El mes pasado pudimos disfrutar de la primera parte de la reunión anual del 2021.
Durante el programa, escuchamos anuncios emocionantes, vimos videos y algunos miembros del Cuerpo Gobernante nos animaron muchísimo con sus discursos.
Y qué bueno que los miembros de la familia Betel pudieron disfrutar de este banquete de alimento espiritual, todos reunidos, en vivo, en persona.
Bueno, este mes nos complace presentarles la segunda parte del programa de la reunión anual.
Estamos seguros de que les encantarán los informes, las entrevistas y los discursos que presentaremos.
No cabe duda de que la pandemia ha afectado las vidas de todos.
Queremos aprovechar la oportunidad, mis hermanos, para felicitarlos por ser tan obedientes y seguir las instrucciones.
Como algunos sabrán, los siervos especiales de tiempo completo que sirven fuera de la sucursal recibieron instrucciones y recomendaciones más específicas.
Y ahora ellos van a contarnos cómo les ha ido durante este difícil periodo.
Jehová nos da todo lo que necesitamos para cumplir con nuestro ministerio y para sentirnos seguros sin importar los problemas que tengamos.
Durante esta pandemia hemos visto claramente que Jehová nos apoya con cariño.
Nuestro Padre celestial, mediante su organización, nos ha dado exactamente lo que necesitamos para seguir predicando y para mantenernos fuertes espiritualmente.
¿Cómo ha afectado la pauta de quedarse en casa a superintendentes de circuito, siervos de construcción, misioneros y precursores especiales?
¿Qué les ha ayudado a seguir predicando y sirviendo a Jehová de toda alma y con alegría?
¿Qué lecciones prácticas han aprendido?
Queríamos obedecer al Cuerpo Gobernante y quedarnos en casa, así que no podíamos ir a ver a la madre de Steve.
Ella estaba en una residencia de ancianos solo a 10 minutos de donde vivimos.
Falleció mientras estábamos confinados.
Así que tuvimos otra prueba: llorar su pérdida solos.
Al principio, tener que quedarnos en casa sin salir fue muy duro para mí.
Me vinieron muy malos recuerdos, estaba muy angustiado.
Durante la guerra de Vietnam, estuve en la cárcel por mantenerme neutral.
Con el confinamiento me sentí encarcelado de nuevo.
El mayor desafío para mí es que me da mucho miedo estar sola.
Mi querido esposo y yo habíamos estado trabajando juntos durante años, colaborábamos en la construcción de lugares de adoración.
Pero le diagnosticaron un cáncer, y murió en cinco meses.
Nos dimos cuenta de lo sabia que era esta instrucción en noviembre de 2020, cuando de repente me llevaron al hospital por una enfermedad seria del corazón y una neumonía grave.
De un día para otro mi vida estaba en peligro.
Los médicos me dijeron que, si me hubiera enfermado de COVID-19 en ese estado, no habría podido sobrevivir.
¿Qué hicieron estos hermanos para mantener una actitud positiva durante el confinamiento y proteger su salud física, emocional y espiritual?
No tengo palabras para describir lo bueno que fue tener las reuniones por Zoom, las reuniones para el servicio del campo, predicar por Zoom, estar con los hermanos durante esos momentos difíciles.
No teníamos que cumplir con el requisito de horas, pero nos mantuvimos muy ocupados espiritualmente.
Hicimos muchísimas visitas de pastoreo para fortalecer y animar a nuestros hermanos, hermanos de muchas partes del mundo que necesitaban ayuda.
Cuando el Cuerpo Gobernante dijo que no había que cumplir con el requisito de horas, sentí —creo que los dos sentimos— su confianza.
Teníamos más tiempo libre, así que pudimos ponernos en contacto con algunos familiares no Testigos y apoyarlos durante la pandemia.
Y ahora dos de ellos están estudiando la Biblia de manera regular con nosotros.
Puedo sentir lo mucho que nos quieren los hermanos del Cuerpo Gobernante cada vez que nos recuerdan en sus cartas que no tenemos que cumplir con el requisito de horas durante la pandemia.
En estos momentos hay muchos hermanos que están agotados por culpa de la pandemia, se encuentran tristes y algunos hasta deprimidos.
Muchas veces lo que necesitan es alguien con quien poder hablar de sus problemas.
Así que gracias a estos cambios ahora tengo más tiempo disponible para animarlos y ayudarlos a mantenerse fuertes en sentido espiritual.
Una hermana y yo decidimos dedicar dos horas cada día a predicar por teléfono.
La verdad es que era la primera vez que lo hacíamos, pero nos lanzamos.
El superintendente de circuito me dio consejos para predicar por teléfono y para mantener vivo el interés de las personas con las que hablo.
La mayoría de las congregaciones que visito en el circuito no tienen internet.
Así que grabo en video todos mis discursos.
Monto una plataforma casera en la que pongo el micrófono y el teléfono, que son las cosas que necesito para grabar el video.
Me coloco enfrente y empiezo a grabar.
¿Qué buenos resultados han tenido por ser obedientes?
Estoy muy contento de haber comenzado un curso de la Biblia durante la pandemia, y también me alegra mucho ver que mi estudiante esté progresando tanto.
Debido a mi estado de salud, las clases solo duraban de 15 a 20 minutos.
Tenía que encontrar un lugar adecuado en el hospital para dar las clases.
Muchas veces las di en el pasillo.
Un día, después de hacer la oración final, me di cuenta de que la puerta de la oficina de la doctora estaba abierta.
Así que ella había estado escuchando todo el tiempo.
Me alegro de que la doctora también asistiera a la clase.
Estoy dándoles clases de la Biblia a seis familiares míos que antes se oponían a la verdad.
Una de ellas me dijo que su esposo se había dado cuenta de que había cambiado por cómo lo trataba y le hablaba.
Gracias a eso, su esposo y cuatro de sus hijos también estudian la Biblia.
Este regalo de Jehová me ayuda a seguir adelante.
Hace poco, en el circuito que yo visito, se bautizaron 59 estudiantes de la Biblia, y eso ha sido una bendición.
Otra cosa muy bonita es ver que las familias están más unidas.
Los padres están dedicando mucho tiempo a darles clases de la Biblia a sus hijos.
La vida de un cristiano puede compararse a una carrera, y esta no es una carrera corta.
Pueden pasarnos muchísimas cosas que no esperamos.
Si estamos dispuestos a obedecer ahora las instrucciones y lo hacemos de buena gana, estaremos preparados para obedecer lo que nos digan cuando dentro de poco venga la gran tribulación.
Sabemos que esta no será la última vez que tengamos que ser obedientes.
Estamos viendo con nuestros propios ojos el cumplimiento de las profecías bíblicas, y pronto tendremos que enfrentarnos a pruebas más difíciles.
Santiago 1:2, 3 nos ayuda a mantener la alegría a pesar de las pruebas, a ser felices de verdad, y nos asegura que cuando pasamos por pruebas se fortalece nuestro aguante.
Y esa cualidad nos ayudará a enfrentarnos a lo que está por venir dentro de poco.
Me ha beneficiado mucho seguir las instrucciones del Cuerpo Gobernante.
De hecho, me siento feliz todos los días.
Y eso solo puede ser gracias a que Jehová nos está bendiciendo por habernos esforzado por ser obedientes.
Los dos seguimos las instrucciones del Cuerpo Gobernante porque estamos seguros de que son “el esclavo fiel y prudente”, Jesucristo los dirige.
Estoy muy muy agradecido al Cuerpo Gobernante por la guía que nos da.
Ellos cuidan con mucho cariño a todos los hermanos de la Tierra.
Igual que ustedes, estos queridos hermanos han hecho grandes sacrificios para servir a Jehová de todo corazón durante la pandemia.
Y todos hemos visto lo importante que es hacer lo que dice 2 Timoteo 4:2: “Predica la palabra; hazlo con urgencia en tiempos buenos y en tiempos difíciles”.
Está claro, ni esta pandemia ni ninguna otra dificultad o problema que venga podrá detener la predicación y, más importante aún, impedir que Jehová nos cuide con cariño.
Queremos agradecerles a todos estos siervos especiales de tiempo completo por haber seguido fielmente las instrucciones de la organización.
Los queremos mucho.
Bueno, y creo que después de haber visto estos dos videos, lo que viene a continuación es muy adecuado.
Nuestro querido hermano Gerrit Lösch, miembro del Cuerpo Gobernante, nos va a consolar a todos con el discurso titulado: “Ningún habitante dirá: ‘Estoy enfermo’ ”.
¿Verdad que es muy bueno que podamos estar todos juntos aquí con suficiente salud para escuchar el programa de la reunión anual?
Sí, y podemos estar muy agradecidos.
Por todo el mundo, lamentablemente, unos 20.000 de nuestros hermanos han perdido la vida debido a la pandemia del COVID-19.
Y también muchos miles más de nuestros hermanos y hermanas tienen el corazón destrozado por haber perdido a sus queridos hermanos y familiares debido a esto.
Quienes tienen que vivir con la pérdida de un ser amado sufren un gran vacío y un inmenso dolor.
Las estadísticas indican que en Estados Unidos todos los años fallecen por diferentes causas aproximadamente 1 de cada 100 personas.
Y alrededor del mundo la cifra de muertes anuales supera los 60 millones de personas.
Eso equivale a unos 164.000 cada día.
¡Qué triste!
Y, con la pandemia del COVID-19, seguro que esas cifras ahora son más altas.
Tan solo en Estados Unidos, ha habido hasta este momento unos 600.000 fallecidos debido al COVID-19.
Incluso para quienes tenemos la esperanza de la resurrección, perder a un ser querido es un suceso muy traumático y, sin duda, muy doloroso.
La muerte nos arranca a personas a las que amamos y con las que hemos compartido buenos momentos durante años, o quizá incluso durante décadas.
Y, por supuesto, si la persona que ha fallecido era un familiar nuestro, entonces el dolor seguramente va a ser muchísimo más intenso.
Y, a menos que la persona tuviera ya quizás más de 80 o 90 años, el golpe emocional es muy grande porque quizás era algo que no esperábamos.
Y, aun cuando sabemos que los vamos a volver a ver, de todas maneras nos duele mucho, porque seguimos sintiendo el vacío de no poder estar con esa persona por el momento.
En definitiva, es muy triste perder a un ser querido, aun sabiendo que es algo temporal, ¿verdad que sí?
Pensemos en lo que sucedió cuando murió Lázaro.
La Biblia dice que hasta a Jesús se le saltaron las lágrimas cuando vio lo tristes que estaban sus hermanas y el resto de la gente.
Cuando muere un ser querido, ponerse muy triste o incluso echarse a llorar no quiere decir que uno tenga poca fe o que incluso tenga problemas emocionales.
No hay por qué sentir vergüenza en esas situaciones.
Si tenemos ganas de llorar, lloremos.
La promesa que hizo Jesús, registrada en Juan 5:28, 29, es muy consoladora.
Allí dice: Además, Jehová prometió que las enfermedades y la muerte no van a durar para siempre, sino que serán temporales y terminarán cuando llegue el nuevo mundo que tanto esperamos.
Ya en el pasado, Jehová demostró que tiene el poder de curar a las personas y evitar que mueran.
Y también demostró que tiene el poder de traer a la vida a quienes han muerto.
Y, aunque es cierto que nos pone muy tristes perder a un ser querido —sea un familiar o un amigo— debido a la pandemia del COVID o a cualquier otro motivo, nos da mucho consuelo y felicidad saber que Jehová los va a resucitar.
Como ya dijimos, Jehová resucitó a algunos de sus siervos en el pasado.
En la Biblia, se menciona específicamente a nueve personas que resucitaron.
Podría darles una lista de los nombres, pero ¿por qué no intentan recordar ustedes mismos quiénes fueron?
Si ve que no consigue recordarlos a todos, ¿por qué no lo propone como tema de conversación la próxima vez que se junte con algunos de sus amigos?
Uno de ellos es Jesús; ahora solo tienen que ir recordando los otros ocho.
Verán lo consolador y animador que es hablar de este tema.
En Hebreos 11:35 se habla de “una resurrección mejor”, mejor que la resurrección de aquellas ocho personas que se mencionan en la Biblia, que, a fin de cuentas, más tarde volvieron a morir.
Y es mejor esa resurrección porque las personas que resuciten en el futuro tendrán la posibilidad de no tener que morir nunca.
Imagínense lo que será poder llegar a vivir por mil años, o por un millón de años, 10 millones de años, o 100 millones de años, o hasta 100.000 millones de años o más.
Y algo maravilloso es pensar que, aunque haya pasado mucho tiempo desde que la persona murió, para ella la resurrección habrá ocurrido en un abrir y cerrar de ojos.
Para ella será como si tan solo hubieran pasado unos segundos.
Por ejemplo, cuando Lázaro volvió a la vida, él no tenía consciencia de cuánto tiempo estuvo en la tumba.
Para él, fue como si su consciencia se hubiera puesto en pausa desde el momento en que murió hasta el momento en que resucitó.
Cuando despertó, ni siquiera tenía consciencia de lo que había pasado mientras estaba en la tumba.
Fue Jehová quien creó al ser humano, y él puede volver a crear a quien ha muerto.
Miren lo que dice Salmo 104:29, 30: Jehová les dará a las personas que resuciten un cuerpo nuevo, de acuerdo con su voluntad.
Estos nuevos cuerpos serán físicamente saludables y razonablemente parecidos a su cuerpo original, de modo que sus seres queridos podrán reconocerlos.
Los cristianos fieles que mueran poco antes del fin del sistema malvado de Satanás probablemente estén entre los primeros en resucitar.
También podemos esperar una resurrección temprana de algunos de los hombres fieles del pasado que se unirán a quienes van a ser “príncipes” en el nuevo mundo.
Sin embargo, en estos temas no conviene ser dogmáticos.
Hay muchos detalles relacionados con la resurrección que la Biblia no explica.
Por ejemplo, no nos da muchísimos detalles sobre cómo, cuándo o en qué lugares se llevarán a cabo las resurrecciones de las personas.
Tampoco nos dice cómo se les va a proveer a los resucitados alojamiento, comida y ropa.
No sería prudente dedicar demasiado tiempo a investigar preguntas que por el momento no tienen respuesta.
Es mejor que nos concentremos en el hecho de que va a haber una resurrección.
1 Corintios 15:52 también habla de la resurrección.
Pero esta resurrección no será en la Tierra, sino en el cielo; será espiritual.
Este versículo habla de los ungidos que mueren y son resucitados en el cielo “en un abrir y cerrar de ojos”.
Esta resurrección comenzó en nuestros días, en el tiempo del fin.
Cuando los ungidos mueren, llegan al cielo en un instante, como “en un abrir y cerrar de ojos”.
Y lo mismo sucederá con todas aquellas personas que resuciten en la Tierra.
Ellos también sentirán que su resurrección ha sido instantánea cuando se les devuelva la vida en el Paraíso.
Desde el momento de su muerte hasta el momento en que resucitan, ellos no habrán estado conscientes de nada a su alrededor.
Sentirán que han resucitado “en un abrir y cerrar de ojos”.
Aquellos que resucitan en el cielo se convierten en seres inmortales.
Aquellos que resuciten en la Tierra no se convertirán en seres inmortales, pero tendrán la oportunidad de vivir para siempre si se mantienen fieles.
Jehová también tiene el poder de evitar que nos enfermemos.
De hecho, a los israelitas de la antigüedad los protegió para que no se enfermaran.
Claro, lo hizo siempre y cuando los israelitas fueran fieles.
Refiriéndose a aquellos israelitas que salieron de Egipto, en Deuteronomio 7:15 se predijo lo siguiente: “Jehová te quitará todas las enfermedades y no te mandará ninguna de las terribles enfermedades que conociste en Egipto”.
Podemos estar absolutamente seguros de que, mientras fueron fieles, Jehová cumplió su promesa de protegerlos.
Los bendijo con buena salud y una larga vida.
De esta manera, Jehová demostró lo mucho que amaba a aquellos israelitas.
Y también demostró el gran poder que él tiene.
Sabemos que, cuando él decida repetir este milagro, puede hacerlo, ¡claro que sí!
Y lo hará después del Armagedón, durante el Milenio, o sea, durante los mil años que reinará Cristo.
Apocalipsis 22:2 predice que se va a sanar a las naciones.
En el nuevo mundo, las personas estarán sanas en sentido físico y emocional.
Y hasta nuestro gran enemigo, la muerte, será eliminado por completo.
Isaías 33:24 nos asegura que en el nuevo mundo, cito, “ningún habitante dirá: ‘Estoy enfermo’ ”.
No va a haber hospitales, no va a haber farmacias, tampoco va a haber médicos ni otros profesionales de la salud.
Además, Apocalipsis 21:4 nos promete que en el nuevo mundo ya no habrá “más tristeza ni llanto ni dolor”.
Nos entristece mucho saber que en estos tiempos de la pandemia del COVID-19 han fallecido tantos hermanos y hermanas nuestros.
¡Pero estamos seguros de que van a resucitar!
Y cuando vuelvan estarán sanos.
Si habían envejecido, al resucitar no se les verá viejos.
Si murieron cuando tenían 80 años, tal vez parezcan personas de 30 cuando resuciten.
Y, como dijimos antes, su apariencia será razonablemente parecida a la que tenían antes, para que así sus seres queridos puedan reconocerlos.
¿Verdad que nuestro corazón rebosa de amor por Jehová al saber que va a devolverles la vida a nuestros seres queridos?
El apóstol Pablo tenía una firme confianza.
Veamos en qué leyendo 2 Corintios 1:7.
Ahí dice: “Tenemos una firme confianza en ustedes, porque sabemos que, tal como tienen los mismos sufrimientos que nosotros, también recibirán el mismo consuelo que nosotros”.
De hecho, Pablo concluyó aquella carta diciendo: “Sigan [...] aceptando el consuelo, [...] y así el Dios de amor y de paz estará con ustedes”.
Esto nos enseña a todos una lección muy importante.
Todos los miembros de la congregación cristiana tenemos que aceptar y compartir el consuelo que Dios nos da mediante su Palabra, su espíritu santo y su organización.
Por supuesto, la principal fuente de todo consuelo es Jehová mismo.
En el mundo no hay ningún consuelo que pueda compararse con el que nos da Jehová.
Por eso mismo, el apóstol Pablo escribió: “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo.
Él nos consuela en todas nuestras pruebas”.
¡Qué palabras tan bonitas!
La palabra griega que aquí se traduce “consolar” significa literalmente “llamar al lado de uno”.
Así pues, se refiere a estar de pie al lado de una persona para animarla cuando afronta pruebas difíciles.
Un especialista escribió: “Esta palabra [...] siempre significa mucho más que una compasión que alivia. [...] El consuelo cristiano es aquel que brinda coraje, que permite que el hombre enfrente todo lo que la vida puede hacerle”.
También incluye palabras consoladoras que se basan en una promesa y esperanza segura, como lo es la resurrección de los muertos.
Entonces, ¿cómo podemos darles verdadero consuelo a los demás?
Escuchando.
Una de las mejores cosas que podemos hacer para ayudar a una persona a soportar el dolor es escucharla.
Preguntémosle: “¿Te gustaría que hablemos de ello?”.
Recordando la muerte de su padre, un cristiano dijo: “Me ayudaba mucho que me preguntaran sobre lo que había sucedido y luego me escucharan de verdad”.
Escuche con compasión y con paciencia.
“Lloren con los que lloran”, como recomienda Romanos 12:15.
Ofrézcase.
Póngase a su disposición, no solo durante los primeros días, cuando están presentes muchos amigos y familiares, sino meses después si es necesario, cuando los demás han vuelto a sus actividades diarias.
Nuestro interés y compasión cristianos pueden significar mucho en momentos de necesidad.
La Biblia dice en Proverbios que “hay un amigo que se apega más que un hermano”.
También puede ser de mucha ayuda hablar de las buenas cualidades del fallecido, cuando surja la oportunidad.
Cuente algunas anécdotas alegres que usted recuerde sobre la persona, y no tenga miedo de mencionar su nombre en voz alta.
También puede escribir una carta o una nota de consuelo.
Con frecuencia se pasa por alto el valor de una carta de pésame o una bonita tarjeta de condolencia.
¿Cuál es su ventaja?
Que pueden leerse y releerse.
Claro, no tiene que ser una carta larga, pero sí debe revelar su compasión.
Ore con ellos.
Nunca subestime el valor de orar con los compañeros cristianos afligidos y en favor de ellos.
La Biblia dice en Santiago 5:16: “El ruego del hombre justo tiene un efecto poderoso”.
Anime a la persona a pensar en lo mucho que la quiere Jehová.
Como dijimos, Jehová es el Dios de todo consuelo.
En Isaías, él dice: “Yo”, “Yo mismo soy el que los consuela a ustedes”.
Y también dice: “Como una madre consuela a su hijo, así los estaré consolando yo a ustedes”.
Busquen conmigo el Salmo 119, y leeremos primero el versículo 50 y el 52: Y ahora leamos el versículo 52: Y ahora leamos el 76: Observe que la palabra consuelo se utiliza repetidamente en estos versículos.
Sí, podemos encontrar verdadero consuelo para nosotros y para los demás acudiendo a la Palabra de Jehová en los momentos de aflicción.
Su Palabra, además del amor y la compasión de los hermanos, puede ayudarnos a sobreponernos a la pérdida del ser querido y a entregarnos de nuevo con alegría al ministerio cristiano.
¡Qué hermoso privilegio es servir a Jehová, el Dios todopoderoso, que por su gran amor va a resucitar a nuestros seres queridos!
Nunca más volverá a haber ninguna otra pandemia que les vuelva a robar la vida a los siervos de Jehová, porque en el nuevo mundo, “ningún habitante dirá: ‘Estoy enfermo’ ”.
Muchas gracias, hermano Lösch, por esas palabras tan bonitas.
Se nota tu amor por la hermandad.
Este discurso nos llegó al corazón a todos y, sin duda, fue alimento al tiempo debido.
Bien, ahora vamos a cambiar un poco de tema.
Escucharemos un discurso que dará otro miembro del Cuerpo Gobernante, el hermano Stephen Lett.
El título es “En la lucha contra Satanás, la victoria es nuestra”.
¿Cómo reaccionaremos cuando nos ataque Satanás?
Esta es una pregunta muy relevante para todos nosotros, porque todos sin excepción estamos bajo un ataque cruel, intenso, pero la cuestión es: cuando a Satanás le dé por atacarlo a usted personalmente, ¿será capaz de hacerle frente, de luchar con valor y de derrotar a su enemigo?
Y, claro, todos queremos ganar la batalla contra Satanás, ¿verdad que sí?
Eso es obvio. Si no, no estaríamos aquí, en esta reunión.
Pero se necesita más, mucho más, que un simple deseo de ganar la batalla, si queremos ganarla.
De hecho, en cualquier batalla tenemos que tener muy claras tres cosas: quién es nuestro enemigo, cuál es su estrategia y con qué cosas contamos para defendernos.
Bien, primero hablemos de nuestro enemigo, Satanás.
Él no es un enemigo cualquiera.
Jehová nos tiene bien informados sobre este enemigo tan malo.
Por un lado, sabemos que es un asesino calculador.
Miren lo que les hizo a los sirvientes de Job.
Los mató a todos enviando saqueadores y también fuego del cielo.
Y recuerden lo que les hizo a sus 10 hijos: los mató a todos ellos, a todos a la vez, con un fuerte viento.
Sí, es un asesino despiadado que quiere que todos muramos para siempre, que perdamos la vida eterna.
Y para colmo es además muy inteligente.
Como dijo un hermano: “Es malo, perverso, un asesino…, pero no es tonto”.
Es muy muy listo.
Es más, pensemos en esto: él estuvo en la verdad, así que imaginemos todo lo que sabe.
Pudiéramos decir que eso le da cierta ventaja.
En cierto sentido, eso hasta lo hace más listo.
Juan 8:44 dice que él “no se mantuvo fiel a la verdad”, lo cual significa que en algún tiempo estuvo en la verdad.
¿Por qué esto lo hace más peligroso?
Pensemos en algo que pasó en la Segunda Guerra Mundial.
Hubo unos pocos hermanos que se hicieron infieles, se pusieron de parte de los nazis y persiguieron a los hermanos que eran fieles.
Ellos sabían quiénes dirigían la obra, sabían dónde vivían y sabían cómo llevaban a cabo sus actividades.
Eso los hacía más peligrosos, y es igual con Satanás.
2 Corintios 11:14 dice que “el propio Satanás se disfraza de ángel de luz”, así que para él no es nada difícil hacerse pasar por lo que antes era.
Y eso lo hace más peligroso.
Acompáñenme a leer un texto de Apocalipsis que conocen muy bien.
Está en el capítulo 12 y nos va a ayudar a conocer mejor y a nunca subestimar a nuestro enemigo.
Apocalipsis 12:7: “Y estalló una guerra en el cielo.
Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón.
Y el dragón y sus ángeles también lucharon, pero no pudieron vencer, ni quedó ya sitio para ellos en el cielo.
Así que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, al que llaman Diablo y Satanás, que está engañando a toda la tierra habitada.
Él fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.
Y ahora el 12: “Por esta razón, ¡alégrense, cielos y los que viven en ellos!
Pero ¡ay de la tierra y del mar!
Porque el Diablo ha bajado adonde están ustedes lleno de furia, ya que sabe que le queda poco tiempo”.
¿Ya ven?
No solo está molesto, está lleno de furia.
¿Y por qué es que está tan furioso?
Por un lado, cuando perdió la guerra en el cielo, no le pidieron amablemente que se fuera, y él dijo “Pues está bien, me voy”.
Leímos que fue arrojado a la Tierra, y eso indica que lo echaron, que se deshicieron de él.
Así que no es de extrañar que estuviera tan furioso.
Y también pensemos en esto: puede que haber perdido gran parte de su libertad de movimiento también lo tenga muy enojado.
Antes de que lo echaran del cielo, él podía moverse por cualquier parte del amplio mundo físico y espiritual.
Ya no.
Ahora, aunque quiera, no puede salir de la vecindad de nuestro pequeño planeta.
Y, si lo pensamos bien, eso no solo lo enoja, sino que lo hace más peligroso.
Antes de que lo expulsaran del cielo, sin ninguna duda pasaba una parte del tiempo tratando de corromper a los ángeles y otra parte a los humanos.
Pasaba el tiempo haciendo las dos cosas.
Pero, ahora, Satanás nos dedica toda su atención.
Y eso es malo, porque lo hace más peligroso.
Vamos a poner otro ejemplo para ver por qué es ahora tan peligroso.
Quiero que se imaginen que todos los miembros de la mafia, que todos los carteles de la droga y todos los terroristas de todo el planeta son reunidos en la ciudad de Nueva York y no pueden salir de ahí, y que usted vive allí también.
¿Se imagina cómo aumentaría la violencia y la maldad en todo aquel lugar?
Y también leímos que está enojado y lleno de furia porque sabe que le queda poco tiempo.
Si ya estaba así allá en 1914, ¿cómo estará ahora, que han pasado más de 100 años?
Él sabe que su fecha de expiración se acerca.
Está por caducar.
Entre una cosa y otra, Satanás está muy furioso, está a punto de explotar.
Además, cuenta con un ejército de demonios, y eso lo hace mucho más peligroso.
Piensen en lo siguiente.
¿Podría un demonio detener a uno de los ángeles fieles de Jehová?
No responda muy rápido.
Daniel 10:13 dice que un demonio, el príncipe de Persia, detuvo “por 21 días” al ángel que había enviado Jehová.
¿Y eso cómo es posible?
La verdad es que no lo sabemos, pero quizá es que ese príncipe, antes de ser demonio, había sido un querubín o un serafín.
Y quizás el ángel que envió Jehová era solo un mensajero.
Al final vino Miguel a ayudar a aquel ángel, y con su ayuda el ángel pudo dejar atrás al demonio.
Pero ese texto y otros nos ayudan a no subestimar nunca a los demonios.
No podemos subestimar al “gobernante de los demonios” ni a los demonios que trabajan bajo su supervisión.
Así que, resumiendo, hemos visto que Satanás es un asesino sumamente cruel, es muy muy inteligente, está superenojado porque ha perdido gran parte de su libertad de movimiento y porque su fecha de expiración se acerca, y tiene a su disposición un ejército de demonios.
¿Y por qué nos dio Jehová toda esta información?
No es solo para rellenar páginas en la Biblia, sino para que estemos seguros del tipo de enemigo que tenemos delante y estemos decididos a pelear con más ganas, a fin de que podamos obtener la victoria.
Dediquemos ahora unos momentos a analizar cuál es la estrategia de nuestro enemigo.
De nuevo, Jehová nos mantiene bien informados.
Como dice 2 Corintios 2:11, “para que Satanás no se aproveche de nosotros, porque no desconocemos sus tácticas”.
Y qué bueno, ¿verdad?
Jehová ha tenido la gentileza de revelarnos todas las armas de Satanás, sus tácticas, todas sus estrategias, sus engaños.
Nos lo ha revelado todo en su Palabra, la Biblia. Qué bueno es nuestro Padre, Jehová.
Sin duda, él nos quiere mucho.
Porque piensen en lo siguiente: la Biblia no es de nuestros días, se escribió hace casi 2.000 años.
Y no es que, 100 años después de que se terminara de escribir, Jehová de repente se dijera a sí mismo: “Ay, no, se quedó fuera de la Biblia uno de los trucos de Satanás.
¡No, mis siervos no van a estar listos!”.
No, para nada.
Jehová nos los ha revelado absolutamente todos en su Palabra, la Biblia.
Bien, existen dos categorías en las que, según la Biblia, podemos dividir las estrategias que utiliza Satanás.
Primero, tenemos el ataque frontal.
En esta categoría caen las prohibiciones, los encarcelamientos, las amenazas y los actos violentos, cosas como las que les hicieron a nuestros hermanos en Malaui y como las que les están haciendo en Rusia en la actualidad.
Y uno no se rasca la cabeza y se pregunta: “¿Será esto un ataque de Satanás?”.
Cuando te están atacando de frente, es obvio, está claro, ¿no?
Es un ataque frontal.
Pero ¿es esta estrategia la que mejor resultado le ha dado a Satanás?
No, la verdad que no.
Me gustaría contarles una de las muchas historias que se podrían contar para demostrar este punto.
La historia que les voy a contar es la de un hermano de 29 años llamado August Dickmann.
Algunos recordarán lo que le pasó.
Lo llevaron al campo de concentración de Sachsenhausen en 1937.
Pero, luego, tres días después de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, en 1939, se le ordenó que firmara los papeles para reclutarlo en el ejército.
Y por supuesto él no los firmó.
Y el comandante del campo se puso furioso.
Así que fue y le pidió permiso a Himmler, el jefe de las SS, para ejecutar a August de manera pública frente a todos los prisioneros.
Y, después de que Himmler le dio permiso para hacer eso, los reunió a todos y puso a los prisioneros testigos de Jehová delante en primera fila para que lo vieran todo, para que vieran la ejecución de nuestro querido hermano.
Después de que mataron a August, a todos los demás prisioneros les dijeron que se fueran de ahí, pero los Testigos tenían que quedarse.
Y, muy envalentonado, el comandante les dijo a los hermanos: “Y ahora, ¿quién está dispuesto a renunciar a su fe?”.
Pues ni uno de los 400 Testigos quiso hacerlo.
Y, de pronto, dos dieron un paso al frente, pero no para firmar, sino para pedir que la declaración que habían firmado como un año antes la anularan.
¡Vaya bofetada se llevó Satanás!
Esto demuestra que los ataques frontales de Satanás no tienen tanto éxito.
Y hay muchos otros casos que podríamos contar.
Solo hay que pensar en nuestros hermanos de Rusia; hasta los de edad avanzada están aguantando.
Esos ataques frontales no vencen a nuestros hermanos, y Satanás acaba abofeteado.
¿Y cuál es la segunda categoría de ataques?
Son estrategias que, lamentablemente, se han cobrado muchas víctimas.
En la Carta a los Efesios, capítulo 6, se habla de esta categoría en el versículo 11.
Veamos de qué se trata: “Pónganse la armadura completa que Dios da, para que puedan mantenerse firmes contra las astutas trampas del Diablo”.
¿Notaron eso?
Astutas trampas, mentiras sutiles, engaños.
Usando esas estrategias, Satanás ha apartado a muchos del buen camino, los ha alejado de Jehová.
Esas “astutas trampas” me recuerdan una comparación que leí hace un tiempo en nuestras publicaciones.
Hablaba de un soldado que miraba al horizonte para ver si podía divisar al enemigo cuando llegara.
Esperaba un ataque frontal.
Pero no se le ocurrió mirar abajo, a sus propios pies, donde había una serpiente venenosa.
Eso nos enseña que, sí, tenemos que estar atentos a los ataques frontales, pero sobre todo a los ataques astutos y engañosos como los de las serpientes.
Esos pueden acabar con nosotros sin que ni siquiera nos demos cuenta.
Pero Jehová nos asegura que podemos aguantar y salir victoriosos ante ataques de cualquiera de estas dos categorías.
De hecho, Salmo 91:13 nos dice algo muy animador.
Jehová mismo asegura en la parte b: “Pisotearás al león con melena y a la serpiente grande”.
Y el libro Perspicacia explica que, por lo visto, en ese texto el “león con melena” representa el ataque frontal, el ataque directo de Satanás, mientras que la “serpiente grande” representa sus trampas y ataques astutos.
Pero Jehová dice que vamos a ser capaces de pisotearlos a los dos.
Así que podemos obtener la victoria en ambos casos.
¿Y cuáles son algunos de estos ataques astutos de Satanás?
Bueno, pues vamos a hablar de un par de ejemplos.
El primero es el materialismo.
En esto han caído muchos ancianos, siervos ministeriales, precursores y publicadores.
Esto le ha dado muy buen resultado al Diablo.
Y no es casualidad que el mundo en que vivimos esté diseñado y preparado para fomentar el materialismo.
Nos bombardean mensajes publicitarios diseñados para grabarnos en la cabeza la idea de que tener un montón de cosas materiales y alcanzar la felicidad son dos cosas inseparables, que la una sigue a la otra.
Y ese es el mensaje que este mundo nos vende, ¿verdad que es así?
Y, si no tenemos cuidado, podemos llegar a creernos ese mensaje que se nos presenta en los medios de comunicación de que somos unos pobres tontos si no adquirimos todas esas cosas materiales.
Y puede que este mundo nos vaya absorbiendo muy poco a poco.
¿Compramos un producto?
No hay problema, podemos manejarlo, no pasa nada.
Pero compramos otra cosa, y ahora tenemos que hacer unas pocas horas extras para ir pagando la deuda.
Y seguimos comprando, y tenemos que buscar un segundo trabajo.
Empezamos a faltar a las reuniones y a la predicación, ya no tenemos tiempo para estudiar, para las cosas más importantes.
Pasa poco a poco; así que podemos llamar a Satanás “el dios del poquito a poco”.
Gradualmente nos aleja de Jehová por medio del materialismo.
Veamos un segundo ejemplo: las malas compañías.
En 1 Corintios 15:33, Jehová dice: “No se dejen engañar.
Las malas compañías echan a perder las buenas costumbres”.
Podríamos engañarnos a nosotros mismos: “Ah, yo puedo con esto, soy fuerte.
A lo mejor hasta puedo hacer que se haga Testigo”.
O tal vez otros nos quieren engañar.
Pero ya lo dice Jehová: “No se dejen engañar”.
Y nos advierte que las consecuencias serían desastrosas.
Piense en lo siguiente.
Si metes a un hombre y a un cerdo en un armario, ¿qué pasa cuando salen?
¿Va el cerdo a oler a hombre?
¿O va el hombre a oler a cerdo?
No hay ni que decirlo.
Y Jehová sabe que así mismo sucede con las malas compañías.
Estos son solo dos ejemplos de las trampas astutas del Diablo.
Hay muchas otras; pero, como dijimos antes, Jehová nos las ha revelado todas, absolutamente todas.
Ahora pensemos en esto, pongamos otra comparación.
Va caminando con un amigo por un camino muy muy oscuro.
Y él, que tiene una lámpara, ilumina una trampa que usted tiene justo enfrente.
¿Dirían que, solo por iluminarla, la trampa desaparece?
No.
Así solo sabemos dónde está.
Es usted el que tiene que hacer algo por evitarla, ¿sí o no?
No va a ir a meter el pie en la misma trampa que su amigo le acaba de iluminar.
Pues, en esta comparación, Jehová es el amigo.
Pero cada uno de nosotros tiene que hacer lo que le toca.
Bueno, hasta ahora ya hemos identificado a nuestro terrible enemigo y sus estrategias, que Jehová nos revela en su Palabra, la Biblia.
Ahora, ¿qué podemos hacer para defendernos?
Una de las mejores defensas que todos tenemos es el conocimiento.
Es como acabamos decir: conocemos a nuestro enemigo, conocemos sus estrategias.
Utilizar bien ese conocimiento nos dará verdadera protección.
Así es, es como dice el dicho: “En guerra avisada no muere gente”.
Igualmente, Proverbios 4:5, 6 dice en parte: “Consigue sabiduría, consigue entendimiento”.
La sabiduría “te protegerá”.
Y además contamos con nuestra armadura espiritual.
Efesios 6:12, 13 dice en parte: “Tenemos una lucha [...] contra las fuerzas espirituales malvadas que están en los lugares celestiales.
Por esta razón, pónganse la armadura completa que Dios da, para que [...] puedan resistir y [...] mantenerse firmes”.
Recordarán que hace poco tuvimos varios artículos en La Atalaya que hablaron de cada una de las seis piezas de la armadura.
Y nos explicaron que debemos tenerlas siempre puestas y nos dijeron cómo hacerlo.
Porque sin nuestra armadura, estamos totalmente indefensos.
Seríamos como un soldado que va al campo de batalla totalmente desnudo.
¿Cuánto creen que duraría con vida?
Como mucho unos minutos.
Y no basta con tener algunas piezas de la armadura, tiene que estar entera.
Por eso es que Efesios 6:13 dice que nos pongamos “la armadura completa”.
Una sola pieza de la armadura que nos falte podría ser nuestro fin.
Pongamos un ejemplo.
Imaginemos que a un soldado se le olvida ponerse las sandalias para la batalla.
Ahora se mete en el campo de batalla, y entonces pisa una espina muy gruesa y afilada.
Y justo ahí viene un enemigo y lo ataca.
¿Qué creen que va a pasar?
Bah, es obvio.
Necesitamos la armadura completa.
Además, otra parte imprescindible de nuestras defensas es el espíritu santo de Jehová.
Zacarías 4:6.
Sí, ya lo recuerdan: “‘Ni con una fuerza militar ni con poder, sino con mi espíritu’, dice Jehová de los ejércitos”.
Así que no estamos peleando con nuestras fuerzas, dependemos del poder del espíritu santo.
Y, si lo tenemos, si contamos con ese poder, no habrá nada ni nadie que pueda romper nuestra lealtad a Jehová.
Pongamos otra comparación.
Es como un burro al que le están poniendo cargas.
Y al pobrecito animal le están poniendo cada vez más sacos, y sacos, y llega a estar tan cargado que, con ponerle un poquito más de peso, se viene abajo.
Y así nos puede hacer Satanás...
si estuviéramos solos.
Pero Jehová está pendiente de cuánto esfuerzo estamos haciendo.
Y, cuando hemos hecho todo lo que podemos como seres humanos imperfectos, él interviene y nos da las fuerzas que necesitamos.
Satanás nos pone más, y ahí viene Jehová y nos fortalece.
Y ahí viene Satanás otra vez, pero Jehová nos da el poder que nos hace falta.
Y, como es todopoderoso, no va a permitir que nuestra relación con él se derrumbe.
Un hermano de un país donde la obra estaba prohibida se negó por completo a violar su neutralidad cristiana.
Así que lo desnudaron, lo tumbaron bocabajo y se pusieron a golpearle la espalda y las piernas durante seis horas.
Uno de los que estaba observando hasta se desmayó.
Pero miren lo que dijo este hermano algún tiempo después.
Dijo: “Sin importar la cantidad de insultos y golpizas que recibíamos, pasaban unos cuantos segundos y no sentíamos nada más, aunque continuaban las golpizas.
Sentíamos que Jehová Dios siempre estaba con nosotros”.
Pues hemos visto tres aspectos de nuestra línea de defensa.
Hay otros, pero hemos hablado primero del conocimiento: conocemos al enemigo, sus estrategias y lo que tenemos que hacer para defendernos.
También tenemos nuestra armadura espiritual y el espíritu santo de Jehová.
Si hacemos todo lo que podemos, no hay ninguna duda de que Jehová nos dará las fuerzas que nos hagan falta.
Y esta combinación es invencible.
Y a medida que la lucha se intensifica, en el caso de cada uno de nosotros, sabemos que no tendremos que salir huyendo como cobardes.
Podremos mantenernos firmes y pelear con valor.
Con la ayuda de Jehová, seremos capaces de obtener la victoria en la lucha contra Satanás.
Muchas gracias, hermano Lett, por recordarnos, por asegurarnos, que ningún arma que se fabrique contra el pueblo de Dios tendrá éxito.
Esta es una muy buena oportunidad para recordar a los 129 de nuestros hermanos y hermanas que están presos por su fe en distintas partes del mundo.
Eso nos anima a hacer Hebreos 13:3: “Recuerden a los que están en prisión, como si ustedes estuvieran presos con ellos, y a los que son maltratados, porque ustedes también están en un cuerpo”.
Sentimos mucho cariño y profundo respeto por nuestros hermanos en Rusia y en otras partes del mundo que están sufriendo persecución.
Bueno, y todavía quedan dos miembros del Cuerpo Gobernante a los que queremos escuchar.
Pero, antes de escucharlos, nos gustaría ponerlos al día con lo que está pasando en la sucursal de Australasia con la producción audiovisual de la vida de Jesucristo.
Como recordarán, la anunciamos en la reunión anual del año pasado.
¿Qué es lo que ha estado pasando con este proyecto audiovisual en el transcurso de este año?
Pongamos atención.
En la reunión anual del 2020, se anunció una nueva serie de videos: “Las buenas noticias según Jesús”.
El hermano Anthony Morris dijo estas animadoras palabras: ¿Que si habrá desafíos?
¡Pues claro!
Eso seguro.
Pero si Jehová quiere que se haga algo, se hará realidad.
¡Qué ciertas resultaron ser esas palabras!
Hasta ahora, la producción audiovisual más larga que ha hecho Servicios de Audio y Video dura aproximadamente unos 100 minutos.
Pero “Las buenas noticias según Jesús” va a durar casi 1.000 minutos.
Queremos contarles cómo va este emocionante proyecto.
También veremos de qué maneras nos ha ayudado Jehová a superar los desafíos.
Los hermanos y hermanas que ya servían en la sucursal de Australasia nos han ayudado a preparar las instalaciones necesarias.
¿Cómo han podido cumplir con esta asignación especial, sobre todo durante la pandemia?
Todos estábamos muy emocionados.
Pero, a medida que veíamos el trabajo que implicaba el proyecto, a veces nos preguntábamos cómo sería posible llevarlo a cabo si en Australia solo hay unos 68.000 publicadores.
Somos un departamento pequeño y estamos en una sucursal pequeña.
Y, de repente, con este proyecto, teníamos el triple de trabajo de lo normal.
Justo después de que aprobaran el proyecto, hubo incendios devastadores que afectaron a todo el país.
Poco tiempo después, también hubo inundaciones.
Así que muchos hermanos tuvieron que pasar por dos desastres seguidos.
Y, cuando comenzamos a recuperarnos y ya estábamos listos para empezar el proyecto, llegó la pandemia del COVID-19.
El Departamento de Construcción necesitaba muchos materiales, y cuando llegaban a la sucursal teníamos que poner todo eso en cuarentena.
Así que, durante un tiempo, no podíamos usar ninguna de esas cosas.
Después de que terminaba la cuarentena, teníamos que llevarlas al sitio donde se iban a usar.
Además, nos seguían llegando pedidos que tenían que entrar en cuarentena, y teníamos que tener mucho cuidado al interactuar con los contratistas y los conductores debido al COVID.
Era muy complicado y nos consumía mucho tiempo.
Necesitábamos que nos ayudaran hermanos de fuera de Betel, así que pedimos voluntarios, y se ofrecieron hermanos de todo el territorio de la sucursal.
Muchos viajaron durante días por carreteras que estaban en muy malas condiciones.
Cuando llegaron, tuvieron que hacer cuarentena, y así todos podíamos trabajar sin correr riesgos.
Había algunos elementos específicos que necesitábamos para el proyecto, así que les pedimos a los hermanos que nos ayudaran a conseguirlos.
Fue muy animador ver que muchos hermanos ofrecieron su ayuda.
En poco tiempo nos habían donado o prestado la mayoría de la maquinaria pesada y los equipos grandes que necesitábamos.
Incluso recibimos cosas como plantas para los paisajes.
Se incorporaron al equipo varios hermanos temporalmente, y otros empezaron a colaborar a distancia.
Además, el Comité de Sucursal nos dejó un estacionamiento grande para dejar el material en cuarentena y así poder seguir las pautas de seguridad.
Al principio del proyecto, en la familia Betel éramos unas 200 personas, pero rápidamente pasamos a ser unas 500.
Y, aunque es cierto que la cocina de aquí está muy bien equipada, no estaba diseñada para preparar 500 comidas todos los días.
Aunque el Comité de Sucursal y otros departamentos de Betel ya tenían bastante trabajo, se ofrecieron para echarnos una mano en la cocina y en el comedor.
Y, a pesar de que ya no contábamos con la ayuda de los voluntarios externos, sí que contábamos con la ayuda de hermanos de otros departamentos.
Todos, tanto en el departamento como en la sucursal, nos dimos cuenta de que teníamos que trabajar en equipo.
Y todos se esforzaron al máximo para lograrlo.
Pero solo podemos llegar hasta cierto punto por nuestra cuenta.
Necesitamos la bendición de Jehová, las cualidades que él nos ayuda a mostrar y la motivación que él nos ayuda a tener para superar los obstáculos y los problemas que normalmente no podríamos superar solos.
Y, cuando miramos atrás y nos damos cuenta de cómo hemos superado los desafíos, vemos que Jehová siempre ha estado ahí.
Un hermano tenía un remolque que quería donar para el proyecto, pero no tenía dinero suficiente para pagar el envío.
Al mismo tiempo, una hermana llamó a la sucursal porque quería hacer una donación para este proyecto.
La cantidad que donó fue justo la cantidad que necesitábamos para pagar el transporte.
Un hermano hizo un viaje de ida y vuelta de 30 horas para entregarnos una gran cantidad de productos que nos había fabricado.
Hizo este viaje no solo una o dos veces, sino varias veces.
Y lo planificó todo incluso aunque lo operaron en dos ocasiones.
Como se necesitaron varios camiones para transportarlo todo, algunos de sus familiares y los hermanos de su congregación los condujeron.
Y los hermanos locales les mostraron hospitalidad.
Estoy muy impresionado por lo agradecida que es la familia y por lo mucho que valora las cosas.
Ver esa actitud la verdad es que es muy animador y nos da satisfacción.
Valoramos mucho la ayuda de todos los que han podido venir a colaborar.
Sabemos que todos han tenido que hacer grandes sacrificios para estar aquí.
A su vez, los hermanos que han podido venir también nos dicen que están muy agradecidos por haber participado.
Algo así solo lo puede conseguir Jehová.
Jehová siempre encuentra maneras de ayudarnos a hacer su voluntad.
Muchas veces nos da soluciones que ni siquiera veíamos posibles.
Además de preparar las instalaciones de la sucursal de Australasia para el proyecto, había mucho trabajo que hacer con los guiones, las audiciones, y buscando los lugares para grabar.
¿Cómo va todo esto?
Nos dimos cuenta de que íbamos a tener que hacer muchos cambios en la sucursal, ajustes relacionados con las instalaciones.
También sabíamos que harían falta muchos voluntarios que colaboraran en el proyecto, y que todo esto se iba a coordinar desde el otro lado del mundo, desde Nueva York.
El problema a la hora de encontrar ubicaciones para grabar es que tienen que parecer lugares antiguos, pero, claro, eso es muy difícil.
No podía haber ni rastro de civilización, pero a la vez tenían que estar cerca de un lugar donde pudiéramos conseguir lo necesario para la filmación.
Se nos pide que recreemos un mundo, una cultura y cientos o incluso miles de personajes que aparecen en esos relatos, y hacerlo con la poca información que hay disponible en la Biblia.
¿Cómo podemos añadir suficientes detalles para conectar con el público pero sin introducir enseñanzas o ideas que contradigan el mensaje de la Biblia?
Podemos decir que hermanos de todo el mundo se han esforzado mucho por colaborar.
Sobre todo ha sido animador ver que los jóvenes se han ofrecido y que han buscado formas de hacer más por Jehová.
También han estado dispuestos a hacer cambios en sus trabajos e incluso se han mudado para poder ayudarnos aquí.
Estábamos pensando en cómo podíamos hacer tantas audiciones en mucho menos tiempo y se nos ocurrió la idea de hacer audiciones autoguiadas.
Preparábamos unas instrucciones para enviárselas a los publicadores que tenían que hacer la audición, y así ellos sabían cómo hacerla.
Luego ellos se grababan a sí mismos y nos enviaban las grabaciones para que las revisáramos.
Mientras estábamos en algunos de esos lugares, hicimos grabaciones de prueba.
Es decir, los actores se pusieron el vestuario, y grabamos algunas escenas para ver si podríamos usar ese lugar en la serie.
Pudimos viajar a un montón de lugares durante un mes, y todos volvimos sanos y salvos, y muy contentos.
Hay algunos relatos en los que hay grupos grandes de personas, como el Sermón del Monte o cuando Jesús predicó desde la barca.
Y, claro, nos preguntábamos cómo haríamos para que saliera tanta gente.
El equipo utilizó diferentes métodos, por ejemplo, usó imágenes creadas con la computadora y otras técnicas para hacer que un grupo pequeño de personas pareciera una multitud.
Hacer esto le permitió al equipo de producción saber qué métodos funcionaban y cuáles no.
Y esto fue práctico, porque nos ayuda a estar preparados para el día de la grabación.
Así que teníamos que investigar para conocer todos los detalles de los relatos de los Evangelios.
Claro, hay un equipo entero dedicado a investigar información para nuestras publicaciones, y podemos consultar a esos hermanos.
Algo que ha sido valiosísimo para los guionistas de este proyecto es ver a los hermanos del Comité de Enseñanza participando en cada lectura del guion.
Y luego nos daban instrucciones, nos hacían preguntas y nos decían qué más había que investigar, qué había que quitar y, en muchos casos, qué había que añadir.
Eso demuestra que están muy involucrados en la historia de la vida de Jesús.
Parecía como si Jehová nos hubiera transportado a una tierra de hace miles de años.
Cuando llegábamos a un sitio, literalmente saltábamos del auto y corríamos emocionados por todas partes pensando en cómo podríamos usar ese sitio.
Lo más difícil era lograr que todos volviéramos al auto para ir al siguiente lugar.
Fuimos a una propiedad y, cuando hablamos con el hermano, él nos dijo: “Esto no es mío.
Esto le pertenece a Jehová.
No lo he vendido.
No sé por qué.
Quizás esperaba que Jehová pudiera usarlo de algún modo”.
Cuando piensas en todos los hermanos y las hermanas que han venido para apoyar esta iniciativa…, la verdad es que vivirlo ha sido todo un regalo.
Esto me ha recordado el Salmo 133:1, que dice que es “bueno” ver que los hermanos viven “juntos en unidad”.
Y aquí hemos visto lo bueno que es.
Hemos visto cuánto trabajo han hecho los hermanos, lo mucho que se han esforzado para que esta serie salga adelante.
Este ambiente de unidad ha permitido que Jehová bendiga todo el trabajo.
¿Les gustaría saber cómo está avanzando el diseño y la construcción de todo el proyecto, incluidos los escenarios de época?
Uno de los mayores desafíos del Departamento de Diseño y Construcción es que hemos tenido que adaptarnos a la hora de diseñar y construir para que parezca que los edificios tienen unos 2.000 años de antigüedad.
Estamos acostumbrados a construir edificios modernos con los materiales que tenemos hoy en día.
Pero usarlos para construir cosas antiguas la verdad es que es todo un reto.
Jesús estuvo predicando en diferentes ciudades y aldeas, y esos lugares tendrían diferente aspecto dependiendo de los materiales que los constructores tuvieran disponibles en esa zona.
En el antiguo Israel probablemente se usaban piedras para construir, como, por ejemplo, caliza, basalto, cantos rodados e incluso ladrillos de arcilla.
Tuvimos que construir más de 100 puertas y portones, además de unas 200 ventanas, las contraventanas o persianas y todos los marcos de madera.
Los constructores están acostumbrados a dejar las cosas casi perfectas.
Normalmente usan yeso para cubrir o reparar las grietas, pero aquí hay que crearlas.
Eso puede ser un desafío.
Hace algunos años se pensó en varias sucursales para hacer este proyecto.
Había varias opciones sobre la mesa, y al final se escogió la sucursal de Australasia.
En ese momento, a los hermanos del departamento nos sorprendió que se escogiera esa sucursal.
Pero en el 2020, con la pandemia, nos dimos cuenta, al mirar atrás, de que era uno de los únicos lugares en la Tierra donde se podría haber llevado a cabo toda esta construcción.
Como había pocos casos de COVID en el país, pudimos contratar empresas externas para que fueran e hicieran algunos trabajos.
Por eso, hacer el proyecto en esa sucursal ha sido una gran bendición.
Los hermanos y hermanas que trabajaban aquí tenían una mentalidad muy abierta y eran muy creativos a la hora de construir escenarios históricos utilizando materiales modernos.
Hay que recubrir con cemento unos 7.000 metros cuadrados de paredes.
Y tendremos dos equipos trabajando a tiempo completo durante varios meses para lograrlo.
En este trabajo en concreto, en realidad nadie es experto, todo el mundo está experimentando.
Y, de hecho, eran las hermanas las que eran más hábiles para crear estos efectos antiguos que hacían falta.
Cuando la piedra está expuesta a los elementos durante cientos de años, el agua se va filtrando en ella y la va rompiendo lentamente.
Por eso hay partes de la piedra más blandas y se desgastan más rápido.
¿Cómo logramos que la piedra parezca desgastada?
Logramos ese efecto con un cepillo de alambre y luego usamos acetona para hacer huequitos en la roca, como ocurriría de forma natural en la piedra caliza.
Una vez que el proyecto esté terminado, los hermanos habrán hecho unos 4.500 metros cuadrados de acabados de piedra para los edificios.
La verdad es que ha sido increíble ver que, aunque los hermanos tienen diferentes antecedentes, con su buen espíritu y su disposición a seguir las instrucciones, se han podido lograr cosas asombrosas.
Hemos visto que la bendición de Jehová ha estado detrás de todo esto.
En la zona del templo hemos puesto más de 4.000 metros cuadrados de cemento y le hemos dado la apariencia de piedra.
Bueno, uno de los contratistas que encontramos era un hermano.
Y ese hermano dijo: “¿Saben qué?
Voy a hacer este trabajo de forma voluntaria.
Y sé que en la zona hay suficientes hermanos que estarían encantados de venir a colaborar”.
Así que se preparó una zona separada de las instalaciones de Betel, donde los hermanos podían hacer pruebas con el cemento para construir el suelo del templo.
Durante casi un mes, aproximadamente 30 hermanos y hermanas trabajaron sin parar para poner el cemento y así poder acabar el suelo del templo.
El último día que pusimos el cemento, queríamos darles una sorpresa a los hermanos, y alguien hizo un cartel que decía: “Unidos en espíritu”.
Pero fueron los hermanos del equipo de construcción los que nos sorprendieron a nosotros.
Tenían globos y carteles que formaban la palabra gracias. Me hizo pensar en cuánto nos amamos unos a otros y en que daríamos nuestra vida por los demás, porque todos servimos y amamos al mismo Dios.
Después de muchas noches sin dormir y de orar sobre el asunto, al fin encontramos a un hermano que tenía un aserradero.
Él tenía muchos árboles en su propiedad, así que con mucho gusto los cortó y nos donó esa madera.
Eso era justo lo que necesitábamos.
En ciertos momentos, también hacíamos oraciones específicas sobre algunos asuntos.
Y, solo 30 minutos después, teníamos la respuesta.
Eso no era pura coincidencia, y tampoco obtener los permisos en el momento adecuado, a pesar de las objeciones de algunos.
Solo se puede tener éxito con la ayuda de Jehová.
Y es cierto que Satanás nos ha puesto todos los obstáculos que ha podido, pero Jehová siempre nos ha ayudado a superarlos en el momento oportuno.
Y todos sabemos que no es mera coincidencia que Jehová haya hecho esto, porque sin duda él quiere que las personas conozcan a su Hijo.
Todos los meses tenemos una reunión con todo el equipo.
Están los departamentos de Asuntos Legales y de Computación de la central mundial, el Departamento de Compras, el de Diseño y Construcción, los Equipos Regionales de Video, los hermanos de Servicios de Audio y Video, y también los de la sucursal de Australasia.
Y ver a todos estos hermanos colaborando para lograr un objetivo común ha sido impresionante.
Ver esta unidad nos fortalece mucho la fe.
Nos ha encantado presentarles este informe.
Claro, quizás se pregunten: “¿Y cómo se preparan los actores para llegarnos al corazón con su actuación?
¿Cómo serán el tono y el estilo de la serie para representar bien los relatos de los Evangelios?”.
Y quizás la pregunta que más les interesa: “¿Cuándo se va a comenzar a grabar esta serie?”.
Lo sabremos en un futuro informe.
Imagínense el gran impacto que tendrá esta serie en las personas.
Nos ayudará a todos a seguir más de cerca los pasos de Jesús.
Y, como cuando estuvo en la Tierra él imitó perfectamente a su Padre, nos ayudará a acercarnos más a Jehová.
Pero no solo nos beneficiará a nosotros.
Como se dijo en la reunión anual del 2020, probablemente esta serie se usará para enseñarles sobre Jesús a los millones de personas que resucitarán en el nuevo mundo.
Piensen en cuánto les va a ayudar esta serie a aprender del ejemplo que Jesús nos puso.
Imagínense cuánto les impresionará ver lo cariñoso, humilde y accesible que fue Jesús.
Esto los ayudará a conocer mejor la personalidad de Jehová.
¿Y, exactamente, cómo usaremos esta serie para ayudar a los resucitados?
Pues tendremos que esperar y ver cómo Jehová nos guía.
Estamos convencidos de que Jehová está bendiciendo este proyecto.
Y seguiremos buscando su guía mientras seguimos adelante con la producción de “Las buenas noticias según Jesús”.
Como ya se habrán dado cuenta, cuando se comenzó a trabajar en este proyecto audiovisual, Australia era uno de los países menos afectados por la pandemia del COVID-19.
Gracias a eso, el proyecto tomó muy buen ritmo y se pudo avanzar muchísimo.
Y, a pesar de que más adelante la pandemia afectó de forma más seria a Australia, las bases del proyecto ya estaban sentadas.
Le damos gracias a Jehová por todo lo que se ha logrado con relación a este proyecto hasta ahora.
Ahora tendremos el placer de escuchar a otro miembro del Cuerpo Gobernante, el hermano Samuel Herd.
Este discurso promete ser algo muy especial.
¿Listos para escucharlo?
Su título es el siguiente: “Jamás te abandonaré”.
Antes de pasar a la plataforma, le oré a Jehová y le dije: “Por favor, no me abandones.
Ahora es cuando más te necesito”.
¿Y por qué?
Por todas estas preciosas ovejitas a las que tendré la oportunidad de hablarles por 19 minutos.
Quiero aprovechar muy bien estos minutos, porque a veces tenemos que aclarar ciertos puntos.
Tal vez ustedes recuerden algunas aclaraciones que hemos hecho hasta ahora.
Y es muy probable que en el futuro tengamos que hacer algunas más.
Quizás leyeron hace algún tiempo la idea que teníamos hasta hace casi 10 años sobre el siguiente asunto.
Pensábamos que algunos ungidos sobrevivirían al Armagedón y entrarían directo al nuevo mundo con las otras ovejas.
Allí se iban a quedar cierto tiempo hasta que Jehová les diera vida en los cielos.
Pero algo que ya sabemos muy bien es que a veces Jehová no nos permite entender ciertas cosas aunque las hayamos leído una y otra vez.
No podemos ver ciertos detalles hasta que Jehová arroja luz sobre ellos.
Detrás de esto que les voy a revelar ahora está el propio Jehová.
No el Cuerpo Gobernante ni ningún otro ser humano en la Tierra, sino Jehová.
Él es quien nos ilumina.
Seguro que habrán leído muchas veces estas palabras de Mateo 24:29-31.
Yo mismo las he leído muchísimas veces.
Pero, bueno, miren lo que dice.
Es verdad que antes entendíamos esto de forma un poco diferente.
El 29 dice: “Inmediatamente después de la tribulación de esos días [fíjense en esto: “Inmediatamente después de la tribulación de esos días”], el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos serán sacudidos.
Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre y todos los pueblos de la tierra se golpearán el pecho de dolor y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
Y él enviará a sus ángeles con un gran sonido de trompeta”.
Y ahora noten: “Y ellos reunirán a sus escogidos desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro”.
Interesante.
¿Notaron el punto?
Según lo entendemos ahora, todos los hermanos ungidos de Cristo estarán en el cielo junto con él —con Jesús— antes de que empiece el Armagedón.
Esa es la conclusión a la que hemos llegado.
Y es muy emocionante.
Hay buenas razones para sentirse así.
Y hablaremos de ellas.
Pero algunos de las otras ovejas han expresado ciertas inquietudes.
Algunos se han preguntado: “¿Significa esta nueva aclaración que perderemos a todos los ungidos, incluyendo al Cuerpo Gobernante, justo en el momento en que más los necesitamos?
¿Nos sentiremos abandonados, sin ninguna ayuda?”.
Pues, déjenme decirles que no van a estar abandonados.
Y justo ese es el tema de este discurso.
Pueden estar seguros de que ninguno de ustedes se sentirá abandonado cuando los ungidos se hayan ido.
Vamos a contestar tres preguntas.
Y son estas, por si quieren anotar.
La primera: ¿qué cosas no van a pasar cuando los ungidos sean llevados al cielo?
Y la segunda: ¿cómo podemos estar seguros de que esas cosas no van a pasar?
Y ¿qué sí va a pasar?
Analicemos estas preguntas.
Primero: ¿qué no va a pasar?
Lo que voy a hacer es contarles muy brevemente dos historias lamentables que nos muestran lo que no va a suceder.
Aquí les va la primera.
¿Se acuerdan de Jehoiadá?
Él fue uno de los mejores sumos sacerdotes.
Era tan bueno que cuando murió se le honró de forma especial: fue enterrado con los reyes.
Por muchos años protegió al joven rey Jehoás y lo ayudó a convertirse en un buen soberano y a mantenerse fiel a Jehová.
Pero, después de la muerte de Jehoiadá, el rey Jehoás se hizo malo.
Escuchó a hombres malvados y terminó alejándose de Jehová.
Esa es la primera historia.
Pero aún nos queda la segunda historia lamentable.
Tal vez recuerden que el apóstol Juan se sentía muy orgulloso de sus hijitos espirituales.
Juan fue una buenísima influencia en aquellos cristianos.
Los mantuvo fieles.
Pero ¿qué pasó una vez que murió Juan?
Bueno, él fue el último de los apóstoles en morir, el último bastión frente a la apostasía.
Pero, cuando ya Juan estaba fuera de juego, hubo un gran cambio en aquellos cristianos.
Y no fue un cambio nada bueno.
¿Qué pasó?
¿Qué sucedió cuando Juan murió?
Bueno, el último bastión frente a la apostasía, él era el último apóstol, y ya no estaba.
Así que, con Juan totalmente fuera del juego, la apostasía no tardó en esparcirse en la congregación como la gangrena.
Unas décadas después, la congregación cristiana quedó bajo el cautiverio de Babilonia la Grande, el conjunto de todas las religiones falsas.
Pero ¿para qué les cuento esas historias tan tristes?
Aquí va la razón.
Puede que haya algunos en la congregación que se pregunten: “¿Qué va a suceder con nosotros cuando los ungidos sean llevados al cielo?
¿Quedará la gran muchedumbre sola ante el peligro?
¿Podrían tal vez llegar a meterse en problemas o hasta hacerse apóstatas?”.
¿Ustedes qué piensan?
¿Han visto algo que los haga pensar así?
Pues les doy la respuesta: no, ese grupo no va a acabar en la apostasía.
De ninguna manera.
Esos relatos de la Biblia en realidad nos enseñan lo que no va a suceder.
Y esto nos lleva a la segunda pregunta: ¿cómo estamos seguros de que esas cosas no van a suceder?
La respuesta tiene mucho que ver con el tiempo en el que vivimos.
No vivimos en el tiempo de los israelitas.
No veo a nadie aquí vestido como israelita.
No veo a ningún hermano con falda.
¡Ah, ahí hay uno!
No, no es cierto.
No, pues claro que no.
No vivimos en el antiguo Israel.
Y tal vez se pregunten: “¿Y eso qué importa?”.
Importa porque desde un principio estaba claro que Israel se metería en problemas.
Deuteronomio 31:29.
Esta fue una profecía que Moisés declaró de parte de Dios sobre aquel pueblo rebelde.
Y la profecía dice así: “Porque sé bien que, después de mi muerte, ustedes actuarán con maldad y se desviarán del camino que les he mandado seguir”.
Las palabras de Moisés se cumplieron, no una vez, sino muchas.
Finalmente, Jehová rechazó a ese pueblo perverso.
Así que, cuando el rey Jehoás se hizo malo, tan solo estaba repitiendo lo que ya habían hecho otros reyes de Judá e Israel.
El pueblo de Dios de nuestros días es muy diferente.
Ni tampoco tiene nada que ver con la congregación que había a finales del primer siglo.
¿Y eso qué tiene que ver?
Recuerden que en el capítulo 13 de Mateo, cuando Jesús hizo la comparación del trigo y la mala hierba, predijo que habría una gran apostasía.
Y, en 2 Tesalonicenses, el apóstol Pablo confirmó que la profecía de Jesús ya se estaba cumpliendo en el siglo primero.
Pedro y Juan notaron lo mismo y lo dejaron por escrito.
Ya para el siglo segundo de nuestra era la congregación cristiana se había corrompido y había quedado bajo el cautiverio de Babilonia la Grande.
Sí, la profecía de Jesucristo se cumplió al pie de la letra.
Hoy en día las cosas son muy distintas.
Hoy el pueblo de Dios es muy diferente.
¿En qué tiempo estamos viviendo?
Pues no en tiempos bíblicos.
Todos ustedes saben muy bien que estamos viviendo en un periodo de tiempo muy especial.
Ese periodo comenzó allá en 1914.
Y ese periodo es mucho más que lo que conocemos como “los últimos días”.
¿Por qué decimos eso?
Piense en cómo los describe Hechos 3:21.
Allí se llama a estos tiempos “los tiempos de la restauración de todas las cosas”.
Qué palabra tan interesante esa, “restauración”.
¿Qué nos dice eso de que vivimos en “los tiempos de la restauración de todas las cosas”?
Que la adoración pura ha sido restaurada.
Lo estamos disfrutando.
Y la adoración verdadera nunca más será corrompida, nunca jamás. Será pura para siempre. Pensar en eso nos hace felices, nos da confianza y seguridad.
Ahora leamos juntos Isaías 54:17.
Jehová hizo que Isaías escribiera esta profecía acerca de nuestros días.
Miren lo que dice: “ ‘Ningún arma que fabriquen contra ti dará resultado, y condenarás cualquier lengua que te acuse en un juicio.
Este es el legado de los siervos de Jehová, y la justicia de ellos proviene de mí’, afirma Jehová”.
Pensemos un poco en esto: “Ningún arma que fabriquen contra ti dará resultado”.
Ninguna.
La profecía dice que este es nuestro legado.
Las palabras inspiradas de Isaías se están cumpliendo hoy, en nuestros días.
Y ese legado no nos lo quita nadie, ni siquiera “el dios de este sistema” malvado: Satanás, el Diablo.
Recordemos nuestra pregunta: ¿cómo sabemos que la gran muchedumbre no se meterá en problemas cuando los ungidos vayan al cielo?
¿Cómo sabemos que no se harán rebeldes, que no harán lo mismo que hizo Jehoás cuando Jehoiadá murió?
¿O que no se harán apóstatas, como hicieron los cristianos del siglo segundo cuando murió Juan, el último de los apóstoles?
Bueno, para saberlo, es cuestión de pasar la página.
Ya. La respuesta es: porque no vivimos en el antiguo Israel y porque tampoco vivimos en el siglo segundo de nuestra era.
Vivimos en un tiempo maravilloso.
¿En cuál?
En el de la restauración.
Y Jehová le garantiza a su pueblo que ningún arma que fabriquen contra él dará resultado.
Y la tercera pregunta: ¿qué pasará cuando los ungidos vayan al cielo?
Traten de imaginar cómo será ese tiempo.
Les doy un segundo. Ya.
La gran tribulación ya habrá comenzado.
Primero habrán sido destruidas todas las religiones falsas, Babilonia.
¡Imaginen!
Todas esas cosas para las cuales la organización nos ha estado preparando por tantas décadas están sucediendo frente a nuestros ojos.
Y después sucede algo que también estaba predicho y que todos esperábamos.
¿De qué se trata?
Durante la gran tribulación, y antes de la guerra del Armagedón, los ungidos que queden en la Tierra serán llevados al cielo.
¿Qué creen ustedes que va a suceder después?
¿Andarán los de la gran muchedumbre perdidos por ahí como ovejitas sin pastor?
Por supuesto que no.
Recuerden que Jesús es el Pastor.
Él jamás dejará de hacer su trabajo.
No lo olviden: los ungidos no son los líderes de nuestra organización.
Jesús es el Líder.
Y sería bueno que todos los padres que están criando hijos hoy les enseñen eso.
Puesto que el Hijo de Dios está a cargo de todo, ningún cristiano verdadero en la Tierra tendrá nada que temer.
Y, claro, no sabemos exactamente qué hará Jesús durante ese tiempo para dirigir a su pueblo.
Pero hay algunos ejemplos en la Biblia que nos confirman que lo va a hacer.
Por ejemplo, Moisés murió antes de que el pueblo de Israel entrara a la Tierra Prometida.
¿Qué pasó con ellos?
¿Se quedaron allí abandonados, sin alguien que los dirigiera?
Sabemos muy bien que no fue así.
Durante todo el tiempo que fueron fieles a Jehová, Jehová atendió sus necesidades.
Les dio más de lo necesario, en abundancia.
Antes de que muriera Moisés, Jehová le ordenó que nombrara a Josué líder del pueblo.
Y él había estado preparando a Josué por décadas.
Además, había muchos otros hombres que dirigían al pueblo: jefes de mil, de cien, de cincuenta y hasta de diez.
El pueblo de Dios estaba en buenas manos.
¡Qué bueno que tuvieron a Moisés y a Josué!
Otro ejemplo es el del profeta Elías.
Él también dirigió al pueblo en sentido espiritual por décadas.
Pero en cierto momento Jehová decidió trasladarlo a otra asignación, en Judá, al sur.
¿Quedaron abandonados los siervos fieles de Dios de las diez tribus de Israel?
De ninguna manera.
Elías había estado preparando por años a Eliseo.
Además, estaban “los hijos de los profetas”, que al parecer estaban organizados en cierto tipo de escuelas.
Así que había hombres fieles de sobra para dirigir a Israel.
Jehová siguió cumpliendo su propósito y nunca descuidó a su pueblo.
Pensando en esos ejemplos, ¿qué creen ustedes que sucederá cuando los ungidos sean llevados al cielo?
No hay de qué preocuparse, ¿verdad?
Abran sus biblias y dispositivos y busquen Hebreos 13:5b.
Dice: “Porque él ha dicho: ‘Nunca te dejaré y jamás te abandonaré’ ”.
Eso nos lo confirma.
¡Qué bueno es saber que Jehová nunca abandonará a sus siervos fieles!
Igual que Moisés y Elías, los cristianos ungidos que dirigen nuestra organización saben lo importante que es preparar a otros.
Así lo han estado haciendo ya por muchísimos años.
Han ido preparando poco a poco a hombres de las otras ovejas.
Hay un sinnúmero de escuelas para preparar a ancianos, misioneros, superintendentes viajantes y personal de las sucursales.
Además, los miembros del Cuerpo Gobernante han estado capacitando a los ayudantes que tienen en los distintos comités.
Todos estos hermanos ya llevan una pesada carga de responsabilidad en la organización.
Créanme, yo que soy miembro del Cuerpo Gobernante les digo con toda franqueza que necesitamos a los ayudantes que Jehová nos ha dado.
A diario oramos por ellos.
Ellos están preparados para continuar con su labor y seguir cuidando a las ovejas bajo la dirección de Jesucristo, la Cabeza de la congregación.
¿A qué queremos llegar?
Pues a esto: cuando los ungidos sean llevados al cielo, cerca del final de la gran tribulación pero antes de Armagedón, la adoración pura no se verá interrumpida en la Tierra en ningún momento; no habrá nadie que la detenga.
¡Bendito sea Jehová, que nos ha dado a Jesucristo para dirigirnos!
Ninguno de los siervos de Dios, ni en el cielo ni en la Tierra, se sentirá perdido.
Sí, llegará el ataque de Gog de Magog, pero no tendrá ningún éxito; fracasará.
No logrará impedir que la gran muchedumbre siga adorando a Jehová ni que pierdan su confianza en que él los rescatará.
¡Y qué gran rescate será ese!
¿Contestamos ya la tercera pregunta?
En parte.
Ya sabemos lo que pasará con la gran muchedumbre cuando los ungidos se vayan al cielo.
Pero puede que todavía nos quede la pregunta: “¿Y los ungidos?
¿Qué van a hacer ellos cuando sean llevados al cielo y ya no estén en la Tierra?”.
¡¿Qué va a pasar?!
¡¿Qué van a hacer?!
La Biblia nos lo dice muy clarito.
En Apocalipsis 17 podemos ver, en el versículo 14, que los elementos políticos de la Tierra tendrán el atrevimiento de pelear contra el Cordero.
Y van a morder el polvo.
Allí dice que “el Cordero los vencerá”.
¿Y quiénes lo ayudarán?
El versículo añade: “Los que están con él —los que son llamados, escogidos y fieles— también vencerán”.
¿Y quiénes son los “llamados, escogidos y fieles”?
Los cristianos ungidos, que habrán sido resucitados.
Así que, cuando los ungidos sean llevados al cielo, una de sus primeras asignaciones será pelear. ¡Sí!
¡Qué interesante!
A algunos nos gustaba boxear antes de que fuéramos Testigos.
¡Y algunos hasta estuvimos en el ejército!
¿Verdad que sí, hermano Morris?
Hubo hasta soldados de élite (no el hermano Morris).
Pero entonces nos hicimos cristianos.
Aprendimos “el camino de la paz” y dejamos atrás toda esa violencia.
Soltamos las armas.
Fue como si le quitáramos la clavija a nuestra última granada y la arrojáramos al cielo para que no le hiciera daño a nada ni a nadie, para que solo hiciera un gran “¡¡¡bum!!!”.
Pero, en el cielo, pelearemos junto a Cristo y sus ángeles la guerra final contra los enemigos de Dios.
Así que, si alguna vez pensó que se sentiría abandonado una vez que los ungidos fueran llevados al cielo, piense en esto: aquí en la Tierra, ningún cristiano puede pelear, y muchos de los ungidos ya estamos demasiado viejos para pelear, aun si nos dieran permiso.
Pero, en el cielo, seremos poderosos seres espirituales que lucharemos junto a nuestro Rey guerrero, Jesucristo.
Créanme, no hay duda alguna de que seremos mucho más útiles en el cielo de lo que podríamos ser como seres humanos imperfectos en este planeta.
Bien… no he terminado todavía.
¿Y las otras ovejas?
¿Qué tendrán que hacer ellas en ese momento trascendental?
En una palabra: ¡esconderse!
Así es.
Isaías 26:20 dice: “Entra en tus cuartos interiores y cierra las puertas detrás de ti.
Escóndete por un breve momento hasta que la furia haya pasado”.
Será justo como jugar a esconderse.
Ustedes se esconderán, y ellos tratarán de encontrarlos.
Pero no lo lograrán.
Así que ¿hay algo de qué preocuparse?
No, mis hermanos, no hay de qué preocuparse.
Pueden estar tranquilos porque Jehová de ningún modo los abandonará.
No hay razón alguna para preocuparse por lo que pueda suceder en el futuro.
Solo asegúrense de estar allí, para poder verlo.
Y no olviden que Jehová los quiere y que jamás los abandonará.
Tengan la seguridad de que Jehová nunca les va a fallar.
Dijimos que iba a ser algo especial y no cabe duda de que así fue, ¿verdad?
Muchas gracias, hermano Herd.
Ahora todos podemos estar seguros de que el pueblo de Dios estará a salvo durante la gran tribulación que se avecina y en el Armagedón.
Ahora la pregunta es: ¿cuándo va a suceder todo esto?
Presten mucha atención a lo que nos dirá el hermano Anthony Morris, otro miembro del Cuerpo Gobernante, acerca del siguiente tema: “¿Por qué hay que estar vigilantes?”.
La respuesta a la pregunta ¿por qué hay que estar vigilantes?
es muy sencilla, todos la conocemos.
Pero hay una segunda razón que veremos en este discurso.
Vayamos a Marcos, y vamos a leer el capítulo 13.
Aquí encontramos la razón principal.
Y el contexto nos ayuda.
Desde el versículo 32.
Aquí dice: “Ahora bien, el día o la hora no los sabe nadie, ni los ángeles en el cielo ni el Hijo; solo el Padre.
Manténganse atentos, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo fijado.
Esto es como el hombre que viajó al extranjero y, al dejar su casa, puso a sus esclavos a cargo de ella […] y al portero le ordenó que estuviera siempre vigilante.
Así que estén siempre vigilantes, porque no saben cuándo viene el señor de la casa, si tarde en el día o a medianoche o antes del amanecer o temprano por la mañana.
No sea que, cuando de repente venga, los encuentre durmiendo”.
Así es nuestro Señor y Maestro, muy directo, compasivo pero también directo.
Y ahora viene la razón principal, en el 37: “Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos [nos lo está repitiendo a todos nosotros]: estén siempre vigilantes”.
Sencillo, muy directo.
Está claro lo que hay que hacer.
Y, por cierto, qué bien estuvo el discurso del hermano Cook.
No había escuchado su discurso antes, pero sabía que explicaba que Jehová es directo.
Ahora, también es un Dios de consuelo.
Y, aunque es cierto que Jesús a veces nos dio advertencias muy claras, eso no quiere decir que Jehová no sea un Dios de consuelo.
Él quiere consolarnos.
Y esta es la segunda razón.
Si vamos a Isaías, aquí, en el capítulo 48, encontraremos una buena razón para estar siempre vigilantes.
Versículo 17, un texto muy conocido.
Miren lo que dice: “Esto es lo que dice Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: ‘Yo, Jehová, soy tu Dios, el que te enseña por tu propio bien, el que te guía por el camino en que debes andar’ ”.
¿Se fijaron en lo que dice la nota?
“Para que te beneficies a ti mismo”.
Es lo que decía la versión anterior.
Ahora dice “por tu propio bien”, más claro, ¿verdad?
Así que ¿por qué estar vigilantes?
Es por nuestro bien.
Es así.
Esto es lo que Jehová y Jesús quieren que recordemos, y de esto vamos a hablar.
Algunos de ustedes han estado sirviendo a Jehová por muchos años.
No quiero señalar a nadie, pero ya sabemos quiénes son.
Y es impresionante cómo los ha cuidado Jehová durante todos estos años.
Pero somos humanos, y es normal que nos preocupen algunas cosas.
Y, ahora, si me lo permiten, me gustaría contarles una experiencia personal.
Es de hace muchos años.
Mis hijos, Jesse y Paul, todavía eran pequeños, estaban en la escuela primaria.
En aquel tiempo, hace mucho que no lo oigo, pero de vez en cuando surgía este tema cuando nos juntábamos con los hermanos.
Y tengan en cuenta que estaban en segundo y en primero, pero estos muchachos eran listos.
Y les gustaba escuchar a los hermanos mayores.
Teníamos unos cuantos allí, en Rhode Island.
Llevaban años sirviendo a Jehová, pero de vez en cuando estos hermanos miraban a mis hijos y les decían: “Ustedes no se van a graduar en este sistema.
No da tiempo”.
Y, bueno, nos habían dado de comer.
Estábamos en su casa...
“Jehová, ¿y ahora qué digo?”.
Y esto nos pasaba de tanto en tanto, al menos en aquel tiempo.
Quizá era después de lo de 1975, no me acuerdo.
El caso es que decían estas cosas.
Les voy a contar lo que pasó después.
Me acuerdo perfectamente de aquello.
Íbamos en el auto, de vuelta a casa… Jesse y Paul seguían dándole vueltas, y me preguntaron: “¿Por qué nos dicen esto?”.
Claro, los chicos tenían metas.
Ya estaban pensando en qué cosas hacer en el futuro y en cómo servir más a Jehová.
“¿Es verdad eso, papá?”.
Y yo les dije: “Chicos…”.
Y, créanme, los hermanos que dijeron estas cosas tenían experiencia.
Si alguno aquí es culpable, Dios lo ha perdonado, tranquilo… Pero, si dijo algo así en el pasado, no ayudó a nadie.
Bueno, les sigo contando la historia.
Así que aquella noche íbamos de vuelta a casa —que vivíamos un poco lejos—, y los chicos preguntaron.
Iban sentados atrás y estábamos hablando.
Y les dije: “Muchachos, no lo olviden.
Tienen que seguir vigilantes.
Este sistema podría durar más.
Podría llegar hasta el 2020”.
Lo dije.
Es que estamos hablando de 40 años, 40 años.
Y yo pensé que exageraba.
¿Saben en qué año estamos?
¡Qué le vamos a hacer!
Pero, al menos, me alegra poder decir que ellos, mis nueras, mi esposa, todos siguen vigilantes.
Todos nosotros lo estamos.
Y queremos seguir estándolo.
Y ahora quería hablar de algo que les preocupa a algunos hermanos.
Ellos son buenos hermanos, llevan sirviendo a Jehová por décadas.
Pero es normal.
A fin de cuentas somos humanos imperfectos.
Un hermano escribió una carta.
Y agradecemos su sinceridad.
Dijo: “En la reunión anual del 2019, se anunció el proyecto de Rámapo.
Y, si no recuerdo mal, dijeron que se terminaría en unos cuantos años.
Últimamente se dijo en La Atalaya que estamos en la parte final de los últimos días”.
Bonita frase, pero las palabras tienen poder.
“Así que el anuncio me decepcionó, porque parece que estamos posponiendo el Armagedón”.
El hermano estaba realmente preocupado.
Y sabemos que no es el único.
Somos humanos.
¿Cómo deberíamos responder a cartas como esta?
Bueno, recuerden, Jehová es un Dios de consuelo.
Hay que ser directos.
Eso es lo que aprendimos de Jesús hace un rato.
Pero también queremos consolar.
Así que esta es la verdad.
Tal como es, lo decimos directamente.
Hermanos, el Cuerpo Gobernante quiere que todos sepan, incluidos los que vean el programa después, que estamos decididos a seguir trabajando y a hacerles llegar el alimento espiritual al tiempo debido.
También estamos mirando más allá de los últimos días.
Queremos que lo sepan.
Hablemos un poco de este tema: mirar más allá de los últimos días.
Voy a citar del libro Proclamadores. Fue un libro en el que se trabajó mucho.
Y a mí me encantó leerlo cuando se publicó.
Bueno, pues, hablando del pueblo de Dios, el libro decía… Por cierto, en aquel tiempo había mucha construcción internacional, se acordarán si estaban en la verdad para entonces.
Leo la cita: “Con la ayuda del espíritu de Jehová desean [el pueblo de Dios] dar el mayor testimonio posible durante el tiempo que queda antes del Armagedón.
Están convencidos de que el nuevo mundo de Dios está muy cerca, y tienen fe en que sobrevivirán como pueblo organizado y entrarán en ese nuevo mundo bajo la gobernación del Reino Mesiánico de Dios”.
Fíjense en lo que dice ahora la cita: “También tienen la esperanza de que tal vez [expresión clave] muchas de las magníficas instalaciones que han erigido y dedicado a Jehová continuarán sirviendo después del Armagedón como centros desde donde se difunda el conocimiento del único Dios verdadero hasta que llene toda la Tierra”.
Fin de la cita.
Una idea preciosa.
Ahí está, y sigue siendo así.
De acuerdo con lo que el esclavo dijo en aquel entonces, el esclavo fiel ahora dice que muchos proyectos en los que se está trabajando hoy, como el de Rámapo o la serie de videos “Las buenas noticias según Jesús”, tal vez o quizás se sigan usando en el nuevo mundo para ayudar a la gran muchedumbre con el trabajo que les espera, y quizás para enseñar a los resucitados.
Esto nos anima.
Es bueno que meditemos en esta idea.
Y ahora voy a terminar con unos comentarios de dos amigos míos.
Estos hermanos han estado apoyando al esclavo fielmente durante décadas.
Los quiero mucho.
No diré sus nombres, pero les pedí que escribieran cómo se sentían, porque llevan muchos años apoyando al esclavo.
¿Cómo les ha beneficiado a ellos estar siempre vigilantes?
Esto es lo que dijo el primero: “Vengo de una familia de Testigos que llevan mucho tiempo esperando a que llegue el fin.
Mi madre murió el año pasado, y siempre pensó que el fin estaba a las puertas.
Estaba convencida de que viviría para verlo, pero no fue así.
La primera que le predicó a mi madre fue su suegra, mi abuela, que era ungida.
Ella siempre me decía que tenía la esperanza de vivir para ver el fin.
Pero no lo vio.
A ella le enseñó la verdad su madre, que murió cuando yo era adolescente y también estaba segura de que viviría para ver el fin.
Pero no lo vio.
A ella, a mi bisabuela, le habló de la verdad su suegra, que murió mucho antes de que yo naciera y seguramente también pensaba que vería el fin, pero no lo vio.
Y aquí estoy yo, con casi 70 años, seguro de que muy pronto veré el fin con mis propios ojos.
Bueno, ¿esto qué quiere decir?
¿Que solo soy uno más en una familia de ilusos?
No lo creo, por dos razones.
La primera: ahora está más claro que nunca que el fin está cerca.
He visto pruebas que ni siquiera mi madre llegó a ver, como la pandemia que estamos pasando.
A veces me comparo a un hombre de los que vivían en Judea hacia el 608 antes de nuestra era.
Puede que aquel hombre también viniera de una familia que llevara mucho tiempo escuchando a los profetas decir que el fin estaba cerca.
Tal vez sus bisabuelos, unos 100 años antes, escucharan a Isaías hablar sobre el fin, y llegaran a la conclusión de que la destrucción estaba cerca.
¿Pensaría aquel hombre que venía de una familia de ilusos solo porque no habían visto la destrucción de Jerusalén?
No.
Jerusalén fue destruida en el 607 a. e. c., y mi amigo habla de un hombre que vive en el 608 a. e. c.
Meses después ocurrió.
Lo importante es que aquel hombre sabía que venía de una familia de siervos fieles que fueron felices, amaban a Jehová y habían visto que Isaías tenía razón.
Dios nos enseña por nuestro propio bien.
Y esa es la segunda razón por la que no creo que sea un iluso ni que mi familia lo haya sido en el pasado.
Todos los que sirvieron a Jehová fueron felices, tuvieron una vida productiva.
No se quedaron de brazos cruzados esperando el fin.
Siempre tenían proyectos y estaban ocupados sirviendo a Jehová.
Estudiaban, predicaban, ayudaban a otros y tenían metas.
Así que fueron felices y tuvieron una vida plena.
Yo quiero lo mismo para mí.
También estoy deseando decirle a mi madre [oh, que conmovedor] que el fin llegó poco después de que ella muriera.
La conozco, sé que querrá saber todos los detalles”.
Es muy bonito.
Ahora les cuento cómo le ayuda a mi segundo amigo mantenerse vigilante.
Dice: “Mi madre nos crío en la verdad.
Siempre nos decía a mi hermano y a mí que estaba segura de que el fin estaba la vuelta de la esquina.
Y no solo lo decía, lo demostraba.
Dedicó su vida a predicar porque quería ayudar a otras personas a conocer a Jehová mientras quedara tiempo.
Se mantuvo a la expectativa del fin.
Lo hizo todos los años de su vida hasta que murió.
Ahora ya estoy cerca de la edad que tenía mi madre cuando murió.
Llevo estando vigilante más de 50 años.
¿Estoy amargado porque el fin todavía no ha llegado?
No, de ninguna manera.
¿Cómo iba a estarlo?
He tenido una vida maravillosa porque he seguido la guía de Jehová.
No podría haber tenido una vida mejor.
¿Qué me ha ayudado a ser positivo mientras espero a que venga el fin?
De vez en cuando medito en algunas cosas”.
Y ahora las explica.
“Mi dedicación es incondicional y eterna.
No le dediqué mi vida a Jehová con la condición de que trajera el fin mientras yo estuviera vivo, ni siquiera con la condición de que me premiara.
No. Me dediqué a Dios para siempre.
Y, además, trato de ver el cuadro completo.
No quiero cometer el error de pensar solo en cómo me beneficiará el fin a mí o en si voy a pasar vivo al nuevo mundo.
Más bien, me concentro en algo mucho más importante.
Lo que significará el fin para Jehová: la santificación de su nombre.
Y, sabiendo lo importante que eso es para él, estoy seguro de que llegará a su debido tiempo”.
Y al final dice: “Mientras tanto, aguantaré hasta el fin.
Hasta el fin de este sistema o el fin de mi vida, lo que venga primero.
De todos modos, cuanto más mayor me hago más cerca estoy del fin.
¿Y si no lo veo, como le pasó a mi madre?
No pasa nada.
Si cierro los ojos en este sistema, lo primero que veré cuando los abra será el nuevo mundo.
Entonces ya no importará si viví para ver el fin o no”.
Bellas palabras de dos bellas personas muy espirituales.
Y, para terminar, una pregunta.
¿Será esta la última reunión anual antes de la gran tribulación?
Nadie levanta la mano… No lo sabemos.
Pero lo que sí sabemos es que Jehová y Jesús quieren que estemos siempre vigilantes, y nos lo dicen por nuestro propio bien.
Muchas gracias, hermano Morris, por ese discurso tan impactante y animador.
¿No es verdad, mis queridos hermanos, que esta reunión ha sido verdaderamente todo un banquete espiritual?
¿Qué piensan?
Comenzamos el programa recordando que Jehová, por medio del esclavo fiel y prudente, nos está dando todo el alimento que necesitamos justo al tiempo debido.
Y acaba de quedar demostrado que eso es totalmente cierto.
Tan solo piensen en todo el alimento espiritual del que disfrutamos en la reunión anual de hoy.
Hablamos del nuevo libro, Disfrute de la vida para siempre. Vimos el nuevo video de la serie “Hazte amigo de Jehová”.
Escuchamos fortalecedores discursos bíblicos, hablamos de cómo Jehová nos dirigió durante la pandemia y de cómo va la producción de “Las buenas noticias según Jesús”.
Y también nos fortalecieron las bonitas canciones que cantamos.
Y todo esto es solamente una probadita en comparación con todo lo que Jehová nos da a diario.
Así es, por medio de su esclavo fiel y prudente, Jehová continúa dándonos una gran variedad de alimento espiritual justo al tiempo debido.
Está claro que todo lo que ha sucedido en estos últimos dos años ha sido algo histórico y sin precedentes.
Es una indicación de que estamos muy cerca del inicio de la gran tribulación.
Por eso es muy importante que sigamos teniendo muy claro cuál es el medio que utiliza Jehová para darnos alimento espiritual.
La Atalaya del 15 de noviembre de 2013 menciona algunos puntos clave que los ancianos en particular deben tomar en cuenta al prepararse para el ataque de la coalición de naciones a la que la Biblia llama Gog de Magog.
Ahora voy a citar del artículo; estas son palabras textuales: “En ese momento, las instrucciones que reciban de la organización de Jehová quizás no les parezcan aconsejables desde un punto de vista estratégico o humano.
Pero todos nosotros debemos estar listos para obedecer todas las instrucciones que se nos den, nos parezcan o no prácticas [...].
Ahora es el momento de que cualquiera que esté poniendo su confianza en la educación seglar, las posesiones o las instituciones humanas cambie su modo de pensar”.
Esta es una seria advertencia que todos hacemos bien en seguir desde ya.
Entonces, mis hermanos, ¿saben qué hora es?
Hoy más que nunca es hora de permanecer vigilantes en sentido espiritual y de obedecer sin demora las instrucciones de Jehová.
Jehová nos ha traído hasta aquí sanos y salvos.
Nos ha dado todo lo que necesitamos.
Y tenemos la seguridad de que lo seguirá haciendo.
Tal y como dice el texto para el año 2022, Salmo 34:10: “A los que buscan a Jehová no les faltará nada bueno”.
Así que, mis queridos hermanos, sigan resueltos a seguir de cerca a nuestro líder, Jesucristo, y a aquellos a quienes él ha designado.
Porque, si lo hacemos, vamos a tener todo lo que necesitamos justo al momento debido.
Así termina este programa espiritual que se ha presentado para acompañar la reunión anual de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.
¡Ese fue un programa estupendo!
¡Qué reconfortante ha sido ver todas las formas en las que Jehová nos ha dado fuerzas, energías y nos ha consolado a lo largo de este año!
Esta reunión nos ha dado la seguridad de que, aunque es verdad que nuestros hermanos han tenido que soportar muchas cosas, como la persecución, los desastres naturales y los devastadores efectos de la pandemia, Jehová ha seguido bendiciendo a su pueblo.
Su organización está avanzando como nunca antes.
Vamos a concluir el programa con una videopostal.
Esta vez visitaremos la hermosa isla de Jamaica.
Jamaica es la tercera isla más grande del mar Caribe.
Se encuentra a unos 160 kilómetros, o 100 millas, al oeste de Haití.
Sus playas doradas y sus espectaculares arrecifes de coral atraen a más de cuatro millones de turistas cada año.
Las cosechas principales de este país son las bananas, la caña de azúcar y el famosísimo y delicioso café Blue Mountain, que se cultiva en las empinadas laderas de las llamadas Montañas Azules.
En Jamaica también se preparan deliciosos platillos.
Por ejemplo, se prepara carne de pollo, de cerdo o de cabra con un adobo tradicional y después se cocina a las brasas para darle un distintivo saborcito ahumado.
El mensaje de las buenas noticias del Reino llegó a Jamaica en 1897.
De hecho, el hermano Russell dio un discurso en Kingston, la capital de este país, en 1913.
En la actualidad hay más de 11.360 publicadores y más de 165 congregaciones y grupos.
El idioma oficial de Jamaica es el inglés, pero las personas también hablan criollo jamaicano y muchas usan el idioma de señas jamaicano, así que hay dos oficinas remotas de traducción para esos idiomas.
Durante la pandemia, cuando empezamos a reunirnos por videoconferencia, los hermanos de Jamaica se enfrentaron a una situación muy particular: el internet en Jamaica es carísimo.
El precio que les cuesta conectarse a una reunión es el doble de lo que les costaría tomar un taxi de ida y vuelta al Salón del Reino.
Así que era mucho más caro asistir a una reunión de forma virtual que asistir a una reunión de forma presencial.
Por eso, nuestros hermanos de Jamaica han sido muy generosos y han compartido sus dispositivos móviles, y se han ayudado unos a otros a pagar el uso de internet.
De esta manera, todos pueden tener acceso a las reuniones y disfrutar del compañerismo.
Algunos de los hermanos que se han beneficiado de todo esto están en la congregación Central de lenguaje de señas, en Mandeville.
La congregación ha organizado reuniones por videoconferencia y ha incluido a otros dos grupos de lenguaje de señas jamaicano, lo que les da a los publicadores sordos de la isla la oportunidad de pasar tiempo juntos.
Estos hermanos tan trabajadores de la congregación Central de lenguaje de señas jamaicano les envían su amor y saludos.
Hermanos y hermanas, nunca olviden que los queremos a todos muchísimo.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.