JW Broadcasting: Julio de 2024

Bienvenidos a JW Broadcasting®.

En el programa de este mes aprenderemos a desarrollar y proteger un maravilloso regalo: la capacidad de pensar.

Esta es una muestra de lo que veremos a continuación.

En el episodio de hoy de “Ejemplos de fe”, aprenderemos sobre Rebeca.

¿Cómo influyó en sus decisiones su amor por Jehová?

Una mujer que fue sacerdote pasó años atrapada en un laberinto de enseñanzas confusas.

¿Cómo logró escapar y encontrar la verdad?

¿Ha sentido que la vida no le da un respiro?

Entonces disfrutará muchísimo nuestro video musical.

Nos recordará lo importante de detenernos, respirar y ponerle un alto al estrés.

Este es el programa de JW Broadcasting de julio de 2024.

Todos nosotros, seamos jóvenes o mayores, debemos analizar seriamente cómo desarrollar nuestra capacidad de pensar.

Todos pensamos.

Podemos pensar en un sinnúmero de cosas.

Podrían ser buenas o malas.

Y, en ocasiones, la mente de un ser humano puede distraerse y divagar sin rumbo.

Además, solemos pasar largo rato pensando en cosas que no son muy importantes.

Es algo que sucede a menudo.

Pero mucho cuidado: esto puede tener un efecto negativo en su vida y en su futuro.

Aunque fue escrito para ayudar a un joven, el libro bíblico de Proverbios contiene excelentes consejos para todos nosotros.

En Proverbios 1:4 se presenta su propósito: Hay que saber usar esa capacidad.

Aquí el término hebreo traducido “capacidad de pensar” se usa en un contexto positivo.

Pero puede pasar lo contrario.

Es posible dirigir nuestros pensamientos hacia cosas buenas, hacia hacer el bien, o hacia hacer el mal.

Así que, si queremos proteger nuestra capacidad de pensar para que siempre esté enfocada en el bien y mantenerla alejada de un camino equivocado, hay que orientarla hacia el propósito y la voluntad de Jehová.

¿Por qué es tan importante que nos aseguremos de hacer esto?

Veamos la razón en Proverbios 3:21, 22: Y esto es algo que podemos hacer todos; no hay que ser una persona muy estudiosa.

A lo largo de nuestra vida, recibimos información mediante lo que leemos, lo que observamos, lo que escuchamos y lo que experimentamos.

Lo que va a determinar nuestra forma de actuar y lo que somos en realidad será cómo aprovechamos esa información y la ponemos en práctica.

Hay quienes usan su capacidad de pensar tan solo para los asuntos del diario vivir.

Pero el éxito en la vida y desde el punto de vista de Jehová depende de que vayamos aprendiendo a entrenar, desarrollar y proteger nuestra capacidad de pensar.

Veamos cómo haber entrenado nuestra capacidad de pensar puede protegernos por ejemplo con el uso del internet.

El internet es una excelente herramienta para obtener información.

Pero, si queremos protegernos de los peligros que este presenta, tenemos que usar como es debido nuestra capacidad de pensar.

Por ejemplo, algunas redes sociales muy populares ofrecen videos cortos diseñados para entretener y hacer sentir bien al usuario.

Pero, si el usuario no consigue esa sensación que busca de forma inmediata, puede verse tentado a seguir buscando hasta que por fin encuentre uno que lo haga sentir satisfecho.

El problema es que esto reduce su capacidad de concentración y hace que se le haga mucho más difícil aprender, almacenar y recordar la información.

No queremos eso.

Nadie quiere que algo así le pase, ¿verdad?

Otro problema que está relacionado con pasar demasiado tiempo con los dispositivos electrónicos es el efecto que pudiera tener en nuestra salud mental, pues según ciertos estudios pudiera causar estrés, ansiedad y depresión.

Sin embargo, la capacidad de pensar nos ayuda a encontrar maneras de limitar y controlar el uso que hacemos de esa tecnología.

Un ejemplo: si hemos entrenado nuestra capacidad de pensar para ver las cosas como las ve Dios, podremos distinguir lo falso de lo verdadero.

Qué ciertas son las palabras registradas en Proverbios 2:11, 12: ¿Por qué son importantes estas cosas?

Bueno, la capacidad de pensar y el discernimiento nos ayudan a razonar.

Y saber razonar tiene mucho que ver con cómo usamos nuestra conciencia.

Todo lo que hemos aprendido al meditar en la Palabra de Dios va a ir moldeando nuestra conciencia, y la conciencia nos advierte para que evitemos las malas acciones o tendencias.

Así, nuestra capacidad de razonar vela por nosotros.

Notemos cómo se desarrolla esta idea en Hebreos 5:14: A todos, tanto a jóvenes como a mayores, nos conviene usar bien nuestra capacidad de pensar en estas áreas.

Primero: conocer mejor a Jehová.

Proverbios 9:10 dice en parte: Llegar a conocer a Jehová no es solo una bendición, también nos protege.

Jehová nos puede ayudar a ver más allá de lo obvio al estudiar.

Así que asegurémonos de leer la Biblia con frecuencia.

Queremos estar empapados de la verdad.

Cuando le oremos a Jehová, hablémosle como si fuera nuestro mejor amigo.

Para esto tenemos que usar nuestra capacidad de pensar, para convencernos de que los consejos de Jehová siempre son los mejores.

Conocer mejor a Jehová y estar convencidos de eso nos protegerá cuando nos enfrentemos a tentaciones, pruebas o situaciones en las que sabemos que tenemos que decir que no.

Nunca nos olvidemos de lo que somos, de lo que nos hemos convencido y de que le hemos dedicado nuestra vida a Jehová.

Segundo punto: vestirse de la personalidad cristiana.

Esto es muy importante.

¿Pero por qué?

Bueno, por un lado nos ganaremos el respeto y el cariño de los que aman a Jehová.

¿Y notaron qué personalidad nos queremos poner?

Todos queremos vestirnos de la personalidad cristiana. Cristiana significa “de Cristo”.

Y es que nunca nos irá mal si nos esforzamos al máximo por imitarlo.

Recordemos lo que dice 1 Pedro 2:21: Es el deber de todo cristiano imitar el modelo que nos dejó Jesús, reflejar su personalidad, su forma de tratar a los demás, su estilo de vida, sus valores…, así como su actitud.

¿Verdad que elegimos con cuidado lo que nos pondremos para una ocasión especial?

Por lo general prestamos atención hasta al más mínimo detalle.

Colosenses 3:10 nos habla de un tipo especial de vestimenta.

Leámoslo juntos: Ahora noten lo que añade Romanos 13:14: Como somos imperfectos, no es fácil vestirnos de Jesucristo.

Por eso, tenemos que usar nuestra capacidad de pensar para meditar constantemente en los distintos aspectos de su personalidad.

Y recordemos que no nos queremos poner la personalidad de Cristo solo para una ocasión especial.

Queremos que sea nuestra vestimenta diaria.

Aun siendo imperfectos, de continuo nos esforzamos por imitar lo mejor que podamos la personalidad de Jesucristo.

Tercer aspecto: dar prioridad a lo más importante.

¿Por qué hay que hacer esto?

Porque para conseguir nuestros objetivos necesitamos un horario, una rutina y un orden de prioridades.

Por ejemplo, en Betel se logran muchas cosas gracias a que hay una rutina y gracias a que se da prioridad a los asuntos espirituales.

El apóstol Pablo en Filipenses 1:10 nos anima a que nos aseguremos “de qué cosas son las más importantes”.

Si nuestra capacidad de pensar está bien entrenada, veremos el valor de organizarnos cada día para darle prioridad a las cosas más importantes.

Cuarto aspecto: ser modestos respecto a nuestro conocimiento y experiencia.

Primero, hace falta capacidad de pensar para filtrar lo que entra en nuestra mente.

A continuación, después de haber entrenado bien nuestra capacidad de pensar, nos toca aplicar ese conocimiento.

Sin embargo, hay que tener cuidado.

Requiere modestia hacer preguntas, verificar los hechos, asesorarse…, así como estudiar, leer la Biblia y examinar sus principios.

Y, una vez que hemos adquirido esa capacidad de pensar y ese conocimiento, tenemos que ser modestos al compartir lo que aprendemos.

El apóstol Pablo nos recuerda en Romanos 12:3: Sí, hermanos, debemos tener un punto de vista modesto respecto a nuestra capacidad de pensar.

¿Notaron que Pablo enfatizó la importancia del “buen juicio”?

Al evaluarnos a nosotros mismos, no debemos pensar más de lo debido.

Tenemos que ser modestos.

Otra excelente manera de usar nuestra capacidad de pensar es evitar las deudas.

¿Por qué hemos incluido este punto al final?

Porque las cosas que podemos comprar no son lo más importante.

Aun así, tratando de conseguirlas, muchos viven para el trabajo.

Pero ¿no nos ha dado Jehová una labor mucho más importante?

Y ese trabajo nos da vida.

Entonces, vivamos para el trabajo que nos da la vida eterna.

Y es cierto, tenemos que trabajar para conseguir el dinero necesario para vivir.

Pero, sea que hayamos empezado a trabajar hace poco o que llevemos décadas recibiendo un salario por nuestro trabajo, hay que saber administrar y presupuestar el dinero.

Y para esto hace falta la capacidad de pensar: para distinguir entre necesidades y lujos.

Lo último que quisiéramos es acumular demasiadas deudas.

No olviden, según Proverbios 22:7, “el que pide prestado es esclavo del que presta”.

Estos son solo algunos cuantos aspectos de la vida para los que necesitamos desarrollar la capacidad de pensar y el discernimiento.

Así podremos analizar situaciones, tomar decisiones y prepararnos bien para el futuro.

Recordemos siempre las palabras de Proverbios 3:21, 22: Y sabemos qué tipo de vida: ¡vida eterna en el justo nuevo mundo de Dios!

En la Biblia hay jóvenes que usaron su capacidad de pensar para tomar buenas decisiones.

Rebeca fue una de ellos.

Veamos qué la ayudó a tomar una decisión que cambiaría su vida.

Hace mucho tiempo, Abrahán envió a su siervo Eliezer a buscar una esposa para su hijo Isaac.

Tenía que ser una mujer con mucha fe en Jehová.

Pero ¿qué mujer estaría dispuesta a dejar su hogar y viajar a un lugar desconocido?

¡Rebeca!

¡Rebeca!

Mamá, ya llegué.

Hola, mi amor.

Hola, mamá.

¡Rebeca!

Tu prima te ha estado buscando.

Ana, ya estoy aquí.

Rebeca, ¿le puedes dar esto a papá?

Claro. ¿Sigue trabajando?

Sí, ahí sigue.

Rebeca, te estaba buscando.

—¿Puedo ir contigo?

—Claro.

Hola, papá.

Labán dijo que necesitabas esto.

Ah, sí. Gracias.

¿Te ayudo en algo?

¿Vienes conmigo al pozo?

Sí.

Ana, hoy no.

Tenemos que preparar la cena.

Bueno.

—Hola.

—Buenas tardes.

—¿Qué tal?

—¡Qué bueno verte!

Buenas tardes.

Perdona, dame un poco de agua de tu jarro.

Bebe, señor mío.

También sacaré agua para que beban tus camellos.

Tuviste un largo viaje.

—Disculpa, señor mío.

—Por favor, dime, ¿de quién eres hija?

¿Hay sitio en casa de tu padre para que pasemos allí la noche?

Solo comeré después de haberles dicho lo que tengo que decirles.

Adelante, habla.

Soy siervo de Abrahán.

Y Jehová ha bendecido a mi amo muchísimo.

Sara, la esposa de mi amo, le dio un hijo cuando ella era muy mayor.

Así que mi amo quiso que le hiciera un juramento y me dijo: “Irás adonde está la casa de mi padre, mi familia, y tienes que escoger una esposa para mi hijo”.

Pero yo le dije a mi amo: “¿Y qué hago si la mujer no quiere venir conmigo?”.

Entonces él me dijo: “Jehová enviará a su ángel contigo y sin duda le dará éxito a tu viaje”.

Así que, cuando llegué hoy al manantial, le oré a Jehová y dije: “Dios de mi amo Abrahán, si vas a darle éxito a mi viaje, haz que suceda lo que voy a pedirte.

Cuando venga una joven a sacar agua, yo le diré: ‘Por favor, dame un poco de agua de tu jarro’.

Si ella me dice ‘Puedes beber tú, y también sacaré agua para tus camellos’, esa será la mujer que tú, Jehová, has escogido para el hijo de mi amo”.

Y, antes de que acabara de orar en silencio, ahí estaba Rebeca caminando con su jarro sobre el hombro.

Entonces le pregunté: “¿De quién eres hija?”.

Y ella contestó: “Soy hija de Betuel”.

Y luego le puse la nariguera y le coloqué los brazaletes en las muñecas.

Ahora díganme si quieren mostrarle amor leal y fidelidad a mi amo.

Pero, si no quieren, díganmelo para que yo sepa qué hacer.

Todo esto viene de Jehová.

Que Rebeca llegue a ser la esposa del hijo de tu amo, tal como ha dicho Jehová.

El Négueb está lejos.

¿Cuándo volverás?

¿Por qué no te puedes quedar aquí?

Ya escuchaste a mi padre.

“Todo esto viene de Jehová”.

También puedes servir a Jehová aquí.

Eso es verdad.

Pero ¿sabes qué?

Allí Jehová te puede bendecir de maneras que ni te imaginas.

Todavía tenemos tiempo para estar juntas.

Aprovechémoslo.

Jehová, ¿por qué yo?

Reúnan a todos los hombres y preparen los camellos.

—Debemos irnos pronto.

—Ahora mismo.

Pero ¿ya se van?

Por favor, déjenme regresar con mi amo.

Permite que la joven se quede 10 días más.

Por lo menos 10 días más.

Después se puede ir.

No me hagan esperar, porque Jehová le ha dado éxito a mi viaje.

Dejen que me vaya y regrese con mi amo.

Pues llamemos a la joven y preguntémosle a ella.

Rebeca, Eliezer quiere irse ya.

No quiere esperar.

Disculpen.

¿Quieres ir con este hombre?

Sí, quiero ir.

Te quiero.

¡Rebeca!

Hermana, que llegues a ser miles de veces diez mil y que tu descendencia conquiste las ciudades de quienes la odian.

¡Jehová es grande!

¡Jehová es grande!

Te voy a extrañar.

Te quiero.

Rebeca no sabía lo que le esperaba en el futuro.

La Biblia no dice si volvió a ver a su familia alguna vez.

Al dejar las comodidades de su hogar, demostró que tenía mucha fe.

Jehová la bendijo y llegó a ser antepasada del Mesías.

Todos podemos imitar a Rebeca, un ejemplo de fe.

En general, Rebeca disfrutó de una vida muy buena.

Ustedes también tienen la oportunidad de recibir una bendición como la de ella.

Solo tienen que imitar la fe de Rebeca.

Hay personas que creen que la fe y la ciencia están en contra.

Piensan que las personas inteligentes no podrían creer en Dios.

¿Será cierto?

Veamos cómo los siguientes jóvenes se valieron de la ciencia para fortalecer su fe.

En la escuela lo que más me gustaba estudiar era Ciencias, porque aprendía del mundo físico y también cómo se relacionan las cosas.

Era muy emocionante, pero, cuando llegaba el tema de la evolución, enseguida te dabas cuenta de que algo no estaba bien.

Cuando tenía 12 años, comencé a estudiar Ciencias en la escuela, y no me gustaba para nada.

El profesor decía que la teoría de la evolución es cierta.

Estaba convencido de que venimos de los simios.

Entonces te das cuenta de que quizás eres el único de la clase que piensa que nada de eso es cierto.

Y es ahí cuando empiezas a dudar.

¿Está equivocado el profesor, o soy yo el que lleva equivocado toda la vida?

Es difícil estar solo en esa situación.

Siempre que iba en autobús al ir y venir de la escuela, leía jw.org y el folleto El origen de la vida. Así podía decidir qué creer por mí mismo.

Un día, cuando llegué a casa, me puse a investigar como loca.

Mis padres me ayudaron a buscar en nuestra página web.

Lo que más me ayudó fue ver el video Lo que opinan otros jóvenes: Creer en Dios. Me acuerdo de que hubo una escena que me impresionó mucho: la de la botella de cristal que sacan de la arena.

La botella está hecha de arena, pero, claro, no se hizo por sí sola.

Alguien tuvo que convertirla en una botella.

El ejemplo del video me pareció superlógico; tiene mucho sentido.

Eso me convenció de que sí, existe un Creador.

Hacen falta tres cosas para que haya vida.

Me acuerdo de que son el ARN, el ADN y las proteínas.

Sería casi imposible que estas tres cosas existieran al mismo tiempo y en el mismo lugar.

Y sería menos probable que esas tres cosas se juntaran y dijeran: “Vamos a crear vida”.

Y que hicieran una célula que después se convertiría en un animal, una persona o muchas otras cosas.

Me di cuenta de que, para creer esto, hace falta más fe que para creer en que hay un Dios que creó todas las cosas.

Le envié un mensaje a mi profesor y le expliqué por qué creo que existe un Creador y le envié el enlace al video.

Luego me contestó y me preguntó si me parecía bien que yo mostrara el video en clase.

Y le dije: “¡Claro que sí!”.

Vi el video tantas veces que me lo aprendí de memoria.

Me sabía exactamente el orden de cada una de las escenas.

Así que, si me preguntaban, ya sabía qué decir.

El profesor me dio los últimos cinco minutos, y hablé un poco sobre los Testigos.

Les expliqué por qué creemos en un Creador y les dije que tenía un video que me había convencido a mí.

Y, cuando iba a empezar, sonó el timbre.

Pero todos se quedaron a ver el video.

Eso me encantó.

Hace que todo tenga sentido, porque no estás pensando: “Bueno, aquí estoy.

Voy a vivir mi vida y después voy a morir, y ya está”.

Sabes que la vida tiene propósito.

¿Y el futuro?

Para mí el futuro está lleno de esperanza, porque sé que existe un Creador.

Nos rodean personas que tienen diferentes puntos de vista y un montón de teorías, y eso puede llegar a afectarnos mucho.

Por eso, si no tienes una fe fuerte, pueden ir quitándotela poco a poco y destrozarla, sí.

Estoy superagradecida con mis padres por enseñarme de la creación.

Sé que tenemos un Padre que nos ama y que creó cosas muy bonitas para que nosotros podamos disfrutarlas.

Solo hay que dar un paseo y ver la luz del sol, los hermosos colores del otoño...

Todo es tan hermoso, ¿sabes?

Y solo podemos dar gracias.

Ahora estoy 100 % convencido de que así fue como comenzó la vida.

La creación sí es un hecho.

Estos jóvenes tuvieron sus dudas, pero decidieron combatirlas.

Tú también puedes.

No tengas miedo de hablar con cristianos maduros.

Investiga y razona sobre lo que aprendes.

Si te basas en fuentes exactas, las respuestas te dejarán satisfecho.

Eso es lo que Katri buscaba: respuestas a las preguntas más importantes.

Ella fue sacerdote luterana en Finlandia.

¿Cómo fue que encontró la verdad?

Veámoslo.

Desde que era pequeña, mi mamá me enseñó a orar.

Para nosotras, orar era como hablar con nuestro Padre celestial de manera abierta y natural, como hablamos en el día a día.

Esto es algo que me ha marcado y me ha ayudado durante toda mi vida.

Desde siempre, había querido ser maestra.

Pero, después de pensarlo un poco más, me di cuenta de algo, y es que lo que realmente quería hacer con mi vida era trabajar para el Reino de los cielos.

Entonces, ¿cómo podía hacer las dos cosas?

Decidí estudiar la carrera de Teología para ser maestra en la Iglesia.

Pero, cuando conseguí ese trabajo, enseguida me di cuenta de que las cosas que enseña la Iglesia contradicen lo que dice la Biblia.

Una de las preguntas que no me conseguían responder era por qué sufrimos.

Dudando, un pastor me respondió: “Pues nadie lo sabe; es un misterio”.

Pero yo sabía que eso no podía ser un misterio.

Me di cuenta de que tenía que hacer algo.

Por un lado, quería tener una conciencia tranquila.

Y, por otro, defender lo que dice la Iglesia.

Así que en mis clases yo decía: “Esto es lo que enseña la Iglesia, pero esto es lo que dice la Biblia”.

Cuando tenía 22 años y estaba preparando mi boda, pasó algo que puso mi mundo al revés: mi prometido tuvo un accidente y perdió la vida.

Y ese fue el peor momento de mi vida.

Nunca había estado tan triste.

Estaba convencida de que nunca me casaría y no tendría mi propia familia.

Así que tuve que aprender a sobrevivir, día tras día, año tras año.

Tenía que encontrar algo que le diera sentido a mi vida.

Por eso me centré completamente en mi trabajo.

El puesto que me había esforzado por conseguir cambió al de sacerdote.

En total, trabajé para la Iglesia durante 33 años.

Y, cuando mi salud empeoró, me dieron otras tareas.

Lo estaba dando todo por la Iglesia.

Pero, cada vez que necesitaba que la Iglesia me diera algo a mí, siempre me quedaba con las manos vacías.

Durante años, unos 10 años, le pedía a Dios: “Señor, ayúdame a encontrar mi lugar, donde me sienta como en familia y pueda adorarte”.

Hasta que un día conocí a los testigos de Jehová.

En ese momento, le dije a mi Padre celestial: “¡Esto es justo lo que estaba buscando!”.

“¿Qué es lo que me pueden ofrecer?”, eso es lo primero que les pregunté.

Me impresionó mucho la primera reunión a la que asistí.

Recuerdo especialmente este versículo del Evangelio de Juan: “De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos: si se tienen amor unos a otros”.

Entonces pensé: “Esto es lo que he estado buscando toda mi vida, ¡esto es!”.

Cuando hablé con mi mejor amiga y le dije que iba a dejar la Iglesia y que iba a ser testigo de Jehová, no le gustó nada de nada.

Después se tranquilizó y me dijo: “Te voy a apoyar; siempre lo he hecho.

Pero prométeme que no cambiarás”.

Cuatro años más tarde, volvió a visitarme y no dejaba de mirarme.

No me quitaba los ojos de encima, y me dijo: “Sí que has cambiado”.

Me sorprendió, y le dije: “¿En qué sentido?”.

Ella respondió: “Yo diría que eres feliz”.

Jehová contestó mi oración.

Me dio una familia espiritual.

Para mí fue como un milagro.

¡Por fin encontré lo que había estado buscando toda mi vida!

Nos alegra que Katri haya encontrado la familia espiritual que le pidió a Jehová.

Ella sufrió una pérdida que le cambió la vida.

Y el sufrimiento puede hacer que cualquiera se pregunte: “¿Por qué a mí?

¿Por qué ahora?

¿No le importo a Dios?”.

El hermano David Splane del Cuerpo Gobernante analiza cómo podemos acallar estos pensamientos en la siguiente adoración matutina.

¿Te has metido en problemas por tratar de hacer lo correcto?

De ser así, piensa en Jacob.

Jacob hizo lo correcto.

Él no se casó con alguien que no amaba a Jehová, como hizo su hermano, sino que viajó hasta la casa de su pariente, Labán, que servía a Jehová, y le pidió casarse con su hija, Raquel.

Pero eso no le salió tan bien.

Labán engañó a Jacob, y él terminó casándose con Raquel y también con su hermana mayor, Lea.

Esas dos no se llevaban nada bien.

De hecho, parecían más rivales que hermanas.

Y, aunque Jehová se dio cuenta de lo que tramaba Labán, él no intervino.

Y Jacob no le echó la culpa a Jehová, no dijo algo como: “Oye, ¿por qué está pasándome esto?

Yo fui obediente, seguí las instrucciones, y mira lo que está pasando ahora.

¿¡Por qué!?”.

No, Jacob no dijo eso.

Tiempo después, Jehová rectificó las cosas dándoles la siguiente ley a los israelitas.

Decía así: “No te cases con la hermana de tu esposa, porque se hará su rival”.

Esa ley hubiera venido muy bien en el caso de Raquel y Lea, ¿verdad?

Jehová aclaró el punto.

Pero nunca abandonó a su siervo Jacob.

Lo apoyó.

Estuvo con él durante esa prueba tan difícil que afrontó.

Y algo bueno que salió de esto fue José, de quien estaremos hablando el día de hoy.

Jehová comenzó a comunicarse con José cuando era solo un adolescente.

Lo hizo mediante dos sueños.

El primer sueño fue sobre comida: gavillas de grano.

Las gavillas de sus hermanos se inclinaron ante la gavilla de él.

Y eso tiene sentido porque, tiempo después, no solamente sus hermanos, sino casi todo el mundo tendría que presentarse ante José para obtener comida.

El segundo sueño incluyó a su padre y, curiosamente, también a su madre, que había muerto dando a luz a Benjamín.

Y en ese sueño el Sol, la Luna y 11 estrellas —es decir, sus 11 hermanos— se inclinaron ante José.

La Biblia no dice que José haya intentado interpretar este sueño.

Pero Jacob y sus hijos captaron el punto, y se sintieron ofendidos.

Jacob le dio a entender a José entre líneas que estaba siendo atrevido.

Le dijo: “¿De veras vendremos tu madre, tus hermanos y yo a inclinarnos hasta el suelo delante de ti?”.

Dejemos pasar el hecho de que Jacob automáticamente asumió el papel del Sol en el sueño.

¿Qué le estaba diciendo Jehová a José mediante estos sueños?

Le estaba diciendo que tenía algo especial preparado para él, que su vida tendría un propósito especial.

Y ¿qué creen que quiso hacer el Diablo?

Obviamente, quiso arruinar ese propósito, evitar a toda costa que se cumpliera ese propósito divino.

Así que debió haber saltado de alegría cuando oyó a los hermanos de José planeando cómo matarlo.

¿Creen que lo habrían logrado?

Piensen en Simeón y Leví.

Sin pensarlo dos veces habían matado a todos los hombres de Siquem porque uno de ellos violó a su hermana.

Bueno, el hermano mayor de todos ellos —Rubén, de 24 años— los convenció de que no mataran a José.

¿Será que Jehová lo impulsó a hacer eso?

Podría ser.

Iba de acuerdo con su propósito.

Así que, en vez de matar a José, sus hermanos lo vendieron a una caravana de ismaelitas.

No se vayan a olvidar de esta palabra: ismaelitas. Vamos a hablar más adelante sobre esto.

Los ismaelitas llevan a José hasta Egipto, y ahí se convierte en esclavo de Potifar, el jefe de la guardia del faraón.

Ahora José es un esclavo.

¿Y qué pasó tres años después?

Su abuelo Isaac muere.

Y José, siendo un esclavo, no estuvo ahí para despedirse de él.

Algo parecido nos sucedió a muchos durante la pandemia, ¿verdad?

Pero, igual que con nosotros, Jehová estuvo con José.

Y a José le fue muy bien en la casa de Potifar hasta que su esposa lo acusó de querer violarla.

Entonces Potifar lo encerró en prisión.

Y es precisamente porque José fue a la cárcel que decimos que Jehová estuvo con él.

¿Cómo es posible?

Les explico.

Ir a prisión fue uno de los castigos menos severos que José pudo recibir.

Era un esclavo hebreo.

Bajo la ley egipcia, Potifar pudo haberlo matado ahí mismo debido a lo grave de la acusación o pudo haber hecho que lo arrestaran, y el tribunal pudo haberlo castigado con mil latigazos.

Seguramente José habría muerto a latigazos.

Esto nos ayuda a entender mejor un detalle de la Ley mosaica.

Un delincuente podía recibir hasta 40 golpes con una vara.

No eran mil latigazos.

Esto fue una muestra de amor de Jehová.

Él no quería que su pueblo fuera tan cruel como los egipcios.

Ahora quiero que usemos nuestra imaginación.

Tiempo después, José le interpreta un sueño al faraón, y él lo convierte en su consejero principal.

Imagínenlo.

José se arrodilla y recibe el anillo de sellar del faraón.

Se levanta y da un paso hacia atrás.

Con el rabillo del ojo, ve a alguien de pie junto al trono.

Es un hombre que trata de pasar desapercibido: Potifar, sí, el jefe de la guardia.

No sé a ustedes, pero pensar en esa posibilidad a mí me da un poco de risa.

Porque ¿se imaginan lo que pasó ese día, cuando Potifar fue a casa a comer?

¿Qué habrá dicho su esposa cuando se enteró de quién era el jefe nuevo?

¿Cuántas noches habrá pasado sin dormir por eso?

La esposa de Potifar había hecho algo horrible, igual que los hermanos de José.

De hecho, de haber existido la Ley, los hermanos de José hubieran tenido que morir por el secuestro.

En la Ley mosaica, Jehová determinó que el castigo por el secuestro era la muerte.

¿Habrá estado pensando en los hermanos de José cuando puso esa ley?

Hay quienes piensan que Simeón fue quien estuvo detrás del complot.

Eso explicaría por qué José envió a todos a casa menos a él.

Un detalle muy interesante, ¿verdad?

Bueno, volvamos a hablar del propósito de Jehová.

Jehová tenía un propósito para José.

José logró llevar a su familia a Egipto.

Y eso estaba profetizado, pero no solo eso.

Dios le dijo a Abrahán que sus descendientes serían maltratados durante 400 años por extranjeros.

Si Israel salió de Egipto en 1513 antes de nuestra era, ¿cuándo comenzó ese periodo?

En 1913.

¿Y qué pasó ese año?

El medio hermano de Isaac… ¿Cómo era que se llamaba?

Ismael.

Ismael empezó a maltratar a Isaac.

¿Pero era Ismael extranjero?

Su madre era una esclava egipcia, así que sus descendientes —los ismaelitas— tenían sangre egipcia.

¡Qué curioso!

Los ismaelitas siguieron la tradición familiar y maltrataron al nieto de Isaac, José.

Jehová no manipuló a los hermanos de José para que lo secuestraran y lo enviaran a Egipto, pero se valió de esta situación para cumplir su propósito.

Y no siempre evitó que le pasaran cosas malas a Jacob (como casarse con dos hermanas rivales).

Tampoco evitó que acusaran falsamente a José.

Él no los puso en una burbuja, pero sí estuvo junto a ellos durante sus pruebas y los ayudó a aguantar.

Si lo hizo por ellos, también lo hará por nosotros.

Así que, si llegan a meterse en problemas por hacer lo correcto, piensen en Jacob; piensen en José.

Jehová los ayudará.

Él jamás los abandonará.

Para ver la ayuda que nos da Jehová, es importante que nos tomemos el tiempo para meditar.

En el video musical de este mes, veremos lo importante que es hacer una pausa, respirar y disfrutar de la creación de Jehová.

♪♪ Junto al calor del fuego, sin prisas, sin estrés, nos sentamos a hablar con un trozo de pan y una taza de café.

Qué agradable es compartir momentos de relax, una conversación sobre la creación te hace sentir en paz.

Disfrutar del paisaje, pisar el freno, respirar y dar gracias a Dios, levantar los ojos, descubrir un cielo azul, decir de una vez stop al estrés.

Este mundo es agobiante, no te deja respirar, pero qué maravilla es ver cómo brilla una estrella fugaz.

Meditar es refrescante, si miras más allá, hay mil cosas que ver que te llenan de fe y te acercan a Jehová.

Disfrutar del paisaje, pisar el freno, respirar y dar gracias a Dios, levantar los ojos, descubrir un cielo azul, decir de una vez stop al estrés stop al estrés stop al estrés.

Disfrutar del paisaje, pisar el freno, respirar y dar gracias a Dios, levantar los ojos, descubrir un cielo azul, decir de una vez stop al estrés.

Mira el paisaje, pisa el freno.

Te llena de fe. Mira el paisaje, pisa el freno.

Respirar, decir de una vez stop al estrés. ♪♪ Desarrollar la capacidad de pensar puede hacer que nuestra vida sea muchísimo mejor.

Tomaremos buenas decisiones que nos acercarán más a Jehová, sabremos hacerles frente a las dudas, protegeremos “la sabiduría práctica” que hemos encontrado gracias a la Biblia y tendremos más segura la esperanza de vivir en perfección en el nuevo mundo.

En la videopostal de este mes, visitaremos Burundi.

Este país se encuentra en el corazón de África y como parte de su frontera suroeste tiene al lago Tanganica.

Burundi está lleno de bellas colinas verdes, hermosas cascadas y fértiles campos de cultivo.

El lago Tanganica es el más largo de agua dulce en todo el mundo y el segundo más profundo.

¡Este lago está repleto de vida!

Es el hogar de más de 2.000 especies, y 500 de ellas solo se hallan aquí.

Los pescadores de la zona aprovechan esta abundancia y obtienen toneladas de pescado cada año.

Burundi también es un paraíso para otro tipo de pescadores: los “pescadores de hombres”.

Actualmente hay más de 17.000 publicadores en el país.

Y la asistencia que tuvieron a la Conmemoración de 2023 fue impresionante: más de 65.000 personas.

Pero no siempre fue así.

De 1977 a 1993, la predicación estuvo prohibida.

Los hermanos fueron perseguidos e incluso encarcelados por sus creencias.

Así que ahora, cuando tienen la oportunidad de predicar, la aprovechan.

Por ejemplo, Sarah Niyungeko caminó 45 minutos a la escuela todos los días con el fin de ahorrar dinero y utilizarlo para ir a predicar a territorios aislados.

¡La familia Betel de Burundi y los 83 publicadores de la congregación Bujumbura Gihosha Centro envían sus saludos y su cariño a toda la hermandad mundial!

Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.

Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Avance: Las buenas noticias según Jesús | Episodios 2 y 3

Hay alguien entre ustedes al que no conocen. Es el que viene detrás de mí. Y yo ni siquiera merezco…

Popular Posts

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

Imagina que vas a salir de viaje. Te han regalado los bolet…

JW Broadcasting: Marzo de 2025

JW Broadcasting: Marzo de 2025

Bienvenidos a JW Broadcasting®. ¡Qué alegría que estén con …

El deseo de su corazón

El deseo de su corazón

El rey David quería de todo corazón participar en la constr…

JW Broadcasting: Febrero de 2025

JW Broadcasting: Febrero de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Este mes hablaremos de una…

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

¡Bienvenidos, hermanos! ¿Han pensado en lo que vimos en la …

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Pues bien, ¿te parece que en ocasiones te faltan las dos co…

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Quisiera hablarles brevemente sobre el tema: “Siempre tenem…

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

A veces nos dan una tarea o una responsabilidad, y sentimos…

Mark Noumair: Estemos preparados para la persecución (1 Ped. 4:4)

Mark Noumair: Estemos preparados para la persecución (1 Ped. 4:4)

En Mateo 5:11, Jesús dijo que se dirían todo tipo de cosas …