Hola, ¡bienvenidos a JW Broadcasting®!
Nos espera un programa muy emocionante.
Veremos cómo Jehová fue revelando su “secreto sagrado” y lo que significa para nosotros.
También veremos un video que nos ayudará a permanecer enfocados en el servicio a Jehová y a no preocuparnos tanto por cuándo vendrá el fin.
En el episodio de hoy de “Del pasado al presente”, veremos cómo la organización de Jehová ha aprovechado los medios audiovisuales para enseñar verdades bíblicas a más personas.
Y disfrutaremos de un video musical con un mensaje muy importante: vivir sencillo es mejor.
¡Este es el programa de agosto de 2024 de JW Broadcasting!
¿Te gustan los misterios, los acertijos?
¿Y qué tal los secretos?
Cuando confían en ti y te cuentan un secreto, ¿lo guardas?
Jehová tuvo un secreto que guardó nada más y nada menos que 4.000 años.
A diferencia de los secretos humanos, que normalmente son difíciles de guardar, el secreto sagrado de Jehová solo se conoció mediante revelaciones divinas.
Esto quiere decir que Jehová fue revelando los detalles a su debido tiempo.
Proverbios 25:2 dice: ¿De qué secreto estamos hablando?
Tiene que ver con la primera profecía registrada en la Biblia.
Está en Génesis 3:15.
¿Qué haría Jehová para reparar el daño que causó la rebelión en el jardín de Edén?
Jehová le dijo a la serpiente que engañó a Eva lo siguiente: ¡Qué profecía tan fascinante!
Aunque se pronunció hace unos 6.000 años, su significado nos afecta a todos nosotros y a todas las personas que han vivido.
¿Quién estaba detrás de la voz de la serpiente?
¿Quién era “la mujer”?
Tal vez Eva creyó que era ella, porque cuando dio a luz a Caín dijo lo que encontramos en Génesis 4:1: “He dado a luz un hijo con la ayuda de Jehová”.
Pero Eva no era “la mujer” de la profecía.
El secreto de Jehová seguía siendo un secreto.
¿Quién era la descendencia de la mujer?
Si Eva creía que era Caín, se llevó una gran decepción.
Jehová revelaría las respuestas a estas preguntas al momento debido, mucho después de que murieran Adán y Eva.
Podemos comparar la revelación del secreto sagrado con lo que hay que hacer para abrir este cofre.
Este cofre no se abre simplemente con una llave.
Para poder abrirlo y descubrir el tesoro que hay adentro, es necesario seguir una serie de pasos.
Y esos pasos pueden compararse con los detalles que se fueron revelando para identificar a la descendencia de la mujer.
¿Cuáles son algunos de esos detalles?
Más de 2.000 años después de que se diera la profecía en el jardín de Edén, Jehová le hizo una promesa a su siervo fiel, Abrahán.
Esta fue como una primera pista.
¿Qué le dijo Jehová?
Hallamos sus palabras en Génesis 22:17, 18: ¡Guau!
Con esos detalles Jehová dio el primer paso para revelar su secreto sagrado.
A Abrahán debió impresionarle ver las estrellas y pensar que su descendencia sería así de numerosa.
Aunque Abrahán no pudo ver el cumplimiento total de esta profecía, sí se cumpliría, pues Jehová, el Dios que no puede mentir, la haría realidad.
De hecho, Jehová le repitió esta promesa al hijo de Abrahán, Isaac, y al hijo de Isaac, Jacob.
En Génesis 49:10 hay una profecía que Jacob hizo justo antes de morir.
Dijo que el cetro no se apartaría de Judá.
Así que la descendencia vendría por la línea de Judá y sería un rey, pues son los reyes los que llevan un cetro.
Tiempo después, Jehová les dio la Ley mosaica a los descendientes de Jacob para proteger a la nación y también a la descendencia prometida.
¿Cuál fue el siguiente detalle importante que Jehová reveló?
En el 1070 antes de nuestra era, un descendiente de Judá, David, se convirtió en rey de todo Israel.
Él era alguien que complacía el corazón de Jehová, así que le prometió que uno de sus descendientes gobernaría para siempre.
Esa promesa se encuentra en 2 Samuel 7:12, 13: Este es el siguiente paso en la revelación de la descendencia prometida.
La descendencia llegaría por la línea de David.
Y, aunque el reinado de Salomón, el hijo de David, fue pacífico, él no era ese Rey que reinaría para siempre.
Ese Rey aparecería en el futuro, al tiempo determinado por Jehová.
Pero, claro, el Diablo no quería que la descendencia de la mujer apareciera, así que muchas veces intentó eliminar o contaminar el linaje por el que llegaría.
Desde luego, Jehová se encargó de que todos los intentos del Diablo fracasaran.
A lo largo de los siglos, Jehová se valió de sus profetas para dar información específica con respecto a la descendencia prometida.
Por ejemplo, el profeta Miqueas predijo que el Mesías nacería en Belén.
La profecía de Daniel de las 70 semanas de años indicó el año exacto en que aparecería el Mesías.
Además, la profecía de Isaías reveló que la descendencia tendría que dar su vida en sacrificio.
Poco a poco, Jehová iba revelando cada vez más detalles sobre su secreto sagrado.
Siglos después, en el año 2 antes de nuestra era, el ángel Gabriel se le apareció a una virgen judía llamada María y le dijo algo que la dejó impresionada.
¿Quieren que les cuente qué le dijo?
Está en Lucas 1:31-33: Tanto María como el padre adoptivo de Jesús, José, eran descendientes de David.
Así que Jesús tenía tanto el derecho natural como el legal de un heredero de David.
¿Se imaginan lo que habrá pasado por la mente de María después de escuchar esas palabras?
¿Le habrán recordado algunos detalles que Moisés escribió sobre la descendencia prometida?
Como sabemos, unos nueve meses después, cuando Jesús nació, un ángel se les apareció a unos pastores que cuidaban sus rebaños cerca de Belén.
Y él les dijo lo que encontramos en Lucas, capítulo 2: “Hoy les nació en la ciudad de David un salvador, que es Cristo, el Señor”.
Habían pasado miles de años, y ahora Jehová estaba avisando que pronto revelaría su secreto sagrado.
Entonces los pastores fueron y les contaron a María y a José sobre este mensaje divino.
Y así comenzó a correrse la voz sobre el Cristo.
Unos 30 años después, en los días de Juan el Bautista, “el pueblo estaba a la expectativa” y todos se preguntaban lo siguiente sobre Juan: “¿Será este hombre el Cristo?”.
No mucho tiempo después, Jesús fue a ver a Juan para ser bautizado.
Y, cuando Jesús emergió del agua, Jehová lo ungió con su espíritu santo y dijo: “Este es mi Hijo amado”.
El momento llegó, ¡la descendencia prometida en Génesis 3:15 había aparecido!
Los judíos de corazón dispuesto respondieron enseguida a las enseñanzas de Jesús.
Pero aún quedaban muchos detalles del secreto sagrado por revelarse.
Eran como las distintas caras de una preciosa joya.
Durante su ministerio, Jesús mismo identificó a la serpiente como Satanás, y a la descendencia de la serpiente como aquellos que actúan igual que el Diablo.
Jesús también reveló lo que encontramos en Lucas 22:28-30, que habría una parte secundaria de la descendencia de la mujer: cristianos ungidos por espíritu santo que reinarán junto con él en el cielo.
Tiempo después, el apóstol Pablo identificó a la mujer de la profecía como la parte celestial de la organización de Jehová, formada por criaturas espirituales fieles.
Y, claro, la enemistad que se predijo en Génesis 3:15 continúa hasta nuestros días.
El Diablo y su descendencia continúan guerreando “contra los que quedan de la descendencia” de la mujer en la Tierra.
Y ¿qué propósito cumplió el Mesías mientras estuvo en la Tierra?
Los judíos esperaban que él los librara de la opresión romana.
Pero la profecía de Daniel indicaba que el Mesías sería “cortado”, o “eliminado”.
Y esto corresponde a la herida en “el talón” que se menciona en Génesis 3:15.
Sin embargo, Jehová también reveló en Salmo 16:10 que su Hijo no sería abandonado “en la Tumba”.
Cumpliendo su promesa, Jehová resucitó a Jesús menos de tres días después de su muerte.
Claro, Jesús sería el Rey del Reino mesiánico, y esa era una parte muy importante del secreto sagrado.
Cuando Jesús estuvo en la Tierra, curó a los enfermos, alimentó a muchos y resucitó a los muertos.
Todas estas cosas las hará a gran escala como Rey del Reino de Dios.
Luego de que Jesús subió al cielo, se revelaron muchos detalles más sobre el secreto sagrado en lo que ahora conocemos como las Escrituras Griegas Cristianas.
Colosenses 2:3 dice: ¿Y cuándo terminó el secreto sagrado?
En Apocalipsis 10:7 se dice que ocurriría “en los días en que el séptimo ángel” estuviera “a punto de tocar su trompeta”.
¿Y cuándo sucedió eso?
Veamos la respuesta en Apocalipsis 11:15: Esto ocurrió en 1914, cuando Jesucristo se convirtió en Rey del Reino de Dios.
¿Pero eso era todo?
¡No!
La revelación a Juan da detalles adicionales sobre el Reino de Dios y sobre eventos futuros que dejarían impresionadas a muchas personas.
Por ejemplo, en Apocalipsis 19:11-16 se revela que Cristo Jesús, el “Rey de reyes y Señor de señores”, atacará “a las naciones” y “las pastoreará con vara de hierro”.
Como Rey del Reino de Dios, Jesús pronto aplastará a los gobiernos humanos y arrojará a Satanás a un abismo de inactividad.
Gracias a esto viviremos 1.000 años de paz.
Al final de esos 1.000 años, el Diablo será liberado del abismo por un breve periodo de tiempo.
Entonces se terminará de cumplir la profecía de Génesis 3:15: la descendencia de la mujer aplastará la cabeza del Diablo.
¿Qué significa todo esto para nosotros?
Tenemos el privilegio de conocer el secreto sagrado de Dios, un secreto que tardó 4.000 años en revelarse.
Jehová ha ayudado a su pueblo a entender algunos de estos detalles apenas hace unas décadas.
Sí, Jehová nos ha dado “a conocer el secreto sagrado de su voluntad”.
Durante este programa, hemos visto solo algunos aspectos del secreto sagrado de Dios.
Analizarlo sería un buen proyecto de estudio personal o de familia.
Nos llena de emoción pensar en lo que hará el Reino de Dios, en cómo Jehová borrará por completo el daño causado por Satanás y su rebelión.
Jesucristo ahora gobierna como Rey en los cielos, y los días de este malvado sistema controlado por Satanás están contados.
Muy pronto Jesús atacará a las naciones con su vara de hierro y convertirá toda la Tierra en un hermoso paraíso.
¿Qué quiere Jehová que hagamos con este secreto sagrado?
¿Que lo guardemos nuevamente en el cofre y lo enterremos?
¡No!
¡Jehová quiere que lo demos a conocer!
El secreto sagrado se proclama hoy en más de 1.000 idiomas.
¿Participamos en esa proclamación?
Si apreciamos el valor del secreto sagrado y lo que significa para nuestras vidas, nos sentiremos impulsados a compartirlo con todos.
Cuando el apóstol Pablo les escribió a los cristianos de Éfeso, les pidió algo que encontramos en Efesios 6:19: Pedimos lo mismo por ustedes, nuestros queridos hermanos, para que todos sigamos proclamando el secreto sagrado de Jehová con mucho valor.
Una manera de llevar las buenas noticias a muchas personas es mediante las campañas especiales de predicación que organizan las sucursales.
En el siguiente informe, veremos cómo Jehová ha bendecido esta labor.
Me encanta predicar.
Me encanta hablar de Jehová.
Leí experiencias en los anuarios de precursores y de misioneros...
Y yo quería sentirme igual que ellos, quería ser igual de feliz.
El día que se anunció la campaña, pensé que esa era la oportunidad perfecta.
El primer reto que tuve fue la presión de otros.
“¿Para qué te vas a ir tan lejos?”.
“Podrías usar ese dinero para viajar a algún lugar más bonito, ver cosas nuevas, ver otro país…”.
La verdad es que esos comentarios me afectaron un poco.
También tuve que tomar una decisión importante que tenía que ver con mi futuro profesional.
Tuve que decidir si aceptar un trabajo estable y bien pagado, o rechazarlo y perder esa oportunidad.
Pero esta campaña sí que era una oportunidad: la oportunidad de hacer más por Jehová.
Sabía que me cambiaría la vida.
En la campaña hablamos con muchas personas de buen corazón.
Algunas nunca habían oído el nombre de Jehová, y otras ni siquiera sabían lo que era la Biblia.
Un día me pasó algo precioso.
Le estaba intentando explicar a una mujer lo que era la Biblia y vi que los ojos se le iluminaron cuando entendió que era un mensaje personal de Dios para ella.
Estudiaba la Biblia con una mujer indígena y, cada vez que le hablaba de Jehová, le brillaban los ojos.
Siempre quería saber más y más sobre Jehová.
La llamaba desde un teléfono público para estudiar porque ella vive en un pueblo que está como a cinco días de camino.
Aunque no lo tenía nada fácil, venía a las reuniones, y lo hacía con toda la familia.
A veces llegaba al Salón con 20 personas.
Yo llevaba la Biblia, el teléfono y la tablet, y se los iba pasando para que todos pudieran seguir la reunión.
Tengo clarísimo que valió la pena vivir esta experiencia.
Ahora sé que al participar en esta campaña tomé la mejor decisión.
Fue entonces cuando comencé a ver a Jehová como un amigo real.
Me encantó pasar tiempo con tantos hermanos y hermanas, y me ayudó a madurar en sentido espiritual.
Me iba a quedar un mes, y al final fueron cinco años.
Si pudiera, haría lo mismo otra vez.
Mi familia tiene un pequeño hotel.
Un día, mi padre nos dijo algo así como que vendría un grupo para una campaña.
Hasta ese momento yo no había tenido contacto con los testigos de Jehová.
Cuando el grupo llegó, el pastor de mi iglesia me dijo que tuviera mucho cuidado con los testigos de Jehová, que no hablara mucho con ellos.
Y le hice caso.
Hice todo lo que pude para no tener que hablarles.
Cada mañana, los veía irse a predicar.
Pero un día vi que una hermana no iba con ellos, y pensé: “Seguro que me va a predicar”.
Y no me equivoqué.
Entonces, como ella estaba alojada en el hotel, comenzamos a estudiar la Biblia.
Quería demostrar que estaba equivocada.
Pero, al ir estudiando, vi que lo que estaba aprendiendo tenía mucho sentido.
Así que no pude negar que aquello era la verdad.
También me quedaba mirando a los hermanos.
Estaban todos juntos, tocando la guitarra, cantando… Pensé que era muy bonito ver que estaban felices todo el día, a todas horas.
Conocí a los Testigos en abril de 2016, y en octubre comencé a ser publicadora.
Me bauticé poco después, en enero de 2017.
Y, desde hace dos años, soy precursora regular.
Estoy convencida de que todo eso pasó porque Jehová escuchó la oración que le había hecho unos días antes.
Estuve hospitalizada, y allí le pedí: “Dios, ayúdame a sobrevivir para que pueda conocerte porque estoy segura de que todavía no sé la verdad sobre ti”.
Y Jehová me contestó.
Envió a los hermanos en el momento justo.
Estoy convencida de que fue él.
Muchas personas le piden a Dios que los ayude a conocerlo.
Mediante las campañas, en las que participan hermanos de muchos lugares, Jehová puede contestar las oraciones de las personas de buen corazón.
Cuando sembramos semillas de la verdad, no sabemos cuál de ellas va a germinar.
Pero, si te esfuerzas por predicar con entusiasmo, tú podrías ser quien ayude a alguien a escuchar el mensaje de Jehová por primera vez.
Y conocer a Jehová puede ser un antes y un después en la vida de la persona.
Eso es justo lo que veremos en la siguiente entrevista.
Me enfermaba ver tanto sufrimiento en el mundo.
Siempre tenía muchas preguntas: ¿por qué estamos aquí?, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿de verdad existe Dios?
y, si existe, ¿cómo puede permitir todo esto?
Así que un día abrí la ventana, saqué la cabeza y le dije a Dios: “Si estás ahí, quiero que sepas lo que pienso de ti”.
Me crie en una familia judía muy devota en el Bronx.
Para mis padres era muy importante la seguridad económica, por eso trabajaban los siete días de la semana.
Eso nos afectó mucho a mi hermana y a mí.
Ya a los 14 años me la pasaba en la calle.
Empecé a usar drogas, empecé a venderlas, y por supuesto me metí en un montón de problemas.
Por eso mis padres decidieron mudarse a Long Island, para alejarme de ese mal ambiente.
Pero cada día tomaba un taxi y me iba a Nueva York, a la ciudad.
Uno de los taxistas se llamaba Joe.
Nos llevamos bien, y al final nos casamos.
Mi padre estaba tan, pero tan enojado...
Me había casado, estaba embarazada y ahora me iba de casa.
Así que me dijo: “Te vas, pero ni pienses en volver”.
Di a luz a la bebé, pero mi familia me había rechazado.
Me sentía muy dolida.
Me acuerdo de que un día estaba mirando por la ventana y vi a un viejecito que venía subiendo las escaleras.
Llevaba en la mano un librito azul.
Tocó la puerta y me ofreció el libro La verdad que lleva a vida eterna por 25 centavos.
Honestamente, el libro no me interesaba, pero por alguna razón quise darle una moneda al viejecito.
Enseguida me llamó la atención el capítulo “Por qué envejecemos y morimos”.
Me leí el capítulo entero y pensé: “Guau, tiene todo el sentido del mundo.
Me muero de ganas de contárselo a Joe en cuanto llegue a casa”.
Pero, cuando lo hice, se puso como loco.
Estaba hecho una fiera.
No quería saber nada de los Testigos.
Total, el libro no era tan importante para mí.
Ni siquiera me había llamado tanto la atención.
Así que tiré el libro a la basura y pensé: “Ya está. Se acabó”.
Pero resulta que el viejecito volvió con una hermana joven.
Joe estaba cortando una naranja con un cuchillo y no le gustó nada verlos en casa.
Amenazó a la hermana con el cuchillo y le dijo: “No quiero volver a verlos aquí”.
Y, cuando la hermana vio aquello, fue corriendo a la puerta y dijo: “De acuerdo.
No me volverá a ver por aquí”.
Y, pues, se fueron.
Y yo pensé: “No se van a atrever a volver”.
Pero sí volvió alguien, una hermana mayor con antecedentes judíos.
Y yo le dije: “¿Qué no les queda claro?
Es que no tengo ningún interés en hablar con ustedes”.
Me dijo: “Sí, está bien, lo entiendo.
Pero me gustaría solamente hacerte una pregunta, si me lo permites, claro”.
Pensé: “Bueno, solo quiere hacerme una pregunta...
No me cuesta nada”.
Entonces abrió la Biblia verde por la primera página, donde está el Tetragrámaton, el nombre de Jehová en hebreo.
Y me dijo: “¿Podrías pronunciar este nombre?”.
Yo me dije a mí misma: “No voy a decir ese nombre.
Los judíos no decimos ese nombre.
Nunca en mi vida he dicho ese nombre”.
Pero al final lo hice.
Dije “Yehovah”.
Esa fue la primera vez que dije el nombre Jehová.
La verdad es que me dio miedo.
Pensé que algo terrible me iba a suceder.
Y luego me explicó que el nombre Jehová está en la Biblia unas 7.000 veces.
Tan pronto como se fue, fui a buscar mi Biblia en hebreo.
Quería ver si el nombre Jehová estaba ahí para marcarlo cada vez.
Así que me puse a buscar en la primera página, luego en la segunda página… Y me di cuenta de que página tras página ahí estaba el nombre de Jehová.
Estaba en todas partes.
Pensé: “Esto se lo tengo que contar a Joe”.
Y le impresionó mucho; eso fue lo que hizo que empezara a cambiar de actitud.
A la semana, la hermana volvió porque me quería mostrar una profecía en las Escrituras Hebreas, en Daniel 9.
Era la profecía de las 70 semanas de años.
Por primera vez vi que la pregunta “¿Cuándo vendría el Mesías?” tenía una respuesta convincente.
Por fin entendí el efecto que tendría su venida en la Tierra.
Ver cómo se cumplieron esas profecías despertó mi interés.
Quería saber más.
“Si todas estas profecías vinieron de Dios y él hizo que se cumplieran, ¿cuáles más faltan por cumplir?
¿Qué cosas maravillosas nos esperan en el futuro?”.
La relación que empecé a tener con Jehová se hizo cada vez más fuerte.
El 2 de diciembre de 1972, Joe y yo nos bautizamos juntos.
Cada vez me gustaba más estudiar las profecías de la Biblia.
Empecé a investigar muchas de ellas más a fondo.
Me encantó descubrir que Jehová es alguien que quiere que disfrutemos de muchísimas cosas buenas.
Todo lo que quiere y todo lo que pide de nosotros es por nuestro bien.
¡Cómo no voy a amarlo con todo el corazón!
Jehová ha llenado mi vida de tantas bendiciones… Amo ese nombre.
No hay un nombre más hermoso que el de él: Jehová.
En estos tiempos tan difíciles, muchas personas confían en el dinero, en organizaciones humanas…, en cualquier cosa, con tal de sentirse seguras.
La experiencia de la hermana Colón nos recuerda que nuestro Dios, Jehová, es el único refugio seguro.
Hoy la hermana Colón se siente protegida y cuidada por Jehová.
Los testigos de Jehová han utilizado distintos métodos para enseñar la verdad a millones de personas.
Entre ellos este programa, JW Broadcasting.
Hoy en día usamos videos para predicar, en las reuniones, en las escuelas y en las asambleas.
Pero ¿sabían que la organización de Jehová ya usaba producciones audiovisuales hace más de 100 años?
En el siguiente episodio de “Del pasado al presente” conoceremos un poco más de esta fascinante historia.
Actualmente la organización de Jehová utiliza muchísimo los videos.
Pero ¿sabía que esto no es algo nuevo?
Hace más de 100 años que usamos películas y videos para predicar y enseñar.
Veamos por qué y cómo se ha hecho en este episodio de “Del pasado al presente”.
Cuando los primeros Estudiantes de la Biblia comenzaron a predicar a finales del siglo diecinueve, la industria del cine todavía estaba en pañales.
Pero ya en ese entonces Charles Russell y sus colaboradores vieron que usar este medio podía dar muy buenos resultados.
Con las películas, no solo se podría llegar a más personas, sino también llegar a su corazón con las verdades de la Biblia.
En una asamblea que se celebró en junio de 1913, los Estudiantes de la Biblia tomaron una decisión muy valiente: empezar a usar películas para predicar y enseñar.
Menos de un año después, en enero de 1914, los hermanos estrenaron el “Foto-Drama de la Creación”.
Era una producción de ocho horas que incluía diapositivas a color y secuencias de filmaciones.
La mayoría de estas se las compró Russell a otros estudios.
Imagínese que está sentado en un auditorio lleno de gente y ve, quizá por primera vez, cómo los relatos de la Biblia cobran vida en la pantalla.
Y hubo algo más en el “Foto-Drama” que los dejó a todos con la boca abierta.
¡La imagen y la voz estaban sincronizadas!
El “Foto-Drama” se vio en teatros y auditorios de todo el mundo.
Pero ¿y si las películas se pudieran usar para enseñar la verdad no solo en grandes teatros, sino también en los hogares de las personas?
Con ese propósito, en los años veinte se presentó una serie de cortometrajes.
Estas películas, que eran mudas y mostraban los viajes de Rutherford por las tierras bíblicas, se podían ver en las casas.
Se usaba un proyector portátil de bajo costo que se había fabricado expresamente para presentar esta serie.
Las personas que vieron estas películas pudieron conocer cómo son los lugares que aparecen en la Biblia y aprender sobre muchas profecías.
En las siguientes dos décadas, en vez de películas, la organización usó la radio y el gramófono para llegar a más personas con el mensaje del Reino.
Pero en los años cincuenta el Cuerpo Gobernante se dio cuenta de que era necesario que las personas que tenían interés vieran con sus propios ojos que nuestra organización era internacional.
Así que volvieron a hacer una producción audiovisual: La Sociedad del Nuevo Mundo en acción. Duraba una hora y veinte minutos y transportaba a los espectadores a nuestras instalaciones de Betel y a nuestras asambleas internacionales.
Los ayudaba a descubrir cómo era la predicación en algunas de las partes más remotas del planeta.
En los años siguientes se presentaron otras películas que dieron a conocer aún más lo que estaba haciendo el pueblo de Dios y el cumplimiento de las profecías bíblicas.
Y, en 1966, salió en inglés la película Heritage. Duraba 28 minutos y era un retrato muy fiel de los problemas que enfrentaban los jóvenes en la vida real.
Esta película se mostró en asambleas de circuito y otras reuniones grandes.
También se pudo ver en más de 150 canales de televisión de Estados Unidos.
A partir de 1966, la organización dejó de hacer películas y pasó a hacer en directo en las asambleas representaciones dramáticas de tiempos bíblicos y modernos.
Jóvenes y mayores veían cómo los relatos de la Biblia cobraban vida, y fueron uno de los platos fuertes de las asambleas durante muchos años.
Pero se acercaban los años noventa y surgieron nuevas tecnologías.
Por ejemplo, cada vez más familias tenían reproductores de videocassettes. Así que la organización decidió volver a hacer producciones audiovisuales.
La primera en ese formato se presentó en 1990.
Se llamaba Los testigos de Jehová... la organización tras el nombre. Los que la veían podían conocer y valorar todo el trabajo que había detrás de la producción de nuestras publicaciones.
También podían ver cómo se usaban para predicar por todo el mundo.
Desde entonces, “el esclavo fiel y prudente” ha usado muchísimo los videos.
En los últimos 100 años, la tecnología que se usa para hacer videos y películas ha cambiado de manera radical, pero el objetivo por el que la organización de Jehová sigue usando estos medios no ha cambiado: sigue siendo que lo que enseña la Biblia llegue al corazón de todas las personas.
Jehová conoce el impacto emocional que pueden tener las imágenes.
Por esa razón les dio visiones a los profetas.
Hoy, la tecnología audiovisual nos permite producir videos que generen ese mismo impacto.
Y, aunque las herramientas tecnológicas sigan avanzando, nuestro objetivo es el mismo: llegar al corazón de todos.
Como cristianos, nos alegra tener la certeza de que este mundo pronto acabará.
Pero ¿pudiera ser una trampa servirle a Jehová pensando solo en eso?
En el siguiente video, vamos a ver cómo una pareja reajusta su actitud con la ayuda de un hermano.
Tengo que preguntarte algo.
¿Qué te parecería que nos cambiáramos a la congregación Sur?
¿Y por qué a la congregación Sur?
Ni siquiera estamos en ese territorio.
Está el doble de lejos.
Y tal vez, con todo lo que está pasando en la congregación, no parece el mejor momento para cambiarnos.
Pero necesitan ayuda.
Por eso el hermano Maseko me preguntó —solo preguntó— si estaríamos dispuestos.
Estoy cansada.
Bueno, podemos seguir hablando mañana, cuando estés… No, estoy cansada de todo: de tener que cambiarnos, de empezar de cero, de este mundo… Siempre hemos hecho lo que Jehová nos ha pedido.
Pero nunca pensé que este sistema duraría tanto tiempo.
La verdad, creo que ni tú ni yo nos imaginábamos que este sistema se alargaría tanto.
Sé que hemos tomado buenas decisiones.
Pero siempre estamos justos de dinero.
Y además esta noche, cuando tomé en brazos a Thulani, me quedé pensando en que, si hubiéramos tomado otras decisiones, quizás ahora tendríamos nuestra propia familia.
Thabo.
James.
¿Cómo va todo, amigo?
¿Empezaste más temprano hoy?
Bueno, es que después tengo otro trabajo.
Menos mal que todavía tengo 25 años.
Oye, he oído que Linda y tú se vienen a la congregación Sur.
Nos van a ayudar mucho.
Sí, bueno… Lo estamos pensando.
Linda y tú siempre están dispuestos a ayudar.
Hacemos lo que podemos.
Pero esta vez… no creo que podamos cambiarnos.
¿Está todo bien?
Quizás estamos un poco cansados.
Bueno, los dos trabajan muy duro.
Te copiamos a ti.
Oye, ¿qué vas a hacer este sábado?
¿Te gustaría venir a casa a cenar?
Lo entiendo.
Yo tampoco me imaginé llegar a esta edad en este sistema, y ahora mira todas estas arrugas.
Yo no veo ninguna arruga.
Tú sigues dándolo todo.
También tengo mis días malos, pero aprendí hace mucho tiempo que centrarse en cuándo va a venir el fin… la verdad es que no es bueno.
Eso es lo que le pasó a mi esposa; no sé si sabían.
Dorothy y yo empezamos el precursorado justo después de casarnos.
Estábamos muy emocionados.
Creíamos que el fin estaba a punto de llegar.
Pero los años pasaban y el fin no llegaba.
Y, con el tiempo, Dorothy fue cambiando.
Estaba enojada porque el Armagedón no había llegado.
Y empezó a dudar de si llegaría algún día.
Al final, dejó a Jehová.
Y me dejó a mí.
Eso tiene que haber sido terrible.
Fueron los momentos más difíciles de mi vida.
Es verdad que 2 Pedro 3:12 dice que tenemos que esperar y estar “muy pendientes de la presencia del día de Jehová”, pero hay que tener cuidado con frustrarse y perder la paciencia.
Me acuerdo de cómo en los días de Jesús muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo porque lo que él dijo no era lo que esperaban.
Pero ¿recuerdan las palabras de Pedro?
“Señor, ¿a quién vamos a acudir?”.
“Tú tienes palabras de vida eterna”.
La verdad es la verdad, aunque las cosas no pasen de la manera o en el momento que esperábamos.
Tenemos que centrarnos en dar lo mejor de nosotros hoy y mantenernos “en el amor de Dios”.
¿Les gustaría saber cómo sigue la historia de James y Linda?
No se pierdan la parte 2 en un próximo programa de broadcasting. Pero ¿qué aprendimos en este episodio?
Como dijo Thabo, concentrarnos solo en cuándo va a venir el fin puede hacer que acabemos muy mal.
En vez de estar tan pendientes de cuándo vendrá el fin, preocupémonos por la clase de persona que somos ahora.
Thabo también dijo que “La verdad es la verdad”.
Pero ¿cómo sabemos que lo que creemos es la verdad?
Ese es precisamente el tema del que habló el hermano Ekrann en la siguiente adoración matutina.
Hace años, salí a predicar con un hermano de mi congregación que me pidió que lo acompañara a visitar a un hombre que quería hablar con nosotros.
Al poco tiempo de estar hablando con él, nos dimos cuenta de que realmente no estaba muy interesado en escucharnos, sino más bien en convencernos de que los testigos de Jehová somos una religión falsa.
Luego empezó a criticar al hermano Russell: “Esta organización viene de Charles Russell”.
Y entonces empezó a acusar al hermano Russell; que si hizo esto y lo otro… Y su razonamiento era que, si el hermano Russell había cometido estos errores, Dios no pudo haberlo utilizado para fundar la religión verdadera.
Entonces, le explicamos que esta forma de pensar estaba equivocada.
En realidad, estaba diciendo que Dios no puede usar a hombres imperfectos para hacer su voluntad.
¿Y si aplicáramos ese razonamiento a la Biblia?
Moisés no le dio a Jehová el mérito por el milagro del agua, así que ¿qué deberíamos hacer?
¿Quitar los cinco primeros libros de la Biblia?
Y David pecó con Bat-Seba, ¿quitamos también la mayoría de los salmos?
Pedro negó conocer a Jesús, ¿qué hacemos entonces con Primera y Segunda de Pedro?
Ya ven que eso no tiene ningún sentido.
Jehová usa a personas imperfectas para hacer su voluntad.
Pero vamos a dejar a un lado lo que dijo este hombre.
Tal vez les han dicho que los Testigos somos una secta que salió de alguna religión cristiana o que somos una nueva religión de Estados Unidos.
¿Es eso cierto?
¿Inventó el hermano Russell una religión nueva?
No, claro que no.
Lo que hizo fue volver a la religión verdadera, la de la Biblia, la que practicaban Jesús y sus apóstoles.
Russell y los primeros estudiantes de la Biblia hicieron exactamente lo que Jehová les había dicho a los israelitas que hicieran cuando se desviaron del camino y dejaron a Jehová.
Me gustaría que leyéramos juntos Jeremías 6:16, y noten el consejo que les dio Jehová.
Jeremías 6:16: “Esto es lo que dice Jehová: ‘Deténganse en el cruce de caminos y vean.
Pregunten acerca de los caminos antiguos, pregunten cuál es el buen camino y anden por él, y encontrarán descanso para ustedes’”.
Si buscamos en este versículo en la Guía de estudio, la primera referencia es de una Atalaya y dice así: “Jehová exhorta a su pueblo rebelde a detenerse, hacer un examen de conciencia y volverse a ‘las veredas’ [o caminos] de sus antepasados fieles”.
Y eso es lo que hicieron los primeros estudiantes de la Biblia, preguntaron por los caminos antiguos por los que Jesús caminó.
Tratemos ahora de imaginar a un explorador que intenta localizar en la selva un camino muy antiguo.
El camino ha quedado oculto debido a la maleza que ha crecido durante muchos años, así que encontrarlo va a ser una tarea difícil.
Pero, de repente, ve un par de piedras del camino y se pone a cortar y a retirar toda la vegetación que lo cubre.
Y ahí, ante él, está ese viejo camino.
¡Qué emoción!
Si tienen oportunidad de leer algunos de los escritos del hermano Russell y de los primeros estudiantes de la Biblia, notarán esa sensación de descubrimiento, la emoción que sintieron al encontrar las verdades de la Biblia que siempre habían estado ahí.
Estaban cubiertas por cientos, miles, de años de mentiras y doctrinas retorcidas enseñadas por el cristianismo falso.
Así que los testigos de Jehová no somos una rama de otra religión.
El cristianismo que nosotros practicamos sigue de cerca el modelo de Jesús y los apóstoles, tal como se describe en la Biblia.
Gracias a la guía del espíritu santo, los primeros estudiantes de la Biblia encontraron el antiguo camino del cristianismo verdadero y lo limpiaron de miles de años de filosofías paganas y doctrinas inventadas por el hombre.
Enseguida, los primeros estudiantes de la Biblia retiraron un montón de maleza del camino: no tenemos un alma inmortal, somos almas; nada de infierno, cuando morimos dejamos de existir y esperamos la resurrección; el rescate, la muerte de Jesús, salva a todos los que pongan su fe en él; el Reino de Dios es un gobierno celestial que fue establecido en 1914 y que gobernará la Tierra.
Es sorprendente lo bien que limpiaron el camino.
Obvio, quedaba mucho por hacer.
Pero el camino se veía con mucha más claridad.
De hecho, las verdades profundas de la Palabra de Dios estaban tan claras que aquellos que conocieron la verdad en los años veinte y treinta a menudo cuentan en sus biografías que, después de haber leído un libro o un folleto, dijeron: “¡La encontré!
¡Encontré la verdad!”.
Y, bueno, no solo se aclararon algunas doctrinas, sino que también hubo cambios a nivel de organización: ancianos que ya no se eligen por votación —y que no cobran nada—; superintendentes de circuito que visitan las congregaciones, como Pablo y Timoteo; reuniones semanales de congregación, en las que se estudia y se lee sobre Jehová y las verdades de la Biblia; y se da énfasis a la predicación, como hicieron los apóstoles; de casa en casa y la predicación pública.
El texto para hoy, Hechos 16:4, es un ejemplo de lo bien que imita la organización de Jehová hoy día el modelo del siglo primero.
Vamos a leerlo.
Hechos 16:4.
Dice: “Mientras viajaban de ciudad en ciudad, les transmitían a los hermanos las decisiones tomadas por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén para que las obedecieran”.
Así que ¿quiénes eran los que tomaban las decisiones bajo la dirección de Cristo?
“Los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén”.
Los testigos de Jehová tampoco tenemos hoy en día un líder, o un solo hombre, que esté dirigiendo la organización.
Estamos organizados como en el siglo primero: Jehová usa a un grupo de hombres, el Cuerpo Gobernante, para dirigirnos.
Las instrucciones que da el Cuerpo Gobernante mantienen unidas a las congregaciones de todo el mundo.
Igual que los apóstoles y los ancianos de Jerusalén transmitían a todas las congregaciones las decisiones que tomaban, en la actualidad se sigue el mismo modelo.
Hoy día recibimos las instrucciones del Cuerpo Gobernante de distintas maneras: mediante artículos de La Atalaya, cartas a los cuerpos de ancianos y a las congregaciones, informes del Cuerpo Gobernante, escuelas teocráticas… y de muchas otras formas.
Pero, por todo el mundo, sin importar dónde vivamos, los testigos de Jehová aceptamos la guía del mismo Cuerpo Gobernante.
Los testigos de Jehová de Estados Unidos, de Latinoamérica, de Europa… estamos todos unidos.
Somos una misma organización.
Los Testigos de un país no dicen: “Yo creo que estas instrucciones del Cuerpo Gobernante, aquí, en este país, no sirven”.
No.
Todos sabemos que Jehová y Jesús utilizan al Cuerpo Gobernante para darnos el alimento espiritual y dirigir a su organización.
Algunos piensan que, como nuestra central mundial está en Estados Unidos, los testigos de Jehová somos una religión estadounidense.
Bueno, eso sería como decir que la Biblia es solo para los judíos porque la escribieron personas que eran judías.
Es evidente que el mensaje de la Biblia es para toda la humanidad y que el hecho de que Jehová escogiera a judíos para escribirla no significa que su mensaje sea solo para los judíos.
Igualmente, el hecho de que Jehová decidiera que la central mundial esté en Estados Unidos no significa que seamos una religión estadounidense.
Cualquier persona —sea cual sea su nacionalidad o su idioma— puede llegar a ser testigo de Jehová y adorarlo.
El que el espíritu santo de Jehová haya impulsado al Cuerpo Gobernante a hacer todo lo posible para que la verdad esté al alcance de personas de todos los países me convence personalmente de que hemos encontrado el camino del cristianismo que practicaban Jesús y sus apóstoles.
En resumen: los testigos de Jehová no somos una religión nueva creada por el hermano Russell.
Más bien, él y los primeros estudiantes de la Biblia encontraron el antiguo camino del cristianismo por el que caminaron Jesús y sus apóstoles.
Los Testigos tampoco somos una religión estadounidense.
El Cuerpo Gobernante se ha esforzado mucho por llevarle la verdad a todo el mundo.
Sí, los testigos de Jehová somos los únicos discípulos de Cristo del planeta y estamos todos unidos.
Sí, el camino del cristianismo no ha cambiado, pero claro que en ciertas ocasiones hemos tenido que aclarar algunas de nuestras creencias.
¿Cómo reacciona usted ante estos cambios?
Aprendemos mucho del ejemplo de otros.
El hermano Norio Ishibashi nos cuenta abiertamente su propia experiencia.
¿Cuándo separará Jesús a las ovejas de las cabras?
¿Cuándo fueron prisioneros de Babilonia la Grande los siervos de Dios?
A lo largo de los años se han hecho muchas aclaraciones interesantes en nuestras creencias, y yo estoy profundamente agradecido por ellas.
Pero hubo cambios que fueron muy difíciles de asimilar.
Me bauticé en 1960, cuando tenía 12 años.
Tuve el privilegio de servir como superintendente de circuito y distrito por 41 años.
Bueno, resulta que en 1971 estaba trabajando como siervo de congregación.
Pero ese año, en la Asamblea de Distrito “Nombre Divino”, se hizo una aclaración importante.
Hasta ese momento, las congregaciones contaban únicamente con un superintendente: el siervo de congregación.
Pero en esa asamblea se aclaró que en las congregaciones que existían en el siglo primero, como dice Filipenses, había más de un solo anciano a cargo de todo.
Un día, llegó una carta de la sucursal.
Y la leí.
Decía que se iba a implementar en las congregaciones el sistema de cuerpos de ancianos.
Para esto fue necesario que el comité de la congregación y otros hermanos ejemplares se reunieran para determinar quiénes cumplían los requisitos para servir como ancianos.
Oramos mucho para tomar una decisión, y al final todos fuimos recomendados como siervos ministeriales.
Hasta aquel momento, yo daba muchos discursos, tanto en las congregaciones como en las asambleas de circuito.
Pero ahora ya no podría hacerlo.
Muchos ancianos se me acercaban y me decían: “Hermano Ishibashi, ¿puede venir a darnos un discurso, por favor?”.
“Ah, no puedo, hermano.
Es que yo no soy anciano”.
“¿Qué?”.
Nadie se lo podía creer cuando se lo decía.
Eso fue una verdadera prueba de humildad, incluso llegué a deprimirme.
Como dice Proverbios 4:18: “La senda de los justos es como la luz brillante de la mañana”.
A medida que Jehová hacía brillar más la luz, a medida que él iba ajustando nuestra forma de pensar, nuestra forma de hacer las cosas, fue necesario que yo hiciera cambios para progresar.
Cambié el chip con la ayuda de Jehová.
Aún podía hacer muchas cosas, y las hice.
Me esforcé por predicar más, por apoyar a la congregación.
Y la vi crecer.
Ver eso me hizo muy feliz.
Como ahora había cuerpos de ancianos, muchos hermanos que se esforzaban por cumplir con los requisitos bíblicos ahora podían ser nombrados ancianos también.
Además, las decisiones ahora iban más de acuerdo con la voluntad de Jehová.
Así que no solo fue un cambio, sino una bendición.
Pocos meses después, recibí otra carta de la sucursal.
Decía que ahora serviría como anciano en una congregación nueva.
Siempre que recibo publicaciones nuevas o una nueva edición de la revista La Atalaya, las estudio con mucha atención.
Me gusta saber si hay alguna aclaración o algún punto nuevo que deba analizar más a fondo.
De vez en cuando, reviso también la sección “Aclaración de creencias” que se encuentra en el Índice, como parte de mi estudio personal.
Investigar estos temas me ayuda a mantenerme al día.
Jehová es “el Dios de amor”.
Al hacer brillar cada vez más la luz, no solo ayuda a que nuestra organización sea más pura, sino también a que pueda cumplir mejor con su voluntad.
De esta manera, Jehová ayuda a su pueblo a ir progresando cada vez más y más, a superarse cada vez más.
Nada se le compara en este mundo.
Quiero seguir avanzando con Jehová a medida que él nos va revelando su voluntad y nos va guiando por el camino que nos llevará al Paraíso.
Cada vez que se aclaran nuestras creencias, tenemos la oportunidad de fortalecer nuestra fe, si la aprovechamos.
Eso es justo lo que hizo el hermano Ishibashi.
Fue de mente abierta y le pidió ayuda a Jehová para entender los cambios.
Si somos humildes e imitamos al hermano, nos daremos cuenta de que cambios como estos no son más que una prueba de que Jehová sigue educando a su pueblo.
Llegó la hora del video musical de este mes.
Nos recordará que Jehová sabe lo que necesitamos.
Se titula No te compliques. ♪♪ La gente lucha por adquirir lo que el dinero puede conseguir.
Comprar mil cosas es tentador, pero al final es un gran error.
No te compliques, vivir sencillo es mejor.
No te compliques, confía en Dios.
No te compliques, verás que menos es más.
No te compliques, ya lo verás.
Dios te da un techo para vivir, comida y ropa, ¿qué más pedir?
Verás que no se necesita más, y al fin podrás dormir en paz.
No te compliques, vivir sencillo es mejor.
No te compliques, confía en Dios.
No te compliques, verás que menos es más.
No te compliques, ya lo verás.
No te dejes convencer por el lujo y el placer.
Escucha a Jehová.
Él te dice cómo vivir.
Así serás feliz.
Las deudas, si te digo la verdad, te roban tiempo y la tranquilidad.
Vivir sin cargas, ¡qué liberación!
Te evitas mucha preocupación.
No te compliques, vivir sencillo es mejor.
No te compliques, confía en Dios.
No te compliques, verás que menos es más.
No te compliques.
No te compliques, vivir sencillo es mejor.
No te compliques, confía en Dios.
No te compliques, verás que menos es más.
No te compliques, ya lo verás. ♪♪ ¿No les ha parecido animador este programa?
Hemos visto cómo Jehová nos ha ido revelando su secreto sagrado, y no para que nos lo guardemos, sino para que se lo contemos con valor a todos.
También vimos lo buenas que son las campañas de predicación para encontrar a más personas.
Y que los medios audiovisuales son una poderosa herramienta para tocar el corazón de todos.
Aprendimos que las aclaraciones en nuestras creencias son una prueba del amor que Jehová nos tiene.
Y vimos qué importante es esforzarnos por mantenernos “en el amor de Dios” en vez de estar tan pendientes de cuándo vendrá el fin.
Y ahora vayamos a visitar a nuestros hermanos de Colombia para la videopostal de este mes.
Una de las cosas por las que se conoce a Colombia es su delicioso café.
Colombia es uno de los mayores productores de café en el mundo.
El suelo, la precipitación anual y la geografía son ideales para el cultivo del café arábica, famoso por su sabor y aroma.
Pero en Colombia hay mucho más que solo café.
Hay más de 1.500 especies de aves.
También hay muchos mamíferos, como jaguares, monos, osos perezosos y tapires.
Y un dato curioso es que en los suelos podemos encontrar lombrices de casi 2 metros (o 6 pies de largo).
La verdad echó raíces en este fértil suelo cuando Heliodoro Hernández comenzó a leer La Atalaya en la década de 1920.
Los primeros misioneros llegaron al país en 1945.
En el pasado, en ciertas zonas del país hubo conflictos armados, y sus efectos todavía se sienten en algunos lugares.
Los hermanos siempre han sido neutrales y han ejercido cautela en el ministerio.
Gracias a eso, la predicación nunca se detuvo.
En la actualidad, más de 186.000 publicadores predican a los 51 millones de habitantes de Colombia.
La predicación se lleva a cabo en 18 idiomas y dialectos.
Podemos encontrar a nuestros hermanos en todos los rincones del país, en ciudades como Manizales, Bogotá, Medellín y Cartagena.
Y en comunidades más pequeñas como Villa de Leyva, Neflandia —en el departamento de Córdoba—, en la isla de Providencia y en las plantaciones de café.
Aquí vemos a nuestros hermanos yendo a predicar a una comunidad indígena embera chamí.
Además de predicar, a nuestros hermanos les encanta pasar tiempo juntos, escuchar música, bailar y, por supuesto, comer deliciosos platos, como la bandeja paisa, las arepas y el sancocho.
Nuestros hermanos de Colombia, junto con la familia Betel, nos envían su amor y cariño.
Queremos que sepan que nosotros también los amamos a cada uno de ustedes, porque son parte de nuestra hermosa familia internacional.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, ¡esto es JW Broadcasting!