“Los mansos heredarán la tierra”.
Conocemos muy bien estas palabras, ¿verdad?
Las de Salmo 37:11.
Las usamos mucho en la predicación para hablar con otros de la esperanza que tenemos.
Pero ¿qué significa realmente que alguien sea manso?
Lo que dijo nuestro Señor Jesús en Mateo 5:5 puede ayudarnos a dar una definición de lo que significa ser una persona mansa.
Mateo 5:5.
Según este relato, Jesús dijo: “Felices los que son apacibles, porque van a heredar la tierra”.
Como ven, aquí Jesús usó una expresión un poco diferente, que se escribió originalmente en griego.
Esta palabra es “apacibles”.
La nota de la Biblia de estudio tiene una información muy interesante: “La palabra griega no da la idea de cobardía ni debilidad.
En la Septuaginta, se usó como equivalente de la palabra hebrea que se puede traducir como ‘manso’ o ‘humilde’ ”.
Así que, aunque Jesús habló en hebreo, lo que dijo se escribió en griego.
Y es por eso que tenemos la palabra “apacibles” en este versículo.
Y esta palabra nos ayuda a entender lo que significa ser manso.
La persona apacible no se altera enseguida, pero eso no significa que sea fría.
Quiere decir que reacciona de manera equilibrada a las situaciones.
La obra Perspicacia dice que ser manso o apacible significa aguantar con paciencia las ofensas “sin irritación, resentimiento o ánimos de venganza”.
Esto es lo que implica ser manso.
La Atalaya de la que sale el comentario nos recuerda que en este mundo nadie nace siendo manso.
Es algo que tenemos que desarrollar, es algo en lo que tenemos que seguir mejorando.
Por ejemplo, cuando la Biblia habla de lo manso que era Moisés, no se limita a decir que Moisés era manso.
Tampoco dice que Moisés fuera el hombre más manso.
¿Qué es lo que dice?
Que “Moisés era con mucho el hombre más manso”.
¡Qué interesante!, ¿verdad?
A todos nos gustaría que dijeran eso de nosotros.
Pero ¿qué fue lo que pasó hacia el final de los 40 años en el desierto?
¿Lo recuerdan?
Moisés no reaccionó bien.
¿Qué fue lo que hizo que actuara de esa manera?
Actuó así porque se sintió frustrado con las personas que lo estaban provocando, las personas que al parecer siempre rechazaban lo que decía Jehová.
¿Cuál es la lección para nosotros hoy?
Bueno, puede que en ocasiones nos cueste ser mansos, como le pasó a Moisés.
Puede que lo que hagan los demás nos haga sentir frustrados.
O quizás en estos tiempos difíciles en los que vivimos, en los que hay escasez de alimento y medicinas, veamos a personas que llenan el carrito de la compra con muchas más cosas de las que en realidad necesitan.
Se llevan todo lo que pueden sin pensar en los demás.
Y nosotros quizás no tenemos lo suficiente.
Puede que ahí nos cueste ser mansos.
O cuando escuchamos los temas sobre los que hablan y discuten los líderes mundiales y los políticos en la televisión.
Eso también pone a prueba esta cualidad.
O cuando se nos trata con prejuicio o injustamente.
Todas estas cosas pueden hacernos sentir como se sintió Moisés.
Nos puede costar ser personas mansas.
Así que esta es la pregunta: ¿qué nos ayudará a ser mansos y a seguir demostrando esta cualidad?
Lo primero que vamos a mencionar es algo muy importante: tenemos que fortalecer nuestra confianza en Jehová y esperar a que él actúe.
Volvamos a analizar las palabras que mencionamos al principio, las del Salmo 37.
Leamos el contexto teniendo en cuenta las cosas que acabamos de decir, las cosas que nos pongan a prueba quizás ahora o en el futuro, las que nos dificultan ser mansos.
Vamos al Salmo 37 y leamos los versículos 7 a 11: “Guarda silencio ante Jehová y espéralo con anhelo”.
¿Vieron cuál es la clave para ser mansos?
Hay que esperar a que Jehová actúe.
Y luego dice: “No te irrites a causa del hombre que trama con éxito planes malvados.
Deja de lado la ira, renuncia a la furia; no te irrites, no sea que hagas el mal.
Porque los malos serán eliminados, pero los que ponen su esperanza en Jehová heredarán la tierra.
Solo un poco más, y los malvados ya no existirán; mirarás adonde estaban, y ya no estarán allí.
Pero los mansos heredarán la tierra y disfrutarán plenamente de abundante paz”.
Cuando leemos estas palabras en estos tiempos en los que vivimos, ¿verdad que cobran más importancia?
Y es que para ser mansos tenemos que confiar totalmente en nuestro Dios, Jehová.
Tenemos que dejar las cosas en sus manos.
Sabemos que algunas solo las resolverá él dentro de muy poco tiempo.
Con esto en mente, vayamos a la Carta a los Romanos.
Vamos a buscar el capítulo 12.
Aquí hay una idea parecida a la que ya vimos en el Salmo 37.
Es en Romanos 12.
Leamos juntos los versículos 17 a 19: “No devuelvan mal por mal a nadie.
Tengan en cuenta lo que toda la gente piensa que está bien.
Si es posible, hasta donde dependa de ustedes, vivan en paz con todos”.
Y añade: “Amados, no se venguen, sino cédanle el lugar a la ira.
Porque está escrito: ‘ “Mía es la venganza; yo les daré su merecido”, dice Jehová’ ”.
¿Qué quiere decir la expresión “cédanle el lugar a la ira”?
Bueno, La Atalaya ha explicado que se trata de la ira de Jehová.
Es decir, él tiene el derecho de corregir todas las cosas malas que pasan.
Así que, en vez de ser arrogantes y lanzarnos a arreglarlo todo, o en vez de reaccionar mal, con ira, ante todo lo malo que ocurre a nuestro alrededor, debemos recordar que algunas cosas hay que dejárselas a Jehová y permitir que sea él quien las solucione.
Esta es la primera idea: fortalecer nuestra confianza en Jehová y esperar de verdad a que él actúe.
La segunda idea es que tenemos que esforzarnos por ser humildes.
Es interesante que Sofonías 2:3 nos dice que busquemos “la mansedumbre” y menciona a “los mansos de la tierra”.
Pero las notas de este versículo dicen “humildad” y “humildes”.
Así que está claro que la humildad está relacionada con ser apacibles o ser mansos.
¿En qué sentido?
Para ser humildes hay que respetar a los demás.
Y, por supuesto, eso incluye respetar a Jehová y permitir que él haga lo que tiene que hacer en vez de intentar arreglar las cosas por nuestra cuenta.
Y la última idea la encontramos en Proverbios 6:1-3.
Aquí se habla de una persona que está en una situación difícil.
Esta persona hizo un trato con alguien, pero las cosas no salieron bien.
¿Y qué aconseja el versículo 3?
“Hijo mío, haz esto y libérate, porque has caído en manos de tu prójimo”.
¿Qué debemos hacer en una situación como esta?
Dice: “Ve, humíllate y ruégale con insistencia a tu prójimo”.
Es interesante que la expresión hebrea para “humíllate” significa literalmente “pisotéate”.
¿Cuál es la lección?
Bueno, si estamos en una situación como la de Moisés, ¿qué debemos hacer?
Tenemos que pisotearnos y no enojarnos rápidamente.
Confiemos en Jehová y esperemos a que él actúe.
Si hacemos eso, seguro que él nos verá como personas mansas.