Christopher Mavor: Averigüemos cuáles son nuestros motivos (Prov. 16:2)

Como ya habrán visto en el comentario del texto, hoy nos vamos a centrar en algo que es personal y, quizás hasta algo delicado: se trata de nuestras motivaciones.

Las motivaciones están en lo más profundo de nuestro corazón, son la fuerza que nos impulsa a actuar de una manera o a tomar cierta decisión.

El texto de hoy nos da una advertencia sobre las motivaciones.

Necesitamos saber qué piensa Jehová de ellas.

Vamos a leer el texto completo.

Busquen, por favor, Proverbios 16:2.

Necesitamos esta advertencia porque, como ya dijimos, las motivaciones son una fuerza que nos impulsa o nos ayuda a hacer lo que está bien desde el punto de vista de Dios, pero pueden engañarnos y llevarnos a hacer lo que está mal.

Veamos lo que dice la Biblia.

Proverbios 16:2 dice: “Al hombre todos sus caminos le parecen correctos, pero Jehová examina las motivaciones”.

¡Qué interesante!

Podríamos ponernos una meta que sea buena o podríamos estar ocupados haciendo cosas que parecen buenas, pero, como hemos leído en la Biblia, Jehová examina cuáles son realmente nuestras motivaciones y, si él ve que nuestros motivos no son los correctos o que no están de acuerdo con su voluntad, es posible que perdamos su aprobación o que él se enoje con nosotros.

¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros motivos son correctos y de que le agradan a nuestro Dios Jehová?

Para hacerlo tenemos que entender nuestro corazón, porque ahí es donde están nuestras motivaciones; vienen del corazón.

Y Jeremías 17:9 dice algo muy importante sobre nuestro corazón.

Dice que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado.

¿Quién puede conocerlo?”.

Como ven, nuestro corazón imperfecto es egoísta por naturaleza.

Solo piensa en una cosa: en sí mismo.

Nuestro corazón puede engañarnos y llevarnos a justificar nuestros errores o incluso nuestras acciones egoístas.

Podríamos hacer algo por Jehová, pero, en realidad, pensando en nuestro propio beneficio.

Esto sería muy peligroso.

Veamos un ejemplo.

Si buscamos la referencia marginal de este texto, nos lleva a 1 Samuel 15:13, 14.

¿Qué les parece si buscamos este relato en la Biblia?

Es el relato del rey Saúl.

Jehová le dio al rey Saúl instrucciones muy claras sobre lo que tenía que hacer.

Él tenía que eliminar a todos los amalequitas, desde el más pequeño hasta el más grande.

Tenía que acabar con ellos.

Si nos fijamos en los versículos 5 a 7, vemos que Saúl estaba cumpliendo bastante bien con lo que Jehová le había mandado.

Estaba haciendo exactamente lo que Jehová le había pedido: eliminar a los amalequitas.

Pero entonces pasa algo, algo empieza a salir mal.

El versículo 9 dice: “Saúl y sus hombres dejaron con vida a Agag [que era el rey], las mejores ovejas y vacas, los animales más gordos, y también los carneros, y conservaron todo lo que tenía valor.

No quisieron acabar con nada de eso.

Pero todo lo que no servía y no les interesaba lo destruyeron”.

¿Se fijaron en qué pasó?

¿Cuál fue el verdadero motivo por el que Saúl empezó a cumplir con lo que Jehová le había pedido?

Quería reconocimiento.

Solo pensaba en él.

De hecho, como dice el versículo 12, se fue hasta el monte Carmelo y “se hizo un monumento en honor a sí mismo”.

Quería llevarse toda la gloria por haber derrotado a los amalequitas.

Incluso se llevó al rey Agag para que todo el mundo lo viera, como si fuera un trofeo, para presumir de su victoria.

Además, quiso aumentar su riqueza quedándose con los animales que dejó vivos.

Pero pensémoslo.

¿Podía engañar Saúl a Jehová?

No, él veía sus intenciones.

Él vio que los motivos de Saúl no eran correctos.

Por eso, envió a Samuel al campamento para que le dijera a Saúl que ya no contaba con su aprobación, que dejaría de ser rey.

Jehová ya no estaba contento con Saúl.

Pero, antes de escuchar lo que Samuel le iba a decir, Saúl pensaba que estaba todo bien con Dios y montó un gran show para que otros vieran que era un siervo fiel de Dios.

En el versículo 13 le dijo a Samuel: “Que Jehová te bendiga.

He obedecido las palabras de Jehová”.

Pero Samuel lo puso en su lugar: “No lo hiciste.

Estás mintiendo.

Querías que la gloria fuera para ti, y no para Jehová”.

Bueno, ¿qué podemos aprender de este relato?

Es bueno que recordemos lo que le pasó a Saúl, porque su caso es un buen ejemplo de lo que hemos estado hablando sobre las motivaciones.

Ya vimos que las intenciones de Saúl no eran buenas.

Jehová no era lo más importante para él.

Sus motivaciones incorrectas lo llevaron a desobedecer a Jehová y a pecar contra él.

Por eso, Jehová se enojó con él y lo rechazó.

¿Cómo podemos evitar cometer ese grave error, el de dejarnos llevar por malos motivos que podamos tener en el corazón?

Es más, ¿cómo podemos saber lo que tenemos en el corazón?

Porque, como vimos, es traicionero.

Pues Jehová nos ayuda a saber cuáles son nuestros verdaderos motivos.

Hebreos 4:12 nos dice que Jehová nos ha dado una poderosa herramienta que nos puede ayudar: “Porque la palabra de Dios está viva y actúa con poder.

Está más afilada que cualquier espada de dos filos y penetra hasta separar el alma del espíritu, y las coyunturas del tuétano, y es capaz de revelar los pensamientos y las intenciones del corazón”.

Con razón el esclavo fiel nos anima constantemente a que leamos la Palabra de Dios todos los días.

Gracias a esta increíble herramienta podemos atravesar la dura coraza de nuestro corazón imperfecto y ver lo que realmente hay allí, cuáles son nuestras motivaciones.

Así podremos corregir lo que haga falta.

¿Recuerdan el artículo de La Atalaya que estudiamos la semana pasada?

Que, por cierto, fue buenísimo.

El artículo se titulaba “Cómo fortalecernos al leer la Biblia” y nos ayuda a alcanzar esta meta que puede ser tan difícil, de saber lo que hay en nuestro corazón.

El artículo nos dice que, antes de leer la Biblia, debemos orar y pedirle a Jehová que nos guíe con su espíritu, y luego usemos la imaginación, metámonos en el relato, vivámoslo, pongámonos en los zapatos de los personajes.

Meditemos en lo que leemos, tratemos de averiguar cuáles son nuestros verdaderos sentimientos, preguntémonos cómo nos aplica la información y hagamos los cambios necesarios.

Si hacemos esto, podremos descubrir lo que pasa en nuestro interior, en nuestro corazón, y podremos dar los pasos para corregir nuestras motivaciones si es necesario.

Puede que los hermanos jóvenes tengan el deseo de recibir más responsabilidades en la congregación, y eso está muy bien, ser siervo ministerial, ser anciano...

Pero ¿qué es lo que los motiva realmente?

¿Por qué quieren alcanzar esa meta?

Pues aquí puede ayudarnos lo que vimos antes.

Por ejemplo, ¿por qué no leen todos los requisitos para los siervos ministeriales y los ancianos?

Luego mediten en ellos, piensen en qué cambios deben hacer para cumplir con ellos y pregúntense: “¿Por qué quiero recibir más responsabilidades?

¿Es para que los demás me vean, para destacar, o, más bien, para servir a otros?”.

Imaginen que son Timoteo o Pablo o cualquier otro siervo de Dios de los que habla la Biblia que se haya gastado y que lo haya dado todo por sus hermanos, incluso a pesar de que otros quizás lo ningunearan, tanto dentro como fuera de la congregación.

¿Están dispuestos a eso?

Todos los que desean recibir una asignación deberían hacer este análisis, para asegurarse de cuáles son sus verdaderas motivaciones y ver si están en armonía con lo que Jehová busca para esa asignación y también con lo que él quiere para nosotros.

Al hacer esto, tal vez nos demos cuenta de que nuestras intenciones son egoístas, como las de Saúl, y de que queremos usar el servicio a Jehová para promocionarnos, para destacar.

Quizás recuerden que, en la asamblea del 2016 “Seamos leales a Jehová”, hubo una serie de discursos titulada “Evitemos las cosas que debilitan nuestra lealtad”.

Allí se vio el caso de un anciano que se dio cuenta de cuáles eran sus verdaderos motivos cuando otro anciano de la congregación le dio un consejo y él no reaccionó de la mejor forma.

¿Qué hizo entonces?

Le oró a Jehová y comenzó a hacer tareas en la congregación que nadie veía, cuando no había nadie en el Salón, cosas necesarias, pero que no le daban protagonismo, no lo ponían en el centro de atención.

Ya saben, ese tipo de trabajos que nadie ve, pero que son necesarios para que funcione una congregación.

Y eso lo ayudó a cambiar.

De hecho, le salvó la vida porque, gracias a los cambios que hizo, luego lo vemos en el video del sótano animando y ayudando a los hermanos que estaban con él.

De esa manera Jehová pudo usarlo para pastorear a sus ovejitas durante la gran tribulación.

¿Verdad que este es un buen ejemplo que todos nosotros podemos imitar?



Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Avance: Las buenas noticias según Jesús | Episodios 2 y 3

Hay alguien entre ustedes al que no conocen. Es el que viene detrás de mí. Y yo ni siquiera merezco…

Popular Posts

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

Imagina que vas a salir de viaje. Te han regalado los bolet…

JW Broadcasting: Marzo de 2025

JW Broadcasting: Marzo de 2025

Bienvenidos a JW Broadcasting®. ¡Qué alegría que estén con …

JW Broadcasting: Abril de 2025

JW Broadcasting: Abril de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Los testigos de Jehová vem…

Michael Banks: Jehová está con nosotros (Juan 17:15)

Michael Banks: Jehová está con nosotros (Juan 17:15)

El texto de hoy nos prueba muy claramente que tanto Jehová …

El deseo de su corazón

El deseo de su corazón

El rey David quería de todo corazón participar en la constr…

JW Broadcasting: Febrero de 2025

JW Broadcasting: Febrero de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Este mes hablaremos de una…

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

¡Bienvenidos, hermanos! ¿Han pensado en lo que vimos en la …

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Pues bien, ¿te parece que en ocasiones te faltan las dos co…

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Quisiera hablarles brevemente sobre el tema: “Siempre tenem…