Anthony Morris: Tomemos la iniciativa en mostrarnos honra

El tema de este mes está tomado de la segunda parte de Romanos 12:10: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”.

¿Qué es la honra?

En las Escrituras Hebreas, el término que se traduce “honra” significa literalmente “peso”.

Así que, cuando mostramos honra a alguien, damos a entender que es una persona de peso, de valía.

En las Escrituras Griegas, la palabra está relacionada con ponerle precio a algo.

De modo que honrar a una persona implica que la estimamos o valoramos.

¿A quién debemos mostrar honra?

Por supuesto, Jehová merece que lo honremos.

Revelación 4:11 lo dice, y además nos da la razón por la que debemos honrarlo y darle gloria: porque él creó “todas las cosas”.

Fue Jehová quien nos dio la vida.

¿Y cómo podemos honrarlo?

Hay muchas maneras: Lo honramos al hacer su voluntad —obedeciendo sus leyes y principios—.

También alabándolo por sus cualidades y contándoles a otros las promesas que nos ha hecho.

Lo honramos cuando apoyamos de manera económica la obra de educación mundial que él dirige mediante su Hijo y el espíritu santo.

Y, así como Revelación, capítulo 4, dice que Jehová merece ser honrado, Revelación 5:12 muestra que su Hijo, Cristo Jesús, también merece honra.

El versículo 12 dice sobre él: ¿Cómo podemos mostrar honra a Jesús?

El versículo que acabamos de leer mencionaba una manera.

Explica que fue “degollado” como cordero para sacrificio con el fin de que tuviéramos la esperanza de vivir para siempre, y valoramos mucho ese sacrificio.

Además, honramos a Jesús al reconocer su papel como el inmortal “Rey de reyes” en los cielos.

Y otra manera muy práctica de honrarlo es esforzándonos al máximo por imitar su personalidad y su forma de actuar en todo lo que hacemos en la vida.

Por otro lado, ¿deberíamos tomar la iniciativa en mostrar honra a alguien más?

Efesios 6:1, 2 dice que los hijos honran a sus padres cuando les obedecen.

Mateo 15:4-6 deja claro que, cuando los hijos son adultos, pueden honrar a sus padres y abuelos dándoles apoyo material en lo que necesiten.

En 1 Timoteo 5:17 se nos anima a dar a los ancianos “doble honra” por el duro trabajo que hacen por nosotros.

Romanos 13:1, 7 añade que hay que mostrar honra a los gobiernos y a otras personas con autoridad.

Y 1 Pedro 2:17 va más allá, pues dice: “Honren a hombres de toda clase”.

Además de ser bondadosos y respetuosos con la gente, también les damos honra al llevarles las buenas noticias del Reino.

Efesios 5:22-25 dice que las esposas deben honrar a sus esposos sujetándose a ellos, como Cristo a su Padre.

Y los esposos tienen que honrar a sus esposas amándolas y tratándolas como Jesús trató a la congregación.

¿Qué hay del texto temático de este discurso?

¿A quién se refería Pablo en el capítulo 12 de Romanos, cuando dijo: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”?

¿Quiénes son “unos a otros” en este versículo?

Busquen, por favor, Romanos 1:7.

Pablo dice que escribe Así que todos los que formamos parte de la congregación cristiana debemos mostrarnos honra unos a otros.

Durante el resto del discurso me gustaría tratar dos de las muchas ocasiones en que podemos honrar a otros (son las dos últimas que comenté).

Primero, los cónyuges deben honrarse entre sí.

Y, segundo, debemos mostrarnos honra en la congregación.

Hoy día, existe un problema generalizado de falta de respeto en los matrimonios.

A menudo, los cónyuges se humillan el uno al otro con palabras hirientes y actitudes irrespetuosas.

Algunos recurren a la violencia física, como si el hecho de ser violentos les diera la razón.

Y la infidelidad, ya sea de uno o de ambos cónyuges, se ha convertido en algo tan común que ni siquiera llama la atención.

Todo eso es una enorme falta de respeto al matrimonio.

¿Qué se puede decir de los matrimonios de los testigos de Jehová?

En el pueblo de Dios, contamos con muchos matrimonios que se llevan bien y se respetan.

Nadie es perfecto, es cierto.

Pero nos alegra haber conocido la verdad y haber aprendido a ser mejores cristianos al tratar con los demás.

No permitimos que las cosas que vivimos en la infancia nos afecten ahora.

Sin embargo, es necesario que hablemos del tema de mostrarse honra en el matrimonio.

Aunque son relativamente pocos los que acaban recurriendo a la violencia, y pocos son los que terminan en divorcio, aún necesitamos seguir aprendiendo a mostrar honra en el matrimonio.

Después de vivir juntos durante meses, años o décadas, la confianza puede hacer que nos tratemos con menos respeto, u honra, que cuando éramos novios.

Eso no está bien.

No es de cristianos.

Pero, como somos imperfectos, podemos empezar a tratar mal, con palabras o acciones, a quien prometimos amar hasta la muerte.

¿Qué nos ayudará a controlarnos y a reducir al mínimo los conflictos con nuestro cónyuge?

Primero, analicemos cuál es la responsabilidad básica que se le ha asignado a cada cónyuge.

Esta es la base sobre la que podemos mejorar.

El papel del esposo se expone claramente en 1 Corintios 11:3.

Y, aunque a algunas mujeres de la sociedad de hoy les horroriza la idea, las que sirven a Jehová la aceptan con gusto.

Es algo que Dios ha establecido.

En 1 Corintios 11:3 dice: La Palabra de Dios dice que “la cabeza de la mujer es el varón”.

Sin embargo, esa cabeza no debe ser un hombre dominante ni maltratador —ni en sentido físico ni verbal—.

Más bien, debe imitar a su cabeza.

¿De quién se trata?

¿Qué dice la primera parte del texto?

“La cabeza de todo varón es el Cristo”.

De hecho, Efesios, capítulo 5, da la clave para lograr el equilibrio entre ser cabeza de la mujer y ser un cabeza amoroso, como Cristo.

Efesios 5:22, 23 dice: —pero ¿qué hay del esposo?— Ese texto lo dice todo.

El versículo 33 del mismo capítulo dice: La Biblia no dice en ningún lugar que, si uno de los cónyuges hace algo que hiere al otro, el ofendido tiene derecho a dejar de imitar a Cristo.

El problema es que, cuando uno de los dos se siente ofendido o herido, es muy fácil que ponga mala cara y conteste con un insulto.

Entonces, el otro contraataca con un comentario hiriente.

Es como el viento que alimenta el fuego.

Los ánimos están que arden, y echan a perder la tarde.

No es para nada cristiano.

Tal escena no tiene nada de honorable.

Hay que acabar con eso, cuanto antes mejor.

“La Atalaya” del 15 de enero de 2015 dijo: ¿Qué podemos hacer para mejorar el ambiente?

Alguien tiene que apagar el fuego con el agua de la Palabra de Dios.

Otra vez, Romanos 12:10b dice: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”.

Uno de los dos debe tomar la iniciativa, aunque eso implique reconocer que no se ha comportado como un verdadero cristiano y tenga que decir “lo siento”.

Aquel número de “La Atalaya” citaba dos textos: uno para el esposo y otro para la esposa.

Leamos primero Proverbios 17:27.

Esposos, escuchen esto y pónganlo en práctica antes de un conflicto o en medio de él.

Proverbios 17:27: Esposos, ¿encajamos con esa descripción?

Y, esposas, busquen, por favor, Proverbios 31:26.

¿Hablan así incluso cuando surge un enfrentamiento?

Proverbios 31:26: Por lo general, cuando ha habido un malentendido y hemos dicho cosas duras, nos sentimos muy mal, frustrados, culpables por haberle echado leña al fuego.

¿No sería mucho mejor que aprendiéramos a controlar lo que decimos, a estar calmados y a hablar con sabiduría y con bondad?

Conozcamos ahora a Emil y Firuca Garbován, de Rumania.

Su ejemplo muestra muy bien que la Palabra de Dios puede ayudar a los cónyuges a cambiar de actitud, siempre que se dejen guiar por ella.

Conocí a Firuca en 1983.

Yo ya tenía dos hijas pequeñas, una de siete años y otra de tres.

Acepté un curso bíblico.

Mi esposo trabajaba en la policía, así que, al principio, yo estudiaba en secreto.

Pero, más adelante, decidí contárselo.

Cuando me enteré de que mi esposa estaba estudiando la Biblia para hacerse testigo de Jehová, me puse muy triste.

Y pensé que nuestro matrimonio y nuestra familia estaban en peligro, porque todo lo que escuchaba sobre los Testigos eran cosas malas.

Me amenazó con divorciarse y, finalmente, lo hizo.

El divorcio fue un momento muy difícil de mi vida, ya que estaba embarazada de siete meses de nuestra tercera hija.

Como resultado del divorcio, a mi esposo le concedieron la custodia de las dos niñas y la casa.

Así que tuve que dejar mi hogar.

Me quedé casi un año en casa de dos familias testigos de Jehová.

Sentí el amor que Jehová me tenía, y yo lo amaba mucho.

Pero también quería a mi esposo.

Un día, mientras caminaba de la mano con la niña pequeñita, vi al esposo de Firuca viniendo hacia mí.

Se me paró el corazón y pensé: “¡Me va a golpear!”.

Pero Emil fue un caballero.

Levantó a la niñita con sus brazos, habló con ella un ratito y después la puso en el suelo y se fue.

Cuando lo vi marcharse, di gracias a Jehová porque Emil no me había pegado.

En 1990, busqué a mi esposa y le dije que quería volver a casarme con ella para que la familia estuviera junta otra vez.

Después de un tiempo, ella aceptó y, poco a poco, yo empecé a estudiar.

En el 2003, me hice testigo de Jehová.

Estoy muy feliz de haber cambiado, y me arrepiento de no haberlo hecho antes.

He visto de primera mano cómo la verdad puede cambiar la vida de alguien, hasta en mi propia familia.

En la actualidad, soy anciano de congregación.

Y, desde el año 2010, soy precursor regular.

Cuando voy con Emil a un curso bíblico y lo veo dirigirlo, me dan ganas de arrodillarme para darle las gracias a Jehová.

Una vez más les repetimos a los matrimonios que aman a Jehová: “En cuanto a mostrarse honra [...], lleven la delantera”.

Los principios que acabamos de analizar también sirven para mostrar honra a otros en la congregación.

La pareja de la que hemos hablado se mostró honra.

De modo parecido, todos deberíamos imitar a Jesús y mejorar en “seguir sus pasos con sumo cuidado” al tratar con los hermanos de la congregación.

¿Cómo nos mostramos honra unos a otros?

Una manera es la que describe 1 Corintios 10:23, 24.

Mostramos honra cuando ponemos los sentimientos y necesidades de los demás por encima de los nuestros.

Primera a los Corintios 10:23, 24: Mostramos honra al renunciar a nuestros derechos.

Lo que digamos o hagamos quizá no esté mal, pero ¿ayudará en algo?

¿Será animador?

El versículo 24 dice muy claro que sigamos buscando no nuestra propia ventaja o derecho, sino la de los demás.

Mostramos honra a los demás cuando hacemos cosas por ellos.

Puede ser un pequeño favor que necesite algún hermano mayor.

Podría ser limpiarles la casa, llevarlos de compras o cualquier otra cosa.

El principio está en Lucas 22:26: Antes cité 1 Timoteo 5:17, donde se nos anima a darles a los ancianos “doble honra”, porque trabajan duro por nosotros.

También merecen honra por ser miembros de la congregación.

El año pasado, en el programa de agosto, el hermano Lett nos hizo pensar en cómo lograrlo.

Recordarán que el título de su discurso fue “Valoremos a los ancianos, un regalo de Dios”.

Honramos a otros cuando estamos listos para perdonarlos si nos han hecho pasar vergüenza o han herido nuestros sentimientos.

En general, los miembros del pueblo de Jehová nos mostramos honra unos a otros.

Pero preguntémonos: ¿nos esforzamos individualmente por mejorar en este aspecto de la personalidad cristiana?

En el texto temático, Pablo no solo mencionó que debíamos mostrarnos honra.

Además, nos animó a ensancharnos, o tratar de mejorar, en esta faceta de la vida cristiana.

Dijo que teníamos que tomar la iniciativa.

No se limitó a decir que debíamos honrarnos unos a otros, porque eso hubiera sido como un maestro que anima a un grupo de estudiantes cultos a aprender a leer; si son cultos, no necesitan aprender a leer.

Entonces, ¿a qué sí podría animarlos el maestro?

Podría animarlos a mejorar su lectura, a progresar.

El amor es la marca que identifica a los discípulos de Cristo.

Así que debemos aprender a mostrar honra.

Sin embargo, como el maestro del ejemplo, Pablo nos anima a mejorar en este aspecto.

Él dijo que lleváramos la delantera en cuanto a mostrarnos honra, en otras palabras, tomar la iniciativa en honrarnos unos a otros.

No esperemos a que surja una oportunidad clara para hacer el bien —felicitar a alguien o visitar a los enfermos—, más bien, tomemos la iniciativa en mostrar honra en la familia y en la congregación.

Hermanos, ¡tomemos la iniciativa en mostrarnos honra!



Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Robert Luccioni: Sigan la ruta que lleva a la paz en la familia. Tengan una buena comunicación

En el discurso anterior vimos que es posible que las familias disfruten de paz. Pero eso requiere e…

Popular Posts

JW Broadcasting: Abril de 2025

JW Broadcasting: Abril de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Los testigos de Jehová vem…

James Mantz: ¿Somos privilegiados por tener privilegios?

James Mantz: ¿Somos privilegiados por tener privilegios?

Antes de venir a Galaad, todos ustedes han disfrutado de mu…

Nicholas Ahladis: Jesús es un Sumo Sacerdote compasivo (Mat. 12:20)

Nicholas Ahladis: Jesús es un Sumo Sacerdote compasivo (Mat. 12:20)

El título de este discurso es “Jesús es un Sumo Sacerdote c…

Izak Marais: Sigamos animándonos unos a otros (Rom. 1:11, 12)

Izak Marais: Sigamos animándonos unos a otros (Rom. 1:11, 12)

El tema de hoy es: cómo podemos seguir animándonos unos a‏ …

Evitemos las cosas que destruyen la paz (fragmento)

Evitemos las cosas que destruyen la paz (fragmento)

Hola a todos, soy Clara de Happy Jewels, con más ideas para…

LDC: Construimos Salones del Reino y mucho más

LDC: Construimos Salones del Reino y mucho más

Hermanos de todo el mundo se ofrecen como voluntarios para …

Tú también puedes ser precursor

Tú también puedes ser precursor

Y un último anuncio. La hermana Lidia Díaz ha sido nombrada…

JW Broadcasting: Marzo de 2025

JW Broadcasting: Marzo de 2025

Bienvenidos a JW Broadcasting®. ¡Qué alegría que estén con …

El deseo de su corazón

El deseo de su corazón

El rey David quería de todo corazón participar en la constr…

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Pues bien, ¿te parece que en ocasiones te faltan las dos co…