¿Alguna vez ha hablado con alguien en la predicación que cree firmemente en que los Diez Mandamientos siguen vigentes?
No es extraño que esto suceda, ya que muchas personas —especialmente en el sur de este país— creen fervientemente en los Diez Mandamientos.
Incluso han surgido batallas legales acerca de si se pueden erigir monumentos que exhiban los Diez Mandamientos en terrenos que son propiedad del gobierno.
Y, por supuesto, muchos creen que los Diez Mandamientos se usaron como fundamento para la Constitución y las leyes de muchos países.
Entonces, un día alguien pudiera preguntarnos: “¿Creen ustedes que todavía estamos bajo los Diez Mandamientos?”.
Una respuesta diplomática sería: “Bueno, creo que todavía estamos bajo los principios detrás de los Diez Mandamientos y bajo la ley del amor, ‘la ley del Cristo’”.
Pero la persona podría insistir y preguntarnos: “¿Pero cree o no cree que los Diez Mandamientos sigan vigentes?”.
Puede ser que, después de explicárselo con la Biblia, la persona se sienta decepcionada y luego se ponga a pensar y asegure que sí hay un texto bíblico que apoya su creencia.
Busquemos en la Biblia el capítulo 5 de Mateo.
Allí encontramos el Sermón del Monte, que es de donde se ha tomado el texto de hoy.
La persona podría señalar lo que dicen los versículos 17 y 18: “No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas.
No vine a destruir, sino a cumplir; porque en verdad les digo que antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas”.
Tal vez, la persona nos diga que cree que la expresión “cumplir” significa “establecer de forma permanente”.
De hecho, algunas obras afirman que esa expresión tiene que ver con un compromiso total.
¿Cómo podríamos ayudarla a comprender el punto?
¿Qué respuesta le daríamos?
Una opción es mostrarle una serie de textos.
Podríamos comenzar con Romanos 10:4, que dice: “Cristo es el fin de la Ley”.
Después leer Gálatas 4:4, 5, donde se explica que los que se hallaban bajo ley fueron librados.
O tal vez Efesios 2:15.
Ahí se dice que se “abolió” la Ley.
Pero si han intentado todo eso, quizás les haya sucedido lo mismo que a mí: la persona está de acuerdo con esos versículos, pero dice: “Esos textos no se refieren a los Diez Mandamientos; se refieren a todas las demás leyes de la Ley mosaica.
Los Diez Mandamientos son eternos”.
Ahora, ¿cómo podemos razonar con ellos?
Bueno, regresemos al capítulo 5 de Mateo, a los versículos 17 y 18.
Ahí Jesús dijo: “No vine a destruir, sino a cumplir”.
Podríamos preguntarle a la persona qué idea le transmite la palabra cumplir.
Puede que diga que cumplir significa “establecer de forma permanente”.
En ese momento, podríamos mostrarle que, en el mismo relato, Jesús habló de varios preceptos que recogía la Ley.
Si vamos al versículo 21, ¿qué encontramos?
“Oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar’”.
Sí, este es uno de los Diez Mandamientos.
Es interesante que la Biblia de estudio en inglés menciona que la expresión “oyeron que se dijo” puede referirse tanto a cosas que se declararon en las Escrituras Hebreas como a enseñanzas de la tradición judía.
Veremos a qué se refiere esto a medida que vayamos leyendo.
Notemos de qué habla el versículo 23.
“Por eso, si estás llevando tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti”.
Esto no forma parte de los Diez Mandamientos, ¿verdad?
Más bien, habla de ofrecer los sacrificios que estipulaba la Ley.
Ahora veamos el versículo 27: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio’”.
Este sí es uno de los Diez Mandamientos.
Pero leamos el versículo 31, allí Jesús dice: “Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, déle un certificado de divorcio’”.
Este no es uno de los Diez Mandamientos, ¿verdad?
Sigamos leyendo.
En el versículo 33 se dice: “También oyeron ustedes que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes jurar y no cumplir’”.
Este tampoco es uno de los Diez Mandamientos.
El versículo 38: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’”.
Otra vez, no es de los Diez Mandamientos.
Y ahora llegamos al versículo que hemos estado analizando esta mañana.
El versículo 43 dice: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’”.
En la Biblia de estudio en inglés hay una nota acerca de la expresión “odiar a tu enemigo”.
Allí se explica que este no era un precepto de la Ley de Moisés.
Algunos maestros de la Ley creían que, dentro del mandato de amar al prójimo, estaba implícito que se debía odiar al enemigo.
Así que este no era parte de la Ley de Moisés.
¿Pero qué aprendemos de esto?
Que alguien puede insistir en que, cuando Jesús habló acerca de la Ley y usó la palabra “cumplir”, se estaba refiriendo únicamente a los Diez Mandamientos.
Pero, como ya vimos, Jesús no estaba hablando solo de los Diez Mandamientos, ¿verdad?
Habló de muchas leyes y hasta de la tradición oral.
Así que, si una persona creyera que la palabra cumplir significa “establecer algo para siempre”, tendría que llegar a la conclusión de que la ley “ojo por ojo y diente por diente” también es para siempre.
Pero lo que Jesús enseó superaba a esa ley y también a la ley de amar al prójimo, y odiar al enemigo.
¿Qué notamos aquí?
Que no podemos decir que las palabras de Jesús se refieren a establecer algo para siempre.
Entonces, ¿qué significa la expresión “no vine a destruir, sino a cumplir”?
Pongamos un ejemplo sencillo.
Digamos que alguien firma un contrato para construir una casa.
¿Qué supondría destruir el contrato?
Quizás hacerlo pedazos, quemarlo o deshacerse de él, pero definitivamente no significaría construir la casa.
Por otro lado, ¿qué tendría que hacer para cumplir el contrato?
Bueno, tendría que construir la casa.
Pero una vez terminada la casa, el contrato se ha cumplido.
Y la persona no está obligada a construir vez tras vez la misma casa.
Quizás esta ilustración le ayude a alguien de corazón humilde a ver que, cuando Jesús dijo: “No vine a destruir, sino a cumplir”, quería decir que su propósito no era eliminar la Ley.
En Gálatas 4 se menciona que él “llegó a estar bajo ley”.
Así que Jesús tenía que cumplir la Ley, hacer lo que esta mandaba.
Claro, otros versículos nos ayudan a entender que, una vez cumplida la Ley, Cristo fue el fin de la Ley.
Puede que a la persona todavía le cueste entender el punto.
Así que podríamos usar un último versículo.
Está en la carta a los Romanos, en Romanos 7:6, 7.
El versículo 6 dice: “Pero ahora hemos sido desobligados de la Ley, porque hemos muerto a aquello por lo cual se nos tenía sujetos, para que seamos esclavos en un sentido nuevo por el espíritu, y no en el sentido viejo por el código escrito”.
Si paramos allí, quizás la persona diga rápidamente: “Ah, sí.
Se refiere a la Ley que no incluye los Diez Mandamientos, a todas las demás leyes, pero los Diez Mandamientos son eternos”.
Podemos decirle: “¿Podría leer el versículo 7?”.
Allí dice: “Entonces, ¿qué diremos?
¿Es pecado la Ley?
¡Jamás llegue a ser eso así!
Realmente, yo no habría llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por la Ley; y, por ejemplo [...]”.
¿Qué ejemplo va a utilizar Pablo?
Veamos: “Por ejemplo, no habría conocido la codicia si la Ley no hubiera dicho: ‘No debes codiciar’”.
Está claro que ni el apóstol Pablo ni nuestro Señor Jesucristo dividieron la Ley en dos partes, no separaron los Diez Mandamientos de las demás leyes.
Hoy aprendimos una buena manera de responder a las personas que están firmemente convencidas de que los Diez Mandamientos siguen vigentes.
Después de esa explicación, quizás podamos ayudarles a ver que lo que Jesús estaba enseñando eran los principios detrás de las leyes.
Además, enseñó que “la ley del Cristo” implica amar a Jehová y a nuestro prójimo, y seguir la guía de Jehová.
Este tema les puede parecer muy complicado para examinar a esta hora de la mañana.
Pero ojalá lo recuerden la próxima vez que alguien les pregunte: “¿Creen que todavía están vigentes los Diez Mandamientos?”.