Anthony Morris: “Que cada uno vigile cómo construye”

El discurso de este mes está basado en 1 Corintios 3:10: “Que cada uno vigile cómo construye”.

¿Construir?

¿Vamos a hablar de las nuevas instalaciones de algunos departamentos de la central mundial, que se construirán en Rámapo (Nueva York)?

¿O vamos a hablar de la construcción de nuevos Salones del Reino en el país en el que usted vive?

Bueno, esos proyectos de construcción son importantes, pero en este discurso vamos a hablar de una construcción mucho más importante.

Veamos lo que dice el contexto en 1 Corintios 3:5.

Aquí se menciona a Apolos y a Pablo.

¿Y cuál era su cometido, según dice el versículo?

El texto dice: Apolos y Pablo les enseñaron la verdad a muchos en Corinto.

En los versículos 6 a 9, Pablo compara la obra de enseñar a la labor de sembrar en un campo.

Las semillas de la verdad se siembran en el corazón de las personas.

Y mediante las revisitas y los cursos bíblicos se riegan las semillas.

Y, si la persona es receptiva, será gracias al espíritu y la bendición de Jehová que la semilla de la verdad crecerá, y esa persona llegará a dedicarse y bautizarse.

¿Notaron que en el versículo 9 se describe a los maestros de la Biblia como “colaboradores de Dios”?

¡Qué privilegio tan especial tenemos de colaborar con Jehová en reunir “las cosas valiosas de todas las naciones”!

Así que ya sabemos de qué hablan estos versículos de 1 Corintios 3.

Hablan de los maestros de la Biblia que ayudan a otros a hacerse creyentes.

Pero ¿se dieron cuenta de que en el versículo 9 Pablo usa otra comparación?

Él dice: Aquí usa la agricultura.

Pero enseguida usa otra comparación y dice: “El edificio de Dios”.

Aquí usa la arquitectura, la construcción.

¿Por qué cambia de comparación?

La comparación con la construcción destaca un punto específico.

En el caso de la comparación del agricultor, el punto no es el efecto que su trabajo tiene en el crecimiento de la planta.

Lo que se destaca es que, aunque el agricultor riega la semilla, es Dios el que la hace crecer.

Sin embargo, la comparación de la arquitectura, o de la construcción, se centra en el trabajo del constructor, o en el trabajo del maestro de la Biblia.

La calidad de un edificio depende muchísimo de la persona que lo construye.

¿Qué clase de materiales utiliza?

¿Es cuidadoso en su trabajo, o más bien va a la carrera con tal de acabar antes o trabajar menos?

Ahora leamos 1 Corintios 3:10: El apóstol Pablo, como un “maestro de obras”, ayudó a muchas personas en Corinto a conocer la verdad.

De hecho, puso “el fundamento” para que otros pudieran construir sobre él.

¿Y cuál era ese fundamento?

El versículo 11 lo explica: Pablo ayudó a establecer la congregación de Corinto basándose en las enseñanzas de Jesús, el fundamento de la verdad.

Al construir sobre este fundamento, otros llegarían a ser maestros de la Biblia, y estos ayudarían a otros a hacerse cristianos.

Por eso Pablo nos advierte en el versículo 10 que vigilemos cómo construimos.

Podemos influir en el resultado.

Así que todos los maestros de la Biblia, incluidos los padres, debemos preguntarnos: “¿Cómo estoy construyendo sobre el fundamento?”.

¿Por qué es esto tan importante?

Leamos los versículos 12 y 13: ¿Entendemos la importancia de evaluar nuestras técnicas de enseñanza?

¿Haremos todo lo posible por llegar al corazón de nuestros estudiantes o de nuestros hijos?

¿O seguiremos la ley del mínimo esfuerzo, conformándonos solo con lo básico, como si construyéramos con heno o con paja?

Hace algunos años, en un país en desarrollo, durante un bum económico, el Gobierno decidió construir una gran cantidad de escuelas.

Tristemente, la calidad de los materiales y los estándares de construcción eran muy bajos.

¿Qué pasó cuando un terremoto de magnitud 7,9 sacudió una zona del país?

Muchas escuelas de la zona afectada se derrumbaron, mientras que los edificios de alrededor se mantuvieron en pie.

Según mencionó un informe oficial, murieron más de 5.000 estudiantes.

Imagínense.

Antes del terremoto ya habían comenzado las clases.

Y parecía que todo iba bien.

Los estudiantes y los profesores entraban y salían de las escuelas todos los días.

Pero ese terremoto inesperado demostró que los métodos de construcción utilizados no habían sido los adecuados para evitar el derrumbe y la pérdida de tantas vidas.

Primera a los Corintios 3:13 deja claro que la manera como construimos cuando les enseñamos a los estudiantes de la Biblia o a nuestros hijos es igual de importante.

Ahora veamos la advertencia que se nos da en los versículos 14 y 15: El versículo 14 destaca que, si nos esforzamos por llegar al corazón de nuestros estudiantes de la Biblia, eso puede darles las fuerzas que necesitan para soportar las pruebas que surjan.

En ese caso, nuestra obra resistirá.

Luego el versículo 15 muestra que, si nuestros métodos de enseñanza son deficientes, o quizás hasta mediocres, nuestros estudiantes no podrán resistir el fuego, es decir, las pruebas difíciles que les sobrevengan.

Puede que nosotros sí sobrevivamos, pero podríamos perder a alguien a quien le hayamos enseñado, ya sea nuestro estudiante o nuestro propio hijo.

Es por eso que Pablo le da tanta importancia a que seamos tan buenos maestros de la Biblia como podamos.

Sin embargo, queremos aclarar que, si una persona que llega a dedicarse y a bautizarse después deja la verdad, la culpa no tiene por qué ser necesariamente del maestro.

Puede que el maestro se haya esforzado mucho y haya hecho todo lo posible por ayudar a su estudiante, pero que el estudiante, o el hijo, no haya llegado a ser amigo de Dios o que haya permitido que la imperfección o alguna tentación lo apartara de la verdad.

Pero la lección que podemos aprender de 1 Corintios 3 es que debemos hacer todo lo posible por construir la fe de nuestros estudiantes con materiales resistentes al fuego.

Queremos que resistan, que soporten las pruebas a las que tendrán que enfrentarse.

¿Qué podría ser construir la fe de nuestros estudiantes con materiales de baja calidad?

Bueno, quizás despertamos el interés de la persona hablándole de la esperanza de la vida eterna en un paraíso.

Y eso está en la Biblia.

Pero ¿es eso suficiente para construir una fe que sobreviva a las pruebas de fuego que tendrá en el futuro?

¿Qué hay si nuestra enseñanza se limita solo a decir: “Si quieres vivir para siempre en el Paraíso, tienes que estudiar, ir a las reuniones y salir a predicar”?

Si hacemos esto, estaríamos construyendo con materiales de baja calidad, y nuestro estudiante, o nuestro hijo, no podría resistir las pruebas y mantenerse fiel con el paso de los años.

En ese caso, estaríamos usando madera, heno o paja.

¿Recuerdan que Pablo dijo que debíamos construir sobre el fundamento?

Pues él dijo que el fundamento “es Jesucristo”.

Ese es un fundamento sólido.

Efesios 3:16, 17 nos ayuda a entender lo que significa construir con materiales de alta calidad, como el oro, la plata y las piedras preciosas.

En el versículo 16 se indica que hay una manera de fortalecer la persona que somos en el interior.

Ahora leamos el 17: ¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo, o a nuestro estudiante, a ser fuerte en sentido espiritual?

El versículo 17 dice que para eso el Cristo debe residir en su corazón.

No solo debe tener a Jesús en su mente, sino que la personalidad de Jesús y sus enseñanzas también deben estar en su corazón.

Significa conocer a Jesús tan bien que es como si viviera o residiera en nuestro interior, y eso nos mueve a ser buenos cristianos.

¿Y el resultado?

El versículo 17 termina diciendo que el estudiante estará bien arraigado y establecido en el fundamento, establecido en un fundamento sólido, Jesucristo.

Hebreos 1:3 dice que Jesús Jesús mismo dijo: “Nadie puede llegar al Padre si no es por medio de mí”.

Así que construir con materiales resistentes al fuego significa ayudar al estudiante a amar a Jesús y también a tener una amistad estrecha con nuestro Padre, Jehová.

¿Por qué estamos hablando de este tema ahora, de que cada uno vigile cómo construye?

¿Por qué es esto más urgente que nunca?

Porque sabemos, por lo que está pasando en el mundo y por las profecías bíblicas, que el sistema malvado de Satanás está a punto de terminar repentinamente.

Las cosas que se mencionan en Mateo 24 y las malas actitudes de la gente descritas en 2 Timoteo 3:1-5 son cada vez más evidentes a medida que la escena de este mundo va cambiando.

Podemos esperar que se intensifiquen aún más la oposición y la persecución por parte de aquellos que quieren que dejemos de ser leales a Jehová.

Los hermanos de Rusia y de otros países ya están pasando por eso.

Algunos han recibido palizas y otros tipos de maltrato.

Y, como sabemos, otros han sido sentenciados a varios años de prisión.

En los últimos años, la organización nos ha estado recordando lo que podemos esperar que ocurra cuando empiece la gran tribulación.

¿Recuerdan este video de la serie “Busquemos las cosas que fortalecen nuestra lealtad”, de la asamblea regional del 2016?

Veámoslo.

Su fe los ha traído aquí porque son siervos leales de Jehová, confían en el Salmo 97:10, que dice que “Él está guardando las almas de los que le son leales”.

¿Dónde están?

¡Revisen el sótano!

¡Esa puerta!

A este video lo llaman cariñosamente el video del sótano.

En él se ve una situación que podría considerarse una prueba de fuego, de acuerdo con 1 Corintios 3:13.

Tenemos que hacernos una pregunta muy seria: “¿Estaría mi estudiante de la Biblia, o mi hijo, en ese sótano con esos hermanos tan leales?”.

Si no, ¿sería la razón su propia falta de fe?

¿O podría ser, al menos en parte, que no nos hayamos tomado en serio nuestra responsabilidad como maestros de la Biblia?

¿Construimos con materiales resistentes al fuego, o con heno y paja?

El mismo versículo dice: Es un asunto muy serio, ¿verdad?

En el programa de JW Broadcasting® de mayo de 2020, el hermano Lett habló de la preocupación que han expresado algunos padres sobre las escenas que se muestran en algunos de nuestros videos.

En estos videos aparecen siervos de Dios enfrentándose a pruebas difíciles, a pruebas de fuego.

Algunos padres no dejan que sus hijos vean nada negativo en la televisión, ni siquiera noticias sobre desastres o tragedias reales, así que les preocupa que algunas de estas escenas tengan un efecto negativo en ellos.

El video del sótano que acabamos de ver es uno de los que ha provocado esa reacción.

Otro fue el de la historia del rey Ezequías, en el que se muestra cómo Jehová salvó a su pueblo de los asirios.

Este video, titulado “Oh, Jehová, en ti confío”, se presentó en la asamblea regional del 2016.

Veamos otra vez esa representación de un acto de salvación de Jehová.

¡Señor!

Si algunos padres están protegiendo a sus hijos de cualquier escena o imagen negativa, aunque sea de una noticia que represente la realidad, entendemos que puedan estar preocupados.

Sin embargo, como dijo el hermano Lett: “Los padres [...] tienen que darles a sus hijos una visión realista de lo que todos viviremos en el futuro.

Muchos padres ayudan a sus hijos a valorar los videos basados en la Biblia y a aprender de lo que ven en ellos.

Además, usan esos videos para enseñarles a confiar en Jehová, quien los ayudará en tiempos difíciles”.

El punto es, hermanos, que la Biblia nos advierte que todos, seamos jóvenes o mayores, pronto pasaremos por pruebas muy difíciles.

Tenemos que ser realistas y enfrentarnos a ellas con fe y valor.

Las escenas que aparecen en nuestros videos están hechas con el mayor tacto posible.

En ellas no se ven actos sangrientos ni violentos.

Les aseguramos que el Cuerpo Gobernante no quiere asustar a nadie.

Más bien, lo que queremos es que todos estén preparados.

Tenemos la responsabilidad de fortalecer la fe de los hermanos con materiales resistentes al fuego, de acuerdo con 1 Corintios 3.

Como maestros de la Palabra de Dios, debemos orar a Jehová y evaluar cómo son nuestros métodos de enseñanza y nuestra actitud al dirigir cursos de la Biblia.

Tenemos el apoyo del espíritu santo de Jehová.

Las palabras de 2 Pedro 3:9 nos recuerdan que Jehová “no desea que ninguno sea destruido, sino que todos lleguen a arrepentirse”.

Nosotros tenemos el mismo deseo.

Por eso, sigamos el consejo de 1 Corintios 3:10: “Que cada uno vigile cómo construye”.



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