Bienvenidos al programa mensual de JW Broadcasting.
Hoy veremos los métodos de estudio que se usan en la Escuela de Galaad.
Imaginemos que somos estudiantes de esa escuela y el día comienza.
Nos vemos luego.
Nos vemos, Nathan.
Buenos días, que les vaya bien en clase.
Gracias.
—Hola.
—Bienvenido.
Buenos días.
¿Qué tal, Nathan?
Lyubomyr.
—¿Qué tal?
—¿Cómo estás?
—Bien, muy bien.
—Me alegro de verte.
¿Cómo te fue anoche?
Pues muy bien.
Me quedé estudiando hasta tarde, pero valió la pena.
Tengo muchas ganas de escuchar la clase de hoy.
¿Sabes?, yo también estoy deseando escucharla.
Lo que estamos estudiando me parece tan emocionante...
A mí también; siento que se está fortaleciendo mi espiritualidad y que mi amistad con Jehová es mucho más profunda.
Buenos días a todos.
Me alegro de verlos.
¿Cuáles son los métodos de estudio que ayudan a los alumnos de Galaad a fortalecer su amistad con Jehová?
Y, sobre todo, ¿cómo podemos usar estos métodos en nuestro estudio personal?
Hoy veremos eso y más.
Aquí tienen un avance.
Estos hermanos nos explicarán cómo hacen su estudio personal.
Aunque son de diferentes partes del mundo, utilizan métodos de estudio parecidos.
¿Qué preguntas se hacen cuando leen la Biblia y meditan en ella?
¿Cómo los ayuda el estudio profundo a ir más allá de las enseñanzas bíblicas básicas?
Joven, ¿tienes la costumbre de estudiar la Biblia a fondo?
¿Cómo te ayuda eso a aceptar la verdad de corazón?
¿Puedes lograrlo aunque no tengas la ayuda de tus amigos ni tu familia?
La historia de una hermana muestra por qué es bueno analizar la Biblia como si buscáramos tesoros escondidos.
¿Cómo prepararnos para tomar decisiones en asuntos de conciencia?
¿Influyen los hábitos de estudio en tener la conciencia preparada para situaciones inesperadas?
Lo veremos en una escenificación sobre el dilema de una hermana.
Este es el programa de julio de 2018 de JW Broadcasting.
Comencemos con una entrevista que se le hizo al hermano Allan Boyle.
Una de las asignaciones que tuvo fue servir treinta y siete años en el Departamento de Arte, en la central mundial.
Allí se producen ilustraciones hermosas y exactas, que enriquecen el estudio y ayudan a visualizar los relatos y meditar en ellos.
Crear estas imágenes es emocionante, pero se necesita que el pintor tenga cualidades cristianas.
Los artistas deben trabajar en equipo y aceptar sugerencias con humildad.
Deben seguir las instrucciones del esclavo fiel y discreto al preparar ilustraciones que formen parte del alimento espiritual.
El hermano Boyle reconocía que el artista debe ser un buen estudiante de la Biblia.
Escuchemos su historia y fijémonos en lo que dijo que necesitaba para cumplir con su asignación.
Nací en 1933.
Cuando tenía 18 años, un día mi madre invitó a cenar al siervo de compañía, como le llamábamos entonces.
Me preguntó qué pensaba hacer con mi vida, y le dije: “Pues quiero ser precursor”.
Tres semanas después me bauticé en una asamblea en Londres, y seis meses más tarde comencé el precursorado.
A los 21 años empecé en la obra de circuito.
Fue extraordinario.
Entonces no usábamos automóviles.
Yo tenía una motocicleta.
Viajaba en ella con un maletín, una máquina de escribir y una maleta con mi ropa atrás.
¡Toda una aventura!
Me invitaron a Galaad y fue increíble.
Éramos 103 en la clase.
Nunca me imaginé que me enviarían como misionero a Irlanda.
Invitaron a un amigo mío al Betel de Londres para preparar material gráfico.
Yo siempre había querido ir a Betel.
Pensé: “¿Por qué no lo llamo para felicitarlo?”.
Así lo hice, y me dijo que había decidido no ir.
También me dijo: “Si sigues interesado, ¿por qué no vas tú?
Llámales y les dices que tú puedes ir”.
A la mañana siguiente llamé a Betel, y una semana después ya estaba allí haciendo dibujos para nuestras revistas.
Fue una bonita experiencia.
Estuve en el Betel de Londres un par de años, de 1977 a 1979, y entonces, el hermano Barry me invitó a ir al Betel de Brooklyn.
Sabes que estás haciendo algo que beneficiará a otras personas, incluso a personas de otros idiomas y culturas.
Un simple dibujo puede ayudarlas a recordar algo importante.
Una de las cosas más interesantes de trabajar en el Departamento de Arte y de dibujar es que tienes que hacer mucha investigación.
¿Es el momento correcto del día?
¿Era de noche o de día?
¿Qué aspecto tenía el cielo?
¿Cómo eran las cosas antes del Diluvio, cuando Noé hizo el arca?
¿Cómo construyó la parte de abajo?
¿Cómo hizo para que no entrara agua?
Eso es lo más importante.
Sabemos que usó betún.
Pero ¿cómo lo aplicó en la parte de abajo?
Tal vez colocó el arca sobre unos postes de madera.
Hay que pensar en todos estos detalles.
Disfrutaba mucho investigando.
Esto es un barco en miniatura.
Bajo la cubierta colocaban un saco de arena de 50 kilos o unas 110 libras.
La Biblia dice que Jesús estaba durmiendo sobre “una almohada”.
Al parecer, estaba durmiendo sobre ese saco de arena.
De hecho, la traducción Kingdom Interlinear no dice que estuviera durmiendo sobre “una almohada”; dice que dormía sobre “la almohada”.
Así que parece que hace 2.000 años todo el mundo sabía qué era “la almohada”.
Recuerdo que conocí a un hermano que había estado en Siberia y que había tomado una foto de la cocina de una casa.
Para mi sorpresa, sobre la pared había clavado un dibujo.
Era una página de una de las publicaciones que hacíamos en Brooklyn.
Es una sensación muy agradable ver que lo que hacemos aquí, ya sea dibujando o haciendo cualquier otra cosa en el Departamento de Arte —porque hay mucho trabajo detrás de cada dibujo—, todo lo que hacemos aquí es útil a nuestros hermanos en cualquier lugar del mundo.
Uno siente que ha empleado bien su tiempo.
Así se hace más atractiva la verdad.
Ayudamos a otras personas a aprender algo de la Biblia, y eso las va a beneficiar.
Ha sido muy satisfactorio y emocionante servir a Jehová.
He disfrutado muchísimo.
Allan Boyle concluyó su servicio en la Tierra en el año 2016.
Los hermanos del Departamento de Arte que trabajaron con él lo recuerdan por su entusiasmo y por ser muy detallista.
Allan aportó mucho en su trabajo porque era un buen estudiante de la Biblia.
Le encantaba investigar antes de crear sus dibujos de escenas bíblicas.
Hoy, un equipo del Departamento de Redacción hace la investigación para los artistas.
Pero ¿recuerdan qué ayudaba a Allan a realizar su investigación?
Se hacía preguntas sobre las escenas.
Hacerse preguntas así es parte del método que usan los estudiantes de Galaad en clase.
Y en este programa hablaremos sobre ese mismo método.
¿Cómo se sentiría si recibiera una invitación para asistir a la próxima clase de la Escuela de Galaad?
Para muchos hermanos, ese es el sueño de su vida.
El curso ayuda a los estudiantes a aferrarse a la palabra de vida.
A otros tal vez les abrume pensar en los cinco meses de estudio intenso que les esperarían.
Todos sabemos que necesitamos estudiar la Biblia, pero puede que no sepamos aprovechar bien el tiempo que pasamos haciéndolo.
En este programa, veremos por qué es importante el estudio, qué significa estudiar y cómo podemos aprovechar bien el tiempo que pasamos estudiando.
Como la mayoría de nosotros nunca podremos ir a la Escuela de Galaad, hoy explicaremos el método que se usa en esa escuela.
Primero: por qué es importante el estudio.
Solo si estudiamos nos aferraremos a “la palabra de vida”.
Cuando Pablo escribió esa frase, estaba en prisión.
Había dedicado sus mejores años a llevar la Palabra de Dios al mundo conocido de entonces, y así cumplió su misión de “apóstol a las naciones”.
Pero su vida estaba a punto de acabar.
Mientras meditaba en los resultados de su labor, escribió una carta a los hermanos de la congregación de Filipos, en Macedonia.
Por inspiración divina, escribió un mensaje que los ayudaría a alcanzar el premio de la vida eterna.
Lo encontramos en Filipenses 2:15, 16.
Vamos a leerlo: Imagínese la alegría que sintió Pablo cuando resucitó en el cielo y se reencontró con quienes habían seguido su consejo de aferrarse a “la palabra de vida”.
Sin importar que tengamos la esperanza de vivir en el cielo o en la Tierra, estas palabras de Pablo pueden ayudarnos a conseguir la vida eterna, pues graban en nuestra mente y corazón lo que tenemos que hacer para sobrevivir a estos últimos días y obtener nuestra recompensa eterna.
La cuestión es ¿nos mantendremos sin tacha en medio de la “generación torcida y aviesa” de hoy en día?
¿Estaremos nosotros en el nuevo mundo, felices junto a otros siervos fieles de Dios?
Lo lograremos si nos tomamos en serio el consejo de Pablo y nos aferramos a la palabra de vida.
Segundo: qué significa estudiar.
Para explicarlo, tratemos de imaginarnos la siguiente situación.
Una persona va caminando y de repente se resbala por un precipicio.
Pero se agarra a la rama de un árbol, y así evita caerse al vacío.
¿Con cuánta fuerza se agarrará?
Pues seguro que con todas sus fuerzas.
De igual modo, aferrarse a la palabra de vida no es algo mecánico ni rutinario, tampoco es algo que hay que hacer de vez en cuando.
Requiere mucho esfuerzo y poner en práctica las verdades de la Palabra de Dios.
Para hacer esto, no es suficiente con conocer lo que Jehová manda y lo que condena.
Tenemos que captar los principios, las lecciones, que hay en la Biblia.
Luego, debemos ser capaces de ponerlos en práctica en las diferentes situaciones de la vida.
Esos principios deberían ayudarnos a tomar buenas decisiones y a saber cómo reaccionar ante las pruebas y las tentaciones.
Pregúntese: “¿Con cuánta fuerza me aferro yo a la palabra de vida?”.
Antes de responder, analicemos las bases del estudio de la Biblia.
Y no hablamos de métodos antiguos o nuevos ni de los aparatos electrónicos que se pueden usar.
Esto va mucho más allá de tabletas y teléfonos.
Estudiar implica pensar detenidamente.
Pero, en este mundo lleno de distracciones, no es fácil.
Hoy en día, podemos recibir información instantánea y repetírsela a otros rápidamente.
Pero eso no implica que hayamos reflexionado en ella.
Al reflexionar en lo que estudiamos, llegamos a conclusiones que nos ayudan en nuestra vida.
Agradecemos mucho todas las herramientas de estudio que tenemos.
Y deberíamos aprovecharlas al máximo.
Pero debemos tener cuidado para que, con tantas herramientas, no desarrollemos pereza mental.
Los aparatos electrónicos pueden ayudarnos a encontrar información, pero no piensan por nosotros.
Debemos esforzarnos mucho para adquirir nuevas formas de pensar.
Por ejemplo, si estudiamos “La Atalaya” en un dispositivo, podemos tocar las referencias a los textos bíblicos para consultarlos.
Con un simple toque, es posible encontrarlos y leerlos rápidamente.
Y eso está muy bien.
Si tenemos la costumbre de hacer eso, lograremos agarrarnos hasta cierto grado a la palabra de vida.
Pero ¿le gustaría agarrarse con fuerza a esa palabra de vida?
Asirse a ella con fuerza implica más que sencillamente deslizar el dedo por la pantalla y echar un vistazo rápido al contenido.
Hay que detenerse y analizar con calma la información.
Solo así conseguirá que le deje una profunda huella, que se le quede bien grabada en la mente y el corazón.
Entonces, ¿cómo sacarle más provecho al estudio?
Bueno, vamos a explicar un método que se enseña en la Escuela de Galaad.
Tiene que ver con seis preguntas.
El siguiente poema, que escribió el periodista inglés Rudyard Kipling, nos ayuda a orientar el pensamiento: Al estudiar la Palabra de Dios, hágase estas preguntas y busque información en nuestras publicaciones para conocer los detalles y aprender lecciones en sentido espiritual.
Pongamos un ejemplo.
Abramos la biblia en Génesis, capítulo 49; veremos los versículos 22 al 25.
En primer lugar, analizaremos el “cuándo” y el “dónde”.
Si investigamos un poco, nos damos cuenta de que Jacob pronunció estas palabras poco antes de morir.
Se encontraba en Egipto, pero lo que él cuenta aquí sucedió en Canaán, unos cuarenta años antes, cuando su hijo José era joven.
Bueno, ahora tenemos un cuadro más completo de estos versículos.
A continuación, leamos y analicemos el versículo 22: El retoño de un árbol frutal...
¿Quién es ese árbol?
Es Jacob, el padre de José.
¿Y en qué sentido dio fruto?
Tuvo muchos hijos, entre ellos, José, su retoño, que extendió sus ramas “por encima de un muro”.
A José se le bendijo de una forma especial, por encima del resto de sus hermanos.
¿Por qué?
Porque había demostrado tener las habilidades necesarias para ser un buen líder.
Pero, por encima de sus habilidades, José era un hombre espiritual.
Leamos ahora el versículo 23: “Los arqueros siguieron hostigándolo”.
¿Quiénes son los arqueros?
Los medio hermanos de José.
¿Cómo lo hostigaron?
Lo atacaron, en sentido figurado, al dispararle flechas de envidia, odio y celos.
Y, con el tiempo, lo vendieron como esclavo.
Vayamos al versículo 24: “Su arco moraba en lugar permanente”.
¿En qué sentido?
A pesar de todos los ataques, José respondió a la hostilidad con bondad.
Aguantó y se mantuvo leal a Jehová.
Ahora cabe preguntar “cómo”.
¿Cómo pudo mantener José un punto de vista espiritual a pesar de tanto maltrato?
Leamos el versículo 25: “Él está con el Todopoderoso”.
José contaba con la ayuda divina.
El Todopoderoso estaba a su lado en todas las pruebas.
Bien, hemos usado las preguntas para recopilar los datos del relato, pero eso no es todo.
Ahora vamos a usarlas para que el estudio fortalezca nuestra amistad con Jehová.
Analicemos ahora el “qué”.
¿Qué nos enseña esta historia sobre Jehová?
Que él nunca abandona a sus siervos leales.
Aun en lo más profundo de la prisión, José no estaba solo.
Jehová lo bendijo hasta en esas circunstancias.
Relacionemos este pasaje con el pueblo de Jehová de hoy en día, del que todos nosotros formamos parte.
Jehová nunca nos abandona.
Más bien, muestra amor leal a los que le sirven con todo el corazón.
En el caso de José, ¿lo abandonaría el resto de su vida en la prisión?
No.
En su debido momento, lo liberó.
José pasó de ser un prisionero encadenado a ser el segundo hombre más poderoso de Egipto: de la prisión al palacio en un solo día.
Veamos qué tiene que ver eso con nosotros.
Las pruebas son temporales.
Jehová nos liberará pronto, aunque puede que lo haga cuando no lo esperemos o de un modo que nos sorprenda.
Mientras tanto, no estamos solos, Jehová está a nuestro lado.
Preguntemos de nuevo “qué”.
¿Qué aporta este relato al tema de la Biblia?
Es cierto que José sufrió, pero su sufrimiento permitió que la descendencia de Abrahán sobreviviera, y así pudiera llegar el Mesías.
La vida de José no es solo una historia fascinante.
Contribuyó directamente al cumplimiento del propósito de Jehová.
Piense en esto: a pesar de la mala conducta de sus hermanos, José los perdonó y tomó la iniciativa para que ellos pudieran arreglar las cosas con él.
La actitud de José fue un reflejo de la manera de actuar de Jehová.
Cuando la familia se reunió de nuevo, Jehová mismo perdonó a los hermanos de José y también tomó la iniciativa para que pudieran recuperar su amistad con él.
De hecho, Jehová le dio a Judá, uno de los hermanos de José, el honor de ser antepasado del Mesías.
¿Qué lecciones aprendemos de este relato?
Destacaremos solo una: Génesis 49:23.
A José le dispararon flechas de hostilidad.
Pero ¿recuerdan lo que dice el versículo 24 sobre su reacción?
En otras palabras, no se vengó.
Dejó su arco en su lugar.
Piense en la última vez que alguien le hizo algo malo.
¿Cómo reaccionó?
¿Buscó su propia vindicación?
¿Insistió en sus derechos?
¿Lanzó flechas de hostilidad, o mostró compasión y amor leal?
¿Demostró con su reacción que el espíritu santo actuó en usted?
Al igual que José, nosotros sabemos que contamos con la aprobación de Jehová aunque nos traten mal o suframos pruebas que nos hagan sentir en una prisión.
Las preguntas de reflexión como estas nos ayudan a interiorizar el relato, a que sea parte de nosotros, de nuestro modo de pensar y actuar.
Eso fortalece nuestra amistad con Jehová.
Estudiar así no solo nos aportará una colección de datos, que impresionan hoy y mañana se olvidan.
Nos permitirá recordar principios fundamentales, que influirán en nuestras decisiones y nos guiarán en la vida.
Así nos aferraremos con fuerza a la palabra de vida.
Repasemos las bases del estudio.
Recuerde que no se trata de métodos viejos o nuevos ni de qué aparato electrónico usamos.
No estamos hablando de dispositivos.
Hablamos de los métodos fundamentales de estudio.
Podemos comparar estas tres fases del estudio a las tareas de recolectar y cribar cereal, y hornear pan.
“Recolectar” sería la lectura de la Biblia.
Cuando se recolecta, uno no va corriendo por el campo y agarrando un puñado de acá y otro de allá.
Se hace de modo ordenado.
Al “cribar” —respondiendo las preguntas “quién”, “qué”, “dónde”, “cuándo”, “cómo” y “por qué”—, clasificamos los datos.
Y, cuando reflexionamos, “encendemos el horno”, por decirlo así, de nuestra mente y corazón.
Nadie puede hacerlo por nosotros.
Estas preguntas hacen que el estudio fortalezca nuestra amistad con Jehová.
Más importante aún, ¿qué nos enseña esto sobre Jehová?
¿Qué aporta al tema de la Biblia?
Y, finalmente, ¿cuál es la lección para nosotros?
Jehová nos regaló una mente deseosa de aprender, que puede desarrollar la capacidad de pensar.
Cuando nos esforzamos por encontrar las perlas escondidas que hay en la Palabra de Dios, descubrimos que se puede disfrutar del estudio y obtener beneficios de él.
Más que eso, el estudio nos permite aferrarnos a la palabra de vida.
Así, nuestra vida mejorará y tendremos la oportunidad de seguir aprendiendo de nuestro Padre celestial por toda la eternidad.
La historia de José es un excelente ejemplo que demuestra cuáles son los principios fundamentales del estudio de la Biblia.
En este análisis hemos usado imágenes que nos han ayudado a visualizar el relato.
Tal como vimos en la entrevista al hermano Boyle, las fotos y dibujos nos pintan un cuadro claro que nos ayuda a meditar en la información.
Y, si además contamos con un video, tenemos una ayuda adicional para meternos en la historia.
Por eso, nos alegra mucho presentar el video musical de este mes, en el que veremos algunas pruebas por las que pasó José y las bendiciones que recibió.
Nos recuerda que, como José, contamos con la ayuda de Jehová y que él jamás nos dejará.
♪♪ Qué triste situación...
Mi pobre corazón...
Mi alma desgarrada...
Me duele tanto la traición.
No sé qué más hacer, ¿a quién podré correr?
¿Quién puede consolarme, curar la pena de mi ser?
(ESTRIBILLO) Jehová, Señor, me das tu paz, confío en ti, me cuidarás.
Amado Dios, estás aquí, no temo más, vas junto a mí.
Jamás me dejarás, tú eres mi Dios.
Demuéstrame tu amor, alivia mi dolor.
Tú nunca me abandonas, abrígame con tu calor.
Hoy vuelven a surgir mis ganas de vivir, mi fe, mis esperanzas.
Podré volver a ser feliz.
(ESTRIBILLO) Jehová, Señor, me das tu paz, confío en ti, me cuidarás.
Amado Dios, estás aquí, no temo más, vas junto a mí.
Jamás me dejarás, tú eres mi Dios; me das tu paz, confío en ti, me cuidarás.
Amado Dios, estás aquí, no temo más, vas junto a mí.
Jamás me dejarás, tú eres mi Dios. ♪♪ ¿Alguna vez nos hemos sentido como José?
Hubo momentos en que su vida no iba por el rumbo que él habría deseado.
Sin duda se preguntó si alguna vez sería liberado de la prisión y si vería de nuevo a su padre o a su hermano menor, Benjamín.
Pero sabía que su Dios, Jehová, nunca lo abandonaría.
Seguro que eso lo ayudó a aguantar.
Por nuestra parte, podríamos hallarnos en una situación muy dolorosa, que pareciera no acabar nunca.
Pero, si al estudiar un relato bíblico como el de José nos hacemos las seis preguntas, podremos entender las lecciones que nos enseña y ponerlas en práctica en nuestra vida.
Así cultivaremos una fe como la suya, una fe que nos dará la convicción de que Jehová jamás nos dejará.
Escuchemos ahora a varios hermanos que usan los métodos de estudio que hemos explicado.
Algunos los aprendieron en la Escuela de Galaad, otros, de graduados de esa escuela o de hermanos de su congregación o su familia.
Además, han puesto en práctica lo que dicen nuestras publicaciones sobre los hábitos de estudio.
Veamos si sus métodos nos ayudan a aferrarnos a la Palabra de Dios.
Mientras más estudias, más conoces a Jehová.
Y, mientras más lo conoces, más lo amas.
Jehová dice: “Los pensamientos de ustedes no son mis pensamientos”.
Así que, si queremos entender mejor cómo piensa Dios, debemos profundizar en el estudio.
Luego, hay que compartir con otros lo que aprendemos.
El estudio personal es como la gasolina que necesitas para seguir adelante.
La verdad es que no soy muy buen estudiante, pero he aprendido a estudiar la Biblia.
En Galaad, la Biblia cobró vida para mí.
Se necesita ser muy disciplinado.
Cuando voy a estudiar, no quiero estar cansada.
Por eso busco un momento del día en el que estoy despejada.
Prefiero estar cansada para otras cosas, pero no para estudiar.
Siempre que estudio la Biblia, empiezo con una oración: “Por favor, ayúdame a ver qué consejo me estás dando y dame fuerzas para aplicarlo”.
Uso varios colores para marcar con qué tema se relaciona lo que estudio.
Utilizo un color cuando leo que Jehová ayuda a alguien; otro, cuando leo sobre un mal ejemplo, y otro diferente cuando veo un buen ejemplo que imitar.
El estudio y la meditación van de la mano.
Estudiar nos permite obtener información, y meditar nos motiva a poner en práctica esa información.
Hay que ir más allá de la información, no quedarse en un versículo o en un capítulo.
Debemos ver quién interviene, cuándo ocurrió, cuáles son las circunstancias, cuántas personas había...
Así entenderemos lo que realmente significa el versículo.
¿Quién es “la Palabra” mencionada en Juan 1:1?
Vamos al versículo 18.
Dice “unigénito”.
Esto quiere decir que “la Palabra” tuvo un principio, que llegó a existir.
Allí estaba, en el cielo, junto a su Padre.
He leído muchas veces Filipenses 4:6 y 7.
“La paz de Dios que supera a todo pensamiento”.
Bien, ¿cómo se consigue?
Tenemos que ser amigos de Jehová.
¿Y cómo guarda o protege nuestros corazones la paz de Dios?
“Mediante Cristo Jesús”, nuestro Señor.
Y pienso: “¿Por qué mediante Jesús?
Porque él pagó el rescate.
Ese rescate es lo que hace posible que podamos ser amigos de Jehová”.
Así que todo está conectado.
En mi estudio, trato de identificar principios bíblicos.
Para lograrlo, intento ver más que solo mandatos.
Por ejemplo, en Mateo 28:19 y 20, Jesús nos mandó ir y hacer discípulos.
Veo que detrás de este mandato está el principio de amar al prójimo.
Este principio me ayuda a predicar a toda clase de personas, sin importar su sexo, raza o nacionalidad.
Uno de los instructores de la Escuela para Ancianos de Congregación es un graduado de Galaad.
Bueno, uno de los métodos es analizar un pasaje de la Biblia desde diversas perspectivas.
No podemos ver todo desde un solo ángulo.
Comparto el fruto de mi investigación con las personas que estudian la Biblia.
Eso las ayuda a conocer mejor a Jehová y a ver que lo que están estudiando es práctico.
Estuve estudiando sobre Jacob.
Pasó toda una noche luchando con un ángel.
Y quise comentarlo con algunos amigos.
Cuando lo hice, uno de los hermanos que estaba allí sentado por casualidad, vino y me dijo: “Ya había dado todos los pasos para dejar el servicio de tiempo completo.
Pero, después de esta conversación, ya no voy a dejarlo”.
Fue un momento maravilloso para mí.
Le di las gracias a Jehová.
Cuando me enteré de que iba a ser madre, le dije a Jehová: “Si este pequeñín llega a amarte, podré disfrutar de él para siempre”.
Y empecé a enseñarle todo lo que yo estaba aprendiendo.
Así que no hay atajos.
Para tener una fe fuerte hay que estudiar y meditar.
Cada vez que estudiamos de la manera correcta y meditamos, nuestra fe se hace más fuerte.
Espero con ganas esos momentos en los que puedo subir a mi habitación, desconectarme de todo y pasar tiempo a solas con Jehová.
La vida es impredecible, pero he aprendido que, mientras me aferre a la Palabra de Dios, nada podrá separarme del amor de Jehová.
Por sus comentarios, se nota que estos hermanos disfrutan mucho de su estudio personal.
Dijeron: “Mientras [...] más conoces a Jehová [...], más lo amas”.
“Es como la gasolina que necesitas para seguir adelante”.
“Puedo [...] desconectarme de todo y pasar tiempo a solas con Jehová”.
Hemos escuchado que se hacen las seis preguntas: “cómo”, “cuándo”, “dónde”, “qué”, “quién” y “por qué”.
También hemos visto que usan herramientas de investigación y toman notas a su manera.
¿Hay algo de todo esto que le gustaría poner en práctica?
¿Por qué no lo prueba?
Joven, lo cierto es que, mientras más conozcas a Jehová, más lo amarás.
Y, si tienes una familia que adora a Jehová, como tú, y te enseña a acercarte a él, tienes una gran ventaja.
Pero algunos jóvenes han tenido que cultivar su fe sin el apoyo de su familia.
Escuchemos la experiencia de Ersi Royer, de Estados Unidos.
¿Qué decisión tuvo que tomar con respecto a su espiritualidad cuando tenía solo 14 años?
¿Y cómo demostró que es importante estudiar en profundidad?
Mi familia no era como las familias de Testigos donde la madre es precursora, el padre es anciano y todos son un ejemplo para la congregación.
Nuestra familia no era feliz, así que ¿por qué querría ser parte de una religión con la que nadie de la familia está contento?
Y eso puede hacerte sentir muy solo, incómodo o aislado.
En aquel momento, me graduaba de octavo curso, y había bailes, todos salían e iban a fiestas.
Y pensaba: “¡Vaya!
Todos parecen buenos muchachos.
¿Por qué no puedo hacer lo que ellos hacen?”.
Nunca había estudiado la Biblia a fondo para encontrar las respuestas que necesitaba.
Le oré a Jehová y le dije: “Lo siento, pero hoy no soy Testigo.
Voy a intentar demostrar que todo lo que me han enseñado es mentira”.
Le pedí que, si de verdad existía, me ayudara a verlo.
Así que fui a mi cuarto y cerré la puerta.
Saqué todos los libros.
Quería mirarlos de uno en uno, pero al final de la tarde tenía un montón de libros abiertos.
Mientras más leía sobre Jehová, más veía que todo lo que enseña la Biblia tiene relación con él.
Jesús está relacionado con Jehová, los ángeles están relacionados con Jehová, la resurrección está relacionada con Jehová.
Así que no puedes creer en una cosa y no creer en el resto si realmente quieres saber la verdad.
Y eso fue lo que me convenció, sobre todo las palabras de Salmos que dicen: “Tus ojos vieron hasta mi embrión”.
Ese texto me conmovió, pues pensé: “Vaya, mis padres no sirven a Jehová como deberían.
Pero Jehová se fijó en mí y sabe lo que puedo llegar a ser.
Ya tengo la respuesta.
No tengo excusa.
Jehová me ha dado conocimiento y ahora tengo la responsabilidad de actuar y demostrarle que lo amo”.
Una semana después, encontré una hermana en la congregación que me ayudó, pues predicábamos mucho juntas.
No creo que sepa lo mucho que me ayudó.
Aunque mi familia cada vez estaba peor en sentido espiritual, logré bautizarme.
A medida que mi amistad con Jehová se hacía más fuerte, veía que no tenía el apoyo de mi familia, pero tenía que confiar en que Jehová me ayudaría.
Y, cuando llegaba a casa y había una discusión, al menos tenía las fuerzas que me daban las reuniones y los hermanos, y sentía un gozo que no podían quitarme.
Recuerdo que un día llegué a casa con unas amigas.
Había sido un día alegre y animador.
Detuvimos el auto frente a mi casa, me bajé y les dije adiós.
Mis padres me esperaban en la puerta muy enojados.
No lograban entender por qué había decidido servir a Jehová más plenamente.
No veían bien lo que estaba haciendo con mi vida.
En ese mismo momento, me fui de casa solo con lo puesto.
En cuestión de minutos, mi vida cambió para siempre.
Una hermana de la congregación que era como una tía para mí me acogió en su casa, me ayudó a superar la situación y literalmente me alimentó, me vistió y me ayudó a servir a Dios.
Entonces, Jehová y la congregación pasaron a ser mis apoyos.
Una hermana me dijo hace años: “Debes ser la persona que tú necesitabas cuando eras joven”.
Por eso, cuando miro a los jóvenes, pienso en mi experiencia y me pregunto: “¿Cómo me habría ayudado que alguien se hubiera interesado por mí cuando yo tenía su edad?”.
Siempre trato de pensar en los jóvenes —porque soy así— y de hacerles saber que no están solos.
Si algún joven no está seguro de si esta es la verdad o no, me gustaría decirles a todos que Jehová los conoce y quiere ayudarlos a que lo conozcan a él.
Que Jehová es real y los conoce por nombre, que quiere que vivan y que él está luchando por ellos.
Es impresionante que, siendo tan joven, Ersi quisiera pasar todo un día estudiando; así se convenció de que Jehová se interesa en ella y la quiere.
Pero esa no fue la única vez que estudió tanto.
Adquirió los hábitos de estudio que necesitaba para aguantar, madurar y ser una persona espiritual.
Fue precursora por varios años y ahora sirve en Betel con su esposo, Jeff.
Cuando conversé con ella, me expresó cuánto quiere a su familia y su esperanza de que algún día puedan servir a Jehová juntos de nuevo.
Está claro que, ante cualquier situación de la vida, lo mejor es buscar en la Biblia la guía de Jehová.
Eso es muy importante al tomar decisiones que dependen de nuestra conciencia.
En esos casos, Jehová no nos da un mandato sobre qué hacer, sino que nos da principios en su Palabra que nos ayudan a entrenar la conciencia.
En el siguiente video, veremos a Emma, que tiene que tomar una decisión difícil.
¿Qué papel jugará su conciencia?
¿Qué hará para tomar esa decisión?
Todos los días tomamos decisiones que pueden influir en nuestra relación con Jehová.
Cuando hay un mandato bíblico claro, puede parecer fácil decidir bien.
Pero ¿y si no lo hay?
¿Cómo podemos tomar una buena decisión?
Llegó la invitación de boda de nuestra sobrina.
Thomas estaba muy contento.
Yo también.
Pero la ceremonia iba a ser en una iglesia.
Me preguntaba si era correcto que yo asistiera.
Hace años que soy Testigo.
Y, aunque mi esposo aún no quiere estudiar la Biblia, con el tiempo se ha vuelto más comprensivo.
Thomas entendía que yo nunca iba a entrar en una iglesia para adorar a Dios, pero ¿y para asistir a una boda?
Jehová no desaprueba las bodas.
Esa tarde, fui a ayudar a Amy a organizar el menú para la próxima escuela de precursores.
Se dio cuenta de que yo estaba un poco distraída, así que le conté lo de la boda.
No estarás pensando en ir, ¿no?
Amy tenía una opinión muy firme sobre el asunto, pero creo que no entendía del todo mi situación.
Aunque agradecí su preocupación, sentí que me estaba juzgando.
Al día siguiente, fui a visitar a Charlotte y a Allan para pedirles consejo.
Al igual que yo, Charlotte había aceptado la verdad muchos años antes que Allan y, por lo tanto, ellos entendían bien mi situación.
¿Será que Amy tiene razón?
¿Está mal asistir a la boda?
¿Qué harían en mi lugar?
Charlotte me explicó que, cuando no hay un mandato bíblico específico, es un asunto de conciencia.
Y puede que a alguien su conciencia le permita hacer algo que a otra persona no.
Lo importante es que tomemos decisiones que nos dejen con la conciencia tranquila.
¿Y cómo hago eso?
Querida Emma, hay que entrenarla.
Allan me mostró el texto de Hebreos 5:14.
Ahí, el apóstol Pablo escribió: “El alimento sólido pertenece a personas maduras, a los que mediante el uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto”.
Pero Pablo no solo escribió estas palabras; también las puso en práctica.
Él estudiaba cuidadosamente los principios de la Palabra de Dios.
Y, gracias a eso, tomaba decisiones que lo dejaban con la conciencia tranquila.
Entonces, aunque no haya una ley concreta sobre un asunto, siempre podemos encontrar un principio que nos ayude a entender lo que Dios piensa.
Así que, oré sobre el asunto y puse manos a la obra.
Busqué artículos en el “Índice de las publicaciones Watch Tower” y en la “Guía de estudio”.
Encontré información muy útil en el capítulo 2 del libro “Amor de Dios”.
También leí sobre cómo otros hermanos enfrentaron situaciones parecidas y qué principios bíblicos les ayudaron.
Luego, medité en todo eso.
Con mi estudio, me aseguré de que fuera el espíritu de Jehová, y no mis sentimientos, lo que guiara mi conciencia.
Me di cuenta de que tener una conciencia educada por la Biblia no significa que todos van a pensar siempre como yo, y no hay nada de malo en eso.
Pero, si usamos los principios bíblicos para educar nuestra conciencia, esta guiará nuestros pasos y así podremos continuar en el amor de Dios.
¿Cómo podemos seguir el ejemplo de nuestra hermana Emma?
Cuando ella se dio cuenta de que necesitaba informarse mejor, puso manos a la obra.
Investigó acerca del tema para entrenar su conciencia y tomar una decisión con la que se sintiera tranquila.
Nosotros podemos hacer lo mismo, y aún más: podemos prepararnos con antelación, entrenando la conciencia con respecto a asuntos para los que no existen mandatos bíblicos definidos y estudiando principios bíblicos que la ayuden a reconocer las normas que debe seguir.
Entonces, cuando la necesitemos, estará lista.
Podremos confiar en ella y tomar decisiones guiadas por una conciencia entrenada por la Biblia.
Hermanos, los animamos a aferrarse a la palabra de vida.
Ese ha sido el tema de este programa.
Hemos aprendido por qué es esencial mantenernos cerca de Dios para recibir el regalo de la vida eterna.
También hemos hablado sobre cómo lograrlo usando métodos eficaces para el estudio personal de la Biblia.
Quizá usted no vaya a tener la oportunidad de asistir a la Escuela de Galaad ni a otra escuela teocrática, pero Jehová nos enseña a todos a sacar provecho de su Palabra escrita.
¡Qué bonita expresión de su cariño!
Cuando nuestro equipo preparó este programa, estuvo con el Departamento de Escuelas Teocráticas de la central mundial, en Patterson (Nueva York).
Esta ha sido la sede de la Escuela de Galaad desde 1995.
Desde que se instaló allí, se han graduado 47 clases.
La primera fue en 1943 y, desde entonces, unos nueve mil estudiantes han recibido esta formación.
Cuando los estudiantes llegan a clase cada día, ven libros, carteles y maquetas, que los hacen pensar en temas espirituales y estar preparados para estudiar la Biblia.
Isaías 11:9 dice: “La tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”.
La hermandad mundial contribuye al cumplimiento de esta profecía.
Por eso, es apropiado que las lecciones abarquen toda la Biblia y analicen el contexto de los relatos para comprenderlos mejor.
... Pablo probablemente todavía tenía moretones.
Y les dice con toda sinceridad: “Tenemos que entrar a través de muchas tribulaciones”.
¿Te imaginas?
Estás ahí mirando a ese hombre lleno de golpes y cortes por todo el cuerpo, y él te dice: “Tenemos —tú y yo— que pasar por muchas pruebas”.
Los estudiantes participan cuando lo desean y extraen lecciones que piensan poner en práctica en su vida personal y en sus asignaciones.
Me impresiona saber que la congregación cristiana de hoy en día sigue exactamente el mismo modelo que se usaba en aquel entonces.
Les encanta estudiar en la biblioteca del Departamento de Escuelas Teocráticas.
Allí disfrutan de un ambiente tranquilo y relajado, donde pueden investigar y alimentarse en sentido espiritual para fortalecer su amistad con su Padre celestial, Jehová.
En esos momentos, es como si estuvieran pasando tiempo con el “esclavo fiel y discreto”.
Los estudiantes se benefician del arduo trabajo de los instructores.
Bajo la dirección del Comité de Enseñanza del Cuerpo Gobernante, estos hermanos preparan el plan de estudios de Galaad y otras escuelas que se imparten aquí y fuera de Betel.
El Departamento de Escuelas Teocráticas cumple con su labor porque trabaja duro y cuenta con la ayuda de Jehová.
Considera un honor servir a los hermanos y al Cuerpo Gobernante.
Les mandamos un afectuoso saludo.
Muchas gracias por estar con nosotros una vez más.
Esto es JW Broadcasting, desde la central mundial de los testigos de Jehová.