JW Broadcasting: marzo de 2018

¡Saludos a todos!

¡Bienvenidos al programa de este mes!

Hoy me acompaña un buen amigo, Leon Weaver.

Leon, ¿qué vamos a ver esta vez?

Bueno, hermano Lösch, vamos a ver a un hermano joven que tiene que elegir entre ser leal a Jehová o a un buen amigo.

¿Qué hará?

También veremos la historia de Rafika Morris, una hermana que luchó con todas sus fuerzas por la igualdad racial cuando era joven y que al final descubrió el camino correcto para alcanzar la paz.

Además, disfrutaremos de un nuevo y conmovedor video musical que destaca la importancia de confiar en Jehová.

¡Seguro que vamos a disfrutar mucho de este programa de marzo de 2018 de JW Broadcasting!

El título de este discurso es: “¿En quién confía usted?”.

¿Confía usted en mí?

Espero que sí.

A todos nos gusta que confíen en nosotros.

Demostrar confianza es esencial en la vida diaria.

Todos confiamos en otras personas.

Por ejemplo, muchos hemos viajado en tren o en autobús y ¿verdad que confiamos en que el conductor nos llevaría a nuestro destino sanos y salvos?

Por lo general, no nos preocupamos por eso.

Cuando volamos en avión, confiamos en que el piloto nos llevará a nuestro destino sin ningún problema.

O, cuando usamos un ascensor, confiamos en que no se caerá por el hueco, sino que nos llevará al piso que queremos.

Al casarnos, confiamos en que nuestra pareja será fiel toda la vida.

Como vemos, a menudo hay que confiar en otros.

¿Qué es la confianza?

Es la “esperanza firme o seguridad que se tiene en que una persona va a actuar o una cosa va a funcionar como se desea”.

Otro diccionario dice que confiar es “estar tranquilo respecto al comportamiento de alguien por considerarlo honrado, leal, eficiente, etc.”.

La confianza está relacionada con la esperanza, la convicción, la fe y la seguridad.

Al realizar algunos experimentos, Michael Kosfeld, un profesor de la universidad de Fráncfort (Alemania), llegó a la conclusión de que la confianza es “una parte de la naturaleza humana con base biológica”.

Kosfeld descubrió que, cuando dos personas interactúan, el cerebro libera una hormona que estimula la confianza.

Y aseguró: “Es, de hecho, una de las características distintivas de la especie humana”.

Algunos se desaniman cuando otra persona no confía en ellos y le preguntan: “¿No confías en mí?”, normalmente con un tono de tristeza o de queja.

A veces los niños o los adolescentes les preguntan a sus padres: “¿No confían en mí?”, cuando les ponen algunas normas, tal vez relacionadas con el entretenimiento.

Los padres les ponen esas reglas a ustedes, jóvenes, porque los aman y quieren protegerlos en sentido espiritual y físico.

Si cooperan con ellos, verán que poco a poco irán confiando más en ustedes y les darán más libertad.

Demuéstrenles que pueden confiar en ustedes.

Hoy en día, hay muchas personas en las que no se puede confiar.

Estamos viviendo en el tiempo del fin, y los demonios están desesperados e influyen en la gente, por eso no es prudente confiar en todo el mundo.

Muchos que han confiado en la religión han acabado decepcionados.

Los que han confiado en los gobiernos o en las Naciones Unidas también han acabado decepcionados.

Confiaban en que los líderes políticos cumplirían todas sus promesas, pero no lo han hecho; algunos han resultado ser unos completos mentirosos.

Proverbios 14:15 dice: Cuando alguien, aunque esté en la verdad, nos prometa grandes beneficios económicos si le damos dinero para una inversión que tiene en mente, debemos tener cuidado y no creernos todo lo que nos diga.

Algunos que sí lo han hecho han acabado decepcionados al enterarse de que lo habían perdido todo.

Tampoco deberíamos creernos todo lo que leemos en los periódicos o vemos en la televisión.

Hay otra cosa en la que no debemos confiar: en las riquezas.

Salmo 49:6 habla de los que “están confiando en sus medios de mantenimiento, y que siguen jactándose acerca de la abundancia de sus riquezas”.

Quienes confían en el dinero, por lo general, acaban decepcionados.

“El que confía en sus riquezas...

él mismo caerá”, dice Proverbios 11:28.

No es que esté mal ser rico, lo que está mal es confiar en las riquezas.

Estas nos pueden traer problemas.

Mucha gente hoy en día no es honrada y engaña a otros.

Por ejemplo, hay dueños de negocios que han instalado cámaras porque no confían en que sus empleados trabajen todas las horas que deberían.

Algunos se ponen a jugar videojuegos en horas de trabajo.

Pero Jehová nos creó con la inclinación de confiar en otras personas.

Sobre todo, podemos confiar en los hermanos, aunque es cierto que de vez en cuando nos pueden decepcionar.

Algunos cometen pecados graves y tienen que ser expulsados.

Pero esos son casos contados.

Jehová es el mejor ejemplo de alguien que confía en los demás.

Confió en su Hijo, quien cooperó lealmente con él como “obrero maestro” en la creación del universo, la Tierra y todos los seres vivos que hay en nuestro planeta, incluidos los humanos.

¡Y cuánta confianza demostró Jehová en Jesús cuando lo envió a la Tierra!

Él confiaba en que Jesús sería fiel y salvaría a la humanidad para que Su propósito con relación a los seres humanos y la Tierra se cumpliera.

Jehová confiaba tanto en él que inspiró profecías para predecir que sería fiel hasta la muerte.

Esta confianza que tenía no era algo infundado.

Se basaba en los millones de años que ambos habían trabajado juntos.

Note esta profecía acerca de Jesús en Salmo 16:10: Jesús tenía libertad de elección, lo que significa que, en teoría, podría haber pecado.

Si no, seguramente Satanás no habría intentado tres veces que pecara.

Si Jesús no podía pecar, ¿entonces por qué se angustió tanto en el jardín de Getsemaní, hasta el punto de sudar sangre?

¿Habría enviado Jehová a un ángel para animarlo y darle fuerzas si, de todas maneras, no podía pecar o fallarle?

No hay duda de que Jesús tenía una tremenda responsabilidad sobre sus hombros, ya que no solo la salvación de la humanidad dependía de que se mantuviera fiel, sino también la vindicación de la soberanía de Jehová.

No quería decepcionar a Jehová.

Usó bien su libertad de elección y se resolvió a ser leal.

¡Cuánto nos alegra que lo hiciera!

Por su parte, Jesús también confió completamente en Jehová.

Confiaba en que lo resucitaría si moría fiel.

De hecho, todo el mundo sabía que él confiaba en Jehová.

La gente que lo vio colgado en el madero dijo: Otra persona que mostró confianza fue Abrahán.

Cuando Dios le pidió que sacrificara a su querido hijo Isaac, estuvo dispuesto a hacerlo.

Confiaba en que Jehová lo podía resucitar.

Hebreos 11:19 dice: Primera a los Corintios 13:7 dice que el amor Quien ama confía en que las profecías se cumplirán.

También cree lo que le dicen los hermanos y les da un margen de confianza en vez de poner en duda sus motivos.

Así es, confiar en los demás es una muestra de que los amamos.

Cuando queremos a alguien, pensamos bien de él o ella.

Otro ejemplo de alguien que confió en Jehová fue Moisés.

Él sacó a los israelitas de Egipto y los guió por el desierto.

Eran una nación de más de tres millones de personas, además llevaban con ellos muchas ovejas y otros animales.

Al salir de Egipto, ¿sabía Moisés cómo darle agua a esa multitud en el desierto?

¿Sabía qué comerían cuando se acabaran las provisiones con las que salieron de Egipto?

¿Sabía que Jehová les daría el maná de manera milagrosa?

Parece que no.

Pero confió en que Jehová cuidaría de su pueblo.

Los tres amigos de Daniel son otro buen ejemplo al respecto.

Como no se inclinaron para adorar la imagen que el rey Nabucodonosor erigió, les dijeron que, por su desobediencia, los echarían en un horno de fuego.

Pero ellos fueron firmes, y un ángel los protegió, de manera que el fuego no les hizo nada.

Al ver eso, Nabucodonosor dijo: A medida que se acerca la gran tribulación, puede ser que nos enfrentemos a pruebas que nos den miedo relacionadas con el nacionalismo.

¿Seguiremos confiando en Jehová?

Esperamos que sí.

Él cuidará de manera milagrosa a su pueblo durante la gran tribulación; se asegurará de que sobreviva.

Hoy en día, el esclavo fiel es el encargado de suministrarles alimento espiritual a los millones de personas que forman el pueblo de Dios.

Los hermanos que componen ese esclavo confían plenamente en que Jehová los guiará con su espíritu.

¿Cómo es que “el esclavo fiel y discreto” puede suministrar alimento espiritual tan valioso?

“Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir”, dice Jehová en Salmo 32:8.

En la actualidad, Jehová usa a Jesús para guiar al esclavo.

Jesús, a su vez, usa al “esclavo fiel y discreto” para guiar a su pueblo.

De modo que podemos tener total confianza en la comprensión y la guía basadas en la Biblia que nos da “el esclavo fiel y discreto”.

Satanás trata de sembrar desconfianza.

Por ejemplo, durante la dictadura comunista en Rumania, unos agentes de la policía secreta obligaron a un hermano responsable de la obra a caminar con ellos por una calle muy transitada para que los hermanos pensaran que trabajaba para ellos.

¿Funcionó el plan?

No, para nada.

Los hermanos lo vieron, pero siguieron confiando en él.

Eso nos enseña que no debemos precipitarnos a desconfiar de los hermanos.

Satanás trata de esparcir rumores sobre hermanos leales, como los que componen el esclavo fiel.

Y esta táctica no es nueva.

Cuando Jesús fue resucitado y los soldados encontraron la tumba vacía, estos corrieron el rumor de que los discípulos habían robado el cuerpo por la noche.

Mateo 28:15 dice: En el siglo primero también se corrió el rumor de que los cristianos eran los culpables del gran incendio de Roma.

Pero ¿era cierta esa acusación?

Los historiadores dicen que en realidad fue Nerón, el emperador, quien incendió la ciudad.

Hoy en día, a veces se han esparcido rumores sobre el esclavo fiel en algunos medios electrónicos, y esto ha preocupado a algunos, sobre todo cuando los informes hablan de hermanos que han sido acusados en los tribunales.

A veces los informes citan a ciertos hermanos, y quien los lee podría pensar: “¿Cómo va a ser un rumor, si eso es lo que dijo la persona?”.

Bueno, una cita puede estar sacada de contexto.

Por lo general, los informes negativos solo mencionan parte de lo sucedido, no todos los aspectos.

Y esos rumores podrían manipular nuestras emociones.

Pregúntese: “¿Me creo todo lo que me cuentan?

Aun si fuera el caso, ¿debería esparcir esos rumores y debilitar la confianza que otros tienen en el esclavo o en los representantes de la sucursal?”.

Evite comentarios sensacionalistas como: “¿Te enteraste de esto o lo otro, o de lo que dicen de esta persona o la otra?”, haciendo referencia a algo que haya aparecido en Facebook, YouTube o Twitter.

Los rumores que se esparcen son como un incendio fuera de control.

Siembran desconfianza y pueden debilitar la fe de los demás.

Esto no quiere decir que el esclavo sea perfecto y que nunca cometa errores.

Pero Jehová y Jesús confían en ese esclavo imperfecto, que cumple con su labor lo mejor que puede y con las mejores intenciones.

Entonces, ¿no deberíamos nosotros confiar en esos hermanos también?

Para entender lo mucho que confían Jehová y Jesús en el esclavo fiel, pensemos en lo que se les ha prometido a sus miembros: se les ha prometido inmortalidad e incorrupción.

Pronto, justo antes del Armagedón, los miembros del esclavo que queden en la Tierra serán llevados al cielo.

Desde el año 1919, el esclavo ha tenido a su cargo algunos bienes de Cristo.

Pero, según Mateo 24:47, cuando los ungidos sean llevados al cielo, Jesús los nombrará “sobre todos sus bienes”.

¿No indica eso una confianza inmensa?

Revelación 4:4 presenta a estos ungidos resucitados reinando junto con Cristo.

Revelación 22:5 dice que reinarán, no solo por mil años, sino “para siempre jamás”.

¡Cuánto confía Jesús en ellos!

Pues, si Jehová y Jesús confían plenamente en “el esclavo fiel y discreto”, ¿no deberíamos nosotros hacer lo mismo?

Muchos siervos de Jehová del pasado confiaron en él cuando afrontaron oposición o situaciones difíciles.

Nosotros podemos estar seguros de que Jehová no dejará que seamos probados más allá de lo que podamos soportar, sino que “dispondrá la salida” para que nos mantengamos fieles.

Así que, ¿en quién confía usted?

Confía totalmente en Jehová, en Jesús y en el esclavo fiel y, a un grado razonable, también confía en todos los hermanos.

El escritor del Salmo 119:42 mencionó algo más en lo que tenemos que confiar: en la Palabra de Dios.

Él escribió: Las profecías de la Biblia siempre se han cumplido en el momento preciso.

En base a eso, podemos tener la completa seguridad de que las que quedan por cumplirse también se harán realidad, como las que indican que una gran muchedumbre sobrevivirá a la gran tribulación y vivirá en el Paraíso.

Todas se realizarán, sin la más mínima duda.

Como dijimos, debemos confiar, no solo en Jehová, en Jesús, en el esclavo fiel y en la Biblia, sino también en nuestros hermanos.

El apóstol Pablo dio un buen ejemplo al respecto.

Le escribió a Filemón para pedirle que aceptara de vuelta a Onésimo, el esclavo que se había fugado y que ahora era cristiano.

Pablo escribió en Filemón 21: Al hablar de la confianza, podríamos pensar en un niño que camina de la mano de su padre.

Al niño no le preocupa dónde lo llevará su padre, porque confía en él.

En los últimos días que estamos viviendo, los cristianos verdaderos hemos sido objeto de odio por parte de mucha gente.

¡Cuánto nos fortalecen las promesas de Jehová sabiendo que pronto las multitudes que apoyan a Satanás nos atacarán!

Cuando eso suceda, el pueblo de Jehová parecerá estar indefenso.

Pero no tenemos que temblar de miedo.

Confiamos en que Jehová, Jesús y los ángeles lucharán para salvarnos.

No nos acobardaremos.

En Hebreos 10:39, Pablo escribió: Tanto hoy como después del Armagedón, todos podremos decir, según Salmo 26:1 y 52:8: “En Jehová he confiado, para no estar vacilante” y “Yo sí confío en la bondad amorosa de Dios [...] para siempre”.

Por lo tanto, siga confiando en Jehová y en quienes están demostrando ser leales a él.

Volvemos contigo, Leon.

Gracias, hermano Lösch.

Siguiendo con esa idea, todos queremos tener buenos amigos en quienes confiar, el tipo de amigo que se describe en Proverbios 18:24: “Existe un amigo más apegado que un hermano”.

Pero ¿y si nos damos cuenta de que un buen amigo necesita ayuda espiritual?

¿Evitaríamos revelar el asunto, con tal de no perder su amistad?

¿Qué querría Jehová que hiciéramos?

En el siguiente video, veremos que Danny, un hermano joven, se enfrenta a estas cuestiones.

Tenía un secreto.

Solo que no era sobre mí, sino sobre mi mejor amigo, Julian.

Julian ya no era el mismo de antes.

Al terminar la reunión, el hermano Max me preguntó si me encontraba bien.

Y le dije que sí.

En aquel momento no sabía con quién hablar.

Hace unos años, cuando mis padres dejaron de ir a las reuniones, Julian estuvo a mi lado.

No quería perder a mi amigo.

Pero ¿conocía a Julian de verdad?

Decidí hablar con Julian sobre las fotos que había colgado.

Le dije que aquello no estaba bien, que tenía que hablar con los ancianos.

Pero se puso a la defensiva.

Sé que hice lo correcto.

¿Cuándo debía haberme hecho cargo de esta factura?

Necesitaba hablar con alguien.

—¡Ya te lo dije el mes pasado!

¿Y cuándo me lo dijiste?

¡Llevo dos semanas trabajando sin parar!

¿Qué pasa?

¿Que yo no trabajo?

¡Siempre me estás echando la culpa de todo!

El hermano Max me preguntó qué me pasaba.

Había notado que algo no andaba bien.

Así que me desahogué con él.

Se lo conté todo.

No quería causarle problemas a mi amigo, y Max lo entendió.

Luego me pidió que leyera Santiago 5:14, 15: “¿Hay alguno enfermo entre ustedes?

Que llame a sí a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, untándolo con aceite en el nombre de Jehová.

Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará”.

Max me explicó que los ancianos pueden animar y fortalecer a quienes están débiles en sentido espiritual, y que, si encubría la mala conducta de un amigo, estaría impidiendo que él recibiera la ayuda que necesitaba de Jehová.

Durante todo ese tiempo me había centrado solo en Julian y en lo que había hecho.

Y yo no había tenido el valor de contar nada.

Ahora, me alegro de haber sido honesto con el hermano Max.

Los ancianos son como médicos en sentido espiritual.

Pero son algo más, son nuestros amigos y quieren ayudarnos.

Puede que Julian recibiera algún tipo de corrección.

Y eso demuestra el amor de Jehová.

Quizás eso salvó su vida y su amistad con Jehová.

Los ancianos ayudaron a Julian.

Y yo conservé a mi mejor amigo.

¿Notaron que Danny confió en el consejo de la Biblia y lo puso en práctica?

¿Cómo podemos nosotros hacer lo mismo?

A continuación, los comentarios del hermano Curzan en una adoración matutina nos harán reflexionar en cómo hacer ajustes en sentido espiritual para hacer frente a diversos desafíos de la vida.

Gracias por tan buenos comentarios.

Encajan muy bien con lo que el apóstol Pablo le dijo a la congregación de Éfeso sobre la importancia de que se examinaran a sí mismos.

Y hoy día también tenemos que hacer eso: examinarnos para ver si estamos agradando a Jehová.

Por favor, abran su Biblia en el capítulo 5 de Efesios.

Vamos a leer el versículo 10, que es el texto de hoy.

Efesios 5:10 dice: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor”.

Y luego, el versículo 11 dice: “Cesen de participar con ellos en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad, sino, más bien, hasta censúrenlas”.

Así que el capítulo 5 de Efesios deja bien claro que hay cosas que Jehová acepta y otras que no.

Podemos ver algunas cosas que Jehová considera inaceptables en varios versículos del capítulo 5.

Si le echan un vistazo a los versículos 3 a 5, verán que hablar irrespetuosamente sobre sexo, la conducta desvergonzada, las bromas obscenas —y luego el versículo 18 menciona la borrachera—, todas estas cosas nos impedirían entrar en el Reino de Dios.

Y si pensamos en el entretenimiento de hoy en día, es casi imposible encontrar algo que sea aceptable a la vista de Jehová y que no contenga inmoralidad sexual, pornografía, ocultismo o violencia.

Satanás ha saturado con su influencia todo tipo de entretenimiento, a tal grado, que lo vemos en libros, películas, videojuegos y en básicamente cualquier cosa.

Y es que él sabe que Jehová odia esas cosas, y le basta con que tan solo una parte de nuestro corazón las ame, aunque la otra parte de nuestro corazón las odie.

Así que deberíamos preguntarnos: “¿Me ayuda a ser una persona más agradable a la vista de Jehová el entretenimiento que elijo?

¿Me ayuda a tener las cualidades que Jehová quiere que tenga y hará que él se acerque más a mí?”.

El espíritu del mundo refleja una actitud de rebelión hacia la Biblia, que expone las normas de Jehová y sus cualidades.

Pero nosotros queremos respetar la Biblia, pues nos enseña a amar lo que Jehová ama y a odiar lo que él odia.

¿Qué nos ayudará a hacer esto y a resistir el espíritu del mundo, a acercarnos más a Jehová y a ser agradables a sus ojos?

Veamos el versículo 17; capítulo 5, versículo 17, ahí dice: “Por esta razón dejen de estar haciéndose irrazonables, sino sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová”.

Por eso, ante cualquier situación, debemos pensar: “¿Qué querría Jehová que hiciera?”.

De hecho, los versículos 1 y 2 enfatizan esa idea, al decir: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor, así como el Cristo también los amó a ustedes y se entregó por ustedes como ofrenda y sacrificio a Dios para olor fragante”.

Así que la clave está en imitar a Jehová y Jesús.

Nuestros sacrificios tienen que ser aceptables a la vista de Jehová, como lo fue el sacrificio de Jesús.

¿Por qué era Jesús tan agradable a la vista de Jehová?

Bueno, porque hizo todo como su Padre quería.

Por eso dijo algo que nosotros también queremos decir algún día: “Yo siempre hago las cosas que le agradan”.

Cuando seamos perfectos, podremos decirlo.

Como vemos, Jesús agradó a Jehová por lo que dijo y por lo que hizo.

Entonces, ¿cómo podemos imitarlo y así imitar a Jehová?

Repasemos brevemente tres maneras.

Primero, pidamos espíritu santo en oración.

¿Qué hizo Jesús cuando se enfrentó a las pruebas?

No confió en sí mismo.

Más bien, le pidió ayuda a Jehová.

Así que, si nosotros estamos luchando por no caer en una tentación —tal vez alguna debilidad que tengamos—, es muy importante que hagamos lo mismo.

También podemos hablar con los ancianos —nuestros amorosos pastores—, y ellos orarán con nosotros y nos darán ánimo para que sigamos siendo fieles a Jehová.

Segundo, seamos obedientes a Jehová en todo.

Jesús siempre hizo lo que le agradaba a su Padre.

En Lucas 22:42, él dijo: “Que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya”.

Por eso, recordemos: la obediencia no se puede sustituir.

Si somos desobedientes no le agradaremos a Jehová.

Y tercero, tenemos que conocer bien la Biblia.

Jesús basaba lo que decía en la Palabra de Dios.

Centró su vida en estudiar y obedecer las normas de Dios, y en animar a otras personas a hacer lo mismo.

¿Qué hay de nosotros?

Todos estamos muy ocupados con el trabajo, la congregación...

Por eso, no se trata de estudiar en profundidad la Palabra de Dios cuando tengamos tiempo, sino de sacar el tiempo para ello.

Pensemos: ¿Revela nuestra rutina diaria que amamos a Jehová, que amamos su Palabra?

¿Leemos la Biblia todos los días?

Y si lo hacemos, ¿cuánto tiempo pasamos meditando para que penetre en nuestra mente y corazón?

¿Nos conformamos con lo básico, con lo que hay en la superficie?

¿O nos gusta profundizar en lo que leemos?

Es muy importante que entrenemos nuestra mente y nuestro corazón, pero eso requiere tiempo y esfuerzo, igual que un corredor de maratón, que también debe dedicar mucho tiempo y esfuerzo a entrenarse.

Como sabemos, a los cristianos se nos compara a corredores, porque corremos en la carrera por la vida.

Veamos lo que dijo el apóstol Pablo.

Vayamos a 1 Corintios; 1 Corintios, capítulo 9, unos versículos que conocemos bien, empezando con el versículo 24.

Mientras vamos leyendo, fijémonos en algunos puntos clave.

Ahí Pablo dijo: “¿No saben ustedes que los corredores en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio?

Corran de tal modo que lo alcancen.

Además, todo hombre que toma parte en una competencia ejerce autodominio en todas las cosas [aquí hay un punto clave].

Pues bien, ellos, por supuesto, lo hacen para obtener una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible.

Por lo tanto, la manera como estoy corriendo no es incierta; la manera como estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire; antes bien, aporreo mi cuerpo [o lo castigo, lo disciplino estrictamente] y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado [o descalificado] de algún modo”.

Así que queremos tener autodominio, como los corredores.

Tenemos que decirle no al mundo de Satanás y sí a las cosas que Jehová acepta.

Y queremos asegurarnos de ser agradables a los ojos de Jehová

y de que nos apruebe.

Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor.

En el maratón de Nueva York de 1994, participó un corredor que se llamaba Germán Silva e iba corriendo muy muy bien.

De hecho, le quedaba muy poco para llegar a la meta en Central Park, pero de repente se distrajo y se equivocó de ruta.

¿Perdió la carrera?

Bueno, otro corredor se puso en primer lugar.

Pero Silva recuperó la ruta, volvió al camino correcto y empezó a correr con todas sus fuerzas.

Adelantó al otro corredor y ganó el maratón por dos segundos.

¿Qué aprendemos?

Que a veces podemos distraernos, desviarnos del camino o hacer algo que Jehová no acepta.

Si eso nos ocurre, dejemos que la Palabra de Dios y los pastores amorosos nos ayuden a recuperar la ruta correcta.

No nos demos por vencidos.

Unos años después de aquello, en 1997, Silva corrió de nuevo el maratón de Nueva York.

Pensó que lo tenía ganado, que volvería a ganar la carrera.

Pero entonces, empezó a deshidratarse y a correr más despacio.

Y en vez de tomar unos segundos para beber algo, prefirió seguir.

Creyó que aguantaría.

De nuevo, ¿qué nos enseña esto?

Que no podemos ignorar nuestras necesidades.

Tenemos que alimentarnos en sentido espiritual con frecuencia para mantenernos al paso de la organización de Jehová.

Lograremos esto si, como dijeron los que comentaron, dedicamos tiempo a alimentarnos de la Palabra de Dios y a meditar.

Recordemos que en nuestra carrera cristiana, la carrera por la vida, lo importante no es la velocidad, sino la dirección que tomamos.

Que siempre corramos de una manera que agrade a Jehová.

Como mencionó el hermano Curzan, leer la Biblia y meditar en ella todos los días puede tener un profundo efecto en nuestras vidas.

Veamos el caso de Rafika Morris.

Quería que todas las razas vivieran en armonía y pensaba que se podía lograr con esfuerzos humanos.

Pero, después de años de frustración y desilusión, ¿cómo la ayudó el estudio de la Biblia a encontrar lo que buscaba?

Crecí en el sur de Estados Unidos durante la época de la marginación racial.

Los negros y los blancos no podíamos estar juntos.

Y, además, había letreros que nos prohibían la entrada a algunos lugares.

No entendía por qué no podíamos llevarnos bien.

Cincuenta centavos.

Sí, señor.

Gracias, señor.

Abuela, ¿por qué le llamas “señor” si solo es un niño?

Cállate.

Y aprende cuál es tu lugar.

Después, cuando volvimos a la camioneta, le dije: “Yo nunca agacharé la cabeza”.

Mi abuela sabía que a mí me gustaba la Biblia, porque de pequeña siempre la leía.

Pero no la entendía.

Yo le preguntaba a Dios: “¿Por qué nos ven diferentes?

¿Por qué no podemos vivir juntos?”.

Me enteré de que había un grupo que hacía justo lo que yo buscaba.

Estaban metidos en política.

Decían: “¡Luchamos contra las injusticias!”.

Y, cuando escuché la palabra injusticia, pensé: “Ahí es donde quiero estar.

Quiero formar parte de algo que haga cambiar a la gente y pueda unirla”.

Eso era lo que yo quería.

Comenzamos a protestar por la violencia policial.

Y no éramos los únicos, mucha gente también lo hacía.

Me gustaban algunas cosas que hacía el grupo, pero todos los días nos daban entrenamiento militar.

Nos enseñaban a usar armas y cosas así.

Y entonces me di cuenta de que aquello no era lo que yo pensaba.

Vi que lo que estaba haciendo no iba a cambiar nada, así que empecé a buscar a Dios otra vez y a leer la Biblia.

Tenía la versión del rey Jacobo.

La leía, la leía...

pero no entendía nada.

Luego nos fuimos a Jamaica, y allí vi otra Biblia, la Traducción del Nuevo Mundo.

Comencé a leerla y la entendía perfectamente.

No tenía palabras anticuadas.

Pensé: “¡Vaya!

¡Me encantaría tener una como esta!”.

Un día, dos mujeres tocaron a mi puerta.

No sabía que eran testigos de Jehová.

La verdad es que solo me fijé en la Biblia que llevaban y les dije: “¿Dónde la consiguieron?”.

Y ellas me dijeron: “Tranquila, te traeremos una”.

Y me la trajeron.

Pero lo que yo no sabía es que con aquella Biblia también venía un curso bíblico.

La primera vez que fui a una asamblea de los testigos de Jehová, había como diez mil personas.

Cuando entré y vi tantas caras y tantas razas diferentes, fue como si Jehová me dijera: “Rafika, ¿recuerdas cuando me decías que querías ver a las personas de distintas razas todas juntas y unidas?

Mira, yo no hago diferencias.

Todos se llevan bien, están unidos”.

Y me sentí muy feliz.

¡Por fin había encontrado la organización a la que quería pertenecer!

Para mí, todo el mundo es igual.

Puedo ser amiga de cualquier persona y les predico a todos.

Ahora que sé lo que la Biblia enseña, tengo una vida plena, porque tengo claro que solamente Dios y su gobierno traerán paz a la Tierra.

Así como Jehová ha unido a su pueblo, me gustaría que todas las personas lleguen a estar unidas y puedan conocer a Jehová igual que yo.

Jehová contestó mi oración.

Aunque Rafika se enfrentó a desafíos muy particulares cuando empezó a aprender la verdad de la Biblia, aprendió a confiar en Jehová.

Por otra parte, también necesitamos confianza cuando queremos expandir nuestro servicio a Jehová.

Han demostrado esa confianza, en especial, los hermanos que han tenido la oportunidad de asistir a la Escuela para Evangelizadores del Reino, y sus experiencias lo confirman.

Como tengo una enfermedad que me hace sentir cansada, creía que no podría aceptar cualquier tipo de asignación.

El fin está muy cerca, y quiero hacer todo lo que pueda por Jehová hasta que llegue ese día.

Por eso mandé mi solicitud.

En cuanto me invitaron a la Escuela para Evangelizadores del Reino, empecé a dudar de mí misma, pues pensaba que no me lo merecía, que no estaba a la altura.

Como no estoy casada, creía que me sentiría fuera de lugar entre tantos matrimonios.

Intenté dar lo mejor de mí.

Sentía que me salía humo de la cabeza.

Pero, aun así, notaba que la escuela me estaba ayudando a mejorar, y cada día terminaba muy contento.

A mí me encantaba la clase de los viernes por la tarde, en la que escuchábamos un discurso de un miembro del Cuerpo Gobernante.

Era algo muy especial.

Durante las ocho semanas de la escuela, se destacó una y otra vez la idea de servir donde se necesitan más publicadores.

Desde entonces, estamos aún más dispuestos a hacerlo.

Después de ocho semanas de escuela, estás preparado para que te manden hasta a la luna.

Cuando me enteré de que mi siguiente asignación sería en Mesa (Arizona), me pregunté: “¿Y dónde está eso?”.

Luego pensé: “¡Ay, no, escorpiones!”.

Pero después dije: “Bueno, si allá es donde Jehová quiere que vaya, allá iré”.

Uno de los problemas a los que me enfrenté en mi nueva asignación fue encontrar un lugar adecuado para vivir.

Un matrimonio de la congregación nos podía alquilar un par de habitaciones que tenía en la parte de atrás de su casa, pero se necesitaban algunas reparaciones.

Así que los hermanos enseguida nos ayudaron con esto, y hasta nos hicieron una pequeña cocina.

Ahora tenemos una casita para descansar después de un largo y caluroso día de predicación.

Siempre pensé que soportaría mejor el frío que el calor.

Pero los hermanos me han ayudado mucho: se aseguran de que no me deshidrate y que sepa cómo sobrellevar el calor.

También me dan consejos sobre qué cosas llevar, por ejemplo, me dicen que siempre tenga a mano una botella grande de agua.

Realmente sentimos el apoyo de la congregación, pues hasta nos buscaron un apartamento.

Así pudimos concentrarnos en la predicación.

Una de las cosas que me animaron mucho fue lo que dijo un hermano de experiencia sobre si, debido a mi salud, yo podría ir a la escuela.

Él dijo: “Si puede ser precursora, entonces también puede asistir a la escuela”.

La educación que recibimos en la escuela para evangelizadores nos ayudó a mejorar nuestras cualidades y personalidad, a ponernos la nueva personalidad.

Es algo que nos será muy útil no solo en nuestra asignación, sino en el nuevo mundo.

Creo que muchos podrían reunir los requisitos con un poquito más de esfuerzo.

No olviden que es un programa de educación maravilloso.

Nosotros pudimos vivirlo con más de 60 años y sin demasiadas dificultades.

Así que, si otros están pensando en ir a la escuela, quiero decirles que nosotros pudimos y que de verdad me gustaría que pudieran disfrutar la misma alegría que nosotros.

Puede que te pongas nervioso, tengas miedo y te preocupes por si sabrás hacer buenos comentarios, cómo vas a hacer tantas asignaciones, por los exámenes... cosas así.

Pero lo que yo puedo decir es que son dos meses en los que disfrutas muchísimo.

Hay que fijarse en eso.

Es un regalo, un maravilloso regalo de Jehová.

No estaba segura de si entregar mi solicitud o no, porque prefería ir a la escuela cuando ya estuviera casada.

Pero le oré a Jehová y mandé la solicitud.

Si hubiera esperado, no me sentiría tan feliz como ahora.

Estoy muy contenta de haberla entregado y haber dejado que Jehová se encargara del resto.

A veces voy conduciendo por la autopista y digo: “¡Guau!, Jehová, ¡me siento muy feliz!

Muchas gracias”.

Estas experiencias me hacen recordar las palabras de Colosenses 3:23, 24, que dice: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová de quien recibirán el debido galardón de la herencia.

Sirvan como esclavos al Amo, Cristo”.

No hay duda de que eso es lo que están haciendo los hermanos que acabamos de ver.

Si usted ve que tiene las circunstancias para ponerse alguna nueva meta en el servicio a Jehová, como asistir a esta escuela o mudarse adonde se necesitan más predicadores, ¿por qué no lo piensa?

Ahora, vayamos a Costa Rica.

Veremos que los hermanos confiaron en Jehová al hacer los preparativos para una asamblea muy especial.

¿Por qué fue fundamental confiar en Jehová en este caso?

Se solicitó a la sucursal autorización primeramente.

Después de que nos aprobaron, se tuvo que iniciar con los preparativos para la asamblea.

No teníamos absolutamente nada.

Un hermano nos prestó un lugar.

Han venido hermanos con diferentes oficios; algunos herreros, otros ebanistas, otros albañiles y así, diferentes hermanos que han, generosamente, dado de sus recursos, de sus habilidades, para salir adelante con el proyecto.

Entonces, eso fue muy notorio.

En las personas era la duda, la pregunta, qué iba a pasar y quién financiaba todo esto.

Dicen que la gente está sorprendida de que por qué llegan tantas personas a trabajar.

Y yo me pregunto esto: “si ya está causando efecto, ¿cómo será cuando sea la asamblea?”.

Se construyó un Salón de Asambleas cómodo, práctico y seguro con materiales de la zona.

La expectación aumentaba al acercarse el día y cuando por fin llegó, los asistentes sintieron algo muy especial.

Hoy, con la ayuda de Jehová, ver llegar a decenas de personas interesadas y hermanos bautizados para celebrar lo que para nosotros es la primera asamblea en lengua bribrí...

Hermanos, ¡eso es maravilloso!

Cuando empezó el programa en bribrí, lloré.

Me siento muy contenta de participar de la asamblea, especialmente porque es en mi lengua, ¿verdad?

Es lo que tanto esperábamos.

Y queremos que siga.

Caminamos mucho para invitar a estas personas, y verlas aquí ahora...

eso hace que me sienta muy feliz.

El programa de la asamblea en el idioma local llegó al corazón de muchas personas.

Fue un momento histórico para nuestros hermanos bribrí de Costa Rica.

Jehová ha hecho posible que más personas de esta región aislada reciban sus maravillosas bendiciones.

¿Vieron por qué era tan importante confiar en Jehová para que los preparativos tuvieran éxito?

Al principio, los hermanos no tenían nada.

Pero confiaron en que Jehová los ayudaría, y él lo hizo, con un terreno que pudieron usar sin pagar, con materiales y con voluntarios.

Así es, podemos confiar por completo en la guía que nos da Jehová mientras dure este mundo.

El siguiente video musical destaca lo importante que es esa confianza.

Se titula Confiar en ti.

♪♪ Cuando tengo un día gris, sin ganas de seguir, un día de esos tristes que no logro sonreír...

Cuando cuesta continuar, la Palabra de Jehová es una voz detrás de mí que dice así: “Hey, ten fe, nunca te rindas, sé leal y confía en Jehová”.

(ESTRIBILLO) Gracias a tu Palabra, nunca me voy a rendir.

Por nada jamás dejaré de confiar en ti.

Cuando tengo que soportar esta triste soledad, acudo a ti sabiendo que me ayudarás.

Y me tengo que esforzar por leer y meditar; así tendré las fuerzas que me sostendrán.

“Hey, ten fe, nunca te rindas, sé leal y confía en Jehová.

Ten valor, él está junto a ti.

Piensa bien en las cosas por venir”.

(ESTRIBILLO) Gracias a tu Palabra, nunca me voy a rendir.

Por nada jamás dejaré de confiar en ti.

En ti.

“Ten fe, nunca te rindas, sé leal y confía en Jehová.

Ten valor, él está junto a ti.

Piensa bien en las cosas por venir”.

(ESTRIBILLO) Gracias a tu Palabra, nunca me voy a rendir.

Por nada jamás dejaré de confiar en ti. ♪♪ Este mes vimos por qué es muy útil confiar en Jehová y su guía: nos ayuda a resolver problemas con nuestros amigos, a elegir bien nuestro entretenimiento y a enfrentarnos a este mundo lleno de injusticias sociales.

¡Está claro que Jehová es alguien en quien podemos confiar!

Antes de terminar nuestro programa, tenemos algo más que mostrarles.

Vayamos por un momento a Cádiz, en España.

Se estima que Cádiz es una de las ciudades más antiguas de Europa occidental, pues fue fundada por los fenicios.

Está ubicada en una estrecha franja de tierra rodeada de mar.

Tiene innumerables vistas y sitios históricos bien conservados.

A las afueras queda El Puerto de Santa María, donde hay una congregación en inglés.

Está compuesta en su mayor parte de hermanos que se han mudado allí para ayudar en la predicación.

Vienen de distintas partes de España y de otros lugares, como Australia, Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Cádiz tiene un alto índice de desempleo, así que hallar trabajo no es fácil.

Un matrimonio viaja unos 480 kilómetros (300 millas) todos los jueves para llegar a su territorio y el lunes por la mañana hacen el viaje de vuelta al lugar donde viven y trabajan.

A pesar de esos inconvenientes en sentido económico, muchos hermanos son voluntarios de construcción, trabajan para Betel a distancia o son precursores.

A los hermanos de El Puerto de Santa María les emociona mucho poder enviarnos sus saludos y amor cristiano.

Esta fue una transmisión de JW Broadcasting, desde la central mundial de los testigos de Jehová.



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