Paul Gillies: Aceptemos con gusto los cambios (Hech. 8:39)

Es un honor pertenecer a la organización de Jehová, a la que la Biblia compara con un carro que avanza constantemente.
¿Y qué pasa cuando viajamos en un vehículo?
Pues que el paisaje que vemos va cambiando todo el tiempo.
Como el carro celestial de Jehová está en movimiento, puede que nuestro paisaje cambie más de una vez si nos mudamos de un lugar a otro o si cambiamos de una asignación a otra.
Siguiendo con los comentarios de esta mañana, contestemos una pregunta: ¿qué puede ayudarnos a aceptar los cambios y ser felices?
Para contestar esta pregunta vamos a analizar el ejemplo de un cristiano sobresaliente del pasado que tuvo muchos cambios inesperados de asignación.
Se le menciona por primera vez en el libro de Hechos, en el capítulo 6.
Fue uno de los siete hombres a los que se nombró para resolver un problema grave que podía causar divisiones dentro de la congregación.
Su nombre era Felipe.
Estos siete hombres, incluido Felipe, fueron seleccionados porque, como dice el versículo 3, tenían buena reputación y estaban “llenos de espíritu y sabiduría”.
Y, claro, como estos hombres estaban llenos de espíritu y sabiduría, pudieron encargarse de la situación y resolver el problema pacíficamente.
¿Es posible que Felipe y los otros seis hombres pensaran que esta asignación iba a ser algo permanente?
Recordemos que en ese momento esa tarea administrativa era muy necesaria porque estaba habiendo un gran aumento, de hecho, unas 5.000 personas acababan de bautizarse.
Bueno, pensaran eso o no, la verdad es que su situación estaba a punto de dar un cambio radical.
Si vamos a Hechos 8:1, veremos lo que pasó.
Ahí dice: “En aquel día comenzó una gran persecución contra la congregación que estaba en Jerusalén.
Todos, menos los apóstoles, fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria”.
Así que la vida de Felipe cambió de la noche a la mañana cuando tuvo que huir de Jerusalén.
Pasó de hacer tareas administrativas a ser conocido como “Felipe el evangelizador”.
Aunque cuando escuchamos la palabra evangelizador quizá pensamos en alguien que predica con mucho entusiasmo, la verdad es que se utiliza muchas veces en la Biblia para describir a alguien que se va a predicar a una zona donde no se ha predicado antes.
Mientras que algunos de los cristianos que huyeron se fueron a predicar a los judíos, Felipe se fue en otra dirección.
Leamos el versículo 5, y fíjense en el mapa de la pantalla: “Y Felipe bajó a la ciudad de Samaria y se puso a predicarle a la gente acerca del Cristo”.
Pasó de predicarles a los judíos de Jerusalén a predicarles a los que no eran judíos en Samaria.
Y era un hábil predicador, porque el versículo 6 dice: “Todos en las multitudes prestaban mucha atención a lo que Felipe decía”.
Y obtuvo muy buenos resultados, por lo que vemos en el versículo 12: “Pero, cuando Felipe les declaró las buenas noticias del Reino de Dios y del nombre de Jesucristo, le creyeron y tanto hombres como mujeres se bautizaron”.
Esto es muy sorprendente si tenemos en cuenta que los judíos no trataban con respeto a los samaritanos.
Tuvo que ser muy animador para los samaritanos ver que Felipe no tenía ningún prejuicio.
Seguro que Felipe hizo muy buenos amigos en Samaria.
Incluso hasta puede que pensara: “Este es un lugar muy agradable para vivir.
Aquí es donde quiero establecerme y criar a mi familia”.
Pero Jehová tenía en mente otra cosa.
En el versículo 26 se habla de la asignación que le esperaba: “Sin embargo, el ángel de Jehová le habló a Felipe y le dijo: ‘Prepárate y ve hacia el sur, al camino que baja de Jerusalén a Gaza’.
(Este es un camino por el desierto)”.
¿Será que Felipe dijo: “Me encanta Samaria.
Me quiero quedar aquí.
Dame un par de diitas para pensarlo un poco…”?
No, su reacción fue inmediata.
Versículo 27.
Ahí dice simplemente que “él se preparó y se fue”.
¿Y adónde se fue?
Bueno, digamos que el paisaje cambió: dejó una región montañosa, fresquita, con unas preciosas vistas, por un camino en mitad del desierto.
No sabemos exactamente qué ruta siguió; lo que sí sabemos es que de Samaria a Gaza había que hacer un viaje muy largo.
Y hay que tener en cuenta que nadie le había dicho a Felipe por qué tenía que ir hasta allí.
Aunque estaba a punto de averiguarlo.
En algún punto del camino se encontró con un etíope que volvía a su casa después de adorar a Jehová en Jerusalén.
En aquel momento entendió por qué Jehová lo había enviado allí.
En el versículo 29 leemos: “El espíritu le dijo a Felipe: ‘Ve y acércate a ese carro’”.
Aquí de nuevo vemos lo buen maestro que era Felipe cuando se acercó al carro, habló con el etíope y le explicó algunos versículos del capítulo 53 de Isaías.
Su explicación fue tan clara que el etíope se bautizó enseguida.
Es interesante que una de las notas de estudio del versículo 27 dice que el nombre griego para “Etiopía” significa “región de caras quemadas”.
Este es otro ejemplo de que Felipe contaba con la sabiduría de Dios: él no tenía prejuicios raciales cuando predicaba las buenas noticias.
Después de que se bautizara el etíope, Felipe no perdió el tiempo.
Siguiente asignación, versículo 39: “Cuando salieron del agua, enseguida el espíritu de Jehová condujo a Felipe a otro lugar, y el eunuco no volvió a verlo”.
¿Y adónde lo condujo el espíritu?
El versículo 40 contesta esta pregunta.
Dice: “Felipe acabó en Asdod”.
¿Notaron lo que dice el versículo?
Dice que “Felipe acabó en Asdod”.
Eso nos hace pensar en que Felipe probablemente no tenía ni idea de adónde iba, pero se dejó llevar por el espíritu santo.
Ahora bien, Asdod no era su último destino.
El versículo 40 dice: “Y al atravesar el territorio siguió declarando las buenas noticias en todas las ciudades hasta que llegó a Cesarea”.
Como vemos en el mapa —por cierto, no sabemos si al final llegó a Gaza o no—, Felipe debió de seguir alguna ruta a lo largo de la costa hasta su destino final: Cesarea.
¿Y por qué Cesarea?
¿Es porque era un lugar próspero donde vivir?
¿Un puerto al lado del mar Mediterráneo con un clima cálido muy agradable, el lugar perfecto para establecerse?
Pues no, esas no eran las razones por las que Felipe decidió quedarse allí y criar a su familia.
Seguramente se quedó en Cesarea porque era una ciudad adonde venían personas de muchas partes del mundo.
Y eso le permitiría predicar a gente de distintos orígenes.
Además, sabemos que en Cesarea vivían muchas personas que no eran judías.
Llegamos a esa conclusión por lo que dice aquí en Hechos 21:8, 9.
Veinte años después, en el año 56, Felipe seguía en Cesarea.
Vamos a leer lo que se dice sobre él.
Hechos 21:8 dice: “Partimos [es decir, Pablo y Lucas] al día siguiente y llegamos a Cesarea.
Fuimos a la casa de Felipe el evangelizador, que era uno de los siete hombres, y nos quedamos con él”.
¡Qué bendición tener allí a alguien como Felipe!
Un anciano, cabeza de familia, con cuatro hijas solteras muy activas en el ministerio… Pensemos en toda la experiencia que tenía este hombre predicando en distintos territorios, colaborando desde el principio con el cuerpo gobernante…, ¡qué privilegio tenerlo allí!
Y es curioso que, aunque ahora tenía responsabilidades familiares, se le conocía como “Felipe el evangelizador”.
Y llama la atención que el versículo hace referencia, aunque solo sea de pasada, a que Felipe “era uno de los siete”.
El hecho de que se mencione su servicio en el pasado, su asignación en Jerusalén, nos enseña algo importante sobre Jehová.
Puede que se nos pida que vayamos de un lugar a otro y el paisaje que veamos vaya cambiando, pero ¡qué animador es saber que Jehová recuerda todo lo que hemos hecho en su servicio!
Lo hizo en el caso de Felipe, por eso se encargó de que quedara escrito.
Entonces, ¿qué aprendimos?
¿Qué puede ayudarnos a aceptar los cambios y ser felices?
Bueno, aunque los cambios nos lleguen a través del carro de Jehová, de su organización, y no directamente de un ángel o del espíritu santo, como en el caso de Felipe, recordemos que es Jehová quien está detrás de ellos y aceptémoslos con gusto.
Si tenemos esa actitud, seremos siempre felices.



Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Avance: Las buenas noticias según Jesús | Episodios 2 y 3

Hay alguien entre ustedes al que no conocen. Es el que viene detrás de mí. Y yo ni siquiera merezco…

Popular Posts

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

Imagina que vas a salir de viaje. Te han regalado los bolet…

JW Broadcasting: Marzo de 2025

JW Broadcasting: Marzo de 2025

Bienvenidos a JW Broadcasting®. ¡Qué alegría que estén con …

JW Broadcasting: Abril de 2025

JW Broadcasting: Abril de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Los testigos de Jehová vem…

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

¡Bienvenidos, hermanos! ¿Han pensado en lo que vimos en la …

Michael Banks: Jehová está con nosotros (Juan 17:15)

Michael Banks: Jehová está con nosotros (Juan 17:15)

El texto de hoy nos prueba muy claramente que tanto Jehová …

El deseo de su corazón

El deseo de su corazón

El rey David quería de todo corazón participar en la constr…

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Pues bien, ¿te parece que en ocasiones te faltan las dos co…

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Quisiera hablarles brevemente sobre el tema: “Siempre tenem…

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

A veces nos dan una tarea o una responsabilidad, y sentimos…