Los siervos de Jehová hemos recibido enormes bendiciones.
Por ejemplo, portamos su nombre y le rendimos servicio sagrado.
Y mientras hacemos su voluntad, Jehová nos da un honor muy especial.
En 1 Corintios 3:9, el apóstol Pablo escribió bajo inspiración que somos “colaboradores de Dios”.
¡Qué incomparable privilegio el de trabajar con el Soberano del universo, nuestro amoroso Padre celestial!
A fin de valorar todavía más la oportunidad de ser sus colaboradores, repasemos ciertos sucesos de la vida de Jonatán, el hijo del rey Saúl.
Primero de Samuel 14:45 se refiere a Jonatán cuando dice: “Porque fue con Dios con quien él trabajó este día”.
¿Qué trasfondo histórico tienen esas palabras?
¿De qué manera trabajó Jonatán con Jehová aquel día?
¿Qué lección nos enseña la forma en que colaboraron?
¿Y qué bendiciones nos esperan si también colaboramos con Dios?
Comencemos hablando del trasfondo histórico.
En 1 Samuel 12:20 aparecen las animadoras palabras que el profeta le dirigió a la nación de Israel: El versículo 22 añade: Si los israelitas continuaban siendo fieles, Jehová los guiaría, protegería y rescataría.
Aquellas palabras infundieron en Jonatán las fuerzas para obedecer la orden divina de derrotar a las naciones enemigas y tomar la Tierra Prometida.
El capítulo 13 de 1 Samuel indica que a Jonatán se le pone a cargo de 1.000 hombres para atacar una guarnición de filisteos en Gueba.
Aunque van muy mal equipados, Jonatán y sus hombres salen vencedores.
Dicha victoria sin duda fortalece la confianza de Jonatán en Jehová y nos deja algo en qué pensar: aunque leer en la Biblia las alentadoras palabras de Jehová infunde fortaleza y valor, la confianza en él crece mucho más cuando cumplimos una asignación que nos parece abrumadora.
A continuación, el relato dice que los filisteos se enfurecen por la derrota y organizan un ataque masivo.
Envían grupos de soldados desde el campamento de Micmash, cerca de Jerusalén.
Muchos de los hombres de Israel se esconden por temor y algunos más huyen al otro lado del río Jordán.
En cambio, Jonatán no pierde el buen ánimo.
Decidido a frenar la incursión de los filisteos, los confronta en la garganta de Micmash.
Para llegar hasta ellos, trepa por este profundo desfiladero de riscos casi verticales.
Cruzar dicha zona sin conocerla es prácticamente imposible; pero Jonatán se ha criado en esta región, y tal parece que la conoce bien.
El que Jonatán conociera bien la zona nos enseña una lección: sin importar la asignación que recibamos, seremos mucho más eficaces si dedicamos tiempo y esfuerzo a conocer bien el “terreno”, es decir, los detalles.
Interesarnos por nuestro trabajo nos ayuda a ser mejores colaboradores de Dios.
Leamos ahora cómo se prepara Jonatán para atacar a los filisteos.
Primero de Samuel 14:6 dice: ¿Qué contribuyó a que Jonatán confiara en Jehová?
Recordemos que tuvo fe en las alentadoras palabras del profeta Samuel: “No tengan miedo. [...] Porque Jehová no abandonará a su pueblo, por causa de su gran nombre”.
Jonatán vio la mano de Jehová cuando derrotó a la guarnición filistea en Gueba.
También podía reflexionar en la historia de Israel.
Podía pensar en la ocasión en que Gedeón y sus 300 hombres vencieron a 135.000 madianitas.
Y podía recordar que Sansón mató a 1.000 filisteos con la quijada de un asno.
Dichos ejemplos debieron fortalecer su confianza en que realmente estaba colaborando con Jehová, el Dios Altísimo.
Nosotros también podemos reflexionar en las historias de fieles siervos de Dios que aparecen en la Biblia y en nuestras publicaciones.
Tales ejemplos fortalecerán nuestra fe en Jehová mientras confiamos en su ayuda para tener éxito.
Hay otra lección en la respuesta del escudero de Jonatán.
Leamos 1 Samuel 14:7: Es poco probable que el escudero se aventurara en una misión tan arriesgada por su propia cuenta.
Pero la manera en que Jonatán iba al frente, lleno de confianza, influyó en él.
¿Qué ocurre hoy cuando los ancianos y los superintendentes llevan la delantera con entusiasmo, como Jonatán?
Otros miembros de la congregación se sienten motivados a seguir su ejemplo.
Ahora leamos los versículos 8 a 10: Una vez más, Jonatán demostró humildad y confianza en Jehová.
En el segundo libro de Samuel se describe a Jonatán como más veloz que las águilas y más poderoso que los leones.
Pero, con todo y sus cualidades, no actuó de forma independiente ni confió en sí mismo.
Más bien, buscó la guía divina mediante una señal.
¡Qué buen recordatorio para nosotros!
Sin importar cuáles sean nuestros dones innatos, habilidades adquiridas o años de experiencia, nuestro éxito depende de buscar la guía y el apoyo de Jehová.
Lo hacemos al ser específicos en nuestras oraciones, leer la Biblia, meditar en ella y seguir las instrucciones del “esclavo fiel y discreto”.
Además, pedimos la opinión de hombres y mujeres fieles, quienes pueden contarnos cómo han colaborado con Dios.
¿Qué más aprendemos de este relato sobre Jonatán?
Al leer 1 Samuel 14:12, vemos que Jonatán y su escudero encuentran a los filisteos.
Desde un lugar alto, estos les gritan: Jonatán había pedido una señal clara, y la recibió.
Pero ahora debía arriesgarse a subir por una cuesta empinada que lo dejaría frente al enemigo.
Alguien sin confianza absoluta en Jehová podría haber dicho: “Quizá debamos pedir otra señal”.
Pero Jonatán no hace eso.
Sin dudarlo un instante, le ordena a su siervo que lo siga.
Está seguro de que Jehová les dará la victoria.
Sí, cuando Dios indica el camino, no hay que titubear, sino avanzar con determinación.
Confiemos siempre en la ayuda de Jehová.
¿Qué ocurre después?
Primero de Samuel 14:13, 14 relata: Aunque ya habían recibido una clara señal de Jehová, tuvieron que esforzarse mucho.
Fueron “subiendo sobre las manos y los pies”, trepando con gran esfuerzo por aquel terreno accidentado.
¿La lección?
Podemos recibir instrucciones claras y estar listos para obedecer, pero cumplir con nuestras asignaciones no siempre será fácil.
Tenemos que esforzarnos al máximo, estar dispuestos a trabajar con toda la mente, el corazón y las fuerzas.
¿Cómo reaccionaron los filisteos al ver que Jehová había protegido a su pueblo?
Primero de Samuel 14:15 dice: Aquel terremoto hizo que el miedo se apoderara de los filisteos.
Entonces los israelitas, incluidos los que habían huido atemorizados, celebraron la victoria sobre los filisteos.
De manera parecida, cuando nosotros ponemos el corazón en nuestras asignaciones teocráticas, Jehová —nuestro mejor colaborador— siempre nos da lo que necesitamos para cumplir su voluntad.
Pero hay otra lección que podemos aprender de este emocionante relato.
Mientras la batalla está en su apogeo, el rey Saúl comete la imprudencia de decir: “¡Maldito es el hombre que coma pan antes del atardecer y hasta que me haya vengado de mis enemigos!”.
Jonatán, que no está al tanto de la orden de su padre, come un poco de miel silvestre.
¿Cómo reacciona Saúl al enterarse de que su propio hijo lo ha desobedecido?
Primero de Samuel 14:43, 44 dice: ¡Imagínense!
Después de todo lo que había hecho Jonatán —arriesgar la vida por el pueblo y colaborar en la gran victoria de Jehová—, es condenado a muerte por su propio padre.
¡Cuánto dolor debió acompañarlo en la incredulidad, la desilusión y la tristeza!
¿Abandonaría Jehová a su leal colaborador?
Primero de Samuel 14:45 añade: La victoria de Jonatán fue una prueba irrefutable de que era colaborador de Dios.
Jehová, quien estuvo al lado de Jonatán todo el tiempo, vio lo que estaba ocurriendo; y no iba a permitir que su siervo leal muriera a manos de Saúl.
¡Qué animador es saber que si cumplimos fielmente con lo que Jehová nos pide, él nunca olvidará nuestros esfuerzos!
Quizás alguien tan cercano como un padre no vea ni aprecie lo que hacemos por Jehová, o incluso se ponga en nuestra contra.
Pero Dios nunca hará a un lado nuestro servicio.
Siempre estará allí para guiarnos, apoyarnos, protegernos y bendecirnos.
¡Qué edificante relato encontramos en los capítulos 13 y 14 de 1 Samuel!
¿Por qué no dedicamos tiempo a leerlo personalmente?
Nos sentiremos motivados a imitar el excelente ejemplo de lealtad, valor y obediencia de Jonatán.
Que también se digan de cada uno de nosotros las palabras de 1 Samuel 14:45: “Porque fue con Dios con quien él trabajó este día”.
Si seguimos poniendo todo nuestro empeño al colaborar con Jehová, seremos contados entre los que, “mediante fe y paciencia”, heredarán las promesas.