¡Bienvenidos a JW Broadcasting!
Este mes hablaremos de cómo beneficiarnos al máximo de los principios bíblicos.
Veamos algunos avances.
¿Cómo nos prepara para las pruebas estudiar la Biblia y meditar en ella?
Escucharemos lo que la hermana Gertrud Poetzinger tiene que decirnos, en una entrevista de nuestros archivos.
¿Qué principios y relatos de la Biblia los motivaron a ella y a su esposo, Martin, a permanecer leales en la Alemania nazi?
Jehová nos anima a buscar primero el Reino.
Pero ¿qué podría suceder si, en lugar de eso, alguien buscara primero las cosas del mundo?
Escuchemos cómo esta joven aprendió a confiar en Jehová y a llevar una vida que reporta verdadera felicidad.
¿Ha pensado alguna vez que cierto consejo bíblico que conoce bien no es aplicable a su situación?
¿Le ayudará analizar ese consejo a identificar otros principios relacionados con lo que usted está pasando?
Ya lo veremos en una animadora escenificación.
¡Este es nuestro programa de febrero de 2017 de JW Broadcasting!
Todos tomamos muchas decisiones a diario.
Algunas de ellas son de poca importancia, mientras que otras pueden cambiar nuestra vida.
Nos sentimos agradecidos de tener el derecho a tomar nuestras propias decisiones.
Imagine cómo sería su vida si no tuviera esa libertad: alguien más le dictaría a qué hora irse a dormir, cómo vestirse y a qué dedicarse.
¡Nadie querría vivir así!
Jehová le ha dado a cada uno de nosotros el precioso regalo del libre albedrío, es decir, la libertad de decisión.
¿Alguna vez se ha puesto a pensar en por qué nos dio Jehová ese regalo?
¿Por qué nos dio el voto de confianza si sabía que podríamos llegar a tomar malas decisiones?
Una razón muy importante es el amor.
Para poder darnos la capacidad de amar, Jehová necesitaba darnos también la libertad de decidir.
No pueden separarse.
Es imposible tener una sin la otra.
Un ejemplo: si yo programara mi computadora para que todos los días a las 2 de la tarde me dijera: “John, te quiero.
Creo que eres una gran persona”.
¿Verdad que no sería lógico que yo pensara: “¡Mi computadora me ama!
¡Qué linda!”?
En realidad, solo se puede amar a alguien de verdad por voluntad propia.
Ahora bien, ¿ha puesto Jehová límites a la libertad de decisión?
Sí. Esos límites estaban descritos en la Ley mosaica.
Y Jesús habló de ellos más tarde.
Leamos Mateo 22:37-40: Por lo tanto, el amor a Dios y al prójimo pone a nuestra libertad de decisión ciertos límites.
Por ejemplo, veamos lo que hacen las personas de esta imagen, tanto las que se encuentran dentro del círculo como las que están fuera de él.
Nuestro libre albedrío nos permite hacer todo lo que vemos en la imagen.
Pero el amor a Dios y al prójimo nos motiva a evitar todo lo que vemos fuera del círculo y a hacer lo que vemos dentro de él.
¿Y cómo podemos permanecer dentro de los límites?
Para ello, Jehová nos ha dado el cerebro y la conciencia.
Pero él sabe que necesitamos más que eso.
Por esa razón nos ha dado los principios bíblicos: verdades de las Escrituras que nos ayudan a tomar sabias decisiones.
Estos principios nos pueden guiar a la hora de tomar cualquier decisión.
Nuestro Creador, Jehová, sabe qué es lo que más nos conviene.
Y también confía en que tomaremos decisiones basadas en los principios de su Palabra; sabe que si lo hacemos, podremos ser realmente felices y estar en paz con él y con los demás.
Entonces: Jehová nos ha dado libre albedrío, la libertad de tomar nuestras propias decisiones.
También nos ha dado principios bíblicos que establecen los límites de dicha libertad.
Pero hay ciertas decisiones que son trascendentales.
Para no equivocarnos, hace falta que nos preparemos, a fin de reconocer y aplicar los principios de la Biblia.
Leamos Romanos capítulo 12, versículo 1, donde encontramos más detalles al respecto: ¿Estamos usando nuestra “facultad de raciocinio” para entender los principios bíblicos?
Pongamos otro ejemplo: los niños hacen muchas preguntas.
Pero ¿ha oído a un niño preguntar: “¿Qué pasa si suelto una pelota, un lápiz o un libro?”?
No.
Ellos no preguntan eso, pues saben qué pasa con todo lo que sueltan: cae al piso.
Un niño no necesita una regla para cada cosa porque comprende el principio implicado: todo lo que sueltas se cae.
¿Y si un joven de 18 años preguntara: “¿Qué pasa si suelto este bolígrafo?”?
Sería obvio que no ha prestado atención a los principios básicos de la vida.
De modo que, si prestamos atención a los principios bíblicos, el amor a Dios y al prójimo nos llevará a tomar decisiones correctas, aun si no contamos con una larga lista de reglas para cada situación.
Pero ¿cómo logramos desarrollar nuestra “facultad de raciocinio”?
Mediante leer y estudiar cuidadosamente la Biblia.
No necesitamos reglas específicas sobre qué películas ver, qué canciones escuchar o qué ropa ponernos porque, si leemos la Biblia con atención, moldearemos nuestra conciencia con sus principios, lo que nos ayudará a tomar mejores decisiones aun sin tener una lista de posibles situaciones.
El entrenamiento que le damos a nuestra “facultad de raciocinio” se puede comparar al que recibe un perro guía.
Un perro no entrenado podría ser de cierta ayuda para una persona ciega; por ejemplo, podría ladrar cuando alguien se acerque.
Sin embargo, un perro bien entrenado como guía sería de muchísima más ayuda.
Los perros guía saben detenerse ante el borde de una acera y rodear obstáculos que pudieran golpear la cabeza de la persona.
También se les enseña a desobedecer de forma inteligente, pues aunque el ciego le ordene que siga caminando, si hay un peligro al frente, el perro no obedece; tira hacia atrás para protegerlo.
De hecho, para que el perro adquiera esas habilidades tan necesarias para su amo, tiene que ser entrenado durante un año o más.
De la misma manera, la “facultad de raciocinio” no entrenada puede ser de cierta ayuda.
Pero nos ayudará muchísimo más si dedicamos tiempo a ejercitarla.
A fin de lograrlo, podemos valernos de 3 recursos.
Son estos: ilustrar, analizar y hallar el equilibrio.
Empecemos con ilustrar.
Y para ello abordaremos el tema del perdón.
¿Qué principios de la Biblia se relacionan con el perdón?
Por favor, piensen en todos los principios que puedan.
Si es necesario, pongan pausa al programa en este momento y anoten todos los principios que logren recordar.
Es probable que su lista incluya Mateo 18:22, que habla de perdonar hasta 77 veces; Proverbios 12:18, donde se dice que “la lengua de los sabios es una curación”, y Colosenses 3:13, que nos anima a perdonarnos liberalmente.
Aquí, el recurso que estamos utilizando es el de ilustrar: crear una imagen mental de cierta idea o principio para comprenderlo más claramente.
No necesitamos ser artistas para crear imágenes en la mente.
Basta con buscar cosas que puedan compararse a aquello que se quiere visualizar.
Por ejemplo, si el pecado es como una deuda, entonces perdonar es como cancelar dicha deuda; si un comentario irreflexivo es como causar una herida, entonces perdonar es como sanar esa herida.
Y si el pecado fuera un rayón en la pizarra, perdonar equivaldría a borrarlo.
Proverbios 12:18 utiliza muy bien el recurso de las comparaciones al decir: ¿Cómo nos veríamos si aún tuviéramos cada moretón, rasguño o cortadura que hemos sufrido desde que éramos niños?
Jehová diseñó nuestro cuerpo de tal modo que las heridas logren sanar.
Pues esta imagen muestra que perdonar ayuda a sanar las heridas emocionales.
Claro, aprender a ilustrar toma tiempo y requiere práctica.
Pero vale la pena porque es uno de los métodos más efectivos para desarrollar nuestra “facultad de raciocinio”.
¡Y, además, se disfruta mucho!
Pueden practicar en su adoración en familia si eligen un tema y, entonces, buscan maneras de ilustrar cómo se relaciona con los principios bíblicos.
Está claro que ciertos enfoques serán mejores que otros, pero les sorprenderá ver cuánto se aprende al mirar un solo tema desde distintos ángulos.
Pasemos ahora al segundo recurso: analizar.
Un análisis es un “estudio detallado de algo”.
Para ejemplificar este recurso, hablemos de los malos deseos.
Digamos que ya hemos encontrado el principio aplicable: Colosenses 3:5, que dice: Ahora bien, ¿qué aprendemos al analizar Colosenses 3:5?
¿Y cómo nos ayudará eso a combatir los malos deseos?
De nuevo, no duden en poner pausa si quieren tiempo para pensar.
Tomen nota de cada paso que se describe allí.
Por ejemplo, ¿observaron que la lista describe los pasos que conducen al pecado, pero en orden inverso?
Al inicio encontramos la fornicación, y desde allí se nos lleva hasta la raíz del problema.
Así que vamos a analizar cada frase, comenzando por la última: “Codicia, que es idolatría”.
Sí, la raíz de la inmoralidad sexual está en el egoísmo, en anteponer codiciosamente nuestras necesidades a todo lo demás.
Luego viene el “deseo perjudicial”.
La codicia se convierte en “deseo perjudicial”.
Podemos imaginar a una persona que se acerca a una panadería para oler el pan a sabiendas de que no puede comprarlo.
Lo mismo sucede si nos acercamos al entretenimiento inmoral
y a personas que alimenten el deseo de tomar lo que no nos pertenece.
Lo siguiente en la lista es el “apetito sexual”.
El “deseo perjudicial” ha pasado de ser solo una idea
a ser una fuerte pasión que nos mueve a buscar oportunidades de satisfacerla.
Ahora viene la “inmundicia”: el contacto físico inapropiado con otra persona.
Y finalmente, la inmoralidad sexual: un pecado grave.
Ahora, dos personas que no están unidas en matrimonio han cometido inmoralidad sexual.
¿Vemos cómo nos ayuda Colosenses 3:5 a eliminar —y no a alimentar— los malos deseos?
Ahora comprendemos por qué es tan importante deshacerse de inmediato de un mal deseo.
Alejarse del pecado en las primeras etapas es mucho más fácil que hacerlo después.
Como vemos, no basta leer un pasaje: hay que analizarlo hasta sacarle el máximo provecho.
Y contamos con muchas herramientas de investigación que nos ayudarán a entenderlo y aplicarlo.
Ahora hablemos del último recurso: hallar el equilibrio.
Para explicarlo, plantearemos una pregunta relacionada con el tema del alcohol.
¿Qué principios bíblicos pueden ayudar a una pareja a decidir si va a servir bebidas alcohólicas en su boda o no?
¿En cuáles deben pensar a fin de tomar una decisión equilibrada?
Una vez más: si lo desean, pueden poner pausa y escribir lo que les venga a la mente o investigar un poco.
Es probable que su lista contenga algunos de los siguientes pasajes.
Juan 2:9 cuenta que en una boda Jesús convirtió agua en vino.
Por otro lado, 1 Corintios 6:10 afirma que los borrachos no heredarán el Reino.
Y 1 Corintios 10:31, 32 dice en parte: “Sea que estén comiendo, o bebiendo [...], hagan todas las cosas para la gloria de Dios.
Eviten hacerse causas de tropiezo”.
Es cierto que ninguno de estos pasajes da una respuesta directa.
Y quizás la pareja diga: “Si Jesús dio vino en una boda, nosotros también”.
Pero ¿verdad que no es tan simple?
Al decidir, deben encontrar el punto de equilibrio con base en todos los principios aplicables.
Por ejemplo: ¿sería tratar de evitar el exceso una prueba para algunos de los asistentes?
Tomando en cuenta las costumbres locales, ¿cómo verían los presentes que se sirvieran bebidas alcohólicas?
Con frecuencia, la única forma de llegar a una decisión equilibrada es tomando en consideración varios principios bíblicos, en vez de tratar de que uno solo resuelva toda la situación.
Jehová espera que, con nuestra “facultad de raciocinio”, tomemos decisiones equilibradas.
A este respecto, Eclesiastés 7:16-18 nos da un consejo muy apropiado: ¡Muy cierto!
Necesitamos buscar el equilibrio a la hora de aplicar los principios bíblicos.
Debemos buscar el punto medio, por así decirlo.
Tomar en cuenta todos los principios aplicables nos ayudará a decidir bien y, así, demostrar nuestro amor por Jehová y por el prójimo.
El punto de equilibrio al aplicar los principios de la Biblia puede compararse con andar en bicicleta.
Esta pequeña bici me la regaló un hermano de Malaui.
Ahora bien, en una bicicleta hay 3 elementos básicos: los frenos, los pedales y el manubrio.
Los frenos son como aquellos principios que nos detienen de hacer cosas malas.
Los pedales son como los principios que nos impulsan a demostrar nuestro amor por Jehová y por nuestros hermanos.
Y el manubrio es comparable a nuestra libertad para elegir un rumbo en la vida que agrade a Jehová.
Así que al tomar una decisión, hay que hacer lo mismo que al andar en bici: guardar el equilibrio.
En resumen: Jehová nos ha dado libre albedrío y desea que lo usemos dentro de los límites que fijan el amor a él y al prójimo, así como los demás principios bíblicos.
Para decidir bien, hay que desarrollar nuestra “facultad de raciocinio”.
Así, lograremos reconocer y aplicar dichos principios.
Podemos hacerlo si nos valemos de estos 3 recursos: ilustrar, analizar y hallar el equilibrio.
Por lo tanto, sin importar qué decisión afrontemos, que los principios bíblicos nos guíen siempre.
Ahora llevemos a la práctica lo que acabamos de ver valiéndonos de la siguiente escenificación.
En este video veremos a tres Testigos que, durante una reunión, escuchan cierto principio bíblico que conocen bien.
A primera vista pareciera que no tiene nada que ver con su situación actual, pero no es así.
Quizá le haya sucedido algo parecido.
¿Qué cree que podrían hacer ellos para que los principios bíblicos los ayuden a tomar una sabia decisión?
Debemos conocer bien a Jehová.
Eso implica saber lo que piensa.
Y debemos estar dispuestos a examinarnos y hacer cualquier cambio necesario.
Por ejemplo, leamos 1 Corintios 15:33.
Dice: “No se extravíen.
Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”.
Este principio nos suena familiar, ¿pero se nos dificulta acatarlo en algún aspecto de nuestra vida?
― Oye, John. No es tu trabajo, ― Hola.
pero nadie más puede llevar a cenar a esos clientes.
¿Lo harías tú? Gracias.
― Pero yo...
― ¡Genial!
Hasta entonces, no era mi trabajo.
Pero necesito mantener a mi familia.
Y ellos no son realmente mis amigos.
No me afectará.
Creo...
... con malas compañías de maneras sutiles.
Por eso, es necesario que nos hagamos ciertas preguntas.
¿Aceptamos malas amistades en las redes sociales?
Otra forma en la que...
¿Malas amistades?
No...
excepto por algunos amigos de mi anterior congregación.
¡Guau!
Parece que no se están portando muy bien.
Pero si sigo en contacto con ellos, ― tal vez pueda ayudarlos.
― ... llegar a afectarnos.
Pudiera ser algo muy específico.
Pero pudiéramos encontrar malas compañías en donde menos lo esperamos.
Yo solo juego en línea con otros Testigos que conozco bien.
Pero, a veces, agregan a personas desconocidas, que escogen juegos que no parecen muy apropiados.
Seguramente mis amigos saben quiénes son, así que no creo que haya algún problema.
Es muy importante evitar las malas compañías.
Ahora volvamos al Salmo 26...
Aquí figura un principio básico que todos conocemos: “Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”.
¿Pero están estos tres Testigos en la misma situación?
¿Pueden poner en práctica 1 Corintios 15:33 exactamente de la misma manera?
No.
El padre quiere mantener a su familia; la hermana quiere permanecer en contacto con sus amigos para edificarlos en sentido espiritual; y el joven no sabe exactamente quiénes son las personas con quienes trata.
¿Se le vienen a la mente otros principios aplicables al problema que tiene cada uno?
¿Cómo ilustraría, analizaría o hallaría el equilibrio si usted estuviera en su situación?
Si gusta, puede poner pausa nuevamente.
Tómese el tiempo para escribir lo que está pensando.
Después vea cómo estos hermanos buscan principios bíblicos y desarrollan su propia “facultad de raciocinio”.
No sentí que el discurso fuera para mí, ¿pero de verdad no me afectan las malas compañías?
Pero si pongo límites, podrían despedirme.
Pero eso sería inquietarse por el mañana.
Y Jesús dijo: Jehová sabe que necesito un empleo.
Y también debo ser un buen ejemplo para mis hijos en rechazar las malas compañías.
1 Corintios 15:33.
Lo que suben mis amigos es cada vez peor: sus comentarios y fotos.
Mmm, 2 Timoteo 2:16.
Estoy aceptando sus “vanas palabrerías” en línea.
Voy a tratar de ayudarlos mientras pueda, pero leer sus comentarios no es la manera de hacerlo.
Le dije a mamá lo que pasa cuando juego en línea con mis amigos.
Ella me dió buenas ideas de qué buscar en la Guía de estudio.
El vivir cristiano.
Relaciones personales.
¿Son sanas nuestras diversiones?
¿Quién me acompañará?
Dice: “¿Quién me acompañará en la actividad?”.
¿Comparte mis creencias y valores bíblicos?
Buena pregunta.
¡A veces no sé ni quiénes son!
Salmo 119:63 dice: Pero si solo los conozco en línea, no puedo saber si temen a Jehová.
Vamos ahora a la primera carta a Timoteo capítulo 1, versículo 5.
Aquí dice: “Realmente, el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía”.
Debemos educar nuestra conciencia con los principios bíblicos, que revelan cómo piensa Jehová.
Puede haber varios principios aplicables en nuestro caso.
Si logramos identificarlos y los ponemos en práctica, tendremos un corazón limpio y una buena conciencia.
¿Se parecen los principios en los que usted pensó a los que ellos pensaron?
Quizás no se le hayan ocurrido exactamente los mismos textos, pero no pasa nada.
Lo importante es que, al ejercitar nuestra “facultad de raciocinio”, armonizamos nuestros pensamientos con los de Jehová.
¿Vio cómo se pueden utilizar los tres recursos?
El joven pudo visualizar a sus posibles amigos.
Aunque realmente no los podía ver, sabía que no temían a Jehová ni lo obedecían, así que podía imaginarse qué tipo de amistades serían.
Cuando la hermana analizó 2 Timoteo 2:16, vio que lo que leía en las redes sociales equivalía a “vanas palabrerías”, que podían debilitar su fe.
Y el padre de familia logró ver de manera equilibrada sus responsabilidades familiares siguiendo el principio de Mateo 6:31, donde Jesús dijo que no nos inquietáramos por las cosas materiales.
Podemos imaginarnos que, mientras trataba de resolver el problema con su jefe, seguía confiando en que Jehová cuidaría de él y de su familia, sin importar lo que pasara.
Ahora piense en este otro principio.
Está en Mateo 6:33.
Jesús nos dice que busquemos primero el Reino.
Especialmente los jóvenes se enfrentan a la tentación —a mayor o menor grado— de ir tras las cosas que ofrece este mundo.
Lamentablemente, algunos han pasado por alto los principios bíblicos.
Han buscado la felicidad en las oportunidades, aparentemente emocionantes, que hay en el mundo.
Ahora, en un video de la sección “La verdad cambia la vida de las personas”, la hermana Anneliese Zelina nos explica qué la llevó a ir tras algo así, pero qué la trajo de vuelta a Jehová.
Aunque conocía a Jehová desde pequeña, me sentía más identificada con mis amigos de la escuela y con quienes no eran Testigos.
Yo llevaba una doble vida.
No me había bautizado.
Siempre traté de adaptar la verdad a la vida del mundo.
Y un día decidí que quería disfrutar de lo que había allá afuera.
Hablé con mis padres y les dije: “Me quiero ir a vivir a Los Ángeles y ser modelo”.
En tan solo una semana ya tenía trabajo.
Todo era color de rosa.
Siempre había fiestas; me invitaban a casas lujosas y hasta salía a divertirme con los famosos.
Cuando tienes el dinero para hacer lo que quieras, no hay reglas.
Aquella vida era muy distinta de lo que había aprendido que era correcto.
La verdad, me había alejado de Jehová.
Pero cuando se acaba el encanto, ves la realidad de las cosas.
Recuerdo que llamé a mi mamá y le dije: “Este lugar es, literalmente, como Sodoma y Gomorra”.
Y pensé: “Esto es todo, lo máximo para todo el mundo, pero yo no soy feliz”.
Me sentí tan desilusionada y vacía.
Hasta llegué a pensar:
“Desearía no haber aprendido de Jehová cuando era niña.
Desearía nunca haberlo conocido”.
Aun así, había noches en las que necesitaba de Jehová.
Me decía a mí misma: “Solo búscalo”.
Pero no podía.
Pensaba que nunca sería capaz de regresar a Jehová.
En una ocasión, me contrató una firma de ropa para jóvenes.
Entre cambios de ropa y sesiones fotográficas, a veces te pones a conversar con el fotógrafo.
¿Y de qué se van a disfrazar en el Halloween?
Matt no celebra el Halloween.
Él es testigo de Jehová.
Yo también.
No estoy bromeando.
No, yo tampoco.
A mí me criaron como Testigo.
Sí, a mí también.
Y tú, mmm, ¿vas a las reuniones?
No, hace muchísimo que no voy.
¿Y tú?
No, tampoco he ido.
Fui a Nueva York para un trabajo de última hora.
Decidí cruzar el puente de Brooklyn.
Sabía que ahí estaba Betel, y yo nunca había ido.
Durante el recorrido una hermana se me acercó y me invitó a su oficina.
Había varias pinturas de la resurrección.
Ella me preguntó: “¿Sabes por qué hay personas en un balcón?”.
Yo respondí: “No, no lo sé.
¿Por qué?”.
Y me dijo: “Porque están esperando a que sus seres queridos sean resucitados”.
Sus palabras me llegaron directamente al corazón.
Nunca había sentido algo así.
Por primera vez en mi vida, creí en la resurrección.
No era algo que tal vez sucedería: era una esperanza segura.
Y sabía exactamente cómo sería: yo estaría de pie en ese balcón esperando a mis seres queridos que habrían vuelto a vivir.
¡De verdad quería estar ahí!
La resurrección se convirtió en algo muy real para mí.
En cuanto salí de Betel, le...
le llamé por teléfono a mi madre y le dije: “Mamá, mamá, voy a regresar.
Sé exactamente lo que tengo que hacer.
Voy a regresar a Jehová”.
Ya me había decidido: le daría la oportunidad a Jehová.
Pero si iba a volver a la congregación, tenía que hacer las cosas bien.
El anciano que dirigió el Estudio de La Atalaya me pareció tan amable que pensé: “Cuando termine la reunión, quiero hablar con él, y voy a explicarle por qué estoy aquí”.
Comprendía que tenía que hacer muchos cambios.
Mateo 6:33 significa mucho para mí: “Sigan, pues, buscando primero el reino”.
Toda mi vida busqué todo lo demás, excepto a Jehová.
Nunca le di prioridad.
Y por primera vez le dije: “Jehová, tú vas a ser lo más importante para mí”.
Mi empleo actual no es el trabajo de mis sueños, pero me permite hacer exactamente lo que quiero por Jehová: ser precursora.
Solía caminar por el paseo de la fama de Hollywood cuando iba de audición en audición, con mi portafolio de fotografías en mano.
Ahora lo hago con el carrito de publicaciones.
En la predicación suelo toparme con modelos con quienes trabajaba y me encanta mostrarles mi nueva yo.
Les digo que ahora mi vida sí tiene sentido.
Soy muy feliz.
Sé lo que es sentirse bien superficialmente.
¡Pero ahora soy feliz de verdad!
Y quiero decírselo a todo el mundo.
Jehová me cambió la vida.
Estamos muy contentos de que la hermana Zelina haya regresado a Jehová y le haya dedicado su vida.
Aunque ella quería olvidar lo que sabía acerca de Dios, lo que había aprendido siempre volvía a su mente.
Y cuando visitó Betel, bastó mirar una pintura sobre la resurrección para que recordara cuánto nos ama Jehová.
En realidad, su conciencia educada por la Biblia nunca dejó de funcionar.
Hermanos jóvenes, pueden estar seguros de que Jehová no tiene la intención de que dejen de divertirse o de que se sientan culpables por querer desarrollar sus talentos y disfrutar de la vida.
Pero desea protegerlos de las cosas que amenazan su espiritualidad.
Por eso les pide que, en estos últimos días, ante todo busquen el Reino.
En Proverbios 10:22 se dice: Es el sistema de Satanás lo que añade dolor a nuestra vida.
La hermana Zelina y muchos otros han comprobado lo ciertas que son esas palabras.
A menudo, los jóvenes que dan lo mejor que tienen a Jehová reciben la oportunidad de usar sus talentos en el servicio sagrado.
Jehová desea que formen parte del cumplimiento de Miqueas 4:2 donde personas de diversas naciones dicen: “Vengan, y subamos a la montaña de Jehová”.
Ese versículo fue el texto del día hace un tiempo, y el hermano Geoffrey Jackson habló de él en un programa de la adoración matutina.
La profecía de Miqueas se está cumpliendo ahora mismo: somos una hermandad mundial y debemos mantenernos unidos y neutrales.
Veamos cómo responde el hermano Jackson la pregunta: “¿Por qué es tan importante ser neutrales?”.
¿Verdad que nos emociona leer esta profecía del libro de Miqueas?
En ella se muestra claramente cómo son las cosas en el pueblo de Dios hoy.
Por supuesto, en el nuevo mundo, el pueblo de Dios disfrutará de unidad extraordinaria, pero el capítulo 4 de Miqueas describe lo que estamos viviendo en este momento, y, por lo tanto, nos concierne.
Sabemos esto porque el versículo 5 dice que durante el mismo tiempo en que la unidad del pueblo de Dios sería evidente, todos los demás pueblos andarían cada cual en el nombre de su dios.
Eso no se puede referir al Paraíso, ¿verdad?
No, está hablando del tiempo en el que vivimos ahora.
Pero ¿cómo pueden los testigos de Jehová de todo el mundo estar tan unidos y no involucrarse en las guerras?
Bueno, algo que contribuye a la unidad es nuestra neutralidad cristiana.
¿Qué significa ser neutral?
Significa mantenerse al margen de los asuntos políticos.
Por supuesto, estamos de parte de Jehová y de su Reino; por eso, cuando se trata de debates o controversias sobre asuntos políticos, no nos ponemos de parte de nadie.
¿Por qué es tan importante esto?
Veamos qué dice la Biblia en Revelación capítulo 13.
Revelación 13:16, 17 dice: “Y pone bajo obligación a todas las personas —los pequeños y los grandes, y los ricos y los pobres, y los libres y los esclavos— para que a estas se dé una marca en su mano derecha o sobre su frente, y para que nadie pueda comprar o vender salvo la persona que tenga la marca, el nombre de la bestia salvaje o el número de su nombre”.
¿Qué aprendemos aquí?
En el futuro veremos cómo se cumplen estas palabras, así como las presiones que enfrentará el pueblo de Dios.
Pero aun ahora podemos ver que el sistema político quiere ponernos una marca tanto mental como física.
Quiere ponernos su etiqueta en la frente y en la mano.
Por ello, debemos asegurarnos de ser totalmente neutrales en los asuntos políticos de este mundo.
Eso implica no participar en actividades políticas ni tomar partido, incluso en nuestro interior.
Ahora bien, ¿qué cosas pudieran debilitar nuestra postura neutral?
Bueno, hoy vamos a considerar 3 de ellas.
La primera es la propaganda que difunde este mundo.
Ya hemos visto lo que dicen los medios sobre los testigos de Jehová y cómo han distorsionado sus informes para presentar una imagen negativa de nosotros.
Entonces, ¿podríamos esperar que sean neutrales al informar sobre otros asuntos, particularmente sobre los conflictos entre naciones?
Los medios de un país pudieran promover determinadas ideas sobre otro país y hasta podrían influir en nuestra opinión.
Es posible que, al visitar otros lugares con ideologías políticas diferentes, nos sorprenda ver que la situación es distinta de la que habían descrito los medios de nuestro país.
Por ello tenemos que cuidarnos para no dejar que la propaganda de este mundo influya en nosotros, especialmente la de los medios de comunicación.
¿Qué otra cosa pudiera hacer que perdamos cierto grado de neutralidad?
Los eventos deportivos.
A veces, estos llegan a promover, en cierta medida, el nacionalismo.
Por lo general comienzan con los himnos nacionales.
Recuerdo que hace muchos años, cuando vivía en otro país, un amigo me pidió que le grabara un evento deportivo.
Aunque a mí no me interesaba mucho, quise hacerle el favor.
Por supuesto, me aseguré de grabarlo todo, incluidos los últimos 10 minutos del juego.
Nuestra amistad habría estado en peligro si yo no hubiera incluido el final.
El partido estuvo súper emocionante...
cardiaco hasta el final.
Cuando el hermano me devolvió la cinta que grabé, pensé que quizás a otros hermanos también podría interesarles ver el juego, por lo que podía prestarles la cinta en lugar de simplemente borrarla.
Así que se la ofrecí a varios de ellos, pero todos me dijeron: “No, gracias.
¿Para qué voy a ver el partido si perdimos?”.
¿Se fijaron?
Por eso yo les pregunté: “¿Ustedes querían ver el partido o tomar partido?”.
Fue una situación interesante porque 2 países se estaban enfrentando.
Así que debemos cuidarnos para que las competencias deportivas no despierten en nosotros sentimientos nacionalistas que nos lleven a tomar partido cuando no deberíamos hacerlo.
El tercer factor que pudiera minar nuestra neutralidad son las promesas de los políticos, en especial en época de elecciones.
Quizás un candidato sea del mismo origen o género que nosotros.
Cuando observamos el escenario político actual, con tantas elecciones, vemos que parece más un espectáculo que cualquier otra cosa; hasta se contrata a músicos y a otros personajes para entretener a la gente.
Pero si en nuestro corazón dijéramos: “Solo espero que ese tonto no llegue al poder”, ¿estaríamos siendo neutrales?
O, peor aún, si pensáramos: “¡Ojalá que el otro gane las elecciones!”.
Bueno, hay que tener cuidado, ¿verdad?
Hace muchos años, cuando yo era un joven precursor en Australia, existía el problema del reclutamiento obligatorio para servir en el ejército.
Eran los tiempos de la guerra de Vietnam.
Y luego hubo elecciones en Australia.
En ese momento, el partido que quería llegar al poder prometió acabar con el reclutamiento obligatorio, si ganaba.
Eso me afectaba a mí directamente.
Y recuerdo lo difícil que fue estar siguiendo los resultados de las elecciones sin decir en mi corazón: “¡Espero que ganen!”.
Y después, cuando ganaron, tampoco decir: “¡Bien!”.
Como ven, las promesas políticas pueden influir en nosotros y llevarnos a violar nuestra neutralidad.
Por lo tanto, nunca olvidemos que no somos parte del mundo.
Nosotros apoyamos al mejor gobierno que puede regir esta Tierra.
De esa forma seguiremos siendo neutrales y estando unidos.
Cuando se habla de neutralidad, ¿no es cierto que pensamos en nuestra postura en tiempos de guerra?
Pero el hermano Jackson nos recordó que también es necesario permanecer neutrales en lo que pensamos y decimos todos los días.
¡Qué buen ejemplo de cómo analizar un principio bíblico a fin de comprender qué significa y cómo se puede aplicar!
A veces los gobiernos presionan al pueblo de Dios para que renuncie a su fe o para que tome las armas.
Eso les sucedió a la hermana Gertrud Poetzinger y a su esposo, Martin, en la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Luego, el hermano Poetzinger fue miembro del Cuerpo Gobernante y terminó su servicio en la Tierra en 1988.
La hermana Poetzinger continuó fiel hasta su muerte, en el 2003.
En una entrevista de nuestros archivos, la hermana Poetzinger narra lo que vivió durante la guerra.
¿Cómo lograron Gertrud y Martin, al igual que miles de nuestros hermanos, permanecer leales a pesar de la brutal persecución?
Serví a Jehová en la región de Silesia en un tiempo en que nuestra obra estaba prohibida.
Distribuía copias de La Atalaya entre los hermanos.
Un día fui detenida por las autoridades en Dresde.
Tuve que soportar un fuerte interrogatorio.
Pero Jehová me ayudó de forma extraordinaria.
Hasta yo me sorprendí de las ideas que se me venían a la mente a la hora de responder.
Cuando me preguntaron: “¿Sabías que la Watchtower está prohibida?”, respondí: “¡Claro que lo sé!”.
Y dijeron: “¿Entonces por qué haces cosas a escondidas, en contra de nuestras órdenes?”.
Y contesté: “Las leyes de Alemania reconocen los mandamientos: ʻNo robarás, no mentirás, no matarás’.
Se basan en la Ley de Moisés, que está en la Biblia.
Si ustedes obedecen esos mandamientos, también tienen que obedecer este otro de la Biblia: tenemos que reunirnos para animarnos unos a otros.
¿Cómo podría obedecer eso si me avergonzara de estar con mis hermanos?
Yo quiero hacer la voluntad de Dios, y él manda que nos reunamos”.
El juez se quedó callado.
Consultó a otro juez presente, pero no me contestó.
Primero me sentenciaron a 5 años de prisión, pero luego rebajaron la condena a 3 años y medio porque yo era muy joven.
Apenas tenía 25 años.
Aunque estaba sola en mi celda, Jehová me ayudó a mantener buen ánimo.
Todos los días pensaba: “Tengo que escoger un tema para meditar hoy”.
Comencé por analizar una a una las cualidades de Jehová.
Primero pensé en su sabiduría.
Así que me tapé los oídos y anduve de acá para allá meditando en cada tema.
No quería oír nada más.
Pensar en aquellas cosas me hacía muy feliz.
Tiempo después pensé: “¿Y qué es esperanza?
¿Qué es la fe?
Voy a meditar sobre el fruto del espíritu, sobre un aspecto a la vez”.
Tenía tanto en qué pensar que el tiempo se pasó volando.
Luego de 3 años y medio comparecí ante la Gestapo.
Querían que firmara un documento
en el que renunciaba a ser testigo de Jehová y aceptaba dejar de aprender de la Biblia.
Mi respuesta fue: “¡No!
¡Nunca!”.
Ellos dijeron: “Tienes toda la noche para pensarlo”.
“¡No! No tengo nada que pensar”.
Y de inmediato añadí: “¡Nunca lo voy a hacer!
¡Jamás firmaré eso!”.
“Entonces —contestaron— tendrás que asumir las consecuencias: serás transferida al campo de concentración de Ravensbrück”.
Cuando llegué, me ordenaron desvestirme por completo y se llevaron toda mi ropa.
Tuve que esperar durante varias horas junto a otras prisioneras en un dormitorio muy grande, hasta que por fin llegó un doctor para examinarnos.
Aquella experiencia fue extremadamente humillante.
Ellos no solo querían doblegarnos, sino también destruir nuestra autoestima.
En el grupo había mujeres mayores y estaban tan pero tan avergonzadas que uno podía percibir en su rostro la agonía.
Jamás podré borrar eso de mi mente.
Después nos dieron el uniforme del campo de concentración y nos enviaron a los barracones de castigo.
Recuerdo que fue una noche terrible.
¡Había tantas prisioneras!
Algunas lloraron toda la noche; otras no dejaban de vomitar.
¡Qué noche tan horrible!
Al día siguiente nos llevaron a trabajar.
Era una rutina muy pesada.
En verano pasaban lista a las 5 de la mañana y regresábamos de trabajar a las 7 de la noche.
Un día nos pusieron en cuarentena.
No podíamos salir.
Cerraron la puerta y nos pasaban la comida por una ventana.
Aprovechamos el tiempo para descansar.
Hablábamos de temas espirituales para animarnos.
Cuando el doctor tocó a la ventana y preguntó: “¿Quién murió en su barracón?”, dijimos: “Nadie”. Nadie murió; hasta las viejecitas sobrevivieron.
Ninguna enfermó.
Fue un excelente testimonio para todos en el campo.
Mi esposo también estuvo en campos de concentración: primero en Dachau y después en Mauthausen.
Lo asignaron a trabajar en una cantera.
A un hermano de su grupo le quedaban pequeños los zapatos que le dieron, así que se los quitaba para trabajar.
Un día se le olvidaron en la cantera.
Mi esposo, con el afán de ayudarle, regresó corriendo a recoger los zapatos.
Cuando el guardia vio que se había salido del grupo en que estaba, mandó que lo colgaran de un poste durante una hora.
Cuando le pregunté a mi esposo cómo había logrado aguantar esa tortura, me contestó: “Me puse a meditar en el caso de Abrahán.
Él tenía que matar a su hijo, pero para hacerlo tenía que realizar un largo viaje.
Mientras estuve colgado, pensé: ‘¿Qué habrá pasado por la mente de Abrahán?
¿Cómo pudo sobrellevar aquella idea de sacrificarlo por orden de Jehová?’” Cuando pasó la hora y por fin bajaron a mi esposo, los demás le decían: “No parece que acabas de bajar de un madero”.
Así es: Jehová puede ayudarnos en cualquier situación.
A nosotros nos tocó vivir cosas realmente difíciles, pero siempre recibimos la maravillosa ayuda de Jehová mediante su espíritu y la oración.
El nombre de Jehová es lo más importante en nuestra vida.
Nada es más importante que el nombre de Jehová.
¿Vio cómo bendijo Jehová la resolución de la hermana Poetzinger de permanecer leal aun bajo presión?
En Mateo 10:19, Jesús les dijo a sus apóstoles: “Cuando los entreguen, no se inquieten acerca de cómo o qué han de hablar; porque en aquella hora se les dará lo que han de hablar”.
Ella debió de haber sentido la misma seguridad cuando la arrestaron e interrogaron.
Después, ya en los campos, ella y Martin acostumbraban meditar en la fe de algunos personajes bíblicos, así como en el enorme valor de las cualidades cristianas.
El amor y los cuidados de sus hermanos y hermanas espirituales fueron determinantes para que ellos, y muchos otros Testigos, sobrevivieran.
La hermana Poetzinger usó su experiencia para animar a otros en asignaciones posteriores.
Por ejemplo, en la entrevista al matrimonio Malenfant, la hermana Sandra contó que tuvo la oportunidad de trabajar con la hermana Poetzinger en el Departamento de Costura de Betel.
Habló también de una ilustración de la hermana Poetzinger relacionada con la costura.
Ella comparaba cada oración con añadir un hilo a una cuerda gruesa que nos une a Jehová.
Para volver a ver la entrevista, vaya a la sección “Entrevistas y experiencias”, bajo “Las recompensas del servicio sagrado”.
Dentro de unos días también podrá disfrutar de una nueva canción, que estará en la sección “Música”.
En el programa de abril de 2016, un grupo de jovencitos explicó por qué habían visitado Betel y qué les había gustado más.
Durante su visita cantaron una canción —junto con algunos betelitas— sobre la hermosa experiencia que tuvieron.
Y ahora, en este programa, podremos disfrutar de un video musical titulado Oye a Jehová.
No importa qué problemas tengamos: siempre hay que tomarse el tiempo para pensar en los principios bíblicos y para pedirle a Jehová su espíritu santo.
♪♪ ¡Qué difícil volver a enfrentar los ataques de aquellos que buscan pelear!
Pero sí lograré contenerme porque oraré a Jehová y él me oirá.
(Estribillo) No te rindas jamás, pues Jehová es tu amigo.
Busca su dirección y hazle una oración.
La salida verás, pues Jehová te la mostrará; de la mano te llevará.
Y si escuchas su voz, muy feliz lo harás.
¡Oye a Jehová!
¡Qué impotente me siento al mirar los problemas que día a día son más!
Pero no perderé mi alegría: sé que a otros puedo ayudar a sonreír.
(Estribillo) Sin dudar, sin temer, en Jehová tú confía.
Busca su dirección y hazle una oración.
Fuerzas él te dará.
Y sabrás que a tu lado está.
Hoy, tal como ayer, lo verás.
Y si escuchas su voz, muy feliz lo harás.
¡Oye a Jehová!
(Estribillo) En Jehová tú confía.
Busca su dirección y hazle una oración.
Fuerzas él te dará.
Y sabrás que a tu lado está.
Hoy, tal como ayer, lo verás.
Y si escuchas su voz, muy feliz lo harás.
¡Gracias, oh Jehová! ♪♪ Jehová siempre nos bendecirá
si le oramos para contarle lo que nos preocupa.
En cualquier situación, él puede darnos “el poder que es más allá de lo normal”.
Y como hemos visto hoy, nos corresponde hacer nuestra parte a la hora de desarrollar la “facultad de raciocinio” con la ayuda de los principios bíblicos.
Para finalizar, vayamos hasta las islas Vesterålen, en Noruega.
En estas islas viven unas 30.000 personas, que disfrutan de hermosos fiordos y montañas, así como de playas tranquilas.
Los 53 publicadores de la congregación de habla noruega de Sortland predican un territorio de 1.800 kilómetros cuadrados (o 695 millas cuadradas).
Van a predicar con esmero a los hermosos campos.
Y también participan en la predicación pública en áreas metropolitanas en la ciudad de Sortland.
Cada año organizan viajes a territorios no asignados, donde a menudo conocen a personas que sienten un gran respeto por la Biblia.
Un sábado al mes —después de la predicación— se reúnen para ver el programa de JW Broadcasting y pasar un buen rato juntos.
La congregación cuenta con un grupo de habla rusa, así como con estudiantes de la Biblia que están progresando bien y que asisten a las reuniones todas las semanas.
Les enviamos a todos ellos nuestro amor y saludos.
Gracias, hermanos, por su amor cristiano y gran fe.
Muchas gracias por estar con nosotros.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, ¡esto fue JW Broadcasting!