Nuestro texto para hoy es Mateo 10:16. Abramos la Biblia en el capítulo 10 de Mateo y examinemos el contexto. Como podrán ver, en los primeros versículos aparece una lista de los 12 apóstoles. Y el versículo 5 dice: “A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes”. Entre otras cosas, les pide que, por el momento, solo vayan a los de la casa de Israel. En el 7, les dice que le hablen a la gente sobre el Reino de los cielos. En el 8, los manda a curar enfermos, levantar muertos y expulsar demonios. Luego, en el 9 y el 10, les explica cómo se cubrirían los gastos de esta obra: principalmente por donaciones. Del 11 al 14 vemos cuál sería su territorio, cómo lo abarcarían —de casa en casa—, cómo cultivarían el interés de la gente y qué deberían hacer si los rechazaban. Entonces llegamos al versículo 16 y vemos cómo sigue esta reunión para la predicación. Noten que, teniendo en cuenta la labor que harían, lo que Jesús les dice ahora a sus apóstoles podría intimidarlos un poco. Leamos el versículo 16 completo: “¡Miren! Los estoy enviando como ovejas en medio de lobos; por lo tanto, demuestren ser cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas”.
A continuación, Jesús les explica por qué tendrían que comportarse así. En el versículo 17, les dice que los entregarían a los tribunales y los azotarían, y en el 18 añade que los llevarían ante gobernantes y reyes a causa de su fe. Eso debió haberles dado mucho en que pensar. Los podemos imaginar inquietos, mirándose unos a otros con cara de preocupación. Pero los discípulos comprendieron lo que Jesús les había dicho en el versículo 16. En su comparación, habló de cuatro animales. Primero les dijo: “Los estoy enviando como ovejas en medio de lobos”. Seguro que entendieron esas palabras de inmediato, pues en las Escrituras Hebreas se hace la misma comparación. Salmo 100:3 dice: “Somos su pueblo, y las ovejas de su apacentamiento”. Estaba claro. Y también entendieron la referencia a los lobos, pues sabían que ellos cazan y devoran ovejas. Así que captaron el punto: muchas personas se pondrían en su contra. Era una advertencia de lo que sucedería.
¿Y qué hay de lo que dijo Jesús sobre ser como serpientes y como palomas? Para ser sinceros, si a alguien lo comparan con una serpiente, no se lo toma como un cumplido. ¿Por qué? En parte, por la reputación que se ha ganado Satanás, “la serpiente original”, y todo el daño que ha causado a la humanidad. Pero Mateo 10:16 dice que seamos como serpientes. ¿En qué sentido? Recordemos que en Génesis se llama a la serpiente “la más cautelosa de todas las bestias [...] que Jehová Dios había hecho”. Y esa es la característica que Jesús estaba destacando. Sus seguidores debían ser cautelosos al efectuar su ministerio, sobre todo ante la oposición.
¿Y cuán cautelosas son las serpientes? Bueno, muchos ni siquiera nos atrevemos a mirarlas, y menos vamos a examinarlas de cerca para averiguarlo. Mejor fiémonos de lo que dice un especialista británico. Él indica que, incluso cuando ataca, la serpiente es cautelosa. Trata de asegurarse de que su mordedura sea precisa y mortal. En ocasiones, afirma el especialista, la serpiente se lanza contra su presa pero se detiene justo antes de alcanzarla. Algunas veces, ni siquiera abre la mandíbula. ¿Por qué? Porque está calculando y, a la vez, siendo cautelosa. En este punto, según el experto, la serpiente a veces empieza a desenrollarse con el fin de estar lista en caso de que tenga que salir huyendo por el contraataque de su presa. Sí, la serpiente es muy cautelosa. Y no olvidemos que Jesús participó en la creación y conocía muy bien las características de la serpiente. De forma que no nos sorprende que les dijera a sus discípulos que la cautela debía ser parte de su personalidad, en especial cuando se enfrentaran a personas salvajes como lobos.
Al incluir a las palomas en la comparación, ¿cómo enriqueció Jesús la lección? Bueno, si cuando vamos a predicar el mensaje del Reino solo nos parecemos a las serpientes, difícilmente los demás sentirán ganas de escucharnos. Por eso incluyó Jesús a la paloma en esta comparación. Ahora bien, ¿cómo diríamos que es la paloma? Una paloma transmite calma cuando uno la ve. De hecho, es una criatura tan dócil y apacible que hay quien la considera la oveja de entre las aves. Sin duda, nos queda claro lo que espera Jehová de sus siervos. Pero ¿qué pasaría si solo fuéramos unas blancas palomitas y no nos pareciéramos en nada a la serpiente? La obra “Perspicacia” dice sobre la paloma: “Suele ser bastante confiada ante el hombre, por lo que es posible entramparla o cazarla fácilmente”. Por eso Jesús dijo: “Demuestren ser cautelosos como serpientes”. Si lo hacemos, nadie se aprovechará de nosotros, de nuestra personalidad cristiana. Y tampoco será fácil que caigamos en alguna trampa.
Ahora los invito a buscar el capítulo 12 de Marcos. Jesús tenía cualidades como las de una paloma: era tierno y amable al tratar con los demás. Pero ¿era también cauteloso? Leamos Marcos 12:14, en especial la pregunta que le hacen los fariseos: “¿Es lícito pagar la capitación a César, o no?”. Está claro que aquellos líderes religiosos le habían tendido una trampa a Jesús: querían que dijera algo en contra del gobierno romano. ¿Qué habría contestado alguien que solo fuera inocente como una paloma? Quizás habría dicho: “Sí, es lícito pagarle impuestos a Roma”. Pero una respuesta como esa habría metido en serios problemas a Jesús, y los fariseos lo sabían de sobra. Por eso Jesús respondió con la cautela de una serpiente. En Marcos 12:15-17, los fariseos insistieron: “‘¿Debemos pagar, o no debemos pagar?’. Echando de ver su hipocresía, él les dijo: ‘¿Por qué me ponen a prueba? Tráiganme un denario para verlo’.
Trajeron uno. Y él les dijo: ‘¿De quién es esta imagen e inscripción?’. Ellos le dijeron: ‘De César’. Jesús entonces dijo: ‘Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios’. Y se maravillaban de él”. Si Jesús simplemente les hubiera dicho: “Paguen impuestos al César”, ellos, en lugar de maravillarse, se habrían encolerizado. Pero Jesús fue cauteloso y no cayó en la trampa.
Ahora bien, ¿en qué situaciones deberíamos ser prudentes y actuar con cautela? Por un lado, en nuestras conversaciones. Por ejemplo, debemos abstenernos de alabar o criticar a partidos, propuestas o líderes políticos. Tenemos que imitar a Jesús y hacer lo que se nos pide en Romanos 13: respetar a las autoridades, aun si son corruptas, deshonestas e incompetentes. Hace poco, un hermano de un país que prefiero no especificar me dijo: “Actualmente, la prueba de neutralidad más grande para mí es abstenerme de decir algo negativo del gobierno”. Sabemos a lo que se refiere, ¿cierto? Y también debemos actuar con cautela cuando les prediquemos a los refugiados. Miles de personas han emigrado a distintos países para huir de la persecución política y los conflictos étnicos. Es natural que sientan mucho dolor y que quieran desahogarse y hablar mal de los responsables de la situación. Al predicarles, ¿cómo podemos ser inocentes como palomas pero cautelosos como serpientes? Mostrando calma, como hace la paloma. Hay que escuchar con paciencia. Claro, si se abren y nos cuentan algunas de sus experiencias más traumáticas, debemos ser cautelosos como la serpiente y evitar involucrarnos en conversaciones sobre personajes o temas políticos. Lo mejor es seguir las indicaciones de la sucursal y predicarles de una forma que no ponga en riesgo a nadie. Y también es importante que, al visitar a los refugiados, cuidemos la manera en que nos vestimos y arreglamos, a fin de no ofenderlos. Les pondré un ejemplo: en Myanmar, se considera ofensivo que una mujer traiga descubiertos los hombros. Así que es bueno estar al tanto de las costumbres de los refugiados y respetarlas.
¿Y qué podemos decir de las noticias que transmiten los medios? Con eso también hay que ser cautelosos. En algunos lugares, el gobierno decide lo que se dice, y eso puede incluir mentiras descaradas y acusaciones ridículas. Nuestra organización ha sido víctima de eso. Alguien cuya personalidad solo es como la de una paloma podría caer en la trampa y asustarse. Pero si también es cauteloso como una serpiente, no se dejará engañar. ¿Y es distinta la situación en países con mayor libertad? ¿Son siempre imparciales las noticias? También en esos lugares, los cristianos debemos cuidarnos de no adoptar los enfoques prejuiciados de ciertos periodistas y comunicadores. En vez de dejarnos influenciar por sus preferencias políticas, debemos hacer lo que Pablo le indicó a Timoteo. Leamos Segunda a Timoteo, capítulo 1, versículo 13: “Sigue reteniendo el modelo de palabras saludables [...] con la fe y el amor que hay en relación con Cristo Jesús”. Así que el texto de hoy nos ayuda a ver que, si deseamos imitar a Cristo, debemos “ser cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas”.