Bienvenidos a JW Broadcasting®.
¿Qué vamos a ver en el programa de este mes?
Si alguna vez ha sentido que no estaba a la altura de lo que se esperaba de usted, seguramente entenderá muy bien a Francis, Diego y Carla.
Ellos nos contarán cómo aprendieron a ver que tienen un lugar valioso en la congregación de Jehová.
Cuando vivimos una tragedia, es normal sentirse desbordado.
Veremos cómo un hermano recibió la ayuda que necesitaba para atender las necesidades espirituales de su familia, y así recuperó el equilibrio y la alegría.
Y la canción de este mes nos enseñará que aprender la verdad es una fuente de consuelo para los que se acercan a Jehová y a su pueblo.
Comencemos el programa del mes de mayo de 2023. A los siervos de Jehová, nada nos hace más felices que adorar a nuestro Dios.
Pero somos humanos.
Esto significa que, de vez en cuando, todos podemos sentirnos mal, tener sentimientos negativos o incluso pensar que no valemos nada.
Por ejemplo, ¿alguna vez se ha preguntado usted si es valioso para Jehová?
Al pensar en su lugar dentro de la organización, ¿tal vez se ha sentido angustiado?
O ¿ha tenido sentimientos de inutilidad?
Pensamientos así nos pueden robar la alegría e incluso hacernos creer que ya no somos tan valiosos para Jehová.
Si usted se siente así, no es el único.
Siglos atrás, el escritor del Salmo 94 confesó que él también se sentía abrumado por las preocupaciones.
Leámoslo juntos.
El Salmo 94:19.
Aquí el salmista le habla a Jehová: Y fíjense en la nota: “Pensamientos inquietantes”.
Esto puede surgir por sentimientos de culpa, porque ya no podemos hacer más en la predicación o en la congregación, por miedo al futuro, porque estamos lejos de nuestros seres queridos, o porque no nos tomaron en cuenta y creemos que no le importamos a nadie.
Estos sentimientos son reales y pueden hacernos sentir abrumados.
Pueden quitarnos la paz interior y el sueño.
Y, si no tenemos cuidado, podríamos dejar de orarle a Jehová e ir alejándonos de él poco a poco.
Esto haría muy feliz a Satanás.
Pero no queremos que esto nos ocurra a nosotros, sobre todo ahora que vivimos en el tiempo del fin.
¿Y qué nos ayudará a calmar los pensamientos inquietantes?
Encontraremos la respuesta en unas palabras proféticas muy animadoras.
Analizar estas palabras inspiradas le dará razones basadas en la Biblia para hacer desaparecer ese tipo de pensamientos.
Vamos a leerlas.
Se encuentran en Isaías, capítulo 56.
Estas palabras nos conmueven muchísimo, porque vemos cómo Jehová valoraba a dos grupos de personas.
Los dos grupos deseaban servir a Jehová, pero, según la Ley mosaica, tenían límites o incluso tenían prohibido servir a Jehová del modo en que lo hacían los israelitas.
¿Quiénes eran?
Veámoslo en Isaías 56:3: ¿Se fijaron en los dos grupos?
Extranjeros, o no israelitas, y eunucos, hombres que no podían tener hijos.
Ambos grupos se enfrentaban a circunstancias difíciles que podían desanimarlos.
En los días de Isaías, los extranjeros incircuncisos podían vivir en Israel, pero en realidad no eran parte de la nación.
Debido a eso, tampoco podían comer de la Pascua.
Y a los israelitas no se les permitía tener una relación estrecha con ellos.
Pero muchos extranjeros llegaron a amar a Jehová, aceptaron la adoración pura y sirvieron a Jehová junto a su pueblo.
Se les llamaba prosélitos.
Aun así, no eran completamente considerados parte de la nación de Israel.
¿Cómo se sentiría si usted fuera extranjero en aquel tiempo?
Seguro que le preocuparía mucho que lo apartaran de la nación.
Ese pensamiento lo inquietaría muchísimo.
Piense en el segundo grupo.
Isaías menciona a los eunucos.
A estos hombres les habían quitado los órganos reproductores.
Y algunas naciones paganas orientales tenían la costumbre de castrar a niños capturados en la guerra y luego les daban cargos especiales para que sirvieran en la corte real o en otros lugares.
Parece que, durante los días de Isaías, algunos de estos eunucos gentiles aprendieron de Jehová, llegaron a amarlo y decidieron unirse al pueblo de Jehová.
Estos eunucos hasta cierto grado eran aceptados entre el pueblo de Dios y podían adorar a Jehová con ellos.
Ahora bien, debido a su condición, a los eunucos no se les permitía ser miembros de pleno derecho del pueblo de Israel.
Y, además, en aquel tiempo y en aquella cultura, para ellos era una gran humillación no poder tener hijos.
¿Qué piensan?
¿Tendrían sentimientos inquietantes de vez en cuando?
Está claro que sí.
Pero Isaías dijo algo muy importante sobre este grupo: ¡que Jehová los amaba!
De hecho, era como si Jehová les dijera: “Sé cómo te sientes.
Ahora deja que te diga lo que siento yo por ti”.
Leamos juntos Isaías 56:4, 5: Les daré “algo mejor que hijos e hijas. […] Un nombre eterno”.
Sus limitaciones físicas no los hacían menos valiosos a los ojos de Jehová.
Como obedecían a Dios de toda alma, Jehová siempre se acordaría de ellos.
Tendrían un nombre eterno, que no desaparecería.
El servicio que los eunucos le daban a Jehová era tan valioso para él que lo guardaría en su memoria, como “un monumento” dentro de su casa y de sus murallas.
Imagínense cómo debían sentirse los eunucos al saber que Jehová les había prometido algo especial.
Sabían que Jehová los había escuchado.
Sabían que les había mostrado compasión.
Los pensamientos inquietantes empezaron a desaparecer, y estas consoladoras palabras hicieron que se sintieran mejor.
¿Por qué les hizo Jehová estas promesas a estos dos grupos?
¿Qué tenían ellos de especial?
No tenemos muchos detalles, solo algunos.
Detalles revelados mucho tiempo después que nos dan pistas importantes.
Por ejemplo, en el libro de Nehemías, se nos habla de dos extranjeros que vivían con el pueblo de Dios.
Y sus nombres nos revelan un detalle interesante.
Nehemías 3:7 nos dice que eran “Melatías el gabaonita y Jadón el meronotita”.
Ambos eran extranjeros.
Pero sus nombres nos cuentan otra historia.
¿Qué significaban?
Melatías significa “Jah Ha Provisto Escape”.
Y Jadón, “Jehová Ha Prestado Oído”.
¿Por qué les pusieron esos nombres?
Probablemente ellos nacieron en Babilonia.
Sus padres eran extranjeros que conocieron a Jehová en Israel y que en el año 607 fueron llevados cautivos a Babilonia.
Es cierto que sus padres no eran israelitas.
Pero los nombres que eligieron para sus hijos mostraban el amor y la devoción que sentían por Jehová.
Y el que estos dos hombres que tampoco eran israelitas quisieran participar en la reconstrucción de Jerusalén es prueba de que ellos también amaban muchísimo a Jehová.
¿Qué sentía Jehová por aquellos extranjeros?
Sigamos leyendo las palabras proféticas que están en Isaías 56:6, 7: Jehová se fijó en que aquellos extranjeros obedecían fielmente las leyes del pacto del que nunca podrían formar parte por completo.
En los versículos 6 y 7, vemos cómo Jehová los invita, por decirlo así, a su casa, una “casa de oración para todos los pueblos”, judíos o extranjeros.
Escuchar aquellas palabras tuvo que ser muy animador.
Pero Jehová no se limitó a decirles que los valoraba mucho.
También hizo algo.
¿Qué hizo?
Entre el grupo de extranjeros que volvió en el 537 a Jerusalén para reconstruirla, había un grupo en particular que se habían hecho prosélitos.
En el grupo había descendientes de los gabaonitas, una nación que se había unido a Israel y que se ocupaba de “recoger leña y buscar agua para el pueblo y para el altar de Jehová”.
Estos descendientes de los gabaonitas estuvieron cautivos muchos años en Babilonia por culpa de delitos que no habían cometido.
En Israel no les esperaba ninguna tierra heredada; eran sirvientes.
Aun así, volvieron a Jerusalén y ayudaron a reconstruir el templo y las murallas.
¿Por qué lo hicieron?
Porque amaban a Jehová.
Estos descendientes de Gabaón no esperaban ser recompensados por su servicio.
A pesar de eso, recibieron un regalo sorprendente.
Cuando cada israelita recibió su porción de tierra, a este grupo —los netineos—, que no tenían derecho a ninguna herencia, se les asignó un lugar donde vivir.
¿Dónde sería?
¿Fuera de la ciudad?
¿En un suburbio?
¿En una zona lejana y abandonada de Jerusalén?
No, la Biblia dice que los asignaron a vivir en Ofel.
Fíjense en el mapa.
¿Ven dónde está situado Ofel?
¡Justo al lado del templo!
Jehová quiso tener a aquellos humildes leñadores de vecinos.
Esto nos hace ver que Jehová valoraba muchísimo a aquellos extranjeros fieles que hicieron todo lo que pudieron para adorar a Jehová porque lo amaban.
¿Cuál es la lección?
Recordemos que ni los eunucos ni los extranjeros podían servir a Jehová como los israelitas.
Desde un punto de vista humano, se les consideraba personas que no valían mucho, insignificantes.
Es probable que incluso se les marginara.
Pero así no es como los veía Jehová.
Los conocía a todos por nombre, escuchaba sus oraciones y veía a cada uno de ellos como una joya.
Lo que para los hombres es ordinario, para nuestro Padre, Jehová, es extraordinario.
Un ejemplo.
¿Qué ve usted aquí?
Si cree que es arena, no se equivoca.
La arena es uno de los materiales más comunes en la Tierra.
A simple vista es algo ordinario, de poco valor.
Y cada grano de arena es igual que los demás.
No brilla, no tiene color.
Nadie presume de un collar o una pulsera de arena.
Pero ¿qué pasa si miramos la arena con un microscopio?
A simple vista, todos los granos de arena son iguales, no llaman la atención.
Pero cuando aumentamos el tamaño de la imagen 100 veces o más, vemos que cada granito de arena tiene una belleza única.
Vemos pedacitos de conchas y cristales de muchas formas y colores.
Un puñadito de arena contiene un enorme tesoro.
Así es como Jehová los ve a ustedes.
Igual que se fijaba en aquellos eunucos y extranjeros, que eran como joyas para él, también se fija en usted.
Sí, puede que haya cosas como la edad, la salud, las fuerzas, las emociones o los asuntos familiares que no le permitan hacer tanto como le gustaría en el servicio a Jehová.
Pero no son esas limitaciones lo que Jehová ve en usted.
Recuerde que nuestro amoroso Padre no mide el valor de una persona por todo lo que hace, sino por cuánto se esfuerza.
Cuando Jehová piensa en nosotros, sabe que seremos perfectos y que no tendremos limitaciones; ve nuestro potencial.
Cuando usted le sirve con toda el alma a pesar de las limitaciones, es como una joya para él.
Y, como a los ojos de Dios usted es un tesoro, él siempre lo cuidará, siempre lo valorará.
¿Recuerdan que el salmista estaba abrumado por los pensamientos inquietantes?
Era el Salmo 94:19.
A continuación le dice a Jehová: “Tú me consolabas y me tranquilizabas”.
Por cierto, ¿quién escribió ese salmo?
No lo sabemos, pero Jehová sí.
Y ha conservado en la Biblia por miles de años las palabras de este escritor anónimo.
Si, como el salmista, el extranjero y el eunuco, servimos humildemente a Jehová y nos esforzamos al máximo sin importar las circunstancias, nuestro servicio no será en vano.
Y como nuestro Padre nos valora tanto, ha prometido darnos un nombre eterno.
Aunque sabemos que Jehová nos quiere, a veces nos preguntamos cuál es nuestro lugar dentro de la congregación, sobre todo si ya no podemos hacer lo que hacíamos.
En el siguiente video veremos cómo tres precursores regulares comprendieron que, a pesar de grandes cambios en su vida, siguen teniendo un lugar muy importante en la familia de Jehová.
Desde que me bauticé, me puse la meta de servir como precursora regular.
Luego fui a territorios aislados a las zonas de habla misquita.
Después fui asignada como precursora especial.
Y tiempo después pues fui a la Escuela de Evangelizadores del Reino.
Debido a una atrofia renal que tuve, sentía como que si no estaba haciendo nada ahora y que no podía retroceder al pasado.
Yo nací en un hogar cristiano.
Mi papá estuvo trabajando desde la construcción de Betel, y ya después estuvo un tiempo como betelita.
Y en el caso de mi mamá, en su juventud, fue precursora regular.
También fue voluntaria apoyando en ciertas labores de Betel y pues así también fue como conoció a mi papá.
Hace algunos años comencé a sufrir de fuertes ataques de ansiedad.
Y esos ataques afectaron mucho mi servicio a Jehová.
Empecé a compararme con los demás.
Y lo mismo ocurrió con mis padres.
Sentía que nunca podría llegar a ser como ellos fueron en su juventud.
Yo crecí en una familia en la que nunca me sentí valorada.
Nunca sentí que estuviera a la altura de lo que esperaban de mí.
Sentía que estaba completamente sola y que no valía nada.
Al inicio del problema de salud me hice algunas comparaciones.
Empecé a pensar en lo que había hecho antes y lo que prácticamente había disminuido en lo que ahora estaba haciendo.
El estudio de La Atalaya me ayudó a ver cómo algunas asignaciones anteriores me enseñarían a efectuar la asignación que tengo en la actualidad.
Eso me ayudó a pensar en lo que puedo hacer ahora.
Este artículo de La Atalaya podría decir que llegó en el momento oportuno.
Algo que he aprendido es que compararme con las demás personas es muy dañino, porque eso al final me estaba derrumbando en sentido espiritual.
Entonces, ahora que me he puesto la meta de no hacerlo, he visto buenos resultados.
He podido entablar buenas amistades con hermanas y hermanos mayores de la congregación.
Y también cuando necesitaban algún tipo de ayuda acudían a mí.
Y pues yo gustosamente los ayudaba.
Eso me animaba mucho.
Recuerdo que, cuando comencé a ir a las reuniones, tenía algunos temores, pensaba que no iba a ser útil en la congregación, que no tenía nada que ofrecer.
Pero, con la ayuda de la congregación y especialmente de Jehová, he descubierto que tengo ciertas habilidades.
Y el párrafo 20 de ese artículo de La Atalaya me hizo darme cuenta de que tengo que utilizar esos talentos para animar y fortalecer a los hermanos.
Por ejemplo, tuve a mis dos hijos cuando era muy joven y tuve que criarlos sola.
Me di cuenta de que, como había pasado por eso, podía ayudar a otras familias en la congregación que estaban pasando por una situación parecida.
Me he puesto algunas metas específicas como apoyar en la limpieza del Salón del Reino.
Aunque es más ligero, por decirlo así, pero sí me ha ayudado muchísimo.
Sí me da mucha alegría saber que es algo para Jehová.
Actualmente en la congregación trato de apoyar en las actividades que me sea posible hacer.
Tal vez no se me haga muy fácil poder dirigirme al auditorio.
Sin embargo, Jehová me ha ayudado a poder dar ciertas asignaciones.
Y eso me ha ayudado mucho a poder darme cuenta realmente de qué papel ocupo en la congregación de Jehová.
Algo que me ha ayudado mucho a mejorar mi autoestima es que ya no pienso demasiado en lo que me ocurrió en el pasado.
Ya no pienso que soy inútil, que no tengo nada que ofrecer, ni tampoco espero perfección de mí misma como antes.
He descubierto que sí que tengo algo que ofrecer a la congregación.
En realidad, los hermanos agradecen cualquier cosita que podamos hacer por ellos.
Me siento muy feliz de ver que puedo ayudar a otros cuando están pasando por problemas.
Gracias a eso, he podido darme cuenta de que sí tengo un lugar en la congregación.
¿Ha notado qué ha ayudado a Francis, Diego y Carla a sentirse felices?
Con la ayuda de Jehová cambiaron su forma de pensar y su rutina espiritual.
Sus vidas nos recuerdan que a veces las cosas pueden cambiar de manera inesperada, y nos desequilibramos.
¿Le ha pasado esto alguna vez?
Si es así, preste mucha atención al siguiente video.
Siempre me ha hecho muy feliz cuidar de mi familia.
Pero esa vida tan bonita que teníamos se terminó.
Un conductor borracho acabó con la vida de mi esposa.
Nuestros dos hijos perdieron a su querida mamá.
Los doctores nos dijeron que probablemente mi hijo volvería a caminar algún día, pero, mientras tanto, nos teníamos que adaptar a esta situación.
Mi madre nos ayudó muchísimo, y no solo emocionalmente.
Se encargaba de atender a los niños mientras yo estaba en el trabajo.
Así podía seguir manteniendo a mi familia en sentido económico.
Pero no era nada fácil.
No sé qué habría hecho sin ella.
Los demás ancianos fueron muy buenos y considerados conmigo.
Me dijeron que se podían encargar de algunas de mis responsabilidades en la congregación, pero yo prefería seguir ocupado.
Y, aunque intenté tenerlo todo bajo control, empecé a descuidar las cosas espirituales.
Por ejemplo, tuve que pedirles varias veces a algunos hermanos que hicieran mis asignaciones en la reunión.
¿Sí?
Hola, Simon.
Hey, hola, Oliver.
Lo siento mucho.
Se me ha hecho tarde en el trabajo otra vez.
¿Podrías hacer el discurso de los “Tesoros” esta noche?
Sí, no hay problema.
Yo me encargo.
Gracias.
Estaba tan cansado que no podía preparar nada para la adoración en familia.
Y, claro, al final los niños se aburrían.
Sentía que ya no podía más.
Hasta las cosas más sencillas me costaban muchísimo trabajo.
La reunión estuvo muy bien.
Pero, papá, Madison tenía asignación esta noche, y te la perdiste.
Perdona, cariño.
Tuve que quedarme en el trabajo.
No importa, papi.
Tenía que hacer algo.
A lo mejor debía dejar de ser anciano.
Necesitaba que alguien me ayudara.
Así que decidí hablar con un buen amigo, con Simon.
Y le expliqué todo.
Me escuchó atentamente, se puso en mi lugar y me felicitó por los esfuerzos que estaba haciendo.
Después leímos Filipenses 1:10.
“… que se aseguren de qué cosas son las más importantes”.
Oliver, tenemos que asegurarnos de qué cosas son las más importantes, sobre todo en los momentos difíciles, y la clave para hacerlo es el equilibrio.
Mira, ven.
Simon puso un ejemplo que me ayudó a ver las cosas de otra manera.
Igual que una rueda puede desbalancearse o desequilibrarse, un repentino cambio de circunstancias en nuestra vida puede desequilibrarnos.
Pero los buenos mecánicos usan pequeños pesos para corregir ese problema.
Hay una máquina que le dice a Simon dónde colocar el peso para que el neumático ruede bien otra vez.
Capté el punto.
Para recuperar el equilibrio no hacen falta cambios muy grandes, solo algunos pequeños.
Entiendo.
Para ser equilibrados necesitamos tener fe.
Hebreos 11:6 me recordó que Jehová “recompensa a los que lo buscan con empeño”.
Y Santiago 3:17 dice que “la sabiduría de arriba es […] razonable”.
Me di cuenta de que cuidar de mi familia en sentido espiritual es una de las cosas “más importantes” y que no tiene nada de malo pedir ayuda a otros.
Poner en práctica estos principios bíblicos me ayudó a recuperar la alegría.
Nuestras circunstancias pueden cambiar, pero las prioridades que tenemos los siervos de Jehová no cambian.
Y además nos ayudan a tener muy presente nuestra maravillosa esperanza.
Y esta es mamá, porque pronto estaremos todos juntos.
Gracias a Jehová, pude darle a mi familia las cosas más importantes.
¿Qué ayudó a Oliver cuando sufrió estos terribles cambios en su vida?
Sin duda la cariñosa ayuda que le dieron los hermanos.
El apoyo que ellos nos dan nos consuela y nos tranquiliza, como dijo el salmista.
Y esto es aún más necesario cuando la gente de este mundo nos rechaza.
Esto es lo que les ha ocurrido a algunos hermanos y hermanas de África, que tienen lo que se conoce como albinismo.
Cuando escuchen su historia verán que, no solo se sintieron aceptados por Jehová, sino también queridos.
Los años que fui a la escuela fueron muy difíciles para mí.
Algunos compañeros me trataban mal, otros se reían de mí, y otros me decían cosas que me hacían mucho daño.
Sentía que nadie me quería, que nadie me necesitaba y, además, mis padres ni siquiera me dejaron ir a la escuela.
“Deberías deshacerte de esa niña; échala a la basura”.
Eso es lo que le dijo a mi padre uno de sus amigos.
Las personas con albinismo han sufrido mucho debido al prejuicio.
Los han tratado tan mal que muchos han tenido problemas emocionales de por vida.
El albinismo es un trastorno genético que hace que los ojos, la piel o el pelo tengan muy poca o ninguna pigmentación.
Quienes padecen este trastorno suelen tener problemas de visión y, como son más sensibles a la luz solar, tienen un alto riesgo de desarrollar cáncer de piel.
No solo sufren por su salud, también sufren por las ideas equivocadas que mucha gente tiene sobre ellos.
En algunos países africanos, personas que practican espiritismo atacan o asesinan a quienes tienen albinismo.
Esto los obliga a vivir aislados.
Tasila lloraba mucho y se sentía muy triste, pero desde que aprendió lo que dice la Biblia, ha encontrado consuelo.
Lo que me ayudó a soportar todo eso que estaba pasando, todos esos problemas, fue orarle mucho a Jehová y leer su Palabra, la Biblia.
Hay un texto bíblico que me anima mucho, que me da fuerzas, es Salmo 18:25.
Lo que dice me llega al corazón, porque me ayuda a ver que, si sigo siendo leal a Jehová y sigo haciendo lo que es correcto, él no se olvidará de mí y también me mostrará lealtad.
La gente se burlaba muchísimo de James.
Eso hizo que sintiera que no valía nada y que acabara aislándose.
Mi texto favorito es Juan 17:3.
Cuando leí por primera vez este versículo, me puse muy contento, porque me di cuenta de que Jehová me valora y que se preocupa por mí.
Esto me demostró que Jehová me ama de verdad.
Judith lleva 24 años en el servicio de tiempo completo.
Cuando era jovencita, se burlaban cruelmente de ella.
Eso la convirtió en una persona insegura que evitaba relacionarse con los demás.
Cuando leo el texto de Apocalipsis 21:3, 4, ay, mi fe se fortalece.
Me hace muy feliz.
También siento que mi fe se hace más fuerte al leer la Biblia todos los días, al asistir a las reuniones todas las semanas con mis hermanos y mis hermanas, y al salir a predicar todo lo que puedo.
Eso me da fuerzas.
El pueblo de Jehová recibe con cariño a las personas que tienen albinismo u otras enfermedades.
Tasila, James y Judith han sentido que la organización de Jehová los ama, y que los han recibido con los brazos abiertos.
Hay una diferencia enorme entre cómo me ve la gente del mundo y cómo me ven mis hermanos.
El amor que todos ellos me han mostrado me convence de que de verdad el pueblo de Jehová es una gran familia.
Cuando estoy con mis hermanos y mis hermanas, no me siento rara ni diferente y se me olvida que mi piel es de otro color.
Todos los hermanos de la congregación me quieren mucho, y eso me hace muy feliz.
Tengo todo lo que necesito.
Ellos son mi familia espiritual.
Siempre que estoy con mis hermanos y con mis hermanas, me siento feliz y segura.
Como me muestran amor verdadero, me siento protegida.
Tasila es una precursora regular muy entusiasta.
Aprendió a leer y a escribir, y ahora sabe cómo hacerle frente al odio y a los prejuicios.
A pesar de todas las cosas malas que tuvo que vivir, ahora es una persona positiva, tiene una vida feliz y está convencida de que las promesas de Jehová pronto se harán realidad.
A James de vez en cuando todavía lo tratan con prejuicio, pero él no deja que eso lo amargue.
Al revés, él se esfuerza por ser amable con esas personas.
Judith ha sufrido muchas desilusiones en su vida, pero se siente muy feliz porque está dentro del pueblo de Jehová.
Este amor imparcial tan impresionante que muestran nuestros hermanos en todas las congregaciones es una fuente de ánimo, no solo para los que tienen albinismo, sino también para cualquier persona que esté enferma o tenga una discapacidad.
Como dice la Biblia, “El hombre ve lo que tiene ante los ojos, pero Jehová ve el corazón”.
Eso es lo que dice 1 Samuel 16:7, y lo vimos escrito en la pizarra que aparecía en el video.
Jehová vio lo que había en el corazón de James, Tasila y Judith, y usó a la congregación para demostrarles su amor.
Si nos acercamos a Jehová y también a nuestros hermanos, él nos consolará.
Este es el tema del video musical de este mes que se titula Acércate a mí.
Espero que lo disfruten.
♪♪ Cuando el corazón me pesa tanto que me cuesta respirar, cuando siento que el dolor no me deja ya continuar, Jehová me envuelve con su amor y su voz me dice así: “Acércate a mí, ven a mí y ya no llores más.
Acércate siempre a mí, y entonces por siempre yo me acercaré a ti”.
Soy como una flor que brotó ayer pero ya se marchitó, tan cansado de sufrir, tan cansado ya de llorar.
Pero él me envuelve con su amor y su voz me dice así: “Acércate a mí, ven a mí y ya no llores más.
Acércate siempre a mí, y entonces por siempre yo me acercaré a ti”.
Jehová me quiere y busca ver lo bueno que hay en mí.
Y me hace tan feliz saber que Dios me dice así: “Acércate a mí, ven a mí y ya no llores más.
Acércate siempre a mí, y entonces por siempre yo me acercaré a ti”. ♪♪ En la canción, Jehová nos dice: “Por siempre yo me acercaré a ti”.
Recordar estas palabras nos ayudará cuando pasamos por pruebas difíciles.
Jehová no solo nos consuela, sino que también nos da fuerzas.
Esto es lo que nos explica el hermano Lett en el siguiente discurso.
El tema del que voy a hablar es “Nunca dejen que Satanás los intimide”.
¿Qué es intimidar?
Es obligar a alguien a hacer o no hacer algo, acosándolo, asustándolo o amenazándolo.
Y Satanás es el rey de la intimidación.
Es algo que usa para que la gente haga lo que él quiere.
Jehová, por el contrario, usa el amor para motivarnos.
El verbo intimidar aparece varias veces en las notas de la Biblia de estudio. Y, en el texto principal de la Biblia, también aparece, por ejemplo, en Deuteronomio 1:17.
A los jueces que iban a ayudar a Moisés se les dijo: “No se dejen intimidar por nadie”.
Tenían que ser imparciales.
Y, bueno, pese a que esta palabra no aparece tantas veces en la Biblia, sí hay situaciones en las que se ve esa acción.
Veamos algunos ejemplos.
Piensen en Goliat, aquel enorme gigante que trataba de intimidar al joven David.
¿Recuerdan lo que le dijo?
En 1 Samuel 17 leemos: “Acércate y verás.
Voy a echarles tu carne a las aves del cielo y a los animales del campo”.
“Si te me acercas, muchacho, serás comida para los buitres y las hienas”.
Eso sí que es intimidación.
¿Y qué hay de Rabsaqué, que en los días de Ezequías les habló en hebreo y con voz potente a los judíos para intimidarlos?
¿Y Sanbalat y Tobías, que se burlaron de Nehemías y los judíos que intentaban reconstruir la muralla?
Y en el comentario de hoy, tomado de La Atalaya, tenemos otro ejemplo.
Nabucodonosor quería que los tres hebreos adoraran un ídolo, así que los intimidó.
¿Qué fue lo que hizo?
Daniel 3:1 dice que hizo una imagen inmensa: 27 metros de alto, 90 pies, y casi 3 metros de ancho, 9 pies.
Eso de por sí ya intimidaba bastante, pero además reunió a muchísimas personas.
El versículo 2 dice que fueron sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros...
Con tanta gente importante, ¿quién no se intimida?
Y los versículos 4-6 dicen que alguien anunció con voz fuerte: “Se les ordena que, cuando oigan el cuerno, la flauta, la cítara […], tienen que caer de rodillas y adorar la estatua”.
“El que no caiga de rodillas y la adore será arrojado de inmediato en el horno de fuego”.
¡Qué miedo!, ¿verdad?
Pero ninguno de los tres hebreos se dejó intimidar.
Ahora bien, como ya dijimos, Satanás también trata de intimidarnos a nosotros.
“Si no te pones una transfusión, te vas a morir”.
“Si no aceptas este empleo (tal vez un empleo que te perjudique espiritualmente), tu familia se morirá de hambre”.
“¿Qué, no te atreves a fumar?
Eres un gallina”.
“Tú le gustas mucho, ¿por qué no quieres salir con ella?
Eso es que eres gay”.
Está claro que hoy Satanás también nos intimida.
El apóstol Pedro compara al Diablo con un león rugiente.
¿Y por qué ruge?
La mayoría de las veces para intimidarnos, como lo hace el león.
Según la obra Perspicacia, con su impresionante rugido, el león puede hacer que animales que están encerrados tras una cerca salgan en estampida y queden desprotegidos.
Pero les hago una pregunta: ¿qué lecciones podemos aprender de los tres valientes hebreos?
¿Cómo nos ayuda su ejemplo a no dejar que Satanás nos intimide?
Aquí les doy algunas.
La primera: nunca dejen de confiar en Jehová con todo su corazón, sin importar cuánto ruja Satanás.
Si vamos a Daniel, capítulo 3, veremos cómo los hebreos confían por completo en Jehová.
Y eso que la situación podía intimidar.
El versículo 16 dice: “Sadrac, Mesac y Abednego le respondieron al rey: ‘Oh, Nabucodonosor, no es necesario que te demos una respuesta sobre este asunto.
Si tiene que ser así, oh, rey, el Dios al que servimos puede librarnos del horno de fuego y también de tus manos.
Pero, incluso si no lo hace, oh, rey, debes saber que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has levantado’ ”.
Confiaban en Jehová.
Veamos otra lección.
El espíritu santo nos ayudará a estar en calma, a no asustarnos y saber cómo responder a quienes nos persiguen.
¿Se fijaron en cómo lo hicieron los tres hebreos?
Con una calma impresionante.
¡Qué bien le respondieron al rey!
Está claro que contaban con la ayuda del espíritu santo.
Y Jehová nos dará esa misma ayuda a nosotros.
En Lucas 12:11, 12, Jesús dice: “Cuando los lleven ante asambleas públicas, funcionarios de gobierno y autoridades, no se angustien pensando [...] en lo que dirán, porque el espíritu santo les enseñará […] lo que deben decir”.
La tercera lección: para rescatarnos de una situación peligrosa Jehová puede utilizar a sus ángeles.
Sabemos que hizo un milagro para rescatar a los tres hebreos.
Cuando el rey miró dentro del horno, no vio a tres hombres achicharrándose en las llamas; vio a cuatro caminando tranquilamente, y el cuarto era un ángel, obviamente.
Y, cuando los sacaron de aquel horno, según Daniel 3:27, “ni siquiera olían a humo”.
Ni un pelo se les había chamuscado.
¿Han estado alguna vez con alguien que fuma?
Ese olor a tabaco se te pega enseguida.
Y, hablando de cabello chamuscado, el cabello arde rápidamente.
Una vez, intentando encender una estufa de gas con un fósforo, cometí un error de cálculo, y una llamarada me quemó la mitad de los pelos del brazo.
Pero a los hebreos no se les chamuscó ni un solo pelo, ni olían a humo.
Ahora, es verdad que hoy no podemos esperar que un ángel nos salve de manera milagrosa, pero Jehová sí puede usarlos para ir moviendo los asuntos.
Puede que encontremos ese trabajo que tanto necesitábamos.
O puede que encontremos un doctor que respete nuestra postura sobre la sangre y esté dispuesto a atendernos.
O también puede usar a los ángeles para fortalecernos, para ayudarnos a ser leales ante esta prueba tan difícil.
Veamos una cuarta lección.
Aunque nos amenacen con matarnos, tener una fe firme en la resurrección nos dará fuerzas.
Seguramente los tres hebreos se sabían de memoria Job 14:13.
Allí Job le pide a Jehová que lo ocultara en la tumba, le fijara un plazo y se acordara de él o lo resucitara.
Y sin duda sabían de las resurrecciones de Elías y Eliseo.
Aquellos jóvenes no sabían si Jehová los iba a rescatar, pero estaban seguros de que Jehová los resucitaría si se mantenían fieles.
Y lo mismo pasará con nosotros.
Tener una fe firme en la resurrección, en realidad, le quita a Satanás la capacidad de intimidarnos.
Aunque nos tengamos que enfrentar a la muerte, esta esperanza es nuestra arma secreta.
Pasemos a la última lección.
Si de ninguna manera nos dejamos intimidar, daremos un excelente testimonio.
¿Qué pasó cuando los hebreos salieron del horno sanos y salvos?
El rey dijo: “Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, […] pues no existe otro dios que pueda librar como este”.
Piensen en esto: si Nabucodonosor y otros babilonios que vieron el milagro resucitan como parte de los “injustos” mencionados en Hechos 24:15, tendrán ventaja, porque ya sabrán algo de Jehová y tal vez decidan servirle.
Y piensen también en los hombres que echaron a los hebreos al horno.
Ellos murieron.
Si al final resucitan, se les va a contar lo que pasó justo después de que murieran.
Seguramente eso los motivará a acercarse más a Jehová en el nuevo mundo.
Hoy no es distinto.
Cuando no nos dejamos intimidar por nada, damos un poderoso testimonio.
Y muchos han conocido la verdad al ver esos ejemplos de lealtad.
En resumen, aquí tienen los cinco remedios antintimidación, y todos los sacamos del ejemplo de los tres hebreos.
Primero, siempre confiemos en Jehová, aunque Satanás ruja para intimidarnos.
Segundo, el espíritu santo nos dará calma, y así responderemos bien.
Tercero, Jehová puede usar a sus ángeles de varias maneras para rescatarnos de situaciones que nos resulten intimidantes.
El cuarto es tener fe en la resurrección nos dará fuerzas para no dejarnos intimidar, aunque tengamos que enfrentarnos a la muerte.
Y el quinto es recordar que, si no nos dejamos intimidar, les daremos un impactante testimonio a las personas.
Por eso, hermanos, seamos como los tres hebreos: nunca dejemos que Satanás, el Diablo, nos intimide.
Jehová promete que nos va a dar fuerzas a todos, incluidos los jóvenes.
Conozcamos a Elijah.
Cuando tenía 16 años le ocurrió algo que le cambió la vida.
Veamos qué le pasó.
Así que, ¿cómo podemos seguir siendo fieles a Jehová, a pesar de que seamos imperfectos?
De pequeño, no tenía ningún problema de salud.
Me encantaba jugar básquetbol, y disfrutaba mucho de servir a Jehová en mi congregación.
Era un niño que tenía toda la vida por delante, pero eso cambió de un día para otro.
En noviembre de 2019 me dijeron que tenía un tumor muy grande en el cerebro.
No lo entendía y pensaba: “¿Por qué a mí?
¿Hice algo malo?”.
Quería saber por qué me estaba pasando eso con 16 años.
Me faltaba poco para cumplir los 18.
Iba a empezar la mejor etapa de mi vida.
La noche antes de la operación fue una de las más difíciles de toda mi vida.
Estaba superasustado.
No me quería morir y también quería poder seguir siendo capaz de hacer las cosas que me gustaban.
Pensé mucho en el rey David y en todas las veces que tuvo que enfrentarse a enemigos que daban mucho miedo y que podían acabar con su vida, y yo también tenía que enfrentarme a un enemigo que daba mucho miedo y que podía acabar con mi vida, pero sabía que Jehová estaba conmigo.
Les pedimos a los hermanos del Comité de Enlace que hablaran con los doctores sobre las decisiones que Elijah había puesto en su tarjeta.
El doctor le preguntó a Elijah si tenía alguna duda.
E Elijah le hizo un par de preguntas sobre la operación y también habló con él del tema de la sangre.
El doctor se impresionó de ver a un joven tan seguro de sus creencias y de sus decisiones.
Si Jehová me dice que la sangre es sagrada, entonces tengo que hacerle caso.
Elijah nos decía todo el rato que, incluso si no se despertaba después de la operación, igual se iba a despertar, si no era ahora, iba a ser después, en el futuro en el Paraíso.
Cuando por fin salieron los doctores, nos dijeron que había problemas.
Elijah entró en coma, y nosotros teníamos muchas preguntas que los doctores no podían responder.
Estuvo en coma casi cinco meses.
Pero Jehová siguió dándonos la ayuda que necesitábamos.
Los hermanos siempre estuvieron ahí para nosotros.
Siempre estuvieron mandándonos mensajitos para decirnos que todos estaban orando por Elijah y por nosotros, para que pudiéramos aguantar.
A principios del año 2020 empecé a salir poco a poco del coma.
Ahora me cuesta mucho moverme, me produce dolor y es superdifícil.
Todavía tengo ataxia en mi mano derecha y no la puedo controlar bien, así que hay cosas que ahora no puedo hacer como las hacía antes.
Me pone muy triste pensar en el básquetbol, porque de verdad que me encanta y me gustaría mucho poder jugar, pero por mis problemas de salud ahora no puedo.
Siempre me gustó mucho la historia de Job, pero ahora lo veo de una manera totalmente diferente, porque él también tuvo un problema de salud como yo.
Aunque estaba enfermo, siguió fiel a Jehová, y él lo bendijo muchísimo por eso.
Elijah no ha perdido su entusiasmo desde que pasó por todo esto.
Yo diría que, al revés, tiene más.
Él es un gran ejemplo de lo que es abrir el corazón a los demás, y queremos ser tan entusiastas y estar tan ocupados como él en la predicación.
Elijah reconoce que no ha logrado todo esto él solo.
Él siempre dice que es gracias a Jehová y que es gracias a su familia y a los hermanos y hermanas, porque ellos le han dado muchísimo apoyo y ánimo.
Sale mucho a predicar y en la congregación está muy ocupado atendiendo todas las tareas que le encargamos.
De hecho, fue nombrado siervo ministerial.
Cuenta con muchísimo apoyo y sabe que Jehová lo ayuda y que siempre está a su lado.
Pienso mucho en la esperanza que Jehová nos ha dado para el futuro, de tener vida perfecta y con salud.
Es un objetivo por el que seguir luchando y me motiva a ayudar a otros a alcanzarlo también.
Hay luz al final del túnel.
Y le doy muchas gracias a Jehová por eso.
Elijah, eres una joya muy valiosa para Jehová.
El programa de este mes ha destacado que cada uno de nosotros tiene un lugar especial en la familia de Jehová.
Por cierto, hermanos, ¿quieren ver el video que usaremos para invitar a la gente a la asamblea regional?
El título es “Tengan paciencia”.
¿Cuándo fue la última vez que perdió la paciencia?
¿En la carretera, en el trabajo o en casa?
Estamos tan ocupados que a veces es difícil tener paciencia.
Pero para disfrutar de la vida, debemos ser pacientes, ahora más que nunca, aunque a veces sea difícil.
Y ¿qué es ser paciente?
¿Es esperar sin hacer nada a que algo cambie?
¿Qué efecto puede tener en nuestra vida la paciencia?
En la asamblea regional del 2023 de los testigos de Jehová, titulada “Tengan paciencia”, se explicará lo que es la verdadera paciencia, por qué la necesitamos, y cómo puede ayudarnos a llevarnos mejor con los demás.
Dios quiere que usted sea feliz.
Como es nuestro Creador, sabe que para ser felices necesitamos paciencia.
Si quiere saber más, visite jw.org.
Piense en alguien a quien podría mandarle este video para despertarle la curiosidad.
Quizás se anime y venga a la asamblea.
¿Les gustaría ver un poquito más?
Este año también veremos una producción audiovisual en dos partes.
Se trata de una historia de la actualidad.
Pero tan solo les doy un adelanto.
Si papá y mamá estuvieran vivos, estarían muy orgullosos.
Te voy a decir algo, Amani.
Podrías tener más.
Algo que les dé estabilidad a ti y a tu familia.
¿Qué tal un contrato de trabajo con el gobierno?
93.6.
Últimas noticias sobre la situación.
Grupos de rebeldes armados amenazan con tomar la capital.
Sigue aumentando la violencia en la zona.
Como ya saben, la sucursal nos pidió que nos reuniéramos y habláramos de la posibilidad de que haya disturbios en nuestra zona.
Siempre hay rumores cuando hay elecciones.
Nos preocupa la seguridad de los hermanos.
No te preocupes.
Son solo amenazas, rumores.
Esto no es nada.
Recibimos instrucciones de la sucursal.
Pero esos hermanos están muy lejos.
Me pregunto si están exagerando.
Recuerda, Amani: “Su fuerza dependerá de que mantengan la calma y demuestren confianza”.
¡Despierta!
¡Despierta!
¿Vas a dejar que esa gente dirija tu vida?
Padre Jehová, por favor, ayúdame.
El Cuerpo Gobernante desea que concluyamos la asamblea regional con una nueva canción.
Me alegra anunciarles que la letra y la música ya están disponibles en jw.org.
Además, también nos piden que la practiquemos antes de asistir a la asamblea.
De esta forma la cantaremos al unísono y con ganas.
Puede que alguien necesite ayuda para descargarla.
¿Sabe usted de alguien?
¿Por qué no se ofrece para ayudarlo?
Y, además, podrían practicarla juntos como parte de su preparación para la asamblea.
Ya han visto que tenemos mucha actividad en los próximos meses.
Sin duda es una muestra de lo mucho que Jehová se preocupa por su pueblo.
Ahora, para la videopostal de este mes, trasladémonos al centro del mar Mediterráneo, donde se encuentra el país de Malta.
Este país está compuesto por cinco islas, tres de las cuales están habitadas: Malta, la más grande; Gozo, y la pequeña Comino, que ocupa un área de tres kilómetros cuadrados o una milla cuadrada.
Estas islas son famosas por sus costas rocosas y por sus escarpados acantilados de piedra caliza.
Al norte de Malta se encuentra Italia, y al sur está África.
Esto ha influido en su idioma.
El idioma maltés es una mezcla de un dialecto árabe que se habla en el norte de África y de un dialecto italiano que se habla en Sicilia.
Este idioma suena a árabe, pero se escribe con el alfabeto latino.
Junto al inglés, es el idioma oficial del país.
Las muchas playas y bahías que tiene Malta nos recuerdan la única ocasión que se la menciona en la Biblia.
En una de esas playas, en el año 58 de nuestra era, el apóstol Pablo sufrió un naufragio cuando se dirigía a Roma.
La Biblia nos dice que los habitantes de la isla le mostraron al apóstol Pablo y a sus compañeros “una bondad extraordinaria”, y hoy en día muchos de ellos responden muy bien al mensaje de las buenas noticias.
Fue en la década de los setenta cuando se volvió a predicar de forma organizada aquí en Malta.
Y ahora hay más de 800 publicadores en 11 congregaciones.
Las congregaciones predican en ocho idiomas diferentes porque han llegado personas de muchos lugares como África, Europa del Este o Filipinas.
Nuestros hermanos de Malta participan en la predicación pública en las islas, incluido aquí, en el puerto de La Valeta, donde la congregación tagala les predica a los marineros filipinos que llegan a este puerto.
En la isla de Gozo hay dos congregaciones, una en maltés y la otra en inglés.
En total son 112 publicadores y 34 precursores regulares.
La familia Betel de Malta, junto con los hermanos de la isla de Gozo, les envían sus cariñosos saludos.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.