Robert Luccioni: “No se olviden de mostrar hospitalidad” (Heb. 13:2)

El texto de hoy habla de la hospitalidad.

Y, como todos sabemos, para ser hospitalarios hay que dar a los demás con generosidad.

Quizás ya vieron que el comentario de hoy dice algo muy interesante: “Mostrar hospitalidad es una de las mejores maneras de combatir la soledad”.

¿Te has sentido solo, solo de verdad?

La soledad puede ser muy dura.

Sabemos que uno puede sentirse solo hasta cuando está con mucha gente.

Alguien escribió que “estar a solas es agradable; sentirse solo, no”.

Otro escribió que “la soledad es como estar bajo la lluvia y, al mirar al cielo, solo ver más y más nubes”.

Y una hermana describió el sentimiento de soledad como resbalarse por un agujero.

Cuanto más intentaba salir, más profundo caía.

Entonces, ¿cómo podemos controlar esos sentimientos antes de que nos hundan?

¿Cómo podemos empezar a salir de ese agujero, a alejar esas nubes que hay en el cielo?

Pues, como dice el comentario, la hospitalidad, la generosidad, dar, es de las mejores maneras de combatir la soledad.

¿Por qué lo decimos?

Analicemos tres principios bíblicos que apoyan esta idea, la que menciona el comentario.

Veamos el primer principio en Hechos 20:35.

Vamos a leerlo, y veamos qué garantía nos da.

Allí dice: “En todo les he demostrado que deben trabajar así de duro para ayudar a los [...] débiles y que deben recordar estas palabras que dijo el Señor Jesús: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’ ”.

Entonces, el primer principio es que dar nos hace felices.

Aquí, el apóstol Pablo repitió lo que dijo Jesús.

Y fíjense que Jesús no dijo que damos cuando estamos felices, ni porque somos felices, sino que dar nos hace felices.

Y esto es muy interesante, porque nos enseña que incluso aunque no tengamos ganas de dar, si hacemos el esfuerzo, sentiremos verdadera felicidad.

Y los expertos han descubierto lo que Jesús ya sabía.

Incluso ellos creen que en nuestro cerebro se liberan endorfinas cuando damos, que nos hacen sentir satisfechos y en paz.

Así que la primera idea es que dar nos hace felices.

Veamos un segundo principio en Hebreos 13:16.

Leamos lo que Hebreos 13:16 nos garantiza: “No se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con los demás, porque estos sacrificios le agradan mucho a Dios”.

Entonces, la segunda idea es que, cuando damos, nuestra relación con Jehová se hace más fuerte.

Así que a Jehová le agrada que demos, que seamos hospitalarios.

Le agrada tanto que ¿qué hace él?

Pues pensemos en lo que dijo Pablo en Filipenses 4:18, 19.

Él estaba felicitando a la congregación de Filipos por haber sido tan generosos con él, con Pablo.

Y por eso les garantizó que Jehová cubriría “por completo” todas sus necesidades.

Entonces, ser generosos nos acerca a Jehová, nos hace valiosos a sus ojos.

Y también él promete que cubrirá todas nuestras necesidades, incluso las emocionales.

Pero a lo mejor alguien piensa: “Sí, sí, es verdad que, cuando soy hospitalario, me siento bien.

Pero la felicidad es solo por un rato.

Después me vuelvo a sentir solo.

¿Significa esto que este principio no funciona conmigo?”.

No.

Por ejemplo, pensemos en lo que dijo Jesús en Mateo 6:25, 33.

Ahí Jesús dijo que no nos angustiemos por lo que vamos a comer o vamos a beber, porque Jehová nos dará lo que necesitemos cuando lo necesitemos.

Y estamos seguros de eso.

Pero ¿verdad que no se nos ocurriría pensar que, si estamos pasando hambre o cualquier otra necesidad y Jehová la cubre, nunca más vamos a tener hambre?

Ese mismo día o al otro, volvemos a tener hambre.

El asunto es que Jehová nos asegura que nos dará lo que necesitemos cuando lo necesitemos.

También emocionalmente.

No es que Jehová nos diga que nunca nos sentiremos solos, desanimados o deprimidos.

Pero nos asegura que si damos a los demás, si somos hospitalarios, él también nos dará lo que necesitamos para sentirnos felices y contentos.

Entonces, la segunda idea es que Jehová nos garantiza que ser generosos nos acerca a él y que cubrirá nuestras necesidades.

El tercer principio lo encontramos en Lucas 6:38.

Lucas 6:38.

Aquí tenemos la garantía de que Jehová se encargará de que siempre recibamos mucho más de lo que damos.

Dice: “Tengan la costumbre de dar y se les dará.

Les echarán en el pliegue de su ropa una medida generosa, apretada, sacudida y rebosante.

Porque la medida que usen con otros es la que usarán con ustedes”.

Así que Jehová siempre se asegura de que recibamos mucho más de lo que damos.

Y estamos seguros de eso.

Pero a todos nos ha pasado en algún momento que estamos dando, y dando —ya sea en la congregación, en la familia o en alguna otra situación—, y sentimos que no recibimos nada a cambio.

Entonces, ¿qué?

¿Lo que dice este texto no es cierto?

No, Jesús ya sabía que esto iba a pasar.

Jesús dijo “Den y se les dará”, “Se les dará”.

No dijo quién nos daría.

Tal vez no sean los mismos a quienes nosotros les damos.

¿Notaron? “La medida que usen con otros es la que usarán otros con ustedes”.

Eso fue lo que dijo.

¿Cuál es la lección?

La lección es que Jehová nos garantiza que, si damos a otros, les damos ánimo, somos hospitalarios, Jehová se encargará de que, de una manera o de otra, recibamos bendiciones y las fuerzas y el ánimo para seguir adelante.

Pero ¿de verdad es así?

Claro que sí.

Les voy a contar una experiencia, la de una hermana a la que llamaremos Lydia.

Lydia era una precursora regular, soltera, y aunque tenía sus días malos —como todo el mundo— destacaba por ser generosa y hospitalaria.

Siempre había gente en su casa.

Por ejemplo, invitaba a su grupo, a su grupo de predicación.

Antes de ir a predicar, desayunaban todos juntos en su casa.

Y para los hermanos mayores organizaba excursiones y otras cosas.

Entonces, a Lydia le diagnosticaron cáncer.

Este fue un golpe muy muy duro para ella.

Tiempo después tuvieron que operarla.

Entonces cayó en una gran depresión, tan profunda que los ancianos, la congregación y sus amigos se preguntaban si sería capaz de volver a ser feliz otra vez.

En una visita de pastoreo, dos ancianos de su congregación le leyeron Lucas 6:38, que acabamos de leer, y le recordaron lo hospitalaria, lo generosa que ella siempre había sido, y lo feliz que se sentía al serlo.

Ella admitió que eso era cierto, pero dijo: “Es que ya no quiero estar con otros.

Simplemente no puedo”.

Así que estos hermanos le recomendaron con cariño que hiciera una prueba.

Le recomendaron hacer un esfuerzo y, después de orar, durante unos meses dar a otros, a ver cómo se sentía.

Y, para sorpresa de todos, lo hizo; y fue como si las nubes se alejaran, y la Lydia de antes volvió.

Ya hace muchos años de esto, y Lydia aún tiene sus días grises, como todo el mundo.

Pero ahora sirve a Jehová con felicidad y con entusiasmo.

¿Cuál es el punto?

Pues que la hospitalidad —la generosidad, dar a otros— es una de las mejores maneras de combatir la soledad y la depresión.

Si damos, Jehová nos promete que él se encargará de que también recibamos.

Hay un relato muy bonito que nos recuerda que Jehová siempre nos da más de lo que nosotros damos.

Es el relato que encontramos en 2 Crónicas 25.

Vamos a leerlo juntos.

2 Crónicas 25, a partir del versículo 5.

Se está hablando del rey Amasías, el rey de Judá, que para ese entonces tenía 25 años y se estaba preparando para luchar contra los edomitas.

El versículo 5 dice que él “reunió a los de Judá” y “vio que había 300.000 guerreros adiestrados para servir en el ejército”.

Pero no le parecieron suficientes.

Así que el versículo 6 dice que además “contrató 100.000 guerreros” de Israel “por 100 talentos de plata”.

Pero ahora en el versículo 7, el “hombre del Dios verdadero” viene a decirle que envíe de vuelta a los soldados de Israel, porque “Jehová no está con Israel”.

“Lleva a los 300.000 que tenías, y Jehová estará contigo”.

Ahora, en el principio del versículo 9 de 2 Crónicas 25, el rey dice “¿Y qué pasa con lo que pagué?”.

Y no piensen que esta cantidad era cualquier cosa.

Si miramos el apéndice B14 en la parte de atrás de nuestra Biblia, podemos calcular que 100 talentos de plata hoy día equivalen aproximadamente a un millón y medio de dólares.

Así que había pagado mucho dinero para contratarlos.

¡Y ahora van y le dicen que los despida!

Pero son las siguientes palabras las que nos tranquilizan mucho, pensando en el tema de hoy.

Fíjense en la parte final del versículo 9, que dice: “El hombre del Dios verdadero contestó: ‘Jehová puede darte mucho más que eso’ ”.

No te preocupes, “Jehová puede darte mucho más que eso”.

Él siempre nos da más de lo que le damos.

Resumiendo lo que hemos visto, Jehová nos garantiza que, si somos hospitalarios, si somos generosos, si damos a otros, seremos felices; nos garantiza que cubrirá todas nuestras necesidades, incluidas las emocionales, y que motivará a otros a darnos mucho más de lo que nosotros demos.

Así que tengamos la costumbre de ser generosos, ser hospitalarios, dar a otros.

Si nos esforzamos por hacerlo, alejaremos las nubes de nosotros y siempre recibiremos mucho más de lo que nosotros damos.

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