Esta mañana queremos hacer una pregunta: ¿podemos acelerar la llegada del día de Jehová?
En el texto para hoy, 2 Pedro 3:11, acabamos de leer una expresión que conocemos bien: “¡Qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa!”.
Pero el texto continúa diciendo en el versículo 12: “Esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová”.
Ahora bien, si se fijan en la nota a pie de página, notarán que la expresión “teniendo muy presente”, literalmente significa “acelerando” el día de Jehová.
¿Pero cómo podríamos hacer eso?
Ninguno de nosotros tiene el poder de adelantar o retrasar, siquiera un día, la llegada del día de Jehová.
No depende de nosotros; la fecha ya está decidida.
Entonces, ¿de qué forma apresuramos la llegada del día de Jehová, tal como dice el versículo 12?
Lo hacemos si no dejamos que se nos escape de la mente el hecho de que está muy cerca.
Como indica la misma nota, “deseando ardientemente” que llegue.
Si somos personas como las que describe el apóstol Pedro, estaremos muy ocupados efectuando “hechos de devoción piadosa”.
Por cierto, ¿qué es la devoción piadosa?
El glosario de la edición revisada en inglés del 2013 de la Traducción del Nuevo Mundo la define como “reverencia, adoración y servicio a Jehová Dios, con lealtad a su soberanía universal”.
¿Qué aprendemos de dicha definición?
¿Se fijaron en que están envueltas acciones como reverenciar, adorar y servir a Jehová?
Así que la devoción piadosa no es pasiva; es, más bien, una cualidad que mueve a la acción, que se demuestra con hechos.
Esa es la razón por la que el apóstol Pedro usó la expresión “hechos de devoción piadosa”.
¿Cómo podemos demostrar esta cualidad?
Con acciones, aunque sean pequeñas.
Por ejemplo, siendo hospitalarios.
En su primera carta, en el capítulo 4, versículo 9, el apóstol Pedro escribió: “Sean hospitalarios unos para con otros sin rezongar”.
Bueno, tenemos muchas oportunidades de seguir el ejemplo de hospitalidad de Jehová.
Podemos compartir cosas con otros, según sus necesidades.
Así, estaríamos desplegando amor por los demás, pero también le demostraríamos a Jehová que deseamos imitarlo porque lo amamos.
Eso ya lo sabemos, pero ahora surge una pregunta: “¿Cuándo fue la última vez que usted fue hospitalario?”.
O: “¿Cuándo fue la última vez que yo fui hospitalario?” Como verán, no basta con que nos atraiga la hospitalidad como cualidad.
Si hemos de manifestar la devoción piadosa, entonces tenemos que hacerlo con hechos.
Un ejemplo más.
¿Qué hay de ayudar a las personas mayores que conocemos?
Nuestros hermanos de más edad necesitan apoyo para ir a las reuniones o a predicar.
Otros ya ni siquiera pueden salir de casa.
Alguien en esas circunstancias lógicamente necesita la ayuda de los más jóvenes, ya sea con las compras o con algunas tareas del hogar.
Ya en el pasado se nos ha hablado repetidamente del tema en artículos de La Atalaya, en las asambleas y en nuestras reuniones de congregación.
Pero nuevamente surge una pregunta: ¿cuándo fue la última vez que usted ayudó a uno de nuestros hermanos mayores?
O: “¿Cuándo fue la última vez que yo lo hice?”.
Como podrán notar, no se trata solo de creer que con la intención basta: debemos pensar en lo que realmente estamos haciendo para ayudar.
Eso significa efectuar hechos de devoción piadosa.
Por supuesto, hay cosas aún más importantes.
Por ejemplo, nuestras reuniones de congregación Hebreos 10:23-25, texto que, por cierto, citamos a menudo, dice que no debemos dejar de reunirnos.
Y sigue diciendo que debemos estar animándonos unos a otros.
Así que no basta con estar presentes en el Salón del Reino.
Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para animar a nuestros hermanos y participar en las reuniones.
Como vemos, la devoción piadosa ha de traducirse en hechos...
no es pasiva.
Entonces, ¿qué clase de personas debemos ser en las reuniones?
Al estar allí, queremos permanecer atentos y participar.
¿Y cuál es la manera más importante de demostrar hechos de devoción piadosa?
Recordarán que el apóstol Pablo habló del secreto sagrado de la devoción piadosa en 1 Timoteo 3:16 y mencionó que Jesús era dicho secreto.
Y, en realidad, Jesús fue el único que demostró devoción piadosa a la perfección.
Ahora bien, allí mismo, en el versículo 16, Pablo dijo que acerca de Jesús se predicó a las naciones.
Así que parte fundamental de los hechos de devoción piadosa que debemos llevar a cabo consiste en hablar acerca de Jesús, de su Reino y de todo lo que este hará.
Y, hermanos, hoy tenemos todo lo que necesitamos para efectuar la obra de predicar de manera plena.
Contamos con más herramientas que nunca antes.
El verano pasado, mientras asistía a unas asambleas regionales en diferentes partes del mundo, aproveché la ocasión para utilizar —como sin duda ustedes lo hacen— la aplicación JW Library y descargué en varios idiomas el video ¿Por qué estudiar la Biblia?
En Europa nos sucedió algo muy interesante.
Abordamos un taxi que conducía un hombre de África.
Le preguntamos cuál era su lengua materna, y nos dijo que se trataba de un idioma poco conocido.
Mientras conducía, descargamos el video ¿Por qué estudiar la Biblia?
en su lengua, y automáticamente empezó a reproducirse.
En cuanto el hombre escuchó las primeras palabras en su idioma, exclamó: “¡Qué pasa? ¡Qué pasa?”.
Creo que se imaginó que aquella voz venía del cielo y que estaba hablando en su lengua materna.
Bueno, le aclaramos que no era así.
¡Pero estaba muy impresionado!
¡Ya ni quería cobrarnos!
Y eso que al principio no había sido tan amable.
Cuando le mostramos todo lo que hay disponible en su idioma, se conmovió muchísimo.
Tal vez ustedes hayan tenido experiencias parecidas.
Pero les aclaro algo: ¡quizás no sea muy buena idea mostrar un video a alguien mientras conduce!
Si nuestra devoción piadosa es genuina, entonces estaremos muy ocupados demostrándolo con acciones.
Un antiguo refrán dice: “El tiempo vuela cuando lo estás pasando bien”.
Y hasta científicamente se ha comprobado que este dicho tiene algo de verdad.
Un estudio publicado en 2012 en una revista especializada en psicología dice que aunque tenemos la tendencia a creer que el tiempo vuela porque lo estamos pasando bien, estudios demuestran que lo que nos hace disfrutar algo es estar usando el tiempo con un propósito.
Al parecer, lo que importa es ir tras una meta o tener sentido de compromiso para lograr algo.
Hacer lo que nos gusta no es lo que hace que el tiempo vuele.
Lo que sí hace que se pase volando es trabajar con un objetivo.
Interesante, ¿verdad?
Si somos de la clase de personas que están ocupadas efectuando actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa y hacemos todo lo posible por alcanzar la vida eterna, estaremos acelerando la llegada del día de Jehová en nuestra mente y corazón.