Gary Breaux: Valoremos el privilegio de orarle a Dios

En el programa de este mes, hablaremos de valorar el privilegio de orarle a Dios.

¿Creen que la oración se puede considerar un milagro?

En el “Glosario” de la “Traducción del Nuevo Mundo”, los milagros se definen como “acciones o fenómenos que superan cualquier poder conocido por los seres humanos y que se le atribuyen a una fuerza sobrenatural”.

¿Encaja la oración en esa definición?

Cuando usted está haciendo una oración, sus pensamientos y sentimientos más profundos le llegan instantáneamente al Creador, sin importar dónde se encuentre o si está orando en silencio.

Eso es algo que de verdad supera cualquier poder conocido por los humanos.

Por eso, el hecho de que alguien pueda orarle a Dios y que Dios lo escuche es un verdadero milagro.

Solo podemos acercarnos en oración al trono celestial de Jehová gracias a su bondad inmerecida.

Hoy día tenemos vidas muy complicadas y, en algunos casos, con muchas preocupaciones.

Seamos jóvenes o mayores, puede que nos sintamos abrumados por nuestros problemas.

A veces, simplemente nos sentimos solos e indefensos.

¿Qué podemos hacer?

El apóstol Pablo dice que la oración nos ayudará.

Por favor, vayamos a Filipenses 4:6 y escuchemos este consejo de Pablo inspirado por Jehová: Pablo está diciendo que, en todos los campos de nuestra vida, la oración es esencial.

Aunque nadie vea las dificultades por las que estemos pasando, Jehová sí las ve.

¿Y qué hace cuando le oramos?

Leamos el versículo 7: Esta incomparable “paz de Dios” es una tranquilidad poco común que disfrutan los siervos dedicados de Jehová, aunque estén atravesando circunstancias muy difíciles.

¿Ha sentido usted esa paz interior que resulta de abrir nuestro corazón a Jehová en oración?

Y, cuando tenemos una amistad estrecha con Jehová, nos beneficiamos aún más de la oración.

Un factor clave en nuestra amistad con Jehová se encuentra en Salmo 37:3: Estará de acuerdo en que, cuando necesitamos hablar con alguien de lo que nos preocupa, acudimos a un amigo de confianza.

¿Por qué?

Porque hemos desarrollado una relación estrecha con esa persona.

Él nos conoce y entiende nuestra situación, y sabemos que podemos contar con él.

Ahora, más que nunca, necesitamos tener una relación estrecha con Jehová.

Para que eso sea posible, debemos estar convencidos de que Jehová sabe quiénes somos y de que nos comprende.

Comprende nuestra situación, nuestras preocupaciones y nuestras necesidades.

Notemos lo que Jehová nos promete en los versículos 4 y 5: Jehová sabe quiénes somos.

Él nos entiende mejor que nadie, mejor incluso que nosotros mismos.

Quiere que confiemos en él y promete que nos va a ayudar.

El milagro de la oración nos permite sentir el amor de Jehová muy de cerca.

Nuestro Padre se toma tiempo para escucharnos él mismo; no ha delegado esta tarea en nadie más.

Pero, puede que se pregunte: “¿Por qué el Creador del universo querría escucharme a mí?”.

La respuesta está en 1 Pedro 5:7: “Porque él se preocupa por ustedes”.

A Jehová le hace muy feliz y le complace mucho ver que, a pesar de todos los problemas, usted se esfuerza al máximo por servirle.

Él sufre cuando usted sufre y desea ayudarlo.

¿Cómo le hace sentir eso a usted?

Salmo 116:1 dice: Cuando oramos a Jehová, no lo podemos ver escuchándonos, pero es como si sintiéramos que nos está abrazando.

Como resultado, cuanto más le oramos, más crece nuestro amor por él y nuestra confianza.

¿Qué más nos ayudará a fortalecer nuestro amor por Jehová y nuestra confianza en él?

No se trata solo de reconocer que él escucha nuestras oraciones.

Debemos estar convencidos de que él las contesta.

¿Qué pruebas hay de que Jehová contesta las oraciones?

Veamos algunos ejemplos concretos, tanto del pasado como del presente.

Abran sus Biblias en 2 Crónicas, capítulo 20.

Cuando Judá se vio amenazada por los ejércitos de Ammón, de Moab y de la región montañosa de Seír, el rey Jehosafat fue humilde y le pidió ayuda a Jehová.

Según el versículo 12, le dijo: ¿Cuál fue la respuesta de Jehová?

No se escuchó ninguna voz desde el cielo, sino que Jehová habló mediante un profeta.

El versículo 15 dice: El versículo 17 sigue diciendo: ¿Notaron lo que hay que hacer?

Cuando un siervo dedicado de Jehová se enfrente a un problema grave, debe orarle a Jehová de manera específica y luego permanecer atento a la respuesta.

La respuesta que recibió Jehosafat quizás le pareció extraña porque Jehová no le dio ninguna estrategia de batalla.

Ir caminando a encontrarse con el enemigo no parecía un buen plan.

Pero Jehosafat se dio cuenta de que aquella era la respuesta de Jehová y fue obediente.

¿Qué ocurrió?

Jehová peleó por Judá al confundir a los ejércitos enemigos, que acabaron matándose unos a otros.

Jehosafat recibió una respuesta impresionante a su oración.

También tenemos ejemplos de oraciones colectivas del primer siglo que fueron contestadas.

Una ocasión fue cuando el rey Herodes estaba tratando de complacer a los judíos e hizo que encarcelaran al apóstol Pedro bajo estricta vigilancia.

¿Qué hizo la congregación?

Leámoslo en Hechos 12:5: ¿Contestó Jehová sus oraciones a favor de Pedro?

El relato de los versículos 7 al 11 nos dice que un ángel de Jehová sacó a Pedro de la prisión y lo llevó a un lugar seguro.

Imagínense cuánto debieron acercarse a Jehová los cristianos de Jerusalén al ver que había respondido sus oraciones.

¿Y en la actualidad?

Piense en el ejemplo de nuestros hermanos de Corea del Sur.

A lo largo de los años, más de diecinueve mil hermanos han sido encarcelados por negarse a realizar el servicio militar por razones de conciencia.

¿Oró usted personalmente para que estos hermanos tuvieran una fe fuerte para aguantar o para que fueran liberados si era la voluntad de Jehová?

Seguro que sí.

De hecho, muchos de ustedes mencionaron los nombres de estos hermanos en sus oraciones, al igual que la congregación del siglo primero oró por Pedro.

¿Cuál fue el resultado?

En el 2018, finalmente, varios fallos de tribunales de Corea del Sur reconocieron que la objeción de conciencia al servicio militar por motivos religiosos es un derecho humano fundamental; así que nuestros hermanos fueron liberados gradualmente de la prisión.

¿Qué piensan?

¿Creen que Jehová escuchó nuestras oraciones a favor de estos queridos hermanos?

Como hermandad mundial, no nos queda ninguna duda de que nuestras oraciones constantes a Jehová fueron un factor decisivo para estos acontecimientos tan maravillosos.

Alabamos a Jehová y le damos gracias por escuchar nuestras oraciones.

¿Qué aprendemos al ver cómo ha respondido Jehová las oraciones de sus siervos en el pasado y en el presente?

¿No fortalece nuestra confianza en que Jehová escucha y responde las oraciones de sus siervos?

El apóstol Juan tenía esa confianza.

Leamos lo que escribió en 1 Juan 5:14: Ahora surge esta pregunta: ¿cuándo fue la última vez que Jehová respondió a una de sus oraciones personales?

Pasamos mucho tiempo aprendiendo cómo orar y qué cosas pedir.

Pero ¿nos esforzamos por identificar cómo responde Jehová a nuestras oraciones?

Para estar cerca de Jehová, debemos estar seguros de que escucha y contesta nuestras oraciones personales.

Pero puede que no siempre sea fácil ver la respuesta.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Dediquemos tiempo a meditar en cómo ha respondido Jehová a lo que le pedimos.

Si está casado, hable abiertamente con su cónyuge sobre cómo Jehová puede haber respondido a peticiones que ambos le hayan hecho.

Sea observador y esté atento a lo que pasa a su alrededor, y aprenda a relacionar lo que vea con la respuesta a sus oraciones.

Sea específico al orar, y así podrá darse cuenta de la respuesta de Jehová, aunque sea sutil.

Jehová será más real para usted a medida que vaya viendo cómo responde sus oraciones.

Tenemos que aprender a identificar las respuestas a nuestras oraciones desde el comienzo de nuestro desarrollo espiritual.

No podemos dar por sentado que nuestros hijos o nuestros estudiantes de la Biblia podrán relacionar las respuestas de Jehová con las oraciones que hayan hecho.

Una hermana dijo: “Los estudiantes se sienten más cerca de Dios cuando les ayudo a ver cómo contesta él sus oraciones”.

Pero ¿qué pasa si no vemos la respuesta a una oración?

¿Significa eso que no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios?

No necesariamente.

Hay dos factores importantes que debemos tomar en cuenta.

El primero es que Jehová sabe cuál es el mejor momento y la mejor manera de contestar nuestras oraciones.

Él toma en cuenta todos los detalles.

Quizás la respuesta no llegue cuando nosotros queramos, pero llegará.

Por eso, debemos ser pacientes y seguir buscando la respuesta.

El segundo factor que Jehová toma en cuenta es la cuestión que hizo surgir Satanás sobre la integridad del hombre.

Leamos en Job 1:10, 11 el desafío que lanzó el Diablo: Jehová permitió que surgiera esta cuestión porque ama a las criaturas inteligentes que ha creado.

Permitió que Satanás pusiera a prueba a Job ante todo el universo.

Jehová nos da a los seres inteligentes el privilegio de demostrar que el Diablo es un mentiroso y que lo que dice sobre Dios y sobre nosotros es una calumnia.

Así que Jehová, como ve el cuadro completo, puede que permita que sus siervos pasen por pruebas.

Pero eso no significa que no conteste las oraciones de quienes sufren.

Quizás, al pasar por una prueba, le hayamos pedido a Jehová que nos ayude, pero también que su nombre “sea santificado”.

Debemos estar convencidos de que Jehová no se conformará con responder nuestra oración, sino que su respuesta será la mejor.

¿No es cierto que, cuando permanecemos íntegros a pesar de estar muy enfermos, les damos un magnífico testimonio a otras personas?

Ese fue el caso de Jerod Septer.

La Biblia dice: “Acuérdate de tu Gran Creador en tu juventud, antes de que vengan los días dolorosos”.

Y esos “días dolorosos”...

le llegaron a Jerod a los 11 años.

Le diagnosticaron un linfoma, un tipo de cáncer, a mediados de 1991.

Por supuesto, empezamos a averiguar cómo conseguirle el tratamiento que necesitaba, pero de ninguna manera aceptaríamos transfusiones de sangre, ni él tampoco.

Cuando Jerod estaba en el hospital, los servicios de protección de menores hicieron una investigación para saber si estábamos siendo negligentes.

Eso nos hacía sufrir aún más.

Pero al final nos dejaron tranquilos, porque vieron que no habíamos sido negligentes.

Cada vez que surgía un problema, orábamos a Jehová no para que hiciera un milagro, sino para que nos diera sabiduría para tomar buenas decisiones.

Y sentíamos que de verdad nos estaba guiando, para que pudiéramos cuidar nuestra espiritualidad en aquellos momentos y atender las necesidades médicas de Jerod.

Recuerdo que muchas veces me desmoronaba y oraba y decía: “No puedo más.

Esto es más de lo que puedo soportar”, y Jehová me daba fuerzas.

Alguien venía a vernos y nos decía algo que nos animaba...

Nos traían alimentos...

El hermano que lo organizó les dijo: “Vamos a llevarles comida”.

Y también les dijo: “No solo les lleven la comida, pasen un rato con ellos”.

Aquel amor... y cuidado que recibimos me hacía llorar.

Recuerdo que, un día, los pasillos del hospital —que estaba a unos 2.400 kilómetros (1.500 millas) de nuestra casa— se empezaron a llenar de hermanos.

Para mí, esa también fue una respuesta de Jehová.

No podíamos salir mucho del hospital, así que nos grababan los discursos.

Con cariño, pero con firmeza, nos decían: “Escuchen esto.

Los va a ayudar”.

Jerod estaba preocupado por nosotros, él sabía que iba a estar bien.

Pero no sabía si nosotros lo superaríamos.

Murió en junio de 1992, estaba en casa.

Y sus últimas palabras fueron: “No dejen a Jehová, para que volvamos a vernos”.

Te aturdes, porque crees que estás viviendo una pesadilla.

Nunca piensas que estas cosas te van a pasar a ti...

pero nos pasó.

No quería que nadie me viera llorar, ni dar lástima, no podía evitar...

pensar en eso...

mi cabeza daba mil vueltas...

Lo que me ayudó fue que Gary me hizo pensar en que estamos en una lucha.

Toda la humanidad lo está.

“Si les va mal en la vida, van a dejar de amarte”, eso es lo que Satanás le dijo a Jehová que harían sus siervos.

Y yo le estaría dando la razón.

Casi dejo la verdad por culpa de la tristeza y otros sentimientos negativos.

Le pedí a Jehová que me diera las fuerzas para volver al Salón.

La congregación lloraba, ellos también habían perdido a un niño.

No solo nosotros.

Ellos también sufrían por Jerod.

Lloraban conmigo, y ya no me sentía sola.

Nos abrazábamos y llorábamos juntos.

Nos ayudó mucho volver a nuestra actividad espiritual de inmediato y dejar de pensar en nosotros mismos.

Podría haberme centrado en mi dolor y pensado: “Yo estoy destrozada”.

Me sentía mejor al hablarles a otros de la esperanza que tenemos.

Los hermanos que Jehová usó para consolarnos, su Palabra y su espíritu fueron fundamentales.

Así contestó nuestras oraciones.

Queríamos seguir sirviendo a tiempo completo, y quizá hacer más por el Reino.

Lo que jamás hubiéramos imaginado era que serviríamos en el circuito.

Y muchísimo menos que nuestra hija también fuera a servir en la obra de circuito junto a su esposo.

Tenemos muchas ganas de ver a Jerod, de tenerlo aquí con nosotros.

Espero volver a ver a mi hijo y sé que Jehová no me decepcionará.

Cuánto nos anima saber que Gary y Beth se toman vacaciones de vez en cuando para visitar a su hija y su yerno, quien también es superintendente viajante.

¿Y notaron como Gary, Beth y Jerod sintieron la ayuda amorosa de Jehová mientras pasaban por esta desgarradora prueba?

Cuando buscaban un tratamiento médico para Jerod, le pidieron sabiduría a Jehová.

Él los rodeaba con sus brazos y los escuchaba cuando se sentían agobiados por el dolor y los sentimientos negativos.

También fortaleció la esperanza de Jerod en la resurrección y ayudó a sus padres a mantenerse fuertes en sentido espiritual.

¿Puede haber alguna duda de que Jehová estaba respondiendo a sus oraciones?

Esto nos convence de que también contestará la oración de Jerod en la que pidió volver a estar todos juntos otra vez.

No, Jehová no curó milagrosamente a Jerod.

Pero, gracias a su aguante y a su fe sólida, Jerod ha demostrado ante todos los seres inteligentes del universo que hasta un niño puede ser leal hasta la muerte si confía en Jehová.

Quizás otras situaciones sean diferentes y la persona que está sufriendo no muera.

Si alguien piensa que la ayuda vino gracias a la intervención de Dios, debería darle las gracias.

Pero, sin importar lo que ocurra, debemos reconocer que Jehová sabe cuál es la mejor manera de hacer las cosas para que se honre su nombre y sus siervos se beneficien para siempre.

Por último, queremos mencionar que la Biblia a menudo relaciona el estar despierto en sentido espiritual con la necesidad de orar.

En Mateo 26:41, Jesús dijo: “Manténganse despiertos y oren constantemente”.

En 1 Pedro 4:7, el apóstol escribió: Sí, nuestras oraciones personales son muy importantes.

Nos ayudan a mantenernos despiertos en sentido espiritual y activos en el servicio a Dios mientras esperamos la gran tribulación que tan cerca está.

En resumen, nuestras oraciones revelan lo estrecha que es nuestra amistad con Jehová y cuánto dependemos de él.

Muestran lo sincera que es nuestra fe, lo profunda que es nuestra devoción y lo genuina que es nuestra gratitud.

La oración también nos ayuda a estar despiertos en sentido espiritual mientras aguantamos en estos últimos días antes de la gran tribulación.

Si aprendemos a reconocer las respuestas a nuestras oraciones, nos acercaremos aún más a Jehová.

Sí, podemos estar seguros de que Jehová nos concederá los deseos de nuestro corazón si le continuamos dando servicio sagrado.

Por lo tanto, sigamos valorando el maravilloso y milagroso privilegio de orarle a Dios.



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