JW Broadcasting: Febrero de 2019

Bienvenidos al programa de este mes.

Veamos un adelanto de lo que trataremos en esta ocasión.

¿Qué sucede si un cambio de circunstancias hace que los cónyuges se distancien en sentido emocional?

La historia de Shaan y Kiara puede ser lo que algunos necesitan escuchar justo ahora.

También, el relato de Grace Li será muy alentador para quienes hayan tenido que enfrentar desafíos en sentido emocional por haberse puesto de parte de Jehová.

Verán el efecto que sus acciones tuvieron en quienes la rodeaban.

Y el video musical de este mes nos ayudará a recordar el amor, la bondad y el apoyo de los que disfrutamos en el pueblo de Jehová.

¡Todo eso y más en el programa de febrero de 2019 de JW Broadcasting!

El tema de este mes está tomado de la segunda parte de Romanos 12:10: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”.

¿Qué es la honra?

En las Escrituras Hebreas, el término que se traduce “honra” significa literalmente “peso”.

Así que, cuando mostramos honra a alguien, damos a entender que es una persona de peso, de valía.

En las Escrituras Griegas, la palabra está relacionada con ponerle precio a algo.

De modo que honrar a una persona implica que la estimamos o valoramos.

¿A quién debemos mostrar honra?

Por supuesto, Jehová merece que lo honremos.

Revelación 4:11 lo dice, y además nos da la razón por la que debemos honrarlo y darle gloria: porque él creó “todas las cosas”.

Fue Jehová quien nos dio la vida.

¿Y cómo podemos honrarlo?

Hay muchas maneras: Lo honramos al hacer su voluntad —obedeciendo sus leyes y principios—.

También alabándolo por sus cualidades y contándoles a otros las promesas que nos ha hecho.

Lo honramos cuando apoyamos de manera económica la obra de educación mundial que él dirige mediante su Hijo y el espíritu santo.

Y, así como Revelación, capítulo 4, dice que Jehová merece ser honrado, Revelación 5:12 muestra que su Hijo, Cristo Jesús, también merece honra.

El versículo 12 dice sobre él: ¿Cómo podemos mostrar honra a Jesús?

El versículo que acabamos de leer mencionaba una manera.

Explica que fue “degollado” como cordero para sacrificio con el fin de que tuviéramos la esperanza de vivir para siempre, y valoramos mucho ese sacrificio.

Además, honramos a Jesús al reconocer su papel como el inmortal “Rey de reyes” en los cielos.

Y otra manera muy práctica de honrarlo es esforzándonos al máximo por imitar su personalidad y su forma de actuar en todo lo que hacemos en la vida.

Por otro lado, ¿deberíamos tomar la iniciativa en mostrar honra a alguien más?

Efesios 6:1, 2 dice que los hijos honran a sus padres cuando les obedecen.

Mateo 15:4-6 deja claro que, cuando los hijos son adultos, pueden honrar a sus padres y abuelos dándoles apoyo material en lo que necesiten.

En 1 Timoteo 5:17 se nos anima a dar a los ancianos “doble honra” por el duro trabajo que hacen por nosotros.

Romanos 13:1, 7 añade que hay que mostrar honra a los gobiernos y a otras personas con autoridad.

Y 1 Pedro 2:17 va más allá, pues dice: “Honren a hombres de toda clase”.

Además de ser bondadosos y respetuosos con la gente, también les damos honra al llevarles las buenas noticias del Reino.

Efesios 5:22-25 dice que las esposas deben honrar a sus esposos sujetándose a ellos, como Cristo a su Padre.

Y los esposos tienen que honrar a sus esposas amándolas y tratándolas como Jesús trató a la congregación.

¿Qué hay del texto temático de este discurso?

¿A quién se refería Pablo en el capítulo 12 de Romanos, cuando dijo: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”?

¿Quiénes son “unos a otros” en este versículo?

Busquen, por favor, Romanos 1:7.

Pablo dice que escribe Así que todos los que formamos parte de la congregación cristiana debemos mostrarnos honra unos a otros.

Durante el resto del discurso me gustaría tratar dos de las muchas ocasiones en que podemos honrar a otros (son las dos últimas que comenté).

Primero, los cónyuges deben honrarse entre sí.

Y, segundo, debemos mostrarnos honra en la congregación.

Hoy día, existe un problema generalizado de falta de respeto en los matrimonios.

A menudo, los cónyuges se humillan el uno al otro con palabras hirientes y actitudes irrespetuosas.

Algunos recurren a la violencia física, como si el hecho de ser violentos les diera la razón.

Y la infidelidad, ya sea de uno o de ambos cónyuges, se ha convertido en algo tan común que ni siquiera llama la atención.

Todo eso es una enorme falta de respeto al matrimonio.

¿Qué se puede decir de los matrimonios de los testigos de Jehová?

En el pueblo de Dios, contamos con muchos matrimonios que se llevan bien y se respetan.

Nadie es perfecto, es cierto.

Pero nos alegra haber conocido la verdad y haber aprendido a ser mejores cristianos al tratar con los demás.

No permitimos que las cosas que vivimos en la infancia nos afecten ahora.

Sin embargo, es necesario que hablemos del tema de mostrarse honra en el matrimonio.

Aunque son relativamente pocos los que acaban recurriendo a la violencia, y pocos son los que terminan en divorcio, aún necesitamos seguir aprendiendo a mostrar honra en el matrimonio.

Después de vivir juntos durante meses, años o décadas, la confianza puede hacer que nos tratemos con menos respeto, u honra, que cuando éramos novios.

Eso no está bien.

No es de cristianos.

Pero, como somos imperfectos, podemos empezar a tratar mal, con palabras o acciones, a quien prometimos amar hasta la muerte.

¿Qué nos ayudará a controlarnos y a reducir al mínimo los conflictos con nuestro cónyuge?

Primero, analicemos cuál es la responsabilidad básica que se le ha asignado a cada cónyuge.

Esta es la base sobre la que podemos mejorar.

El papel del esposo se expone claramente en 1 Corintios 11:3.

Y, aunque a algunas mujeres de la sociedad de hoy les horroriza la idea, las que sirven a Jehová la aceptan con gusto.

Es algo que Dios ha establecido.

En 1 Corintios 11:3 dice: La Palabra de Dios dice que “la cabeza de la mujer es el varón”.

Sin embargo, esa cabeza no debe ser un hombre dominante ni maltratador —ni en sentido físico ni verbal—.

Más bien, debe imitar a su cabeza.

¿De quién se trata?

¿Qué dice la primera parte del texto?

“La cabeza de todo varón es el Cristo”.

De hecho, Efesios, capítulo 5, da la clave para lograr el equilibrio entre ser cabeza de la mujer y ser un cabeza amoroso, como Cristo.

Efesios 5:22, 23 dice: —pero ¿qué hay del esposo?— Ese texto lo dice todo.

El versículo 33 del mismo capítulo dice: La Biblia no dice en ningún lugar que, si uno de los cónyuges hace algo que hiere al otro, el ofendido tiene derecho a dejar de imitar a Cristo.

El problema es que, cuando uno de los dos se siente ofendido o herido, es muy fácil que ponga mala cara y conteste con un insulto.

Entonces, el otro contraataca con un comentario hiriente.

Es como el viento que alimenta el fuego.

Los ánimos están que arden, y echan a perder la tarde.

No es para nada cristiano.

Tal escena no tiene nada de honorable.

Hay que acabar con eso, cuanto antes mejor.

“La Atalaya” del 15 de enero de 2015 dijo: ¿Qué podemos hacer para mejorar el ambiente?

Alguien tiene que apagar el fuego con el agua de la Palabra de Dios.

Otra vez, Romanos 12:10b dice: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”.

Uno de los dos debe tomar la iniciativa, aunque eso implique reconocer que no se ha comportado como un verdadero cristiano y tenga que decir “lo siento”.

Aquel número de “La Atalaya” citaba dos textos: uno para el esposo y otro para la esposa.

Leamos primero Proverbios 17:27.

Esposos, escuchen esto y pónganlo en práctica antes de un conflicto o en medio de él.

Proverbios 17:27: Esposos, ¿encajamos con esa descripción?

Y, esposas, busquen, por favor, Proverbios 31:26.

¿Hablan así incluso cuando surge un enfrentamiento?

Proverbios 31:26: Por lo general, cuando ha habido un malentendido y hemos dicho cosas duras, nos sentimos muy mal, frustrados, culpables por haberle echado leña al fuego.

¿No sería mucho mejor que aprendiéramos a controlar lo que decimos, a estar calmados y a hablar con sabiduría y con bondad?

Conozcamos ahora a Emil y Firuca Garbován, de Rumania.

Su ejemplo muestra muy bien que la Palabra de Dios puede ayudar a los cónyuges a cambiar de actitud, siempre que se dejen guiar por ella.

Conocí a Firuca en 1983.

Yo ya tenía dos hijas pequeñas, una de siete años y otra de tres.

Acepté un curso bíblico.

Mi esposo trabajaba en la policía, así que, al principio, yo estudiaba en secreto.

Pero, más adelante, decidí contárselo.

Cuando me enteré de que mi esposa estaba estudiando la Biblia para hacerse testigo de Jehová, me puse muy triste.

Y pensé que nuestro matrimonio y nuestra familia estaban en peligro, porque todo lo que escuchaba sobre los Testigos eran cosas malas.

Me amenazó con divorciarse y, finalmente, lo hizo.

El divorcio fue un momento muy difícil de mi vida, ya que estaba embarazada de siete meses de nuestra tercera hija.

Como resultado del divorcio, a mi esposo le concedieron la custodia de las dos niñas y la casa.

Así que tuve que dejar mi hogar.

Me quedé casi un año en casa de dos familias testigos de Jehová.

Sentí el amor que Jehová me tenía, y yo lo amaba mucho.

Pero también quería a mi esposo.

Un día, mientras caminaba de la mano con la niña pequeñita, vi al esposo de Firuca viniendo hacia mí.

Se me paró el corazón y pensé: “¡Me va a golpear!”.

Pero Emil fue un caballero.

Levantó a la niñita con sus brazos, habló con ella un ratito y después la puso en el suelo y se fue.

Cuando lo vi marcharse, di gracias a Jehová porque Emil no me había pegado.

En 1990, busqué a mi esposa y le dije que quería volver a casarme con ella para que la familia estuviera junta otra vez.

Después de un tiempo, ella aceptó y, poco a poco, yo empecé a estudiar.

En el 2003, me hice testigo de Jehová.

Estoy muy feliz de haber cambiado, y me arrepiento de no haberlo hecho antes.

He visto de primera mano cómo la verdad puede cambiar la vida de alguien, hasta en mi propia familia.

En la actualidad, soy anciano de congregación.

Y, desde el año 2010, soy precursor regular.

Cuando voy con Emil a un curso bíblico y lo veo dirigirlo, me dan ganas de arrodillarme para darle las gracias a Jehová.

Una vez más les repetimos a los matrimonios que aman a Jehová: “En cuanto a mostrarse honra [...], lleven la delantera”.

Los principios que acabamos de analizar también sirven para mostrar honra a otros en la congregación.

La pareja de la que hemos hablado se mostró honra.

De modo parecido, todos deberíamos imitar a Jesús y mejorar en “seguir sus pasos con sumo cuidado” al tratar con los hermanos de la congregación.

¿Cómo nos mostramos honra unos a otros?

Una manera es la que describe 1 Corintios 10:23, 24.

Mostramos honra cuando ponemos los sentimientos y necesidades de los demás por encima de los nuestros.

Primera a los Corintios 10:23, 24: Mostramos honra al renunciar a nuestros derechos.

Lo que digamos o hagamos quizá no esté mal, pero ¿ayudará en algo?

¿Será animador?

El versículo 24 dice muy claro que sigamos buscando no nuestra propia ventaja o derecho, sino la de los demás.

Mostramos honra a los demás cuando hacemos cosas por ellos.

Puede ser un pequeño favor que necesite algún hermano mayor.

Podría ser limpiarles la casa, llevarlos de compras o cualquier otra cosa.

El principio está en Lucas 22:26: Antes cité 1 Timoteo 5:17, donde se nos anima a darles a los ancianos “doble honra”, porque trabajan duro por nosotros.

También merecen honra por ser miembros de la congregación.

El año pasado, en el programa de agosto, el hermano Lett nos hizo pensar en cómo lograrlo.

Recordarán que el título de su discurso fue “Valoremos a los ancianos, un regalo de Dios”.

Honramos a otros cuando estamos listos para perdonarlos si nos han hecho pasar vergüenza o han herido nuestros sentimientos.

En general, los miembros del pueblo de Jehová nos mostramos honra unos a otros.

Pero preguntémonos: ¿nos esforzamos individualmente por mejorar en este aspecto de la personalidad cristiana?

En el texto temático, Pablo no solo mencionó que debíamos mostrarnos honra.

Además, nos animó a ensancharnos, o tratar de mejorar, en esta faceta de la vida cristiana.

Dijo que teníamos que tomar la iniciativa.

No se limitó a decir que debíamos honrarnos unos a otros, porque eso hubiera sido como un maestro que anima a un grupo de estudiantes cultos a aprender a leer; si son cultos, no necesitan aprender a leer.

Entonces, ¿a qué sí podría animarlos el maestro?

Podría animarlos a mejorar su lectura, a progresar.

El amor es la marca que identifica a los discípulos de Cristo.

Así que debemos aprender a mostrar honra.

Sin embargo, como el maestro del ejemplo, Pablo nos anima a mejorar en este aspecto.

Él dijo que lleváramos la delantera en cuanto a mostrarnos honra, en otras palabras, tomar la iniciativa en honrarnos unos a otros.

No esperemos a que surja una oportunidad clara para hacer el bien —felicitar a alguien o visitar a los enfermos—, más bien, tomemos la iniciativa en mostrar honra en la familia y en la congregación.

Hermanos, ¡tomemos la iniciativa en mostrarnos honra!

A veces, un cambio de circunstancias puede hacer que sea todo un reto mostrarse honra.

En el siguiente video, veamos cómo un matrimonio se adaptó a un cambio y, al mismo tiempo, aprendió nuevas formas de seguir mostrándose amor y honra.

Me llamo Kiara.

Y él es mi esposo, Shaan.

Nuestro hijo, Akil, se mudó hace poco a una congregación donde hacía falta ayuda.

Sin él, nuestro hogar ya no es el mismo.

¡Cuánto nos hacía reír!

Lo echo mucho de menos.

Shaan y yo apenas conversamos.

Creo que...

que nos estamos distanciando.

Intenté explicarle lo que sentía, pero no llegamos a nada.

Desde que Akil se fue, algo no anda bien entre Kiara y yo.

Ella siempre está enojada.

Quisiera que estuviera más contenta, como cuando Akil estaba en casa.

Me cuesta trabajo admitirlo, pero creo que nos estamos distanciando.

Hasta Akil lo ha notado.

Bueno, y...

¿les puedo hacer una pregunta?

¿Todo bien entre ustedes?

Porque noto algo raro.

¡Qué va!

Estamos de maravilla, ¿verdad?

—Sí, estamos bien.

—¡Todo bien, hijo!

Ajá.

Pero todo era una fachada.

Ambos sabíamos la realidad.

Por primera vez, hablamos abiertamente de cómo nos sentíamos.

Estaba claro que, si no hacíamos nada, terminaríamos mal.

Debíamos arreglar las cosas, ¡y rápido!

Leímos juntos Romanos 12:10: Hablamos de Abrahán y Sara.

Ellos no eran perfectos, pero siempre se tuvieron en alta estima.

Se escuchaban el uno al otro y se mostraban cariño.

Le dije a Kiara: “Sé que puedo mejorar”.

Y de verdad quería mejorar, porque la amo muchísimo.

Yo le dije a Shaan que ambos teníamos que mejorar.

Y eso hicimos.

Unos meses después, ambos empezamos el precursorado.

Ya teníamos mucho de qué hablar.

He descubierto muchas cosas lindas de Kiara.

Nuestro matrimonio, como el de Abrahán y Sara, no era perfecto.

Y siempre habrá momentos difíciles.

Pero esforzarnos por seguir los principios bíblicos nos ayudó a mantenernos a flote.

Hoy estamos más unidos.

1 Corintios 13:4, 7 dice que “el amor es sufrido y bondadoso” y que “todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta”.

La escenificación nos ha ayudado a ver cómo podemos seguir mostrando amor a nuestro cónyuge cuando cambian sus necesidades o circunstancias.

Pero ¿verdad que estaría bien conocer ejemplos de la vida real que ya lo hayan logrado?

Pues les tenemos preparado algo especial.

Hoy está con nosotros un matrimonio que ha sido fiel a Jehová durante muchos años: William y Angela Samuelson, quienes sirven en el Betel de Patterson, en Estados Unidos.

Bueno, como los conozco desde hace décadas, para mí son Bill y Angie, y así los llamaré.

Qué bueno que estén aquí para poder hablar con ustedes.

¿Qué los ha ayudado a ser felices en su matrimonio?

Bueno, trabajamos en equipo, y por eso siempre nos consultamos antes de tomar decisiones, incluso en asuntos en los que no haría falta, en los que podríamos tomar una decisión por nuestra cuenta.

Pero, como nos respetamos, siempre hablamos antes de tomar cualquier decisión.

Y ¿sabes qué, hermano Morris?

Llevamos sesenta años casados y jamás hemos tenido una discusión muy fuerte.

Desacuerdos, alguna vez, pero nunca nada grave.

Y, cuando eso nos pasa, no usamos palabras feas ni nos insultamos.

Esto me hace muy feliz.

Qué bueno.

Una vez, cuando llevábamos poco tiempo casados, Angie se molestó conmigo por algo, ya no recuerdo por qué, pero yo se lo notaba en su tono de voz.

Le expliqué que me podía decir lo que quisiera, pero con la condición de que sonriera al hacerlo.

Bueno, la verdad es que lo intentó y al final los dos nos reímos mucho.

Es muy difícil seguir enojada si tienes que sonreír.

Sonreír... es un consejo muy bueno.

¿Y cómo han conseguido mostrarse honra en la congregación?

Bueno, siempre nos ayudamos cuando alguno de los dos tiene asignación en la plataforma.

Angie sabe mucho más de gramática y pronunciación que yo, así que le pregunto para asegurarme de decir las cosas de la forma más correcta.

Y ella me consulta sobre cosas como significados proféticos y entendimientos, y también si su asignación sigue las instrucciones y se ajusta al tiempo.

Sí, y algo muy importante es que, cuando nos ayudamos, no nos ofendemos enseguida si el otro nos... aconseja.

Así lo llamo yo, consejo.

Y eso facilita las cosas.

No nos enojamos porque el otro nos diga que tenemos que mejorar en algo.

Qué bien.

Bill, tú serviste mucho tiempo como superintendente viajante junto a Angie.

En ese tiempo nos conocimos, a principios de los años setenta, y más tarde coincidimos otra vez cuando servíamos en el sur y a ustedes los enviaron allí.

¿Qué aprendieron sobre mostrarse honra en esa asignación?

Sí, como has dicho, estuvimos en esa asignación durante poco más de treinta y tres años.

Y, durante ese tiempo, también teníamos otras tareas.

Yo ayudaba a organizar la asamblea de distrito, ahora regional, o tenía otras asignaciones.

Y eso significaba que Angie se quedaba sola en la congregación.

Ella nunca se quejaba ni hacía muchas preguntas sobre lo que yo hacía, que a veces era confidencial.

Y, cuando de repente nos teníamos que mudar porque nos cambiaban de asignación, Angie hacía las maletas y estaba lista enseguida.

Es verdad, siempre estaba haciendo maletas.

Y, en la predicación, hermano Morris, solíamos ir en autos diferentes porque Bill predicaba con los hermanos y yo salía con las hermanas.

Valoraba mucho que Bill siempre se asegurara de que fuera con alguien que condujera bien, y casi siempre lo conseguía.

Y, si teníamos que ir a un territorio un poco peligroso, se aseguraba de que estuviéramos a salvo.

Agradecía mucho su preocupación.

Hay veces que las cosas... no salen como se planean.

En una congregación, el hermano que organizaba los almuerzos nos puso por error con dos familias el mismo día.

Una de las hermanas siempre invitaba al superintendente cierto día de la semana, pero, como no oía bien, no escuchó cuando le dijeron que no iríamos ese día.

Así que ella preparó la comida de todos modos.

Nosotros no lo sabíamos y fuimos a la casa de otros hermanos, donde nos sirvieron un menú italiano completo.

Durante el almuerzo, supimos que la otra hermana nos estaba esperando.

Ella se habría ofendido mucho si no hubiera ido nadie.

Así que, después de comer, yo fui al Salón del Reino a dirigir la reunión para el servicio del campo, y Angie fue a la casa de la hermana.

Seguramente la hermana seguiría enojada conmigo si Angie no hubiera ido.

Imagínate el sueño que tenía esa tarde —después de dos almuerzos.

—No me extraña.

De todos modos, fue una solución muy cristiana.

Como decíamos antes, ustedes sirven actualmente aquí en Betel.

¿Cómo han conseguido seguir mostrándose honra en esta asignación, donde se presentan otro tipo de desafíos?

Bueno, como ya sabes, trabajamos en departamentos diferentes, pero respetamos el hecho de que algunos asuntos son confidenciales.

Por eso intentamos no hablar demasiado del trabajo.

Después de todo un día de trabajo, solemos estar cansados.

Así que Bill es muy considerado y no dice que sí —a todas las invitaciones que nos hacen. —Qué bien.

Tenemos en cuenta lo que cada uno puede o no puede hacer antes de tomar una decisión.

Y eso es justo lo que significa mostrarse honra.

Bill y Angie, sus palabras nos han animado y enseñado mucho.

Les damos muchísimas gracias por su tiempo y por esta entrevista.

Apreciamos de verdad el ejemplo que han dado todos estos años.

Gracias a ti.

Gracias.

El matrimonio Samuelson es un excelente ejemplo, digno de imitar.

Pero muchas parejas quizás tengan dificultades al principio; en otros casos, alguno de los cónyuges no adora a Jehová.

¿Qué pueden hacer si este es su caso?

Veamos cómo la hermana Grace Li, de Gran Bretaña, hizo frente a estos problemas en su matrimonio.

Nací en Hong Kong en 1952.

Cuando acababa de cumplir 14 años, mi mamá me pidió que me sentara y me dijo: “He hecho planes para que te cases con un hombre”.

¡Me quedé helada!

Él era veinte años mayor que yo, y nunca antes lo había visto.

Pero estuve dispuesta a casarme porque amaba mucho a mi mamá.

Quería que ella tuviera lo necesario para ser feliz.

Nos mudamos a Inglaterra y, poco después, abrimos nuestro primer restaurante de comida china para llevar en el pueblito donde vivíamos.

Para ayudar a mi esposo con el negocio, tenía que trabajar muy duro los siete días de la semana.

Yo era la única mujer china de todo el pueblo.

No tenía a nadie a quien pedir ayuda o consejo.

Fue una época muy difícil para mí.

Una noche, mi segunda hija, que acababa de nacer, de repente dejó de respirar.

Unos minutos después, la enfermera salió y me dijo: “Dios necesitaba una flor en su jardín, y ahora tu hijita está allí, con él”.

Aquello me enojó mucho.

Me sentía triste, afligida y sola.

Tenía un terrible sentimiento de culpa.

Pensé: “Es mi culpa.

O quizás es culpa de Dios.

Sí, es culpa de él”.

Así que dejé de orarle.

Un día, una señora muy amable tocó a mi puerta.

Tiempo después, aquella señora regresó con otra compañera y conversamos un ratito.

Hablamos sobre por qué mueren las personas y qué les sucede después de morir.

Aprender que nadie tiene la culpa, sino que morimos debido a la imperfección, hizo que me sintiera aliviada.

La muerte de mi hijita no era un castigo de Dios.

Desde aquel momento, comencé a estudiar la Biblia con ella.

Pero mi progreso era muy lento, pues tenía seis hijos y trabajaba a tiempo completo.

Además, la señora no hablaba nada de chino, y mi inglés tampoco era muy bueno.

A partir del momento en que le dediqué mi vida a Jehová, tuve muchos problemas.

Mi esposo pensaba que yo debía concentrarme en cuidar de mi familia y en el negocio, y que no debía perder el tiempo con una religión como aquella.

Y mi mamá también estaba en contra de que me hiciera testigo de Jehová.

Mi esposo me gritaba y a menudo me hacía la vida imposible porque yo quería llevarme a los niños a las reuniones.

Un día me dijo que escogiera entre él y Jehová.

Entonces, hice una oración y le pedí a Dios: “Jehová, en este momento necesito que me ayudes con tu espíritu santo.

Mi esposo es un buen hombre, y necesita entender por qué he elegido esta vida”.

Después sentí una gran calma.

Me di la vuelta y le dije a mi esposo: “¿Qué piensas de mí desde que soy Testigo?

¿Soy mejor o peor esposa?”.

Entonces, él respondió: “Oh, de acuerdo.

Si es por eso que eres mejor esposa, entonces sirve a tu Dios, Jehová”.

También, antes de morir, mi mamá le oró a Jehová agradecida y le dijo que yo era una mejor hija desde que me había hecho testigo de Jehová.

Recuerdo cierta ocasión en que una de mis estudiantes de la Biblia vino a casa llorando porque su esposo estaba muy opuesto.

Entonces, mi esposo, que estaba sentado a mi lado, le dijo: “No te des por vencida.

Mi esposa pasó por la misma situación, y mira qué bien está ahora”.

Mi esposo ha asistido a las reuniones conmigo durante los últimos diez años.

Lo más importante para mí es ver a mis hijos felices.

Son felices ahora, pero también seguirán siendo felices en el futuro.

Y yo ya no me siento sola ni me siento huérfana, porque sé que Jehová me cuida.

Él se ha ocupado de alguien que es tan poca cosa como yo, así que estoy segura de que Jehová ayudará a cualquier persona que quiera conocerlo.

El ejemplo de la hermana Li nos ayuda a ver que, aun en hogares divididos espiritualmente, poner en práctica los principios bíblicos puede ablandar el corazón del no creyente para que acepte la verdad.

Ya hemos visto excelentes ejemplos de cómo mostrar honra en el matrimonio, ahora veamos formas de honrarnos en la congregación.

Por ejemplo, ¿qué sucede si servimos en un país donde la cultura y las costumbres son bastante diferentes a las que estamos acostumbrados?

Este es uno de los tantos desafíos que con frecuencia deben afrontar los hermanos que sirven en la construcción internacional.

¿Qué les ha ayudado a la hora de adaptarse a un nuevo entorno?

Llevo ocho años sirviendo como voluntaria en la construcción internacional.

He estado en el Congo, en Senegal y ahora aquí, en Filipinas.

En estos años, Jehová me ha dado la magnífica oportunidad de aprender habilidades que jamás hubiera imaginado poder desarrollar.

En los lugares de construcción siempre hay un ambiente muy alegre.

Una vez que llegas y comienzas a trabajar con los hermanos y hermanas, todo es alegría y felicidad.

Es maravilloso ver el amor que sienten por Jehová y por el trabajo que realizan.

Puedes aprender algo de todas las culturas.

Todas tienen puntos fuertes que puedes poner en práctica en tu vida.

Hemos tenido que afrontar desafíos y hacer sacrificios, por ejemplo, hemos dejado amigos muy cercanos.

La congregación es nuestro refugio, pues nos brinda estabilidad.

De hecho, sin la congregación, no podríamos llevar a cabo nuestra asignación.

Cuando llegamos a Filipinas, nos sentíamos un poco tristes y fuera de lugar.

Pero luego, una familia de nuestra nueva congregación nos invitó a comer algo después de la predicación.

Disfrutamos de comidas típicas muy sabrosas.

Tocaron música, cantamos...

Eso borró por completo la nostalgia que sentíamos.

Apoyamos a la congregación predicando regularmente con ella.

El trabajo de construcción es físico y por eso a veces podemos perder de vista lo más importante.

Pero predicar y pasar tiempo con los hermanos nos ayuda a volver a enfocarnos en lo que realmente importa.

Me encanta ser voluntaria internacional porque amo a las personas.

Me hace muy feliz pasar horas trabajando con mis hermanos y hermanas.

Y, al final del día, siempre siento que ha sido un día fabuloso.

¿Vieron qué forma tan bonita de pensar?: Podemos aprender algo de todas las culturas.

Todas tienen puntos fuertes que podemos usar en nuestra vida.

Esa es una buena manera de ver a los demás como superiores a nosotros.

Pero ¿qué hay de los que no son Testigos?

¿Les mostramos honra también?

Por supuesto.

Gálatas 6:10 nos dice: “Mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos”.

Y la mejor forma de hacerlo es ayudándolos a desarrollar y satisfacer su necesidad espiritual.

Visitemos ahora un pueblo del estado de Oregón, en Estados Unidos, donde los hermanos de la zona tuvieron una oportunidad única de hacer eso.

En el 2017, Estados Unidos vivió un acontecimiento muy especial.

Muchas personas estaban esperando que llegara el 21 de agosto.

Ese día habría un eclipse total de Sol.

Los testigos de Jehová siempre estamos atentos para apoyar a la comunidad cuando hay actividades especiales.

Los hermanos se prepararon con antelación para hablar de la Biblia con los muchos turistas que iban a llegar.

Lo que nos convenció de que esta era una gran oportunidad para predicar fue averiguar que los hoteles iban a estar llenos.

Habría muchísima gente en la ciudad, así que sabíamos que sería un evento importante.

Teníamos que aprovecharlo.

Queríamos estar preparados para compartir las maravillosas verdades bíblicas con ellos.

La idea era que participaran muchos hermanos y que colaboraran todas las congregaciones de la ciudad.

Así que, para esta campaña, elegimos tres herramientas principales: el libro “¿Qué enseña realmente la Biblia?”, porque muchos se hacen esa pregunta; el folleto “¿Es la vida obra de un Creador?”, pues cuando hay un eclipse la gente piensa sobre el universo y les podemos hablar de Dios, y jw.org, ya que vendrían personas de todas partes del mundo y les enseñaríamos información en su idioma.

Hermanos de la ciudad organizaron dos cursos que prepararon a más de doscientos voluntarios para esta gran campaña.

Vimos lo que no hay que hacer y lo que sí hay que hacer para ayudar al mayor número de personas.

Hubo una entrevista, y también vimos demostraciones sobre cómo hablar con las personas en diferentes idiomas.

Esperamos que lleguen personas de muchas partes del mundo.

Nos sentiremos como misioneros en nuestra propia ciudad.

Hemos escuchado que al menos vendrán 200.000 visitantes.

Pero pueden ser más.

Las congregaciones se han ofrecido a colaborar con las autoridades municipales para que los parques estén listos en vista de la gran cantidad de gente que llegará.

Muchos testigos de Jehová se hicieron disponibles para ayudar con todo tipo de tareas.

Estas comunidades son muy pequeñas, y está llegando muchísima gente.

Así que todo el esfuerzo extra que se haga para preparar y limpiar la ciudad se agradece mucho.

Los Testigos han colaborado con nosotros durante varios años aquí en el Parque Estatal Smith Rock.

Nuestros trabajadores y voluntarios han disfrutado de trabajar con ellos, y esperamos seguir haciéndolo.

Han ocurrido muchas cosas buenas en la predicación con los exhibidores.

Una hermana tuvo una bonita experiencia, pudo dar testimonio a un hombre que hablaba árabe.

Ella dijo que el curso la había ayudado a estar preparada: aprendió a usar la aplicación, a encontrar un video en el idioma...

Así que ya lo tenía descargado y listo para mostrarlo.

Pablo dijo sobre su ministerio: “¡Ay de mí si no declarara las buenas nuevas!”.

Así que no queremos mirar atrás y lamentarnos por no haber hecho más.

La primera vez puede dar un poco de miedo, puedes ponerte nervioso.

Pero una vez que empiezas, lo disfrutas.

Algo que nos ha encantado es ir a zonas donde hay muchas personas y simplemente empezar a conversar con ellas.

No llevamos publicaciones, tan solo nuestro dispositivo electrónico y la tarjeta de contacto de jw.org.

Y luego, si surge la oportunidad, les mostramos un video o les decimos que somos testigos de Jehová.

Con tantas personas de visita es como un paraíso para predicar.

Nosotros quizás no veamos los resultados de las semillas que se plantaron en las personas cuando vieron el carrito.

Pero Jehová y los ángeles están al tanto de todo, y pueden hacer que las semillas crezcan.

Esto me ha ayudado a ver que hay que estar atentos a las oportunidades que surgen de ampliar nuestro ministerio.

Muchos lugares tienen un calendario de actividades.

¿Hemos pensado en echarle un vistazo y hacer planes para predicar con el exhibidor?

Y, de verdad, eventos como este tienen un mayor beneficio en nosotros, los Testigos, porque tenemos la oportunidad de hablar con otros.

Nos dan más ganas de salir a predicar.

Trabajamos juntos, hombro a hombro.

No hay duda de que nuestra fe se fortalece.

Un texto bíblico que últimamente me ha animado es 1 Crónicas 28:20, donde dice que hay que ser valientes y ponerse a trabajar.

Me ha ayudado a ver que tengo que probar nuevas formas de predicar.

Todos debemos hacerlo, y después dejar que Jehová se encargue del resto.

No hay duda de que, si mostramos interés por los demás, Jehová bendecirá nuestros esfuerzos.

En especial, mostramos amor y bondad a nuestros hermanos.

Gálatas 6:10, que citamos hace un momento, termina la idea sobre obrar “lo que es bueno para con todos” diciendo que debemos hacerlo “especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe”.

El video musical titulado “Cuenta conmigo” nos muestra un ejemplo conmovedor de cómo podemos hacer esto.

♪♪ Ven, estoy aquí, tienes los ojos muy tristes.

Miras atrás añorando el ayer, hoy todo parece peor.

Jehová está junto a ti, él borra tus cicatrices.

Él sabe lo mucho que puedes hacer, hará que te sientas mejor.

Puedes confiar en él, Jehová es un amigo sincero y leal.

Yo lo seré también, no temas, cuenta conmigo.

(ESTRIBILLO) Aquí estaré, yo te escucharé y te ayudaré a ponerte en pie.

Seguiré a tu lado para renovar tu fe.

Jamás te fallaré, yo te ayudaré.

Si ya no puedes más, sabes que cuentas conmigo, si hay cosas que no sabes cómo expresar, si sientes que quieres llorar.

Haz una oración, Jehová te dará fuerzas para aguantar.

Abre tu corazón, que en mí tendrás un amigo.

(ESTRIBILLO) Aquí estaré, yo te escucharé y te ayudaré a ponerte en pie.

Seguiré a tu lado para renovar tu fe.

Jamás te fallaré, yo te ayudaré.

Aquí estaré, yo te escucharé y te ayudaré a ponerte en pie.

Seguiré a tu lado para darte mi amistad.

Lo digo de verdad: yo te ayudaré. ♪♪ Terminamos el programa de este mes viajando a Indonesia.

Este país se compone de más de 17.000 islas y alberga a cientos de comunidades nativas y grupos étnicos y lingüísticos.

El mayor de ellos es el javanés.

Visitemos la ciudad de Malang, que tiene 370 publicadores, distribuidos en 9 congregaciones.

El territorio es productivo, pues hay muchas personas que desean escuchar el mensaje de la Biblia.

El mayor desafío al que se enfrentan los hermanos es el de ganarse la vida.

Es difícil cubrir incluso las necesidades básicas.

Por eso mucha gente del territorio trabaja largas jornadas.

Pero los precursores han hallado un modo ingenioso de mantenerse: usan soya (soja) para hacer bebidas y productos de repostería.

Generalmente se levantan a las tres de la mañana, elaboran productos frescos de soya y luego salen a venderlos por las calles por la mañana.

Por las tardes, predican y después van al mercado a comprar más ingredientes para el día siguiente.

Los hermanos de Malang aún no han podido obtener los permisos para tener un Salón del Reino, pero se reúnen en casas particulares.

Aunque están un poco apretados y hace calor, la asistencia casi siempre es mayor al número de publicadores.

Los hermanos de Malang envían sus cariñosos saludos a toda la hermandad mundial.

Esto es JW Broadcasting, desde la central mundial de los testigos de Jehová.



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