A muchos nos preocupa
cómo cuidar bien
a nuestros padres envejecidos,
no solo por lo que dice el texto de hoy
—que es una parte de 1 Timoteo 5:4—,
sino también por lo que dice al final
de dicho versículo.
Si buscamos el texto completo,
veremos que concluye así:
“Porque esto es acepto a vista de Dios”.
Podemos ver por qué este tema
es tan importante.
Noten el término que aparece
en la traducción interlineal.
“Devoción piadosa” literalmente es
“estar reverenciando bien”,
lo cual pudiera denotar ser generalmente
buenos con los demás.
Quizás esto explique
por qué varias traducciones
incluidas en JW Library
dicen simplemente “mostrar piedad”.
Otras, como la Biblia de Jerusalén en inglés,
tradujeron esta expresión como
“cumplir con su deber”.
Pero honrar a nuestros padres
es más que un deber entre seres humanos,
más que un acto virtuoso.
El mismo versículo dice:
“Porque esto es acepto a vista de Dios”.
Cierto, amamos a nuestros padres.
También es cierto
que merecen que los cuidemos.
Y, por supuesto,
hacerlo es un acto virtuoso.
Pero principalmente lo hacemos
porque reverenciamos a Jehová.
Nos importa su opinión sobre el trato
que le damos a nuestra familia.
Es una cuestión de devoción piadosa.
Ahora, ¿qué factores
deberíamos tomar en cuenta?
Los comentarios fueron de gran ayuda.
Se dijo que no hay una fórmula exacta
para cuidar a los padres,
pues cada situación es diferente.
Pero hablemos
de cuatro medidas prácticas.
Primera: comunicarse;
segunda: determinar las necesidades reales;
tercera: tener expectativas realistas,
y cuarta: acordarse siempre
de arrojar la carga sobre Jehová.
Primero,
busquemos Proverbios 15:22,
por favor.
Comunicarse, comunicarse, comunicarse.
¿Los resultados?
Aquí dice: “Resultan frustrados
los planes donde no hay habla confidencial,
pero en la multitud de consejeros hay logro”.
Comuníquense con sus padres
—por teléfono, carta, correo electrónico o Skype—
una vez a la semana o más,
especialmente al hacerse ellos mayores.
Satisfagan
sus necesidades espirituales.
Háblenles de lo que pasa en Betel
y de los tesoros espirituales
que ustedes disfrutan en su servicio.
Atiendan sus necesidades emocionales
y recuérdenles lo valiosos que son.
Pero en el tema de las necesidades materiales
es importante que hagan las preguntas correctas.
Es fácil pensar que les está yendo bien.
Aquí es donde entra
la multitud de consejeros.
Hablen con otros familiares
y hermanos espirituales.
Pídanles que les cuenten todo.
Cierto, no por tener muchos consejeros
la información será exacta todo el tiempo.
Una mayoría podría estar equivocada.
Por ello, Éxodo 23:2 nos anima
a no ir tras la muchedumbre.
Sin embargo,
si vamos a tomar decisiones importantes,
necesitamos tener una idea clara
de lo que realmente
está pasando con nuestros padres.
Y esto nos lleva a un segundo punto:
determinar las necesidades reales.
Noten lo que dice Proverbios 14:15.
Algunos padres
se han preparado para la edad avanzada
adquiriendo una pensión,
un seguro o algún plan de jubilación.
Pero ¿qué haremos
si se les acaba el dinero?
¿Decir adiós a nuestro servicio?
¿Irnos a casa?
Es bueno honrar a nuestros padres;
y jamás los trataríamos
con indiferencia.
Eso es precisamente
lo que Jesús condenó.
Aun así,
en algunos casos tenemos
que pensar en lo que dice Proverbios 14:15.
Dicho versículo concluye así: “El sagaz considera sus pasos”.
El libro Felicidad familiar, en la página 176,
plantea estas preguntas pertinentes.
Dice: “Imaginémonos
que a nuestra madre anciana
se le hace difícil vivir sola
y creemos que sería provechoso
traerla a nuestra casa”.
Y nos anima a preguntarnos:
“¿Cuáles son sus necesidades reales?
¿Ofrecen el sector privado
o el público servicios que permitan
otra solución aceptable?
¿Quiere ella mudarse?
En tal caso,
¿cómo se verá afectada su vida?
¿Tendrá que separarse de sus amigos?
¿Cómo puede afectarla
emocionalmente esta circunstancia?
¿Hemos hablado del asunto con ella?
¿Cómo puede afectar el traslado
a nuestro cónyuge [...]
y a nosotros mismos?
Si nuestra madre necesita atención,
¿quién la dispensará?
¿Puede compartirse la responsabilidad?
¿Hemos hablado del asunto con todos
los que están directamente implicados?”.
En uno de los relatos más conmovedores
sobre este tema
—que es Juan 19:26, 27—
leemos que Jesús,
“al ver a su madre y al discípulo
a quien él amaba, de pie allí cerca,
dijo a su madre:
‘Mujer, ¡ahí está tu hijo!’.
Entonces dijo al discípulo:
‘¡Ahí está tu madre!’.
Y desde aquella hora el discípulo
la llevó consigo a su propio hogar”.
En efecto,
a pesar de todo lo que Jesús
tenía sobre los hombros
en aquel preciso momento,
sin mencionar el increíble dolor que sentía,
se dio tiempo para ver por su madre.
Pero ¿qué hizo?
¿Llamó a 12 legiones de ángeles
y pospuso su ejecución?
No,
él delegó su responsabilidad
en otro pariente,
y no en sus propios hermanos,
quienes al parecer no eran creyentes.
¡Qué ejemplo tan contundente
de cómo equilibrar las necesidades reales
de todos los implicados!
Esto nos lleva al tercer punto:
tener expectativas realistas
acerca de los padres,
los parientes
y la congregación.
Primera a los Corintios 16:14 dice:
“Efectúense todos sus asuntos
con amor”.
¡Qué texto más hermoso!
Ahora bien,
cada cristiano debe cuidar
de su propia casa.
Sobre él recae principalmente
la responsabilidad.
Los hijos, los nietos
y otros parientes cercanos
despliegan amor cristiano al brindar ayuda
a los ancianos y a los enfermos,
de acuerdo con sus necesidades.
Pero las congregaciones
de los testigos de Jehová
no le quitan peso
a esta responsabilidad personal
asumiendo el control.
La familia Betel merece encomio
por las diversas formas en que cada uno
lleva esta muy pesada responsabilidad.
¡Cuánto debe de agradarle esto a Jehová!
Y eso nos lleva al punto final:
acordarse siempre de arrojar
las cargas sobre Jehová.
Como se indicó en los comentarios,
Jehová “puede bendecir cualquier decisión
que armonice con la Biblia
y hacer que tenga éxito”.
¡Cuánto nos fortalecen
estas palabras!
Además,
Números 11:23 dice
que la mano de Jehová
no está acortada.
Solo la falta de confianza en Jehová
podría limitar lo que él haga
por nosotros.
Y aunque Jehová puede hacer milagros,
no esperaríamos
que no se nos tomara en cuenta
cuando llegue el momento de decidir
cómo atender a nuestros padres envejecidos.
¿Por qué no?
Porque al aprender a practicar
devoción piadosa en nuestra propia casa,
tenemos la oportunidad de demostrar
que servimos a Jehová desinteresadamente,
y eso probará que el Diablo es un mentiroso.
Ahora bien,
noten esta promesa alentadora
del Salmo 145:18, 19:
“Jehová está cerca
de todos los que lo invocan,
de todos los que lo invocan
en apego a la verdad.
Ejecutará el deseo de los que le temen,
y oirá su clamor por ayuda,
y los salvará”.
Jehová ayuda.
Quizás usted sea el instrumento
que Jehová use
para que sus padres
estén bien atendidos.
Su trabajo pudiera ser, en realidad,
la expresión del amor de Jehová
en respuesta a las oraciones de sus padres.