Ralph Walls: “Reflexiona sobre estas cosas” (1 Tim. 4:15)

La Atalaya de la que está sacado el comentario de hoy es de noviembre de 2018, y el artículo se titula “¿Estamos haciendo nuestros los pensamientos de Jehová?”.

Este es un tema muy profundo..., el que nosotros, humanos imperfectos, hagamos nuestros los pensamientos de Jehová.

Se basa en Romanos 12:2.

Vamos a buscarlo.

Es un texto impactante.

Aquí Pablo escribió: “Y dejen de amoldarse a este sistema; más bien —como dice a continuación—, transfórmense renovando su mente, para que comprueben por ustedes mismos cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios”.

¿Qué quiere decir?

Básicamente, que hagamos nuestros los pensamientos de Dios.

Y es interesante porque, a pesar de todos los avances en la tecnología y en la educación superior, si nos fijamos en los resultados de la sabiduría de este mundo, vemos injusticias, disturbios, drogadicción, inmoralidad sexual...

y nunca acabaríamos de nombrar las consecuencias desastrosas que ha producido.

La Primera Carta a los Corintios, capítulo 1, dice que “una cosa absurda de Dios es más sabia que los hombres, y una cosa débil de Dios es más fuerte que los hombres”.

Bueno, este es un principio en el que todos creemos.

Eso significa que todos tenemos la responsabilidad de esforzarnos por transformarnos y de evitar ser moldeados por el mundo.

Estas palabras inspiradas de Pablo son muy directas.

No dice: “Sería bueno o quizá deberían dejar...”.

No.

Él nos dice: “Dejen”.

“Dejen de amoldarse a este sistema”.

Tenemos que estar decididos a cambiar nuestra forma de pensar humana por la de Jehová.

Eso significa que tenemos que reconocer que, de alguna manera, todos estamos siendo influenciados por el espíritu del mundo.

Y tenemos que luchar contra eso.

Además, todos somos imperfectos.

Así que requiere esfuerzo.

Lo que dice Pablo sobre transformarnos es muy profundo.

Implica todo aspecto de nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestros sentimientos, nuestras inclinaciones...

Todo lo que hay en nuestro interior y que nadie más sabe.

Así que cada uno de nosotros debería preguntarse de vez en cuando “¿Son los cambios que estoy haciendo superficiales, solo lo que la gente ve?

¿O estoy haciendo cambios en mi interior?

¿Me dejo influenciar más por mi cultura que por los pensamientos de Jehová?

¿Me está influenciando más ser americano, canadiense, ruso, inglés, español, negro, blanco, asiático..., lo que sea, que ser un testigo de Jehová?” Claro, es fácil decir: “Yo soy testigo de Jehová”.

Pero no es tan fácil ser testigo de Jehová en nuestro interior, en nuestra mente y corazón.

Por supuesto, no hay nada de malo en que a uno le guste su cultura y también alguna de sus tradiciones.

Es evidente que a Jehová le encanta la variedad, y es muy bonito ver esto en los seres humanos.

Pero eso no debería afectar nuestra manera de tratar a los demás ni nuestra manera de pensar.

Y, lo que es más importante, deberíamos esforzarnos por reflejar la forma de pensar de Jehová, no la de nuestra cultura ni la de este sistema.

Ahora bien, tenemos que tener en cuenta algo muy importante.

Cuando estudiamos la Biblia, sea que nos criáramos en la verdad o no, aprendimos que tenemos que erradicar de nuestra mente las cosas malas.

Esto es algo que todos hacemos, pero no es suficiente.

Si solo nos limitamos a sacar lo malo de la mente podría ocurrirnos lo que dijo Jesús en Mateo, capítulo 12.

Mateo 12:43-45.

Fíjense en lo que dice: “Cuando un espíritu maligno sale de una persona, pasa por lugares resecos buscando un sitio donde descansar, pero no lo encuentra.

Entonces dice: ‘Volveré a mi casa, de la que me fui’.

Y al llegar la encuentra desocupada —es decir, de cosas malas—, barrida y decorada”.

Y noten: “Entonces se va y lleva a otros siete espíritus todavía peores que él y, después de meterse dentro, ellos se quedan a vivir allí.

Y la situación final de la persona resulta peor que la primera”.

¿Cuál es el punto?

Tenemos que seguir reflexionando, pensando, meditando, llenando nuestra mente de las cosas de Dios... porque, si no, podríamos caer en la misma trampa que la gente del mundo, y sin darnos cuenta. De hecho, podríamos estar en la situación peligrosa que Pablo describe en 1 Timoteo 4:1, donde él habla de la gente del mundo y dice que están siendo confundidos por “mensajes inspirados que engañan” y “enseñanzas de demonios”.

Y nunca antes la gente había recibido una avalancha de información tan inquietante, falsa y distorsionada.

Cuando uno pone las noticias solo ve ira, protestas, falta de unidad...

Pero reflexionar en los consejos de Jehová protegerá nuestra mente y corazón de los “mensajes inspirados que engañan” y las “enseñanzas de demonios”.

Hay una idea interesante que destaca la necesidad de meditar en la Palabra de Dios.

La encontramos en la Biblia, en el Salmo 119:10, 11: “Te busco con todo mi corazón —con todo mi corazón—.

No dejes que me desvíe de tus mandamientos.

Atesoro tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti”.

Constantemente se nos recuerda lo importante que es meditar en la Palabra de Dios.

Por ejemplo, hace poco, en una reunión de entre semana vimos la parte titulada “Sigamos alimentándonos de los recordatorios de Jehová” y el video del hermano Jackson Atesoremos los recordatorios de Jehová. Una última idea.

Veamos una oración que seguramente expresa lo que todos nosotros sentimos.

Está en Isaías 64:8.

Dice: “Pero ahora, oh, Jehová, tú eres nuestro Padre.

Nosotros somos el barro y tú eres nuestro Alfarero; todos somos la obra de tus manos”.

¡Qué privilegio ser el barro que Jehová moldea!

Para hacer cerámica fina, un alfarero usa barro de alta calidad.

Ese barro eres tú, porque Jehová ha escogido las cosas valiosas.

Hay dos cosas que el alfarero tiene que hacer.

Primero, tiene que lavar el barro para quitar cualquier suciedad o material extraño.

Y luego debe mezclar el barro con la cantidad adecuada de agua y amasarlo para que conserve su forma después de haberlo moldeado.

Así que el agua se emplea tanto para lavar el barro como para darle la debida consistencia.

Es parecido a lo que la Palabra de Dios hace con nosotros.

Jehová nos moldea cuando meditamos y reflexionamos en su Palabra.

La Biblia nos ayuda a eliminar las impurezas y nos transforma en algo valioso para Jehová.

Y es un privilegio que se nos incluya entre las cosas valiosas de Jehová.

Y la familia Betel es solo un ejemplo de lo que Jehová está consiguiendo moldeando a los hermanos de todo el mundo.

Así que resolvámonos todos a reflexionar en los pensamientos de Dios y a resistir la influencia del mundo.

Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Avance: Las buenas noticias según Jesús | Episodios 2 y 3

Hay alguien entre ustedes al que no conocen. Es el que viene detrás de mí. Y yo ni siquiera merezco…

Popular Posts

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

Imagina que vas a salir de viaje. Te han regalado los bolet…

JW Broadcasting: Marzo de 2025

JW Broadcasting: Marzo de 2025

Bienvenidos a JW Broadcasting®. ¡Qué alegría que estén con …

El deseo de su corazón

El deseo de su corazón

El rey David quería de todo corazón participar en la constr…

JW Broadcasting: Abril de 2025

JW Broadcasting: Abril de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Los testigos de Jehová vem…

JW Broadcasting: Febrero de 2025

JW Broadcasting: Febrero de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Este mes hablaremos de una…

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

¡Bienvenidos, hermanos! ¿Han pensado en lo que vimos en la …

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Pues bien, ¿te parece que en ocasiones te faltan las dos co…

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Quisiera hablarles brevemente sobre el tema: “Siempre tenem…

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

A veces nos dan una tarea o una responsabilidad, y sentimos…