¿Sobre qué cosas debía reflexionar Timoteo y a qué cosas le dijo Pablo que se dedicara de lleno?
¿Y qué debemos hacer nosotros para que los demás vean claramente nuestro progreso?
Abramos la Biblia por 1 Timoteo, capítulo 4, y analicemos el contexto.
Leeremos el último párrafo de este capítulo.
En 1 Timoteo 4:11-16 dice: “Sigue dando y enseñando estos mandatos.
No permitas que nadie menosprecie tu juventud.
Más bien, sé un ejemplo para los fieles por tu manera de hablar, tu conducta, tu amor, tu fe, tu castidad.
Mientras llego, sigue aplicándote en la lectura pública, en aconsejar y en enseñar.
No descuides el don que tienes y que recibiste mediante una profecía cuando el grupo de ancianos te impuso las manos.
Reflexiona sobre estas cosas; dedícate de lleno a ellas, para que todos vean claramente tu progreso.
Presta constante atención a tu conducta y a tu enseñanza.
No dejes de hacer estas cosas, pues así te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan”.
La expresión dedicarse de lleno podría traducirse “meterse de lleno en algo”.
No es un acto momentáneo.
Supongamos que metemos una cebolla en una olla de sopa.
Si solo la dejamos un ratito, cuando la sacamos la cebolla sigue entera, y la sopa no ha cambiado de sabor.
¿Pero qué pasa si cortamos la cebolla, la echamos dentro de la sopa y la dejamos ahí durante horas?
La cebolla se va deshaciendo en la sopa hasta que llega un punto en el que, aunque uno quiera, ya no puede sacarla.
Si nos dedicamos de lleno a algo, eso llega a ser parte de nosotros.
La palabra griega para “dedicarse de lleno” se traduce literalmente “sé en estas cosas”.
Algunas traducciones también dicen “entrégate del todo a ellas”.
Entonces, ¿qué es la sopa?, ¿qué son estas cosas a las que nos tenemos que dedicar de lleno?
El versículo 12 menciona habla, conducta, amor, fe y castidad.
Así que preguntémonos: “¿Son estas cualidades y actos parte de mi ser?”.
Por ejemplo, ¿se ve claramente nuestro progreso en nuestra forma de hablar?
Aquí Pablo no se refiere a ser un buen orador.
Timoteo ya llevaba 10 años visitando congregaciones, y era muy conocido cuando recibió esta carta de Pablo.
Más bien, su progreso tendría que verse claramente en cualidades como el amor, la fe y la lealtad que demostraba con su manera de hablar.
Y, relacionado con esto, veamos lo que dice Santiago 1:26.
Aquí se resalta el efecto que tiene nuestra habla en nuestra adoración.
Santiago 1:26 dice: “Si alguien piensa que adora a Dios pero no mantiene bajo control su lengua, está engañando a su propio corazón, y su adoración no sirve de nada”.
Y otra traducción antigua dice: “Su religión no sirve para nada”.
De hecho, este es uno de los textos que llevó a nuestros hermanos a la conclusión de que existe la religión verdadera y la religión falsa.
Nosotros no queremos hacer lo mismo que la religión falsa, y engañarnos pensando que, mientras hagamos algo bueno, a Dios no le importará que digamos cosas crueles o mintamos.
No, mantenemos bajo control la lengua, o la refrenamos, como dice la nota.
Y eso nos recuerda lo que dice Santiago 3:3 sobre los caballos.
Refrenar la lengua no significa que no podamos hablar nunca, igual que ponerle frenos a un caballo no significa que no podamos montarlo.
Los caballos son preciosos, muy fuertes, y además pueden ser muy útiles si los entrenamos.
Así que hablamos, pero controlamos lo que decimos para que tenga el efecto que deseamos, el efecto que Jehová quiere que tenga.
Nuestra forma de hablar demuestra si hemos progresado en sentido espiritual.
Hoy día, la mayoría no servimos en congregaciones como la de Éfeso, a la que Timoteo tenía que proteger de “cuentos falsos” y de “mensajes inspirados que engañan y […] enseñanzas de demonios”.
Pero sí podemos ser un buen ejemplo para los demás con nuestra manera de hablar.
Tanto aquí en Betel como en las congregaciones trabajamos en equipo.
El Salmo 133 nos enseña que Jehová bendice a los hermanos que trabajan “juntos en unidad”.
Y 1 Pedro 4:14 dice que el espíritu de Jehová “descansa” sobre la congregación.
Así que Jehová bendice el trabajo en equipo.
Ningún ser humano tiene todas las cualidades necesarias para hacer todo el trabajo él solo. Claro, cuando trabajamos en equipo, hay que hablar.
Hablamos sobre nuestro trabajo, y a veces nos preguntamos: “¿Está bien planificado?, ¿estamos haciendo bien el trabajo?, ¿está funcionando?, ¿estamos siguiendo todas las pautas de la organización?, ¿está dando buenos resultados?”.
En una conversación así, las respuestas a estas preguntas tendrán un efecto en las personas que hayan invertido muchas horas y esfuerzo en este proyecto de trabajo.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si a alguien no le gusta la manera en la que nosotros hicimos las cosas?
¿Qué pasa si nos señalan un problema pero la solución que nos proponen es aún peor que el problema?
¿Dejaríamos de escuchar a esa persona o dejaríamos de respetarla por eso?
¿O más bien le daríamos las gracias por habernos hecho ver que algo no funciona y nos pondríamos a buscar otra solución?
¿Cómo se lo diríamos?
¿Qué palabras usaríamos?
Esta podría ser una muy buena oportunidad para demostrar que somos “un ejemplo para los fieles” por nuestra manera de hablar.
¿Se han dado cuenta de que algunas personas siempre están animando a los demás y les dan las gracias por las cosas que hacen?
No dejan de hacer esto nunca, incluso cuando corrigen a alguien.
Y no es que usen una fórmula matemática, no dan “consejos tipo sándwich”: ánimo, consejo, ánimo.
¡No, es interés genuino!
Lo hacen porque están pendientes de nosotros y nos quieren.
Estas personas siempre están animando a los demás, no solamente cuando tienen que corregir a alguien.
¿Saben de esos ancianos que hasta en la situación más estresante hacen que todo el mundo se ría y, si tienen que dar un consejo, lo hacen de tal modo que nadie se ofende?
¡Es un arte!
No cometamos el error de pensar: “Él es así por naturaleza”.
No, eso es progresar.
En nuestra familia Betel muchos tienen esta habilidad, y los valoramos de verdad.
Seamos un ejemplo para los fieles por nuestra manera de hablar.
Pero Pablo también habla de la conducta y de la castidad.
Nos encanta estar rodeados de personas que quieren de verdad seguir las elevadas normas morales de Jehová en su vida.
Y 1 Timoteo 4:12 también dice que seamos ejemplos en mostrar “amor”.
Si Timoteo hubiera tratado mal, con dureza a sus hermanos, eso habría provocado que se olvidaran de todas las cosas buenas que él ya había hecho por ellos como maestro y como superintendente.
Y, por último, tenemos que ser un ejemplo para los fieles por nuestra fe.
Demostramos que tenemos fe cuando somos capaces de ver la mano de Jehová, de ver que nos apoya y que bendice las cosas que hacemos.
¿Podemos construir en Rámapo estando confinados?, ¿cómo vamos a hacer videos si no podemos juntar a 20 personas en un espacio pequeño?, ¿cómo haremos discípulos si tenemos que mantener dos metros de distancia con los demás?
Y ¿qué está pasando?
Lo de Rámapo va a muy buen ritmo, JW Broadcasting® se está usando muchísimo, asisten más personas a nuestras reuniones que nunca antes, y todas las semanas se siguen bautizando miles de nuevos discípulos.
¿Y por qué?
Porque todas las cosas son posibles para Dios, y lo vemos gracias a la fe.
Tenemos que ser un ejemplo para los fieles por nuestra habla, conducta, amor, fe y castidad.
Esto es la sopa.
Reflexionemos sobre estas cosas, metámonos de lleno en ellas.
De ese modo, todos podrán ver nuestro progreso claramente.