Geoffrey Jackson: "El nombre de nuestro Padre celestial"

Este mes, hablaremos de algo por lo que todos los siervos de Dios, sin importar dónde vivamos o cuál sea nuestro idioma, sentimos mucho cariño. El tema de este discurso es el nombre de nuestro Padre Celestial. Como saben, en hebreo este nombre se escribe con cuatro consonantes que se pueden transliterar con las letras YHWH o JHVH.

La pronunciación más común de este nombre hebreo es Jehová. Hechos capítulo 15, versículos 14 y 17 dice que Jehová ha sacado de entre las naciones un pueblo para su nombre. Y los testigos de Jehová nos sentimos orgullosos de ser el pueblo que hoy lleva su nombre.

En cambio, muchas religiones que afirman respetar la Biblia no aceptan ese santo nombre ni quieren darle honra. Algunas lo han quitado de sus traducciones de la Biblia o hasta han prohibido que se pronuncie en sus iglesias. Pero a los que estudiamos a fondo la Palabra de Dios, no nos sorprende que hagan eso.

Repasemos las palabras que encontramos en Jeremías 23, versículo 27. En este texto, Jehová habla de los falsos profetas. Fijémonos en lo que dijo que harían.

Están pensando en hacer que mi pueblo olvide mi nombre. ¿Realmente es posible hacer que alguien olvide el nombre de su propio Padre? Aunque parezca extraño, eso es precisamente lo que Satanás ha estado intentando. Que la gente olvide el nombre de Jehová.

Cuán importante es que sigamos declarando el nombre de Jehová por todas partes. Pero, ¿por qué tantos traductores han sustituido el nombre de Jehová por títulos como Señor o Dios en sus traducciones de la Biblia? En el programa de este mes, analizaremos dos de las razones que suelen dar. Y veremos que sus argumentos no tienen ningún fundamento.

Esto hará que valoremos más la traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Entonces, ¿cuál es una de las razones que dan para quitar el nombre de Dios de la Biblia? Algunos traductores han dicho que siguen una antigua tradición judía. Un ejemplo de ello es lo que indica el prólogo de una traducción publicada en 1935.

Allí dice, y cito directamente. En esta traducción, siguiendo la tradición ortodoxa judía, hemos sustituido Yahweh por el Señor. Y la frase, el Señor Yahweh, por el Señor Dios.

Fin de la cita. Es verdad que hubo un momento en que los judíos dejaron de pronunciar el nombre de Dios cuando leían en voz alta las Escrituras Hebreas. Sin embargo, no podemos olvidar lo siguiente.

Los judíos dejaron de pronunciar en voz alta el nombre de Dios debido a supersticiones. Pero nunca lo quitaron de las Escrituras. De hecho, aún hoy, si uno compra una Biblia hebrea en Israel, encontrará en ella las cuatro consonantes que forman el tetragrammatón.

Estas letras todavía aparecen miles de veces en el texto hebreo de la Biblia. Pensemos también en lo siguiente. Los judíos usaron el tetragrammatón incluso en sus escritos rabínicos, como por ejemplo la Mizná.

Y hay otro dato interesante. Los eruditos que tradujeron las Escrituras griegas cristianas al hebreo en el siglo XVI incluyeron el nombre divino al citar las Escrituras Hebreas, pues ese nombre aparece en todos los textos hebreos de referencia. Así que no fueron los judíos quienes quitaron el nombre de Dios de las Escrituras Hebreas.

En realidad, fueron los cristianos apóstatas quienes llevaron la tradición judía un paso más allá y eliminaron el nombre divino de sus traducciones de las Escrituras Hebreas. Pero, como mencionamos antes, lo cierto es que los judíos adoptaron la tradición de no pronunciar el nombre de Dios. Jesús advirtió a los judíos de su época que no se sujetaran a sus tradiciones.

Según Mateo 15, versículos 3 a 6, Jesús les dijo que habían invalidado la palabra de Dios a causa de su tradición. Claro, no todas las tradiciones son necesariamente malas. Pero, ¿es razonable la tradición de no pronunciar el nombre divino? ¿La respetan todos de la misma manera? No.

Decimos que no por tres razones. La primera, es posible que esta costumbre surgiera de una interpretación extremista del Tercer Mandamiento, el cual aparece en Éxodo 20, versículo 7. Allí dice, no debes tomar el nombre de Jehová tu Dios de manera indigna. Sin embargo, en ese mismo versículo de la Biblia, el nombre divino aparece dos veces.

Además, muchos otros textos, como Salmo 148, versículo 13, nos animan a lavar el nombre de Jehová. Segunda razón, los judíos siguieron pronunciando el nombre divino, pues formaba parte de varios nombres. Por ejemplo, los nombres Josué, Ezequías, Isaías, Jeremías y muchos otros incluían una parte del nombre Jehová.

De modo que cada vez que los judíos decían estos nombres, en realidad pronunciaban una parte del nombre Jehová. Tercera razón, Jehová hizo que su nombre se escribiera en la Biblia miles de veces para nuestro beneficio y para que lo usemos. Si en realidad no quería que lo usáramos, ¿por qué lo reveló a la humanidad? Jueces 13, 17 y 18 dicen que en cierta ocasión, Manoah preguntó al ángel de Jehová, ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se realice tu palabra, ciertamente te honremos? El ángel de Jehová le respondió, ¿Por qué debes preguntar acerca de mi nombre, cuando es nombre maravilloso? El ángel no quiso revelar su nombre a Manoah.

Jehová podría haber hecho lo mismo, pero no lo hizo. Él nos dio a conocer Su nombre. Por eso, en vez de intentar seguir una antigua tradición judía, imitamos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.

Fijémonos en lo que Él dijo en oración a Su Padre, según Juan 17, versículo 26. Y yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste, esté en ellos, y yo en unión con ellos. Los traductores que no usan el nombre divino en sus versiones de la Biblia, también defienden su postura diciendo que no se conoce la pronunciación exacta del nombre original.

Algunos expertos creen que la pronunciación original se parecía más a Yahweh que a Jehová. Otros piensan que pudo ser Yehová. Pero, ¿cuán importante es conocer la pronunciación exacta del nombre original en hebreo? Si nos concentramos en averiguar cómo se pronunciaba realmente, ¿podríamos desviarnos de la cuestión principal? Bueno, en primer lugar, expliquemos por qué usamos la pronunciación Jehová.

¿Es acaso porque se trata de la pronunciación más parecida a la original? No. Usamos el nombre Jehová porque es la forma más extendida. ¿Es lógica esta postura? Sí.

Con otros idiomas hacemos lo mismo. Normalmente, no intentamos pronunciar igual el nombre Jehová en todas las lenguas. Por ejemplo, en algunos idiomas del Pacífico Sur, donde serví como misionero, el nombre divino se pronuncia Yehovah, Yehovah, Sihovah o Yehovah.

Las traducciones de la Biblia, de cada lugar y las características de cada lengua, marcaron cómo la gente acabó pronunciando el nombre divino en su idioma. Las personas se acostumbraron a esas maneras de pronunciarlo. Por eso, no sería razonable forzar a todo el mundo a pronunciar el nombre exactamente igual, sea cual sea el idioma que se hable.

Quizás no se hayan fijado, pero en inglés, algunos pronunciamos el nombre un poco diferente a los demás debido a nuestro acento. Algunos dicen Jahovah, otros Jehovah, otros Jehovah o Jehovah. ¿Qué nos demuestra eso? Que la pronunciación será diferente según las reglas de cada idioma o según el acento de cada persona.

Así que no es necesario esforzarse por pronunciar el nombre divino como se decía en hebreo. La pronunciación en inglés de este nombre tiene siglos de historia. Se remonta a mucho tiempo atrás.

La primera vez que el nombre de Dios apareció traducido en una Biblia inglesa fue en 1530, en la traducción del Pentateuco que hizo William Tyndale. Él usó la forma Jehovah. Con el tiempo, el inglés fue evolucionando y la manera de escribir el nombre divino cambió hasta adoptar la forma moderna Jehovah.

Claro, algunos expertos prefieren usar Yahweh en vez de Jehová. Este fue el caso de Joseph Rotherham. Cuando en 1902 trabajó en su traducción literal Rotherham Emphasized Bible, usó la forma Yahweh al escribir el nombre divino.

Sin embargo, pocos años después, prefirió usar la forma inglesa Jehovah en su obra Studies in the Psalms que publicó en 1911. ¿Por qué cambió de opinión? Él seguía pensando que Yahweh era una pronunciación más exacta, pero prefirió usar la forma Jehovah porque, según dijo, es deseable mantenerse en contacto con el ojo y oído del público en un asunto como este, pues lo más importante es que el nombre divino se reconozca fácilmente. En otras palabras, Jehovah era la forma más extendida en inglés.

¿Pero no deberíamos tratar de pronunciar el nombre divino de la manera más parecida a la forma original? Como ya hemos mencionado, los expertos no se ponen de acuerdo en cómo se pronunciaba, y aunque lo supieran, la verdad es que no intentan pronunciar otros nombres de la Biblia como se hacía originalmente. Pensemos, por ejemplo, en el nombre Jesús. Así es como solemos pronunciar el nombre del Hijo de Dios.

Pero imaginemos que podemos viajar en el tiempo hasta los días de Jesús. Si fuéramos a un lugar público y dijéramos con voz fuerte, «¡Jesús!», ¿sabrían a quién nos referimos los que nos escucharan? Seguramente no. En aquel tiempo, el nombre de Jesús seguramente se pronunciaba «Yeshua» o «Yehoshua» en hebreo y «Yesos» en griego.

Está claro que, ahora, ese nombre se pronuncia de forma muy diferente. Pensemos también en lo siguiente. Cuando se escribieron las Escrituras griegas cristianas, Jehová no exigió que el nombre de Su Hijo apareciera tal como se pronunciaba en hebreo.

Él permitió que se usara la forma equivalente en griego que era más común, aunque no se pareciera a la pronunciación en hebreo. En la actualidad, el nombre Jesús también se pronuncia de formas diferentes en otros idiomas como el italiano o el alemán. ¿Deberíamos dejar de usar el nombre de Jesús porque no se pronuncia como se hacía en hebreo o porque se dice de formas diferentes en otros idiomas? Claro que no.

Además, hay que recordar que, en hebreo, el nombre Jesús tenía tres o cuatro sílabas, dependiendo de si se pronunciaba Yeshua o Yehoshua. Y en nuestro idioma, sólo tiene dos sílabas. Queda claro que no es necesario preocuparse por el número de sílabas.

Tampoco queremos desviarnos de lo más importante debatiendo sobre el número de sílabas que debe tener el nombre de Jehová, según su forma hebrea, y preguntarnos si deben ser tres como en Jehová o sólo dos como en Yahweh. Lo principal es usar la pronunciación que sea más común en nuestro idioma. Lo peor que podríamos hacer es eliminar el nombre de Dios o no querer usarlo.

Desde luego, agradecemos mucho tener la traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Esta traducción ya está disponible, completa o en parte, en 128 idiomas, y se está trabajando para tenerla en otros 39. No se trata sólo de una traducción clara y exacta de la Palabra de Dios.

Lo más importante es que también honra el nombre del Dios Todopoderoso al incluirlo más de siete mil veces. ¡Qué honor es conocer y usar el nombre de nuestro amoroso Padre, Jehová!




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