Me gustaría invitarlos a que abran su folleto “Examinando” y a que se fijen en la penúltima oración del comentario de hoy.
Podemos sacar mucho de ella.
Es el comentario del 8 de noviembre, la penúltima oración.
Dice: “Abel, Enoc, Noé, Abrahán y otros creían en la resurrección y esperaban vivir en la Tierra bajo el Reino de Dios, ‘la ciudad que tiene fundamentos verdaderos’”.
Bueno, aquí hay mucha información.
Vayamos por partes y veamos cómo podemos confirmar que cada una de estas afirmaciones es cierta.
¿Qué podemos decir de la primera frase?
“Abel, Enoc, Noé, Abrahán y otros creían en la resurrección”.
Bueno, esta es una afirmación bastante directa.
En el libro de Génesis, no se habla específicamente de la esperanza de la resurrección.
Pero solo porque Génesis no hable de ello, no significa que estos hombres fieles del pasado no supieran nada de la resurrección.
El apóstol Pablo explica que ellos esperaban una recompensa, una recompensa que recibirían, no durante su vida, sino en el futuro.
Y para recibirla tendrían que resucitar.
Bueno, el comentario menciona a Enoc.
¿Qué sabemos de él?
Vayamos a Hebreos, capítulo 11.
Y, por favor, no cierren sus Biblias porque vamos a leer varios versículos de Hebreos.
Hebreos 11. El versículo 5.
Aquí dice: “Por la fe, Enoc fue trasladado para que no viera la muerte, y nadie pudo encontrarlo porque Dios lo había trasladado.
Y, antes de ser trasladado [es decir, justo antes de morir], recibió el testimonio de que le había agradado a Dios”.
Así que, al final de su vida, se le dijo que había agradado a Dios.
¿Y luego qué?
¿Ninguna recompensa?
Eso no tiene sentido.
Bueno, los líderes de la cristiandad no creen que Enoc muriera y, por lo tanto, no creen que necesitara la resurrección.
Se centran en que Pablo dijo que Enoc fue trasladado y que no vio la muerte.
Pero el hecho es que Enoc sí murió.
¿Cómo lo sabemos?
Porque Pablo lo dice.
En el versículo 5, Pablo mencionó a Enoc.
En el versículo 7, menciona a Noé; en el 8, a Abrahán; en el 11, a Sara.
Y ahora fíjense en el versículo 13: “Todos ellos [todos] murieron firmes en la fe”.
Bueno, esto incluye a Enoc, ¿verdad?
Así que Enoc sí murió.
Cuando dice que “fue trasladado”, ¿significa que fue al cielo después de morir?
Bueno, ¿cuándo se bautizó Enoc?
Porque no podía ir al cielo si no estaba bautizado.
¿Cuándo se bautizó Abrahán?
¿Y Noé? ¿Y Moisés?
Jesús dijo que “si uno no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino” de los cielos.
Bueno, si lo pensamos, ninguno de estos hombres fieles se bautizó.
Ninguno había nacido del agua y del espíritu, así que ninguno podía ir al cielo.
Eso confirma la segunda parte de la frase, que dice que ellos “esperaban vivir en la Tierra bajo el Reino de Dios”.
¿Por qué?
Porque no habían nacido de nuevo.
Así que vivirían en la Tierra.
Con esto hemos analizado las dos primeras afirmaciones que estamos viendo: el hecho de que estos hombres sí creían en la resurrección y que iban a resucitar para vivir en la Tierra.
Pero, un momento, ¿cómo sabemos que ellos creían en la resurrección?
Volvamos al versículo 13, y esta vez nos vamos a fijar en una expresión diferente.
“Todos ellos murieron firmes en la fe”.
“En la fe”, fíjense en esta expresión.
¿Cómo define Pablo la fe?
En el mismo capítulo, dice que quien tiene fe tiene que creer que Dios recompensa a quienes lo buscan con empeño.
Al decir que todos estos murieron firmes en la fe, quería decir que, cuando murieron, confiaban en que recibirían una recompensa, que más adelante Dios los recompensaría.
Bueno, y para que esto ocurriera, tendrían que resucitar, ¿verdad?
¿Y qué hay de Abrahán?
Él creía en la resurrección, aunque nunca había visto ninguna.
Pablo lo explica en los versículos 17 a 19.
Él dice: “Por la fe, cuando Abrahán fue puesto a prueba, prácticamente ofreció a Isaac —así es, el hombre que de buena gana recibió las promesas intentó ofrecer a su hijo unigénito—, aunque se le había dicho: ‘Por medio de Isaac vendrá lo que será llamado tu descendencia’.
Pero él llegó a la conclusión [llegó a la conclusión] de que Dios podía levantarlo incluso de entre los muertos [llegó a la conclusión de que Dios podía levantarlo incluso de entre los muertos], y en efecto lo recibió de entre los muertos de manera simbólica”.
Pero ¿cómo sabemos que Abrahán creía en la resurrección?
¿Por qué dijo Pablo que Abrahán llegó a la conclusión de que Dios podía resucitar a Isaac?
¿Qué dirían ustedes?
La clave está en el versículo 18.
Dios le dijo a Abrahán: “Por medio de Isaac vendrá lo que será llamado tu descendencia”.
En otras palabras, los descendientes de Abrahán vendrían por medio de Isaac, y en el momento en que Abrahán intentó ofrecer a su hijo, Isaac aún no tenía descendencia.
Pero esa promesa tenía que cumplirse.
Si Dios le había dicho que su descendencia vendría por Isaac, así sería.
Y, si Jehová le hubiera permitido a Abrahán sacrificar a su hijo Isaac, habría tenido que resucitarlo, porque Dios “no puede mentir”.
Y ahora, la tercera afirmación que estamos analizando.
Dice que el Reino de Dios es “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos”.
¿Por qué llegamos a esa conclusión?
¿Desde cuándo una ciudad es un reino?
Bueno, si lo pensamos bien, incluso hoy día existen naciones independientes o reinos que son ciudades, por ejemplo, Singapur, Mónaco o Ciudad del Vaticano.
Pero no solo hoy, en tiempos bíblicos había muchas ciudades que eran reinos.
La Biblia habla del rey de Salem, del rey de Sodoma y del rey de Gomorra.
Todas eran ciudades, pero cada una tenía un rey.
Así, quien oyera a Pablo o leyera su carta entendería que, al decir que esperaban “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos”, se refería a un reino.
Bueno, en el versículo 35 vemos otro argumento de peso de Pablo para saber si los hombres fieles del pasado creían en la resurrección o no.
Él dijo en el versículo 35: “Hubo mujeres que recuperaron a sus familiares muertos mediante la resurrección, pero otros hombres fueron torturados porque se negaron a quedar libres por medio de algún rescate, a fin de obtener una resurrección mejor”.
Tiene sentido, ¿verdad?
¿Estaría alguien dispuesto a que lo torturaran hasta morir si no creyera en una vida mejor?
Aquellos hombres aceptaron que los persiguieran y torturaran porque esperaban algo más en el futuro, algo mejor, y para eso haría falta que resucitaran.
Así, estamos completamente de acuerdo con todas las afirmaciones de la penúltima oración del comentario de hoy: “Abel, Enoc, Noé, Abrahán y otros creían en la resurrección y esperaban vivir en la Tierra bajo el Reino de Dios, ‘la ciudad que tiene fundamentos verdaderos’”.