Busquemos Hebreos 13, versículos 5 y 6, y veamos el contexto de las palabras del texto de hoy.
Hebreos 13:5, 6 dice: “Que su modo de vivir esté libre del amor al dinero, y estén contentos con las cosas que tienen.
Porque él ha dicho: ‘Nunca te dejaré y jamás te abandonaré’.
Así que podemos decir llenos de confianza: ‘Jehová es mi ayudante.
No tendré miedo.
¿Qué puede hacerme el hombre?’”.
Estas palabras nos animan mucho en estos tiempos de inestabilidad económica.
Nos acordamos de los miles de personas que perdieron sus hogares debido a las inundaciones en lugares como Texas y Luisiana, en Estados Unidos; también en Sierra Leona, donde hubo terribles deslizamientos de tierra, y también nos acordamos de nuestros hermanos de Colombia.
Y pensamos en los millones de personas que sufren de extrema pobreza, como en Venezuela, donde muchos hacen lo que sea para mejorar sus condiciones de vida.
Así que esta es una promesa muy importante para los siervos de Jehová.
Analicémosla más en detalle y veamos cómo está ayudando a nuestros hermanos.
¿Cuándo se hizo esta promesa?
¿Por qué era necesaria?
¿Quién escribió estas palabras?
Todo indica que fue el apóstol Pablo.
¿Y desde dónde escribió?
¿Y cuándo?
Veamos el capítulo 13, versículos 23 y 24: “Quiero que sepan que nuestro hermano Timoteo ha sido liberado [“liberado”, así que Pablo estaba en prisión].
Si él viene pronto, iremos juntos a verlos”.
Entonces Pablo creía que él también sería liberado pronto.
Y el versículo 24, al final, dice: “Los hermanos de Italia les envían sus saludos”.
Así que por esta y otras razones podemos concluir que Pablo escribió la carta a los Hebreos en el año 61 de nuestra era, justo antes de ser liberado de su primer encarcelamiento en Roma.
¿Cuántas veces había estado preso Pablo hasta ese momento?
Bueno, recordarán que estuvo en la cárcel con Silas en Filipos alrededor del año 50.
Esto ocurrió durante su segundo viaje misionero.
Luego, hacia el año 56, lo detuvieron y estuvo encarcelado dos años en Cesarea.
Después tomó un barco para presentar su caso en Roma, sufrió un naufragio, acabó en Malta...
Después se subió a otro barco, llegó a Roma, y pasó otros dos años en arresto domiciliario hasta el año 61.
Y luego estuvo preso una vez más antes de ser ejecutado.
¿Pero por qué contamos todo esto?
Porque Pablo sabía por experiencia lo que es estar contento con lo que uno tiene.
Él sabía lo que significaba seguir la guía de Jehová, aunque a veces eso implicara vivir con poco.
Sabía cómo se comía en la cárcel.
Conocía la comida de la cárcel en Filipos, la de la cárcel en Cesarea, la de la cárcel en Roma.
Y cuando Pablo escribió a los filipenses estaba bajo arresto domiciliario.
Y a ellos les escribió las palabras que encontramos en Filipenses capítulo 4, versículos 11 y 12: “He aprendido a estar contento sean cuales sean mis circunstancias.
Sé vivir con poco y sé vivir con mucho.
En todo y en cualquier circunstancia he aprendido el secreto de estar satisfecho y de pasar hambre, de tener mucho y de no tener nada”.
Así que hay un secreto, y Pablo lo conocía.
El secreto de estar contento tiene dos partes.
Si nos va bien en sentido económico, necesitamos sabiduría para ver las cosas materiales de la forma correcta.
Algunos quizás piensen: “Bueno, si puedo pagarlo, ¿por qué no me lo voy a comprar?”.
Pero, para los que conocen el secreto, la pregunta no siempre es si puedo pagarlo, sino: “¿Estoy usando lo que tengo para servir a Jehová?”.
Pablo sabía vivir teniendo mucho, pero también sabía vivir sin tener nada; sabía estar contento con poco.
Y eso significa saber cómo mantener la ansiedad bajo control.
Quien sabe estar contento con lo que tiene nunca reaccionará de forma exagerada si sufre una pérdida económica.
Pero volvamos a los hebreos.
¿Por qué necesitaban este consejo?
Pensemos en cuándo les escribió Pablo, el año 61 de nuestra era.
¿Qué había pasado unos 15 o 20 años antes de esto, entre el 41 y el 54 de nuestra era?
Fue una “época de mucha hambre”, la que se menciona en Hechos 11:28, 29.
Un hambre tan larga y terrible que cristianos de otros lugares del mundo les enviaron ayuda a los hermanos de Judea.
¿Pudiera ser que los hermanos de Judea a los que Pablo escribió la carta a los Hebreos estuvieran demasiado preocupados por el dinero porque recordaban aquella hambre?
¿Qué lección aprendemos de esto?
Que, aunque tengamos poco, nunca deberíamos llegar a amar el dinero ni tampoco estar demasiado preocupados por el dinero.
En vez de eso, deberíamos esforzarnos por ser ricos a los ojos de Jehová.
¿Tenemos ejemplos actuales de hermanos y hermanas que demuestran que están contentos con lo que tienen, que han aprendido el secreto de vivir sin tener nada y que ponen las cosas espirituales en primer lugar?
Bueno, pensemos en la situación de nuestros hermanos de Venezuela.
El Fondo Monetario Internacional prevé que la inflación en Venezuela pronto superará el 2000 %.
Eso significa que algo que antes costaba 3 dólares pronto costará 63 dólares.
Por supuesto, nuestros hermanos también están muy preocupados por su seguridad.
La gente está actuando de forma desesperada.
Bandas armadas entran a robar a cualquier lugar en el que creen que hay algo de valor.
El título de la asamblea regional de este año provocó una situación inesperada.
El título era “¡No se rinda!”, y justo esa frase, “¡No se rinda!”, era el lema que por casualidad había adoptado el partido político de la oposición.
Así que en una de las ciudades donde se iba a celebrar la asamblea cancelaron el contrato del lugar que íbamos a usar.
Lo que pasó fue que el funcionario que administraba el local vio el título de la asamblea y pensó que éramos miembros del partido de la oposición.
Pero entonces una hermana que les hace clases particulares a los hijos del gobernador le explicó a la esposa que los Testigos somos neutrales.
Gracias a eso, se aclaró el malentendido y se pudo realizar la asamblea tal como se había planificado.
En tiempos de desesperación e inseguridad económica, nuestra hermana pudo pensar con claridad porque puso las cosas espirituales en primer lugar.
Como actuó con buen juicio, nuestros hermanos pudieron tener su asamblea.
Los superintendentes de circuito han informado que los hermanos están siendo muy generosos y comparten lo poco que tienen.
En medio del caos, los hermanos han mostrado mucha fuerza y aguante.
Y la sucursal escribe: “Nunca hemos estado mejor en sentido espiritual.
Ha aumentado la asistencia a las reuniones, la actividad en la predicación y la cantidad de precursores regulares.
Personas que antes no mostraban mucho interés ahora quieren estudiar la Biblia, y se ven caras nuevas en las reuniones y en las asambleas.
Los hermanos agradecen mucho todo lo que la organización ha hecho para fortalecer su fe.
Se sienten muy felices de estar en la verdad”.
Están “contentos con las cosas que tienen”.
Volvamos al consejo que les escribió Pablo a los hebreos.
¿Por qué fue tan oportuno?
Pensemos en cuándo lo escribió: el año 61 de nuestra era.
¿Y qué pasó en el año 66?
El ejército romano dirigido por Cestio Galo rodeó Jerusalén.
Jesús les había dicho a sus discípulos lo que iba a ocurrir y lo que tenían que hacer cuando eso ocurriera.
Su supervivencia no dependería de tener un trabajo estable ni de sus posesiones, sino que dependería de que fueran obedientes a Jesús.
Tenían que mantenerse fuertes en sentido espiritual y tenían que cuidar de su amistad con Jehová.
Los que eran obedientes sabían exactamente lo que debían hacer.
Nosotros no sabemos las cosas por las que tendremos que pasar.
Habacuc 3:17 dice que tal vez “los campos no produzcan alimento” antes de que venga el fin.
Pero seguiremos viendo cómo Jehová cumple su promesa: “Nunca te dejaré”; “Jamás te abandonaré”.
Si entendemos esto, podremos estar contentos con las cosas que tenemos.