JW Broadcasting: Enero de 2025 (reunión anual del 2024, parte 2)

¡Bienvenidos!

Este es el programa de JW Broadcasting® de enero de 2025.

En el programa del mes pasado, vimos la primera parte de la reunión anual del 2024.

Disfrutamos de discursos y videos muy animadores.

Pero todavía nos quedan muchas cosas por ver.

Aquí tienen la segunda parte.

A continuación veremos un video sobre el impresionante efecto que ha tenido la misericordia de Jehová en algunas personas que habían sido sacadas de la congregación.

Se titula: La misericordia de Jehová produce buenos resultados. Les va a encantar.

El Cuerpo Gobernante ha orado sobre el tema y ha analizado cómo se podría reflejar mejor la misericordia de Jehová cuando un cristiano peca.

Dios es amor, y quiere que los pecadores se reconcilien con él siempre que sea posible.

Él no quiere que nadie sea destruido; por eso les pide que se arrepientan.

Cuando ves las imágenes, las ilustraciones, los dibujos en los que aparece un pastor buscando una oveja perdida, piensas: “¡Qué bonito!

La idea es muy bonita”.

Pero no es solo una idea o un concepto.

Es la realidad.

El hecho de que Jehová ame a las personas de esta forma —incluso a los que han sido sacados de la congregación— me hace pensar en cómo puedo imitar ese mismo amor que Jehová tiene y mostrárselo a otras personas.

Los ancianos de nuestro circuito no tardaron en poner en práctica estos cambios.

Cuando escucharon el informe y recibieron instrucciones, se reunieron de inmediato.

Los ancianos nos reunimos y hablamos de cómo podíamos ayudar a las personas que habían sido sacadas de la congregación.

Luego las visitamos.

Se alegraron de que no los hubiéramos olvidado, de que los recordáramos.

Es emocionante recibir noticias de cómo Jehová está bendiciendo el esfuerzo de los ancianos por buscar a las personas que han sido sacadas de la congregación.

Por ejemplo, durante los cuatro meses siguientes a la publicación del Informe 2 del Cuerpo Gobernante de este año, en los países supervisados por las sucursales de Filipinas y de Sudáfrica, más de 1.200 personas han regresado a la congregación.

Y, en el territorio de la sucursal de Estados Unidos, más de 5.000 hermanos y hermanas han regresado a la verdad.

En el territorio de la sucursal de Brasil, se readmitió a unos 5.200 publicadores.

Y, en el de la sucursal de Centroamérica, más de 5.300 personas regresaron a la congregación.

Los números impresionan, pero lo que es más importante es que cada uno de ellos regresó a Jehová, y que Jehová los ama.

Me vino a la mente un hombre sordociego que llevaba 45 años fuera de la congregación.

Oramos con él, le preguntamos cuál era su situación, y nos dijo: “Yo quiero volver.

Quiero volver a la familia”.

Eso fue lo que nos dijo.

Y desde entonces está estudiando y yendo a las reuniones.

Un mes después fue readmitido.

Esa noche le comuniqué el anuncio con señas táctiles: “Estás otra vez en la familia.

Eres testigo de Jehová de nuevo”.

Y él se emocionó muchísimo.

A una precursora de nuestro circuito se le pidió que diera clases a una joven mamá que estaba tratando de volver a acercarse a Jehová.

La hermana estaba entusiasmada después de la primera clase.

Dijo que había ido superbién.

Y parece que todos en la congregación están muy felices con este nuevo cambio.

Una hermana me dijo que estaba muy contenta de ver a esta joven mamá sonriendo, porque hacía mucho que no la había visto así.

Un caso emocionante es el de un hombre que fue sacado de la congregación hace 30 años.

Empezó a venir a las reuniones a principios de este año.

Él se sentaba atrás y no hablaba con nadie.

Después de que se anunciara este cambio, los ancianos decidimos visitar a este hombre, y él estuvo muy agradecido, porque decía: “Yo no sabía qué hacer para volver a la congregación”.

Y, como nosotros lo visitamos, él dijo que se sentía como si se le hubiera quitado un peso de encima.

Y ya está readmitido.

Un hermano joven al que yo le había dado clases de la Biblia dejó la verdad.

De inmediato pensamos en él.

Yo tenía su número, así que le escribí un mensaje y también le envié un enlace.

Le dije: “Por favor, mira este informe del Cuerpo Gobernante”.

Entonces, al día siguiente, recibí un mensaje del muchacho.

Me envió una foto de una carta que les había escrito a los ancianos de la congregación para pedir que lo readmitieran.

Yo rápidamente le contesté: “Entonces es que has visto el informe”.

Y me dijo: “Sí, desde ayer ya lo he visto seis veces”.

La verdad es que estábamos locos de alegría.

Pero nos pusimos aún más contentos cuando, un mes después, nos escribió para decirnos que ya había sido readmitido.

A una hermana le pidieron que le diera clases de la Biblia a alguien, y ella dijo que no le podían haber hecho mejor regalo: darle clases de la Biblia a alguien que quería volver a la congregación.

La hermana cuenta que lloraron juntas.

En una ocasión le dijo que le gustaba su bolso, y la estudiante le dijo: “Lo compré hace años para cuando pudiera predicar, cuando fuera readmitida”.

Así que hacía mucho que ella estaba intentando volver, pero simplemente no sabía cómo hacerlo.

Ahora la estudiante se da cuenta de que es Jehová quien la está ayudando, y está muy agradecida por todo el apoyo que se le está dando para volver.

Estar presente en una clase para alguien que ha sido sacado de la congregación y ver los buenos resultados me ayudó a pensar en la gran misericordia de Jehová, porque este joven llevaba fuera de la congregación nueve años y él quería volver, según nos dijo, pero no tenía las fuerzas para dar los pasos.

Alguien que había sido sacado de la congregación hace unos 17 años estaba viendo por su cuenta los videos de JW Broadcasting®.

Así que vio el informe.

Y pensó: “Es hora de volver a casa”.

Así que llamó al Salón del Reino, dejó un mensaje, y los hermanos escucharon el mensaje y rápido fueron a visitarlo.

Se comenzó un curso bíblico, y nos alegró mucho enterarnos de que ya ha sido readmitido.

Y sus padres pudieron tomar un avión para estar en el Salón del Reino cuando se anunció su readmisión.

Después él dijo: “Siento que volví a mi hogar”.

Esto resalta todavía más otra faceta de Jehová, la de Padre.

Te das cuenta de cuánto ama a sus hijos.

Y nos permite colaborar con él y ayudarlos a que vuelvan.

Así que yo quiero imitar su misericordia; para mí es un honor.

En 1979, a mi padre lo sacaron de la congregación; yo tenía ocho años.

Y crecí pensando: “Bueno, quizás mi papá volverá algún día”.

Pero pasan 10 años, 20 años, 30 años…, y no quieres perder la esperanza, pero empiezas a pensar: “Es posible que ya nunca vuelva”.

Recibí la llamada de un amigo al que conozco hace mucho.

Él y otro hermano visitaron a mi papá, y dijo que incluso aceptó un curso.

Y le dije: “¡Guau!

Esto es increíble”, porque durante casi toda mi niñez y mi vida de adulto no he tenido un padre que sirva a Jehová.

Aprendí que nunca debes subestimar todo lo que Jehová está dispuesto a hacer por una oveja.

Una oveja, sí.

Es que…, si alguien no creía que Jehová fuera misericordioso… Es que cuando termine este sistema nadie podrá decir que Jehová no se preocupó, que no hizo nada, que no envió a nadie.

No, nadie podrá decir eso, porque Jehová se está asegurando de que se haga todo lo posible.

¡Qué conmovedor!

Pero esta no es una invitación de un día.

En realidad, los ancianos tratan de imitar a nuestro cariñoso Padre, Jehová.

Toman la iniciativa y tratan de hablar con ellos, siguen tratando de ayudar a los que han sido sacados de la congregación.

Pero, además de misericordioso, Jehová también es justo y recto.

¿Qué relación hay entre estas cualidades?

El hermano Cook hablará de esto en su discurso.

Se titula: “Ayudemos a derribar y a edificar”.

En los últimos años hemos aprendido mucho sobre la misericordia de Jehová, ¿verdad?

De hecho, hoy vimos en un discurso que ahora entendemos mejor cómo va a mostrar Jehová misericordia en la gran tribulación.

La Atalaya de mayo de 2024 dijo esto: “Incluso después de que comience la gran tribulación, es posible que algunos que vean la destrucción de ‘Babilonia la Grande’ recuerden que los testigos de Jehová llevaban muchos años anunciando que eso sucedería.

¿Podría ser que algunos decidan ponerse de parte de Jehová?”.

Podría ser.

Y, si eso pasara, nos alegraremos mucho por ellos.

Otra manera en la que Jehová muestra su misericordia es dándoles la oportunidad de volver a la congregación a quienes se arrepienten.

Ya se habló de este punto antes. La Atalaya de agosto de 2024 dijo: “Jehová no tolera que quien comete un pecado grave y no se arrepiente siga formando parte de la organización.

Al mismo tiempo, él no le da la espalda a esa persona, sino que quiere que regrese.

En Oseas 14:4 leemos cómo ve Jehová a quienes se arrepienten”.

Está citado aquí, en este mismo artículo.

Dice sobre los que se arrepienten: “Sanaré su infidelidad.

Los amaré por voluntad propia, porque mi furia se ha alejado”. La Atalaya añade: “¡Qué importante es que los ancianos estén atentos a cualquier señal de que alguien ha empezado a arrepentirse!

¡Y qué importante es que quienes han dejado a Jehová den cuanto antes los pasos necesarios para regresar a él!”.

A lo largo de las Escrituras, vemos que Jehová anima con cariño a los pecadores a arrepentirse.

En Zacarías 1:3 leemos que Jehová le dijo a su profeta: “Diles: ‘Esto es lo que dice Jehová de los ejércitos: “Vuelvan a mí —afirma Jehová de los ejércitos—, y yo volveré a ustedes”’”.

Pero el hecho de que ahora entendamos mejor la misericordia de Jehová ¿significa que han cambiado de alguna manera sus justas normas?

Y, pensando en el tema de nuestro discurso, ¿qué cosas hacemos bien en derribar y qué cosas queremos edificar?

Según Eclesiastés 3:3, las dos cosas son necesarias, tanto edificar como derribar.

Después de mencionar en el versículo 1 que “para todo hay un tiempo determinado”, al final del versículo 3 dice que hay “un tiempo para derribar y un tiempo para edificar”.

Así que, para contestar nuestras preguntas, analicemos más a fondo el amor de Jehová por la justicia, la rectitud y la misericordia.

El escritor de Salmo 33:5 escribió bajo inspiración que Jehová “ama la rectitud y la justicia”.

Además, las palabras de Jesús registradas en Mateo 9:13 indican que Jehová quiere “compasión, no sacrificios”.

En vista de que Jehová ama la justicia y la misericordia, ¿cómo decide él qué cosas va a derribar o, por el contrario, qué cosas va a edificar?

Lo hace teniendo en cuenta que estas cualidades van de la mano.

Bueno, como ya sabemos, algunas cosas siempre van juntas.

Por ejemplo, para algunas personas una pizza no está completa a menos que incluya salsa de tomate y queso, aparte de la masa, claro.

¿Y qué más?

Un poquito de orégano por encima.

Sin estos ingredientes no sería una pizza. Ahora llevemos este ejemplo a un plano espiritual, que es más importante.

Es cierto que amamos la rectitud y queremos actuar con justicia, pero también debemos mostrar misericordia siempre que se pueda.

Jehová nos pide que sigamos todas sus justas normas.

En respuesta a la primera pregunta que hicimos, Santiago 1:17 dice que Jehová “no varía ni cambia”.

En Malaquías 3:6 el propio Jehová dice de sí mismo: “Yo soy Jehová y no cambio”.

Así que Jehová no cambia, y sus normas sobre lo que está bien y lo que está mal tampoco cambian.

Por lo tanto, las recientes aclaraciones sobre cómo vemos la misericordia de Dios son solamente eso: aclaraciones.

¿Las estamos aceptando?

Jesús también ama la justicia, la rectitud y la misericordia.

Y, al igual que su Padre, él no cambia.

Hebreos 13:8 dice que Jesús “es el mismo ayer y hoy, y siempre”.

Así que lo que él hizo cuando estuvo en la Tierra nos revela lo que piensa él ahora, en este momento.

Por ejemplo, Jesús demostró lo mucho que amaba la justicia y la rectitud cuando echó del templo a los que cambiaban dinero en dos ocasiones.

Ellos se estaban aprovechando de la gente y habían convertido la casa de Jehová en un lugar para hacer sus negocios, y Jesús odiaba eso.

Lo odiaba.

Su devoción por lo que es justo lo motivó a actuar, y al hacerlo también demostró que sentía misericordia por la gente.

Y lo que es más, Jesús demostró cuánto amaba la adoración pura de su Padre.

Y, como Jesús no ha cambiado, él todavía siente el mismo deseo de sacar lo que es malo.

La maldad de este mundo va en aumento, pero sabemos que Jehová y su Hijo siempre harán lo que es justo, recto y misericordioso.

En Éxodo 34:6, 7 encontramos algunas cualidades de Jehová y cómo se compaginan.

Ahí dice en parte: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y compasivo, paciente y lleno de amor leal y verdad, que demuestra amor leal a miles, que perdona errores, ofensas y pecados, pero que jamás deja sin castigo al culpable”.

Bueno, sabiendo que Jehová “jamás deja sin castigo al culpable”, ¿qué cosas deberíamos, entonces, derribar, es decir, sacar de las congregaciones?

Por otro lado, sabiendo que Jehová es “misericordioso y compasivo” —como hemos leído—, ¿qué cosas deberíamos edificar, es decir, recibir de nuevo en la congregación?

Para responder a estas preguntas vamos a leer algunos relatos.

Uno de ellos se encuentra en Zacarías, capítulo 5.

Mientras los leemos, fijémonos en cómo nos enseñan estos relatos a mostrar justicia, rectitud y misericordia.

En primer lugar, ¿qué deberíamos derribar, es decir, sacar?

La idea de derribar no es difícil de entender si pensamos en la construcción de una casa.

Algunas casas están tan dañadas que no se pueden reparar, así que hay que derribarlas.

Ese es el caso, por ejemplo, de la casa que vemos aquí, ¿verdad?

No creo que tenga arreglo.

Recuerden esta imagen mientras analizamos lo que vio Zacarías.

Jehová le concedió a este profeta el privilegio de ver algunas visiones impresionantes.

Lo que él nos cuenta describe muy bien las condiciones que existían en Israel en aquella época.

En Zacarías 5:2, leemos que un ángel le preguntó a Zacarías: “¿Qué ves?”.

Él le contestó que veía un inmenso “rollo volando”, como el de la imagen.

El rollo que volaba estaba escrito por los dos lados y contenía una maldición: las casas de los que hacían cosas malas serían derribadas, dejando así su maldad al descubierto.

En un lado del rollo, la maldición va dirigida a los que roban.

Y, en el otro lado, la maldición va dirigida a los que mienten o hacen juramentos falsos.

Después de que la casa es consumida, o derribada, Zacarías ve un recipiente de efá.

Dentro hay una mujer que está tratando de escapar; esta mujer representa “la Maldad”.

A ella se la pone al descubierto, y el ángel hace lo que es correcto y la empuja de nuevo hacia dentro del recipiente y lo tapa con una pesa de plomo.

Luego, el recipiente con la Maldad es sacado del país, así que la Maldad se pone al descubierto, se frena y se saca.

Lo que hace el ángel deja muy claro el punto de vista de Jehová sobre la maldad.

Bueno, ¿qué lecciones aprendemos de esta visión?

La primera: Jehová Dios no tolera las cosas malas, como la mentira o el robo.

En la Biblia hay muchos relatos que así lo demuestran, por ejemplo, el del codicioso Acán o lo que ocurrió con Ananías y Safira.

Todos conocemos muy bien estas historias, ¿verdad?

En la Palabra de Dios se mencionan muchas cosas que Jehová no tolera.

Por ejemplo, en Proverbios 6:16-19 se dice que Jehová odia “una lengua mentirosa”, “manos que derraman sangre inocente, un corazón que trama planes perversos […], un testigo falso que miente cada vez que abre la boca”, etc.

Y Apocalipsis 21:8 dice que todos los que hacen cosas malas y no se arrepienten serán destruidos para siempre.

Otra cosa que aprendemos de la visión de Zacarías es que Jehová usa a sus ángeles fieles para poner al descubierto la maldad.

Así que debemos ver la maldad como la ven Jehová y sus ángeles fieles.

Debemos derribarla, ponerla al descubierto y sacarla de la congregación.

Eso debemos hacer.

No queremos que la conducta de los que no se arrepienten eche raíces en la congregación.

Por eso, mientras exista el pecado en la Tierra, los ancianos seguirán sacando de la congregación a los pecadores que no se arrepienten.

Sin embargo, aunque hay ciertas cosas que debemos sacar de la congregación, ¿qué deberíamos edificar, es decir, recibir de nuevo en la congregación?

Cuando sacamos la maldad de la congregación, nos mantenemos unidos y le damos a Jehová una adoración pura y limpia.

Jehová ve eso y nos bendice por ello.

Malaquías 3:16 dice que Jehová está “prestando atención y escuchando” a los que le temen.

También dice que él escribe sus nombres en un libro para recordarlos.

¡Qué gran honor!

Claro, para conservar su bendición, tenemos que imitar su misericordia y estar dispuestos a darles la bienvenida a los que se arrepientan.

¿Recuerdan el ejemplo de la casa que vimos antes?

Pues ahora podemos usar el mismo ejemplo para entender la idea de edificar.

Algunas casas están en muy mal estado, pero ¿verdad que se pueden reparar?

No son como la casa de antes.

¡Fíjense en esta!

Aunque está en mal estado, se puede reparar o recuperar.

¡Miren qué bonita queda!

Pues bien, algo que podemos hacer para recibir con gusto en la congregación a los que se arrepienten y ayudarlos a recuperarse es imitar a Jesús y a los ángeles.

Ellos han visto cómo Jehová siempre ha mostrado misericordia y también han desarrollado esta cualidad.

Piensen en esto: cuando los humanos fueron creados, no se necesitaba la misericordia porque los humanos eran perfectos.

Pero ¿qué pasó después, cuando se rebelaron, cuando nació el primer niño imperfecto?

Pues que Jehová tuvo que mostrar otro aspecto de su amor y compasión: la misericordia.

Jesús y los ángeles fueron testigos del gran amor de Jehová cuando les mostró misericordia a los seres humanos que habían nacido en pecado.

A su vez, estos imitaron a su Padre celestial y mostraron misericordia ayudando a los humanos que se arrepentían a recuperarse en sentido espiritual.

Por ejemplo, Jesús le demostró misericordia a Pedro, ¿verdad?

Y también a la mujer que le derramó aceite perfumado sobre los pies.

Además, Jesús utilizó impactantes parábolas para ayudarnos a entender lo inmensa que es la misericordia de Dios, como por ejemplo la del hijo perdido, que se relata en el capítulo 15 de Lucas.

Al igual que Jesús y los ángeles, nosotros también deseamos imitar las preciosas cualidades de Jehová, todas ellas.

Por eso queremos recibir con gusto —es decir, edificar— a los que se arrepienten.

Y lo hacemos de acuerdo con las instrucciones que hemos recibido de la organización.

Por cierto, hablando de esto, una persona que fue sacada de la congregación le escribió al Cuerpo Gobernante y le dijo lo siguiente: “Saber que los hermanos ahora pueden darme un saludo breve, pero cariñoso, me emociona.

Cuando entraba al Salón del Reino, me sentía como un virus contagioso, porque los hermanos evitaban mirarme y hasta trataban de alejarse de mí.

Pero lo entiendo, pues así es como entendíamos las cosas en ese momento.

Jehová es impresionante, es el único Dios verdadero.

Él es un Dios muy amoroso y siempre nos lo demuestra; este último cambio es un gran ejemplo de eso.

Tengo muchísimas ganas de que me vengan a ver los ancianos”.

¡Guau, qué palabras tan conmovedoras!

Y sí, las cosas cambian.

Esta persona arrepentida así lo entiende, y nosotros también lo entendemos.

Jehová nos ayuda a entender por qué ocurren estos cambios, y los apoyamos con gusto.

Por supuesto, las cualidades de Jehová —su amor y su misericordia— no han cambiado; lo que ha mejorado es nuestra comprensión de esas maravillosas cualidades.

Todos debemos esforzarnos por comprender mejor el amor y la misericordia de Jehová para poder imitarlo.

Recuerden esto: las normas de Jehová sobre lo que es justo y recto no han cambiado.

Y nosotros debemos esforzarnos por apoyarlas.

Como el ángel de la profecía de Zacarías, los ancianos deben proteger al pueblo de Jehová poniendo al descubierto, frenando y sacando la maldad de la congregación.

En resumen, no dudamos en derribar la maldad —es decir, sacarla—, pero también hacemos todo lo posible por edificar, es decir, recibir a los que vuelven a Jehová.

Muchas gracias, Ken.

¡Qué bueno que nos ayudaste a ver que Jehová no es solo un Dios misericordioso y amoroso, sino también justo y recto!

Seguro que todos queremos seguir esforzándonos por reflejar esas cualidades de Jehová.

Hace un ratito hemos visto un avance del video Hazte amigo de Jehová: El mejor regalo que te dio Jehová. Y, si recuerdan, terminó diciendo “Próximamente”.

Bueno, son las próximamente en punto.

Así que vamos a ver el video completo de la serie Hazte amigo de Jehová: El mejor regalo que te dio Jehová. ¡Hey!

Mmm.

¡Ay!

¡Au!

¡Toma!

Se te cayó.

¡Gracias!

¿Sabes?

Ya viene la Conmemoración; tienes que venir.

Es la reunión más importante de todas.

Esta invitación es para tu mamá y para ti.

Luego te cuento más cuando estudiemos la Biblia.

OK, gracias.

¡Adiós!

¡Nos vemos, Sofía!

Muy bien, Camila.

Bueno, sigamos con el siguiente párrafo.

¿Quieres leerlo tú?

Sí, claro.

“Mucha gente tiene la esperanza de que las cosas mejorarán, pero no tienen la seguridad…”.

OK.

¡Ahora te toca a ti!

La vida era perfecta.

Adán y Eva desobedecieron a Jehová.

Y dejaron de ser perfectos y murieron.

¡Muy bien!

Después, ya nadie pudo ser perfecto; todos se pondrían viejitos y morirían.

Entonces Jesús vino a la Tierra y le habló a todo el mundo de Jehová.

Y luego murió por todos nosotros.

Es verdad, y así en el futuro nadie se va a morir.

¿Alguna vez alguien te dio un regalo especial?

Mmm...

¿Por qué crees que te lo dio?

Porque me quería.

¡Eso!

Jehová y Jesús nos dieron el mejor regalo de todos.

No fue nada fácil.

Pero nos lo dieron porque nos aman y quieren que vivamos para siempre.

Pero ¿y mi abuelita?

¡El regalo también es para ella!

Quiero contarte de un personaje de la Biblia.

Tú y ella se parecen.

Está en Lucas 7.

Ella vivía en una ciudad que se llamaba Naín.

Estaba casada y tenía un hijo.

Pero entonces su esposo murió.

Su hijo la seguía cuidando.

Después su hijo también murió.

¿Murieron los dos?

Ya era viuda, y ahora se había quedado solita.

El día del funeral, Jesús fue a Naín y la vio allí.

No llores más.

Joven, a ti te digo: ¡levántate!

¡Increíble!

¡Guau!

¿Por qué crees que Jesús lo resucitó?

Porque… los quería.

¡Sí!

Él nos ama a todos, y a ti también.

Por eso murió por nosotros.

Jehová resucitó a Jesús, y pronto Jesús resucitará a la gente.

Como murió por nosotros, ¡podremos vivir para siempre!

Es el mejor regalo que podrían darnos.

Ir a la Conmemoración es una manera de darles las gracias.

Ojalá mi mamá también quiera ir.

¡Mami!

Hola, mi amor.

¿Vamos a ir a la Conmemoración?

Ay, mi niña.

Estoy muy cansada.

Lo siento mucho.

No creo que podamos.

“Nos vemos esta noche.

Dígannos, y pasamos a buscarlas”.

Es la mamá de Sofía.

¡Mamá, podemos ir!

¡Vamos!

¡Bien!

¡Mamá!

Dime, princesita.

Me gusta que estudies la Biblia.

A mí también.

Ahora vamos a pasar el vino.

Cuando volvamos a casa esta noche, sigamos pensando en el sacrificio de Jesús.

Preguntémonos: “¿Qué significa para mí?”.

¡Guau!

¡Mamá!

¡Ven conmigo!

Cati, mira detrás de ti.

¡Cati!

¿Abuela?

¡Abuela!

¡Mi pequeñita!

Te extrañé.

Ya estoy aquí contigo.

Jehová te ha demostrado que te quiere de muchas maneras, pero dar la vida de su Hijo es el mejor regalo que te dio Jehová.

La verdad es que es increíble cómo los videos de Caleb y Sofía nos hacen saltar las lágrimas.

Y, para que lo sepan, este video no se hizo con inteligencia artificial.

Nuestros queridos hermanos que colaboran con Servicios de Audio y Video han dedicado miles de horas a este proyecto.

Queremos agradecerles a ellos y también queremos agradecerle a Jehová por regalarnos un video tan bonito.

Hermano Lett, creo que también te aplauden a ti.

La siguiente parte del programa hablará de la maravillosa esperanza de vivir para siempre.

El hermano Lett ha tenido problemas de espalda, por eso dará el discurso aquí sentado, pero ya está mejor.

Simplemente se lo comentamos porque él quería que ustedes lo supieran.

Presentará el discurso “¿Es posible vivir para siempre?

¿Será aburrido?”.

¿Aburrido?

Vamos a ver qué nos dice el hermano Lett.

Las buenas noticias que predicamos tienen muchos aspectos, muchas verdades; son como un hermoso diamante con muchas caras.

Pero ¿cuál es una de esas verdades de la que nos encanta hablar con la gente?

Que los seres humanos fieles que vivan bajo el Reino de Dios no van a envejecer ni morir.

Adán y Eva despreciaron la oportunidad de comer “del árbol de la vida” y vivir para siempre.

A diferencia de ellos, los seres humanos fieles tendrán vida eterna.

Pero a veces, cuando hablamos de este aspecto de las buenas noticias, hay gente que nos hace dos preguntas.

La primera, puede que digan: “¿De verdad es posible vivir para siempre?

Parece demasiado bueno para ser cierto”.

La segunda: “Si de verdad viviremos para siempre, ¿no se volverá la vida demasiado aburrida?”.

Veamos la respuesta a estas dos preguntas en este discurso.

En primer lugar, ¿cómo podemos estar seguros de que la vida eterna será posible, será una realidad?

La razón más importante de todas es que Dios, “que no puede mentir”, lo ha prometido.

Apocalipsis 21:4 dice que Jehová “secará toda lágrima […], y la muerte ya no existirá”.

Y, en el siguiente versículo, es como si firmara esa promesa, porque en el versículo 5 Jehová dice: “Escribe estas palabras, porque son fieles y verdaderas”, es decir, “Escríbelo donde todo el mundo pueda verlo.

Les aseguro que esto se cumplirá.

Eso está garantizado”.

Pero surge la pregunta: ¿qué pruebas tenemos de que el ser humano fue diseñado para vivir para siempre?

Bueno, pensemos en lo que dice el primer libro de la Biblia.

A los primeros dos seres humanos se les dijo que, si comían “del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, sin falta morirían.

¿Eso qué significa?

Que, si no comían —si eran fieles y obedientes—, estarían vivos, no habrían muerto.

¿Cuántos años tendría Adán ahora?

Un poco más de 6.000 años, y Eva, un poco más joven.

¿Y su aspecto?

Estarían tan guapos, hermosos y perfectos como el día en que fueron creados.

¿Y qué hay de su salud?

Estarían tan sanos y fuertes como el día en que fueron creados.

Pero lamentablemente pecaron y, como Jehová les había dicho, murieron.

Aun así, Jehová creó al ser humano para que viviera para siempre, y su propósito se cumplirá.

Eso es justo lo que nos asegura su Palabra.

¿Hay más pruebas que demuestren que fuimos diseñados para vivir para siempre?

Pensemos en la impresionante capacidad del cerebro humano.

Los científicos siguen descubriendo cosas sobre el cerebro.

Se han dado cuenta de que tiene más capacidad de la que hace unos años creían que tenía.

Fíjense en lo que dice un estudio reciente.

“Se estima que la capacidad de almacenamiento del cerebro de un adulto promedio equivale a dos millones y medio de gigabytes”.

Comparemos eso con la capacidad de un teléfono promedio, 150 gigabytes. Dos millones y medio el cerebro, y 150 el teléfono.

Ni punto de comparación.

De hecho, el estudio añade: “El cerebro nunca se queda sin capacidad de almacenamiento porque los nuevos recuerdos reemplazan a los antiguos.

Eso ocurre porque se forman nuevas conexiones neuronales”.

Así que está claro que el cerebro fue diseñado para durar para siempre.

¡Nunca se llena!

“No me digas tu nombre.

No me des más información.

Mi cerebro está lleno.

No puede más”.

No, eso nunca nos pasa.

El cerebro siempre puede recibir más.

Jehová lo hizo así.

Para tener una pequeña idea de la gran capacidad del cerebro humano, pensemos en los datos que se descargaron en el cerebro de Jesús cuando se bautizó.

Millones de años de recuerdos, toda esa información se descargó en su cerebro.

Y estamos hablando de un cerebro humano, un cerebro perfecto pero humano.

Podríamos decir que el cerebro es un almacén muy muy grande en un espacio muy muy pequeño, ¿verdad?

Es realmente impresionante.

Así que podemos preguntarnos: “¿Por qué creó Jehová a los seres humanos con un supercerebro, una supercapacidad, si solo estamos diseñados para vivir 70 u 80 años?”.

No tendría ningún sentido.

Eso sería como diseñar un teléfono con una capacidad de dos millones y medio de gigabytes sabiendo que el usuario solo usará unos cuantos cientos de gigabytes en toda su vida.

O sería como fabricar un automóvil con un motor de un millón de caballos sabiendo que el conductor solo usará unos cientos de caballos en toda su vida.

No tendría sentido, ¿verdad?

Está claro que el cerebro es una prueba contundente de que fuimos diseñados para vivir eternamente.

Veamos otra prueba de que fuimos creados para vivir para siempre.

Está en Eclesiastés.

Vamos a buscarlo, Eclesiastés 3:11.

Leeremos la primera parte.

Dice: “Él [Jehová] lo ha hecho todo hermoso a su debido tiempo.

Hasta ha puesto la eternidad en el corazón de ellos”.

¿Qué quiere decir eso?

Pues que Jehová puso en el corazón de los seres humanos el deseo —un deseo intenso— de vivir eternamente, vivir para siempre.

Pensemos en lo siguiente.

¿No es cierto que, cuando la gente se enfrenta a la muerte, hace todo lo que puede para seguir viviendo?

Buscan médicos, medicinas, incluso aceptan tratamientos dolorosos para seguir viviendo.

Supongamos que alguien te pide que escojas el día en que quieres morir, ¿verdad que escogerías un día muy lejano y lo seguirías cambiando para que nunca llegue?

Y es que queremos seguir viviendo.

Sí, a lo largo de la historia la gente ha buscado la fuente de la eterna juventud, el elixir de la vida…, y en realidad todavía siguen buscando lo mismo.

Entonces, surge una pregunta interesante: ¿por qué nos creó Jehová con ese deseo tan intenso si se supone que solo vivamos 70 u 80 años?

Eso sería muy cruel, ¿no?

Eso sería como si atáramos a un perro con una cadena de 6 metros (20 pies) y pusiéramos un jugoso filete a 7 metros (21 pies) del poste donde está atada la cadena.

El perro puede ver el filete, puede oler el filete, pero no puede dar ni un mordisco.

Eso sería cruel, pero nosotros sabemos que Jehová no es para nada cruel.

Él es un Padre tierno y muy cariñoso.

Bueno, estas solo han sido algunas pruebas de que los humanos fuimos diseñados para vivir para siempre.

Contestemos ahora la segunda pregunta: ¿por qué piensan algunas personas que vivir para siempre será aburrido?

Bueno, algunos dicen que, si viviéramos para siempre y fuéramos perfectos, seríamos con el tiempo todos iguales, como fotocopias de los demás.

Se perdería la variedad.

Pero esa conclusión no es lógica.

El libro ¿Es esta vida todo cuanto hay? habló sobre esta forma de pensar.

Decía lo siguiente: “La vida en perfección humana no significa que todo el mundo estará haciendo todas las cosas igualmente bien y con el mismo intenso interés.

Lo que la Biblia presenta es la promesa de vida sin enfermedad ni muerte.

Hoy la gente saludable no es toda igual; por eso, ¿por qué debería uno concluir que la perfección corporal y mental haría que las personas fueran cada una casi una copia de la otra?

La gente todavía variará en cuanto a personalidad.

Tendrán preferencias variadas en cuanto a trabajo, construcción, decoración del hogar, […] alimento y bebida, entretenimiento, las bellas artes y cosas por el estilo”.

Pensemos en lo siguiente: no hay nada, nada que sea aburrido sobre Jehová ni en su creación.

Y a mí no se me ocurren dos cosas que sean exactamente iguales, incluso los gemelos idénticos como los que vemos en la foto.

¿Ven que sus dientes son diferentes?

Sus pecas son diferentes; sus huellas dactilares son distintas; sus personalidades también.

En realidad no son idénticos.

De hecho, no existen dos perros, dos árboles, dos tigres que sean iguales.

No existen dos cosas que sean totalmente idénticas.

Pensemos, por ejemplo, en las cebras.

Podría parecer que las rayas de las cebras que vemos aquí son todas iguales.

Pero en realidad no hay dos cebras en el planeta que tengan exactamente las mismas rayas.

Incluso los científicos creen que las cebras bebés reconocen a su mamá en medio de la manada porque memorizan el patrón de sus rayas, que es diferente al de todas las demás.

¿No es increíble lo que logró la evolución?

Si crees eso, te puedo vender gato por liebre.

¡Es impresionante lo que Jehová ha creado!

Otro ejemplo son los copos de nieve.

En una tormenta de nieve caen miles de millones de copos, pero todos son diferentes, y eso que todos tienen seis lados, son hexagonales.

Es increíble que no haya dos iguales.

Jehová no ha hecho nada que sea monótono o aburrido.

Podemos estar seguros de que los humanos —que fueron creados por un Dios al que le encanta la variedad— jamás se convertirán en fotocopias unos de otros.

Veamos ahora otra razón por la que algunas personas dicen que la vida eterna será aburrida.

Piensan que llegará el momento en el que sabrás todo lo que hay que saber y habrás hecho todo lo que hay que hacer y que la vida dejará de ser interesante, que se volverá monótona, que será aburrida.

Pero, de nuevo, esa conclusión no es lógica.

Por ejemplo, repetir algo que nos gusta mucho no es aburrido, ¿verdad?

Pensemos en la comida.

La mayoría de la gente come unas 1.000 veces al año.

¿Un hombre de 40 años que ha comido unas 40.000 veces está más cansado de comer que uno de 20, que ha comido unas 20.000 veces?

No, para nada. Eso no pasa.

¿Qué hay de las manzanas?

¿Cuántas variedades diferentes han probado ustedes?

¿Quizá algunas de estas: fuyi, gala, romana, reineta, golden, pink lady, granny Smith, verde doncella, ambrosía...?

Quizá han probado unas 10.

Los estudios muestran que existen más de 7.500 variedades de manzanas en la Tierra.

Si probamos un tipo de manzana al día, tardaríamos 20 años en probar todas las variedades que existen hoy en la Tierra, y eso sin hablar de las nuevas que quizá haya en el nuevo mundo.

Nada menos que 20 años.

Y, si después de todo ese tiempo volvemos a probar la primera manzana que comimos, sería como una manzana nueva, ¿verdad?

Lo que Jehová ha creado no tiene nada de aburrido.

Y ahora pensemos en este otro ejemplo.

Nos vamos de vacaciones a un lugar muy hermoso de la Tierra y, en otra ocasión, volvemos al mismo sitio, otra vez de vacaciones allí.

¿Es eso aburrido?

No.

Volver a hacer algo que nos gusta no es aburrido.

También recordemos que nunca llegaremos a aprenderlo todo.

Ni tampoco a hacerlo todo.

Ni aprenderlo ni hacerlo todo.

Volvamos a Eclesiastés, capítulo 3.

Y leeremos el versículo 11 completo.

El versículo 11 dice: “Él [Jehová] lo ha hecho todo hermoso a su debido tiempo.

Hasta ha puesto la eternidad en el corazón de ellos; con todo, la humanidad [noten ahora, dice] nunca comprenderá totalmente las obras que el Dios verdadero ha hecho”.

Así que Jehová dice que nunca aprenderemos todo ni haremos todo.

¿Cuánto nos llevaría aprender a tocar todos los instrumentos musicales que existen hoy día?

Y aprender a tocarlos bien.

Hay personas que dedican toda su vida a tocar un instrumento.

Y, cuando van a morir, les habría gustado tener más tiempo.

¿Y qué hay de los instrumentos que se inventarán en el nuevo mundo?

O ustedes, hermanos, imaginen que se dejan la barba por 100 años.

Otros 100 años solo el bigote.

Luego el candado o perilla.

Y otros 100 años afeitados.

Y después volver a repetir el ciclo con algunas variaciones.

O imaginen que viven 100 años en una casa que construyeron con su familia en la montaña y luego intercambian su casa por la de otra familia que construyó la suya en la playa.

Y viven en esa casa 100 años.

Y luego siguen intercambiando casas por todo el planeta hasta que vuelven a la primera casa, aquella casa en la montaña.

Pero ahora tiene muchas mejoras; está remodelada, muy bonita.

Se quedan allí 100 años y vuelven a comenzar el ciclo.

¿Y qué tal los siguientes ejemplos?

Imagínense, poder aprender sobre los millones de variedades de peces, mamíferos, anfibios, aves, insectos...

Una vez leí sobre un hombre que estudió las pulgas.

¡Se pasó 22 años estudiando las pulgas!

Es un experto en pulgas.

Probablemente no sabe mucho de otras cosas, pero de pulgas, un montón. 22 años.

Imaginen llegar a conocer y llegar a querer a cada persona de los miles de millones que vivirán en la Tierra, conocer y valorar a cada una, aprender de lo que saben, de su experiencia, y llegar a verlos como buenos amigos.

Por ejemplo, ¿les gustaría conocer mejor a la esposa de Noé?

A mí me encantaría preguntarle: “¿Cómo te llamas?”.

Hasta ahora la llamamos esposa de Noé.

“¿Y cómo consiguieron tú y tu esposo proteger a sus hijos de toda la maldad que había en aquel tiempo?

¿Cómo era la vida los años antes del Diluvio?

O ¿qué sintieron al salir del arca?”.

Podríamos hablar largo y tendido con la esposa de Noé.

Imaginen estudiar las estrellas de nuestra galaxia.

Se calcula que hay unos 200 mil millones tan solo en la Vía Láctea.

Después de nuestra galaxia, continuamos con la siguiente.

Se cree que hay más galaxias en el universo que estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Solo de pensarlo me duele la cabeza.

¡Cuánto tiempo se necesitaría!

O pensemos en algo más difícil: aprenderlo todo sobre Jehová.

Durante toda la eternidad, podremos aprender cosas fascinantes sobre nuestro Dios, pero nunca llegaremos a saberlo todo.

Podríamos dar muchos más ejemplos.

Seguramente alguno de los que hemos mencionado puede ayudarnos si alguna vez alguien nos pregunta “¿De verdad se puede vivir para siempre?”.

No solo se puede, está garantizado.

Y, por supuesto, no va a ser nada aburrido.

Seguro que este discurso nos ha hecho valorar aún más el regalo que Jehová nos ofrece: el de vivir por toda la eternidad.

Aferrémonos a esa esperanza.

¡No la suelte!

¡No la pierda!

Aférrese a la vida que realmente es vida.

Como siempre, nos has dado mucho en qué pensar, hermano Lett.

Usaste ejemplos realmente buenos.

Muchísimas gracias.

En la última reunión anual, se presentó el folleto Hacer discípulos: una obra de amor. Y comenzamos a predicar de una forma diferente.

¿Cómo nos está yendo?

A continuación veremos algunas experiencias relacionadas con esta nueva forma de predicar. Adelante.

¿Que si me gustaba aprenderme presentaciones de memoria?

No.

Creo que simplemente me acostumbré a memorizar presentaciones.

Lo hemos hecho desde niños.

Antes hacías una presentación y podías acertar o no con el tema.

Algunas personas te escuchaban, y otras no porque a lo mejor no les interesaba el tema.

Cuando no sabía qué decir o cómo seguir la conversación, me libraba de la situación diciendo algo como “Mire, no quiero quitarle más tiempo”, “Fue un placer hablar con usted”, “Me paso en otro momento”.

Leí y estudié el folleto enterito.

De verdad que pensé: “Esto es pan comido”.

Pero no.

La primera vez que vi este folleto, me dio miedo, porque estaba muy acostumbrado al método que usábamos antes.

Estaba en el aeropuerto, y el hombre que estaba detrás de mí se estaba quejando del calor que hace en Florida y dijo que solo estaba allí por un funeral.

Me giré y le dije: “Disculpe, le he oído decir que está aquí por un funeral.

¿Quién falleció?”.

Y me dijo: “Mi suegra”.

Y precisamente yo llevaba una revista que hablaba del duelo.

Así que la saqué de mi bolso y ya, fin de la conversación.

Me dije a mí misma: “Gua, gua. No va a querer hablar más”.

Y no lo hizo.

Me gusta mucho la nueva forma de predicar porque la gente puede ver que somos cariñosos y que nos preocupamos por otros, y no solo que predicamos.

Como no tienes que seguir un guion fijo o no estás intentando dar una publicación en concreto, te sientes más tranquilo, y muchas veces hablar de Jehová surge solo.

A veces no se da la situación como para leer un texto.

Simplemente te cuenta algo del trabajo o un problema familiar…, y no pasa nada, porque hacemos un amigo.

Yo estaba a punto de pagar, y había una mujer que tenía… —… unas uñas muy llamativas.

—… las uñas largas, de colores, con brillantes… Y era como que quería —que le dijera algo de sus uñas.

—Sí, está claro que quería —que todos vieran sus uñas.

—Sí. Y yo le dije: “¡Qué uñas más espectaculares!”.

Y ella me dijo: “Sí, es por una buena causa”.

Y yo: “¿Ah, sí?”.

Y ella: “Sí, las llevo en apoyo al… —… Mes de Concientización… —… Mes de Concientización sobre la Violencia Doméstica”.

Y le dije: “¡Guau!

Cuánto te preocupas por la gente”.

Entramos… —Sí. Fuimos al sitio web.

—Sí, le mostramos el sitio web.

Y, justo al entrar, ahí estaba el artículo destacado, que hablaba de la violencia doméstica.

Pudo ver algunos principios de la Biblia, y le parecieron muy bien.

Tuvimos una buena conversación.

Mi esposa y yo estábamos predicando en un territorio y, cuando volvíamos hacia nuestro auto, vimos a un hombre al otro lado de la calle en la que ya habíamos predicado.

Y le preguntamos: “¿Qué tal? ¿Cómo le está yendo la semana?”.

Y luego surgió natural preguntarle de qué trabajaba.

El hombre agradeció mucho esa pequeña muestra de interés, y además le encantó el mensaje.

Entonces nos pidió un curso de la Biblia así, de repente, sin esperarlo, mientras le mostrábamos el folleto Disfrute de la vida. Ya ha venido a las reuniones varias veces y tenemos buenas conversaciones.

Entré en una tienda y entonces comencé a conversar con la dueña.

Le pregunté a la mujer cuánto tiempo llevaba haciendo ese trabajo.

Hablamos de muchas cosas.

Seguimos hablando, y al final terminó diciéndome que siempre había tenido preguntas sobre la vida.

Entonces le ofrecí el curso bíblico, y a ella le gustó la idea, así que enseguida me dijo que sí.

Desde ese día, hemos podido estudiar todas las semanas.

Ya han pasado casi cinco meses, y veo que le gusta mucho todo lo que está aprendiendo.

Un día paseando por el parque conocí a una familia.

Tuvimos una conversación muy bonita.

Nos pusimos a hablar un poco, y les hice un par de preguntas para saber lo que les preocupaba.

Al escucharlos, me di cuenta de que les inquietaba el futuro que le esperaba a su hija.

Entonces les ofrecí un curso de la Biblia.

La esposa estudia todas las semanas y este año vino a la asamblea regional por primera vez.

Además, viene a las reuniones.

Al darles a las personas un poco de amor, quizá sientan que sí pueden tener el amor de otros, y no solo el nuestro, también el del Creador.

Todo esto me ha ayudado a ver a las personas como futuros siervos de Jehová, como si ya fueran mis hermanos.

No quiero ser el obstáculo.

Quiero escuchar, quiero ser paciente, quiero ser humilde y esperar, ver cuál es el mejor momento.

Pero mi meta no ha cambiado: voy a hablar sobre mi Dios, Jehová.

Pero sin precipitarme.

Sigamos esforzándonos por mostrarles amor a las personas y hacer discípulos.

Este mismo año, hace unos meses, se publicó la banda sonora de la producción audiovisual “Pon tu camino en manos de Jehová”. ¿Verdad que es hermosa?

Estoy seguro de que les ha gustado.

Les alegrará saber que el Cuerpo Gobernante ha decidido hacer disponible la música de los episodios de “Las buenas noticias según Jesús”.

Y… ¿les gustaría escuchar un pedacito?

¡Qué pregunta!

Escuchemos algunos fragmentos de la música de esta serie.

La música de “Las buenas noticias según Jesús” es muy especial para el Cuerpo Gobernante, por eso estamos contentos de poder compartir estos fragmentos con ustedes.

Nos alegra anunciarles que la música de esta serie se empezará a publicar a mediados del 2025.

Bueno, ha llegado la hora de escuchar el último discurso del programa.

Y les va a encantar.

No les voy a decir nada más.

El hermano David Splane presentará el discurso “Demos gloria a Jehová”.

Sé que no hace falta que les diga que muchas personas hoy día solo piensan en sí mismas.

Se pasan todo el día en internet, pegados a las redes sociales, hablando de ellos mismos, presumiendo de las cosas que hacen… Todo lo contrario a lo que hacemos nosotros, porque al pueblo de Dios lo que más le importa es darle gloria a Jehová.

De esto es precisamente de lo que habla Salmo 96:8.

Y es el único texto que vamos a leer en este discurso.

Y me gustaría resaltar tres palabras de este versículo que vamos a leer.

Por favor, búsquenlo.

Les doy un momento para que lo encuentren.

Si les pasa como a mí, quizá tarden un poco en encontrar los textos en la Biblia.

Salmo 96:8.

Vamos a leer la primera frase, la primera parte del versículo.

Dice: “Denle a Jehová la gloria que su nombre merece”.

“Denle a Jehová la gloria que su nombre merece”.

¿En medio de qué circunstancias se dijeron estas palabras por primera vez?

Se trataba de una ocasión muy feliz y muy especial, una ocasión espiritual.

Se usaron por primera vez en una canción, una canción que compuso el rey David cuando llevaron el arca del pacto de vuelta a la ciudad de Jerusalén.

¿Se imaginan lo feliz que se sentía David en ese momento?

Y, al final, con el tiempo, esta canción llegó a ser una de las canciones que cantaban los israelitas cuando querían alabar a Jehová.

Hoy nos vamos a centrar en tres palabras del versículo que leímos: “gloria”, “nombre” y “merece”.

“Denle a Jehová la gloria que su nombre merece”.

“Gloria”.

Cuando escuchan esa palabra, ¿qué les viene a la mente?

Yo me imagino una luz cegadora, tan brillante, tan intensa que tienes que cubrirte los ojos.

Quizás se acuerden de lo que dijo el apóstol Juan.

Él escribió que “Dios es luz”.

Así que quizás se pregunten: “¿Cómo puede una persona imperfecta como yo darle gloria a Jehová?”.

Bueno, para entenderlo, veamos lo que significa la palabra gloria en las Escrituras.

Una definición sencilla.

En la Biblia, la palabra gloria se refiere a aquello que hace que alguien o algo sea impresionante.

Voy a repetirlo.

En la Biblia, gloria es aquello que hace que alguien o algo sea impresionante.

Si pensamos en esta sencilla definición, nos damos cuenta de que podemos darle gloria a Dios cuando predicamos, cuando les decimos a otros lo maravilloso que es, lo impresionante que es.

Hay muchas razones para presumir de nuestro Dios.

Es misericordioso y compasivo.

Dios demuestra empatía.

Cuando algo nos duele, a él también le duele.

Jehová es humilde.

Él se preocupa por las viudas, por los huérfanos y por otros a los que este mundo a menudo ignora.

También le damos gloria a Jehová cuando le damos el mérito por nuestros logros.

David hizo eso.

¿Se acuerdan de lo que dijo?

“Con el poder de Dios puedo escalar una muralla”.

También se le puede dar gloria a Dios sin decir una palabra.

Pensemos en los cielos.

¿Qué dice la Biblia sobre los cielos?

“No hay lenguaje, no hay palabras; no se oye su voz”.

Pero ¿qué más dice el salmo?

“Los cielos declaran la gloria de Dios”.

¿Verdad que nos impresiona mucho la creación de Jehová?

Bueno, ya hablamos de la gloria.

“Denle a Jehová la gloria que su nombre merece”.

“Merece”.

Cuando le damos a alguien lo que merece, le damos lo que por derecho le corresponde.

Y Jehová tiene todo el derecho de recibir gloria de los humanos.

Recuerden lo que le dijeron a Dios los 24 ancianos, que está escrito en Apocalipsis 4:11.

Ellos dijeron: “Jehová nuestro Dios, tú mereces recibir la gloria”.

“Denle a Jehová la gloria que su nombre merece”.

Hablemos del nombre de Dios.

¿Cómo nos sentimos cuando aprendimos que Dios tenía un nombre?

A algunos nos impulsó a estudiar la Biblia y aceptar la verdad.

Y, si saber que Dios tenía un nombre tuvo ese efecto en nosotros, ¿no creen que podría tener también un gran efecto en las personas a quienes predicamos?

¿Le han preguntado últimamente a alguien en el territorio “¿Le gustaría ver el nombre de Dios en la Biblia?” o “¿Ha visto alguna vez el nombre de Dios en la Biblia?”?

Eso podría dar pie a una conversación interesante.

Hay un misionero que sirve en un país donde mucha gente cree en Dios.

Son católicos o musulmanes, pero todos ellos creen en Dios, aunque no saben mucho de él.

Pero me encanta lo que les plantea.

Él dice: “Cuando quieres ser amigo de alguien, lo primero que haces es presentarte.

Tú dices tu nombre, él te dice el suyo, y se hacen amigos.

Todos queremos ser amigos de Dios, así que el primer paso sería conocer su nombre”.

Y entonces les muestra el nombre de Dios en la Biblia.

Le damos gloria a Dios cuando defendemos su nombre y su reputación.

¿Qué significa su nombre?

Bueno, muchos expertos dicen que significa “él hace que llegue a ser”.

Y sabemos que él puede hacer que seamos lo que él quiera que nosotros seamos.

Ahora podemos pensar en lo que escuchamos antes durante el programa.

Si Dios quiere que seamos un misionero, o, si él quiere que trabajemos en construcción, si él quiere que seamos un precursor especial o que sirvamos en Betel, Jehová nos dará las fuerzas y la capacidad para que lo logremos.

Lo único que tenemos que hacer es confiar en él.

Igual que los cielos, nosotros también le podemos dar gloria a Dios sin decir una palabra.

¿Cómo?

Por nuestra buena conducta.

¿Cuántas personas han aceptado la verdad después de años de oposición, quizás hasta violenta, debido a la buena conducta de su esposo o esposa y de sus hijos?

Y a muchos les impresiona ver cómo ayudamos a nuestros hermanos y a otros cuando azota un desastre.

Esto nos recuerda las palabras de Jesús en el Sermón del Monte.

Cuando la gente ve nuestras buenas obras, le da gloria al Padre en los cielos.

Jehová también recibe gloria cuando sus siervos dejan que el espíritu de Dios influya en sus vidas.

Cuando se vuelven más humildes, más cariñosos, más confiables...

Si sirve como anciano, ¿ven sus compañeros que cada vez es más razonable, tiene más tacto, está más dispuesto a ceder...?

Cuando los hermanos se dan cuenta del efecto que tiene el espíritu santo en nosotros, le dan gloria a Dios.

El mérito es de Jehová.

Así que en el 2025 concentrémonos en buscar maneras de darle gloria a nuestro Dios, Jehová.

Para no olvidar lo que dice Salmo 96:8, ese texto se verá en los Salones del Reino.

Será nuestro texto del año.

¿Y qué dice?

Por cierto, hay un poema que se titula “Demos gloria a Jehová”. Se lo voy a leer.

Normalmente no usamos, no ponemos poesía en nuestras publicaciones porque es difícil de traducir, pero este poema es especial, así que voy a leerlo.

Se titula “Demos gloria a Jehová”.

“Tanta belleza creaste con tu glorioso poder.

Qué gran amor demostraste, admiro tu forma de ser.

Vives allá en los cielos, pero muy cerca de mí.

No sabes cuánto anhelo contar lo que siento por ti.

Eres la luz que me guía desde que te conocí.

Hablo de ti cada día, te llevo muy dentro de mí.

Lo digo miles de veces y lo diré muchas más: solo tu nombre merece la gloria por siempre jamás.

Eres un Dios imponente y brillas con esplendor.

Eres leal y paciente, servirte es un gran honor.

Siempre serás lo primero dentro de mi corazón.

No sabes cuánto te quiero...

¡Escucha, Jehová, mi canción!”.

Estos versos se compusieron para una ocasión muy feliz, especial, una ocasión espiritual.

Son de una canción, una canción nueva, que se compuso especialmente para esta reunión anual.

¿Y saben qué?

Adivinen.

Vamos a cantar esta canción al final de este programa.

Le dije al Cuerpo Gobernante: “¿Están seguros?”.

Y me contestaron: “¡Claro que sí!”.

Ellos confían plenamente en el talento musical de todos ustedes.

Y, solo para que lo sepan, el Cuerpo Gobernante ha decidido que de ahora en adelante, para cada reunión anual, se preparará una nueva canción basada en el texto del año.

Los hermanos de la Sección de Música ya están trabajando en la canción para el año 2026.

Durante los pasados dos meses, el Equipo de Música y equipos de traducción por todo el mundo han estado trabajando muy duro para traducir, grabar y finalizar esta canción.

Y, gracias a su trabajo, cuando se publique este discurso, el 14 de octubre, la canción se hará disponible no solamente en inglés, sino en más de 400 idiomas.

Bueno, veamos cómo suena ese poema con música.

Eso sí, cuando cantemos la canción al final de la reunión, no quiero ver a nadie moviendo los labios sin emitir ningún sonido.

Hermanos, no sería una canción si no la cantamos.

Escúchenla y disfruten. Demos gloria a Jehová. ¡Pero qué generosos son ustedes dando aplausos!

Por su culpa nos estamos pasando de tiempo.

Y, para los que no están aquí presentes, que están conectados, cuando llegue el momento de cantar, háganlo de verdad.

El Señor está escuchando...

Así que no piensen que porque están solos no tienen que cantar con nosotros.

Queremos cantar todos juntos, esta es otra manera de darle gloria a nuestro Dios, Jehová.

Entonces, durante el 2025, esforcémonos por encontrar formas de darle gloria a Dios.

Sin duda él se lo merece.

Le pedimos a Jehová que este programa haya fortalecido su fe y nos anime a cada uno de nosotros a seguir sirviendo a Jehová fielmente estando “siempre muy ocupados en la obra del Señor”.

Recuerden que el Cuerpo Gobernante los ama muchísimo, y deseamos de corazón que vivan bajo el cuidado de nuestro amoroso Pastor, Jehová, para siempre.

¡Qué alegría haber compartido este programa con ustedes!

La videopostal de este mes nos permitirá conocer un poquito mejor Armenia.

Armenia se encuentra al este de Turquía y al sur de la cordillera del Cáucaso.

Su capital, Ereván, tiene una vista única del monte Ararat, donde, según la tradición, se detuvo el arca de Noé.

En Armenia encontraremos más montañas que en Suiza, profundos valles fluviales, bosques y volcanes extintos.

En este pequeño país hay más de 3.000 especies de plantas.

En las granjas se cultivan varios tipos de frutas como la granada, la cereza, el melocotón o durazno, y 50 tipos de albaricoque o damasco, también conocido como la manzana de Armenia.

Los testigos de Jehová han estado predicando en Armenia desde 1975, cuando el país todavía formaba parte de la Unión Soviética.

Durante muchos años, las reuniones de congregación se celebraban en casas, y no era posible organizar asambleas en el país.

Pero, desde 1989, se comenzó a invitar a los testigos de Jehová de Armenia a asistir a asambleas internacionales en otros países, como por ejemplo esta en Kiev, Ucrania, que se celebró en 1993.

Ese mismo año, las autoridades comenzaron a encarcelar a nuestros hermanos por su neutralidad.

Durante los siguientes 20 años, se sentenció a más de 500 hermanos a condenas de hasta tres años de prisión.

Pero, en el 2011, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos reconoció el derecho de los testigos de Jehová a rechazar el servicio militar por motivos de conciencia.

Esa fue la primera vez que el Tribunal reconoció que la objeción de conciencia al servicio militar por motivos religiosos debe estar protegida por el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.

Para noviembre de 2013, todos los hermanos encarcelados habían sido liberados.

En Armenia, actualmente hay más de 11.000 publicadores y 2.480 precursores.

Nuestros hermanos predican en siete idiomas diferentes, incluido el persa, el kurdo kurmanyí, el hindi y la lengua de señas rusa.

El 7 de diciembre de 1988, un terremoto muy destructivo sacudió la zona norte de Armenia.

En ese terremoto murieron alrededor de 25.000 personas, y otras 500.000 se quedaron sin hogar.

El terremoto destruyó la ciudad de Spitak, y, aunque la ciudad ya se ha recuperado, todavía se pueden ver restos de la devastación que hubo.

A pesar de todo, nuestros hermanos y hermanas nunca han dejado de predicar las buenas noticias con entusiasmo.

Los 44 publicadores y 18 precursores regulares de la congregación Spitak les envían su cariño y amor cristiano.

Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.




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