Bienvenidos a nuestro programa.
El tema de este mes es: “Usted es muy valioso para Jehová”.
Aquí va un adelanto.
¿Se da cuenta Jehová cuando pasamos por dificultades?
Tal como veremos en el caso de Malu, Jehová se preocupa por nosotros y nos ayuda a superar incluso las situaciones más difíciles.
La oración es un medio muy poderoso para pedir y recibir amor y consuelo de parte de Jehová.
Lo veremos en el nuevo video musical.
Muy pronto, los testigos de Jehová de todo el mundo invitaremos a las personas a las asambleas regionales de este año.
¿Puede una asamblea cambiar la vida de alguien?
Sabremos la respuesta en este informe.
¡Bienvenidos al programa de abril de 2020 de JW Broadcasting®!
Comencemos con la historia de Juan Pablo Zermeño.
Fijémonos en cómo su vida llegó a tener verdadero sentido.
Cuando eres pequeño, lo que quieres es llevar una vida feliz.
Mi papá lamentablemente tenía un problema de alcoholismo y pues uno como niño no quiere vivir eso.
Un día vino mi familia a visitarnos de los Estados Unidos.
Se veían felices porque ellos solamente hablaban de diversiones, de la buena vida que estaban teniendo, de que, pues no había problemas económicos...
Yo, yo me preguntaba y decía: “¿Por qué ellos pueden vivir bien?
¡Y nosotros en esta condición!”.
Yo quería eso para mi familia.
Así que, bueno, dejo a mi madre y a mi familia y crucé a los Estados Unidos cuando tenía nueve años.
Llegué a vivir en un barrio donde era un poco complicado vivir ahí.
Así que había un gimnasio y me integré para aprender técnicas de defensa.
Nuestro entrenador, Leo, pues lo llegué a ver como un padre.
Siempre procuraba darnos un buen consejo.
Raymond era parte del equipo de boxeo, y él era un buen amigo, o sea, me quería mucho, me respetaba mucho, veía mucho por mí también.
Después de muchos años trabajando con Raymond y los demás, me sentía cómodo alrededor de ellos.
Lo admiraba en cierta forma también porque veía que le iba muy bien.
Porque Raymond estaba vendiendo drogas.
No lo veía bien, pero era una forma de ganar dinero.
Y después yo mismo hacía mis entregas.
Raymond tuvo una situación de negocio de drogas.
Lo asesinaron.
Esto podría pasarme.
Seis años estuve sin mi madre y mis hermanos.
Supe que mi madre estaba estudiando la Biblia con los testigos de Jehová.
Le ayudó mucho a mi madre por tanto sufrimiento.
Le empezó a traer paz...
estaba más feliz.
Así que entiendo que esto es lo que realmente necesito.
También pensé en mis amigos del gimnasio.
Yo quería que ellos conocieran porque entendía que su vida era muy difícil igual.
Así que volví a los Estados Unidos.
Pero ellos no estaban interesados.
Mi entrenador, Leo, me dijo que no necesitaba vender más drogas, que podría convertirme en un boxeador profesional y de esa forma ayudar a mi familia.
Incluso me puso un sobrenombre: “El niño Biblia”.
Pero era temporal.
Lo que estaba conociendo era por una eternidad.
Yo estaba determinado a querer servir a Jehová.
Regreso a México, empiezo a estudiar la Biblia, a darle seriedad al estudio...
Jehová llegó a ser para mí un padre, porque me ayudó mucho a aliviar mi dolor, por supuesto, a darme esa paz, esa tranquilidad, a sentirme acogido, amado, querido.
He disfrutado una vida increíble sirviendo a Jehová.
Mi padre, décadas después, se bautizó como testigo de Jehová.
Jehová ha sido muy bueno conmigo y con mi familia y con mis hermanos.
La vida que Jehová me ha dado, de verdad que no tengo con qué pagarla.
He disfrutado de muchas bendiciones en mi vida: una esposa maravillosa, buenos amigos, incluyendo amigos con los que disfruto servir en Betel.
Ya no estoy solo.
Así que Jehová ha hecho que mi vida sea muy significativa, con un gran propósito y con mucha felicidad.
¿Se imaginan haberse ido de casa con tan solo nueve años?
Juan Pablo quería una vida mejor, pero solo encontró peligros y decepciones.
Él dijo que fue Jehová quien hizo que su vida fuera “muy significativa, con un gran propósito y con mucha felicidad”.
Juan Pablo es muy valioso para Jehová.
Como dijimos, en el programa de este mes, hablaremos del tema: “Usted es muy valioso para Jehová”.
Es muy importante que nunca nos olvidemos de esto.
¿Por qué?
Analicemos tres razones.
En primer lugar, Satanás quiere hacernos creer que Jehová no nos ama ni valora lo que hacemos por él.
Él quería que Job pensara así.
Pero eso era mentira en los días de Job y sigue siendo mentira ahora.
Una segunda razón por la que necesitamos que se nos recuerde que somos muy valiosos para Jehová tiene que ver con las circunstancias difíciles o cosas malas que nos han pasado en la vida.
Tener una enfermedad grave, envejecer, vivir injusticias, sufrir maltratos, tener problemas familiares u otras situaciones puede hacer que algunos hermanos y hermanas sientan que no merecen el amor de nadie.
Algunos quizás se pregunten por qué permite Jehová que les pasen esas cosas.
Por último, necesitamos que se nos recuerde lo que Jehová siente por nosotros porque la imperfección puede hacernos tener pensamientos negativos.
Puede que algunos todavía se culpen por errores del pasado y duden que Jehová los haya perdonado o que pueda llegar a amarlos.
Otros luchan constantemente contra el sentimiento de que no valen nada.
Una hermana escribió: “Satanás ha dado un golpe maestro al conseguir que hasta los que aman a Jehová crean que no valen nada y que nadie los quiere. [...] Nunca me creí digna del amor de Jehová, así que trataba de hacer cada vez más en su servicio a fin de ganarme su amor. [...] Sin importar las horas que dedicara al ministerio ni la cantidad de personas a las que ayudara, nunca me parecía suficiente.
Solo veía mis carencias”.
Otro hermano dijo: “Mi familia era poco afectuosa; me acomplejaba, me hacía burla y se reía de mí, de modo que desde niño me ha parecido que no valgo nada.
Cada vez que me ocurre alguna calamidad, afloran los sentimientos del pasado y me deprimo.
Cuando dejé de ser anciano de congregación, sentí, como de costumbre, que había fallado a Dios, a mi familia y a mis hermanos de la congregación”.
Así que, si usted ha tenido sentimientos como estos, recuerde que no está solo.
Entonces, ¿cómo puede estar seguro de que Jehová se preocupa por usted?
Examinemos tres ideas que demuestran que usted es muy valioso para Jehová.
Primero, veremos lo que Jehová sentía por la nación de Israel.
En segundo lugar, analizaremos un suceso registrado en los evangelios.
Y, en tercer lugar, veremos un ejemplo moderno de alguien que fue muy valioso para Jehová.
Hacia el final del siglo XVI antes de nuestra era, millones de israelitas eran esclavos en Egipto, donde sufrían terribles maltratos.
En medio de su angustia, los israelitas le pidieron ayuda a Jehová.
¿Cómo se sintió él?
Leamos juntos Isaías 63:9.
La primera parte dice: ¿Se dio cuenta?
Jehová no solo veía sus problemas, él sentía compasión por su pueblo y eso lo motivó a ayudarlos.
Isaías 63:9 sigue diciendo: Cuando Jehová veía su sufrimiento y escuchaba sus lamentos, sentía lástima por ellos y tenía que ayudarlos.
Quizás esto nos recuerde al amor y a la preocupación que siente una madre por su hijo recién nacido.
Cuando la madre escucha a su bebé llorar, siente que tiene que ayudarlo.
Veamos cómo se expresa esto en Isaías, capítulo 49, versículo 15.
Allí dice: Es difícil imaginar a una madre olvidándose de alimentar y cuidar a su pequeño.
El bebé está indefenso, necesita la atención de su madre día y noche.
Tristemente, a veces escuchamos que hay madres que abandonan a sus hijos.
Pero ¿qué les dijo Jehová a los israelitas para tranquilizarlos?
“Yo nunca me olvidaría de ti”.
La tierna compasión que Jehová sentía por sus siervos era infinitamente más fuerte que una de las emociones más profundas y naturales que podamos imaginar: la compasión que normalmente siente una madre por su bebé.
Los sentimientos de Jehová por los israelitas se resumen en otro versículo del libro de Isaías.
Por favor, lean conmigo Isaías 43:4.
Jehová expresó de forma clara lo que sentía por su pueblo.
Como usted es siervo de Jehová, también puede estar seguro de que él lo ama muchísimo.
Jehová sabe a qué pruebas se está enfrentando ahora o qué pruebas superó en el pasado.
Y siente compasión por usted.
Cuando usted sufre, él sufre.
Jehová nunca se olvidará de usted porque es muy valioso para él.
Recuerda todo lo que hizo en el pasado por servirle y ve cómo se esfuerza día a día por agradarle.
Fíjese en cómo Jehová promete consolar a su pueblo y darle lo necesario en Isaías, capítulo 66, versículos 12 y 13: ¡Qué imagen tan tierna!
Piense en una madre que toma a su bebé en brazos y se lo pone sobre las rodillas para mecerlo.
De esta manera tan conmovedora, Jehová le está diciendo lo profundo y tierno que es su amor por usted.
Jehová amaba a su pueblo, Israel, y también lo ama a usted y lo considera muy valioso...
Nunca lo dude.
Una segunda idea que nos enseña lo que Jehová siente por sus siervos se encuentra en un relato de los evangelios.
Leamos lo que ocurrió una vez que Jesús estaba en el templo de Jerusalén en Lucas, capítulo 21, versículos 1 a 4: En la Biblia de estudio en inglés, hay una nota en el versículo 2 que explica que la palabra griega que se traduce “necesitada” puede hacer referencia a una persona a la que le faltan las cosas básicas para vivir o a alguien con una vida muy dura.
Es la única vez que esta palabra aparece en las Escrituras Griegas Cristianas.
Pensemos en las circunstancias de la viuda.
No solo había sufrido la pérdida de su esposo, quien proveía lo necesario para el hogar, sino que también vivía en un lugar donde, según Lucas 20:47, los líderes religiosos devoraban “los bienes de las viudas” en vez de ayudar a esas mujeres tan necesitadas.
Esta viuda era tan pobre que su contribución equivalía a lo que un trabajador quizás ganaba en unos pocos minutos.
Su vida no era nada fácil.
De hecho, Jesús dijo que ella “echó todo lo que tenía para vivir”.
En nuestras publicaciones se ha mencionado que las monedas que la viuda echó probablemente eran dos leptones.
Con ocho leptones, una persona podía comprar dos gorriones.
Estos pájaros eran de los más baratos que se podían comprar para comer.
Así que la viuda solo tenía la mitad del dinero que hacía falta para comprar un gorrión, que ni siquiera alcanzaba para una comida.
Aun así, tanto la viuda como su contribución fueron muy valiosas para Jehová.
Jesús dijo que ella contribuyó más de lo que los ricos habían contribuido.
Aquellas dos moneditas que ella echó en las arcas del tesoro se mezclarían con todo el dinero que los ricos habían echado.
Para un humano imperfecto, pasarían desapercibidas entre tantas monedas.
Sin embargo, fue a esta valiosa mujer a la que Jesús puso como ejemplo.
Los que recogieron las contribuciones jamás se imaginaron lo valiosas que eran para Jehová esas dos moneditas y la persona que las echó.
Pero lo que Jehová pensaba era lo más importante, no lo que opinara la gente, ni siquiera lo que la viuda pensara de sí misma.
Igual que aquella viuda, quizás sus circunstancias no le permitan darle a Jehová todo lo que quiere.
La edad, una enfermedad u otras circunstancias que escapan a su control pueden limitar la cantidad de tiempo que pasa en la predicación.
Tal vez sienta que sus esfuerzos son como esas “dos moneditas de muy poco valor”.
Pero el relato de la viuda nos enseña que Jehová ve y valora cada cosa que hacemos por servirle, especialmente cuando nos resulta muy difícil.
Piense por un momento en el tiempo que le dedicó al ministerio el año pasado.
Quizás algunos de ustedes piensen que hicieron muy poco.
Puede que su corazón imperfecto les haga dudar de que Jehová esté contento con sus esfuerzos.
Pero ¿recuerda una hora en particular en la que tuvo que hacer un gran esfuerzo para predicar?
Si Jehová se fijó en la viuda que echó esas dos monedas y valoró mucho su contribución, ¿no cree que también se fijó en lo que usted hizo por él esa hora y lo valoró mucho?
Jehová valora todo lo que hacemos por él, aunque sea algo pequeño, si sale de un corazón lleno de amor.
Él no se olvida de nada de lo que usted hace por el Reino y lo recompensará por ello.
Eso demuestra lo valioso que es usted para Jehová.
Por último, analicemos un ejemplo moderno de alguien que fue muy valioso para Jehová: nuestra hermana Areti Pina.
La hermana Pina vivía en la ciudad de Vlorë, en la costa sur de Albania.
Se bautizó en 1928, cuando tenía 18 años.
En los años treinta había una congregación en Vlorë, y nuestra hermana Pina predicaba con entusiasmo subiendo y bajando montañas escarpadas, siempre con la Biblia en la mano.
Más tarde, la congregación de Vlorë dejó de existir y la hermana Pina perdió el contacto con los hermanos.
Aun así, siguió predicando fielmente por su cuenta.
¿Creen que Jehová se fijó en los esfuerzos que hizo?
Bueno, años más tarde, los hermanos oyeron que una mujer mayor y que no estaba en sus cabales predicaba en Vlorë.
La gente pensaba que estaba loca por seguir teniendo fe en Dios durante años de gobierno totalitario.
Pero nuestra hermana Pina, con más de 80 años, no estaba nada loca.
Cuando los hermanos llegaron a su casa, la hermana Pina los invitó a pasar, pero estaba bastante fría con ellos.
Cuando le dijeron que ellos también eran testigos de Jehová, ella no tuvo ninguna reacción.
Después de unos minutos, ella les empezó a hacer un montón de preguntas: “¿Creen en la Trinidad?
¿Cuál es el nombre de Dios?
¿Creen en el infierno?
¿Qué ocurre cuando morimos?
¿Qué le pasará a la Tierra?
¿Cuántos irán al cielo?”.
Ellos contestaron todas sus preguntas.
“¿Ustedes predican?”, preguntó luego.
“Sí, predicamos”, dijo uno de los hermanos.
Pero ella insistió: “¿Cómo predican?”.
“De casa en casa”, contestó el hermano.
“Ahora sé que son mis hermanos.
Solo el pueblo de Jehová predica de casa en casa”, dijo ella emocionada.
Con lágrimas en los ojos, la hermana Pina exclamó: “Jehová es maravilloso.
¡Nunca me olvidó!”.
Tiempo después, la hermana Pina enfermó y pidió reunirse con uno de los hermanos encargados de la obra.
Cuando él llegó, ella le hizo una pregunta.
Respirando con dificultad, le dijo: “¿Se han cumplido ya las profecías del libro de Revelación?” El hermano respondió: “Sí, Areti, la mayoría se han cumplido”.
La hermana Pina dijo: “Ahora puedo morirme en paz.
Necesitaba saber lo cerca que estamos del fin”.
Poco después de esa conversación, la hermana Pina terminó fielmente su vida en la Tierra.
¿Qué cree usted?
Por muchos años, la hermana Pina perdió el contacto con la organización.
¿Piensa que los esfuerzos que hizo pasaron desapercibidos para Jehová?
¡Por supuesto que no!
Imaginen lo contento que se sentía Jehová cada vez que veía a esta mujer fiel hacer todo lo posible en su servicio.
¿Piensa usted que la hermana Pina era valiosa para él?
¡Claro que sí, sin ninguna duda!
Los esfuerzos que usted hace por servir a Jehová, tampoco le pasan desapercibidos.
Igual que la hermana Pina, usted es muy valioso para él.
Así que, en resumen, ¿qué hemos analizado hoy?
Puede que suframos debido a las mentiras de Satanás, a las cosas malas que nos ocurren en la vida o a nuestra propia imperfección.
Pero nunca olvidemos esto: Jehová valora mucho a sus siervos.
Lo vimos en las palabras que les dijo a los israelitas por medio del profeta Isaías.
Usted puede estar seguro de que Jehová lo ama muchísimo.
Jehová sabe a qué pruebas se está enfrentando ahora o qué pruebas superó en el pasado.
Y siente compasión por usted.
Cuando usted sufre, él sufre.
Jehová nunca se olvidará de usted porque es muy valioso para él.
El relato de la viuda, que vimos en Lucas 21, le confirma que, aunque quizás sus circunstancias limiten lo que puede darle a Jehová, él ve y valora cada cosa que hacemos por servirle, especialmente si nos resulta muy difícil.
Él no se olvida de nada de lo que usted hace por el Reino, por pequeño que sea, y lo recompensará por ello.
Y qué ejemplos tan bonitos tenemos hoy en nuestra organización.
Hermanos y hermanas que han demostrado su lealtad a Jehová y son muy valiosos para él, como nuestra hermana Pina.
Por favor, queridos hermanos y hermanas, nunca olviden que son muy valiosos para Jehová.
Otro ejemplo de nuestros días es la hermana Malu Morch.
Como veremos, ella afrontó problemas muy difíciles desde muy pequeña.
Fíjense en cómo recibió el consuelo de Jehová.
Me llamo Malu Morch.
Nadie se imagina cuánto me ha ayudado Jehová.
Me crie en Sisimiut, en Groenlandia.
Mi niñez fue maravillosa.
Siempre hacíamos muchas cosas al aire libre.
En verano, salíamos a navegar y, en invierno, montábamos en trineo e íbamos a cazar y pescar.
De pequeña estaba muy unida a mis padres.
Mi papá me quería mucho, y me llamaba “mi amorcito”.
Así que “Amorcito” se convirtió en mi apodo.
El mejor regalo que me hicieron mis padres fue enseñarme de Jehová.
Fue estupendo crecer en la verdad.
Cuando tenía nueve años, mis padres se divorciaron.
Fue terrible.
Pude ver cuánto sufrían mis hermanos.
No tengo palabras para expresar cuánto daño nos hizo aquello.
Nos partió el corazón.
Después del divorcio, mi padre fue expulsado.
Fue muy duro estar separada de él.
Extrañaba mucho a papá.
También me sentí abandonada cuando mi madre comenzó a tomar demasiado alcohol.
Como yo sabía lo que ella estaba haciendo, no me sorprendió que, tiempo después, la expulsaran.
Aun así, estaba muy dolida y triste.
Le supliqué a Jehová que me ayudara a seguir en la verdad.
La precursora con la que estudiaba me ayudó mucho.
Estudiábamos juntas, a veces me llevaba a predicar y me invitaba a comer.
Cuando tenía unos doce años, mi padre regresó a la verdad.
Estaba muy contenta de que al fin hubiera vuelto.
Volvimos a tener muy buena relación.
Salíamos mucho a navegar, con las motos de nieve, con los trineos...
y en la noche veíamos películas.
Recuerdo que, cuando se enteró de que me iba a bautizar, se le saltaron las lágrimas.
Y noté que estaba orgulloso de mí.
Cuando tenía 15 años, mi mundo se derrumbó.
Mi padre se suicidó.
Me costaba aceptar que mi padre de pronto ya no estuviera.
No entiendo por qué hizo algo tan egoísta.
Lo extrañaba mucho.
Sentí que me atravesaban el corazón.
También estaba muy molesta con él.
Empecé a escribir mucho.
Y le escribí muchas a cartas a mi padre en las que le contaba cosas que hubiera querido decirle.
También me desahogaba con Jehová en largas oraciones.
Me encanta el Salmo 34:18, que dice que “Jehová está cerca de [...] los que están hundidos en el desánimo”.
Así es como me sentía yo.
Y saber que Jehová está cerca de mí me consuela mucho.
También hice todo lo posible por no perderme ninguna reunión.
Aunque...
aunque no tuviera ganas de ver a nadie o aunque hubiera llorado antes de la reunión, iba de todas formas.
Un mes después de la muerte de mi padre, me bauticé.
Me bauticé porque amaba a Jehová.
Cuando tenía nueve años, le había prometido a Jehová que le serviría toda mi vida.
La relación con mi madre es mucho mejor ahora.
Es genial servir juntas a Jehová.
Predicamos juntas todos los domingos, y siempre estoy deseando que llegue ese día para salir con ella.
A los 18 años, comencé a colaborar con la Oficina Remota de Traducción y, más tarde, comencé el precursorado.
He aprendido mucho sobre el rey David.
Sin importar las situaciones por las que estuviera pasando, fueran buenas o malas, él las aprovechó para acercarse a Jehová.
Jehová ha usado la congregación para ayudarme a superar las pruebas.
Me ha dado “el poder que va más allá de lo normal” y me ha acogido como su hija.
De niña, a Malu la llamaban “amorcito”.
Pero, durante un tiempo, ella no se sintió amada.
De hecho, dijo que su mundo se había derrumbado.
¿Se ha sentido alguna vez como ella?
Recuerden lo que ayudó a Malu a permanecer cerca de Jehová.
Una precursora la animó, su estudio personal le recordó que Jehová cuidó de sus siervos en el pasado, se puso metas espirituales, como ser precursora auxiliar, e iba a todas las reuniones que podía, incluso aunque quisiera estar sola.
Todo esto ayudó a Malu a no olvidar que es muy valiosa para Jehová.
Como ella dijo, Jehová la acogió como su hija.
Muchas personas piensan que, cuando les ocurre algo malo, lo mejor es mantenerse ocupados.
Pero ¿es esa la verdadera solución?
Veámoslo en la siguiente escenificación.
Yo, Steven, te acepto, Emily, como esposa.
Yo, Emily, te acepto, Steven, como esposo.
Estaba seguro de que nuestros votos eran para siempre.
Nunca imaginé que pasaría por algo tan doloroso.
Jamás pensé que mi esposa pudiera serme infiel y que encima no quisiera arreglar las cosas.
Me sentí humillado.
¿Cómo pudo hacerme algo así?
Estaba muy avergonzado y no quería hablar con nadie.
Leí en alguna parte que con el tiempo me sentiría mejor y que debía mantenerme ocupado.
Eso me ayudó un poco.
Pero todo me recordaba lo que había perdido: nuestras metas, nuestros planes, nuestros sueños...
Todo se había acabado.
Quería dejar de pensar en mi dolor, pero no podía.
¿Lo estaba llevando bien?
¿O le estaba abriendo la puerta a más dolor?
Queridos hermanos, hoy hablaremos del matrimonio.
Vayamos, por favor, a Efesios, capítulo 5...
Estaba muy enojado, pero no solo con Emily.
Estaba enojado con todo.
¡Steven! ¡Steven!
Déjame ir a verte mañana.
Con todo lo que le dije, Tom podría haberme juzgado.
Pero no lo hizo.
Tienes razón, Steven.
Yo no puedo entender cómo te sientes.
Pero ya sabes que hay alguien que sí puede.
¿Te acuerdas del Salmo 34?
Creo que el versículo 18 lo expresa muy bien.
¿Podrías leerlo?
“Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado; salva a los que están hundidos en el desánimo”.
¿Verdad que son unas palabras preciosas?
Aprovecha que Jehová está tan cerca de ti.
Inclúyelo en todo lo que hagas.
Jehová es un pastor muy amoroso.
Cuando sentimos dolor, él se preocupa por nosotros.
Yo lo sabía, pero, de alguna forma, lo había olvidado.
Me di cuenta de que no me había apoyado en Jehová para superar el dolor.
Estar ocupado era importante, pero tenía que acercarme más a Dios, no alejarme de él.
Y, cuando lo hice, empecé a sentirme mejor de verdad.
Y, bueno, aunque el dolor sigue ahí, Jehová ve mis lágrimas; Jehová siente lo que yo siento.
Poco a poco me voy sintiendo mejor, porque “Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado”.
Aunque la mayoría de matrimonios en el pueblo de Jehová tiene éxito porque ambos ponen en práctica los principios bíblicos, a veces algunos no cumplen con el voto que hicieron cuando se casaron.
¿Se siente con el corazón destrozado?
Si es así, no olvide que usted es muy valioso para Jehová y que él lo ayudará a sanar su corazón.
En el video vimos que, aunque Steven ocupó su tiempo con entretenimiento y otras actividades, lo que de verdad lo consoló y lo ayudó a recuperarse fue estar ocupado sirviendo a Jehová.
Recuerde cómo se describe a Jehová en el Salmo 34:18: “Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado; salva a los que están hundidos en el desánimo”.
La oración es uno de los medios más poderosos que Jehová usa para ayudarnos, como muestra el video musical de este mes.
♪♪ Cuando ayer te llamé, vi que algo no anda bien.
Díselo a Jehová, él te puede ayudar.
Confía en él.
Ábrele tu corazón.
No te lo guardes, por favor.
No te hace bien en tu interior.
Déjaselo a Jehová, él cargará con tu dolor.
Te sentirás mejor.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
Pronto ya llegará ese mundo tan feliz, y por fin vivirás sin ninguna cicatriz.
Confía en él.
Vale la pena aguantar.
Pero no te lo guardes, por favor.
No te hace bien en tu interior.
Déjaselo a Jehová, él cargará con tu dolor.
Te sentirás mejor.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
No te lo guardes, por favor.
No te hace bien en tu interior.
Déjaselo a Jehová, él cargará con tu dolor.
Te sentirás mejor.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo.
Cuéntaselo. ♪♪ ¡Qué bonito es recordar que podemos hablar con Jehová en cualquier momento y expresarle nuestros sentimientos más íntimos!
Como dice la canción, “te sentirás mejor. Cuéntaselo”. Cuando pasamos por dificultades y sufrimos, puede que sea difícil ver lo que Jehová está haciendo por nosotros.
En la siguiente adoración matutina, el hermano John Ekrann nos ayudará a ver la mano de Jehová en acción.
Creo que estarán de acuerdo conmigo en que, en ocasiones, es fácil ver la mano de Jehová cuando las cosas van bien: cuando obtenemos una victoria legal, cuando la salud de alguien mejora o quizás cuando alguien pide un curso bíblico y comienza a venir a las reuniones.
Pero no es tan fácil ver la mano de Jehová cuando nos suceden cosas malas a nosotros o a nuestros hermanos.
Así que puede que nos preguntemos: “¿Cómo podemos ver la mano de Jehová cuando ocurren cosas malas?”.
Bueno, ustedes pueden ver mi mano ahora, ¿verdad?
Pero, si la escondo, ya no la pueden ver.
¿Llegan por eso a la conclusión de que, como no pueden ver mi mano, es que ya no la tengo?
Claro que no.
Como ustedes me siguen viendo, razonan que mi mano seguramente sigue ahí, pegada a mi brazo.
De la misma forma, hay veces en que es fácil ver la mano de Jehová, pero hay otras veces en las que debemos razonar sobre lo que ya conocemos de Jehová para poder ver su mano en acción.
¿Y qué sabemos sobre Jehová que nos permite estar seguros de que su mano está actuando?
Bueno, sabemos que Jehová es un “Dios feliz”.
Pero pensemos en esto: ¿cómo logra seguir siendo feliz con todas las cosas malas que están ocurriendo?
Quizás se han hecho esa pregunta; yo también me la he hecho.
¿Cómo puede Jehová seguir siendo feliz si él ve todo el sufrimiento que hay?
Y la verdad es que Jehová ve todo el sufrimiento, ve todo lo que está pasando.
Yo me pongo triste, y seguro que ustedes también, al leer sobre lo que están viviendo nuestros hermanos en Venezuela y en Rusia o sobre todos los huracanes y terremotos que han ocurrido últimamente.
Y no solo vemos sufrir a nuestros hermanos, también vemos sufrir a otras personas.
Entonces nos preguntamos: “¿Cómo puede Jehová seguir siendo feliz cuando él sabe todo lo que está pasando?”.
Bueno, analicemos tres de las muchas razones por las que Jehová sigue siendo feliz aunque está al tanto de todo el sufrimiento.
Y veamos cómo eso puede ayudarnos a nosotros también.
En primer lugar, Jehová está trabajando mucho preparando el nuevo mundo para nosotros.
Creo que las palabras de Jeremías 29:11 expresan muy bien la clase de futuro que Jehová quiere que tengamos.
Jeremías 29:11 dice: “Porque sé muy bien lo que tengo en mente para ustedes —afirma Jehová—.
Quiero que tengan paz, no calamidad.
Quiero darles un futuro y una esperanza”.
Así que Jehová no está simplemente mirando las cosas malas que ocurren.
Está trabajando en la solución.
Junto con Jesús y los ángeles, Jehová está trabajando mucho para que el Reino gobierne la Tierra.
Claro, no vemos lo que ocurre en el cielo, pero imaginemos todos los preparativos que están haciendo los ángeles, nuestros hermanos ungidos resucitados y Jesús para el Armagedón y el nuevo mundo.
Si nosotros estamos haciendo tanto trabajo solo para preparar nuestra reunión anual y la dedicación de la sede mundial, ¿pueden imaginar todo el trabajo que se está haciendo en el cielo?
Por ejemplo, ¿cuánto se habrá escrito ya de los nuevos rollos?
¿Qué estarán preparando para que los que sobrevivan al Armagedón tengan alimento, agua limpia y lugares donde vivir?
Así que, aunque no podemos ver lo que pasa en el cielo, sabemos que Jehová está haciendo muchas cosas por nosotros, y por eso está feliz, porque está activo, trabajando para arreglar las cosas que nos hacen sufrir.
¿Qué lección aprendemos?
Que podemos seguir siendo felices a pesar del sufrimiento que hay a nuestro alrededor porque sabemos que Jehová y los ungidos resucitados están trabajando mucho preparando el nuevo mundo.
Una segunda razón por la que Jehová es feliz a pesar de todo lo que pasa es que puede consolarnos ahora mismo.
Eso lo hace feliz.
Después de haber dicho que está preparando nuestro futuro, Jehová añade algo en Jeremías 29:12.
Allí dice: “Ustedes me llamarán, acudirán a mí en oración, y yo los escucharé”.
Me encanta esta idea, porque Jehová ha dicho antes: “No te preocupes, yo me encargaré de preparar un futuro mejor para ti”.
Y agradecemos eso.
Cuando pasamos por dificultades, nos consuela que un buen amigo nos diga: “Recuerda que las cosas van a mejorar en el futuro; Jehová va a arreglarlo todo”.
Pero también nos consuela —como hace Jehová en el versículo 12— que nuestro amigo nos diga: “¿Qué puedo hacer por ti ahora mismo?”.
Igualmente, Jehová nos está diciendo ahora: “Acude a mí, hazme una oración”.
Jehová está ahí, listo para ayudarnos y consolarnos.
Para entender cómo se siente Jehová, pensemos en la manera en la que unos padres tratan a su hijo pequeño.
¿Han visto alguna vez cómo llora un niño de dos o tres años cuando se cae y se hace unos raspones muy feos en las rodillas?
El niño ve que le sale un líquido rojo y se asusta mucho.
De hecho, en su mente, puede que esté pensando: “Se acabó. Nunca saldré de esta.
Me voy a morir”.
Por supuesto, los padres ven las cosas de otra manera, ¿verdad?
Pero, a pesar de eso, consuelan a su hijo y lo ayudan a curar ese raspón.
Le dicen con cariño: “Tranquilo, vas a estar bien, no te vas a morir”.
¿Y por qué piensan así los padres?
Porque saben que en unas horas, como mucho en una semana, el niño se va a olvidar de esa herida.
Va a ser un recuerdo muy lejano.
Bueno, Jehová también sabe que pronto, en el nuevo mundo, olvidaremos cualquier cosa que nos esté pasando ahora, cualquier sufrimiento que tengamos.
Y además sabe que para él cualquier problema que tengamos ahora es tan fácil de solucionar como un raspón en la rodilla.
Él sabe que vamos a vivir para siempre, así que nos consuela y escucha nuestras oraciones sinceras.
Y, como un padre cariñoso, nos dice por medio de nuestros hermanos, la Biblia y el espíritu santo: “Vivirás para siempre”.
Así que ¿por qué está feliz Jehová?
Porque él puede consolarnos y ayudarnos ahora mismo.
¿Qué lección nos enseña esto?
Que nosotros podemos consolar y ayudar a otros.
Se podría decir que todos estamos juntos en un bote salvavidas y que nos ayudamos unos a otros para tratar de llegar a la orilla del nuevo mundo.
En tercer lugar, Jehová está esperando con paciencia el momento justo para actuar.
Está esperando pacientemente para que su soberanía quede vindicada por completo.
Me gusta muchísimo lo que dice “La Atalaya” de junio del 2017 en el artículo: “No perdamos de vista la cuestión de la soberanía”.
Allí dice: “No debemos centrarnos tanto en lo que nos ocurre a nosotros que perdamos de vista esta cuestión tan importante: la vindicación de la soberanía de Jehová.
Y recordemos que mostramos nuestro apoyo a la gobernación de Dios permaneciendo fieles incluso en las circunstancias más difíciles”.
¿Verdad que son unas palabras preciosas en las que meditar?
Jehová sabe que, como está siendo paciente ahora, pronto no tendrá que ver sufrir a sus siervos fieles nunca más.
La cuestión de la soberanía quedará resuelta por completo.
¿Verdad que admiramos la paciencia de Jehová?
O sea, Jehová está viendo todo lo que está pasando y tiene el suficiente autocontrol como para no actuar hasta el momento exacto.
Eso sí que es paciencia.
Nuestros hermanos y otras personas están viviendo muchas situaciones difíciles...
Por ejemplo, pensemos en una madre que ve a su hijo discapacitado tratando de hablar o caminar, o en un esposo que ve cómo su esposa enferma casi no puede respirar...
En esos momentos, haríamos lo que fuera por pulsar un gran botón rojo que diga: “Que empiece ya el nuevo mundo”.
Pero, cuando nos sintamos así, recordemos el texto de hoy: “Jehová hará que sus siervos conozcan su mano”.
¿Qué lección aprendemos?
Que debemos ser pacientes y no perder de vista lo más importante: la cuestión de la soberanía.
Bueno, repasemos los tres puntos.
¿Cómo podemos ver la mano de Jehová y seguir siendo felices a pesar de todo el sufrimiento que hay a nuestro alrededor?
Hemos visto que podemos ser felices porque sabemos que Jehová, Jesús y los ungidos que han resucitado están trabajando mucho haciendo preparativos para el nuevo mundo.
También somos felices porque podemos consolar y ayudar a otros.
Y podemos ser felices al ser pacientes si sabemos por qué estamos siendo pacientes.
No perdemos de vista la importante cuestión de la soberanía de Jehová.
Quizás no siempre logremos ver la mano de Jehová, pero podemos estar seguros de que, como dice el texto de hoy, la mano de Jehová está ahí, y él hará que sus siervos la conozcan.
Todos los años, millones de personas asisten a nuestras asambleas regionales para aprender de Jehová y animarse unas a otras.
A partir del mes que viene, se celebrarán por todo el mundo las asambleas “¡Alégrense siempre!”.
Los testigos de Jehová estaremos muy ocupados invitando a nuestros vecinos, compañeros de trabajo y de escuela y a todos los que quieran asistir.
¿Qué efecto puede tener en alguien recibir una invitación?
Veámoslo en el siguiente informe.
Llegué a Grecia cuando solo tenía 16 años.
Como era inmigrante, se me hacía difícil confiar en la gente que me rodeaba.
El dueño del departamento que yo alquilaba estaba estudiando la Biblia con un testigo de Jehová.
Un día, estuve en el estudio con ellos y el hermano me invitó a la asamblea.
Al principio no estaba muy seguro, pero el hermano parecía una buena persona.
Como siempre me había hecho preguntas sobre el Dios verdadero y quería aprender más de él, decidí ir.
En el 2016, mi hijo me dio una invitación para la asamblea de los testigos de Jehová.
Se iba a bautizar en esa asamblea, y era muy importante para él que yo estuviera ahí.
Así que me pidió que fuera.
Aunque llevaba treinta años muy activa en otra religión, fui a la asamblea para que él estuviera contento.
Yo estaba muy perdida, pero encontré la verdad después de pedírselo a Dios con todas mis fuerzas.
Tenía muchas preguntas y no encontraba las respuestas.
Pero Dios me escuchó.
Jehová contestó mis oraciones cuando encontré esto.
La invitación a la asamblea “¡Nuestra liberación se acerca!” fue la respuesta a mis oraciones.
Al llegar a la asamblea vi que había mucha muchísima gente.
Desde que llegabas al estacionamiento, todo se veía organizado y la gente entraba de forma ordenada.
Dentro del Salón de Asambleas, todos muy bien organizados, bien vestidos y muy cariñosos.
Y, cuando comenzó la asamblea, aprendí tanto de la Biblia...
mucho más de lo que había aprendido en mi religión.
Después de treinta años en mi religión, pensaba que sabía mucho, pero no sabía nada.
Así que decidí estudiar.
Cuando llegué a la asamblea, me puse a mirar a la gente.
Todos sonreían y se veían felices.
Había hombres, mujeres y niños de diferentes razas y nacionalidades.
Cuando cantaban se podía sentir que eran felices de verdad y que estaban unidos.
Por primera vez en mi vida, me sentí seguro; no tenía miedo de que esta gente se aprovechara de mí.
Además, lo que aprendí en esa asamblea me acercó al Dios verdadero.
Así que pensé que, si todas estas personas eran felices de verdad y se sentían seguras porque eran parte de esta organización, la organización de Jehová, entonces, sí, ¡esto era lo que estaba buscando!
Fui a la asamblea el domingo, y todos los hermanos y hermanas me recibieron con mucho cariño.
Escuché todo el programa de la mañana y, para el mediodía, ya había reconocido el sonido de la verdad.
Estaba segura de que esta era la verdad.
Decidí que quería ser testigo de Jehová, y me hice testigo de Jehová.
Me bauticé en el 2017 y ahora soy precursora.
Empecé a estudiar la Biblia el miércoles siguiente.
Estaba feliz de poder conocer a Jehová.
Ahora soy Testigo y participo todo lo que puedo en las campañas de invitación a las asambleas.
Espero que así muchas personas encuentren la verdadera libertad.
Comencé a asistir a las reuniones la semana después de la asamblea.
Empecé a estudiar la Biblia y con el tiempo me bauticé.
Mi madre, uno de mis hermanos y mis dos hermanas ahora también sirven a Jehová.
Me casé con una hermana muy buena, es una excelente esposa, y servimos juntos a Jehová.
La gente necesita sentirse segura, y estoy convencido de que no hay lugar más seguro que la organización de Jehová.
¿Se fijaron en cómo recibieron las invitaciones?
Algunos las recibieron de un familiar, de un conocido o en la puerta de su casa.
¡Quién sabe si una invitación puede ayudar a alguien a conocer a Jehová!
Qué importante es que pongamos todo nuestro empeño en la campaña de invitación.
El programa de este mes nos ha recordado que somos muy valiosos para Jehová.
Vimos que incluso si nuestra infancia ha sido difícil, no tenemos por qué ser víctimas de nuestro pasado.
Aprendimos cómo nos ve Jehová, cómo nos cuida y cómo nos ayuda de muchas maneras.
Recordamos que Jehová está cerca de los que tienen el corazón destrozado y que, gracias a la oración, podemos sentir alivio y consuelo, pues sabemos que cualquier sufrimiento que tengamos ahora es temporal.
Para terminar el programa de hoy, visitemos a nuestros hermanos de Cuba.
La República de Cuba es un archipiélago de 1.600 islas e islotes.
Está situado donde se juntan el océano Atlántico, el mar Caribe y el golfo de México.
La isla de Cuba es la más grande del archipiélago y es donde se encuentra la capital, La Habana.
Muchos están aceptando la verdad.
En Cuba hay 1.400 congregaciones y casi 95.000 publicadores que dirigen más de 135.000 cursos de la Biblia.
Una cuarta parte del país la cubren frondosas montañas y colinas.
Al oeste de la isla, se encuentra Viñales, que es famosa por los mogotes, unas colinas en forma de torre.
Muchas de ellas tienen cuevas y ríos que las atraviesan.
En esta región, está la congregación Este de Viñales.
Tiene 128 publicadores que dirigen 275 cursos bíblicos.
Como su territorio es tan extenso, la congregación tiene tres grupos.
Uno de los grupos solo tiene siete publicadores, pero el año pasado asistieron 75 personas a la Conmemoración.
Para predicar, los hermanos tienen que viajar largas distancias, a veces en bicicleta o en moto.
Predican a las personas dondequiera que estén, en granjas o en sus casas.
Los hermanos disfrutan de compañerismo cristiano, de buen café y de cantar canciones para alabar a Jehová.
Los hermanos de la congregación Este de Viñales le mandan su amor a toda la hermandad mundial.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.