de casa en casa.

Pudiera decir que la mía es una historia realmente triste.

Pasé por muchas dificultades durante toda mi infancia.

Perdí la esperanza de alcanzar una vida mejor.

Por esta razón, frecuentaba amistades que no me llevaron a nada bueno.

Una noche me arrestaron y me llevaron a la prisión de Buluo, que es una prisión de máxima seguridad en el Congo.

La prisión es un lugar muy peligroso.

Por eso, me sorprendió la facilidad con que aceptaron la verdad.

Me impresionó mucho.

Teníamos que conseguir un permiso para poder seguir predicando en la prisión.

Habíamos disfrutado mucho de predicar allí.

Así que fui a ver a las autoridades en la ciudad a fin de saber qué se necesitaba para conseguir el permiso requerido.

Para mi gran sorpresa, solo me dieron una hoja de papel y me dijeron que escribiera mi solicitud.

Me pidieron que esperara.

Unos minutos después, ya tenía la autorización en mis manos y sin pagar nada.

Cada vez que la situación parecía insostenible, inalcanzable, y las puertas se cerraban, la mano de Jehová nos brindaba la mejor solución.

Tener la autorización dio un gran impulsó a este programa especial de predicación.

En armonía con 1 Corintios 9:22, 23, los hermanos han podido hacerse toda cosa a gente de toda clase, para que de todos modos salven a algunos.

Algunos líderes religiosos que también estaban presos se opusieron mucho a nuestra presencia.

Conspiraron para que nos echaran del sitio donde nos reuníamos.

Los otros presos se sintieron mal por esto y consiguieron otro lugar de reunión más grande que el primero.

Como Buluo está a ocho kilómetros de nuestra congregación, el cuerpo de ancianos ha conseguido que dos microbuses brinden transporte, todos los sábados, al grupo que va a predicar y apoyar la reunión allí.

Tan pronto llegan a las 8:30 de la mañana, comienzan a predicar, y a las 10 empieza la reunión.

Tenemos todas las reuniones de la semana ese día.

Para mí, los testigos de Jehová son gente admirable.

Desde hace más de tres años han ayudado más activamente a los detenidos.

La reeducación de los prisioneros está garantizada con los testigos de Jehová.

Realmente recibimos mucha ayuda de parte de los Testigos.

Por eso estoy muy contento.

En diciembre de 2014, asistieron 175 personas a una asamblea de circuito en la prisión.

Y siete internos se bautizaron.

La prensa local cubrió el evento.

Esta es la primera vez que veo que se bautizan testigos de Jehová aquí en la prisión de Buluo.

Esto es algo muy bueno.

Los animo a que sigan brindando esta ayuda.

Cada semana nos reunimos más de 80 personas, y algunas veces la asistencia llega a 140.

Treinta y seis de estos son publicadores que aprendieron la verdad en la prisión de Buluo; 30 son bautizados, y 6 aún no se han bautizado.

Visité varias iglesias porque tenía muchas preguntas, pero no encontré respuestas satisfactorias.

Cuando visité a los testigos de Jehová, me dieron respuestas correctas basadas en la Biblia.

Entendí que Jehová es compasivo y está listo para perdonar.

Estas cualidades me conmovieron mucho.

Antes era soldado, soldado del ejército.

Acudí a varias iglesias porque tenía una pregunta que me inquietaba mucho.

Me preguntaba por qué permite Dios que le pasen cosas malas a la gente.

Yo estaba en prisión cuando los Testigos vinieron a predicarnos.

Les hice la misma pregunta: “¿Por qué permite Dios que haya sufrimiento y enfermedad?”.

Me respondieron con 3 versículos de la Biblia.

Me alegré mucho porque al fin encontré la respuesta que buscaba.

Papy Okito estaba en prisión cuando conoció a Jehová.

Su progreso fue tan sorprendente que los encargados ahora confían mucho en él.

Como a José, en tiempos bíblicos, a él lo han puesto a cargo de la supervisión de los otros prisioneros.

Al ver que su conducta mejoraba a mayor grado, la administración de la cárcel solicitó que le redujeran la condena.

Al entrar en la prisión, perdí toda esperanza.

Pensé que ese sería mi fin.

Gracias a la Biblia, encontré esperanza y alegría de vivir.

Por eso ahora soy muy feliz aunque todavía estoy preso.

Pero ahora sé que el paraíso...

es para mí.

Desde hace 5 años, los hermanos han estado predicando en la prisión de Buluo.

En ocasiones, los publicadores entregan hasta 500 revistas en un solo fin de semana.

Aunque el éxito no se mide en números, estas cifras nos dan una idea de la gran necesidad espiritual que tienen los prisioneros.

En los últimos meses se han aprobado otros 11 publicadores dentro de la prisión.

¡Qué hermoso acto de bondad de Jehová y su organización para ayudar a todos a satisfacer su necesidad espiritual!

A finales de los años cincuenta, nuestros hermanos de la antigua Unión Soviética

sufrieron fuerte oposición.

El gobierno los persiguió, registró sus casas, y muchos fueron enviados a campos de concentración comunistas o a lugares parecidos.

Entre 1956 y 1957, más de 462.000 asistentes a distintas asambleas alrededor del mundo secundaron un documento en el que se describía el maltrato que sufrían los Testigos en Siberia.

Dicha petición se envió a las autoridades soviéticas, pero lamentablemente la situación no cambió.

El siguiente año, durante la asamblea internacional de 1958 realizada en el Estadio de los Yankees en Nueva York, se dio un discurso titulado “Tras la Cortina de Hierro”.

Muchos de los presentes se sorprendieron al escuhar una grabación que contenía saludos y canciones que los hermanos de la Unión Soviética habían enviado.

A riesgo de perder su libertad, nuestros hermanos y hermanas produjeron y mandaron dicha grabación.

Bueno, hace tan solo unos meses,

algunos de los que participaron en aquel proyecto escucharon su contenido por primera vez.

Algunos ni siquiera sabían que la grabación

se había reproducido en la asamblea de 1958 en Nueva York.

Nuestro equipo atestiguó este reencuentro.

Los hermanos nos dijeron que grabaríamos algunas canciones.

Mientras cantábamos, nunca imaginé que nos escucharían en una asamblea.

Cantamos como siempre lo hacíamos.

El coro se componía de unas 20 personas, y la grabación se realizó en el cuarto de un edificio que parecía cuartel militar.

Yo dirigía el coro y les daba el tono correcto.

Si alguien desafinaba, ella lo notaba de inmediato y decía: “¡Altos, están desentonados!” o “¡Tenores, están desafinados!”.

Y así, no había errores.

Debíamos ser muy cuidadosos cuando grabábamos.

Y no hablábamos del asunto.

No podíamos contarle a nadie.

Era un secreto absoluto.

Escogieron a un hermano que hablaba muy bien el ruso, tenía buena voz y buena entonación.

Y, según recuerdo, la grabación quedó lista en el primer intento.

El hermano Yuriy Dobychin grabó los saludos.

Los hermanos que produjeron la grabación dijeron que lo más difícil sería pasar la cinta al otro lado de la frontera De modo que la cortaron en pequeñas secciones y las cocieron en el forro de un saco, pues así era como se enviaban las cartas confidenciales.

Un matrimonio de Polonia, que estaba de vacaciones en Rusia, estuvo de acuerdo en llevarse la cinta para sacarla de la Unión Soviética.

Pero eso les causó graves problemas.

La carta del hermano Scheider, quien recibió la grabación en Polonia, decia: “Los oficiales de seguridad separaron a nuestro hermano de los demás.

Luego un oficial le dijo: ‘Entréguenos la cinta y las tres cartas que lleva con usted’.

El hermano se dio cuenta de que alguien lo había delatado.

Registraron cuidadosamente al hermano y a su esposa.

Inspeccionaron minuciosamente sus maletas y todas sus pertenencias.

Después los obligaron a quitarse la ropa mientras les gritaban: ‘¡Dígannos donde escondieron todo o a quién se lo dieron!’.

Los oficiales estaban seguros de que el hermano traía la cinta y las cartas consigo.

En varias ocasiones lo llevaron a las oficinas de la policía fronteriza y de la policía de seguridad y lo revisaron vez tras vez muy enojados.

Finalmente, tuvieron que darse por vencidos.

Lo retuvieron durante 24 horas y lo interrogaron frente a diez especialistas, pero nuestro hermano salió victorioso”.

Lamentablemente, no sabemos quién fue el matrimonio que llevó la cinta a Polonia.

Bueno, sentí una alegría inmensa, pues después de todo, se cumplió el objetivo.

¡Todo fue tan maravilloso en ese momento!

¡De verdad lo disfruté!

Nada podría describir lo contenta que me sentí.

Me emocioné muchísimo.

Estos hermanos no se arrepienten de nada.

Se sienten satisfechos de que su esfuerzo haya animado a tantos no solo en aquella época, sino hasta nuestros días.

Esta clase de amor, tan común para nosotros, salta a la vista de aquellos que no conocen de Jehová.

Un matrimonio joven de Estados Unidos, Jeremiah y Holly Draper, lo vivió en carne propia.

—Ahora disfruto de muchísimas bendiciones.

—Me siento verdaderamente feliz y llena de alegría.

—Estoy increíblemente agradecido por todo lo que hace Jehová.

—Pero para nosotros, no siempre fue así.

—Crecí en un mundo oscuro.

Nunca supe lo que era ser niño.

Me asustaba pensar en la clase de persona en la que podría convertirme.

Sentía que no había salida.

A muy temprana edad, empecé a hacer las cosas que veía a mi alrededor.

Descubrí que esto me ayudaba a ahogar mis penas.

Las drogas eran como un escape.

Tenía muchos problemas con la ley.

Sabía que necesitaba un cambio.

Entonces, siendo todavía muy joven, me alisté en el ejército.

—Durante la adolescencia, mi vida se complicó.

Empecé a usar drogas, a emborracharme y a tener una conducta autodestructiva.

Pero nada de eso me hacía feliz.

Me sentía muy sola.

Nadie me conocía, y a nadie le importaba conocerme.

Me sentía tan perdida y trataba de llenar ese enorme vacío en mi corazón de tantas maneras, pero nada parecía funcionar.

Uno de mis tantos accidentes de auto, a causa de las drogas y el alcohol, hizo que terminara en la cárcel por 30 días.

Sentía que no tenía remedio.

Sabía que definitivamente algo debía cambiar.

Así que me uní al ejército, pensando que sería el gran cambio que tanto necesitaba, pero no lo fue.

Recuerdo que me uní al ejército, esperando que esto le diera cierto grado de control a mi vida, pero me hundí de nuevo en un círculo vicioso de agresividad, alcohol y abuso de las drogas.

Me dejaron salir del ejército.

Tiempo antes, había conocido a Holly.

Ella también dejó el ejército, y empezamos una vida juntos.

—Aun así, continuábamos buscando algo que llenara ese vacío que ambos sentíamos en nuestras vidas.

Jeremiah y yo estábamos trabajando en una planta de acero en Montana.

Una testigo de Jehová, llamada Molly, me estaba enseñando a usar la perforadora.

Molly me dijo: “Cuando operes esta máquina habrá tiempo, un par de horas quizás, en que no tendrás nada que hacer, así que puedes leer lo que encuentres en mi caja de herramientas”.

La abrí, y de inmediato me atrajo un librito amarillo titulado ¿Qué enseña realmente la Biblia?

Me encantaron las ilustraciones y los textos bíblicos que aparecen al principio.

Inmediatamente me llegaron al corazón y pensé: “¡Aquí están todas las respuestas que he estado buscando toda mi vida!”.

Otra hermana, Cory, llegó y me dijo: “Molly y yo podemos ir a tu casa mañana y hablarte de la Biblia.

Si tienes alguna pregunta, nos encantaría contestártela con la Biblia”.

Y yo dije: “¡Sí, vayan por favor!”.

—Yo estaba un poco inseguro.

Solo me quedé para asegurarme de que no pasara nada raro.

Pero por fin, esto era algo completamente diferente.

Me di cuenta de que lo que decían venía de la Biblia, y yo nunca había visto algo así.

Nos invitaron al Salón del Reino.

Entramos; todos tenían su Biblia y se tomaban el tiempo para buscar los textos juntos.

Y todos eran tan afectuosos y amables.

—Estas eran las personas que yo había estado buscando toda mi vida.

—Y de repente, cambiar era posible.

Sabíamos qué cambios teníamos que hacer en nuestra vida.

—Entendimos que debíamos dejar de hacer lo que estábamos haciendo, todo lo que Jehová odia.

—Revisamos nuestra casa y fuimos decidiendo de qué cosas deshacernos.

Al dejar que la verdad cambiara nuestras vidas, Holly y yo hemos recibido muchas bendiciones.

Con el tiempo, pudimos llegar a Betel.

Conocimos la verdad en un taller de soldadura y ahora aquí, en la casa de Jehová, trabajo soldando para él.

Le doy mantenimiento a fuentes de agua, refrigeradores y enfriadores.

La capacitación que recibo de los hermanos con quienes trabajo me ha ayudado a mejorar mi personalidad cristiana.

—Me parece asombroso saber que Jehová nos está viendo desde arriba, y que pudo ver a través de toda la basura que había en nuestra vida.

Logró encontrar algo bueno allí y decidió trabajar con ello.

Un texto en el que pienso mucho es Salmo 145:19, que dice: “Ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por ayuda, y los salvará”.

Eso es lo que Jehová hizo por nosotros.

Si le pides a Jehová que te ayude con tu vida, estoy completamente seguro de que lo hará.

¿Observaron que lo que a Jeremiah y Holly les impactó al asistir por primera vez a un Salón del Reino fue el amor cristiano?

Jeremiah dijo que todos eran muy amables y atentos.

Sí, no hay duda, el amor es lo que distingue a los verdaderos cristianos.

Pero Jesús enseó que nuestro amor a Jehová ocupa un lugar más importante que el amor al prójimo.

No serviría de nada ser amable y animar a otros si no tenemos en nuestro corazón el deseo de agradar a nuestro Padre celestial.

En el siguiente video, un joven recuerda la importancia de examinar a fondo el corazón.

Me llamo Shawn.

Mis padres me criaron en la verdad.

Parecía que estaba haciendo todo bien.

Pero, en realidad, estaba haciendo todo mal.

Cuando tenía unos 17 años de edad, todo iba de maravilla...

hasta que llegó a la escuela una chica nueva.

La verdad no sé cómo pasó, pero desde el principio hubo química entre nosotros, y rápidamente nos hicimos buenos amigos.

¡Me sentía tan a gusto hablando con ella!

Sin darme cuenta, ya nos mandábamos mensajes todo el tiempo.

Entonces, una cosa llevó a la otra.

Honestamente, cuando la relación se volvió más íntima, pensé que tenía todo bajo control.

Pero las cosas iban de mal en peor.

No quería decepcionar a mis padres, así que empecé a mentirles a ellos.

Luego, empecé a mentirme a mí mismo.

Pensé que si seguía yendo a las reuniones

y cumplía con mis asignaciones, todo estaría bien.

Pero estaba muy equivocado.

Esa noche tuvimos nuestra adoración en familia.

Leímos el relato de Ananías y su esposa, Safira.

Cuando se estaban reuniendo fondos para ayudar a los cristianos necesitados, Ananías vendió un campo y descaradamente afirmó que estaba donando todo el dinero que había recibido.

Pero, en realidad, Ananías había guardado en secreto parte de las ganancias para su propio beneficio.

Con gran franqueza, Pedro le dijo: “No has tratado con engaño a los hombres, sino a Dios”.

Ananías no podía engañar a Jehová con esa farsa.

Después leímos Salmo 44:21, que dice: “[Dios] está enterado de los secretos del corazón”.

Leer el relato de Ananías y Safira me hizo reflexionar no solo les estaba mintiendo a mis padres y a mis amigos; ¡le estaba mintiendo a Jehová!

Y aunque no quería decepcionar a mis padres, mucho menos quería decepcionar a Jehová.

Esa noche oré largo y tendido.

No me guardé nada.

A la mañana siguiente, sabía muy bien lo que quería hacer.

No fue fácil, pero mis padres fueron muy comprensivos.

Y los ancianos también me dieron la ayuda

que necesitaba.

Ya han pasado algunos años.

Cuando recuerdo aquel tiempo veo que, como algunos jóvenes, yo también llevaba una doble vida.

Pero hoy, gracias a la ayuda que Jehová me ha dado, mi vida no podría ser mejor.

¡Qué oportuna advertencia no solo para los jóvenes, sino para los que hemos servido a Jehová por muchos muchos años!

Como sabemos, servir a Jehová fielmente durante décadas valdrá la pena solo si aguantamos hasta el fin.

Si desarrollamos amor sincero por Jehová, estaremos preparados para afrontar cualquier prueba que se presente.

Y ya que tocamos el tema del aguante, hace poco, en una adoración matutina, el hermano Mark Sanderson habló sobre cómo estar a la espera del día de Jehová nos ayudará a aguantar fielmente en este mundo malvado.

Ahora tratemos de identificar distintas maneras de demostrar que estamos atentos.

Esta mañana queremos hacer una pregunta: ¿podemos acelerar la llegada del día de Jehová?

En el texto para hoy, 2 Pedro 3:11, acabamos de leer una expresión que conocemos bien: “¡Qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa!”.

Pero el texto continúa diciendo en el versículo 12: “Esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová”.

Ahora bien, si se fijan en la nota a pie de página, notarán que la expresión “teniendo muy presente”, literalmente significa “acelerando” el día de Jehová.

¿Pero cómo podríamos hacer eso?

Ninguno de nosotros tiene el poder de adelantar o retrasar, siquiera un día, la llegada del día de Jehová.

No depende de nosotros; la fecha ya está decidida.

Entonces, ¿de qué forma apresuramos la llegada del día de Jehová, tal como dice el versículo 12?

Lo hacemos si no dejamos que se nos escape de la mente el hecho de que está muy cerca.

Como indica la misma nota, “deseando ardientemente” que llegue.

Si somos personas como las que describe el apóstol Pedro, estaremos muy ocupados efectuando “hechos de devoción piadosa”.

Por cierto, ¿qué es la devoción piadosa?

El glosario de la edición revisada en inglés del 2013 de la Traducción del Nuevo Mundo la define como “reverencia, adoración y servicio a Jehová Dios, con lealtad a su soberanía universal”.

¿Qué aprendemos de dicha definición?

¿Se fijaron en que están envueltas acciones como reverenciar, adorar y servir a Jehová?

Así que la devoción piadosa no es pasiva; es, más bien, una cualidad que mueve a la acción, que se demuestra con hechos.

Esa es la razón por la que el apóstol Pedro usó la expresión “hechos de devoción piadosa”.

¿Cómo podemos demostrar esta cualidad?

Con acciones, aunque sean pequeñas.

Por ejemplo, siendo hospitalarios.

En su primera carta, en el capítulo 4, versículo 9, el apóstol Pedro escribió: “Sean hospitalarios unos para con otros sin rezongar”.

Bueno, tenemos muchas oportunidades de seguir el ejemplo de hospitalidad de Jehová.

Podemos compartir cosas con otros, según sus necesidades.

Así, estaríamos desplegando amor por los demás, pero también le demostraríamos a Jehová que deseamos imitarlo porque lo amamos.

Eso ya lo sabemos, pero ahora surge una pregunta: “¿Cuándo fue la última vez que usted fue hospitalario?”.

O: “¿Cuándo fue la última vez que yo fui hospitalario?” Como verán, no basta con que nos atraiga la hospitalidad como cualidad.

Si hemos de manifestar la devoción piadosa, entonces tenemos que hacerlo con hechos.

Un ejemplo más.

¿Qué hay de ayudar a las personas mayores que conocemos?

Nuestros hermanos de más edad necesitan apoyo para ir a las reuniones o a predicar.

Otros ya ni siquiera pueden salir de casa.

Alguien en esas circunstancias lógicamente necesita la ayuda de los más jóvenes, ya sea con las compras o con algunas tareas del hogar.

Ya en el pasado se nos ha hablado repetidamente del tema en artículos de La Atalaya, en las asambleas y en nuestras reuniones de congregación.

Pero nuevamente surge una pregunta: ¿cuándo fue la última vez que usted ayudó a uno de nuestros hermanos mayores?

O: “¿Cuándo fue la última vez que yo lo hice?”.

Como podrán notar, no se trata solo de creer que con la intención basta: debemos pensar en lo que realmente estamos haciendo para ayudar.

Eso significa efectuar hechos de devoción piadosa.

Por supuesto, hay cosas aún más importantes.

Por ejemplo, nuestras reuniones de congregación Hebreos 10:23-25, texto que, por cierto, citamos a menudo, dice que no debemos dejar de reunirnos.

Y sigue diciendo que debemos estar animándonos unos a otros.

Así que no basta con estar presentes en el Salón del Reino.

Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para animar a nuestros hermanos y participar en las reuniones.

Como vemos, la devoción piadosa ha de traducirse en hechos...

no es pasiva.

Entonces, ¿qué clase de personas debemos ser en las reuniones?

Al estar allí, queremos permanecer atentos y participar.

¿Y cuál es la manera más importante de demostrar hechos de devoción piadosa?

Recordarán que el apóstol Pablo habló del secreto sagrado de la devoción piadosa en 1 Timoteo 3:16 y mencionó que Jesús era dicho secreto.

Y, en realidad, Jesús fue el único que demostró devoción piadosa a la perfección.

Ahora bien, allí mismo, en el versículo 16, Pablo dijo que acerca de Jesús se predicó a las naciones.

Así que parte fundamental de los hechos de devoción piadosa que debemos llevar a cabo consiste en hablar acerca de Jesús, de su Reino y de todo lo que este hará.

Y, hermanos, hoy tenemos todo lo que necesitamos para efectuar la obra de predicar de manera plena.

Contamos con más herramientas que nunca antes.

El verano pasado, mientras asistía a unas asambleas regionales en diferentes partes del mundo, aproveché la ocasión para utilizar —como sin duda ustedes lo hacen— la aplicación JW Library y descargué en varios idiomas el video ¿Por qué estudiar la Biblia?

En Europa nos sucedió algo muy interesante.

Abordamos un taxi que conducía un hombre de África.

Le preguntamos cuál era su lengua materna, y nos dijo que se trataba de un idioma poco conocido.

Mientras conducía, descargamos el video ¿Por qué estudiar la Biblia?

en su lengua, y automáticamente empezó a reproducirse.

En cuanto el hombre escuchó las primeras palabras en su idioma, exclamó: “¡Qué pasa? ¡Qué pasa?”.

Creo que se imaginó que aquella voz venía del cielo y que estaba hablando en su lengua materna.

Bueno, le aclaramos que no era así.

¡Pero estaba muy impresionado!

¡Ya ni quería cobrarnos!

Y eso que al principio no había sido tan amable.

Cuando le mostramos todo lo que hay disponible en su idioma, se conmovió muchísimo.

Tal vez ustedes hayan tenido experiencias parecidas.

Pero les aclaro algo: ¡quizás no sea muy buena idea mostrar un video a alguien mientras conduce!

Si nuestra devoción piadosa es genuina, entonces estaremos muy ocupados demostrándolo con acciones.

Un antiguo refrán dice: “El tiempo vuela cuando lo estás pasando bien”.

Y hasta científicamente se ha comprobado que este dicho tiene algo de verdad.

Un estudio publicado en 2012 en una revista especializada en psicología dice que aunque tenemos la tendencia a creer que el tiempo vuela porque lo estamos pasando bien, estudios demuestran que lo que nos hace disfrutar algo es estar usando el tiempo con un propósito.

Al parecer, lo que importa es ir tras una meta o tener sentido de compromiso para lograr algo.

Hacer lo que nos gusta no es lo que hace que el tiempo vuele.

Lo que sí hace que se pase volando es trabajar con un objetivo.

Interesante, ¿verdad?

Si somos de la clase de personas que están ocupadas efectuando actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa y hacemos todo lo posible por alcanzar la vida eterna, estaremos acelerando la llegada del día de Jehová en nuestra mente y corazón.

¿Qué hechos de devoción piadosa recuerda del análisis que acabamos de escuchar?

El hermano Sanderson mencionó que entre los hechos de devoción piadosa figura ser hospitalarios con los demás.

De hecho, de eso se trata nuestra canción del mes, titulada “Sigue mostrando hospitalidad”.

♪♪ Para convivir con tus hermanos, da lo que haya en tu mano.

Tan solo es por Jehová que puedes recibirlo.

¿Quieres compartirlo?

(Estribillo) Sigue mostrando hospitalidad.

Sigue imitando a Dios.

Siempre haz el bien y sin mirar a quién.

Muestra sincero amor.

Tenemos un hogar porque Jehová nos lo ha dado.

Por eso, hospedar es un gran regalo.

Sigamos el ejemplo de los generosos.

Tendremos gozo.

(Estribillo) Sigue mostrando hospitalidad.

Sigue imitando a Dios.

Siempre haz el bien y sin mirar a quién.

Muestra sincero amor.

Algunos pierden su hogar.

Debemos ayudar.

De pronto hay calamidad.

¿Nos importará?

¿Abrirás tu puerta y ofrecerás tu hogar?

Eso es amar.

(Estribillo) Sigue mostrando hospitalidad.

Sigue imitando a Dios.

Siempre haz el bien y sin mirar a quién.

Muestra sincero amor.

Muestra sincero amor.

Muestra sincero amor. ♪♪ ¡Qué linda canción!

Y aunque con ella el programa llega a su fin, los invitamos a ver un video que se publicará más adelante, en el que conocerán la historia de la hermana Cindy McIntosh, quien sirvió en el ejército por años.

Ella relata que se había convertido en una persona “sombría e insensible”,

pero que Jehová le enseó lo que el amor verdadero significa.

El video se titula Cambié las armas por la Biblia y estará disponible en la sección “Videos”, bajo la categoría “Entrevistas y experiencias”.

El amor es la marca distintiva de los cristianos verdaderos.

Eso lo podemos comprobar cuando visitamos otras congregaciones, tal vez durante un viaje.

Un excelente ejemplo lo encontramos en la congregación Nong Khai, en el noreste de Tailandia.

Los 32 publicadores les envían su amor.

Hay una gran necesidad en Tailandia.

Es por eso que 5 de los 10 ancianos y 9 de los 18 precursores son hermanos que han llegado al país para servir.

Cerca de la frontera se han instalado exhibidores portátiles con publicaciones en 10 idiomas.

Visitantes de países donde nuestra obra está prohibida suelen llevarse publicaciones para leer.

A veces, en un solo día se distribuyen más de 1.000 publicaciones en la frontera.

La congregación Nong Khai tuvo el honor de ser una de las anfitrionas durante una asamblea especial celebrada en octubre del año pasado.

No cabían del gusto cuando escucharon que la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras estaría disponible en la lengua tai.

Oramos para que Jehová siga bendiciendo a nuestros hermanos y hermanas de Tailandia.

¡Y a todos ustedes alrededor del mundo los queremos mucho!

Esto ha sido JW Broadcasting desde Brooklyn (Nueva York).

 


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