JW Broadcasting: Agosto de 2016

Bienvenidos a un programa más de JW Broadcasting.

Aquí, unos avances.

¿Qué implica participar en la predicación pública en áreas metropolitanas, como ocurre en la bulliciosa ciudad de San Francisco (Estados Unidos)?

Escucharemos animadoras experiencias relacionadas con esta forma de predicar.

¿Pueden los jóvenes servir a Jehová aun cuando su familia deja de hacerlo?

Conoceremos la historia de una hermana que nunca olvidó su amor a Jehová, a pesar de la ajetreada vida que ella y su familia llevaban como estrellas del rodeo.

En nuestra serie Cómo prepararse para el matrimonio veremos como puede una pareja de novios conocer a “la persona secreta del corazón” antes de tomar una decisión para toda la vida.

Y hablaremos de la hermosa cualidad de la lealtad.

También conoceremos a un matrimonio que ha servido a Jehová fielmente por más de 60 años.

Todo esto y más, en el programa de agosto de 2016 de JW Broadcasting.

El tema del que hablaré este mes se basa en las bellas palabras que David le cantó a Jehová según Salmo 18:25, que dice: La expresión “actuar en lealtad” en hebreo nos hace pensar en el amor leal de Dios.

Este amor nace del compromiso, la integridad, la lealtad y el cariño profundo.

Así que la lealtad es más que un sentimiento: se manifiesta con acciones y está ligada al amor.

¡Cuánto nos reconforta saber que Jehová se apega con amor a quienes le muestran lealtad!

Pero ¿qué llevó a David a escribir las palabras de Salmo 18:25?

El encabezamiento nos revela que compuso esa canción el día que Jehová lo libró de todos sus enemigos y de la mano de Saúl.

¡Imagine la alegría y el alivio que debió sentir David al ver que Jehová lo salvaba y demostraba así su amor leal y su gran poder!

Sin embargo, durante toda su vida, David vivió en carne propia el dolor que causa la deslealtad.

Lo vivió con su rey, Saúl; con su esposa, Mical; con su consejero de confianza, Ahitofel, y con su hijo, Absalón.

David sufrió muchísimo cuando lo traicionaron quienes contaban con su amor y confianza.

La lealtad se elige.

¿Qué descubrimos al examinar la vida de David?

Que David eligió permanecer leal a Dios.

Toda su vida

—primero como humilde pastor de ovejas y luego como valeroso rey de una nación— demostró ser un hombre leal y agradable a Jehová.

Permanecer leal a Dios es especialmente complicado cuando sufrimos injusticias.

Imagínese la difícil y peligrosa situación que encararon David y sus valientes guerreros cuando tuvieron que vivir como fugitivos en el desierto con muy pocas provisiones a causa de la furia y los celos del rey Saúl.

Pero ¿qué decidió hacer David cuando sus hombres lo instaron a aprovechar la oportunidad de matar al rey?

Veamos su respuesta, en 1 Samuel 24:6: David sabía que si permanecía leal a Dios, Jehová respondería mostrándole su amor leal.

De modo que, con humildad, hizo a un lado sus sentimientos y vio las cosas como Jehová las ve.

Eligió esperar con paciencia a que Jehová actuara con lealtad.

Pronto enfrentaremos algunos sucesos predichos en la Biblia que pondrán a prueba nuestro apego a Jehová y a su organización.

¡Este es el momento de fortalecer nuestra lealtad!

Sin duda, Jehová conoce nuestras circunstancias —incluyendo las injusticias que hemos sufrido— y recompensará nuestro servicio leal.

Pregúntese: “¿Qué muestras de lealtad de mi parte harán que Jehová sea leal conmigo?”.

Hablemos de 3 campos.

El primero: Pero si Jehová es el Soberano del universo, ¿cómo podríamos defenderlo nosotros?

Consideremos el buen ejemplo de Elihú.

El libro de Job dice que Elihú esperó con paciencia a que Job y sus tres falsos consoladores hablaran.

Note la reacción de Elihú en Job 32:2, 3: Con justa razón Elihú se sentía indignado.

De modo que este joven salió a defender lealmente a Jehová con las palabras registradas en Job 36:2, 3; ahí dice: Con valentía, Elihú probó su lealtad al alabar y, sí, al defender a Dios.

¿Por qué necesitamos hoy salir en defensa de Jehová?

Porque nuestro amado Padre celestial es blanco de numerosas blasfemias.

Las religiones falsas afirman que es parte de una Trinidad y que atormenta a la gente en un infierno de fuego.

Otros niegan su existencia o dicen que, si acaso existe, realmente no se interesa en nosotros.

Sabemos que el Diablo es la fuente de esas mentiras.

Y mostramos nuestra lealtad a Jehová cuando hablamos en su defensa y probamos que Satanás miente.

Declaramos con valor y entusiasmo que Jehová existe y es el Dios todopoderoso, que es sabio, justo, amoroso, y que pronto traerá el fin de la maldad y dará vida eterna a los que le son leales.

Jehová podría hacer que las piedras lo defendieran, pero nos ha dado a sus Testigos —a usted y a mí— ese valioso honor.

Segundo campo: somos leales a Jehová si somos leales al “esclavo fiel y discreto”, es decir, al Cuerpo Gobernante.

Jehová y Jesús utilizan al esclavo fiel para darnos alimento espiritual, así que debemos ser leales a este esclavo.

Quizás alguien diga: “Pero los miembros del Cuerpo Gobernante son imperfectos, ¿no es cierto?”.

Sí, lo son.

La última persona perfecta que anduvo en la Tierra fue Jesús.

No existe ni persona ni organización perfecta en todo el planeta.

Pero como decía un hermano fiel de muchos años: “Esta es la mejor organización imperfecta del mundo”.

Jesús no dijo que el esclavo sería infalible, pero sí dijo que sería fiel y discreto.

La actitud con la que escuchamos y obedecemos al esclavo fiel influye directamente en nuestra amistad con Dios.

De hecho, nos jugamos la vida en ello.

¿Y si algo del alimento espiritual que suministra el Cuerpo Gobernante no nos agrada?

¿O qué tal si no entendemos bien o no estamos de acuerdo con alguna aclaración de nuestras creencias?

En cierta ocasión, los seguidores de Jesús, incluido el apóstol Pedro, pasaron por una situación parecida.

¿Cómo reaccionó la mayoría?

Juan 6:60 dice:

¿Y qué ocurrió?

El versículo 66 dice: Pero ¿qué dijo Pedro cuando Jesús preguntó si eso también hacía tropezar a los apóstoles?

En Juan 6:68 leemos: ¡Qué buena actitud!

Pedro basaba su lealtad en las sólidas pruebas de que Jesús era el Mesías, y así demostraba la fe que tenía.

¡Esa es la clase de lealtad que debemos imitar!

En ocasiones tenemos que esperar a que Jehová aclare los asuntos.

Mientras tanto, probemos ser leales como Pedro y sigamos sin reservas la dirección del esclavo fiel, quien, a su vez, sigue de cerca los pasos de su Amo, Jesús.

A veces los consejos que se dan nos vienen como anillo al dedo.

En JW Broadcasting, el Cuerpo Gobernante nos ha recordado que debemos perdonar a otros, honrar a Jehová con nuestras cosas valiosas y mantenernos alerta en sentido espiritual.

Mediante La Atalaya y en las reuniones, se nos invita a vigilar nuestra vestimenta y arreglo personal, a seleccionar bien a los amigos y el entretenimiento y a permanecer moralmente limpios.

¿Actuamos con rapidez para hacer los cambios necesarios o tenemos la tendencia a defender nuestros derechos?

El apóstol Pablo enfrentó una situación que puso a prueba su lealtad a la guía que da la organización de Jehová.

Busquemos Hechos, capítulo 21.

Pablo llegó a Jerusalén en el año 56 de nuestra era después de un exitoso viaje misional.

Imaginemos su emoción al contar todas “las cosas que Dios había hecho entre las naciones mediante su ministerio”.

Cuando terminó su relato, los ancianos le expusieron un problema que había en Judea y que lo involucraba directamente.

En Hechos 21:21, dijeron:

Bueno, tal vez Pablo pensó: “¿Yo, un apóstata?

¿De verdad?

¿Cómo pueden decir eso?

¡Acabo de terminar mi tercer viaje misional y miren cómo ha bendecido Jehová mi labor!”.

Con todo, en Hechos 21:23, 24, los ancianos le dieron a Pablo instrucciones muy claras, que seguramente él no se esperaba. Allí dice: ¿Era ese el momento de que Pablo cuestionara la decisión o exigiera sus derechos?

Bien pudo razonar: “¿No leyeron mi carta a los gálatas, donde dice que la Ley se clavó en el madero de tormento junto con Jesús?

¡No he hecho nada malo!

¿De verdad tengo que montar esta escena solo por la conciencia tan sensible de algunos?”.

Al contrario: con gran humildad, Pablo hizo lo que le pidieron, aunque casi le costó la vida.

Estuvo dispuesto a tragarse su orgullo porque sabía que estaban en juego asuntos más importantes que sus derechos.

Tomó en cuenta la conciencia de los demás y, sobre todo, demostró su lealtad a Jehová y al Cuerpo Gobernante.

¿Somos nosotros capaces de percibir las cuestiones más importantes?

Como Pablo, elijamos ser humildes, flexibles y obedientes, pues así probaremos nuestra lealtad al “esclavo fiel y discreto”.

Tercer campo: somos leales a Jehová cuando somos leales a los ancianos.

Ya hablamos sobre ser leales a Jehová mismo y al esclavo fiel, pero ¿qué hay de la guía que nos dan los ancianos de nuestra congregación?

Escuchamos sus discursos y comentarios cada semana en las reuniones, vamos con ellos a predicar y se convierten en nuestros amigos.

Como pasamos mucho tiempo con los ancianos, es más fácil ver sus fallas o defectos.

Pero si nos centramos demasiado en eso, puede debilitarse nuestra confianza en esta provisión de Jehová.

Para ilustrarlo: si enfocamos de cerca cualquier fotografía de nuestras revistas,

solo veremos manchitas o píxeles de colores.

Pero si nos alejamos un poco, podemos apreciar la hermosa imagen.

Pasa lo mismo con los ancianos: no enfoque la vista en sus defectos, o manchitas; mejor vea la imagen completa.

¿Y por qué es importante fortalecer nuestra lealtad a los incansables y amorosos ancianos?

Porque estas “dádivas en hombres” son una expresión del amor leal de Dios.

Ellos dirigen, alimentan y protegen fielmente a las ovejas de Jehová.

La gran tribulación se acerca, y nuestra vida dependerá de que estemos dispuestos a seguir la guía de los ancianos que, a su vez, se dejan guiar por el Cuerpo Gobernante.

No se trata de ser leales a hombres, sino a Jehová, que utiliza a hombres imperfectos pero leales.

Esta es una lección que Coré, Datán y Abiram rehusaron aprender.

Veamos un fragmento del video Respetemos la autoridad de Jehová y observemos la desafiante actitud de Coré hacia Moisés, según relata el capítulo 16 de Números.

Ahí viene Moisés.

Ya basta de ustedes, porque la entera asamblea son todos santos, y Jehová está en medio de ellos.

¿Por qué, pues, deben ustedes alzarse por encima de la congregación de Jehová?

Coré y sus compañeros fingían ser muy leales a Dios, pero pasaban por alto el hecho de que Jehová había nombrado personalmente a Moisés y a Aarón.

Así que ¿contra quién estaban murmurando?

Leamos Números 26:9: Solo se concentraron en que Moisés era un hombre imperfecto y no se dieron cuenta de que era Jehová quien estaba dirigiendo a la nación.

De modo que, en realidad, estaban peleando contra Jehová.

Su falta de lealtad a los hombres nombrados por Dios les costó la vida.

Pero los hijos de Coré adoptaron una postura distinta.

Fíjese en la actitud tan diferente que mostraron.

La verdad es que mi padre

y los demás se rebelaron contra la autoridad de Jehová.

Su envidia, orgullo y ambición los llevó a la rebelión, y al final, se trajeron a sí mismos deshonra.

Mi padre buscaba gloria, y esta no le duró mucho.

Pero me alegro de que mis hermanos y yo tomáramos la decisión correcta.

Aunque debió ser difícil.

Sí, lo fue.

Pero eso nos ayuda a entender la importancia de nunca anteponer los amigos o la familia

a nuestra relación con Jehová y a nuestra obediencia a él.

Eso es lo que mi padre me dice siempre.

Mmm, sí.

En definitiva, la mejor guía para los seres humanos siempre es la de Jehová.

Debemos tener plena confianza en que él elige bien a las personas que nombra.

¿Entiendes?

Si respetamos a los que Jehová ha nombrado, estamos respetando la autoridad de Jehová.

La lealtad que mostraron los hijos de Coré impulsó a Jehová a actuar con lealtad y dejarlos vivir.

¡Qué buen ejemplo para nosotros!

Resolvámonos a nunca terminar luchando contra Jehová y evitemos murmurar o quejarnos de quienes él ha nombrado para dirigir a su pueblo hoy.

Si desea aprender más de estos buenos y malos ejemplos de lealtad, lo invitamos a ver completa la película

Respetemos la autoridad de Jehová en JW Broadcasting.

En resumen: ¿de qué manera demostraremos ser leales a Jehová?

Primero, defendiéndolo como sus Testigos.

Segundo, nunca dejemos de apoyar lealmente al “esclavo fiel y discreto”.

Y tercero, sigamos lealmente la guía que nos dan los ancianos nombrados.

Si imitamos los buenos ejemplos de los hijos de Coré, David, Pedro y Pablo, probaremos ser leales a los ojos de Jehová, y, en consecuencia, él actuará lealmente con nosotros para siempre.

Como ya hemos dicho, una manera de demostrar lealtad es siguiendo las instrucciones del esclavo fiel y discreto.

Pero ¿se ha preguntado cómo toma las decisiones el Cuerpo Gobernante?

En un programa de la adoración matutina, el hermano Splane lo explica.

“¡Cuántos cambios ha habido!

Es difícil mantenerse al día”.

Oímos eso a menudo.

Y es cierto.

Por eso, surgen estas preguntas: ¿qué hay detrás de los cambios?

¿Se reúne el Cuerpo Gobernante los miércoles por la mañana y dice: “Veamos qué podemos cambiar esta semana para volver a tomar por sorpresa a los hermanos”?

Bueno, eso no sería ser ni fiel ni discreto.

La verdad es que aunque nos parezca que se anuncia un cambio tras otro, suelen pasar años hasta que se decide realizar algún ajuste.

Por ejemplo, una de las primeras cuestiones importantes que debió resolver el actual Cuerpo Gobernante fue esta: ¿sería conveniente contar con un Comité de Sucursal que supervisara la obra en Estados Unidos?

Por muchos años se pensó que no era necesario tener un Comité de Sucursal en Estados Unidos puesto que el Cuerpo Gobernante y la sede mundial se encuentran en este país.

Lógicamente, una decisión de tal magnitud no se podía tomar de la noche a la mañana.

De hecho, se pidió la opinión de muchos hermanos maduros y experimentados.

Al final se tomó una decisión, y creemos que Jehová claramente la ha bendecido.

Estamos muy orgullosos del gran trabajo que realiza nuestro Comité de Sucursal y nos alegra contar con su apoyo, que tanto necesitamos.

Veamos otros ejemplos.

A partir de enero de 2009 empezamos a celebrar el mismo día la Escuela del Ministerio Teocrático, la Reunión de Servicio y el Estudio de Libro de Congregación.

Pero se necesitaron casi 10 años para llegar a esa decisión.

Este asunto comenzó a analizarse en 1999.

¿Por qué no se tomó la decisión en aquel momento?

Porque el Cuerpo Gobernante quería estar seguro de que, si se fusionaban las reuniones, los hermanos contaran con todo lo necesario.

Sí, que tuvieran suficiente alimento espiritual.

De modo que un miércoles —como a las 3 y media de la tarde— tuvimos una extensa reunión.

Habíamos recibido dos cartas de sucursales grandes.

Una de ellas decía que muchas congregaciones —en las que solo había un anciano y un siervo ministerial— tenían 7 u 8 estudios de libro.

El anciano podía conducir cinco estudios de libro, y el siervo ministerial, tres.

Además, tenían que preparar sus intervenciones para las otras reuniones.

Así que dedicaban todo su tiempo a dirigir estudios de libro y a prepararse para las reuniones: ¡qué difícil!

Esa misma semana recibimos una carta de otra sucursal que explicaba por qué era tan baja la asistencia al estudio de libro.

Los hermanos amaban todas las reuniones —decía la carta—, incluso el estudio de libro.

Pero como eran muy pobres, no les alcanzaba para pagar el viaje en autobús a fin de asistir a las dos reuniones de entre semana; tenían que elegir una.

Si asistían a la Escuela del Ministerio Teocrático y a la Reunión de Servicio, recibían dos horas de instrucción espiritual, mientras que si asistían al estudio de libro, solo una.

Casi siempre optaban por ir a la escuela y a la Reunión de Servicio.

Bueno, aquellas cartas nos ayudaron a comprender la situación de los hermanos y a tomar la decisión.

Ahora bien, en 2008 se empezaron a publicar dos ediciones de La Atalaya: una para el público y otra de estudio.

¡Esa decisión tomó mucho tiempo!

Habíamos analizado el asunto varias veces, pero decíamos: “No nos apresuremos; esperemos un poco.

Veamos qué desea Jehová”.

Lo importante era determinar lo que Jehová quería.

Pero ¿cómo saberlo?

Decidimos hacer algo semejante a la prueba del vellón de Gedeón, y en 2006 ¡Despertad!

comenzó a publicarse mensualmente y La Atalaya continuó con su edición quincenal.

Es decir, habría 3 revistas al mes en lugar de 4.

Nuestra idea fue: “Hagamos la prueba durante un año y, si al final, la distribución de revistas ha disminuido considerablemente, sabremos que Jehová no está contento con el ajuste y volveremos a publicar dos números de ¡Despertad!

cada mes”.

¿Cuál fue el resultado?

Al final de ese año estábamos distribuyendo la misma cantidad de revistas con tres números al mes que con cuatro.

Así supimos que Jehová aprobaba el cambio.

¡Y cuánto apreciamos que haya una edición de estudio de La Atalaya, con un mensaje directo para las congregaciones!

¡Y otra para el público, que se adapta un poco más a las necesidades de la gente!

De modo que, antes de tomar una decisión que pueda influir en la obra del Reino, el Cuerpo Gobernante analiza con cuidado el efecto que tendrá en nuestra espiritualidad.

Por ejemplo, en 2008 se decidió reducir la duración de los discursos públicos de 45 a 30 minutos.

Y alguien quizás diga: “¿Cómo podía influir esta decisión en la espiritualidad de los hermanos?”.

Si usted vive en una zona urbana y asiste a una congregación con muchos ancianos, y, además, hay cerca otras congregaciones con varios ancianos, quizás le parezca difícil entender las razones.

Pero el Cuerpo Gobernante debe mirar el cuadro completo.

Miles de hermanos sirven donde hay más necesidad y han tenido que aprender otro idioma.

En muchas de estas congregaciones, los ancianos mismos están aprendiendo el idioma.

Algunos nos han dicho que necesitan una hora de preparación por cada minuto de discurso.

¡Se imaginan?

Para algunos, ¡un discurso de 45 minutos exigía 45 horas de preparación!

Así que reducir la duración de los discursos públicos permitió a esas congregaciones tener más discursos disponibles.

Y eso no es todo: miles de ancianos sirven en congregaciones aisladas cuya congregación vecina está a unos 160 kilómetros (100 millas).

Entonces, si en una congregación había un solo anciano y a gran distancia había otra con un solo anciano también, ¿cuántos discursos de 45 minutos podían dar estos hermanos?

Sin duda, la reducción de 15 minutos ayudó mucho.

Si no tomamos en cuenta todo el cuadro y solo pensamos en nuestra situación y la de nuestra congregación, difícilmente entenderemos por qué se toman algunas decisiones.

Y se sigue el mismo proceso cuando se actualizan nuestras creencias.

El Cuerpo Gobernante disfruta de reunirse para analizar la Biblia.

Cuando toman sus Biblias y comienzan a examinar todo lo que han investigado sobre cierto pasaje, se dibuja una gran sonrisa en su rostro.

¡Les fascina analizar asuntos espirituales!

Pero puede que pase mucho tiempo para que finalmente se publiquen estas actualizaciones.

¿Por qué?

Porque aclarar un texto bíblico puede producir un efecto dominó en otros pasajes.

La nueva explicación puede tener estrecha relación con otras profecías, así que debemos estar completamente seguros de que todo encaja.

No lo olviden: aunque a veces los cambios parecen venir uno tras otro, todas las decisiones se analizan con mucho cuidado.

Y, por cierto, les llamará la atención saber que los miembros de más edad del Cuerpo Gobernante —los hermanos Jaracz y Barr— estaban tan interesados en hacer cambios como los miembros más jóvenes.

Sí, siempre miraban hacia adelante.

¡Cuánto aprendemos del cuidado amoroso del esclavo fiel y discreto!

¿Ha escuchado algo que lo motive a dar todo su apoyo al Cuerpo Gobernante y a seguir su guía?

Tal vez le llamara la atención que pidieran la ayuda de hermanos de experiencia o que tomaran en cuenta las circunstancias de los hermanos a nivel mundial.

O ¿qué tal el hecho de que esperaran pacientemente y pidieran la guía de Jehová, a fin de contar con su bendición?

Millones de hermanos por todo el mundo han visto de primera mano las bendiciones que resultan de mantenerse leales a Jehová y su organización.

Y hoy tenemos el placer de contar con la presencia de una pareja que sabe de lo que hablo: los hermanos William y Sandra Malenfant.

El hermano Malenfant es ayudante del Comité de Enseñanza, y la hermana Malenfant colabora en el Departamento de Servicio.

Estamos ansiosos de escuchar un poco sobre su impresionante carrera teocrática.

Bill, Sandra, estamos muy felices de tenerlos con nosotros en el estudio y queremos conocer más sobre ustedes.

Nos gustaría retroceder en el tiempo.

Cuéntennos cómo empezó su carrera de tantos años de servicio leal a Jehová.

Todo empezó en 1954.

Mi mamá había tenido contacto ocasional con los Testigos durante años.

Cuando yo tenía 20 años, la invitaron a un discurso público en la Congregación Central de Oakland (California).

Me preguntó: “¿Me acompañas?”, y contesté: “Sí, claro, iré con gusto”.

Entonces vi en la reunión a un joven a quien había conocido en la escuela.

Se me acercó y me dijo que yo necesitaba estudiar la Biblia.

No quería hacerlo, pero él insistió, así que le dije: “Bueno, pues, acepto”.

¿Puedes creerlo?

Empecé a estudiar con el libro “Sea Dios veraz”.

Cuatro meses después me bauticé.

Era justo lo que había estado buscando, pero no me había dado cuenta.

Buena decisión.

Gracias.

Y tú, Sandra, ¿cómo empezaste tu carrera de servicio a Jehová?

Antes de que yo naciera, mis papás estaban en busca de la verdad porque habían perdido a una pequeñita en la muerte, así que iban de iglesia en iglesia buscando algo de consuelo.

Y, claro, los sacerdotes no los reconfortaban.

Les decían: “Mmm...

Dios quería otro angelito en el cielo”.

Mi papá se enojaba y decía: “¡No, si Dios quería otro angelito, podría haber creado uno, en vez de llevarse a mi niña!”.

Un día por la tarde, mis papás estaban escuchando la radio —mucho antes de que hubiera televisores— y escucharon el discurso de un testigo de Jehová.

Se titulaba: “¿Dónde están los muertos?”.

¡Increíble!

El hermano explicó con la Biblia la condición de los muertos y la esperanza de la resurrección.

Mi papá de inmediato dijo: “¡Esta es la verdad!”.

Así que escribió a la estación de radio, consiguió una copia del folleto en el que se había basado el discurso y también empezó a recibir La Atalaya por suscripción.

Pero no fue sino hasta que yo tenía tres años que los Testigos finalmente nos contactaron.

Y ¿qué te motivó a unirte a las filas de los siervos de tiempo completo y a dar tu vida a Jehová?

Pues, lo que me motivó fue asistir a una asamblea en 1956.

Yo me había bautizado en 1954.

Pero en aquella asamblea en Albany (California) vi el pabellón de precursores.

Así que me acerqué, y una hermana mayor me miró y dijo: “Eres joven y fuerte...

¿por qué no eres precursor?”.

Y pensé: “Sí, ¿por qué no?”.

Así que empecé el precursorado en 1956.

Eso fue lo que me motivó.

Y ahora miro atrás, a ese momento, y sé que fue una de las mejores decisiones de toda mi vida.

Y, Sandra, ¿qué te motivó a ti a emprender el servicio de tiempo completo?

Servir de precursor era algo casi obvio.

A los jóvenes se nos animaba mucho a ser precursores.

Casi todos los jóvenes lo eran, por lo menos un año o dos, y después se casaban y empezaban una familia.

Pero aquellos años de precursorado, al inicio de su juventud, sentaban una sólida base para continuar sirviendo fielmente a Dios toda la vida.

¡Qué bien!

Así que ambos eran precursores.

Y, entonces, ¿cómo se cruzaron sus caminos?

Fue en una asamblea de circuito en Oakland (California) en 1956.

Las cosas se fueron dando.

Yo tenía la asignación de desmontar la plataforma.

Yo estaba cargando un gran pedazo de madera cuando choqué con Sandra y la derribé de un golpe.

Y, pues, aproveché la situación; y aunque pensé que no era la mejor manera de presentarme, le dije: “Por cierto, unos amigos organizaron una reunión.

—¿Te gustaría ir conmigo?”.

—¡Bien hecho, Bill!

Sí, y empecé a buscarla.

Nos vimos muchas veces, y después de algunos meses, nos casamos.

Ambos servíamos de precursores y éramos muy felices en nuestro ministerio, alabando a Jehová.

—¡Realmente cayó a tus pies!

—¡Que si caí!

—Muy bien.

Y fue al poco tiempo de casados que recibieron una invitación.

Sí. El superintendente de circuito visitó nuestra congregación.

Creo que cuando vino, —solo llevábamos un mes de casados.

—Creo que sí.

Nos dijo que la organización estaba buscando precursores que tuvieran la disposición de servir de precursores especiales y pudieran ir adonde fuera necesario en Estados Unidos.

Y le dijimos: “Sí, claro, nos encantaría”.

Cuatro meses después de casarnos, nos asignaron como precursores especiales a Decorah (Iowa).

Fue una experiencia muy interesante porque solo había 8 publicadores en la congregación.

De inmediato empezamos a celebrar las reuniones en lo que era el Salón del Reino.

Estaba en la planta alta del edificio de una tienda de autoservicio en el centro de la ciudad; nosotros vivíamos justo al lado.

Sabes, cuando estás prácticamente solo, con pocos hermanos cerca, buscas ánimo y compañía, por lo que hacíamos el viaje hasta Strawberry Point, en Iowa, donde servían Charles y Shirley Sinutko.

Ellos vivían en una cabaña de un solo cuarto, hecha de troncos de madera.

Los visitábamos para animarnos mutuamente.

¡Qué linda esta foto de la época en que eran precursores especiales!

Estaban muy ocupados, pero ¿qué invitación recibieron luego?

Nos invitaron a asistir a la clase 34 de la Escuela Bíblica de Galaad, lo que nos vino de maravilla después de dos años y medio de servir como precursores especiales en Iowa.

Nos asignaron al Líbano, pero no pudimos entrar porque no nos dieron la visa.

Así que la organización nos preguntó si podríamos ir a Marruecos.

Y, claro, estábamos listos para ir adonde fuera.

Finalmente zarpamos desde Nueva York, en una travesía de cinco días por el Atlántico, hasta Casablanca.

Muy bien. ¿Y cómo fue servir de misioneros en Marruecos?

¡Muy interesante!

De verdad lo disfrutamos.

Nosotros solo hablábamos inglés, y en Marruecos teníamos que aprender francés.

Así que en cuanto llegamos, nos pusimos a estudiar el idioma 11 horas al día durante 30 días.

Como ese ritmo te deja exhausto, si íbamos al cine, contábamos esas horas como tiempo de estudio del idioma.

Más tarde nos enviaron a Tánger, a la única congregación en español, así que también tuvimos que aprender español.

Fue muy enriquecedor empaparnos de la cultura y poder servir ahí.

Tengo entendido que, tras cuatro años, regresaron a visitar a su familia.

¿Fue todo miel sobre hojuelas?

Creo que Sandra tiene la respuesta.

Bueno, en aquel tiempo se permitía que después de estar cuatro años en tu asignación, regresaras a casa de vacaciones o a visitar a la familia.

Cuando llegamos, visitamos a la familia.

Mientras estábamos con ellos, fui a una revisión médica y me enteré de que tenía un serio problema de salud.

No teníamos dinero para cubrir los gastos, por lo que Bill escribió a la sucursal para informar del asunto.

Ellos contestaron: “Bueno, atiendan el problema de salud e infórmennos cuando estén disponibles otra vez”.

Bill consiguió un empleo que cubriera los gastos médicos y nos diera para comer.

¡Pero sentíamos que éramos un fracaso!

Jehová sabía que nos sentíamos descorazonados, que estábamos destrozados.

Pero también sabía lo que necesitábamos, y eso fue justo lo que nos dio.

Cuando me recuperé un poco y pudimos usar con mayor libertad nuestro tiempo, retomamos el precursorado.

Jehová bendijo nuestro ministerio enormemente.

Había ocasiones en las que, de un supuesto territorio infructífero, terminaban acompañándonos hasta 25 personas a la reunión.

Muchas de ellas se bautizaron, y hasta la fecha somos buenos amigos.

—¡Qué increíble!

—Jehová sabe lo que necesitas...

y te lo da.

¡Qué bonito!

¿Hubo tentaciones cuando regresaron, cosas con las que tuvieran que lidiar?

Bueno, pasamos por algo que enfrentan muchos hermanos cuando regresan a casa por razones de salud.

Debido a las circunstancias, tienen que establecerse en un lugar.

Nosotros pudimos haber pensado: “Pues bien, nos encontramos en casa; ya estuvimos en Marruecos por algunos años y hemos servido de tiempo completo.

¿Por qué no establecernos aquí y comprar una casa?”.

Pero en realidad, ese no era nuestro deseo.

Así que cuando Sandra se recuperó lo suficiente, nos hicimos precursores.

Entonces escribí a la sucursal: “Estamos listos para recibir cualquier asignación.

¿Adónde desean que vayamos?”.

¡Qué buen ejemplo!

Gracias.

Así que se hicieron disponibles.

¿Y adónde los envió la organización?

Nos enviaron como precursores especiales a una hermosa asignación en la ciudad de Washington con la idea de formar una congregación en español.

Y fue una gran bendición.

Pasamos ahí año y medio hasta que la pequeña congregación estuvo bien establecida.

Entonces llegó otra bendición: nos asignaron a la obra de circuito.

Recorrimos el circuito de español de Florida, desde Key West hasta Orlando.

Había un solo circuito en todo el estado.

Después servimos en un circuito de la ciudad de Nueva York, en el Bronx.

Luego se nos asignó un distrito en el campo de español.

Después fuimos a Texas —al valle del río Grande— para servir en la obra de circuito por 2 años; y, una vez más, al distrito en español que iba desde Houston (Texas) hasta Yuba (California).

¡Cuánto lo disfrutamos!

Pues eso sí que fue andar de viajante y...

—Y llegó el año 1977, y con él, una nueva invitación.

—¡Sí, así es!

Estaba colaborando en los preparativos para una asamblea en Los Ángeles, que se celebraría en el salón de Leimert, cuando recibimos una carta en la que se nos invitaba a Betel.

¡Que te invitaran a servir en Betel era un gran honor!

Me asignaron al Departamento de Servicio, pues en aquel tiempo invitaron a varios superintendentes viajantes a dicho departamento, y a Sandra, de ama de llaves.

Los dos estábamos encantados de servir en Betel.

Bueno... más o menos.

En realidad, yo amaba mi asignación, en especial la obra de distrito.

Disfrutaba mucho de trabajar en el servicio con el superintendente de circuito y su esposa cada semana.

Así que no me entusiasmaba mucho la idea de ir a Betel.

Pero, verás, Jehová sabe lo que necesitas.

Cuando llegamos, empezamos a adaptarnos a la vida aquí.

Y resultó ser una enorme bendición, porque nos hicimos buenos amigos de muchos fieles siervos de Jehová.

Estoy seguro de que tienen mucho más que contarnos, y apreciamos que nos relaten algunas de sus vivencias.

Ahora, el Cuerpo Gobernante ha hecho ajustes significativos en el trabajo que se hace en Betel y en el campo.

Dichos cambios han influido en hermanos con una gran trayectoria como superintendentes viajantes, superintendentes en Betel y en las congregaciones.

¿Qué piensas, Bill, de estos ajustes por parte del Cuerpo Gobernante?

Creo que han sido sabias decisiones.

Ellos saben lo que se necesita y aprecian a los hermanos mayores que han servido por tantos años.

Todos aquellos que han dedicado su vida a la obra de circuito, de distrito o a cualquier otra son “dignos de doble honra” porque realmente se han gastado sirviendo.

Claro, hay que reconocer que llega el momento de ceder el paso a los más jóvenes.

Cuando nosotros éramos jóvenes, otros nos confiaron ciertas responsabilidades, y sin mucha capacitación.

Pero ahora existen la Escuela para Evangelizadores del Reino y la Escuela del Ministerio del Reino.

Así que hoy los jóvenes tienen muchas oportunidades de crecer, y eso es maravilloso.

Miles de ellos están progresando y están listos para asumir mayores responsabilidades...

una bendición para la entera organización.

Muchas gracias, Bill.

Tus palabras sin duda animarán a muchos hermanos.

Cuando vemos a esta pareja, nos damos cuenta de que han tomado sabias decisiones toda su vida.

Hemos recordado más de 60 años de servicio fiel.

Al pensar en las decisiones que han tomado, ¿se arrepienten de algo?

¡Por supuesto que no!

Siempre hemos pensado que todo lo que hemos sacrificado y todo lo que hemos hecho ha sido por Jehová.

Recuerdo que cuando era pequeña y vivía en la granja, me gustaba salir por las noches, en especial cuando había luna llena, y orar a Jehová.

Le decía: “Déjame usar mi vida para servirte”.

Él contestó mis oraciones, porque la mayor parte de mi vida la he usado en su servicio.

¡Qué animador! Y tú, Bill, ¿qué piensas de los sacrificios que has hecho en tu carrera espiritual?

Bueno, como sabes, un sacrificio puede ser algo a lo que renuncias por servir a Dios o puede ser algo que le das a Jehová.

En Salmo 54:6, David dijo: “De buena gana ciertamente te haré sacrificios”.

Así es como veo yo los sacrificios.

Estamos felices de dar de nosotros a Jehová Dios, de servirle.

Y quisiera añadir que Sandra siempre ha sido una excelente compañera: ha estado dispuesta a ir adonde sea, a soportar todo tipo de circunstancias y dificultades, y un texto que a mí... bueno, hay muchos textos que nos gustan.

Pero uno que en especial viene a mi mente es Romanos 14:8: “Pues tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. [...] Tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová”.

De eso estamos plenamente seguros, y no solo porque él es el Creador, sino porque deseamos darle todo lo que tenemos.

No hay duda: ¡no podríamos haber disfrutado más de la vida!

No nos arrepentimos de lo que hemos hecho con nuestras vidas: poner a Jehová en primer lugar.

Bill y Sandra, ha sido un honor conocerlos un poco más.

Yo sé que tienen más historias que contarnos.

Aunque no es posible resumir más de 60 años de servicio leal en unos cuantos minutos, nos ha encantado esta probadita.

Muchísimas gracias por sus animadoras palabras.

No todos —incluidos los Malenfant— han empezado a servir a Dios desde pequeños.

Debido a las circunstancias familiares, la semilla de la verdad se queda en el corazón de algunos jóvenes, pero tarda algún tiempo en echar raíces.

Conozcamos a Cory Wells, quien además nos contará cómo una peculiar habilidad por poco le impide cabalgar por el camino a la vida.

Cuando tenía 8 años de edad, debuté en un rodeo frente al público.

Presentábamos uno de los mejores números del rodeo.

Yo me destacaba por mi intrepidez.

A pesar de que nuestra vida era muy emocionante, pues era divertido viajar y estar juntos como familia, nos sentíamos vacíos.

La acrobacia ecuestre es como practicar gimnasia sobre un caballo en movimiento.

Siempre habíamos tenido caballos, mi padre los entrenaba.

Solía mandarnos a las montañas a cabalgar todo el día.

Cuando regresábamos por la tarde, practicábamos las acrobacias.

Aprendíamos de un libro.

Mirábamos dibujos que mostraban cómo hacer las piruetas y luego practicábamos hasta lograrlas.

Nuestros caballos aprendían junto con nosotros.

Con el mío podía hacer cualquier acrobacia.

Su nombre era Caramelo.

Me lo dieron cuando tenía 8 años, y yo misma le puse su nombre.

Se convirtió en mi mejor amigo.

Mis padres eran asiduos competidores en el rodeo.

Mi madre participaba en las carreras de barriles y mi padre era domador de potros.

Me crié como testigo de Jehová, pero cuando era muy pequeña, a los 6 o 7 años, mi padre dejó de servir a Dios.

En realidad, cuando dieron el anuncio en el Salón del Reino, yo no entendía bien lo que sucedía.

No sabía lo que eso significaba.

Como vi que los hermanos estaban llorando, entonces yo también lloré, pero la verdad no entendía lo que estaba pasando.

A partir de ese momento, mi familia se alejó de la congregación.

Crecí en la carretera, es decir, viajando de un rodeo a otro, de este a oeste y de norte a sur del país.

Al principio, los 4 montábamos: Connie, Kelly, mi hermano Jim y yo.

Todos viajábamos juntos, y eso me hacía muy feliz.

Lo que nos distinguía de los demás era la gran velocidad que alcanzábamos y la dificultad de las acrobacias que ejecutábamos.

La gente se entusiasmaba mucho al vernos; por esa razón, nos volvían a contratar en los mismos lugares año tras año.

Sin embargo, durante todo aquel tiempo, nunca faltamos a la Conmemoración.

Siempre estuvimos presentes.

Nunca olvidamos a Jehová.

Nuestros padres lograron sembrar la verdad en nuestro corazón cuando éramos niños, aunque en ese momento no nos dimos cuenta.

Mi abuela era mi vínculo con la verdad.

Recuerdo cuando la visitaba en su granja.

Siempre estaba muy ocupada, pero algo que quedó grabado en mi memoria es que ella estudiaba todas las revistas y leía la Biblia a diario.

Creo que su ejemplo sembró en mí una semilla que más tarde floreció.

Yo sabía que necesitaba orientación; sentía como si tuviera frente a mí dos caminos, y debía decidir cuál tomar.

Entonces, curiosamente, lo primero que hice fue tomar una Biblia y leerla.

Uno de los textos que más me ayudaron fue el de Proverbios 3:5, 6, que dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.

En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”.

Solía meditar en esas palabras y en lo que debía hacer para vivir de acuerdo con ellas.

Aunque, a causa del rodeo, viajábamos 10 meses al año, hicimos planes para asistir a la asamblea de distrito en la que salió el libro Vivir para siempre.

Fue entonces cuando supe que tenía que hacer cambios en mi vida.

Acepté un curso bíblico.

Cuando comencé a leer y estudiar la Biblia, Jehová se convirtió en alguien real para mí.

Después de que uno o dos miembros de la familia regresaron a la verdad, los demás hicieron lo mismo, incluso mi padre.

El rodeo era nuestro negocio familiar y nuestro medio de vida, pero habíamos decidido dejarlo.

Aunque esa decisión implicaba abandonar todo lo que conocíamos, ya no nos dedicaríamos al rodeo.

Creo que, para mí, la decisión más difícil fue la de vender a Caramelo, mi caballo.

Cuando le confías tu vida a un compañero como él, se forma un lazo muy fuerte.

Pero estaba dispuesta a dejarlo ir; era una decisión que debía tomar, así que lo vendí.

Me bauticé en octubre de 1985.

Nos presentamos en un rodeo por última vez en febrero del 86, solo para cumplir nuestros contratos.

Comencé el precursorado en septiembre de ese año y nunca lo he dejado.

Luego me casé con un hombre que ama a Jehová.

Hemos tenido el privilegio de colaborar en proyectos internacionales de construcción.

Estuvimos en México y en Venezuela.

Ahora, mi padre sirve de anciano, mi madre es precursora y todos mis hermanos han sido precursores regulares en algún momento de su vida.

Actualmente, mi esposo y yo servimos en la obra de circuito.

Trabajar juntos para Jehová es una gran bendición.

Todo lo que hacemos es para Jehová.

Y eso es lo que quería lograr cuando tomé mi decisión.

Si hubiera elegido el otro camino, quizás hoy no estaría viva, porque lo que hacía era peligroso.

Aunque el mundo ofrece fama y fortuna, en realidad no hay nada valioso allí.

Yo deseaba una vida con propósito, quería servir a Jehová.

No me arrepiento de nada.

Si me preguntaran qué cambiaría del servicio que le he dado a Jehová, ¡no cambiaría nada!

Es más: ¡lo haría mejor!

Cory y su familia necesitaron valor para elegir entre Jehová y su carrera en el rodeo.

Pero es un hecho que Jehová siempre nos ayuda cuando tomamos decisiones relacionadas con el trabajo y el efecto que este tendrá en nuestra espiritualidad.

¿Podría afectar nuestro servicio la clase de trabajo que efectuamos y el tiempo que invertimos en él?

Demostramos lealtad a Jehová cuando nos guiamos por los principios bíblicos al tomar decisiones en la vida.

Pocas cosas son tan delicadas como escoger un cónyuge.

En el programa de mayo de 2016 vimos la parte 1 de la serie Cómo prepararse para el matrimonio.

En ese video, una hermana se da cuenta de que aún es muy joven para entablar una relación romántica y de que cultivar cualidades cristianas la prepararán para el matrimonio.

Ahora, en la parte 2, veremos como una pareja de novios puede llegar a conocer a “la persona secreta del corazón”, a fin de encontrar un cónyuge leal a Jehová.

No esperaba conocer a Ji-min.

Yo no estaba buscando novia, pero al pasar los minutos, todo cambió.

El único problema es la distancia.

Viajé una vez para verla, pero la mayoría del tiempo solo podemos comunicarnos por Internet.

¿Cómo puedo asegurarme de que ella es la indicada?

Decidí que lo mejor era hablar con mi padre.

Él sabía que la relación se estaba volviendo más seria y comprendía mis inquietudes.

Me dijo: “Lo realmente importante no cambia, sea que la chica viva cerca o al otro lado del mundo.

La mayoría solo se fija en la apariencia o en la posición social; pero para lograr el éxito en una relación, lo que importa es la talla espiritual”.

Ya he hablado con los ancianos de Ji-min, y ellos dicen que es una excelente precursora.

Mi padre me dijo que eso está muy bien, pero que se necesita más.

Que toma tiempo conocer a “la persona secreta del corazón”.

Bueno, hay que tener cuidado con las emociones hasta estar seguros de que la relación sacará lo mejor de cada uno.

“¿Y cómo puedes llegar a conocer a la persona secreta del corazón?”, pregunté.

Él respondió: “Primero, ora.

Pídele a Jehová que te ayude a ver a Ji-min como realmente es: con sus buenas cualidades y con otras que tal vez necesite mejorar.

Además, cuando la visites, observa cómo actúa.

¿Cómo trata a sus amigos, a sus padres y a otros de la congregación?

Así verás cómo podría tratarte a ti en el futuro”.

Pero no se trata solo de ella.

Leímos Efesios 5:25: Luego me dijo: “¿Estás preparado para ser esa clase de esposo?

Yo creo que sí, pero la única persona que realmente lo sabe eres tú”.

Hemos podido ahorrar para vernos algunas veces, y nos estamos tomando el tiempo necesario para descubrir cómo somos espiritualmente.

Es que deseo hacerte una pregunta importante.

—Es que deseo hacerte una pregunta importante.

—¿De verdad?

¿Tú… ...te casarías conmigo?

Sí… ¡me encantaría!

No somos perfectos, pero si ponemos a Jehová en primer lugar, podemos ser perfectos el uno para el otro.

¿Observó qué hizo la joven pareja antes de tomar la decisión de casarse?

A pesar de la distancia, hablaban de asuntos espirituales, iban acompañados por adultos maduros cada vez que se visitaban y participaban juntos en actividades espirituales.

Sin duda, excelentes formas de prepararse para el matrimonio.

Las imágenes que vimos de la predicación pública especial en áreas metropolitanas nos recuerdan los grandes beneficios que ha reportado esta faceta.

Recibimos un informe desde San Francisco (Estados Unidos), en donde varios publicadores han participado en la predicación pública en áreas metropolitanas desde 2013.

Esta faceta les ha permitido predicar en diversos idiomas, comenzar cursos bíblicos y hacer discípulos.

Cuando llevo el carrito a su lugar designado, puedo sentir que las personas me observan y me siento orgulloso de representar a Jehová, incluso antes de estacionar el carrito.

Tenemos la oportunidad de emplear la Biblia regularmente.

Hablamos con personas de buen corazón que desean aprender lo que la Biblia enseña.

Jehová está llegando a personas de lugares donde, tan solo conversar sobre temas bíblicos, podría costarles la vida.

Cuando participas en este tipo de predicación, conoces a personas que están siendo atraídas por Jehová.

Todos los días vemos a miles de personas pasar frente a nuestros carritos.

A medida que distribuimos publicaciones en más de 40 idiomas cada semana, nos emociona ver cuántas conversaciones entablamos y cuántos cursos bíblicos iniciamos.

Mucha gente de la comunidad nos observa, en especial aquellos que están inactivos o que habían estado en contacto con la verdad desde niños.

Jehová se ha encargado de poner a su pueblo justo en el centro de todo, así que, nosotros tenemos la oportunidad de hablar con personas de todo el mundo.

He conversado con personas de Perú, Sudáfrica, Japón, Alemania, Inglaterra.

Francia, Italia, Camerún, Congo. ¡Muchos!

En shona, el saludo sería algo así...

..., que significa: “¿Te gustaría estudiar la Biblia?”.

..., que significa, en lenguaje de señas: “¿Te gustaría estudiar la Biblia?”.

Cuando le pregunté si había visto la Biblia en lenguaje de señas sacudió la cabeza diciendo “no”, y le mostré Hechos 17:27.

En cuanto lo vio, indicó en señas: “¡Sí, lo entiendo!”.

Y me preguntó: “¿No dijiste que era una aplicación gratuita?”.

Entonces, en ese momento la descargó en su teléfono.

Se acercó un señor al carrito y lo primero que dijo fue que quería “debatir”, pero luego dijo que solo quería “conversar”.

Mientras hablaba con nosotros, notamos que tenía que tomar el tren, pero dejó pasar tres porque quería seguir conversando con nosotros.

Fue muy buena experiencia, pues pudimos mostrarle que somos diferentes de lo que él pensaba.

Lo importante no era si se llevaría o no un libro.

Al final se acercó a mi esposo y a mí, y nos dijo: “Saben, ustedes son muy buenos embajadores”.

Aquí, todos los días, comenzamos cursos bíblicos, tal como los que se dirigen por todo el mundo.

Conocí a Alfredo en el 2014 justo antes de la Conmemoración, él se acercó al carrito.

Llevaba una vida difícil, hacía muchas cosas malas y creía que no podría cambiar.

Así que le dije que no importaba que tan grandes fueran sus problemas, para Jehová no lo eran, y lo animé a estudiar la Biblia de nuevo.

“Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros —dice Jehová—.

Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve”.

Cuando Jehová te perdona, lo hace completamente.

Me bauticé y, ese mismo mes, comencé de precursor auxiliar.

Es un gran honor ser testigo de Jehová junto con hermanos de todo el mundo.

Si te sientes indeciso de participar en la predicación especial en áreas metropolitanas, tal vez porque te preocupa el dinero, el tiempo o simplemente le temes a lo diferente y piensas que no sabrás que hacer, por favor, no permitas que nada de eso te detenga.

Esta invitación viene de Jehová.

¡Agárrala con fuerza y no la dejes ir!

Cada mes, los que participan en este tipo de predicación en San Francisco distribuyen hasta 5.000 publicaciones y comienzan unos 185 cursos bíblicos.

Aunque en un inicio las autoridades estaban preocupadas por la idea de tener exhibidores en el puente Golden Gate, ahora han expresado cuánto aprecian que los hermanos estén ahí para dar un mensaje de esperanza.

De hecho, solicitaron que siempre hubiera ejemplares de la serie de portada de ¡Despertad!

de abril de 2014, titulada “¿Vale la pena vivir?”.

Cierta tarde, un policía llegó a uno de los carritos y dijo: “¡Su revista funcionó!”.

Los policías acababan de ayudar a una joven que estaba a punto de saltar del puente.

Cuando se acercaron a ella, la joven tenía la revista ¡Despertad!

en las manos y había decidido no saltar.

La vida en este mundo es dura, pero el mensaje del Reino da esperanza a la gente y le permite acercarse a Jehová, el Creador de la vida.

Y mientras más conocemos a Jehová, más razones tenemos para agradecer todos sus actos de lealtad.

Incluso nos sentimos impulsados a darle gracias usando nuestras voces, tal y como se muestra en la siguiente canción, titulada “Mil gracias, Jehová”.

♪♪ Si voy a enfrentar la adversidad, no estoy solo.

Mil gracias, Jehová.

No hay ningún dolor que escape a tu amor.

Tú me escuchas.

Mil gracias, Jehová.

Mi mente no cede a la ansiedad.

Tú guardas mi corazón, pues yo no dejo de confiar en ti, y Tú me das la paz.

Eres el Dios leal.

Me sostienes.

Mil gracias, Jehová.

A los fieles no abandonarás.

Eres bueno.

Mil gracias, Jehová. ♪♪ En el video aparece una familia con dificultades económicas, así como un matrimonio de edad avanzada que sufre los estragos de la vejez.

Pero tal y como recomienda Filipenses 4:6, ellos dieron a conocer sus peticiones a Dios.

Y todos podemos hacer lo mismo cuando pasemos por problemas.

No solo debemos pedir a Jehová espíritu santo para aguantar, sino que también debemos darle las gracias, confiados en que él “no dejará a los que le son leales”.

Una vez más, queremos agradecer a los hermanos Malenfant que nos hayan acompañado.

Con casi 60 años en el servicio de tiempo completo, los Malenfant tienen mucho que contar.

Por eso, nos alegra anunciar que una versión extendida de su entrevista pronto estará disponible en JW Broadcasting.

Para concluir, vayamos detrás de cámaras hasta el estudio donde la orquesta graba la hermosa música que disfruta nuestra hermandad.

En diciembre de 2015, 75 músicos —provenientes de 16 países— se reunieron para grabar durante 5 días en nuestro estudio de Patterson (Nueva York).

Con el apoyo de 15 técnicos, se grabaron 22 piezas musicales.

Entre estas canciones figura la conmovedora pieza 147: “Una posesión especial”, la cual entonamos en la Conmemoración este año.

A pesar de su ajetreado horario, la orquesta hizo una breve pausa para enviarles sus saludos y amor cristiano.

Les damos las gracias a ellos y al Cuerpo Gobernante por la hermosa música para alabar a nuestro Dios, Jehová.

Nos alegra mucho que nos hayan acompañado en un programa más.

Desde Brooklyn (Nueva York), esto ha sido JW Broadcasting.



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