¡Qué bonito es estar vivos y servir a Jehová en esta época tan emocionante! ¿No les parece? Es como si todos los días sucediera algo nuevo en la organización de Jehová. Hacia cualquier lado que voltemos, vemos más y más avances y cambios. Por ejemplo, se han modificado los formatos de las reuniones y asambleas a fin de utilizar videos.
Con la predicación en áreas metropolitanas y el uso de exhibidores portátiles, las formas de predicar se han diversificado. Y no olvidemos las explicaciones más recientes sobre verdades bíblicas, sobre todo de eventos que sucederán durante la Gran Tribulación. Tan solo hace unos años, nadie habría siquiera imaginado todo lo que ha estado sucediendo en los últimos meses.
¿Quién habría pensado que tendríamos nuestro propio canal de televisión por Internet? ¿O que produciríamos publicaciones en unos 800 idiomas? No cabe duda. El carro celestial con Jehová en el asiento del conductor va hacia adelante a toda marcha. ¿Cómo se sienten al ver todo esto? En lo personal, me gusta reflexionar en la gran alegría que sentimos cuando concluye una asamblea, ya sea regional o internacional.
¿No es cierto que nuestros corazones terminan rebosantes de aprecio y felicidad? Nuestros sentimientos de alegría hacen eco de las palabras del Salmista que se encuentran en Salmo 144:15. Ahí dice, «Feliz es el pueblo para quien es justamente así. Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová». Pero siendo realistas, tenemos que reconocer que esos sentimientos de enorme alegría no duran para siempre.
Llegamos a casa y nos encontramos con la triste realidad de que tenemos que seguir lidiando con este mundo malvado. Tal como dice segunda a Timoteo 3:1, vivimos tiempos críticos, difíciles de manejar. Por eso, no nos sorprende que a veces nos cueste trabajo mantener una actitud positiva.
Tal vez nos sintamos tristes, desanimados, abatidos o abrumados con todas las cosas que tenemos que afrontar. ¿Qué puede ayudarnos a mantener una actitud positiva ante nuestras circunstancias? Bueno, hay varias cosas que podemos hacer. Para empezar, analicemos tres citas bíblicas.
La primera es Salmo 16:11, que dice, «Me harás conocer la senda de la vida. El regocijo hasta la satisfacción está con tu rostro. Hay agradabilidad a tu diestra para siempre».
¿Cuál es la idea? Pensar en nuestras bendiciones. La segunda lección está en Proverbios 4:25. En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben mirar, ¿sí? Tus propios ojos radiantes deben mirar con fijeza directamente enfrente de ti. ¿Cuál es la idea de este versículo? Fijar la vista en el futuro.
Ver el cuadro completo. La tercera cita es Eclesiastés 4:6, que dice, «Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento». ¿Notó qué hay que hacer? Descansar lo suficiente.
Necesitamos ser cuidadosos y no permitir que la televisión o el internet nos quiten el tiempo que necesitamos para descansar y dormir. Bueno, estas son tres cosas que es bueno recordar. Pero otra cosa que también nos ayudará es leer relatos bíblicos.
Cuando analizamos la Biblia, nos motiva ver que los profetas de la Antigüedad se sentían de la misma forma que nosotros. Eran gente común y corriente. Por ejemplo, leamos lo que Santiago escribió acerca del profeta Elías.
Eso lo encontramos en Santiago 5:17. Menciona, «Elías era hombre de sentimientos semejantes a los nuestros». Después Santiago explica que orar le sirvió mucho a Elías, y lo mismo puede ocurrir en nuestro caso. Pero, ¿Qué más aprendemos de Elías? ¿Recuerda la lectura dramatizada de la Biblia que nos ayudó a visualizar aquel relato en el que Elías desafió a los falsos profetas de Baal y demostró que Jehová es el único Dios verdadero? ¿Se imagina qué fortalecedor fue para Elías ver fuego bajar del cielo y devorar el sacrificio? Imagina la cara que pusieron los falsos profetas ante aquello.
¿Cómo se habría sentido usted si fuera Elías? ¿Y qué pasó después? La sequía que había durado tres años y medio llegó a su fin con un tremendo aguacero, lo que dejó claro una vez más que Jehová era el Dios verdadero y Elías su profeta. Después Elías dejó atrás el carro del Rey Jacob y corrió 30 kilómetros, casi 19 millas, desde el Monte Carmelo hasta Jezreel. Si usted hubiera sido Elías, ¿Cómo se habría sentido en ese momento? Su fe habría estado más fuerte que nunca.
Tal vez como uno se siente al final de una asamblea internacional. Sin embargo, recuerden lo que pasó después. El relato en 1 de los Reyes 19:3, 4 lo explica.
Y a él le dio miedo. Por lo tanto, se levantó y empezó a irse por su alma y llegó a ver Seba, que pertenece a Judá. Entonces dejó allá atrás a su servidor.
Y él mismo entró en el desierto camino de un día. Y por fin llegó y se sentó debajo de cierta retama. Y se puso a pedir que muriera su alma y a decir, basta, ahora, oh Jehová, quítame el alma, porque no soy mejor que mis antepasados.
¿Por qué estaba Elías tan desanimado? Observen lo que dijo en primero de los Reyes 19:14. He estado absolutamente celoso por Jehová, el Dios de los ejércitos, pues los hijos de Israel han dejado tu pacto, tus altares los han demolido y a tus profetas los han matado a espada. De modo que solo quedo yo.
Y empiezan a buscar mi alma para quitármela. ¿Alguna vez se ha sentido así? Pobre de mí, soy el único que está pasando por este problema. Nadie entiende lo que siento.
Pensar de esa manera puede afectar nuestra actitud positiva. Pero, ¿Cómo ayudó Jehová a Elías? En 1 de los Reyes 19:15, 18, leemos que Jehová lo hizo recordar tres cosas. En primer lugar, Jehová le dijo que iba a resolver el problema.
Jehú iba a ser ungido como rey. Segundo, Jehová prometió ayudar e indicó que se nombrara Eliseo ayudante de Elías. Y en tercer lugar, Jehová le dijo a Elías que no estaba solo.
Con él había otros 7000 hombres fieles. Nosotros podemos estar seguros de que Jehová nos cuidará, como Elías. Leamos lo que dice 1 Pedro 5:6, 7. Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los ensalce al tiempo debido, a la vez que echan sobre Él toda su inquietud, porque Él se interesa por ustedes.
Sí, le importamos a Jehová, y Él nos ayuda cuando estamos desanimados, igual que ayudó Elías. Cuando echo una mirada al pasado, recuerdo cosas que, en su momento, me desanimaron. ¿Les cuento un poquito sobre esos momentos difíciles? Bueno, por ejemplo, cuando estaba sirviendo de misionero, casi me mata la fiebre tifoidea.
También recuerdo los 10 años que cuidé de Jenny, mi primera esposa, y la apoyé en su batalla contra el cáncer de mama. Después perdí la vista en mi ojo izquierdo debido a un tipo de cáncer llamado melanoma uveal. También he perdido buenos amigos en la muerte, incluida Jenny, y en ocasiones uno tras otro.
Y cuando era misionero, llegué a tener sentimientos de soledad. A eso, súmenle la frustración de cometer errores por mis propias debilidades, así como tratar de encontrar el equilibrio entre lo que quiero hacer y lo que en realidad puedo hacer. En ocasiones, estas cosas me han desanimado, y sé que muchos de ustedes pasan por cosas peores.
Pero, ¿Qué nos puede ayudar cuando nos sentimos abrumados por los problemas? Bueno, aparte de lo que ya hemos mencionado, leer las palabras de 1 Pedro 5:9, 10, puede consolarnos. Pero, pónganse en contra de él, es decir Satanás, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos, van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará Él mismo el entrenamiento de ustedes.
Él los hará firmes. Él los hará fuertes. Sí, es muy animador saber que no estamos solos.
Muchos de nuestros hermanos y hermanas han enfrentado problemas similares y los han superado. Tal como en el caso de Elías, es como si de alguna manera estuviéramos rodeados por 7000 siervos de Jehová. Pero tal vez, igual que Elías, en ocasiones nos olvidemos de estos siervos fieles.
¿Qué tenemos que hacer entonces? Conocerlos más. Hacerles preguntas. Probablemente nos sorprendamos al ver cuánto pueden animarnos.
Sí, podríamos terminar descubriendo una nueva fuente de ánimo y fortaleza.